Cuerpo Físico. De 0 a 10.000 UB
Cuerpo Etéreo (aura). De 11.000 a 13.500 UB
Nivel espiritual. De 13.000 a 19.500 UB
Cuerpo Físico. De 0 a 10.000 UB
Cuerpo Etéreo (aura). De 11.000 a 13.500 UB
Nivel espiritual. De 13.000 a 19.500 UB
Un video tomado este mes de la transmisión en vivo de la Estación Espacial Internacional muestra un extraño objeto rosado que contrasta claramente con la profunda oscuridad del espacio.
Captura del video.
El video, publicado en YouTube por el usuario Streetcap1, reaviva la polémica sobre la presencia de objetos voladores no identificados monitoreando y vigilando la actividad humana en órbita. «Durante un período en que la cámara hace un paneo de dos minutos, ha capturado este distante punto rosado y dorado», escribe el usuario en la descripción del video (ver más abajo). «Fue tomado el 3 de agosto de 2015. Necesitamos que las cámaras de la EEI apunten más hacia afuera y que la NASA deje de tratar a la gente como niños», agrega el usuario.
La NASA no se ha pronunciado al respecto, y sigue manteniendo distancia de entrar en este tipo de polémicas. Aunque si lo hicieran, seguramente la explicación mundana hablaría de basura espacial o algún error técnico en la secuencia filmada. Pero, de tratarse de lo primero, ¿qué tipo de basura espacial es color rosado? A finales de junio de este mismo año, otro video había sido publicado tomado de la misma fuente oficial. En esa ocasión, se observaron varios objetos desconocidos saliendo del planeta Tierra, tras lo cual la NASA interrumpió —sospechosamente— su transmisión
MysteryPlanet.com.ar
Tengo la sensación de haberme desapegado:
alegría, atención y… Paz.
Siento mi cuerpo -todo- unificado, pero sin límite,
envuelto o, mejor, inyectado de universo, de todas las creaciones,
como si no estuviera aquí, estando.
No tengo nada, aunque me siento amada…
Silencio, quietud que se expanden y llegan al planeta.
No tengo nada especial que hacer…
Me siento muy identificada con lo que dijo A. Machado:
“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno
y más que un hombre al uso que sabe su doctrina
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno».
Tengo la sensación de haberme desapegado:
alegría, atención y… Paz
Profundizo en que la vida es unificar los opuestos,
aceptar, amar… que es así, es misterio.
Ya lo sintió Juan de la Cruz:
“Entreme donde no supe y quedeme no sabiendo…”
He mirado los ojos de mi Amado:
el Universo, el Ser-No Ser, el Vacío, el Amor, el Misterio.
Me he sentido una con Él.
Paz…
No puedo desear nada…
sólo fluir en la corriente de mí río
que es y será Océano
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Autora: Concha Redondo (concharedondo@gmail.com)
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Publicado por Emilio Carrillo
Una Galaxia es simplemente una parte pequeña del Universo, nuestro planeta es, una mínima fracción infinitesimal de esa Galaxia, y, nosotros mismos, podríamos ser comparados (en relación a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes. Sin embargo, toda forma parte de lo mismo y, aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras. ¡Ah! Y el sentido de lo grande y de lo pequeño es siempre… relativo. Dependerá de quién tenga la perpectiva y en qué contexto la tenga.
Sí, en nuestro universo si algo cambia, muchas otras cosas serán distintas
Pocas dudas pueden caber a estas alturas del hecho de que poder estar hablando de estas cuestiones, es un milagro en sí mismo. Después de millones y millones de años de evolución, se formaron las conciencias primarias que surgieron en los animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad que, podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.
La conciencia de orden superior (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras. Como mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su forma más desarrollada, una capacidad lingüística.
Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos y, aunque son muchos los estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que, de momento, los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el Universo.
Si eso es así, resultará que después de todo, no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y solo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas. Para entonces, sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del Universo que ahora presentimos.
El carácter especial de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso y que, desde este punto de vista, puede considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo.
La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia. En la Física y en la Química se suele explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al menos en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo. Ambos niveles de descripción) el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente.)
En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos hacer es conectar una descripción de algo externo a nosotros (el cerebro), con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes. Intentamos meternos en el interior o, en la atinada ocurrencia del filósofo Tomas Negel, saber qué se siente al ser un murciélago. Ya sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que nos hace ser como somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales. En suma, deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía.
Ninguna descripción, por prolija que sea, logrará nunca explicar cabalmente la experiencia subjetiva. Muchos filósofos han utilizado el ejemplo del color para explicar este punto. Ninguna explicación científica de los mecanismos neuronales de la discriminación del color, aunque sea enteramente satisfactorio, bastaría para comprender cómo se siente el proceso de percepción de un color. Ninguna descripción, ninguna teoría, científica o de otro tipo, bastará nunca para que una persona daltónica consiga experimentar un color.
En un experimento mental filosófico, Mary, una neurocientífica del futuro daltónica, lo sabe todo acerca del sistema visual y el cerebro, y en particular, la fisiología de la discriminación del color. Sin embargo, cuando por fin logra recuperar la visión del color, todo aquel conocimiento se revela totalmente insuficiente comparado con la auténtica experiencia del color, comparado con la sensación de percibir el color. John Locke vio claramente este problema hace mucho tiempo.
Pensemos por un momento que tenemos un amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes de abril: El cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árboles y los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan alegres trinos en sus vuelos por el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos a nuestro amigo ciego que, si de pronto pudiera ver, comprobaría que la experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas, nada tiene que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas palabras que para hacer la descripción empleáramos.
La mente humana es tan compleja que, no todos ante la misma cosa, vemos lo mismo. Nos enseñan figuras y dibujos y nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere. De entre diez personas solo coinciden tres, los otro siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.
Esto nos viene a demostrar la individualidad de pensamiento, el libre albedrío para decidir. Sin embargo, la misma prueba, realizada en grupos de conocimientos científicos similares y específicos: Físicos, matemáticos, químicos, etc., hace que el número de coincidencias sea más elevada, más personas ven la misma respuesta al problema planteado. Esto nos sugiere que, la mente está en un estado virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.
¿Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia queda para siempre fuera de nuestro alcance?
¿O es de alguna manera posible, romper esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las paradojas de la conciencia?
La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en este campo del conocimiento complejo de la mente, y, como en la Física cuántica, existe un principio de incertidumbre que, al menos de momento (y creo que en muchos cientos de años), nos impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia y, aunque podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del conocimiento total de la mente no será nada sencillo, entre otras razones está el serio inconveniente que suponemos nosotros mismos, ya que, con nuestro que hacer podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción.
Una cosa si está clara: ninguna explicación científica de la mente podrá nunca sustituir al fenómeno real de lo que la propia mente pueda sentir. ¿Cómo se podría comparar la descripción de un gran amor con sentirlo, vivirlo física y sensorialmente hablando?
Hay cosas que no pueden ser sustituidas, por mucho que los analistas y especialistas de publicidad y marketing se empeñen, lo auténtico siempre será único. Si acaso, el que más se puede aproximar, a esa verdad, es el poeta.
emilio silvera
«¿Tiene la creación un objetivo final? Y si es así, ¿por qué no ha sido ya alcanzado? ¿Por qué la consumación no fue realizada desde el principio? Para estas preguntas hay una sola respuesta: Porque Dios es Vida, y no sólo Ser».
– F.W.J. Schelling, 1809
Charles Darwin no inventó el concepto de evolución. De hecho, él mismo reconoció que la idea, no obstante vagamente definida, tenía una historia que se remonta a Aristóteles. Y a pesar de la impresión general ofrecida por la mayoría de los científicos de hoy, no siempre fue tampoco una noción materialista. En su encarnación moderna, el concepto de evolución se puede remontar directamente a Gottfried Wilhelm Leibniz, que vio el proceso evolutivo como un acto de Dios.
Un renombrado filósofo alemán, científico, abogado, lingüista, matemático e inventor tanto del cálculo (independiente de Newton) como del sistema binario (la base de la tecnología informática), Leibniz fue un hombre adelantado a su tiempo. Escribiendo en The Ultimate Origin of Things en el año 1697 ―seis años después de especular en su Protogaea que durante el vasto curso de la historia de la Tierra «incluso las especies animales se han transformado muchas veces»― él declaró que «un incremento acumulado de la belleza y la perfección universal de las obras de Dios, un progreso perpetuo y sin restricciones del universo en su conjunto debe ser reconocido, tal que avanza a un estado superior de desarrollo». A pesar de que la idea de que la creación de Dios va evolucionando en una incesante ascensión hacia la perfección ya había sido profundamente intuida más de setenta años antes por el místico alemán Jakob Böhme, fue Leibniz el primero que la puso en un contexto científico. Y para él, claramente, era todavía un concepto novedoso. «Considero que tengo algunas ideas de estas verdades», escribió a un amigo en 1707, «pero esta época no está preparada para recibirlas».
