Una colaboración de Jack Fire
Desde los primeros tiempos de los reyes francos, la administración vaticana se las había arreglado para frenar todo poder que amenazara al sacro imperio romano. Ahora, de forma inesperada, se tenia que enfrentar a un oponente inesperado, una copia de él mismo pero con una imagen más aceptable, una iglesia cristiana paralela. Ademas, el movimiento rebelde estaba respaldado por el mismo tipo de herejes, victimas de siglos de persecuciones, a los que la Iglesia consideraba suprimidos.
En esta “Nueva era de la razón”, los protestantes emergieron unificados bajo la bandera de la roja (rosa) cruz, un emblema que el mismo Lutero incorporó a su sello personal. Los rosacruces, tal como fueron conocidos, predicaban libertad, fraternidad e igualdad, y se convirtieron en una amenaza constante contra la opresión tiránica. El futuro les tenia reservados un papel determinante en las revoluciones francesa y americana.Tras la Reforma, fueron responsables del establecimiento de un nuevo entorno de conocimiento espiritual.
La gente descubrió que la historia apostólica de la curia romana era un completo fraude. Se hizo patente, que los rosacruces, al igual que los cátaros y los templarios, tenían acceso a un saber antiguo que poseía mas fundamente que las consignas promulgadas por Roma. En los años 1614 y 1615 aparecieron en Alemania dos tratados conocidos como los Manifiestos rosacrucianos, cuyos títulos respectivos eran Fama Fraternitatis y Confessio fraternitatis.
Primera página de Fama Fraternitatis,1614
Les siguió un tercer titulo aparecido en 1616, Las bodas químicas, escrito por el pastor luterano Johann Valentin Andreae. Es evidente que los primeros Manifiestos estaban escritos por autores relacionados, o quizá por el mismo Andreae, oficial del priorato de Nuestra Señora de Sión. Las publicaciones anunciaban una nueva era de luz y liberación hermética, en la que los secretos universales serían resueltos y dados a conocer. A la vista de la subida al poder de la dinastía de los Estuardo en Gran Bretaña, dos décadas después, las profecías eran correctas, aunque de contenido alegórico. Los escritos se centran en los viajes y el aprendizaje de un misterioso personaje llamado Christian Rosenkreutz, un hermano de la Rosacruz.
Según Maurice Magre, en su libro Magiciens et Illuminés, Christian Rosenkreuz fue el último de los Germelshausen, una familia teutona que surgió en el siglo XIII. Su castillo se encontraba en el bosque de Turingia, y se habían acogido al catarismo. Toda la familia fue ejecutada por el Landgrave Conrad de Turingia excepto el benjamín, con cinco años de edad. Se lo llevó en secreto un monje adepto albigense de Languedoc. Supuestamente, Christian Rosenkreuz aprendió esoterismo entre sabios árabes como peregrino en Oriente, supuestamente a principios del siglo XV, al volver fundó la «Fraternidad de la Rosa Cruz» como Superior de la Orden. Más tarde, al descubrirse la cripta de Rosenkreuz, según la descripción presentada en la leyenda, parece estar localizada en el interior de la Tierra, recordando el lema alquimista VITRIOL:Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem («Visita el Interior de la Tierra; Rectificando Encontrarás la Lápida Oculta».) Siguiendo La estrella de siete puntas Vitriol que es una de las imágenes más conocidas de toda la alquimia. Fue ilustrada de varias maneras por diversos autores. (http://www.granfraternidadblanca.org/2013/08/vitriol.html)
Imagen de ”Los símbolos secretos de los Rosacruces” publicada en Alemania en 1785 y considerada la obra Rosacruz más importante después de los tres manifiestos. Editada por la orden rosacruz “Rosa Cruz de Oro del Antiguo Sistema” que había sido fundada en 1775 y por una logia masónica alemana llamada de “Las tres espadas” . En esta obra se recogen todo tipo de símbolos alquímicos y esotéricos y también se establece la jerarquización de la orden en grados Juniors, Theoricus, Practicus, Philosophus, Adeptus Minor, Adeptus Major, Adeptus Exemptus, Magistri y por último Magi. Sistema que sería aprobado por esta orden en la reunión que tuvieron en Praga en 1777 y que posteriormente ha sido copiada por muchas organizaciones rosacruces , una organización que recuerda al de las logias masónicas tan amantes de los ritos y parafernalias hechas en gran parte para impresionar a aquellos ajenos a la orden.
