Archivo por días: julio 16, 2014

domi EL MAYOR ESTUDIO MUNDIAL SOBRE EL YETI SUGIERE QUE PUEDE TRATARSE DE UN OSO

El estudio liderado por el profesor Bryan Sykes deja abierta la posibilidad de que exista en el Himalaya alguna especie de oso de grandes dimensiones desconocida hasta ahora para la ciencia.

Es una de las leyendas más atractivas y recurrentes de la historia de la humanidad pero, de momento, sigue sin aparecer ni un sólo rastro científico del Yeti, ni de ningún otro primate misterioso; ni en elHimalaya ni en los bosques de Rusia o Norte-américa (Bigfoot). Esta es la conclusión de un estudio liderado por Bryan Sykes, profesor de genética humana en la Universidad de Oxford (Reino Unido) que publicará la revista científica Proceedings of The Royal Society B. [La publicación ha sido anunciada a través de la edición on-line el 1 de julio pero aparecerá en el número de esta revista el 22 de agosto].

“Para conseguir datos científicos sobre este tema a menudo polémico, se realizó un análisis genético sistemático de muestras de cabello atribuido a estas criaturas”, recuerda Bryan Sykes, refiriéndose a una campaña de recogida de muestras que se inició en 2012 y que provocó un gran interés internacional. Los datos preliminares de este estudio fueron presentados el año pasado y fueron incluidos en diversos reportajes de divulgación científica de difusión mundial. Bryan Sykes es un genetista de fama internacional en diversos campos y estudia los datos sobre el Yeti y mitos similares desde hace más de dos décadas.

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Brian Sykes, derecha, analizando una muestra

Los datos que se presentan ahora indican que en total se recibieron 57 muestras de supuestos restos del hombre de la nieves de diferentes partes del mundo. Una vez descartadas las fibras de vidrio, sustancias vegetales y cabellos de humanos auténticos, los científicos seleccionaron 36 muestras que parecían ser interesantes y realizaron análisis detallados de su perfil genético.

Los resultados de la investigación fueron muy variados. Se encontraron restos de osos, caballos, vacas y algunos cánidos (lobos, perros o coyotes). Los investigadores incluso identificaron pelo mapache en una muestra de Arizona y, más sorprendente todavía, restos de esta misma especie procedente en Rusia, donde no se conoce todavía que este animal se haya establecido en el medio natural.

Entre las curiosidades de este estudio. el profesor Sykes recuerda que un mechón de pelo recogido en Texas resultó pertenecer a un ser humano, probablemente de un hombre con familia materna en Europa, según detalla el análisis del ADN.

El animal más cercano, un oso prehistórico

Los genetistas no han encontrado a Yeti, pero el estudio de los pelos podría indicar que el mítico animal era en realidad una especie de oso. Dos de las muestras analizadas -uno de la región de Ladakh (India), y otro de Bután- podrían tener relación con una especie desconocida de oso, un híbrido de oso o restos de ADN del Ursus maritimus tyrannus, una subespecie fósil muy grande del oso polar (Ursus maritimus), que se considera extinguida desde hace más de 40.000 años.

El estudio no afirma que Ursus maritimus tyrannus exista en la actualidad puesto que las muestras podrían haber sido recogidas de restos conservados bajo el hielo (como ha ocurrido en diversas ocasiones con otros animales)

Una de estas muestras de pelo de oso prehistórico, en este caso de color rojizo, fue tomada a una altitud elevada (alrededor de 3500 m) en un bosque de bambú de Bután. La segunda muestra, de color marrón, procede de un animal cazado en Ladakh, una región del Himalaya en el estado indio de Jammu y Cachemira. En este caso, el estudio presentado ahora no descarta que se trate de un híbrido de oso desconocido hasta ahora para la ciencia. Aunque los resultados sean muy fríos, el estudio de Bryan Sykes también deja un resquicio para la imaginación.


http://esencia21.wordpress.com/2014/07/04/el-mayor-estudio-mundial-sobre-el-yeti-sugiere-que-puede-tratarse-de-un-oso/

domi El «Heartland»


