Archivo por días: marzo 19, 2014

Tragedia en Malasia: por qué los pasajeros del avión desaparecido no utilizaron sus celulares


Crédito: AFP

Cuando los secuestradores tomaron el control de cuatro aviones el 11 de septiembre de 2001 y los enviaron a toda velocidad hacia Nueva York y Washingtonlos pasajeros tomaron sus celulares y comenzaron a hacer llamadas a sus seres queridos, los administradores de las líneas aéreas y las autoridades.

Pero cuando el Malaysia Airlines 370 hizo una gran vuelta en U en el medio de la noche sobre el Golfo de Tailandia y luego pasó casi media hora en picada, aparentemente hubo un silencio.

Los investigadores determinaron que no hubo llamadas telefónicas, ni utilización de Twitter u otras redes sociales, ni cualquier otro tipo de comunicación de personas a bordo de la aeronave.

Hasta el momento no ha habido ninguna evidencia “de que los pasajeros hayan tratado de ponerse en contacto con alguien”, dijo Ahmad Jauhari Yahya, el director ejecutivo de Malaysia Airlines, en rueda de prensa este lunes.

Según consigna The New York Times, la aparente ausencia de cualquier palabra de la aeronave en una era de comunicaciones móviles ha llevado a un considerable debate entre los pilotos, especialistas en telecomunicaciones y otros.

La mayoría de las personas a bordo del avión eran de Malasia o China, dos países en los que el uso del teléfono móvil esmuy frecuente, especialmente entre los ciudadanos de mayores ingresos que abordan vuelos internacionales.

Algunos teorizan que el silencio significa que el avión estaba volando demasiado alto para que los dispositivos electrónicos personales pudieran ser utilizados. Otros se preguntan si las personas a bordo del vuelo trataron de hacer llamadas o enviar mensajes.

De acuerdo con los radares militares, el avión estaba volando muy alto. Luego descendió a su paso por la península de Malasia.

Vincent Lau, profesor de electrónica especializada en comunicaciones inalámbricas en la Universidad de Hong Kong de Ciencia y Tecnología, dijo que la altitud podría haber evitado que los teléfonos móviles de los pasajeros se conecten a las estaciones base en el suelo.

Por su parte, Lam Wong-Hing, un especialista en comunicación inalámbrica de la Universidad de Hong Kong, sostuvo que los teléfonos móviles transmiten a un vatio o menos, mientras que las estaciones base lo hacen normalmente a 20 vatios y a veces mucho más.

Los medios de comunicación chinos informaron sobre algunos casos de personas que llamaron a los teléfonos celulares de los pasajeros del vuelo y se escucha tonos de llamada. Expertos de telefonía comentaron que un tono de timbre se puede oír mientras el sistema telefónico internacional está en busca de un teléfono y tratando de conectar una llamada.

Más allá de todas estas hipótesis, lo cierto es que el avión aún no aparece y no hay indicios de dónde pueda llegar a encontrarse. Más de 20 países están llevando adelante una búsqueda desesperada.

http://www.infobae.com/2014/03/17/1550845-tragedia-malasia-que-los-pasajeros-del-avion-desaparecido-no-utilizaron-sus-celulares

Autorizados los soldados ucranianos en Crimea a utilizar las armas

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http://www.europapress.es/internacional/noticia-kiev-autoriza-soldados-ucranianos-crimea-utilizar-armas-20140318191051.html

KIEV, 18 Mar. (Reuters/EP) –

Los militares ucranianos presentes en la península de Crimea tienen autorización de Kiev para utilizar sus armas si entienden que sus vidas corren peligro, según la oficina del presidente interino, Oleksander Turchinov.

El anuncio se produce poco después de que el Ejército ucranianoconfirmase la muerte de un soldado en un asalto a una base militar de Crimea.

 

Hasta ahora, las autoridades de Kiev habían instado a sus tropas a evitar el uso de las armas para no provocar una escalada en el conflicto, pero el Ministerio de Defensa ha variado la orden a raíz de “la muerte de un efectivo ucraniano”. “Las tropas en Crimea tienen permiso para utilizar las armas para defenderse y proteger las vidas del personal“, ha informado.

http://www.europapress.es/internacional/noticia-kiev-autoriza-soldados-ucranianos-crimea-utilizar-armas-20140318191051.html

Discurso de Putin sobre la situación en la península de Crimea (VERSION COMPLETA)

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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y los representantes de Crimea firman el acuerdo sobre la adhesión de la República de Crimea y la formación de nuevos territorios de la Federación de Rusia.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, el presidente del Consejo Estatal de Crimea, Vladímir Konstantínov, el primer ministro de la República de Crimea, Serguéi Aksiónov, y el alcalde de Sebastopol, Alexéi Chaly, firmaron un acuerdo interestatal sobre la integración de la República de Crimea en la Federación de Rusia y la formación de dos nuevos territorios federales.

El documento será dirigido al Tribunal Constitucional para ser revisado y luego al Parlamento ruso y al crimeo para su futura ratificación.

Unos minutos antes, Vladímir Putin durante el mensaje a la Asamblea Federal de Rusia, centrado en la situación de la península de Crimea, ha presentado un tratado de adhesión para la integración de Crimea y Sebastopol en la Federación de Rusia.

http://www.diario-octubre.com/2014/03/18/discurso-de-putin-sobre-la-situacion-en-la-peninsula-de-crimea-version-completa/

Un militar ucraniano muerto: la primera víctima de la invasión de Crimea

Un soldado ucraniano ha muerto y un capitán ha resultado herido durante un ataque cometido este martes contra una base militar en Simferopol, la capital de Crimea, según ha informado un portavoz militar. El episodio todavía es confuso pero, al parecer, hombres armados sin identificar han entrado dentro de una base del Ejército ucraniano y ha obligado a su personal a atrincherarse para repeler la entrada.

Se trata del primer episodio de tensión, tras el referéndum que ha dado paso a la declaración de independencia de la península crimea. Te contamos los últimos acontecimientos en el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania en la siguiente galería.

http://noticias.es.msn.com/

domi Padres modelo del reino animal

Pingüinos emperador

Pingüinos emperador

Los pingüinos emperador renuncian a su alimento para incubar sus huevos. Las hembras ponen los huevos pero son los machos los que los incuban.

Rhea americana

Rhea americana

La rhea americana depositan sus huevos en un nido hecho por los rhea macho. A continuación, este incuba los huevos durante seis semanas y se preocupa de las crías cuando estas salen del nido.

Callithrix

Callithrix

Los monos Callithrix alimentan, transportan y ayudan durante el parto.

Cisnes de cuello negro

Cisnes de cuello negro

Un varón de cisne de cuello negro lleva a su bebé cisne en la espalda mientras le sigue el resto de su camada.

Ganga namaqua

Ganga namaqua

Un Ganga namaqua macho incuba a sus pollos recién nacidos en el Desierto Kalhari, Sudáfrica.
Los machos de esta especie tienen un método único para mantener hidratadas a sus crías.
Sus plumas están adaptadas para retener el agua, así que estos se empapan su vientre y pueden llegar a cargar 20 mililitros de líquido. Luego los pollitos beben del agua de las plumas de su vientre.
PADRES MODELO DEL REINO ANIMAL

Caballitos de mar

Los caballitos de mar macho son los que se quedan embarazados. La hembra deposita los huevos fecundados y el macho los deposita en una especie de bolsa. El macho puede llegar a llevar 2.000 huevos durante 10 días.

Los monos búho

Los monos búho

Los padres de los monos búho llevan a cabo la mayor parte de tareas que sus crías requieren. Estos monos sudamericanos transportan a sus bebés durante su tiempo de lactancia.

http://nationalgeographic.es/animales/padres-reino-animal/imagen/los-monos-buho

domi Cuando Dios creo a los padres…

Cuando Dios creó a los padres, comenzó con una talla grande. Un ángel se le acercó y le dijo: “¿Qué clase de Padre es ese? ¿Si estás haciendo niños tan cerca del suelo, por qué pones al Padre tan arriba?

No podrá jugar canicas sin arrodillarse, arropar a un niño en cama sin torcerse la espalda, o besar a un niño sin encorvarse.”

Dios sonrió y dijo: “Sí, pero si le hago del tamaño de un niño, ¿Cómo quién tendrían que crecer los niños?”

