Sucedió en 1979. A principios de aquel año, tras abandonar la comunidad «no violenta» de Mas Roger ―en Cabacés― y pasar unas semanas en la comunidad «contemplativa» del Mas Blanc ―en Centelles―, estuve unos meses en casa de mis padres y, hacia el mes de junio, fui a visitar a unos amigos que habían restaurado una vieja casa rectoral abandonada en el barrio de La Magdalena ―una parroquia rural del concejo asturiano de Villaviciosa― y habían formado allí una pequeña comunidad «sin pretensiones de ningún tipo». El caso es que fui tan sólo de visita… pero me quedé a vivir allí. Fue una época preciosa, de mucha naturaleza, huerta, compañerismo, lecturas, meditaciones y risas… ¡muchas risas! Total, que, al llegar el otoño, mis amigos, por razones de estudio o de trabajo, se fueron marchando, y el que había ido de visita… se quedó allí de inesperado ermitaño. Alguno de los «anfitriones» se pasaba por la vieja rectoral algún fin de semana. Así ocurrió a mediados de diciembre. Resulta, que, precisamente, en aquel diciembre del 79, exactamente en la madrugada del domingo día 16, tuvo lugar el instante más importante de mi vida. Sucedió algo que cambió radicalmente, de forma vivencial, mi comprensión de la realidad. Intentaré contaros en qué consistió aquel «regalo» de la Vida. Seguir leyendo La Auto-Evidencia y las formas →