Durante las próximas décadas, un número cada vez mayor de las mentes más brillantes de Europa comenzaron finalmente a discernir la deriva evolutiva de Leibniz. Entre esas filas iluminadas había nombres como Diderot, Maupertuis, Buffon y Voltaire, quienes escribieron sobre el tema de la evolución, pero, como cualquier campeón del Siglo de las Luces que se precie, rara vez se sintieron obligados a inyectar divinidad en sus especulaciones más científicas. De hecho, al mantener el poder liberador de la racionalidad para subvertir los antiguos mitos y dogmas de la Iglesia, muchos de ellos buscaron activamente trazar una sólida línea entre la ciencia y la espiritualidad, la razón y la religión, produciendo un contraste más acentuado en la brecha que se inició con la confrontación de Galileo con las autoridades religiosas dos siglos antes. En este contexto, a través de gran parte del siglo XVIII, muchas reflexiones sobre la idea de la evolución con frecuencia adquirieron un tono estrictamente naturalista o materialista.
No fue hasta alrededor de 1799, diez años después de la toma de la Bastilla, que encendió la Revolución Francesa y consolidó el éxito de la Ilustración racional en los anales de la mente occidental, que estos variados indicios de evolución finalmente cuajaron en un nuevo modelo cohesivo de la realidad. Emergió, una vez más, de las profundidades fértiles del espíritu de la época alemana, un paradigma cosmológico y metafísico que unía perfectamente ciencia y espiritualidad ― una visión evolutiva que se extendía desde los átomos más simples del pasado lejano a un futuro sagrado en el que la sociedad humana reflejaría perfectamente la unidad trascendente de la Divinidad.
En una noche cualquiera durante el otoño y el invierno de 1799, en la ciudad universitaria pastoral de Jena, Alemania, al menos en un hogar a la luz de las velas probablemente podríamos encontrar un hervidero de voces excitadas de algunos hombres y mujeres notables. Reunidos alrededor de una buena comida y un buen vino en la casa del crítico literario local Wilhelm Schlegel y su brillante esposa, Caroline, una banda ecléctica de jóvenes artistas, intelectuales y auto-proclamados científicos filosofaban [«symphilosophize»] y poetizaban [«sympoetize»] hasta altas horas de la noche, absortos en un remolino sin fin de ideas radicalmente no convencionales. Se llamaban a sí mismos «Románticos»: revolucionarios del espíritu humano decididos a infundir la tendencia creciente de la Ilustración en el materialismo árido con un poco de pasión y poesía muy necesarios. Preocupados por la tendencia de la mente racional en reducir bruscamente la completa grandeza y belleza de la vida a una rancia abstracción científica ―diseccionar la naturaleza «atomísticamente como un cadáver muerto», en palabras de uno de sus primeros defensores― se esforzaron en guiar a la sociedad occidental hacia un sentido más holístico y espiritual. Y tal vez ningún individuo cumplió mejor ese sueño que el miembro más joven del círculo interior de los Romanticos de Jena ― el encantador niño prodigio de veinticuatro años de edad y filósofo idealista Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling.
«Él me invitó a intercambiar correspondencia», escribió el poeta Novalis a un compañero romántico al conocer a Schelling. «Antes de que termine el día le escribiré. Me gusta mucho de él una auténtica tendencia universal ―verdadera fuerza radiante― de un punto hasta el infinito». Elogios similares se oían de casi todos los que conocieron al prodigio filosófico, incluyendo el famoso poeta y científico Johann Wolfgang von Goethe. Durante el primer encuentro con Schelling en 1798, quedó inmediatamente impresionado y pronto tomó al joven bajo su ala influyente. Porque en el espacio único de la mente romántica pero completamente racional de Schelling ―moldeada como estaba por las obras de Böhme y Leibniz― una sorprendente reunificación entre la ciencia y el espíritu comenzaba a tomar forma.
Ampliando el valor de un siglo de pensamiento evolucionista y la filosofía idealista de J.G. Fichte (quien había sido alumno de Emmanuel Kant), Schelling propuso una alternativa al materialismo invasor tan temido por sus amigos románticos: un idealismo evolutivo. Como oposición al materialismo, la filosofía del idealismo sostenía que la consciencia, no la materia, era el fundamento último de la realidad. Y una vez combinado con una comprensión científica de la evolución, Schelling se dio cuenta de que el idealismo representaría una fuerza con la que todos los pensadores serios de la Ilustración tendrían que enfrentarse.
Previendo un proceso épico de la evolución cósmica en la que un ámbito no manifestado de pura consciencia, o espíritu absoluto, se está manifestando activamente a sí mismo como el mundo del tiempo y el espacio a través de una serie de formas cada vez más complejas y conscientes ― desde la materia a la vida, a la mente y más allá― Schelling escribió:
«Es el espíritu universal de la naturaleza el que gradualmente estructura la materia bruta. Desde el pedacito de musgo, en el que casi ningún rastro de organización es visible, hasta la forma más noble, que parece haber roto las cadenas de la materia, un único y mismo impulso gobierna. Este impulso opera de acuerdo con un mismo ideal de intencionalidad y avanza hasta el infinito para expresar un mismo arquetipo, es decir, la forma pura de nuestra consciencia».
Así, más de sesenta años antes de que Darwin pusiera al mundo científico de rodillas con su teoría de la evolución biológica por medio de la selección natural y la «variación aleatoria», Friedrich Schelling y algunos de sus amigos más cercanos (incluyendo a su recién descubierto mentor Goethe y su ex compañero de escuela, el filósofo Georg Hegel) ya afirmaban que la realidad en su conjunto iba a alguna parte. La naturaleza ―y la humanidad― tenían un propósito y dirección, alineado con un impulso puramente espiritual, y las sorprendentes implicaciones de esta idea para las concepciones más básicas de la vida y de Dios de la humanidad no pasaron por estos hombres. En la primavera de 1800, tal vez después de una noche típica de discusión creativa entre los miembros del círculo Romántico, Schelling sacó su último manuscrito en desarrollo, el Sistema del Idealismo Trascendental, e incluyó un simple resumen de su tesis evolutiva en ciernes: «La historia como un todo», concluyó, «es un progresivo y gradual auto-despliegue de la revelación de lo Absoluto».
Fue la formulación más clara hasta ahora ―una espiritualidad evolutiva― que sacudiría los fundamentos de la filosofía y el misticismo en los siglos venideros.
Con la síntesis innovadora de los idealistas alemanes Schelling y Hegel, la humanidad ya no tenía la necesidad de considerarse como estando a la deriva en un estado de pecado y sufrimiento, como afirmaba la Iglesia, después de haber «caído» de la presencia de Dios en el pasado primordial . Tampoco Dios tiene que seguir siendo un mero remanente mítico de una era más ignorante, como muchos científicos seguían insistiendo. En cambio, la realidad de la Divinidad podría ahora entenderse que reside más plenamente en nuestro colectivo futuro ― que se revelará en el mundo, cada vez con mayor profundidad y claridad, mientras la historia marchaba hacia adelante y la consciencia evolucionaba. «Dios no permanece petrificado y muerto», dijo Hegel. «Las mismas piedras gritan y se elevan hacia el Espíritu».
Haciéndose eco de ese sentimiento casi dos siglos más tarde, el filósofo integral estadounidenseKen Wilber escribió: «Los seres humanos y las rocas son igualmente Espíritu, pero sólo los seres humanos pueden ser conscientes de ese hecho, y entre la roca y el ser humano se encuentra la evolución». Y en el intervalo entre Hegel y Wilber reinaron numerosos defensores de la espiritualidad evolutiva tanto en Oriente como en Occidente. Desde el ensayista y profesor estadounidense Ralph Waldo Emerson al erudito y estadista indio Sarvepalli Radhakrishnan, desde el visionario antroposófico austriaco Rudolph Steiner al filósofo inglés Alfred North Whitehead, el creciente número de los evolucionistas espirituales abarca una variedad de orígenes y disciplinas, pero la visión evolucionista que les compelía era esencialmente una y la misma.
Y tal vez ninguno de los pensadores del siglo XX adoptaron esta naciente perspectiva teleológica con mucho mayor alcance y profundidad que el filósofo-sabio indio Sri Aurobindo, el filósofo y autor francés Henri Bergson, y el paleontólogo y sacerdote jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin.