En la Edad Media su conocimiento oculto era tratado de tal importancia que los Caballeros Templarios ”grababan” por el paisaje francés, en sus castillos, la estrella de siete puntas. De acuerdo con el conocimiento de las energías de la Tierra Las cuatro extremidades se refieren a los cuatro elementos: En una mano hay una antorcha, elemento fuego, en la otra mano hay una vejiga de aire (Vesica piscis), elemento aire; un pie está en el suelo y el otro en el agua. El quinto elemento, a menudo, en el trono de arriba se representa en forma de la doble ala de Hermes. Los cinco símbolos están ordenados en un pentágono de tamaño mediano. Junto al pie, un rey y una reina están puestos con los símbolos del sol y de la luna, que representan el poder polar de la naturaleza.
Podemos observar, un triángulo, un círculo y una estrella de siete puntas. El triángulo representa la trinidad de cuerpo, espíritu y alma. “Corpus”, “Anima” y “Spiritus”, o, en alquimia, por Sal (cuerpo, el principio solidificante), Sulphur (alma, el principio que mueve) y Mercurius (espíritu, el principio que conecta). Sobre este triángulo hay una inscripción: ”Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem”, en español: ”Busca en el interior de la Tierra y encontrarás, rectificando, la piedra secreta.” Las iniciales en latín forman el nombre de VITRIOL.
Anteriormente ya se conocía el vitriolo como el cobre o hierro de vitriolo del cual los alquimistas hacían ácido sulfúrico para el procesamiento de metales. Pero es también un símbolo alquímico para el proceso de la transmutación. En relación a lo humano esto significa la transformación de un mundo de oscuridad y enfermedad en luz, en salud, y en la aurora de la consciencia. Los siete emblemas en el círculo relatan esa transformación de la oscuridad en luz y del renacer en un nivel superior. Muestran símbolos de los duros trabajos de la ”Gran Obra”, la transmutación del plomo en oro; en el sentido de las agujas del reloj, comenzando desde el cuervo en el cráneo, hacia arriba, hasta el unicornio y la ”resurrección”. El cuervo y la calavera representan la oscuridad y la materia en su estado de vibración más baja. Las otras imágenes describen el proceso de obtención de una esencia regia o la esencia de oro Aurum Potabile (simbolizada por águilas llevando la corona); con su ayuda –como se muestra en la última imagen– se eleva al hombre de la oscuridad, de lo terrenal y de la inconsciencia, hacia la luz, y por lo tanto, “renace”, por así decirlo.
Vitriol
Entre cada emblema se sitúa uno de los siete rayos de la estrella de siete puntas. En cada rayo hay uno de los símbolos de los siete planetas, empezando de acuerdo con la numeración de los rayos, con Saturno, Júpiter, Marte, luego el Sol, Venus, Mercurio, y finalmente, la Luna. Tradicionalmente se asignan ciertos metales a los planetas: Éstos son Saturno = plomo (o antimonio, mineral de vitriolo), Júpiter = estaño, Marte = hierro, Sol = oro, Venus = cobre, Mercurio = mercurio (o zinc), Luna = plata. La secuencia de numeración de los planetas de 1 a 7 corresponde al llamado orden caldeo de los mismos. En ese tiempo se suponía que la Tierra era el centro de las órbitas planetarias. Y el orden establecido por los caldeos hace 3.000 años tenía el propósito de marcar su distancia descendente desde la Tierra. Es asombroso: cuando los siete planetas clásicos se ordenan de acuerdo con el promedio de la velocidad orbital, empezando con Saturno, el planeta más lento, se da la misma secuencia.
