Archivo por días: abril 7, 2015

MONSTRUOS HÍBRIDOS HUMANO-ANIMAL ESTÁN SIENDO CREADOS POR CIENTÍFICOS DE TODO EL PLANETA

Monstruos híbridos humano-animal están siendo creados por científicos de todo el planeta...¿Por el bien de la humanidad?
Los científicos locos de todo el mundo están «jugando a ser Dios» con los mismos bloques de construcción de la vida. Hoy en día, gracias a los avances extraordinarios en el campo de la modificación genética, los científicos son ahora capaces de hacer cosas que antes eran impensables.

Monstruos híbridos parte humano / parte animal están siendo creados por los científicos de todo el planeta y todo es perfectamente legal. Los científicos justifican la mezcla del ADN de humanos y animales, alegando que les ayudará a «curar enfermedades» y «alimentar al mundo», pero la realidad es que toda esta modificación genética es una enorme amenaza para la raza humana.

Es sólo cuestión de tiempo antes de que los seres humanos comiencen a permitirse a sí mismos modificarse genéticamente con el fin de «luchar contra las enfermedades» o «mejorar» sus capacidades. La tentación de insertar los genes de animales o plantas en las personas con el fin de crear «súper soldados» o una «raza superior» sin duda llegan a ser demasiado tentador. A menos que se haga algo para contener toda esto, al parecer será casi seguro que el infierno genético se desatara sobre la raza humana. Una vez que los seres humanos modificados genéticamente comiencen a criar a los seres humanos normales no podremos meter al genio nuevamente en la botella. Con el tiempo, podríamos llegar al punto donde hay muy pocos «100%» seres humanos.

Jeremy Rifkin y su pregunta: ¿estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción? ha dado la voz de alarma en Los Angeles Times acerca de lo que está pasando en el campo de las investigaciones genéticas, que persiguen la creación con fines terapéuticos de especímenes híbridos, mitad humanos, mitad animales, sin que se sepa a ciencia cierta a dónde conducirán estos trabajos.

La Universidad de Stanford se propone inyectar células humanas en el feto de un ratón, creando así una variedad de ratón humanoide en un 1%. También pretende crear un ratón con el 100% de células humanas. Por otro lado, tal como informa Der Spiegel, científicos del Instituto Max Planck de Alemania han implantado células madre humanas en el cerebro de monos, con la finalidad de desarrollar posibles tratamientos genéticos de algunas enfermedades neurodegenarativas. Por último, en la Universidad de Reno, Estados Unidos, tal como informa msnbc, hay un rebaño de cincuenta ovejas que poseen hígados parcialmente humanos, corazones con células humanas e incluso cerebros con huellas humanas. Es el primer rebaño de animales “humanos” del que se tiene constancia.

Llega el “Humanzee”

 

Monstruos híbridos humano-animal están siendo creados por científicos de todo el planeta

En otros experimentos, se han inyectado células madre humanas en ratones, se ha introducido el ADN humano en conejos, se han creado cerdos que llevan en sus venas sangre humana y corderos con hígados y corazón en gran parte humanos.

Según Rifkin, algunos científicos se han propuesto incluso crear un “humanzee” (del inglés human y chimpanzee) que sería el cobaya ideal para los laboratorios de investigación. El chimpancé comparte con nosotros el 98% del genoma humano y un ejemplar adulto tiene el nivel mental de un niño de cuatro años.

La primera experiencia de creación genética tuvo lugar hace unos años en Edimburgo, Escocia, cuando los cientificos mezclaron un embrión de cordero con uno de cabra, dos especies animales sin ninguna parentezco entre sí y que son incapaces de acoplarse. El resultado, una criatura que tenía cabeza de cabra y cuerpo de cordero.

El intento que subyace detrás de estas investigaciones es cruzar nuestra especie con animales para obtener híbridos de todas clases que representarían la panacea de las investigaciones médicas. Los científicos consideran que cuanto más se parezca un animal a un humano, más fácil será simular en sus carnes la progresión de enfermedades humanas, experimentar nuevos medicamentos y recoger tejidos de órganos que puedan ser implantados en personas. Esta idea implica asimismo la creación mediante manipulaciones genéticas de órganos animales que luego puedan ser trasplantados en su integridad a personas enfermas.

En la frontera legal

 

Hasta el momento, todos estos experimentos se desarrollan dentro de la legalidad, según sus artífices, si bien algunos están siendo investigados. La Academia de la Ciencia de Estados Unidos se limita por el momento a “recomendar” que no se inserten células humanas en embriones de chimpancés ni de otros primates. Sin embargo, el Consejo Nacional de la Ética de Alemania ha elevado una protesta por los experimentos del Instituto Max Planck, que han conseguido desarrollar tumores en el sistema nervioso de los simios después de implantarles células humanas en el cerebro.