Escribiendo en el año 1900, Sri Aurobindo introdujo una novedosa dimensión al campo, es decir, la combinación de la comprensión moderna de la evolución con la revelación tradicional de lailuminación mística. Después de completar sus estudios en Cambridge en 1892, donde se sumergió en las obras de los idealistas alemanes, se convirtió en una figura destacada en el movimiento de independencia de la India, hasta el punto de ser declarado «el hombre más peligroso del mundo» por el Imperio Británico. Pero finalmente dejó la lucha por la libertad para dedicar su vida a la exploración de la liberación de un tipo completamente diferente. Después de que él experimentó un profundo despertar espiritual por medio de la ayuda de un yogui indio, la consciencia de Aurobindo se abrió a una visión de posibilidades humanas que vio el logro del nirvana ―normalmente considerado como el objetivo de todas las búsquedas espirituales― simplemente como la base para una participación consciente con el impulso evolutivo. Al frente de su comunidad espiritual en la práctica del «yoga integral», Aurobindo llevó la espiritualidad evolutiva fuera del reino de la teoría abstracta y la transformó en una metodología práctica para la alinear la propia vida con la dirección y el propósito del universo como un todo.
Casi al mismo tiempo que Aurobindo, en Oriente, estaba incendiando las jóvenes almas hindúes con la promesa de llevar vidas de significado evolutivo, Bergson y Teilhard, en Occidente, estaban ocupados tratando de rescatar el concepto básico de la evolución del todavía-creciente dominio del materialismo darwinista. Al interpretar de forma explícita la creciente evidencia científica de la evolución biológica en un contexto de espiritualidad cósmica, ellos valientemente intentaron ―al igual que los idealistas de un siglo antes― fusionar creativamente dos dominios cada vez más distintos (e incluso alienados).
La publicación en 1907 de la Evolución Creativa de Bergson, por ejemplo, fue ampliamente denunciada por los realistas filosóficos tales como Bertrand Russell por desdibujar las líneas entre la física y la metafísica y así conducir a supuestos errores científicos. Pero, sin embargo, se convirtió en un popular éxito de ventas entre el público en general por su consideración convincente del «principio motriz» detrás de la evolución, que Bergson identificaba como la consciencia misma. Y aunque sus escritos tenían una influencia relativamente limitada en la intelectualidad dominante en el momento de su publicación ―sólo recibió un pleno reconocimiento en los últimos años, incluyendo la concesión de un Premio Nobel― llegaron en un momento crítico para ayudar a traer coherencia al confuso conjunto de ideas evolutivas que consumía en la actualidad otro pensador francés, el joven sacerdote llamado Padre Teilhard de Chardin.
Al igual que Evolución Creativa antes, la obra maestra de Teilhard, El Fenómeno Humano, basó sus especulaciones evolutivas en el conocimiento científico ampliamente aceptado, pero dio un giro inusual al permanecer estrictamente arraigadas en la sabiduría teológica que él les confería por su profunda fe cristiana. Aunque sus teorías sobre la evolución futura de la consciencia cósmica no le granjearon muchos conversos en la Iglesia Católica (que condenaba oficialmente sus escritos y le prohibieron que no publicara nada en vida), han dejado una impresión duradera en los corazones y las mentes de numerosos pensadores evolutivos que han seguido su estela. En particular, muchos teóricos han encontrado un inmenso valor en el enfoque de Teilhard sobre la interacción de ida y vuelta de la individualidad y la colectividad en el transcurso de la historia cósmica. Teilhard previó la posibilidad de que los seres humanos, al igual que las moléculas y las bacterias antes que ellos, algún día se fusionarían en una mayor integración, o «mega-síntesis» de unificación espiritual y consciencia colectiva ― uniéndose en una especie de «envoltura pensante» que rodea a la tierra. Él llamó a esto la «noosfera», un campo psíquico de inteligencia compartida que ya empezaba a rodear poco a poco el planeta, trascendiendo e incluyendo la geosfera (de la materia inanimada) y la biosfera (de la vida). Y Teilhard previó el cumplimiento de toda la evolución, tanto cósmica como humana, en una convergencia última de materia y consciencia a la que él llamó el «Punto Omega» ― un concepto que también ha inspirado a muchos futuristas y escritores de ciencia ficción en los últimos cincuenta años.
Poco antes de su muerte en 1955, Teilhard hizo la siguiente reflexión sobre su vida y obra, lo que demuestra que a pesar de la intensa adversidad ideológica que encontró, su fe en el siempre ascendente poder evolutivo de la divinidad le mantuvo firme hasta el final:
«Cuando todo está dicho y hecho, puedo ver esto: me las arreglé para subir hasta el punto en que el Universo se hizo evidente para mí como una gran oleada ascendente, en el que todo el trabajo dedicado a la indagación seria, toda la voluntad de crear, toda la aceptación del sufrimiento, convergen por delante en una sola punta de lanza deslumbrante ― ahora, al final de mi vida, puedo pararme en la cima que he escalado y continuar mirando cada vez más estrechamente en el futuro, y allí, cada vez con más seguridad, ver el ascenso de Dios.»
A principios del siglo XXI, la noción de que el proceso evolutivo es conducido en última instancia por un impulso espiritual sigue cobrando fuerza, con un número cada vez mayor de filósofos progresistas, científicos y místicos que exploran sus implicaciones. Para muchos, es simplemente una filosofía convincente, que une las revelaciones de la ciencia y la espiritualidad de una manera que ninguna otra teoría puede. Pero otros, como Aurobindo antes que ellos, están empezando a ir más allá de una discusión teórica preguntándose: ¿Cómo sería la vida y la cultura humanas si nos tomáramos totalmente en serio la realidad de este punto de vista? Libre de los dogmatismos míticos de la religión premoderna, trascendiendo los prejuicios materialistas del pensamiento científico moderno, y libre de los ensimismamientos narcisistas de la posmodernidad, ¿qué clase de nuevo mundo podrían crear realmente los seres humanos alineados con la trayectoria de un cosmos espiritualmente en evolución?
El futuro, como siempre, sigue siendo desconocido. Pero como Hegel nos aseguró hace tanto tiempo: «Podríamos, en realidad, abrazar la totalidad en el principio único de desarrollo; si esto estuviera claro, todo lo demás se efectuaría y continuaría por sí solo».
Conozca a los pioneros de la idea más provocativa de la espiritualidad moderna
Jakob Böhme (1575-1624). Zapatero y místico alemán.
El concepto moderno de la espiritualidad evolutiva comienza con Böhme, cuyas percepciones místicas le revelaron que Dios está tratando de desarrollar un mundo de creciente plenitud y perfección.
G.W. Leibniz (1646-1716). Gran pensador alemán.
Siguió donde Böhme lo dejó, el genio científico y teológico de Leibniz produjo las primeras grandes concepciones de una evolución biológica de las especies, que veía como un proceso ordenado por Dios.
Immanuel Kant (1724-1804). Filósofo alemán.
Estudiante de las obras de Leibniz, Kant exploró la idea de que las leyes físicas de Dios están trabajando para modelar el mundo material «mediante una evolución natural hacia una constitución más perfecta».
JB Robinet (1735-1820). Filósofo francés.
Al final ridiculizado por su creencia en sirenas, Robinet fue uno de los primeros en explorar la idea de que la evolución es impulsada por una energía o «fuerza» espiritual.
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). Gran pensador alemán.
Aceptó la evolución como un proceso espiritual, su teoría del desarrollo de la morfología de la planta inspiró al filósofo Friedrich Schelling y al naturalista Charles Darwin.
J. G. Fichte (1762-1814). Filósofo alemán.
Estudiante y reinterprete de Kant, Fichte propuso que tanto la mente subjetiva como la naturaleza objetiva son expresiones efímeras en evolución de una consciencia trascendente.
F.W.J. Schelling (1775-1854). Filósofo alemán.
Schelling, estudiante de Fichte, fusiona el misticismo de Böhme y la lógica de Leibniz en una visión sin precedentes de la evolución cósmica que vio a Dios impregnando totalmente todos los niveles del ser.
G.W.F. Hegel (1770-1831). Filósofo alemán.
Antiguo amigo y rival profesional de Schelling lograron numerosos elogios por sus profundos tratados sobre el Espíritu como el poder que guía el desarrollo cultural de la humanidad.
Lorenz Oken (1779-1851). Naturalista alemán.
Estudiante de Schelling, las teorías científicas de Oken se expandieron sobre la filosofía de su mentor, proponiendo un impulso místico detrás de las transformaciones evolutivas de las especies vivas.
Arthur Schopenhauer (1788-1860). Filósofo alemán.
Otro de los rivales de Hegel, que combina el misticismo oriental y el idealismo kantiano en una filosofía que hizo del impulso evolutivo, o «voluntad de vivir», un principio fundamental de la existencia.
Ralph Waldo Emerson (1803-1882). Ensayista estadounidense.
Profundamente influido por el idealismo alemán, el trascendentalismo de Emerson sintetiza la idea oriental del karma con el concepto occidental de la evolución.
Alfred Russel Wallace (1823-1913). Naturalista Inglés.
Wallace desarrolló su famosa teoría de la selección natural contemporáneamente con Darwin, pero sostuvo que la evolución también tenía una dimensión espiritual.
Helena Blavatsky (1831-1891). Teósofa Ucraniana.