Si en Occidente hemos heredado leyendas sobre Atlántida —un rico estado comercial marítimo que, por sus pecados, fue castigado por los dioses a perecer bajo el mar—, en Oriente también abundan menciones sobre tierras perdidas. En las enormes regiones budistas de Asia Central existen infinidad de mitos sobre ciudades subterráneas y valles ocultos, como Shambhala, a donde se habrían replegado los antiguos poderes tradicionales y espirituales del mundo, esperando manifestarse en la guerra final entre los espíritus del bien y los espíritus del mal. Los mongoles identifican Shambhala con diversos valles del sur de Siberia, mientras que en el folklore altaico, la puerta de la ciudad secreta está escondida en el monte Beluja, de la cordillera del Altai, donde según la leyenda fue enterrado Genghis Khan. El Kalachakra, un escrito tántrico del budismo tibetano con fuertes influencias hinduistas, afirma que cuando el mundo degenere en una vorágine de guerra y codicia, de Shambhala emergerá Kalki («caballo blanco», o «destructor de la inmundicia»), una especie de mesías que formará un ejército y luchará contra las fuerzas demoniacas, matando por millones a los «bárbaros» y a los «ladrones que han usurpado el poder real». Reuniendo a todos los brahmanes del mundo, fundaría una nueva raza para poblar la edad dorada que vendrá. En su pasado chamánico, los pueblos túrquico-mongoles hablaban de Ergekenon, un aislado valle supuestamente situado en el Altai, donde sus antepasados estuvieron aprisionados durante cuatro siglos hasta que un herrero consiguió derretir la barrera que los encerraba. El mito de Ergenekon luego sería usado estratégicamente por el nacionalismo turco en su promoción del pan-turanianismo.

 

Desde China, la tradición contaba que Lao Tsé («anciano sabio», el fundador del taoísmo) se marchó hastiado del país montado en un búfalo blanco hacia el Oeste, es decir, hacia Asia Central, quizás hacia los montes Kunlun Shan, donde se encuentran las fuentes del Río Amarillo, un lugar considerado santo por los monjes y ermitaños, donde el aire era puro y energizante, donde crecían hierbas curativas y avanzaban enormes glaciares, y en cuyos ríos vivían peces de larga vida. El taoísmo explicaba que allí, en la «montaña del centro del mundo», unos hombres «regios» encontraron la bebida de la inmortalidad en tiempos muy remotos. Mitológicamente hablando, la cordillera conectaba la Tierra con el Cielo y en algún lugar de su seno se erguía un palacio de jade donde moraba Xiwangmu, la «reina madre de Occidente». Como una versión oriental del mito griego del jardín de las Hespérides, crecía allí un enorme árbol que brindaba melocotones de la inmortalidad cada tres mil años.

 

En Occidente también se contemplaba el interior de Eurasia a través de un prisma de leyendas. En «Historias», Heródoto habla de un lugar «al noreste», más allá de los escitas, donde existen vastas cantidades de oro guardado por grifos. Buran (un fuerte viento invernal del Norte, equivalente al Boreas griego), soplaba allí con fuerza desde una caverna montañosa en la llamada Puerta de Zungaria, que separa Uiguristán (también llamado Turkestán chino o Xingjiang) del resto de Asia Central. Más allá de este dominio se encontraba el «país de los hiperbóreos», cuyo territorio llegaba al mar (probablemente el Océano Ártico). En los mitos bizantinos, Alejandro Magno no halló otra solución para las hordas de «Gog y Magog» (bárbaros del interior continental, asimilados a veces a los escitas y destinados a caer sobre el resto del mundo en el futuro) que contenerlas con un muro de hierro o adamantio. Seguramente se trate de las Puertas Caspias, situadas en el sur de Rusia, donde siglos después un ejército de eslavos y vikingos aniquilará el reino jázaro (khazar) fundando el primer Estado ruso. El contenido metafórico de la construcción de las Puertas Caspias quedó servido —especialmente teniendo en cuenta que, en el folklore centroasiático, una «puerta de hierro en un lago» o un «agujero en una montaña» son considerados el origen de los vientos. Tras las malhadadas campañas de los macedonios en el norte de India, una historia helenística llegada a Occidente hizo circular la idea de que en lo más profundo de Asia Central había un valle alfombrado con diamantes y patrullado por aves de presa y serpientes «de mirada mortífera». En tiempos del comercio de la seda, Roma sabía de la existencia de los seres, un pueblo alto, longevo y sano (posiblemente los tocarios) situado en Serica, la «tierra de la seda», que se correspondería con Uiguristán. Estos mitos y rumores encarnaban de alguna manera la voluntad de Europa de no perder su conexión con Oriente.