A finales del siglo XVII, el alquimista Johann Georg Gichtel, en su famoso “hombre planetario”, describió los planetas, exactamente de acuerdo con esta secuencia planetaria. Aquí, los planetas marcan los chakras, los siete principales centros de energía del hombre, empezando desde el chakra coronario con Saturno hasta el chakra raíz con la Luna. Los alquimistas llamaban a los chakras ”los sellos de los planetas” o ”los hornos del alma”. Gichtel, ideando su hombre planetario en negro, llamó a la imagen una descripción del “hombre enteramente terrenal, natural, oscuro”.
La compuerta negra representa la “fase Nigredo”, literalmente “lo negro”, la materia oscura, con baja vibración, en el principio de la Gran Obra. Por eso, es una fase parecida a la mostrada en la estrella de siete puntas Vitriol: en ella se simboliza el principio del trabajo con el pájaro negro en la calavera. De la misma manera que los emblemas en la estrella de siete puntas demuestran la transformación de la materia, el “oscuro hombre planetario” tiene que ser transformado y elevado. Hay una indicación sobre cómo los planetas pueden combinar su acción para elevar e iluminar al hombre, y para transformar el oscuro plomo en oro brillante, con una vibración alta. Un viejo mapa de los Caballeros Templarios muestra la posición de las siete principales comandancias, las cuales están ordenadas en forma de estrella.
También en este caso los rayos de la estrella están en el mismo orden que los planetas. Pero hay una diferencia: están ordenados de forma invertida. Junto al centro de la estrella destaca el nombre de la ciudad de Bourges. Peter Dawkins descubrió una extensa línea de energía, que pasa a través de Francia comenzando desde Saintes Maries de-la-Mer, hasta Bourges y Chartres, e incluso a través de Inglaterra.
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En el norte de Francia divide con precisión el rayo del Sol, y en el sur corre entre los rayos de Saturno y la Luna, hasta el Mediterráneo. Sol, Luna y Saturno, los tres rayos planetarios, representan la trinidad de cuerpo, espíritu y alma. En alquimia corresponden a Sal, Sulphur y Mercurius. Los Caballeros Templarios asociaron con toda intención su estrella de siete puntas con el flujo de la energía de la vida en nuestra tierra. Como Dawkins, el geomántico Siegfried Prumbach ha descubierto extensas líneas de energía. Hace cuatro años descubrió que todas estas líneas forman una trama geométrica regular: Una red global de energía que está construida principalmente con 12 grandes pentágonos, formando un llamado dodecaedro (uno de los cinco sólidos platónicos). Los Caballeros Templarios situaban las principales comandancias de su estrella de siete puntas junto a fuertes centros de poder, por ejemplo: el punto de la Luna en Rennes-le-Château y el punto del planeta Marte en Verdún. Los Caballeros Templarios conectaron de forma particular el flujo de energía entre los siete sitios de poder o ”chakras de la Tierra” en Francia. El conocimiento secreto de los alquimistas se relaciona con la manera en la que las energías de los planetas en la estrella de siete puntas tienen que fluir para tener un efecto revitalizante. Sabían cómo transformar el “oscuro orden planetario” del nivel Nigredo en “oro” y brillo. Llamaron a éste el nivel de vibración más alta, “Rubedo” (= enrojecimiento) de acuerdo a los colores que aparecen durante la transformación de la materia en la Gran Obra. Paracelso transformó metales sólidos y gemas en lúcidos elixires únicos. Éstos, utilizados como remedios, sirven para “abrillantar” al hombre en consecuencia, es decir: elevar su nivel vibracional, curar y sostener el desarrollo del carácter y de la consciencia.
Siguiendo con el despertar rosacruciano durante la Reforma,se cree que la hermandad de la orden Rosacruz tiene un origen muy anterior, que se remonta a la escuela misterica egipcia de tiempos del faraon Tutmosis III (1468-1436 AC) Las antiguas enseñanzas basadas en La sabiduría de Lamec y la Tabla de Hermes, fueron ampliadas por Pitágoras y PLatón. Su ruta siguió por Judea, con la terapéutica egipcia que impregnaba Qumran en la época anterior a Jesús. Los terapeutas fueron aliados de los magos samaritanos liderados por Simón el Zelote (el Mago). El fundador de los magos, cuyos representantes acudieron a adorar a Jesús, había sido Menahem, abuelo de María Magdalena. Los orígenes de Menahem se remontan a los sacerdotes asmoneos, la misma familia de la que descendía Judas Macabeo, al que tanto veneraron las leyendas artúricas de Gawain.