Fundadora de la Sociedad Teosófica, que fue en gran parte responsable del resurgimiento del pensamiento oculto y de la popularización de una forma esotérica de espiritualidad evolutiva a finales del siglo XIX.
Richard M. Bucke (1837-1902). Psiquiatra canadiense.
Tras una experiencia de «consciencia cósmica», Bucke compone una crónica completa de la historia de la evolución y del futuro potencial de la psique humana.
William James (1842-1910). Psicólogo americano.
Una de las primeras autoridades de la modernidad en la experiencia mística, James aplicó una perspectiva evolutiva en el estudio de la psicología y el desarrollo de la consciencia.
Henri Bergson (1859-1941). Filósofo francés.
Su concepto del élan vital o «fuerza vital», que se encuentra detrás del proceso evolutivo, estimuló sus magistrales escritos, por lo que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1927.
Rudolf Steiner (1861-1925). Gran pensador austríaco.
El esoterismo ganó nueva notoriedad a través de la obra de Steiner, quien escribió acerca de la evolución espiritual de la humanidad desde el punto de vista oculto y astrológico.
Alfred North Whitehead (1861-1947). Matemático y filósofo inglés.
La influyente «filosofía del proceso» de Whitehead esencialmente redefine a Dios como un proceso inseparable de la evolución del universo material.
Swami Vivekananda (1863-1902). Místico hindú.
Habiendo introducido el misticismo hindú en Occidente, no encontró ninguna incompatibilidad entre los conceptos orientales del crecimiento espiritual y la teoría evolutiva de Darwin.
Sri Aurobindo (1872-1950). Místico y filósofo hindú.
Este pensador iluminado creó una síntesis completa de las filosofías orientales y occidentales y redefinió la práctica espiritual como un compromiso consciente con la evolución misma.
La Madre (1878-1973). Mística francesa.
Una evolucionista esotérica y socia espiritual de Sri Aurobindo, vio que la evolución conduce a una transformación celular fundamental que daría lugar a una nueva especie humana.
Alice Bailey (1880-1949). Neo-teósofa ingelsa.
Ampliando las ideas de Blavatsky, Steiner, y otros pensadores ocultistas, los escritos de Bailey sentaron las bases para muchas nociones de la evolución espiritual de la Nueva Era.
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Sacerdote y paleontólogo francés.
Influyendo más allá de su vida, Teilhard desafió a los dogmatismos rígidos, tanto de la ciencia convencional como del cristianismo con su visión inspirada del destino evolutivo de la consciencia humana.
Julian Huxley (1887-1975). Biólogo inglés.
Miembro de la distinguida familia Huxley, popularizó la idea de que la humanidad es la primera especie conocida en la que el universo en evolución se ha vuelto consciente de sí mismo.
Sarvepalli Radhakrishnan (1888-1975). Presidente hindú.
Este estadista y erudito promovió la filosofía del idealismo alemán junto con el misticismo oriental mientras abogaba por una visión evolutiva de la humanidad.
Gerald Heard (1889-1971). Historiador inglés.
Los estudios de Heard sobre cómo la consciencia del individuo evoluciona a través de la intención enfocada lo llevó a postular la aparición del «hombre leptoid», o seres humanos que han «saltado» a un estado superior del ser.
Dane Rudhyar (1895-1985). Astrólogo Francés.
Maestro de muchas disciplinas, incluyendo la música y la astrología, Rudhyar vio que la evolución conduce a un despertar global, que expone en su libro de 1970 La Planetarización de la Conciencia.
Jean Gebser (1905-1973). Teórico cultural alemán.
Un antepasado muy influyente sobe las teorías «integrales» del desarrollo contemporáneas, el trabajo pionero de Gebser se centró en la evolución de la sociedad humana, que trazó a través de cinco etapas distintas de consciencia.
Arthur M. Young (1905-1995). Inventor y filósofo estadounidense.
Después de desarrollar el primer helicóptero comercial, la mente innovadora de Young despegó en el ámbito de la cosmología y la metafísica para idear una nueva teoría evolutiva de la consciencia.
Con muchos pensadores contemporáneos que contribuyen con importantes nuevos conocimientos y percepciones en este campo en constante cambio, la historia de la espiritualidad evolutiva aún se está escribiendo…
http://www.advaitainfo.com/articulos/breve-historia-espiritualidad-evolutiva.html
Vicente Fuentes narra el intrigante episodio de intervención ovni del joven piloto Carlos Antonio de los Santos Montiel, quien en mayo de 1975 protagonizó un asombroso encuentro con tres ovnis que le acosaron sobre el volcán Popocatepetl. Las sensaciones del piloto, la asombrosa escena de la aparición de los objetos y sus extrañas maniobras serán el núcleo de este videoprograma en el que el protagonista tuvo dos encuentros con hombres de negro cuando fue a entrevistarse con periodistas e investigadores. Esperamos que el programa sea de su agrado.
Ufopolis.com 2015
“La Luna, siempre exquisita, melancólica, taciturna, romántica, siempre envuelta en belleza, como la noche“. De la Tierra a la Luna es una novela «científica» y «satírica» del famoso escritor Julio Verne, publicada en el “Journal des débats politiques et littéraires” en 1865. El 16 de septiembre de 1872 se presentaría una edición doble con “Alrededor de la Luna“. La obra, que comienza como una sátira del estereotipo estadounidense de la época, es un intento de describir por primera vez, con minuciosidad científica, los problemas que hay que resolver para lograr enviar un objeto a la Luna. Un intrépido proyecto aviva los corazones de los miembros del Gun-Club. Se trata de enviar a la Luna un proyectil que, auxiliado por el monstruoso cañón Columbiad, hará la función de una auténtica nave espacial para hacer realidad, en el siglo XIX, el viejo sueño de atravesar el espacio y descubrir un mundo lunar hasta entonces en penumbras. Tras terminar la Guerra de Secesión estadunidense, el presidente del Gun-Club, Impey Barbicane, propone la fabricación de un cañón gigante para enviar un proyectil a la Luna. Junto con el secretario, J. T. Maston, y tras ser informados de los detalles astronómicos por el observatorio de Cambridge, deben resolver una serie de cuestiones: características del cañón, forma y tamaño del proyectil, clase y cantidad de pólvora, ubicación del sitio de lanzamiento, financiación de la empresa, etc. La factibilidad del proyecto es cuestionado por el capitán Nicholl, enemigo acérrimo de Barbicane, el cual hace una serie de apuestas a Barbicane acerca del éxito del proyectil. Tras conseguir el dinero necesario en una suscripción internacional, el gigantesco cañón es forjado en el suelo de la Florida. De pronto, aparece un francés, Miguel Ardan, con el deseo de viajar en el proyectil. Tras un dramático duelo entre Barbicane y Nicholl, Ardan los convence de que olviden sus rencillas y viajen con él a la Luna. El proyectil es modificado para permitir que los pasajeros puedan soportar el viaje. Antes de ser lanzado el proyectil, J.T. Maston se queda en él unos días. Cuando termina su misión, ha engordado. Finalmente, el proyectil es lanzado. J. T. Maston, en el observatorio construido en las Montañas Rocosas para la ocasión, intenta ubicarlo con el telescopio y, cuando lo logra, sufre una desilusión: el proyectil no ha llegado a su destino, sino que se ha convertido en satélite de la Luna.
El 20 febrero de 2014, Mundo Misterioso publicó que una enorme nave espacial descubierta en la Luna seguía siendo un misterio. Estamos hablando de una enorme nave espacial, ubicada en la Luna, que supuestamente fue descubierta y fotografiada durante la misión Apolo 15. Se supone que habría sido una gran nave extraterrestre que se estrelló o fue abandonada en la Luna en la antigüedad. La historia de esta nave espacial alienígena se conoce desde 2007, aunque se pensó que era un montaje. Pero una foto panorámica en Atlas Apollo Images podría probar la existencia de esta nave espacial. La existencia de esta nave está rodeada de misterio y se dijo que había ‘misiones espaciales de la NASA a la Luna que seguían clasificadas como secreto’. El misterio se intensifica tras una declaración de William Rutledge, que afirma haber participado en una misión especial de la NASA en los años 70. Rutledge afirma haber trabajado en al menos dos misiones a la Luna, incluyendo el Apolo 19 y el Apolo 20, que dice se puso en marcha en agosto de 1976 desde la Base de la Fuerza Aérea de Vandenberg. Ambas misiones, según Rutledge, eran “misiones espaciales conjuntas secretas”, resultantes de la colaboración entre los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero estas misiones no aparecen en ninguna lista de misiones de la NASA. Curiosamente, en la antiguedad la Luna ha tenido una gran importancia simbólica. En la mitología mesopotámica, Sin, Sinai, Nanna, Nannar, Suen o Zuen es el dios de la Luna. Para los sumerios, era conocido como Nanna o Nannar, hijo de Enlil, dios del viento y del cielo, y de Ninlil, diosa del aire. Sin era su nombre en acadio y babilonio. Comúnmente se le designaba como En-zu, que significa ‘Señor de la sabiduría‘. Pasa por ser un antiquísimo dios protector de los pastores. Durante el periodo en que Ur ejerció la supremacía sobre el valle del Éufrates (entre 2600 y 2400 a. C.), Sin fue considerado, naturalmente, como el dios supremo del panteón. Es entonces cuando se le designó como «padre de los dioses», «jefe de los dioses» o «creador de todas las cosas». La «sabiduría» personificada por el dios lunar es también una expresión de la existente ciencia de la astronomía o la práctica de la astrología, en la que la observación de las fases de la luna era un factor importante.
