por Craig Williams
25 Julio 2015
del Sitio Web PeopleOfShambhala
traducción de Editorial-Streicher
6 Agosto 2015
del Sitio Web Editorial-Streicher
En el sitio peopleofshambhala.com hemos encontrado este breve pero intenso artículo de hace doce días del estadounidense Craig Williams, especializado en estudios, prácticas y artes orientales, y miembro profesional del American Herbalist Guild y de la National Ayurvedic Medical Association.
El título de este texto que ofrecemos en castellano hace alusión al libro y concepto del notable escritor alemán Ernst Junger, aplicado al a estas alturas tan manido concepto del Kali-yuga o Edad Oscura.
Otros conceptos son también mencionados para los vitales enfoques del autor, que son sumamente razonables.
Un Sendero en el Bosque
…a través del Kali-yuga
Quizás la ilusión más peligrosa de los tiempos modernos es la idea de la seguridad.
Recuerdo claramente las preocupaciones por la seguridad expresadas por los individuos en mi viaje al sagrado monte [tibetano] Kailash, preocupaciones tenidas por individuos que estaban emprendiendo la ardua excursión conmigo y preocupaciones manifestadas por individuos que simplemente estaban oyendo hablar de mi viaje.
«¿Es seguro esto?», era la preocupación más común; «¿Qué pasaría si…?», era la siguiente.
En ese viaje eran inútiles los teléfonos celulares y los recursos eran limitados.
Aquélla era una expedición que algunos habían esperado emprender durante sus vidas enteras, una peregrinación en que algunos morirían antes de finalizarla, un viaje a la morada de Shiva, el dios de la Destrucción.
El viaje estaba definido y coloreado por el peligro y la incertidumbre, reminiscente del camino interior hacia el Alma.
En los tiempos modernos, la mera discusión de lo desconocido y de lo peligroso despierta el miedo y el temor. Desde muchos puntos de vista, el miedo y lo desconocido definen a la época moderna.
No se requiere de un acontecimiento de montañismo difícil y peligroso para despertar este miedo existencial, sino que más bien es la corriente diaria de interminables ideas sobre-simplificadas y sin valor de los medios de comunicación, y los enfáticos y conservadores discursos religiosos y políticos, los que fácilmente actúan como los magos encantadores de la serpiente del temor.
Es bastante común escuchar hablar de individuos que adoptan la retórica apocalíptica usando el virus del miedo para penetrar en toda y cada esquina de la mente de quienes los escuchan.
La imagen del Kali-yuga tiene tal poder.
A menudo invocado como una tarjeta de visita de los «tiempos oscuros», el Kali-yuga ha sido debatido y comentado hasta la náusea.
El cliché del Kali-yuga es el vehículo perfecto para los conservadores traficantes del miedo al Juicio Final que adoptan la postura de guías divinos durante los días fatídicos, la que les permite posar como figuras pseudo-salvadoras que conducen a las masas hacia alguna trascendente y nebulosa «edad de oro» de felicidad.
Sin embargo cuando uno mira más de cerca ese mensaje, muy a menudo algo o alguien considerado como peligroso o como forastero es dejado fuera del plan de escape del moderno salvador. El plan de ellos debe ser «seguro» y «predecible» y a menudo es etiquetado como «dharma» [principios básicos del cosmos o del individuo].
Veo a cualquier sistema que procura declarar ilegal o esterilizar a lo desconocido o a lo «peligroso» como quizá la verdadera expresión del Kali-yuga.
Este miedo a lo desconocido es la causa última del hecho de convertir a la Humanidad y a la Naturaleza en artículos de consumo y de su homogeneización, quizá el verdadero peligro final, ya que se disfraza como la verdadera salvación mientras en realidad encarna la oscura semilla de la ignorancia.
No necesitamos una astrología esotérica o un gurú del Oriente para que nos diga cuándo comienza o termina el Kali-yuga. La verdadera oscuridad es la oscuridad interior, el culto al miedo que es perpetuado y alimentado por el miedo conservador a lo desconocido y lo imprevisible.
Esta lucha interior es descrita sucintamente por el texto sagrado Bhagavad Gita y siempre se está agitando dentro de nosotros sin tener en cuenta la Era de «luz» o la Era de «oscuridad».
Nosotros debemos aceptar y afrontar esta batalla y no procurar adormecer o anestesiar la realidad del riesgo de esta guerra interior que se agita dentro de toda y cada persona. Este coraje es ajeno a los enemigos de lo desconocido y lo peligroso. La mente moderna busca la seguridad a toda costa fomentando un optimismo ciego e ingenuo, que es el claro signo de la cobardía.
