El 14 de marzo Arabia Saudita y su socio del Consejo de Cooperación del Golfo, Emiratos Árabes Unidos, desplegaron 1.000 soldados, 500 agentes de seguridad y vehículos blindados de transporte de tropas en los 25 kilómetros de la Avenida del Rey Fahd de Bahréin para sostener su monarquía compañera tras un mes de protestas contra la dinastía Al Khalifa. Al día siguiente, el gobierno de Bahréin, declaró el estado de emergencia por tres meses y autorizó a los militares a «tomar las medidas necesarias para restablecer la seguridad nacional». El 16 de marzo las fuerzas de seguridad llevaron a cabo una violenta represión contra los manifestantes en la capital del país con tanques, vehículos blindados y helicópteros, matando al menos a dos personas e hiriendo a cientos.
Dos semanas antes, el periódico egipcio Al-Masry Al-Youm informó que el gobierno saudí había enviado unos treinta tanques a Bahréin.
En el ínterin el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, visitó Bahréin el 11 de marzo y el 12 se reunió con el rey Hamad Bin Isa al-Khalifa y el príncipe Salman Bin Hamad Bin Isa al-Khalifa. El primero es Comandante en Jefe y el segundo Comandante Supremo Adjunto de la Fuerza de Defensa de Bahréin. El monarca de Bahréin se sometió a entrenamiento militar con el ejército británico en la ahora extinta Mons Officer Cadet School y más tarde asistió a la United States Army Command and General Staff College en Fort Leavenworth, Kansas, graduándose en 1973.
El jefe del Pentágono y ex director de la Agencia Central de Inteligencia se encontraba en compañía de los hombres que hablaban su lengua.
Gates comentó con la aprobación de sus anfitriones:
«Estoy convencido de que ambos se toman en serio una reforma real. Creo que la preocupación que ahora es importante es tener alguien con quien dialogar, y que la oposición esté dispuesta a sentarse con el gobierno y llevar adelante este proceso.» [1]
Elogió la «voluntad de comprometerse con la oposición» del rey y el príncipe, alabando sus esfuerzos como «un modelo para toda la región» – Medio Oriente y África del Norte. Bahréin está situado en el Golfo Pérsico frente a Irán.
El secretario de Defensa confirmó que hubo «mucha discusión respecto a Irán» entre él y sus interlocutores reales y agregó: «Uno de los temas objeto de debate con respecto a Libia, obviamente, es una zona de exclusión aérea… Si avanzamos hacia imponer una zona de exclusión aérea, tenemos los recursos para hacerlo.» [2]
El 7 de marzo los ministros de relaciones exteriores de los Estados Miembros del Consejo de Cooperación del Golfo – Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos – hicieron un llamado para la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia, con el Ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos, el jeque Abdullah Bin Zayed al-Nahyan diciendo: «Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional, especialmente al Consejo de Seguridad, para cumplir con su responsabilidad histórica de proteger a ese querido pueblo». Una semana después de la superficial solicitud poco convincente, los principales miembros de la organización enviaron tropas a Bahréin para reprimir las protestas contra la autocracia hereditaria.
En septiembre pasado el Financial Times informó de que Estados Unidos había firmado acuerdos para proporcionar a los cuatro miembros del Consejo de Cooperación del Golfo – Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Omán – armas por un valor de 123 mil millones dólares, en una medida dramática para hacer frente a Irán en el Pérsico del Golfo. Arabia Saudita representa más de la mitad del total, con 67 mil millones para 84 aviones F-15, 70 helicópteros de combate Apache, 72 helicópteros Black Hawk, 36 helicópteros ligeros y muchas bombas inteligentes guiadas por láser, en el mayor acuerdo de armas en la historia de Estados Unidos. Incluso antes de que estas operaciones fuesen finalizadas, el Stockholm International Peace Research Institute documentó en diciembre pasado que Estados Unidos representó el 54% de las ventas de armas a estados del Golfo Pérsico entre 2005 y 2009 y Francia el 21%.
Gates regresó a Washington el 12 de marzo desde la capital de Bahréin, Manama, poniendo fin a un viaje que comenzó en Afganistán cinco días antes, después del cual acudió a la sede del Comando Africano de Estados Unidos en Stuttgart, Alemania, donde se ofició en la transferencia de mando del general William Ward al general Carter Ham, y a la sede de la OTAN en Bruselas, donde se involucró en dos días de reuniones con sus 27 compañeros jefes de defensa de la Alianza y los de otros 20 países que aportan contingentes a la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán.