A Nanna/Sin se le representaba como un anciano con cuernos y barba de lapislázuli, montado en un toro alado. Su símbolo principal era el creciente lunar, pero también el toro, que provenía de su padre, Enlil, “Toro del Cielo“, y el trípode. que podía ser un candelero. Se le describía como el padre de la Inanna sumeria, diosa de la vida, equivalente a la Ishtar semita, que posteriormente heredaría el cetro lunar. Con su esposa Ningal tuvo a Utu, dios del sol, en acadio, Shamash. En los sellos cilíndricos se le representa como un anciano con barba y el símbolo de la media luna. En el sistema teológico-astral está representado por el número 30 y la luna. Este número probablemente se refiera al número promedio de días, alrededor de 29.53, de un mes lunar, medido entre sucesivas lunas nuevas. La tendencia a centralizar los poderes del universo llevó a establecer una tríada de dioses que Nanna formaría con sus hijos, Inanna y Utu, que se corresponden con la luna, la fertilidad, representada por el planeta Venus, y el Sol, una tríada de divinidades astrales de la religión sumeria. Sus símbolos eran respectivamente, la media luna, la estrella de ocho puntas y el disco solar. Es un hecho bien conocido, arqueológicamente hablando, que la Media Luna era el símbolo de adoración del dios Luna, tanto en Arabia como a través de todo el Oriente Medio, en tiempos pre-islámicos. Los arqueólogos han sacado a luz numerosas estatuas e inscripciones jeroglíficas en las cuales una media luna estaba ubicada en la cima de la cabeza de la deidad para simbolizar la adoración del dios Luna. Curiosamente, mientras la Luna era generalmente adorada como una divinidad femenina en el antiguo Próximo Oriente, los árabes la veían como una deidad masculina. En Mesopotamia el dios sumerio Nanna, llamado Sîn por los acadios, fue adorado particularmente en Ur, donde era el dios principal de la ciudad. También fue adorado en la ciudad de Harrán, en Siria, y actualmente en Turquía, que tenía vínculos religiosos cercanos con Ur. Los textos ugaríticos han mostrado que una deidad lunar fue adorada bajo el nombre de “Yrh“. En los monumentos dicho dios es representado mediante el símbolo de la media luna. En Hazor, Palestina, fue descubierto un pequeño santuario cananeo de la Edad de Bronce tardía, que contenía una estela de basalto que representaba dos manos levantadas, como si estuvieran en oración, hacia una media luna, indicando que el santuario estaba dedicado al dios Luna. La Historia demuestra de manera concluyente que antes de que apareciese el Islam, los sabeos en Arabia adoraban al dios Luna Alá, el cual estaba casado con la diosa Sol. También hemos visto que era una práctica común usar el nombre del dios lunar en nombres personales en la tribu de Mahoma, que adoptó a Alá como el Dios de la nueva religión. De ahí viene el símbolo musulmán de la media luna
La teoría, largo tiempo sustentada, de que la Luna se parecía a «una pelota de golf helada» no se descartó hasta después de la conclusión de varias misiones Apolo a la Luna. Hasta aquel momento, las mejores conjeturas consistían en que la Luna era un trozo de materia que se había separado de la Tierra cuando ésta era aún de material fundido y maleable. Si no hubiera sido por el impacto de millones de meteoritos, que dejaron cráteres en la superficie de la Luna, ésta habría sido un trozo de materia sin rostro, sin vida y sin historia, que se solidificó y sigue a la Tierra desde siempre. Sin embargo, las observaciones hechas por satélites no tripulados han comenzado a poner en duda estas creencias tanto tiempo manejadas. Al final, se llegó a la conclusión de que la composición química y mineral de la Luna era suficientemente diferente de la de la Tierra como para poner en duda la teoría de la «separación» entre ambos cuerpos celestes. Los experimentos realizados en la Luna por los astronautas norteamericanos, así como el estudio y análisis del suelo y de las muestras de rocas que trajeron, han determinado, más allá de toda duda, que la Luna, aunque en la actualidad estéril, fue alguna vez un «planeta vivo». Al igual que la Tierra, tiene diferentes capas, lo que significa que se solidificó desde su propio estadio original de materia fundida. Al igual que la Tierra generaba calor. Pero mientras que el calor de la Tierra proviene de sus materiales radiactivos, «cocidos» en el interior de la Tierra bajo una tremenda presión, el calor de la Luna proviene, según parece, de capas de materiales radiactivos que se encuentran muy cerca de la superficie. Sin embargo, estos materiales son demasiado pesados para haber ascendido hasta ahí. Entonces la pregunta que nos podemos plantear es cómo se llegaron a depositar tan cerca de la superficie de la Luna. El campo gravitatorio lunar parece ser errático, como si inmensos trozos de materias pesadas, como el hierro, no se hubieran hundido de modo uniforme hasta su centro, sino que estuvieran dispersos. Pero, ¿a través de qué proceso o fuerza? Existen evidencias que indicarían que las antiguas rocas de la Luna estuvieron magnetizadas. También existen evidencias de que los campos magnéticos se cambiaron o invirtieron. Pero no sabemos si esto ocurrió a través de algún proceso interno desconocido, o por medio de alguna influencia externa indeterminada.
Los astronautas del Apolo XVI descubrieron que las rocas lunares, llamadas brechas, eran el resultado de la destrucción de la roca sólida y su posterior soldadura gracias a un calor extremo y repentino. Pero de nuevo no sabemos cuándo y cómo se hicieron añicos y se refundieron estas rocas. Otros materiales de la superficie de la Luna son ricos en los poco frecuentes, en la Tierra, potasio y fósforo radiactivos, materiales que en la Tierra se encuentran a grandes profundidades. Reuniendo todos estos descubrimientos, los científicos afirman ahora que la Luna y la Tierra, formadas más o menos con los mismos elementos y más o menos por el mismo tiempo, evolucionaron como cuerpos celestes separados. En opinión de los científicos de laAdministración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (N.A.S.A.), la Luna evolucionó «normalmente» durante sus primeros 500 millones de años. El período más catastrófico llegó hace 4.000 millones de años, cuando enormes cuerpos celestes se estrellaron en la Luna y formaron sus inmensas cuencas y sus altísimas montañas. Las ingentes cantidades de materiales radiactivos dejados por las colisiones comenzaron a calentar la roca por debajo de la superficie, fundiendo enormes cantidades de ésta y forzando mares de lava a través de las grietas de la superficie. El Apolo XV encontró un deslizamiento de rocas en el cráter Tsiolovsky, seis veces más grande que cualquier deslizamiento de rocas en la Tierra. El Apolo XVI descubrió que la colisión que creó el Mar de Néctar depositó escombros hasta a 1.600 kilómetros de distancia. El Apolo XVII alunizó cerca de un acantilado ocho veces más alto que cualquiera de la Tierra, lo que significa que se formó por un terremoto ocho veces más violento que cualquier otro terremoto en la historia de la Tierra. Las convulsiones que siguieron a este suceso cósmico continuaron durante unos 800 millones de años, de modo que la composición y la superficie de la Luna adoptaron por fin su forma helada hace alrededor de 3.200 millones de años. Así pues, los sumerios tenían razón al representar a la Luna como un cuerpo celeste por derecho propio. Y, como veremos, también nos dejaron un texto que explica y describe la catástrofe cósmica a la que se refieren los expertos de la NASA.