Y cuando Dios hizo las manos del Padre, éstas eran grandes. El ángel agitó su cabeza y dijo: “Las manos grandes no pueden sujetar un pañal, abrochar botones pequeños, poner un curita, o quitar astillas a causa de jugar con un bate de béisbol.”

De nuevo Dios sonrió y dijo: “Lo sé, pero son lo suficientemente grandes para sostener todo lo que un muchacho pequeño vacía de sus bolsillos, y todavía bastante pequeñas para acariciar la cara de una niño con una sola de ellas.”

Entonces Dios amoldó piernas largas delgadas y hombros anchos. “¿Te has dado cuenta que hiciste un padre sin regazo?” El ángel lo dijo susurrando.

Dios dijo: “Una madre requiere un regazo. Un padre necesita hombros fuertes para tirar un trineo, balancear a un muchacho en una bicicleta, o sostener una cabeza soñolienta de un pequeño como un gran malabarista.”

Cuando Dios estaba en el medio de la creación se mostraron los pies más grandes vistos hasta entonces, el ángel no pudo contenerse más: “Esto no es confiable. ¿Honestamente crees que esos pies van a llegar rápido a la cama del bebé cuando llore en las mañanas, o andar a través de una fiesta de cumpleaños sin pisar a los huéspedes?”

Y Dios dijo: “Trabajarán. Ya lo verás. Soportarán y tendrán la fuerza para pedalear con un niño pequeño un paseo en bicicleta por la montaña o asustarán ratones en una cabaña de verano, y mostrarán al pequeño el desafío de llenar esos zapatos.”

Dios trabajó todo la noche, dio al padre pocas palabras, pero una voz firme para mostrar autoridad; ojos que ven todo, pero con calma y tolerancia. Lo dotó también de una gran sabiduría para educar a sus hijos y tomar las decisiones correctas

Finalmente, agregó lágrimas. Entonces volvió al ángel y le dijo: “¿Ahora estás satisfecho? ¡Puede amar intensamente como lo hace una madre!”

El ángel no dijo más.

http://www.tubreveespacio.com/pensamientos-01feb05/cuando%20dios%20creo%20a%20los%20padres.htm

MERCURIO ENCOGE DE TAMAÑO

Nuevos datos de la NASA muestran que el planeta más recóndito del Sistema Solar, Mercurio, se ha contraído mucho más que lo que indican las estimaciones previas.

Los resultados se basan en un estudio global de más de 5.900 formas geológicas, como acantilados y picos montañosos, que son el resultado de la contracción de Mercurio al enfriarse.

Los hallazgos son la clave para entender la historia térmica, tectónica y volcánica de este planeta y la estructura de su inusualmente grande núcleo metálico.

A diferencia de la Tierra, con sus numerosas placas tectónicas, Mercurio tiene una sola capa rocosa rígida superior. Antes de la misión MESSENGER, sólo se había fotografiado el 45 por ciento de la superficie de Mercurio gracias a una nave espacial. Las anteriores estimaciones centradas en esta incompleta cobertura sugerían que el planeta se redujo radialmente alrededor de entre 0,8 y 3 kilómetros, sustancialmente menos que lo indicado por los modelos de la historia térmica del planeta. Estos modelos predicen una contracción radial de aproximadamente entre cinco y diez kilómetros desde el intenso bombardeo tardío del Sistema Solar, que terminó hace unos 3,8 millones de años.

FUENTEMaEl: 17Marzo-2014 Pueblo en Linea

domi Los niños perdidos del franquismo (documental)

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Els nens perduts del franquisme (2006) es un documental de MontseArmengou y Ricard Belis producido para TV3 que recoge el trabajo de un año de investigación y que revela uno de los períodos más oscuros de la historia reciente de España: la desaparición de niños hijos de republicanos y la separación forzosa de sus familias por parte de la represión franquista (con apoyo de la Iglesia Católica).

 

 

A medida que las tropas sublevadas de Franco van ganando terreno, las prisiones empiezan a llenarse de personas que habían cometido un único “delito”: ser fieles a la República.

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Conventos, fábricas, escuelas…. centenares de lugares se habilitaron como campos de concentración o improvisadas prisiones para dar cabida a los opositores al nuevo régimen.

Entre estos prisioneros había miles de mujeres. Mujeres comprometidas, mujeres militantes de partidos políticos de izquierda o, sencillamente, mujeres que eran la esposa, madre o hermana de un republicano. Y niños, muchos niños que nacieron o que ingresaron en la prisión con sus madres y que pasaron los primeros años de su vida privados de libertad por ser hijos de “rojos”.

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Las malas condiciones higiénicas y de alimentación hicieron que muchos de estos niños murieran en la cárcel. Otros, los más “afortunados”, estaban privados de libertad hasta que fusilaban a la madre o hasta que ésta salía en libertad. Pero la edad máxima hasta la cual los niños podían estar en prisión era los tres años . Esto planteaba un dilema a las mujeres que tenían al marido en la prisión o fusilado, y que no tenían a nadie de la familia ni ninguna amistad que pudiera hacerse cargo de la criatura. El destino de estos niños era, indefectiblemente, ir a parar a un hospicio de Auxilio Social o algún colegio religioso. Y esto, que podía parecer una solución, era temido por todos. Era sabido que, a menudo, cuando un niño entraba en una de estas instituciones, los padres podían perder su pista. O bien salían completamente transformados, educados para odiar los ideales de los padres o imbuidos de una religiosidad que les podía llevar a hacerse monjas o curas.

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En el trasfondo de todo esto había un personaje oscuro que, desde las entrañas del régimen, argumentaba “científicamente” porqué los niños tenían que ser separados de sus padres. Se trata del psiquiatra Antonio Vallejo-Nágera, jefe del servicio de Psiquiatría del Ejército. Su formación, ampliada a algunos de los congresos psiquiátricos hechos en la Alemania nazi y con los experimentos que hizo con las mujeres de la prisión de Málaga, alimentaban la idea que la única solución para los hijos de los “rojos” era separarles de sus padres.

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Las características de la transición democrática hacen que algunos de los aspectos más oscuros de la historia reciente de España no se hayan explicado aún. El reportaje se centra en uno de estos aspectos más desconocidos: los niños de les familias republicanas como víctimas inocentes de la represión franquista.

http://www.ateoyagnostico.com/2011/12/14/los-nios-perdidos-del-franquismo-documental/

 

¿Cómo conocen los perros nuestro estado de ánimo?

Como-conocen-los-perros-nuestro-estado-de-animo.jpgJUPITERIMAGES/DIGITAL VISION/THINKSTOCK

Es el tono de voz de nuestros conocidos el que permite que los identifiquemos a través de la escucha, y es la cadencia de ese tono en un determinado momento o situación el que revela su estado
anímico. ¿Pero qué sucede con el amigo más fiel del hombre? ¿Cómo los perros saben nuestro estado de ánimo? Veamos qué es lo que nos revela una reciente investigación al respecto.

El área de la voz en el cerebro

Sin duda el sentido del oído y la posibilidad de escuchar que tenemos los humanos es una fuente de información cuantiosa; en primer lugar para identificar y luego para determinar diversos estados de ánimo. Pero el sentido de la audición debe combinarse con la acción de una zona del cerebro conocida como “área de la voz”.

Ahora, una reciente investigación concluyó que el mejor amigo del hombre, el perro, también cuenta con esta “área de la voz” en su cerebro. El magnífico descubrimiento ha permitido deducir que los perros cuentan con la misma capacidad que las personas para interpretar el estado de ánimo de aquellos con los que se relacionan.

El neurocientífico húngaro Attila Andics afirma que los seres humanos podemos distinguir con relativa facilidad los ladridos felices y tristes de los perros, pero los perros y los humanos comparten un mismo entorno social. A partir de esto, el equipo de científicos se preguntó si era posible que los perros tuviesen esa misma capacidad al escuchar nuestras voces.

Como-conocen-los-perros-nuestro-estado-de-animo-1.jpgJOHN HOWARD/DIGITALVISION/THINKSTOCK

Hombres y perros bajo la influencia de los sonidos

Sabiendo de antemano que ya se identificó una capacidad de identificación similar a la humana en primates, los científicos llevaron a cabo un estudio sin precedentes con los canes. Así, sometieron a un grupo de perros a escáneres cerebrales para ver sus reacciones ante diferentes tipos de sonidos (ruidos naturales del entorno común, otros ladridos, y voces humanas).