Pero las consecuencias de estas investigaciones, que por lo demás tardarán años en proporcionar resultados válidos para la medicina, pueden ser considerables. Socialmente ya está planteado el debate ético de si se pueden humanizar animales y luego privarles de la dignidad que nos hemos reconocido como especie.

Por otro lado, está el peligro de que unos híbridos creados en laboratorio se escapen y pueblen la Tierra, sin que se sepa todavía qué consecuencias pueden alumbrar para otras especies, el entorno e incluso la sociedad humana.

Pregunta sin respuesta

Tal como plantea Rifkin, los científicos han alcanzado el poder de volver a escribir la historia de la evolución: esparciendo partes del Homo sapiens en el resto del reino animal y fusionar partes de otras especies con nuestro propio genoma e incluso crear nuevas subespecies y superespecies. La pregunta todavía sin respuesta es: ¿Estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción?

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«Cristo no murió en la cruz»

 

Cristo no murió en la cruz. Cuando el soldado le clavó la lanza en el costado, se encontraba en un estado de muerte aparente causado por las torturas sufridas. Tras ser desenclavado y trasladado al lugar donde iba a ser sepultado, quienes lo acompañaban se dieron cuenta de que aún estaba vivo. Había resucitado, sí, pero no al tercer día. Y no fue un milagro.

Ésta es, en resumen, la tesis del libro ’42 días. Análisis forense de la crucifixión y la resurrección de Cristo’, del médico Miguel Lorente (Almería, 1962). Profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, Lorente estudia al detalle las últimas horas del ‘Rey de los Judíos’ y plantea una hipótesis atractiva, aunque polémica. El científico se basa en ciertas características de la Sábana Santa, que considera el auténtico sudario que envolvió el cuerpo de Cristo, alegando que la única prueba en contrario -la del carbono 14 realizada en 1988- «se hizo mal». Lo novedoso de su relato es que no sólo aporta los aspectos forenses de aquellos hechos, sino que incorpora elementos históricos, ideológicos y espirituales que ayudan a comprenderlos mejor.

El autor insiste en que la crucifixión de Cristo fue excepcional. No porque los romanos no utilizaran con profusión esta máquina de tortura copiada de persas y cartagineses y perfeccionada con la práctica, sino por lo extraordinario del personaje de Jesús -considerado una amenaza tanto por las autoridades religiosas judías como por el gobierno romano- y las circunstancias en que fue crucificado.

Por ejemplo, recuerda, no era usual que un reo fuese flagelado y después crucificado: era una pérdida de tiempo. Posiblemente, especula, Poncio Pilatos trató de contentar a los sacerdotes judíos tras el ‘juicio rápido’ aplicando la primera pena pero, al no conseguirlo, se vio obligado a ordenar que le ejecutaran. Y como no estaba de acuerdo, se lavó las manos.

Jesús de Nazaret recibió 40 golpes con un látigo de tres puntas rematadas por bolitas de plomo o piedra, así que su cuerpo quedó convertido en una pura herida, con más de un centenar de traumatismos. Prueba de su mal estado es que cayó varias veces durante los 600 metros que separaban la fortaleza Antonia del Gólgota, atado a un patíbulo -un madero de unos 50 kilos utilizado después como lado transversal de la cruz- hasta el punto de que los soldados ordenaron a un espectador fornido, Simón el Cireneo, que portase el tronco.

El cuerpo fue fijado a la cruz con los clavos atravesando las muñecas y el dorso de los pies (uno sobre otro). Si los clavos hubieran penetrado en las palmas de las manos -como se ha representado artísticamente- se hubieran desgarrado por el peso del cuerpo.

Agonía en la cruz

El forense explica que en la crucifixión la muerte puede producirse por tres mecanismos: asfixia -en esa postura, con los brazos soportando el peso del cuerpo, los movimientos respiratorios se hacen cada vez más difíciles y llevan a la insuficiencia respiratoria-; ‘shock’ hipovolémico -por pérdida de líquidos, fundamentalmente sangre de las heridas de los clavos y los latigazos previos, en el caso de Cristo, pero también sudor y vómitos- que puede llevar al fallo multiorgánico; o ‘shock’ traumático, con componentes de los dos anteriores, agravados por el intenso dolor ocasionado por múltiples heridas.

Un crucificado podía agonizar durante horas o días. Pero los romanos inventaron un método para terminar con los horribles dolores del reo: la crucifractura o rotura de las dos piernas por debajo de la rodilla con un golpe de maza suponía la muerte en pocos minutos, al no poder apoyarse ya el condenado, agotado por horas de tortura, sobre los pies.