Según Zecharia Sitchin, en El 12º Planeta, se nos ofrece por primera vez una explicación cosmogónica-científica coherente de los acontecimientos celestes que llevaron a la desaparición del «planeta perdido» y a la resultante creación del cinturón de asteroides, además de los cometas y de la Tierra. Después de que el planeta Nibiru, o Marduk, partiera en dos al planeta Tiamat, situado entre Marte y Júpiter, junto con sus satélites, otro satélite empujó la mitad superior a una nueva órbita, dando así origen a la Tierra. Después Nibiru, en su segunda órbita, hizo pedazos la parte inferior y la esparció formando el cinturón de asteroides y los cometas. Todos los enigmas tienen respuesta en «La Epopeya de la Creación», descifrada de este modo. Además, también disponemos de respuesta a la pregunta de por qué los continentes de la Tierra se concentran en uno de sus lados mientras, en el lado opuesto, queda una enorme cavidad en el lecho del Océano Pacífico. Las referencias constantes a las «aguas» de Tiamat son también esclarecedoras. A Tiamat se le llamó el Monstruo del Agua, y esto explicaría por qué la Tierra, como parte de Tiamat, fue dotada también con esta agua. De hecho, algunos estudiosos modernos denominan a la Tierra «Planeta Océano», pues es el único de los planetas conocidos del sistema solar que aparentemente ha sido bendecido con estas aguas dadoras de vida, aunque en un pasado remoto parece que Marte también tuvo mares y ríos. Tiamat ha sido desgarrada: su mitad despedazada es Cinturón de Asteroides; la otra mitad, la Tierra, es empujada a una nueva órbita por uno de los satélites de Nibiru. El principal satélite de Tiamat, Kingu, se convierte en la Luna de la Tierra; el resto de satélites componen ahora los cometas. Pero hay otras teorías que presentarían a la Luna como un satélite artificial. Siempre se nos ha enseñado que la Luna es un satélite natural, pero esta teoría se ha puesto en evidencia en los últimos años. Hay varios argumentos que ponen en duda la idea de que la Luna provenga de una formación natural: Por otro lado, aproximadamente el 70% de la composición de la Luna difiere de la de la Tierra, por lo que se descartaría la hipótesis de que nuestro satélite se formó a partir de la Tierra. La antigüedad de la Luna se calcula en unos 10.000 millones de años, mientras que la edad de los planetas que forman nuestro Sistema Solar es de unos 4.000 a 4.500 millones de años, por lo que la idea de que fuera expulsada como una enorme roca incandescente del Sistema Solar no parce viable.
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Un académico ruso ha afirmado que una antigua civilización condujo gigantes vehículos todo terreno a través de la Tierra hace millones de años – y que las huellas dejados son todavía visibles hoy.
Los actuales surcos son anteriores a las pistas de carros de la antigua Grecia y son mucho más profundos – hasta un metro en algunos lugares. Debido a que los surcos son naturalmente preservadas en ceniza volcánica petrificada, el Dr. Koltypin dice que son fáciles de fechar y pone su creación en hace 12 a 14 millones de años. ¿Quién o qué podría haberlo hecho?
Todos estos campos rocosos fueron cubiertos con los surcos dejados hace algunos millones de años … , no estamos hablando de seres humanos.
El Dr. Koltypin cree que los surcos fueron hechos por antiguos vehículos pesados todo terreno ya que las pistas corren paralelas, los surcos son de la anchura que un auto o camión podrían hacer y los lados de los surcos tienen rasguños que parecen haber sido hechas por ejes. Agregó también que las huellas son demasiado profundas para los vehículos de hoy en día.
¿Quién podría haber conducido estos masivos camiones? Se pregunta el Dr.Koltypin
Creo que estamos viendo los signos de la civilización que existía antes de la creación clásica de este mundo. Tal vez las criaturas de esa pre-civilización no eran como los seres humanos modernos.
Koltypin dice que la evidencia apoya su teoría de que una antigua civilización pre-bíblica pre-humana condujo masivos vehículos en lo que hoy es Turquía hace unos 14 millones de años.
Es fácil ser escéptico, pero los surcos parece demasiado perfecto para ser hecha por la naturaleza. ¿Qué otra cosa podría haberlos cavado? Si se trataba de una antigua civilización, no humana, como dice el Dr. Koltypin, ¿qué pasó con ellos y como realizaron estos surcos? ¿Puede que estos surcos correspondan a marcas dejadas por enormes rovers enviados por científicos alienígenas para explorar nuestro planeta en la más remota antigüedad?
Por todos es conocida la figura del rey Salomón, personaje que aparece no sólo en los textos bíblicos sino al que también se alude en el Corán y en el Talmud.
Tercer rey de Israel, hijo del rey David, era considerado un mandatario de excepcional sabiduría, poseedor de grandes riquezas y responsable de la construcción del templo de Jerusalén.
Según se relata en los textos, este monarca contaba en su haber con una serie de objetos de peculiares características que facilitaban sus empresas al servicio de Dios y que otorgaban un inmenso poder a su poseedor. No en vano, según las profecías de diferentes pueblos semitas, el que tuviera estos objetos bajo su posesión tendría el poder para dominar el mundo.
Y tal vez esta sea la razón de que numerosos grupos a lo largo de la historia hayan tratado de dar con el paradero de tan insólitos objetos, desde los templarios, hasta algún servicio secreto.
Uno de estos maravillosos objetos es la conocida como ’’ mesa de Salomón’’ que construyó Moisés bajo las meticulosas órdenes de Dios del siguiente modo:
‘’Harás asimismo una mesa de madera de acacia. Su longitud será de 90 centímetros, su anchura de 45 centímetros y su altura de 68 centímetros. La revestirás de oro puro y harás una moldura de oro alrededor del borde.
Le harás cuatro argollas de oro y pondrás argollas en las cuatro esquinas que estén sobre sus cuatro patas. Cerca del borde estarán las argollas para meter las varas a fin de llevar la mesa. Harás las varas de madera de acacia y las revestirás de oro, y con ellas llevarán la mesa.
Harás también sus fuentes, sus vasijas, sus jarros y sus tazones con los cuales se harán las libaciones. De oro puro los harás. Y pondrás sobre ella el pan de la Presencia perpetuamente delante de Mí’’.
Ex 25:23-30
Se piensa que en este objeto sagrado, que se guardó en el templo de Salomón una vez estuvo construido, el mismo rey inscribió el ‘’Shem Shemaforash’’ o Verdadero nombre de Dios que, según la tradición cabalística, no debe ser pronunciado ya que es el vocablo que utilizó Dios para crear el universo, la fuente de toda creación. No sólo esto, sino que en esta mesa estaría inscrito todo el conocimiento del universo.
Otro de los objetos en posesión del monarca era el denominado ‘’Sello de Salomón’’. Una suerte de anillo mágico en el que también estaba inscrito el nombre de Dios y que Yahvé le dio a Salomón directamente del cielo.
Este anillo otorgaba al rey una serie de poderes asombrosos tales como el control sobre genios y demonios, la autoridad sobre el viento y el agua o la capacidad de comunicarse con los animales.
Parece que Yahvé sentía una especial predilección por Salomón al que, además de otorgarle un gran poder, le hizo poseedor de una avanzada tecnología divina de la que era incapaz el ser humano.
Otros excepcionales objetos mencionados en los textos antiguos son ‘’El Urim y el Turim’’, unas piedras engarzadas a un pectoral sacerdotal que debían situarse sobre el corazón mediante las cuales se transmitía la voluntad divina y que se utilizaban para cuestiones en las que se consideraba necesaria una respuesta de Dios, como decisiones de interés nacional ya que Yahvé era el legislador de Israel.
También se relata que Salomón tenía una alfombra mágica que utilizaba para viajar por el aire, podía llevarle no sólo a él, sino a toda su corte y podía atravesar grandes distancias en muy poco tiempo. Estaba tejida con seda verde y con oro e iba acompañada por bandadas de pájaros en sus viajes.
Pero el más importante de los objetos de los que fue poseedor el rey Salomón fue ‘’el arca de la alianza’’ que, después de acompañar al pueblo elegido en su vagar por el desierto acabó guardándose en el templo de Jerusalén.
Un cofre que se colocaba en el lugar más santo del tabernáculo y que también Dios mandó construir a Moisés. Hecho de madera de acacia y revestido en el interior y en el exterior de oro puro; la cubierta, al contrario, no estaba recubierta de oro sino que era de oro macizo adornada con las figuras de dos querubines:
“Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. Harás pues un querubín en un extremo y un querubín en el otro extremo, de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines’’.
Ex 25:18-20
El arca representaba la presencia de Dios y parece ser el medio que éste utilizaba para comunicarse con el pueblo de Israel:
“Allí ciertamente me presentaré a ti, y hablaré contigo desde más arriba de la cubierta, desde entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio’’.
Ex 25:22
Este extraño objeto debía de colocarse en el interior del tabernáculo tras una pantalla divisoria además de ser cubierto por pieles de foca y una tela de color azul para impedir que el pueblo la mirase ni siquiera:
‘’Por el más mínimo momento y por lo tanto, muriese’’
Ex 40:3
Parece que era peligroso acercarse al arca; tocarla o mirarla podía ser motivo de muerte por alguna extraña razón. Así nadie podía acceder al interior del tabernáculo a excepción del sumo sacerdote que únicamente tenía permitida la entrada una vez al año y, para ello, debía de portar incienso, ir cubierto de sangre de cordero y estar libre de pecado, sino cumplía todos estos requisitos, corría el peligro de sucumbir bajo la ira de Dios.