Andics expresa con satisfacción que los perros colaboraron con quietud y un muy buen comportamiento mientras se les suministraba los sonidos mediante auriculares dentro del tubo de resonancia. El equipo registró la actividad cerebral de los animales durante la escucha de otros 200 perros, sonidos humanos, gemidos, gritos, y ladridos relacionados con la diversión. Del mismo modo, 22 personas también fueron exploradas durante la escucha de los mismos sonidos que sus pares canes.

Como-conocen-los-perros-nuestro-estado-de-animo-2.jpgFOTOIMPERIYA/ISTOCK/THINKSTOCK

¿Un antepasado en común?

Los sorprendentes resultados que arrojaron las imágenes de escáner mostraron que tanto los cerebros humanos como los de los perros, identificaban y procesaban con las mismas reacciones las voces y sonidos.

Pero la conclusión definitiva del equipo investigador presenta dos aristas valiosas científicamente hablando. Por una parte, los expertos creen que las áreas de la voz en el cerebro humano y perruno se remontan al ancestro común del hombre y el perro, un insectívoro que tiene unos 100 millones de años, y por otra, que esta área de la voz común permite a los perros saber con exactitud cómo nos sentimos en cada momento.

http://www.ojocientifico.com/5569/como-conocen-los-perros-nuestro-estado-de-animo

INDIVIDUALIDADES EN LA RED (O CÓMO VAMOS AL ENCUENTRO DE LAS NUEVAS FORMAS DE COMUNICACIÓN)

No paramos de hacer, y no hay lugar ni espacio para contarnos, para sentirnos y batirnos. Casi nada nos contiene, y se nos escapan las estaciones para detenernos y comunicarnos. El mundo se presenta ante nosotros repleto de recursos, y nos abruman con ingentes cantidades de ensoñaciones y recreos.

INDIVIDUALISMO

Creemos que sí, pero no. Estamos, como dice Ernesto Sábato,  abstraídos de la sociedad de las relaciones humanas y nos acoplamos a la cotidianeidad de nuestras vidas. De la televisión a las pantallas táctiles una multitud mira atentamente. Lo importante es ver, y creernos cómo estamos conectados a través de ese ver, que no es mirar. Observamos una realidad creada por unos pocos y en la redistribución del microespacio que nos asignan residimos involucrándonos en una realidad que, en cierto sentido, carece de verdad.

Alejándonos. La calidad de vida no se determina por el dinero y aquello de lo que  dispongo, más bien por el tiempo que me queda para disponer y la compañía con la que he de rehacer (restaurar todo aquello que perdí mientras buscaba el camino de mis fondos y perdía aliento al regresar).

Con una facilidad que debería hacernos interrogar accedemos a todo, y convencidos de una mejora en la calidad de nuestras vidas somos capaces de olvidar con quien hablé ayer… ¿En qué red social, comunicándome sin descanso, perdí a mi interlocutor? ¿Dónde delegué el sonido de la lluvia, del viento y de los mares? ¿Quién me sigue, sin tan siquiera saber quién soy?

Es posible que nuestro sentido de la independencia haya hecho olvidar la importancia que conlleva estar pendiente de aquello que nos rodea y, sobre todo, de quienes nos rodean. Los vínculos se van fragmentado, y la globalización termina por descentralizarnos y sumirnos en su despreocupada uniformidad.

Las nuevas herramientas de comunicación asemejan la puerta de salida de emergencia a nuestras soledades o incluso nuestras carencias, pero se convierten sin esfuerzo alguno en un nuevo plan de escape, en la mayor prolongación de nuestro individualismo.

Los nuevos lazos que se enumeran por seguidores no contrarrestan nuestra debilidad; la afianzan. El super yo sale fortalecido y los primeros brotes de éxtasis te conmueven cuando ya son cien quienes han decidido rastrear en tu camino. Cuando son mil, llega una primavera que brota flores desde el estómago. Popularidades inanimadas de distracción masiva.

¿Nos encontramos realmente con los demás? ¿Sabemos de la vida de los otros? ¿Estamos al corriente? Considero que hay una adulterada articulación que patrocina el acceso masivo a la información. Y corremos el serio peligro de convertirnos en nuestros propios impostores, disfrazados de identidades temerosas llenas de insuficiencias. ¿Quién desea habitar una pantalla pudiendo lucrarnos con nuestros sentidos? Parece ser… que media humanidad.

Las fronteras de la identidad se están puliendo en beneficio de una sospechosa transformación hacia el bienestar otorgado por las nuevas tecnologías.

Pero no hay mucho que comunicar en este entorno de “suspicacia”. Creemos meditar consumiendo información, pero apenas si somos capaces de cultivar un poco de sabiduría. Nuestras cualidades subjetivas ganadas a pulso en ese arduo trabajo de interconexión se erigen en pórtico, posiblemente, hacia una existencia de mayores posibilidades. Al final de la jornada, decidimos salir a correr…

El mayor peligro consiste en quedarnos atrapados en la inconsciencia de una estrategia que maquilla la vida. Sospechamos que algo va mal, pero no terminamos de comunicarnos, tal vez porque ya nos hemos conformado con ser y estar con los demás a través de éstos medios.

La saturación y la inmediatez son un contenido hueco. Nos hemos exiliado de la capacidad de profundizar, reflexionar y contemplar el mundo desde una perspectiva individual y crítica. Y somos ya, un animal globalizado, sumiso a cada nuevo embiste de las ciencias “aplicadas” en perfectas técnicas de interiorización de lo banal.

Las formas de pensamiento han sufrido un cambio drástico, y con ello, un nuevo modelo de comprensión y aprehensión de la realidad. Modelo que lógicamente ha comportado una progresiva transformación de las formas comunicativas.

En el deseo de constatar este cambio no se pretende difundir una idea “criminalizada” de las sucesivas corrientes tecnológicas, sino interrogarnos sobre las alternativas de uso que habremos de tener con ellas.  En la razón del presente artículo sí mantenemos serias dudas sobre la hipotética relación entre el progreso, la fingida democratización, y el bienestar.

Salir al encuentro constante de emociones en las actuales condiciones moldeará un nuevo estado de cibermalestar, en el que la dispersión y la siempre inconclusa manifestación de la satisfacción terminarán por adentrarnos en el laberíntico y agotador proceso de búsqueda.

Artículo de José Luis V. Doménech, columnista de Blog Ssociólogos.com

http://ssociologos.com/2014/03/16/individualidades-en-red-o-como-vamos-al-encuentro-de-las-nuevas-formas-de-comunicacion/

A DIOS ROGANDO… (Y con el mazo dando)

Una colaboración de paco 1954

El título es, como puede que ya sepa, un refrán español que se refiere a que cuando deseamos algo, está bien encomendarse a Dios, a la Providencia, pero haciendo a la vez todo lo que esté en nuestra mano por lograr lo que pretendemos.

En muchas ocasiones Dios no concede las cosas que se le piden. El miedo, y a veces la pereza, no nos dejan escuchar Su respuesta: “Eso puedes resolverlo tú”.

La pereza, la comodidad, o la falta de Autoestima, son los promotores de que muchas cosas que tenemos que resolver nosotros se las pidamos a Dios.

Tal vez es mejor que seamos nosotros los primeros en tomarnos más en serio nuestra capacidad –y nuestra responsabilidad- de resolver nuestros asuntos, o en aprender a solucionarlos, y en esforzarnos por resolverlos.

Si no lo conseguimos, subamos un escalón: recurramos al pre-Dios que somos y hagámoslo desde la fuerza esencial, y con una firmeza y capacidad superior a la que usamos habitualmente: desde esa sensación de poder que nos pertenece –opuesta a la habitual inseguridad y pequeñez-, desde esa fe que puede mover montañas, no viendo los asuntos a resolver como problemas irresolubles y opresivos, y recurriendo a la capacidad que se encuentra agazapada detrás de los miedos.

Dios es la última instancia.

Para llegar hasta Él es mejor descartar primero todas las opciones posibles –y algunas de las imposibles-, y no molestar innecesariamente.

Es la forma de quitarle a Dios la sensación de chico de los recados,  chico para todo, y dejarle que Se dedique a otros asuntos.

Quienes tienen hijos les educan en la Autosuficiencia. Les enseñan a resolver sus asuntos por sí mismos –o así debieran hacerlo-. Por la misma razón, Dios debería dejar que cada uno aprenda a resolver sus asuntos, en vez de ser un padre que maleduca a sus hijos, resolviéndoselo todo.