La fe ciega y el optimismo ciego en tiempos oscuros son la ruta más segura a una muerte inútil en las primeras líneas de la batalla interior del Alma.
Sin tener en cuenta la «Era de luz» o la «Era de oscuridad» todos tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos y a la batalla interior que se agita dentro del Alma. Evitar esto creando falsas esperanzas trascendentes de una mítica «Edad de Oro» es ser un cobarde.
Para citar a Oswald Spengler [al final de «El Hombre y la Técnica«]:
«Enfrentados con este destino, hay sólo una cosmovisión que es digna de nosotros, la ya mencionado de Aquiles: es mejor una vida corta, llena de hechos y gloria, que una larga y vacía.
El peligro es tan grande, para cada individuo, cada clase, cada pueblo, que es patético engañarse uno mismo. El tiempo no puede ser detenido; no hay absolutamente ningún camino atrás, ninguna renuncia sabia para ser hecha.
Sólo los soñadores creen en caminos de salida. El optimismo es cobardía.
«Hemos nacido en este tiempo y debemos seguir con valentía el camino hasta el final destinado. No hay ningún otro camino. Nuestro deber es aferrarnos a la posición perdida, sin esperanza, sin rescate.
Aferrarse como aquel soldado romano cuyos huesos fueron encontrados delante de una puerta en Pompeya, quien murió porque se olvidaron de relevarlo cuando el Vesubio hizo erupción. Ésa es la grandeza; eso es tener raza.
Ese final honorable es la única cosa que no le puede ser arrebatada al Hombre».
Algunos verían esta apasionada declaración como oscura y desesperanzada; sin embargo, tras un estudio más profundo, ¡se ve que es realmente todo lo contrario!
Las tensiones sociales únicas que ocurrieron en los tiempos de Spengler sin duda tiñen su mensaje, pero sin embargo podemos encontrar una visión única del coraje ante la incertidumbre de sus palabras. Siempre lucharemos con peligro e incertidumbre, y ¡aquello es la sístole y diástole de la vida! Nuestro estado interno de conciencia determina dentro de qué «edad» nosotros realmente vivimos.
¿Cuál es el perigeo y el apogeo de nuestra conexión con el verdadero Sol Kósmico, el Alma?
Esto y sólo esto determina la fecha verdadera del nebuloso «Kali-yuga». Y para conectar esto con el Sol interior, debemos caminar solos; ningún profesor puede hacer eso por nosotros.
Éste es el Camino del Bosque descrito detalladamente por Ernst Junger, el camino lejos de la intimidación institucional, la mecanización de la vida, la propaganda transcendental y las ilusiones de seguridad y comodidad.
Como lo ha declarado Ernst Junger en «El Sendero en el Bosque«:
«El sendero en el bosque no es ningún paseo que esté oculto en este título. Más bien, el lector debería estar preparado para una expedición peligrosa, que conduce no simplemente más allá de los caminos trillados sino también más allá de los límites de sus consideraciones».
Esta poderosa descripción de Junger expresa elocuentemente el timbre último de la batalla interior.
No hay ninguna verdadera certeza ni seguridad en el mundo, y el único modo en que podemos escaparnos de las manipulaciones y maquinaciones del Leviatán del paradigma conservador o del cliché de la idea del Kali-yuga, es tomando el camino interior, el Sendero del Bosque.
Y sin tener en cuenta lo que pueda decir un moderno pseudo-salvador, esta ruta del sendero no está garantizada ni siempre está soleada.
Una vez que entramos en el terreno del Alma, todos somos Rebeldes del Bosque. Y aunque es un camino hacia el sol interior, el Sendero del Bosque no es ninguna garantía de una dichosa y trascendente salvación.
Como ya mencioné, el estado interior de nuestra conciencia determinará si vivimos en una «Era de luz” o una «Era de oscuridad».
Por lo tanto debemos cultivar una sobriedad interna que pueda evaluar tranquila y desapasionadamente el estado interior; debemos estar listos a abandonar lo previsible y movernos más allá incluso de nuestras propias percepciones y expectativas.
Ésta es la verdadera mentalidad del guerrero.
Bruce Lee habló de esto a menudo en sus escritos, de cómo el estado de ánimo interior de alguien era fundamental para resistir y sobrevivir a las confrontaciones y ataques de cualquier clase.