Este dios, se manifestaba muy celoso del cuidado y del respeto con el que este objeto era tratado por los hombres, llegando a matar instantáneamente a quien se atreviera a posar su mano sobre el arca; incluso aunque fuera con las mejores intenciones:
‘’Pero cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo porque los bueyes casi la volcaron. Y se encendió la ira del Señor contra Uza, Dios lo hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios’’.
2 Samuel 6:6-7
Los hebreos creían que Dios residía dentro del arca y la trataban con el mismo respeto con el que tratarían al propio Dios al interpretar su presencia cerca del objeto, y es que cuando el pueblo de Israel atravesaba el desierto, Yahvé los acompañaba en forma de nube junto al arca:
‘’Y la nube del Señor iba sobre ellos de día desde que partieron del campamento’’. – Nu 10:34
‘’En una nube apareceré encima de la cubierta’’. — Le 16:2
Este objeto también era usado como un arma de gran poder gracias a la cual el pueblo elegido logró vencer en las guerras que su dios les ordenaba emprender conquistando así las tierras de Canaán y Jericó.
Y la presencia de Yahvé cerca del arca no era solo percibida por los hebreos sino que según se narra en Samuel, uno de los pueblos enemigos, los filisteos, pudieron constatarlo, al encontrarse el arca en el campo de batalla:
‘’Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! Pues antes de ahora no fue así. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda la plaga en el desierto’’.
1 Samuel 4:6-8
Por último, el arca era también el contenedor de otros objetos que Dios otorgó al pueblo hebreo: las tablas de la ley entregadas por Dios a Moisés, la vara de Aarón con la que realizaba los milagros de Dios y la fuente de maná, que era el alimento que Dios hacía llegar a su pueblo mientras les guiaba por el desierto.
Este dios celoso e iracundo, que encontraba un especial deleite en el oro, en algún momento hizo entrega a los hombres de una tecnología tan avanzada que sus poderes eran interpretados como voluntad divina pero que sólo otorgaba a unos pocos elegidos como el rey Salomón, o como medio para obtener un cierto fin.
El paradero de estos mágicos objetos que casi parecen venidos de otros mundos se desconoce a día de hoy; aunque no son, ni han sido pocos los que incansablemente tratan de dar con ellos.
Cabe destacar que la última mención que se hace del arca en el texto bíblico aparece en el Apocalipsis de Juan:
‘’Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo’’.
http://www.ufopolis.com/2015/08/los-increibles-objetos-sobrenaturales-del-rey-salomon/
Me esclavizaron a la edad de 5 años. Por el día, cuidaba del ganado. Por la noche, mi amo me violaba. Siempre creí, sin ser consciente de ello, que eso era lo normal.
En Mauritania, de donde yo soy, cientos de miles de personas todavía están retenidas de esta forma hoy en día. Pero yo tuve suerte. Mi hermano escapó de sus amos y encontró una organización que trabaja para acabar con la esclavitud. Les pidió ayuda para liberarme pero, al principio, cuando vinieron a buscarme, me negué completamente. No podía imaginarme una vida lejos de mis amos: esa vida donde se trabajaba día sí, día también, incluso estando embarazada, o pariendo. Esa era la única vida que había conocido.
El hombre que vino a buscarme y que ha dedicado su vida a liberar a gente como yo está ahora entre rejas por atreverse a hablar públicamente contra la esclavitud. Pero en tres días se va a presentar un recurso de apelación ante los tribunales y podrían liberarlo. Si cientos de miles de personas de todo el mundo se pronuncian a favor de Biram Dah Abeid, podemos romper sus cadenas para que él pueda seguir ayudando a los demás a romper las suyas. Únete ya:
https://secure.avaaz.org/es/
Las clases altas y las élites que poseen esclavos han puesto todo su empeño en mantener el status quo, pero su opinión está empezando a cambiar. Y creo que podemos influenciar a nuestro presidente — sometido a una presión intensa, ya ha liberado a prisioneros políticos antes, incluyendo a Biram. Únete ya para liberarlo de nuevo.
https://secure.avaaz.org/es/
Con agradecimiento y esperanza,
Haby mint Rabah y el equipo de Avaaz
Nota de Avaaz:
Mauritania tiene el problema de esclavitud más grande del mundo. Actualmente, hasta un 20% de la población total vive en estado de esclavitud. Estas personas nacen siendo esclavas o pasan a manos de amos que las violan y explotan. Y, al igual que históricamente, este comercio esclavista también es racista — casi todos estos esclavos son de la casta haratin.
Mauritania fue el último país del mundo en abolir la esclavitud y solo lo tipificó como crimen en 2007. A pesar de ser ilegal, de que Mauritania tiene una ley Anti-Esclavitud y una hoja de ruta para acabar con ella y de que el parlamento acaba de adoptar una ley que declara la esclavitud “crimen contra la humanidad”, solamente un amo esclavista ha sido condenado.
Aquellos que desafían esta cruel práctica ilegal son detenidos y torturados. Biram ha luchado contra la esclavitud toda su vida — ha recibido prestigiosos premios por parte de la ONU y recientemente se ha presentado a la presidencia de Mauritania. Pero el gobierno ha denegado cualquier reconocimiento legal a la organización que dirige y lo va a tener encerrado en la cárcel durante dos años solo por hablar públicamente de la esclavitud.
Quedan solo tres días para la apelación. Vamos a responder al llamamiento de Haby, a pedir la liberación de Biram y a construir el movimiento abolicionista más grande del siglo XXI compartiendo esto en Facebook, Twitter y en todas partes:
https://secure.avaaz.org/es/
Biram Dah Abeid, Encarcelado Aún: Últimas Noticias (UNPO) — en inglés:
http://unpo.org/article/17712
Mauritania: el candidato a la presidencia y los activistas anti-esclavitud encarcelados han de ser liberados (Amnesty International) — en inglés:
https://www.amnesty.org/en/
Resolución sobre Mauritania y, en particular, el caso de Biram Dah Abeid (Parlamento Europeo):
http://www.europarl.europa.eu/
“Para los amos, violar a los esclavos es un derecho” (Le Nouvel Observateur) — en francés:
http://tempsreel.nouvelobs.
El combate contra la esclavitud en Mauritania, recompensado por la ONU (RFI) — en francés:
http://www.rfi.fr/mfi/
Mauritania: cuando el tema de la esclavitud se cuela en las presidenciales (Afrique Décryptages, IFRI) — en francés:
https://afriquedecryptages.
Cuarenta años de esclavitud: comienza una nueva vida para estas mujeres de Mauritania (IRIN) — en inglés:
http://newirin.irinnews.org/
¿Existe una definición que pueda ayudarnos a comprender lo que el amor verdaderamente es?
¿Alguna idea que colabore con nuestra comprensión acerca del amor?
Un concepto maltratado y menospreciado por sus más grandes exponentes…
Nosotros, los seres humanos…
Nosotros, que tenemos la capacidad y la oportunidad de vivir conscientemente el amor, de construir una vida bajo los criterios, estandartes y principios que el amor propone…
Nosotros, que tenemos el don de la razón y la capacidad de asumir conscientemente la responsabilidad de habitar y promulgar una realidad de amor, nos convertimos en sus principales enemigos…
¿Qué sabemos del amor?
¿Qué tipo de creencia o ideología hemos construido acerca del amor?
¿Es un concepto..?
¿Es sólo una idea…?
Vivimos en un mundo donde el día a día, es un vivo reflejo de la falta de amor…
Un mundo donde cada formula creada para distorsionar la idea del amor crece profundamente en las cunas de nuestra sociedad, alejándonos cada vez más de la compresión profunda y consciente de la verdadera existencia del amor…
Aquel amor que se puede ver reflejado en todos los reinos de la naturaleza, excepto en aquel al cual, le fue otorgado, el privilegio de vivir el amor conscientemente…
Aquel amor instintivo que emanan y despiertan el reino mineral, vegetal o animal fue trasgredido en su transición al reino humano y más allá de cualquier creencia o ideología, las secuelas de este presente que hoy habitamos, forma parte del futuro de cada uno de nosotros.
Hoy estamos construyendo los cimientos de la realidad que vivenciaremos mañana…
Un presente en donde la violencia, el individualismo, la competencia y la lucha de poder representan los principios de una humanidad que ha perdido su rumbo, sedienta y necesitada de la fuerza y la conciencia del amor verdadero.
Conceptualizamos el amor en una idea utópica y trivial que se fue esfumando con el pasar del tiempo, dejando solo las ruinas de lo que el amor verdaderamente es.
Hicimos del amor un simple rito que no tiene sentido o propósito alguno…
Nos familiarizamos con el amor en términos de narcisismo, persiguiendo el éxito y eliminando todo aquello que se nos oponga en nuestro camino a alcanzarlo.