Por eso propongo dejar lo de rogar a Dios para los casos auténticamente desesperados, para aquellos que han llegado ya a un extremo que resultan humanamente imposibles de arreglar.

Y, además, ser muy selectivo y razonable con las cosas que se piden.

Por mucha fe que uno tenga –que es elemento indispensable para que pueda resultar efectiva la petición-, no se Le debe pedir –porque no lo puede conceder- que salga premiado con el primer premio el número de lotería que uno ha comprado –porque hay 80.000 números distintos y todos no pueden ser premiados-. Es imposible satisfacer a todos.

Final de los Campeonatos Mundiales de Fútbol. Hay dos equipos sobre el césped y miles de personas piden a gritos que gane el equipo A, mientras otros tantos de miles piden que gane el equipo B. Y no vale el empate. Imposible satisfacer a todos.

Al rogar se dice “Dios mío”, pero… ¿Uno se refiere al Dios que ha decidido adoptar o aceptar de todos los que ofrece el mercado de las religiones –o que le han obligado a “heredar” los padres porque ellos lo han decidido así-, o se refiere al Dios que está integrado en Uno, de modo que sienta que Él y Uno inseparables?

Es algo de lo que tenemos que tomar conciencia, así como también hay que hacerlo al orar. Cuando uno ora… ¿Quién escucha esa oración? Sólo quien reza escucha lo que ora.

Cuando uno pide… ¿Quién escucha lo que pide? Sólo quien pide escucha lo que pide.

Podemos deducir que Uno es Dios en primera instancia –ese Pre-Dios al que hice referencia-, y es Uno quien ha de resolver las inquietudes espirituales, los problemas personales, y las peticiones de la índole que sean, dejando para Dios lo que realmente tenga como única solución el milagro.

Sabemos, porque todos lo hemos podido comprobar en más de una ocasión, que tenemos más capacidades de las que nos imaginamos, que tenemos más fuerza y más facultad para resistir adversidades de lo que suponemos, que somos más listos de lo que nos creemos, y que tenemos más energía de la que habitualmente mostramos.

Es la fe, en nosotros mismos, lo que nos falta.

Propongo esforzarnos en resolver por nuestra cuenta antes que rendirnos a la comodidad de pedir, y responsabilizarnos del resultado de nuestras acciones –y premiarnos justamente cuando consigamos algo positivo- en vez de culpabilizar al destino de las cosas menos agradables.

Propongo pedirnos las cosas a nosotros directamente, en vez de pedir a Dios, y si no se cumplen –que en la mayoría de los casos no se cumplen si no es con nuestra colaboración directa-, aceptar con tranquilidad el resultado –si realmente hemos hecho todo lo posible-, en vez de consolarnos con razones del tipo de “será que Dios tiene otras cosas más importante que hacer y por eso no ha podido atender mi petición”.

Pedírselo todo a Dios, por tanto, es una forma de des-responsabilizarnos del encargo que nos hizo al entregarnos la vida: que teníamos que hacer de ella algo de lo que nos sintiéramos orgullosos –y que Él también se sintiera orgulloso y satisfecho-, y que devolviéramos la vida a Dios, cuando llegue el momento, con la satisfacción impagable del deber cumplido.

Habría que acostumbrarse a preguntarse: ¿Es este un asunto que me corresponde resolver a mí (o por lo menos intentarlo)?

Es que en muchas ocasiones algunos asuntos importantes se quedan sin resolver porque uno no lo hace y cuando se le pide a Dios Él tampoco lo hace…

P.D.- En el mundo esotérico se dice “mucho cuidado con lo que pides, no vaya a ser que se te conceda”.

Te dejo con tus reflexiones…

http://www.buscandome.es/mas-articulos-de-francisco-de-sales/a-dios-rogando/

domi Derechos del padre que no obtuvo la custodia y paga la manutención del menor

El abogado Ronald Isaacs, experto en derechos de los padressobre asuntos de manutención de menores, responde a algunas preguntas y controversias acerca de los pagos de manutención de niños y los derechos de los padres que firman los cheques mensuales. Éste sigue siendo uno de los problemas más frecuentes y polémicos para una pareja que comparte la custodia de su hijo después del divorcio. El padre que paga la manutención del menor tiene algunos “derechos automáticos”. En casi todos los casos, cualquier “derecho” concedido además de los que se otorgaron originalmente bajo el precepto de manutención de menores, debe ser juzgados y ordenado por el tribunal en base a caso por caso.

Bases detrás de la manutención de los hijos

La mayoría de las personas que pagan la manutención de los hijos son los hombres, los padres de los niños que nacieron fuera del matrimonio o de alguna relación con la madre del niño, comenta Isaacs. Aunque no se deja de escuchar que hay mujeres que pagan manutención a algunos hombres, la mayoría de las mujeres obtienen la custodia de los hijos tras un divorcio o ruptura. El tribunal ordena al padre entregar un porcentaje de su ingreso mensual para ayudar a cuidar a los niños que viven en casa. Esta obligación legal continúa hasta que el niño cumple 18 años de edad.

Qué abarca la manutención del niño

Los pagos de manutención cubren una parte de las necesidades del niño en cuanto a vivienda, alimentación, atención médica, educación, vestido y bienestar general, como transporte y recreación. Los pagos de manutención idealmente proporcionan fondos para el niño si el padre que paga manutención sigue viviendo bajo el mismo techo. La única diferencia es que el que paga la manutención está escribiendo un gran cheque cada mes para el otro padre; confiando que ella lo gastará en el desarrollo y “bienestar” del niño.

Los abusos con la manutención para niños

Sin embargo, lo que Isaacs y otras autoridades de sustento al niño saben, es que a menudo hay problemas de abuso escondidos detrás de la manutención para niños, interrogantes que suelen acabar en los tribunales. Por ejemplo, el receptor de los pagos de manutención no debe desviar el dinero para otras necesidades, como ropa para su uso personal. Los padres que pagan la manutención tienen derecho a asegurarse de que el dinero que pagan se utiliza para el bienestar del niño, no en el estilo de vida del padre que obtuvo la custodia.

Áreas de niebla

Aún cuando el dinero otorgado para el bienestar del niño legítimamente beneficia al destinatario, esto puede enojar al padre que paga la manutención. Por ejemplo, los casos en que se instalan, en el hogar del niño, servicios de televisión vía satélite. Esto puede o puede no ser correcto. Los novios actuales pueden disfrutar de la casa y de los alimentos que, en parte, ha pagado el que firma los cheques para la manutención del niño. Los abusos de este tipo puede ser exasperantes, pero según Issacs, los que pagan la manutención no tienen derecho a “dictaminar el estilo de vida” que debe seguir el padre que obtuvo la custodia. Presentar el caso frente a la corte es a menudo la única respuesta.

Derecho a enmendar reglas

Los padres que pagan la manutención del hijo no tienen derecho a dejar de pagar, retener los pagos o retener ningún porcentaje que corresponde entregar al padre que obtuvo la custodiadel niño, independientemente de las sospechas de abuso. En cambio, lo que este padre sí puede hacer es solicitar la ayuda de la corte en forma de enmienda a la orden de manutención original o solicitar una nueva orden dirigida al padre que obtuvo la custodia en que se le exija detener el desvío de fondos destinados al niño.

Derecho a visitas

El tribunal establece los derechos de visita en el momento del divorcio. Sin embargo, muchos padres que pagan manutención se quejan de que el padre que obtuvo la custodia no respeta las reglas de visita. Cuando esto sucede, Issacs dice, los que pagan a menudo dejan de pagar en un esfuerzo por obligar a la ex esposa de seguir las reglas. Esto es un error: sólo una orden judicial puede detener o reducir los pagos de manutención infantil. Issacs asesora a sus clientes a acudir sobre los tribunales para resolver el problema de visitación y, mientras, seguir pagando según lo ordenado. La falta de pago de manutención a tiempo puede dar lugar a sanciones graves, como la pérdida de la licencia de conducir e incluso ir a la cárcel.

http://www.ehowenespanol.com/derechos-del-padre-obtuvo-custodia-paga-manutencion-del-menor-sobre_124117/

 

 

domi La sombra de José

Hay que reconocer que san José no ha tenido mucha suerte que digamos en la transmisión que los siglos han hecho de su figura. Si nos preguntamos qué imagen surge en la mente del cristiano al oír el nombre del esposo de María, tenemos que respondernos que la de un viejo venerable, con rostro no excesivamente varonil, que tiene en sus manos una vara de nardo un tanto cursi. O quizá, como variante, la de un ebanista que, muy pulcro él, muy nuevos sus vestidos, se olvida de la garlopa, que tiene entre las manos, para contemplar en un largo éxtasis los juegos de su hijo que se entretiene haciendo cruces entre limpísimas virutas. Dos imágenes que, si Dios no lo remedia, van a durar aún algunos siglos, por mucho que la fornida idea de san José Obrero trate de desplazar tanta cursilería. Dos imágenes que, además, poco tienen que ver con la realidad histórica de José, el carpintero de Nazaret.