Cuando el centurión encargado de ejecutar la pena de muerte, tras haber asestado el golpe de gracia a los dos ladrones crucificados junto a Jesús, iba a propinar al de Nazaret el mismo mazazo, le pareció que ya estaba muerto -según el autor, se encontraba en un estado de «coma superficial o muerte aparente»-; para asegurarse, el soldado le clavó la lanza en el costado.

¿Por qué no lo mató esa herida? Lorente cree que la lanzada pudo no ser muy profunda, al realizarse en un ángulo muy agudo, ya que Cristo estaba situado mucho más alto que el soldado, y «el bisel de la propia herida pudo actuar como mecanismo de taponamiento y evitar una hemorragia copiosa».

En este punto, Lorente subraya que las prisas fueron un factor clave en la supervivencia de Jesús: los soldados deseaban regresar a la ciudad cuanto antes porque al día siguiente era la fiesta de Pascua, y los amigos de Cristo querían bajarle de la cruz enseguida y llevárselo al Jardín de Joseph, donde José de Arimatea tenía el sepulcro familiar, porque la ley judía prohibía enterrar un cadáver de noche.

«El descenso del cuerpo de Jesús -explica el forense- supuso su colocación en decúbito supino, es decir, tumbado boca arriba, posición que permitió la redistribución de la sangre y con ella la revascularización cerebral y la disminución de la hipoxemia (falta de oxígeno en sangre) (…)». «…La propia acción del descenso de la cruz, unida a la preparación del cuerpo con sustancias de efectos terapéuticos (mirra y aloe), permitieron compensar el cuadro de ‘shock’ traumático causante del coma e iniciar una serie de cuidados para su recuperación, cuidados que debieron continuarse en otro lugar distinto al sepulcro y con medios diferentes».

Sangre y aceite

En este punto del relato comienzan las principales aportaciones realizadas por Miguel Lorente. Aunque el investigador andaluz no pudo tener acceso a la Sábana Santa, sí revisó la mayoría de los estudios realizados sobre el lienzo y realizó por su cuenta varios experimentos con sangre y aceite sobre tejidos de lino similares, para analizar cómo reaccionaban.

Sus conclusiones son sorprendentes. Por un lado, del análisis de las manchas de sangre y de la propia imagen que aparece en la reliquia deduce que la persona envuelta por la sábana no había muerto: no presentaba la típica rigidez (‘rigor mortis’) ni «livideces cadavéricas» (zonas del cuerpo donde se acumula la sangre por acción de la gravedad que adquieren un color rojo-violáceo). Por el contrario, el forense asegura que en el lienzo hay indicios de «signos de vitalidad». En ese sentido, recuerda que la sangre deja de coagularse unos 60 minutos después del óbito, por lo que un cadáver al que se le hubieran limpiado las costras de sangre reseca y barro de decenas de heridas habría producido una intensa hemorragia que no se aprecia en la reliquia. También alude a la posición de manos y dedos en la imagen de la sábana, a la contractura muscular y a la disposición del cuerpo, ligeramente incorporado, para concluir que aquel hombre no había fallecido.

Misterio

Otra aportación novedosa del científico se refiere a la formación de la imagen en la Sábana Santa, que continúa siendo un misterio incluso para quienes la han analizado. A su juicio, la mezcla de sangre y aceites por toda la superficie corporal quedó plasmada en la tela que lo envolvía y, al darse cuenta los acompañantes de Cristo de que estaba vivo, debieron retirar la tela. Al secarse, las manchas pasaron de la cara del tejido en contacto con el cuerpo a su revés, lo que justificaría la «negatividad de la imagen».

Tras su «resurrección o resucitación», Jesús se apareció en varias ocasiones a personas distintas y se reunió con sus apóstoles, hasta que, el día 42 tras la crucifixión, ascendió a los cielos, según las Escrituras. Sobre este periodo, que dio título al libro, Miguel Lorente admite que no es fácil determinar nada. En su opinión, Jesús estaba muy afectado por las secuelas de la flagelación y la crucifixión. «No murió en la cruz, pero murió por la cruz», concluye Miguel Lorente.

 

FOMO: cómo el miedo a perderse algo alimenta la adicción a las redes

redes

Las redes sociales pueden ayudar a acercar a la gente y a compartir información.

Sin embargo, el raudal de actualizaciones, invitaciones y oportunidades para ganar la aprobación explícita y respuestas de amigos y familia puede crear un problema.

Para algunos, lo que se conoce como FOMO -del inglés «fear of missing out«, que en español sería «miedo a perderse algo»- los lleva al borde de una «adicción».

Lea también: ¿Cómo se trata la adicción a internet?

La BBC retó a un grupo de estudiantes del colegio Haggerston en Londres a que le diera la espalda a Facebook, Twitter y demás redes sociales durante una semana.

Así describe Uche, uno de los chicos, su experiencia:

redes

«Después de un día, no es que lo estuviera extrañando, pero ciertamente quería chequear qué me había llegado. Me alivió haber sobrevivido el primer día.