Predicamos un amor fiel y duradero para justificar nuestra enquistada posesión sobre el otro, boicoteando toda posibilidad de libertad que pudiese existir en términos de almas, ignorando y olvidando que somos un cuerpo habitado por un alma buscando nuestra evolución…
El amor crístico fue intencionalmente calificado de divino e inalcanzable, fue aprendido como un amor irreproducible en términos humanos y así encontramos la justificación a la mayor de las distorsiones que conforman el karma de la raza humana.
Malinterpretamos la libertad convirtiéndola en libertinaje, construyendo un vínculo superficial y efímero que se ve reflejado en todo tipo de relaciones…
Finalmente, la sexualidad fue condenada y separada del amor, fue calificada como algo impuro cuando en realidad, es el claro ejemplo de algo tan sagrado como la creación de la vida misma…
Entonces vuelvo a preguntarme…
¿Qué sabemos del Amor..?
¿Qué sabemos acerca de Amar..?
Si fuimos capaces de utilizar nuestra razón para construir separación, sufrimiento y dolor…
¿Tendremos también la capacidad para liberarnos de nuestra propia creación?
Somos una humanidad que perdió su conciencia de amor y por lo tanto, hemos perdido nuestra capacidad de amar…
¿Cuál es nuestro límite..?
¿Cuánto falta para volver al origen y comenzar a desandar este camino de agonía que hace tiempo llevando transitando..?
Es tiempo de tomar conciencia de nosotros mismos, de conocernos, de saber quiénes somos, de aceptar las miserias de nuestra humanidad y trabajar para erradicarlas, exponenciando nuestros dones y más sagradas virtudes…
Es tiempo de reencontrarnos con nuestra propia esencia, perdonarnos y volver a vincularnos con el amor…
En cada paso dado, en cada proceso experimentado, tenemos la posibilidad de amar y cuando amamos, se expresa lo más sagrado de nosotros, el amor se vuelve la voz del alma…
Cuando amamos, somos valientes, íntegros y fieles a nuestra esencia…
No existe ser en este mundo que no tenga la capacidad de amar…
¿Seremos entonces capaces de transmutarnos y convertirnos en los constructores de una realidad fundada en los términos del amor consciente?
¿Podremos crear y habitar un nuevo mundo donde expresar y dar amor sea el principal propósito de nuestra existencia?
Sólo depende de nosotros…
Fuimos el reino elegido para ser bendecido con el don de la razón…
Tenemos el poder de observar cada pensamiento, comprender cada emoción, reflexionar sobre cada palabra expresada y así poder actuar en consecuencia…
Podemos entonces observar nuestro pensar, sentir, hacer y decir…
Observarnos, como fuente primaria para comenzar el camino del autoconocimiento, indagando en nuestro propio ser, en las profundidades de nuestro interior…
Podemos elegir qué clase de seres humanos queremos ser…
Podemos ser una humanidad fragmentada y disociada unos de otros o bien podemos aspirar a ser una humanidad hermanada en luz y conciencia, trabajando para sembrar paz, amor y esperanza en cada corazón que habita y forma parte de este mundo…
Es posible entonces definir en simples palabras algo tan esencial y transcendente como es el Amor?
Solo me atrevo a confesar que por Amor es que creo…
Por Amor es que tengo esperanza…
Por amor confío que la realidad que nos está esperando en el futuro, será redentoria y transformadora para todos los seres humanos que asuman el desafío de reencontrarse con su propia capacidad de Amar…
Aceptemos este desafío y aprendamos nuevamente a Amar, comprendiendo que Amar es aceptar y perdonar…
Amar es respetar y confiar…
Amar es comprender y transformar…
Amar es aprender a dar en libertad, sin dudas y miedos…
Dar desde el alma, desde el fuego sagrado de nuestro interior, sin especulaciones ni razonamientos que retengan o limiten nuestra propia capacidad de amar…
Dar conscientemente, porque comprendemos que dar Amor, llena de magia nuestra existencia…
Dar el todo con la absoluta libertad de aquel que realmente aprendió a creer en el Amor…
Creer que el Amor es mucho más que una simple utopía intangible e inalcanzable…
Creer que el Amor es la energía más poderosa que vincula y nutre nuestra propia esencia con la esencia misma de la creación
Creer que el amor forma parte de todos los corazones del mundo y que fuimos bendecidos con la oportunidad y la responsabilidad de vivir el Amor consciente…
El Amor es un regalo de los cielos, para que vivamos y experimentemos la magia de la creación,tomando conciencia de lo sagrado y trascendente que representa y significa nuestra propia existencia…
Lic. Karina Zullo
«Los acontecimientos de los que cada día sois testigos o actores, así como las personas con las que os encontráis, os inspiran ciertos pensamientos y ciertos sentimientos.
Debéis saber que, según sea su naturaleza y la fuerza que les habéis comunicado, estos pensamientos y estos sentimientos siguen un camino determinado en el espacio y después vuelven hacia su lugar de origen, es decir vosotros mismos.
Si son justos, buenos, generosos, son bendiciones las que vienen a vosotros, pero si están contaminados por un veneno salido de vuestra cabeza o de vuestro corazón, no os extrañéis si os sentís envenenados. Eso se llama choque de retorno y se trata de una ley que actúa tanto para el bien como para el mal.
Claro que, aunque seáis un discípulo de la Ciencia iniciática, no lograréis de la noche a la mañana controlar vuestros pensamientos y vuestros sentimientos; pero lo esencial, es que toméis cada vez más conciencia de la importancia de esta cuestión. Pasado algún tiempo, no sólo seréis dueños de vuestra vida psíquica, sino que, cuando las influencias nocivas venidas del exterior intenten atacaros, seréis capaces de rechazarlas.»
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www.prosveta.com
TEASER Ruta de las Ermitas, Montserrat.
[vimeo]https://vimeo.com/122486921[/vimeo]
Un cámara amigo de Steven Spielberg, tras estar en Montserrat, nos dijo que si esta montaña estuviera en California, Spielberg ya hubiera ambientado varias películas en ella. Por otro lado, el Dalai Lama, cuando hace unos diez años visitó Montserrat, expresó su deseo -imposible- de vivir como ermitaño en esta increible cordillera. Así es Montserrat. En Catalunya – en España – no sabemos valorar lo que tenemos. Hemos decidido poner remedio a eso y hemos proyectado un Documental -en mayúsculas- que nos presenta una ruta por las ermitas de Montserrat como iniciación a la espiritualidad personal de los humanos, conectando con otras dimensiones de la Naturaleza y recuperando las meditaciones de los antiguos ermitaños y de los ancestrales chamanes megalíticos -o druidas-.
Este documental sobre Montserrat no es un documental al uso, sino una Ruta de Iniciación.
Nuestra lema fundamental en el documental iniciático será el de Goethe: «Sólo en tu Montserrat interior, encontraras la paz y lo divino«. Nuestro mapa de ruta sigue la sucesión que propuso Guillermo de Humboldt, viajero romántico y antropólogo, que en el siglo XIX recorrió todas las ermitas en conexión con el poema de Goethe “Los Misterios”.
(1/15) «El Ermitaño»
Antiguos lugares de culto de religiones ancestrales, como la megalítica o la íbera, dan lugar a las primeras ermitas de Montserrat. Más adelante, en la época visigótica aparecen los primeros ermitaños, los pioneros, que construyen sus habitáculos en las cuevas y oquedades que habían servido al culto de las antiguas religiones. Estas ermitas son lugares muy especiales, sitios energéticos de primer orden y se hallan situados en lugares difícilmente accesibles a lo largo y ancho de todo el macizo.
El primer ermitaño singular del que tenemos noticia, ya cristiano, es el catalán Fra Gari, del que ya hemos hablado en un reportaje anterior. Pero a partir del siglo XV y a causa de la reforma de Cisneros, los ermitaños quedan definitivamente sujetos a la regla de San Benet, con unas obligaciones y unos deberes de culto. Allí se acaba su libertad. No obstante, las ermitas viven cuatro siglos de esplendor hasta el siglo XIX.
Tras las guerras napoleónicas algunas quedan muy dañadas y el golpe de gracia final lo sufren a través de los bandoleros. A principios del siglo XX todas están ya en ruinas y abandonadas.
En la actualidad, el número de ermitas en ruinas es incierto. Se hallan divididas en dos grandes bloques de la montaña, que responden a Tebas y Tebaida, en recuerdo a los primeros ermitaños gnósticos de Egipto. En la vertiente de Tebas hallamos la más antigua: San Pere. Luego Santa Caterina, San Juan, San Onofre, Santa Magdalena, Sant Jaume, San Marti y Sant Jeroni; en el torrente de Santa María, la ermita de Santa Ana. Y en la vertiente de Tebaida: San Antoni, San Salvador, San Benet, La Trinitat, Santa Creu y Sant Dimes.
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Alícia Ninou
TimeForTruth.es
Octavi Piulats
opiulats.blogspot.com.es