Al parecer, como los hombres somos mucho más «listos» que Dios, nos precipitamos enseguida a cubrir con nuestra mala imaginación lo que los evangelistas velaron con su buena seriedad teológica. Y así es como a José le dedican pocas lineas los evangelistas y cientos de páginas la leyenda dorada. Pero bueno será empezar por conocerla, aunque sólo sea para saber lo que José «no fue».

El José de la leyenda

La idea del José viejo y milagroso data de los primeros siglos. La encontramos en el escrito apócrifo titulado «Protoevangelio de Santiago» que Orígenes conocía ya en el siglo lll. Se trata de una obra deliciosa e ingenua, nacida sin duda de una mezcla de afecto piadoso y de afán de velar contra posibles herejías. ¿Había quien encontraba difícil de comprender un matrimonio virginal entre José y María? Pues se inventaba un José viudo y anciano que habría aceptado a María más como tutor que como esposo. Y se añadía todo el florero de milagros que ingenuamente inventan todos los que no han descubierto que el mayor milagro de la vida de Cristo es que sólo ocurrieron los imprescindibles.

APÓCRIFOS: Veamos cómo cuenta este primitivo texto apócrifo el matrimonio de José y María:

Se criaba María en el templo del Señor como si fuera una paloma y recibía el sustento de la mano de un ángel. Cuando tuvo doce años deliberaron los sacerdotes y dijeron: «He aquí que María ha cumplido doce años en el templo del Señor. ¿Qué haremos con ella para que no se mancille el santuario del Señor nuestro Dios?» Y dijeron al sumo sacerdote: «Tú estás en el altar del Señor; entra en el santuario y ruega por ella y haremos lo que te revele el Señor». El sumo sacerdote cogió el pectoral con las doce campanillas y se dirigió al Sancta Sanctorum y rogó por ella. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor y le dijo: «Zacarías, Zacarías, sal y convoca a los viudos del pueblo; que traigan cada uno su cayado y a quien el Señor señale ése será su esposo». Salieron los heraldos por todo el territorio de Judea y resonaron las trompetas del Señor, y pronto concurrieron todos. San José arrojó su hacha y se apresuró a reunirse con ellos, y después de estar todos reunidos cogieron los cayados y fueron al sumo sacerdote.

Este cogió los cayados de todos, entró en el templo y oró. Después de haber terminado la oración, tomó los cayados, salió y se los entregó, y ninguna señal apareció en ellos. Pero cuando José cogió el último cayado, he aquí que una paloma salió de éste y voló a la cabeza de san José. Y dijo el sacerdote a san José: «Tú estás destinado por la suerte para tomar bajo tu protección a la Virgen del Señor» y san José contestó y dijo: «Tengo hijos, soy un hombre viejo; ella en cambio es joven, tengo miedo de parecer ridículo ante los hijos de Israel». Y dijo el sacerdote a san José: «Teme al Señor, tu Dios, y recuerda lo que hizo con Datán, Abirón y Coré, cómo abrió la tierra y fueron tragados por ella por su oposición. Y teme ahora a Dios, José, no vaya a ocurrir algo en tu casa». Y José temió y la tomó bajo su protección. Y dijo a María: «He aquí que te recibo del templo del Señor y te dejo ahora en mi casa y me voy a hacer mis trabajos y después vendré otra vez a donde ti; el Señor tendrá cuidado de ti mientras tanto.

¡Delicioso! Pero sin una sola palabra que se sostenga a la luz de la crítica y de la historia. Esos heraldos que pregonan por todo el país, esos cayados de los que salen palomas (en otras versiones simplemente la madera seca florece de repente) que se posan en la cabeza del elegido. 0Estamos en el reino de las hadas.

No menos curioso es el apócrifo titulado «Historia de José, el carpintero» y que data del siglo VI o VII. Esta vez el escritor, egipcio probablemente, nos cuenta nada menos que toda la vida de José… narrada por Jesús a sus discípulos en el huerto de los Olivos. En él se nos dice que José tuvo de su primer matrimonio cuatro hijos y dos hijas (y hasta se nos dan sus nombres: Judas, Justo, Jacobo, Simeón, Assia y Lidia) y que, viudo, tras 49 años de convivencia con su primera esposa, recibió a María, de 12 años, como si fuera una hija más. El apócrifo se extiende esta vez, sobre todo, en la muerte de José:

Pasaron los años y envejeció. Sin embargo no padecía ninguna enfermedad. Conservaba la luz de sus ojos y no perdió ni un diente de su boca. También conservó siempre la vitalidad de su espíritu. Trabajaba como un joven en la plenitud de su vigor, y sus miembros estaban sanos. Viviré durante ciento once años.

Pero un día le llegó la hora de morir. Era -dice el escritor- el 26 de abril. El detalle nos muestra el sentido de todo el escrito: su autor quiere defender una fecha concreta para la celebración de la fiesta de san José. Pero, una vez puesto a demostrarlo, rodea de ternísimos detalles -siempre en la boca de Cristo la muerte del anciano:

Yo me senté a sus pies y le contemplaba. Tuve sus manos entre las mías durante toda una hora. Dirigió hacia mi su rostro y me indicó que no le abandonara. Acto seguido puse mi mano sobre su pecho y me di cuenta de que su alma iba en seguida a dejar su morada…

Vinieron entonces Miguel y Gabriel, recibieron el alma de mi padre José y la cubrieron de luminosos vestidos. Le cerré los ojos con mis propias manos y cerré su boca. Y dije a José: «No te invadirá ningún olor a cadáver ni saldrá de tu cuerpo gusano alguno. Nada de tu cuerpo se corromperá, padre mío, sino que permanecerá integro e incorruptible hasta el ágape milenario.

El silencio respetuoso del evangelio

La fábula es hermosa, pero tendremos que olvidarla para tratar de acercarnos a la realidad. Y la realidad es que el evangelio -en expresión de Rops- rodea su figura de sombra, de humildad y de silencio: se le adivina, más que se le ve. Nada sabemos de su patria. Algunos exegetas se inclinan a señalar Belén. Otros prefieren Nazaret. De Belén descendían posiblemente sus antepasados.

Nada sabemos tampoco de su edad. Los pintores, siguiendo a la leyenda, le prefieren adulto o anciano. Un especialista como Franz Jantsch sitúa a José, a la hora de su matrimonio, entre los 40 ó 50 años, aun rechazando la idea de la ancianidad. Pero dada la brevedad de la vida en aquel siglo y aquel país, los cuarenta o cincuenta hubieran sido una verdadera ancianidad.

Al otro extremo se va Jim Bishop que pone a José con 19 años. Lo más probable es que tuviera algunos años más que María y que se desposara con ella en torno a los 25, edad muy corriente para los jóvenes que se casaban en aquel tiempo.

¿Era realmente carpintero? Otra vez la oscuridad. La palabra griega tecton habría que traducirla, en rigor, como «artesano», sin mayores especificaciones. A favor de un trabajo de carpintería estaría la antigüedad de la tradición (san Justino nos dice que construía yugos y arados, y en la misma linea escriben Orígenes, san Efrén y san Juan Damasceno) y el hecho de que ningún apócrifo le atribuya jamás otro oficio. Hasta la edad media no aparecen los autores que le dicen herrero (san Isidoro de Sevilla entre otros). Pero ninguna prueba decisiva señala con precisión el oficio de José.

Algo puede aclararnos el hecho de que en la época de Cristo en Palestina escaseaba la madera. No había sino los famosos cedros, que eran pocos y propiedad de ricos, palmeras, higueras y otros frutales. Como consecuencia muy pocas cosas eran entonces de madera. Concretamente, en Nazaret las casas o eran simples cuevas excavadas en la roca o edificaciones construidas con cubos de la piedra caliza típica del lugar (tan blanda que se cortaba con sierras). En los edificios la madera se reducía a las puertas y muchas casas no tenían otra puerta que una gruesa cortina.