 

En tiempos medievales, tanto en Roma como en Bizancio y los estados cruzados se hablaba del reino de Preste Juan, un monarca que mantenía el orden en las tierras de Gog y Magog gobernando sobre un país cristiano aislado entre dominios musulmanes y «paganos» (léase budistas, hinduistas y/o religiones ancestrales chamánicas y animistas). Las tradiciones gnósticas consideraban que los reyes magos procedían de este país, donde se encontraría, junto con otras reliquias santas de la Cristiandad, el Santo Grial, obtenido por Parzival en Monsalvat y llevado al Gran Oriente en unas naves con velas blancas y cruces rojas… «Juan» era probablemente una corrupción de «jan» o khan: el título de los reyes tártaros. El personaje en cuestión seguramente era un khan-obispo nestoriano de origen mongol deseoso de estrechar lazos con Occidente, pero la situación pronto se envolvió de símbolos y arquetipos en el imaginario colectivo europeo. Marco Polo, que no podía faltar en este escrito, ubicaría Gog y Magog al norte de Catay (China), es decir, en Mongolia o Siberia. En la misma China, las autoridades imperiales hicieron algo parecido a Alejandro Magno, dando al Heartland por imposible y conformándose con levantar la Gran Muralla para proteger el reino de las incursiones bárbaras del Norte.

 

Todavía en pleno Siglo XIX, los colonos rusos en Siberia, hombres y mujeres de una calidad humana sobresaliente en todos los sentidos, tenían la idea de Belovodye, mítico lugar de «aguas blancas» situado en Siberia oriental, que jugaba el papel de Tierra Prometida en su imaginario religioso y que probablemente influyó de forma importante en el flujo de poblaciones étnicamente europeas hacia el Este, estableciendo colonias cada vez más cercanas al Mar de Japón y a las fronteras con China y Mongolia. Asia Central se iría haciendo popular en Occidente gracias al «Miguel Strogoff» de Julio Verne, a la incipiente ciencia geopolítica, al «Bestias, hombres y dioses» de Ferdinand Ossendowsky y al auge de corrientes ocultistas que idealizaban Asia Central como un santuario de tradición y sabiduría. En los años 20, el pintor, arqueólogo y esoterista ruso Nikolai Roerich también puso su grano de arena describiendo una extraordinaria expedición por toda Asia Central, incluyendo sus visitas de más de 50 monasterios y sus encuentros con lamas budistas.

 

Como se ve, las zonas más recónditas de Asia Central eran vistas como fuente de misterio, fantasía e incertidumbre por parte de las sociedades que recogían su influencia. También eran consideradas como un avispero de hombres y animales, al que se le podían poner diques pero que no debía ser agitado. Todos los mitos que hemos visto coinciden en presentar el corazón de Eurasia como un lugar, como mínimo, interesante y digno de ser visitado por los valientes y los nobles. El presente artículo tratará sobre este vasto espacio habitado por interrogantes y posibilidades infinitas aun por desvelar, un nuevo mundo en potencia, una enorme fortaleza cerrada, inaccesible, inexpugnable, celosamente tradicional, replegada sobre sí misma en innumerables valles, montañas, llanuras, bosques, estepas y desiertos, que no pudo ser conquistada por Alejandro Magno, ni por Roma, ni por Bizancio, ni por los emperadores chinos, ni por la Mancomunidad Polaco-Lituana, ni por los jesuitas portugueses, ni por Napoleón, ni por el Imperio Británico, ni por Hitler, ni por Japón, ni por los oligarcas mafiosos del espacio ex-sovético, ni por las multinacionales y bancos de la globalización capitalista-neoliberal ―a largo plazo ni siquiera por los khanes asiáticos o el terrible bolchevismo soviético―, sino sólo por dos extraordinarios pueblos: los vikingos y los cosacos, que, como Alejandro Magno antes que ellos, llevaron la cultura griega (caracteres cirílicos, herencia bizantina) al corazón de Asia.