Juan Marcos, “el amado discípulo” también conocido como Bartolomé e impulsor del Evangelio de Juan, fue un experto sanador y conocedor de la medicina curativa relacionado con la terapéutica egipcia. Sus conocimientos hicieron que los caballeros hospitalarios de Jerusalén lo eligieran como patrón. Durante la Crucifixión, Jesús encargó a Juan Marcos el cuidado de su madre: ” Y desde aquella hora la tomó el discípulo en su compañía” (Juan 19:27). Algunas Biblias, entre ellas la versión autorizada del rey Jaime, añaden erróneamente la palabra “casa”, pero esta palabra (casi siempre itálica), no se halla en el texto original del Evangelio. Juan fue designado el paranymphos (asistente personal) de María y la compañía a la que se refiere el texto es la de las hermanas de la terapeuta. En términos prácticos un paranynpho era el equivalente a un padrino de boda actual, alguien que conduce la novia hacia su prometido en la boda. El símbolo de los sanadores terapeutas era la serpiente, el mismo (junto al emblema rosacruz griálica) que sirve para representar a San Juan en el manuscritoRosslyn-Hay, del rey René d´Anjou. Muchas asociaciones médicas actuales utilizan el símbolo de la serpiente gnostica de la sabiduría, enrollada a un caduceo (Vara alada de Mercurio, atributo que porta en su condición de mensajero de los dioses. Por su proximidad a la familia de Jesús, Juan pudo conocer el verdadero alcance de la boda sagrada de Caná. Jesús descendía de una de las más importantes dinastías, pero lo mismo ocurría con la ascendencia real asmonea de María Magdalena. Ella fue la “Notre-Dame des Croix” original, la portadora de la copa mesiánica, la “Dama de la luz“.
René d´Anjou (1409-1480)
Entre los grandes maestres rosacruces más distinguidos estuvo el escritos y filósofo italiano Dante Alighieri, autor de la Divina Comedia hacia el 1307. Uno de los más insaciables estudiosos de la obra de Dante, fue Cristobal Colón, quien fue apadrinado por Leonardo Da Vinci, miembro de la orden de la Media Luna de René d´Anjou (reinstauración de una antigua orden de cruzados establecida por Luis IX). Otro insigne gran maestre fue el doctor John Dee, astrólogo, matemático, espía y consejero personal de la reina Isabel I. También el abogado y filósofo Francis Bacon, vizconde de Saint Albans, fue gran maestre a principios del siglo XVII. Bacon llegó a ser el jefe de la administración de justicia en Inglaterra y gran canciller de la Cámara de los Lores en tiempos de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra. Temeroso ante la posibilidad de que una numerosa presencia católica en América del Norte acabara reforzando la Inquisición, se comprometió en apoyar la colonización inglesa, impulsando el famoso viaje del Mayflower en 1620. Entre los compañeros rosacruces de Bacon hay que citar a Robert Fludd, físico y filósofo teológico de Oxford que colaboró en la elaboración de la versión autorizada de la Biblia del rey Jaime.
Durante el reinado de los Estuardo en la Inglaterra del siglo XVII, los rosacruces estuvieron íntimamente relacionados con la primera masonería y la Royal Society científica. Académicos preeminentes como Robert Boyle y Christopher Wren fueron miembros destacados de la hermandad. Las ambiciones y los objetivos de la orden estaban claros: avanzar en el estudio y la aplicación de la ciencia antigua, la numerología y la ley cósmica. Los rosacruces también respaldaron los ideales terapéuticos e impulsaron la ayuda medica internacional para los pobres. No es una coincidencia que la más prestigiosa asociación de ayuda humanitaria en el mundo tenga como símbolo una cruz roja.
Fuentes: horusmedia.de/2004-siebenstern/siebenstern_esp.php, es.wikipedia.org
Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene.
Rabindranath Tagore