No debía, pues, ser mucho el trabajo para un carpintero en un pueblo de no más de cincuenta familias. Preparar o reparar aperos de labranza o construir rústicos carros. Los muebles apenas existían en una civilización en que el suelo era la silla más corriente y cualquier piedra redonda la única mesa. Evidentemente la carpintería no era un gran negocio en el Nazaret de entonces.

Habría que empezar a pensar que la verdadera profesión de José era lo que actualmente denominaríamos «sus chapuzas». Todo hace pensar que sus trabajos eran encargos eventuales que consistían en reparar hoy un tejado, mañana en arreglar un carro, pasado en recomponer un yugo o un arado. Sólo dos cosas son ciertas: que trabajaba humildemente para ganarse la vida y que se la ganaba más bien mal que bien.

Su matrimonio con María

Este es el hombre que Dios elige para casarse con la madre del Esperado. Y lo primero que el evangelista nos dice es que María estaba desposada con él y que antes de que conviviesen (Mt 1, 18) ella apareció en estado. Nos encontramos ya aquí con la primera sorpresa: ¿Cómo es que estando desposada no habían comenzado a convivir? Tendremos que acudir a las costumbres de la época para aclarar el problema.

El matrimonio en la Palestina de aquel tiempo se celebraba en dos etapas: el «quiddushin» o compromiso y el «nissuin» o matrimonio propiamente tal. Como es habitual en muchos pueblos orientales son los padres o tutores quienes eligen esposo a la esposa y quienes conciertan el matrimonio sin que la voluntad de los contrayentes intervenga apenas para nada. María y José se conocerían sin duda (todos se conocen en un pueblecito de cincuenta casas) pero apenas intervinieron en el negocio. Y uso la palabra «negocio» porque es lo que estos tratos matrimoniales parecían. Los padres o tutores de los futuros desposados entablaban contactos, discutían, regateaban, acordaban. Ambas familias procuraban sacar lo más posible para el futuro de sus hijos.

Pero no parece que en este caso hubiera mucho que discutir. José pudo aportar sus dos manos jóvenes y, tal vez como máximo, sus aperos de trabajo. María -aparte de su pureza y su alegría- pondría, como máximo, algunas ropas y muebles o útiles domésticos. Los tratos preliminares concluían con la ceremonia de los desposorios que se celebraba en la casa de la novia. Amigos y vecinos servían de testigos de este compromiso que, en rigor, tenia toda la solidez jurídica de un verdadero matrimonio. «He aquí que tú eres mi prometida» decía el hombre a la mujer, mientras deslizaba en su mano la moneda que simbolizaba las arras. «He aquí que tú eres mi prometido» respondía la mujer, que pasaba a ser esposa de pleno derecho. Con el nombre de «esposa de fulano» se la conocía desde entonces. Y, si el novio moría antes de realizarse el verdadero matrimonio, recibía el nombre de «viuda». La separación sólo con un complicado divorcio podía realizarse. Los desposorios eran, pues, un verdadero matrimonio. Tras ellos podían tener los novios relaciones intimas y el fruto de estas relaciones no era considerado ilegitimo, si bien en Galilea la costumbre era la de mantener la pureza hasta el contrato final del matrimonio.

Este solía realizarse un año después y era una hermosa fiesta. Un miércoles -día equidistante entre dos sábados- el novio se dirigía, a la calda de la tarde, hacia la casa de su prometida, llevando del ronzal un borriquillo ricamente enjaezado. Las gentes se asomaban a las puertas y, en las grandes ciudades, se agolpaban en las ventanas. En su casa esperaba la novia rodeada de sus amigas, todas con sus lámparas encendidas. La novia vestía de púrpura, ajustado el vestido con el cinturón nupcial que la víspera le habla regalado el novio. Perfumada con ungüentos preciosos, lucia la muchacha todas sus joyas: brazaletes de oro y plata en muñecas y tobillos, pendientes preciosos. La mujer recibía al hombre con los ojos bajos. Este la acomodaba sobre el asno que luego conducirla de la brida. En el camino grupos de niños arrojaban flores sobre los desposados. Sonaban flautas y timbales y, sobre las cabezas de los novios, los amigos agitaban arcos de palmas y ramos de olivo. Cantaba por la calle la novia. En sus cantos hablaba a sus amigas de su felicidad. El cortejo y los amigos del esposo cantaban también, elogiando las virtudes de los desposados. Ya en la casa del novio, un sacerdote o un anciano leía los textos que hablaban de los amores de Sara y Tobías. Y el vino completaba la alegría de todos.

María y José, en el silencio de Dios

María y José vivieron sin duda todas estas ceremonias. Pero, para ellos, entre la primera y la segunda, ocurrió algo que trastornó sus vidas y que dio un especialísimo sentido a este matrimonio. María y José iban a cruzar ese tremendo desierto que los modernos llamamos «el silencio de Dios». Son esos «baches» del alma en los que parece que todo se hundiera. Miramos a derecha e izquierda y sólo vemos mal e injusticia. Salimos fuera de nuestras almas y contemplamos un mundo que se destruye, las guerras que no cesan, los millones de hambrientos. Incluso en el mundo del espíritu no vemos sino vacilación. Ni la propia Iglesia parece segura de si misma.

Nos volvemos, entonces, a Dios y nos encontramos con un muro de silencio. ¿Por qué Dios no habla? ¿Por qué se calla? ¿Por qué nos niega la explicación a que tenemos derecho? Hemos dedicado a él lo mejor de nuestra vida, creemos tener la conciencia tranquila… ¡Mereceríamos una respuesta! Pero él permanece callado, horas y horas, días y días.

Alguien nos recuerda, entonces, la frase del libro de Tobías: Porque eras grato a Dios, era preciso que la tentación te probara (Tob 2, 12) ¿Por ser grato a Dios? ¿Precisamente por serle grato? La paradoja es tan grande que nos parece un bello consuelo sin sentido. Pero es el único que nos llega, porque Dios continúa callado, sin concedernos esa palabra suya que lo aclararía todo.

Dios niega este consuelo a sus mejores amigos escribe Moeller y la Biblia lo testimonia largamente. Todos, todos han pasado alguna vez por ese amargo desierto del «silencio de Dios». Es lo que ahora van a vivir María y José.

Ella habla partido hacia Ain Karim a mitad del año entre la ceremonia de los desposorios y el matrimonio propiamente tal. Había pedido permiso a José para ausentarse, pero no había dado demasiadas explicaciones. Tampoco José las había pedido: era natural que le gustara pasar unas semanas con su prima y mucho más si sabia o sospechaba que Isabel esperaba un niño.

Algo más extraña resultó la vuelta precipitada de María. Aunque los exegetas no están de acuerdo. los textos evangélicos parecen insinuar que volvió a Nazaret faltando algunos días o semanas para el nacimiento de Juan. Al menos, nada dicen de una presencia de María en los días del alumbramiento. ¿A qué vienen ahora estas prisas? ¿No era normal que acompañase a su prima precisamente en los días en que más podía necesitarla?

Esta prisa obliga a pensar que o faltaba poco tiempo para la ceremonia del matrimonio de María o, más probablemente, que los síntomas de la maternidad empezaban a ser ya claros en ella y no quiso que José se enterase de la noticia estando ella fuera.

Regresó, pues, a Nazaret y esperó, esperó en silencio. No parece en absoluto verosímil que María contase como apunta Bishop su estado a José. Los evangelios insinúan un silencio absoluto de María. San Juan Crisóstomo en una homilía de prodigioso análisis psicológico trata de investigar el por qué de este silencio:

Ella estaba segura de que su esposo no hubiera podido creerla si le contara un hecho tan extraño. Temía, incluso, excitar su cólera al dar la impresión de que ella trataba de cubrir una falta cometida. Si la Virgen había experimentado una extrañeza bien humana al preguntar cómo ocurriría lo que anunciaba el ángel, al no conocer ella varón, cuánto más habría dudado José, sobre todo si conocía esto de labios de una mujer, que por el mismo hecho de contarlo, se convertía en sospechosa.