 

Desde el amanecer de la Historia, quien posee el Heartland se mueve en él como pez en el agua, ya que es un océano de tierra, pero quien no lo posee se estrellará contra sus muros una y otra vez, y sólo podrá contentarse con asediarlo…

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domi Acerca de la Bastilla

La infame prisión de París, la Bastilla, fue el hogar de muchos de presos famosos como Voltaire, el Marqués de Sade y el preso más famoso y misterioso, el Hombre de la Máscara de Hierro. Conocida más notablemente como un factor que contribuyó al inicio de la Revolución Francesa, la Bastilla sirvió para múltiples funciones a través de sus aproximadamente cinco siglos de vida. Hoy en día, el trazado original de la Bastilla se puede todavía ver en las calles del este de París, en forma de adoquines especiales.

Acerca de la Bastilla

Historia

Originada como la puerta de Saint-Antoine, la Bastilla se conoció formalmente como Bastille Saint-Antoine, y fue construida durante la Guerra de los Cien Años, bajo el reinado del rey Carlos V y del rey Carlos VI. Inicialmente, la Bastilla era una puerta situada en el extremo este de París, pero desde 1370 y hasta 1383 se hicieron extensiones para alterar la estructura en vistas de una fortaleza destinada a defender el extremo este de París, en particular el palacio real Hotel Saint-Pol. Después de la guerra, la Bastilla se convirtió en una prisión estatal. Envuelta en el secreto, la Bastilla finalmente se transformó en uno de los más oscuros símbolos de despotismo real debido a la arbitrariedad de las detenciones para presos sorpresivos de la Bastilla bajo las estrictas normas impuestas por el rey Luis XIII. En lo que ha sido visto como uno de los eventos cruciales que condujeron a la Revolución Francesa, los parisinos asaltaron la Bastilla el 14 de julio de 1789. En combinación con el Juramento del Juego de la Pelota, estos dos eventos se consideran como el inicio de la Revolución Francesa. Después de la Revolución Francesa, la Bastilla fue demolida.

Tamaño

Tras la ampliación, la Bastilla parecía un rectángulo irregular con ocho torres, cada una de 70 metros de largo, 30 metros de ancho, con torres y muros de 25 metros de altura rodeados por un foso ancho. Las ocho torres en formación apretada rodeaban dos patios y una armería. En noviembre de 1789, gran parte de la estructura de la Bastilla había sido en gran parte demolida.

 

Geografía

El número 232 de la rue Saint-Antoine de París fue el hogar de la Bastilla. Aunque no queda mucho de la estructura, la ubicación original de la Bastilla está marcada en el pavimento de las calles y las aceras.

Función

Originalmente, la Bastilla fue una fortaleza que protegía el extremo oriental de París contra las fuerzas anglo-borgoñonas durante la Guerra de los Cien Años. Las amplias terrazas que unían las torres les permitían a los soldados moverse rápidamente a los sectores amenazados de la fortaleza sin descender y hacían que la Bastilla fuera fácil de resguardar por los militares. Después de la guerra, la Bastilla fue un castillo y la guardiana del tesoro real. Durante la primera mitad del siglo XVII, el cardenal Richelieu, bajo el mando del rey Luis XIII, hizo que la fortaleza real se convertiera en una prisión estatal para la clase alta. Principalmente albergando presos políticos y religiosos, la Bastilla comenzó a adquirir una mala reputación bajo el manto del secreto que el rey Luis XIII obligaba mantener a los prisioneros y a los guardias con respecto a lo que sucedía en el interior de las paredes de la Bastilla. Los prisioneros de la Bastilla incluyeron delincuentes comunes como falsificadores y estafadores, así como personas encarceladas por motivos religiosos y por ser responsables de escribir panfletos prohibidos. A pesar de su mala reputación, la Bastilla en realidad tenía unalojamiento muy confortable para sus presos.

Significado

Si bien la Bastilla sirvió como protección contra los invasores enemigos y como prisión para los delincuentes políticos y religiosos, es sobre todo recordada por ser el punto de inflexión en el inicio de la Revolución Francesa, cuando los parisinos asaltaron las torres para adquirir la pólvora y las armas almacenadas en su interior. Muchos historiadores sostienen que la toma de la Bastilla sirvió más como un punto de reunión que simbolizaba un acto de rebeldía que como un acto de resistencia. De cualquier manera, desde el 14 de julio de 1880, el día de la Bastilla conmemora el fin de la monarquía francesa. En general, la Bastilla simboliza la libertad francesa de la monarquía tiránica y represiva.

http://www.ehowenespanol.com/acerca-bastilla-sobre_258229/