El secretario de prensa del Pentágono, Geoff Morrell, señaló que en las relaciones estadounidenses con sus aliados en la región del Medio Oriente: «Todos los… intereses estratégicos profundos que tenemos con ellos siguen siendo los mismos que hace seis meses» [3]
Que las fuerzas militares saudíes entraran a Bahréin dos días después que el secretario Gates abandonara el país llevaría a cualquier persona sensible a la conclusión de que el jefe del Pentágono discutió con los dos principales funcionarios de gobierno y de defensa del reino más que sobre Irán y Libia. A pesar de eso, las discusiones sobre Irán no son ajenas al despliegue apoyado por Estados Unidos de Arabia y otras fuerzas de Cooperación del Golfo Consejo en Bahréin, ya que cerca del 70-75% de la población de Bahréin son musulmanes chiitas mientras la familia real es sunita.
Un manifestante en Bahréin citado por Reuters el 15 de marzo comentó la incursión militar liderada por Arabia de esta manera: «Es parte de un plan regional y están luchando en nuestra (tierra). Si los estadounidenses son hombres, podrían ir a luchar contra Irán directamente. Pero no en nuestro país.»
La Quinta Flota de Estados Unidos, una de los seis utilizadas por Washington para patrullar los mares y océanos del mundo, tiene su sede cerca de Manama, donde entre 4.000 y 6.000 militares estadounidenses se encuentran apostados. A diferencia de Túnez y Egipto, socios militares estadounidenses, pero que no alojaban bases estadounidenses, Bahréin es vital para la estrategia militar internacional y energética estadounidense, y permitir cualquier afinidad doctrinal que aumente la influencia de Irán en el vecino del Golfo Pérsico es un anatema para la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Pentágono.
El área de responsabilidad de la Quinta Flota abarca 2,500,000 millas cuadradas de océano, incluyendo el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, el Golfo de Omán, el Mar de Arabia y el Océano Índico hasta el sur de Kenia. [4] Portaaviones, destructores y otros buques de guerra son asignados de forma rotativa y la flota es el componente naval del Comando Central de Estados Unidos, compartiendo el comandante y la sede en Bahréin con el Comando Central de las Fuerzas Navales de Estados Unidos. El ámbito del Comando Central se extiende desde Egipto en el oeste a Kazajstán, en la frontera de Rusia y China, en el este.
La Quinta Flota tiene aproximadamente 30.000 efectivos apostados en toda la región.
La importancia geopolítica de Bahréin fue demostrada cuando máximo oficial militar de Estados Unidos, jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Michael Mullen, visitó varios países de Medio Oriente y el Cuerno de África el mes pasado: Israel, Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Djibouti y Kuwait, con una parada de última hora en Bahréin que no figuraba en su itinerario.
Mullen inspeccionó la Fuerza de Tarea Conjunta Combinada del Cuerno de África en Camp Lemonnier en Djibouti, la primera gran base militar estadounidense en el continente africano, ahora asignada al Comando Africano de Estados Unidos.
Mientras que en Arabia Saudita, caracterizó a Irán como «un país que sigue fomentando la inestabilidad en la región y aprovechando todas las oportunidades.»
«Siempre existe preocupación en esta región respecto a Irán. Ciertamente, Estados Unidos la
tiene, así como todos los actores regionales. Ciertamente que era parte del debate de hoy [21 de febrero] con los saudíes.» [5] Un debate que se llevó a cabo con el Príncipe Mohammed Bin Nayef, viceministro del Interior, el príncipe Miteb Bin Abdullah, comandante de la Guardia Nacional, el príncipe Khalid Bin Sultan Bin Abdul Aziz al-Saud, Ministro Adjunto de Defensa y Aviación, y el teniente general Hussein Abdullah al-Qubail, Jefe Adjunto del Estado Mayor General.
Mullen fue citado diciendo que las conversaciones «se centró fundamentalmente en el tumulto en Bahréin», diciendo:
«Obviamente, los saudíes, en particular – pero todo el mundo en la región – están observando lo que está sucediendo en Bahréin muy de cerca» [6]
En Bahréin el 25 de febrero el «reafirmó nuestro firme compromiso en nuestra relación militar con las fuerzas de defensa de Bahréin», según su portavoz. También felicitó a la familia real de Bahréin «por la forma tan mesurada en que han estado manejando la crisis popular aquí», aunque varios cientos de manifestantes han sido asesinados y heridos, y elogió al gobierno por el «gigantesco salto» que ha dado en los últimos años. [7]
Mullen visitó los elementos de avance del Cuerpo de Marines de las fuerzas del Comando Central [MARFORCENT] en la Base Naval de Apoyo a las Actividades en Bahréin, sede de las Fuerzas Navales de del Comando Central y la Quinta Flota de Estados Unidos. La nueva sede de la Marina «se puso de pie en noviembre para darle a la Fuerza de Marines del Comando Central los servicios que tiene su otro hermano: elementos de avance en el área de operaciones del Centcom de 20 naciones.»