No, era algo demasiado delicado para hablar de ello. Además ¿qué pruebas podía aportar María de aquel misterio que llenaba su seno sin intervención de varón? Se calló y esperó. Esta había sido su táctica en el caso de Isabel y Dios se habla anticipado a dar las explicaciones necesarias. También esta vez lo haría. Seguía siendo asunto suyo.

La noche oscura de José

¿Cómo conoció José el embarazo de María? Tampoco lo sabemos. Lo más probable es que no lo notara al principio. Los hombres suelen ser bastante despistados en estas cosas. Lo verosímil es pensar que la noticia comenzó a correrse entre las mujeres de Nazaret y que algunas de ellas, entre pícara e irónica, felicitó a José porque iba a ser padre.

Ya hemos señalado que nadie pudo ver un pecado en este quedar embarazada María -de quien ya era su marido legal, pensarían todos- antes de la ceremonia matrimonial. No era lo más correcto, pero tampoco era un adulterio. Nadie se rasgaría, pues, las vestiduras, pero no faltarían los comentarios picantes. En un pueblo diminuto, el embarazo de María era una noticia enorme y durante días no se hablaría de otra cosa en sus cincuenta casas. Para José, que sabía que entre él y María no había existido contacto carnal alguno, la noticia tuvo que ser una catástrofe interior. Al principio no pudo creerlo, pero luego los signos de la maternidad próxima empezaron a ser evidentes. No reaccionó con cólera, sino con un total desconcierto. La reacción normal en estos casos es el estallido de los celos. Pero José no conocía esta pasión que los libros sagrados describen implacable y dura como el infierno. El celoso -decía el libro de los Proverbios- es un ser furioso. no perdonará hasta el día de la venganza (Prov 6, 34).

En José no hay ni sombra de deseos de venganza. Sólo anonadamiento. No puede creer, no quiere creer lo que ven sus ojos. ¿Creyó José en la culpabilidad de su esposa? San Agustín, con simple realismo, dice que sí: la juzgó adúltera. En la misma línea se sitúan no pocos padres de la Iglesia y algunos biógrafos. Pero la reacción posterior de José está tan llena de ternura que no parece admitir ese pensamiento.

Lo más probable es que José pensara que María había sido violada durante aquel viaje a Ain Karim. Probablemente se echó a sí mismo la culpa por no haberla acompañado. Viajar en aquellos tiempos era siempre peligroso. Los caminos estaban llenos de bandoleros y cualquier pandilla de desalmados podía haber forzado a su pequeña esposa. Esto explicaría mucho mejor el silencio en que ella se encerraba. Por otro lado, la misteriosa serenidad de María le desconcertaba: no hubiera estado así de haber sido culpable su embarazo, se hubiera precipitado a tejer complicadas historias. El no defenderse era su mejor defensa.

¿Pudo sospechar José que aquel embarazo viniera de Dios? Algunos historiadores así lo afirman y no falta quien crea que esta sospecha es lo que hacía temblar a José que, por humildad, no se habría atrevido a vivir con la madre del futuro Mesías. La explicación es piadosa pero carece de toda verosimilitud. Las profecías que hablaban de que el Mesías nacería de una virgen no estaban muy difundidas en aquella época y la palabra «almah» que usa el profeta Isaías se interpretaba entonces simplemente como «doncella». Por lo demás, ¿cómo podía imaginar José una venida de Dios tan sencilla? Lo más probable es que tal hipótesis no pasara siquiera por la imaginación de José antes de la nueva aparición del ángel. Sobre todo habiendo, como había, explicaciones tan sencillas y normales como la violación en el camino de Ain Karim.

Pero el problema para José era grave. Es evidente que él amaba a María y que la amaba con un amor a la vez sobrenatural y humano. Tenemos un corazón para todos los usos, ha escrito Cabodevilla. Si la quería, no le resultaba difícil perdonarla y comprenderla. Un hombre de pueblo comprende y perdona mucho mejor que los refinados intelectuales. La primera reacción de José tuvo que ser la de callarse. Si María había sido violada bastante problema tendría la pobrecilla para que él no la ayudara a soportarlo.

Mas esta solución tampoco era simple. José, dice el evangelista, era «justo» (Mt 1, 19). Esta palabra en los evangelios tiene siempre un sentido: cumplidor estricto de la ley. Y la ley mandaba denunciar a la adúltera. Y, aun cuando ella no fuera culpable, José no podía dar a la estirpe de David un hijo ilegítimo. Y el que María esperaba ciertamente parecía serlo.

Si José callaba y aceptaba este niño como si fuera suyo, violaba la ley y esto atraería castigos sobre su casa, sobre la misma María a quien trataba de proteger. Este era el «temor» del que luego le tranquilizaría el ángel.

Pero, si él no reconocía este niño como suyo, el problema se multiplicaba. María tendría que ser juzgada públicamente de adulterio y probablemente sería condenada a la lapidación. Esta idea angustió a José. ¿Podría María probar su inocencia? Su serenidad parecía probar que era inocente, pero su silencio indicaba también que no tenía pruebas claras de esa inocencia. José sabía que los galileos de su época eran inflexibles en estas cosas. Quizá incluso había visto alguna lapidación en Nazaret, pueblo violento que un día querría despeñar a Jesús en el barranco de las afueras del pueblo. José se imaginaba ya a los mozos del pueblo arrastrando a María hasta aquel precipicio. Si ella se negaba a tirarse por él, sería empujada por la violencia. Luego la gente tomaría piedras. Si la muchacha se movía después de la caída, con sus piedras la rematarían. Dejarían luego su cuerpo allí, para pasto de las aves de rapiña.

No podía tomarla, pues. Denunciarla públicamente no quería. ¿Podría «abandonarla» en silencio? Entendida esta palabra «abandonarla» en sentido moderno, habría sido la solución más sencilla y la más coherente en un muchacho bueno y enamorado: un día desaparecería él del pueblo; todas las culpas recaerían sobre él; todos pensarían que él era un malvado que había abandonado a María embarazada. Así, nadie sospecharía de ella, ni del niño que iba a venir. Pero ni este tipo de abandonos eran frecuentes entonces, ni la palabra «abandonar» que usa el evangelista tiene ese sentido. En lenguaje bíblico «abandonar» era dar un libelo legal de repudio. Probablemente, pues, era esto lo que proyectaba José: daría un libelo de repudio a María, pero en él no aclararía la causa de su abandono. De todos modos tampoco era sencilla esta solución y no terminaba de decidirse a hacerlo.

¿Cuánto duró esta angustia? Días probablemente. Días terribles para él, pero aún más para ella. ¡Dios no hablaba! ¡Dios no terminaba de hablar! Y a María no le asustaba tanto la decisión que José pudiera tomar, cuanto el dolor que le estaba causando. Ella también le quería. Fácilmente se imaginaba el infierno que él estaba pasando.

Y los dos callaban. Callaban y esperaban sumergidos en este desgarrador silencio de Dios. Su doble pureza hacia más hondas sus angustias. Seres abiertos a lo sobrenatural aceptaban esto de ser llevados de la mano por el Eterno. ¡Pero este caminar a ciegas! ¡Este verse él obligado a pensar lo que no quería pensar! ¡Este ver ella que Dios inundaba su alma para abandonarla después a su suerte! Difícilmente ha habido en la historia dolor más agudo y penetrante que el que estos dos muchachos sintieron entonces. ¡Y no poder consultar a nadie, no poder desahogarse con nadie! Callaban y esperaban. El silencio de Dios no seria eterno.

El misterio se aclara con un nuevo misterio

No lo fue. No habla llegado José a tomar una decisión cuando en sueños se le apareció un ángel del Señor (Mt 1, 20). En sueños: si el evangelista estuviera inventando una fábula habría rodeado esta aparición de más escenografía. No hubiera elegido una forma tan simple, que se presta a que fáciles racionalismos hicieran ver a José como un soñador. Pero Dios no usa siempre caminos extraordinarios. En el antiguo testamento era frecuente esta acción de Dios a través del sueño. Entre sueños, con visiones nocturnas -decía el libro de Job- abre Dios a los hombres los oídos y los instruye y corrige (Job 4, 13). Era además un sueño preñado de realidad. Difícilmente se puede decir más de lo que el ángel encierra en su corto mensaje. Comienza por saludar a José como «hijo de David» (Mt 1, 20), como indicándole que cuanto va a decirle le afecta no sólo como persona, sino como miembro de toda una familia que en Jesús queda dignificada. Pasa después a demostrar a José que conoce todo cuanto estos días está pasando: No temas en recibir a María (Mt 1, 20). Dirige sus palabras al «justo», al cumplidor de la ley. No temas, al recibir a María no recibes a una adúltera, no violas ley alguna. Puedes recibir a María que es «tu esposa» y que es digna de serlo pues lo concebido en ella es obra del Espíritu santo. Son palabras gemelas a las que usara con María. Y contenían lo suficiente para tranquilizar a José. Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. (Mt 1, 21). El mensaje se dirige ahora a José. como diciéndole: aunque tú no serás su padre según la carne, ejercerás sobre él los verdaderos derechos del padre. simbolizados para los hebreos en esta función de ponerle nombre. El nombre tiene en el mundo bíblico mucha mayor importancia que entre nosotros. Casi siempre posee un sentido que trata de definir la vida de quien lo lleva. Y el cambio de nombre adquiere siempre en el antiguo testamento el doble sentido de una «elección» y de una especial «misión». El nombre es, en cierto modo, la primera revelación de Dios sobre el hombre.