Muchas de las ideas de Lee acerca de la mentalidad del guerrero están directamente relacionadas con la idea de zambullirse dentro, tomando el Sendero del Bosque en los inciertos reinos interiores del Alma y uniéndose a la luz verdadera del Sol interior.
«El estado de la mente del atleta cuando él enfrenta su acontecimiento, determina el grado de tensión excesiva que él llevará al acontecimiento.
El atleta que carece del exceso de tensión mientras espera su desempeño, es típicamente auto-confiado… alimentado por éxitos anteriores y habiendo racionalizado completamente los fracasos anteriores, él se siente como un dios del mar entre pececillos».
«Si el control emocional no es bien aprendido, los momentos críticos en la lucha cuando la tensión emocional es más alta provocarán la pérdida de la habilidad del luchador.
Sus músculos repentinamente trabajan contra sus propios músculos antagonistas sobretensionados. Él se hace tieso y torpe en sus movimientos.
¡Expóngase usted mismo a diversas condiciones y aprenda!».
«Un practicante debe aprender a funcionar a toda velocidad todo el tiempo, no estar bajo inercia con la idea de que él puede «estar disponible» cuando llegue el momento.
El verdadero competidor es el que da todo lo que tiene, todo el tiempo. El resultado es que él trabaja casi a toda su capacidad en todo momento, y al hacer eso, él forma una actitud de dar todo lo que tiene.
A fin de crear tal actitud, el practicante debe ser impulsado más largo, más difícil y más rápido que lo que normalmente le sería requerido».
Estas palabras e ideas de Lee están llenas de metáforas del Sendero del Bosque y de la batalla interior del Kali-yuga perpetuo que existe dentro del Ego.
No hay ningún gurú o salvador externo que pueda luchar esta batalla por nosotros; debemos entrar en este campo de batalla solos. ¡Pero esto no es causa para la angustia existencial o la depresión!
Las ideas de Spengler, Junger y Lee son ecos de la eterna sinfonía humana del Alma, siempre vibrando sin tener en cuenta nuestra distancia al Sol interior o externo. Todo lo que tenemos que hacer es ajustar nuestro visión y nuestros oídos y aprender a apartarnos de la cacofonía de las seguridades sucedáneas de las certezas a toda costa y de los peligros de la mentalidad desconocida.
Mientras más nos arriesgamos en lo desconocido, menos atemorizante llega a ser aquél.
No es sorprendente que los literales bosques del mundo estén en peligro de destrucción, ya que esto claramente refleja el miedo al camino oscuro hacia el interior Sendero del Bosque, al camino hacia la liberación individual del control, la manipulación y la homogeneización.
Este camino debe ser buscado en una constante batalla diaria, una exploración interior constante del ego y de su control sobre nuestra mente y cuerpo.
No habrá ninguna «Edad de Oro» cuando esta batalla se detenga, no importa cuánto nos esforcemos por la seguridad externa y la paz. Pero podemos estar seguros de que esto es una batalla que es noble y grande y una batalla que da sentido a nuestras vidas en un mundo que busca desacralizar y deshumanizar.
No podemos permitirnos esperar una mítica Edad de Oro de certeza y seguridad carente de peligro y de forasteros.
En vez de ello debemos afrontar sobriamente la realidad de la época en la cual nacemos y caminamos nuestro destino con coraje y espontaneidad más bien que buscar la droga del ciego optimismo New Age.
Cuando nosotros podamos enfrentar valientemente nuestras propias luchas y batallas diarias con una mente tranquila arraigada en una pasión por la experiencia misma y no buscar la recompensa de una lujuriosa y beata «Edad de Oro», entonces podremos verdaderamente llevar una vida digna de ser vivida.
Nosotros debemos, como lo repiten las palabras de Lee, ¡exponernos a diversas condiciones y aprender! Tal vez no podamos experimentar una vida de seguridad y felicidad pero encontraremos algo aún más precioso: la luz guiadora del Alma.
Quizá deberíamos terminar con las palabras del Hagakure:
«El clima de una época es inalterable.
Que las condiciones estén empeorando es la prueba de que hemos entrado en la última etapa de la Ley. Sin embargo, la estación no siempre puede ser la primavera o el verano, ni tampoco podemos tener la luz del día para siempre.
Por lo tanto es inútil tratar de hacer la época actual como los viejos días de hace cien años.
Lo que es importante es hacer cada época tan buena como pueda ser de acuerdo a su naturaleza. El error de la gente que siempre está nostálgica de los viejos caminos yace en su fracaso para comprender este punto.
Por otra parte, la gente que valora sólo lo que es moderno y que detesta cualquier cosa antigua es superficial».
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