«Exactamente cuántos marines se unirán en última instancia es clasificado, pero… los desarrollos en marcha…» son vistos «como una señal de compromiso a largo plazo del MARFORCENT con el fortalecimiento de asociaciones y la protección de los intereses estadounidenses». [8]
Diez días antes, el Secretario General Adjunto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Claudio Bisogniero, habló en una conferencia en Qatar (justo al sureste de Bahréin), en la cuarta Conferencia de Embajadores de la Iniciativa de Cooperación de Estambul de la OTAN, a la que también asistió el secretario General, Anders Fogh Rasmussen. Las preocupaciones expresadas en el discurso de apertura de Bisogniero fueron resumidas por un periódico local de la siguiente manera:
«Los países del Golfo son cruciales para los suministros mundiales de energía y sus fuentes de seguridad también son importantes… Dado que el 50% de los suministros de energía mundial transitan por la región del Golfo, es la principal preocupación de la OTAN garantizar estos suministros.» [9]
La Iniciativa de Cooperación de Estambul fue creada en la cumbre de la OTAN en Turquía en 2004 para complementar la modernización de la Asociación del Diálogo Mediterráneo con Israel, Egipto, Túnez, Argelia, Jordania, Mauritania y Marruecos, al nivel de la Asociación para la Paz donde se agregaron doce candidatos este-europeos a la totalidad de los miembros de la OTAN entre 1999-2009, una cifra de siete sin precedentes de la Cumbre de Estambul de hace siete años, con nuevas alianzas bilaterales con miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
En palabras de la OTAN en ese momento: «Los líderes de la OTAN decidieron elevar la Alianza del Diálogo Mediterráneo hacia una asociación verdadera y poner en marcha la Iniciativa de Cooperación de Estambul con países seleccionados en toda la región de Medio Oriente.» [10]
El mes pasado, el segundo dirigente civil de la OTAN «dio la bienvenida a la Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICI) a sus socios Qatar, Bahréin, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, mostrando su interés en profundizar la seguridad energética y la cooperación en la región del Golfo también con Omán y Arabia Saudita.» [11]
En el año 2008 se celebró en Manama la Conferencia de Diplomacia Pública OTAN-Bahréin. «La Conferencia reunió al Secretario General de la OTAN, el Consejo del Atlántico Norte, el Secretario General Adjunto de la OTAN, el Presidente del Comité Militar de la OTAN y a funcionarios de la OTAN, con representantes gubernamentales, académicos e investigadores de alto nivel de los países de la región del Golfo invitados a la Iniciativa de Cooperación de Estambul.» [12]
Se han sentado las bases para una intervención militar de Estados Unidos y sus aliados en el Golfo Pérsico. [13]
El día después de que las fuerzas militares saudíes y emiratíes entraran en Bahréin, varios miles de manifestantes llegaron a la embajada saudí para demostrar su oposición a la intervención. Como informó la agencia de noticias Reuters que «los ciudadanos de Bahréin están preocupados de que su pequeña isla podría convertirse en un campo de batalla subsidiario para un enfrentamiento mayor enfrentamiento entre los sunitas, gobernando los países árabes del Golfo, todos aliados de Estados Unidos, y los chiitas gobernado Irán, un enemigo de Estados Unidos.»
El Ministerio de Relaciones Exteriores iraní calificó al despliegue militar extranjero en Bahréin como «inaceptable» y el rey de Bahréin retiró a su embajador desde Teherán en respuesta.
Hace dos años, Arabia Saudita participó en su primera guerra de verdad, contra las milicias Houthi en el norte de Yemen. El 14 de diciembre de 2009, BBC News informó que 70 civiles yemeníes murieron en un bombardeo árabe en el pueblo de Bani Maan. Fuentes Houthi en el mismo día afirmaron que «aviones de combate estadounidenses han atacado la provincia de Saada Yemen» y «jets estadounidenses de combate han lanzado 28 ataques en el noroeste de la provincia de Saada.» [14]
Estados Unidos no es menos cómplice de la presente intervención militar de Arabia en Bahréin. El portavoz del Pentágono, el coronel David Lapan declaró que Estados Unidos había sido «informado», pero no «consultado» en el despliegue de Arabia, pero su prestidigitación verbal tenía como único objetivo engañar a los ignorantes e incautos dadas las recientes visitas a Bahréin del jefe del Pentágono y el comandante de las fuerzas militares de los Estados Unidos, que decididamente no estaban allí para discutir el clima.