Y el nombre que el ángel dice no carece de sentido, es un tesoro inagotable, comenta san Juan Crisóstomo. Se llamará Jesús (Ya-chúa, en hebreo) es decir: «Yahvé salva». Este nombre de «salvador» se aplica a Dios unas cien veces en el antiguo testamento. Dios es mi salvador, viviré lleno de confianza y no temeré (Is 12, 2). Cuán hermosos son los pies de aquel que pregona la salvación (Is 52, 7).

El ángel anuncia así que Jesús traerá lo que el hombre más necesita, lo que sólo Dios puede dar, lo más que Dios puede dar al hombre: la salvación. Salvación, en primer lugar, para su pueblo, para Israel. Habla el ángel a José de lo que mejor puede entender, de lo que más esperaba un judío de entonces. En su hijo se cumplirá aquello que anunciaba el salmo 130: Espera, oh Israel, en el Señor. Porque en el Señor hay misericordia y salvación abundante. El redimirá algún día a Israel de todas sus iniquidades.

Aún es más fecundo el mensaje del ángel: puntualiza en qué consistirá esa salvación. El pueblo -explica el comentario de san Juan Crisóstomo- no será salvado de sus enemigos visibles, ni de los bárbaros, sino de algo más importante. del pecado. Y esto nadie podía haberlo hecho antes de Jesús. Parece que el evangelista tuviera prisa por señalar el eje de la misión de Cristo, salvador, sí, de todos los males, liberador, si, del hombre entero, pero salvador de todo porque atacaría a la raíz de todo, a la última causa de todo mal: los pecados. No venia a dar una batalla directa contra el hambre en el mundo, ni contra la dominación romana, ni contra la divinización humana que incluía la cultura helenística. Venia a dar la batalla contra todo pecado que corrompe el interior del hombre, sabiendo, eso si, que en ella quedarían también incluidas la lucha contra el hambre, la opresión, la idolatría de la inteligencia. Venía a cambiar al hombre, sabiendo que, cuando el hombre fuera mejor, sería también más feliz.

El ángel ha concluido ya su mensaje. Pero el evangelista aún tiene algo que añadir. Mateo se ha propuesto como fin fundamental de su evangelio mostrar a sus contemporáneos cómo se realizan en Cristo todas las profecías que anunciaban al Mesías y aquí nos señala cómo en este misterioso nacimiento se realizan las palabras de Isaías: He aquí que una virgen concebirá y parirá un hijo… (Mt 1, 23). Estas palabras que son tan importantes para nosotros, no lo eran tanto para los contemporáneos y antecesores de Cristo, por la simple razón de que no lograban entenderlas. Las escuelas judías apenas comentaban este oráculo y no solían referirlas al Mesías. Esperaban la venida de este enviado revestido de poder y de majestad: mal podían imaginarle a través de un bebé que nace de un ser humano. Pensaban en la llegada de un vencedor adulto, nadie hablaba de su posible nacimiento. Menos aun podían intuir un nacimiento virginal y misterioso. La palabra que nosotros traducimos por «Virgen» (almah, en hebreo) la traducían simplemente por «doncella», «jovencita». Sólo José aquella noche comenzó a vislumbrar el sentido de esa palabra y entendió que a él se le aclaraba el rompecabezas de su espíritu. Ahora todo cuadraba: la pureza incuestionable de su esposa, la misteriosa serenidad de ella, su vocación personal. Ahora supo por qué quería a María y, al mismo tiempo, no la deseaba; por qué su cariño era casi sólo respeto. Entendía cómo podían unirse ideas tan opuestas como «virginidad» y «maternidad»; cómo él podía ser padre sin serlo, cómo aquel terrible dolor suyo de la víspera había sido maravillosamente fecundo.

¿Temió, por un momento, que todo hubiera sido un sueño, una «salida» que se buscaba su subconsciente para resolver el problema? Tal vez sí lo temió. Pero, cuanto más reflexionaba, mas se daba cuenta de que aquello sólo podía ser obra de Dios. ¿Cómo iba a haber inventado él aquel prodigio de un embarazo obrado por Dios que, despierto, ni hubiera podido pasar por su imaginación? Una idea así le hubiera parecido una blasfemia. Pero ahora veía que era posible. Que no sólo era posible, sino que en ella se realizaban las profecías que antes no había podido comprender. No, no era un sueño.

Sintió deseos de correr y abrazar a María. Lo hizo apenas fue de día. Y a ella le bastó ver su cara para comprender que Dios había hablado a José como antes lo habla hecho con Isabel. Ahora podían hablar ya claramente, confrontar sus «historias de ángeles», ver que todo cuadraba, «entender» sus vidas, asustarse de lo que se les pedía y sentir la infinita felicidad de que se les pidiese. Comprendían su doble amor virginal y veían que esta virginidad en nada disminuía su verdadero amor. Nunca hubo dos novios más felices que María y José paseando aquel día bajo el sol.

Un destino cambiado

Pero no sólo alegría. También miedo y desconcierto. Cuando José volvió a quedarse solo comenzó a sentir algo que sólo podía definirse con la palabra «vértigo». Sí, hablan pasado los dolores y las angustias, se había aclarado el problema de María, pero ahora descubría que todo su destino habla sido cambiado. El humilde carpintero, el muchacho simple que hasta entonces habla sido, acababa de morir. Nacía un nuevo hombre con un destino hondísimo.

Como antes María, descubría ahora José que embarcarse en la lancha de Dios es adentrarse en su llamarada y sufrir su quemadura. Tuvo miedo y debió de pensar que hubiera sido mas sencillo si todo esto hubiera ocurrido en la casa de enfrente. Un poeta -J. M. Valverde- ha pintado minuciosamente lo que José debió de sentir aquella tarde, cuando se volvió a quedar solo:

¿Por qué hube de ser yo? Como un torrente
de cielo roto, Dios se me caía
encima: gloria dura, enorme, haciéndome
mi mundo ajeno y cruel: mi prometida
blanca y callada, de repente oscura
vuelta hacia su secreto, hasta que el ángel
en nívea pesadilla de relámpagos,
me lo vino a anunciar:
el gran destino
que tan bello sería haber mirado
venir por otra calle de la aldea…

¿Y quién no preferiría un pequeño destino hermoso a ese terrible que pone la vida en carne viva? Todos los viejos sueños de José quedaban rotos e inservibles.

Nunca soñé con tanto. Me bastaban
mis días de martillo, y los olores
de madera y serrín, y mi María
tintineando al fondo en sus cacharros.
Y si un día el Mesías levantaba
como un viento el país, yo habría estado
entre todos los suyos, para lucha
oscura o para súbdito. Y en cambio
como un trozo de monte desprendido
el Señor por mi casa, y aplastada
en demasiada dicha mi pequeña
calma, mi otra manera de aguardarse.

Pero aún había más: la venida del Dios tonante ni siquiera era tonante en lo exterior. Dios estaba ya en el seno de María y fuera no se notaba nada. Solamente -dirá el mismo poeta- más la sobre María, más lejano el fondo de sus ojos. Sólo eso, ni truenos en el aire, ni ángeles en la altura. El trabajo seguía siendo escaso, los callos crecían en las manos, el tiempo rodaba lentamente. Sólo su alma percibía el peso de aquel Dios grande y oscuro a la vez. «Quizá -pensó- cuando el niño nazca termine por aclararse todo».

 http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/FIESTAS/JOSE/sombra_de_jose.htm