Traté de mantenerme ocupado, divirtiéndome con mis amigos después de clases, jugando baloncesto, pero apenas llegué a casa y me reconecté con el wi-fi, empecé a recibir mensajes, alertas, actualizaciones de Facebook y fotos. Con todo eso sucediendo en mi teléfono, estuve muy tentado a sumergirme en las redes sociales.

El viernes estuvo bien pues fui a entrenamiento de baloncesto y cuando regresé, no sentí la urgencia de usar las redes pues estaba muy cansado. En vez de eso, tomé un libro que había querido leer desde hacía un par de meses.

Lo fastidioso fue que estaba superceloso de mi hermana menor pues la escuchaba riéndose a carcajadas de videos y mensajes que le habían enviado sus amigos: fue toda una tentación pues me hizo pensar en todo lo que me podría estar riendo, todas las fotos que podría ver y las actualizaciones que podría revisar.

Uche
Uche estaba desesperado por saber qué estaba pasando en línea.

El sábado fue el día más duro y varias veces quise darme por vencido pues el aburrimiento era insoportable. Es el día en el que normalmente mi alarma de notificaciones no deja de sonar.

No podía salir a jugar baloncesto o a encontrarme con mis amigos pues estaba demasiado cansado y porque necesitaba de las redes sociales para hacerlo. Mi primo vino a visitarme pero eso no ayudó pues no paró de hablar de lo que la gente estaba haciendo en línea.

Fue muy difícil resistir el impulso de chequear Facebook y otras redes porque cuanto más tiempo pasaba, me sentía más aislado y desconectado del mundo entero.

El domingo no fue tan difícil, aunque sí aburrido. Fui a la iglesia pero apenas regresé, las notificaciones empezaron a llover nuevamente.

No me acuerdo en qué pensé para poder resistir todo el fin de semana, pues cada hora que pasaba aumentaba el volumen de la voz que me decía que abriera Facebook o que mirara un mensaje.

El lunes fue un día interesante pues literalmente lo que hice todo el tiempo que estuve en la escuela fue ponerme al día, escuchando relatos sobre lo que me había perdido desde el viernes. También me enteré que tres de mis amigos que habían aceptado este reto se habían dado por vencidos. Eso me hizo sentir diferente respecto a mi reto personal: el impulso pareció diluirse un poco pues mis amigos ya no estaban participando.

El martes no estuvo mal, pues era el penúltimo día: no fue tan fácil como esperaba pero ya se iba a terminar.

Tuve un partido de baloncesto después del colegio y como perdimos por un punto, estaba demasiado furioso, agotado y hambriento como para hablar con la gente, lo que incluía pensar siquiera en mi teléfono.

Si hubiéramos ganado el partido, habría estado tan contento que habría querido contárselo a todo el mundo y habría perdido en este desafío. Obviamente no es rico perder un juego pero lo que no sabía era que eso me dio la oportunidad de decir que completé y pasé con éxito el reto que me puso la BBC.

Chico con dos teléfonos
Estar pendiente de todo lo que su grupo social registra se puede convertir en una obsesión.

Aprendí que no soy tan dependiente de mi teléfono o las redes sociales como pensé al principio. Me ayudó a desarrollar mi autocontrol, algo que ahora puedo aprovechar cuando lo necesite.

También aprendí que alejarse por un rato de todo el caos me hizo bien. Aunque me sentí desconectado por un rato, al final me hizo sentir más seguro de mí mismo pues ahora sé que no tengo que impresionar a nadie o estar celoso de nada de lo que está online.

Honestamente, si me hubieran preguntado si pensaba que era un adicto antes de esta prueba habría dicho que sí: suena horrible pero era como una droga y te puede perjudicar como una droga.

Esto fue una alerta y me ha hecho consciente de cómo debo usar las redes sociales. Pude apreciar sus beneficios y desventajas, y le pasaré estos conocimientos y experiencia a mi hermana menor».

EX ILLUMINATI REVELA RITUALES DE INICIACION DE LOS ILLUMINATI Y MAS SECRETOS!

Os presentamos esta impactante información que nos revela Doc Marquis (el es la séptima generación) de una familia muy antigua perteneciente a la orden del ilumínati, el nos cuenta como desde pequeños son ofrecidos o presentados a Lucifer, y después son educados en algo parecido a seminarios donde se le enseñan diversas ciencias ocultas, después Doc Marquis nos cuenta sobre una ceremonia de iniciación que llevaron acabo a sus 13 años donde se ven involucrados objetos como el libro de los muertos y una daga llamada atame, terminando los rituales el es nombrado como un brujo oficial dentro del ilumínati. Realmente es impresionante como desde pequeños los educan en el ocultismo y así les sirvan para lograr su agenda

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