Cuando nos enfrentamos al fenómeno extraterrestre nos encontramos con mucho escepticismo. En muchos casos creado por las propias personas que han tratado el tema extraterrestre con cierta falta de rigor y, por otro lado, por el descredito a que ha sido sometido este tema por los distintos gobiernos y sus servicios secretos. Pero lo que es evidente es que hace muchos milenios se escribieron unos textos que nos han sido transmitidos por las distintas religiones en forma de libros sagrados. La ortodoxia nos dice que se supone que fueron dictados personalmente por los propios dioses o por algún ser celestial. Nos estamos refiriendo a textos que tienen miles de años de antigüedad y que, en muchos casos, son difíciles de entender. Si tenemos dudas sobre la existencia de vida extraterrestre, debemos considerar que nuestro Sol es sólo una de las aproximadamente 100 mil millones de estrellas en nuestra galaxia. Pero Sir Francis Crick, físico, biólogo molecular y neurólogo británico, así como premio Nobel, dice que hay unos 100 mil millones de galaxias en nuestro universo y que, al menos, un millón planetas en nuestra galaxia podrían sustentar vida. Podemos elucubrar sobre cuál podría ser la cifra de planetas habitables en todo el universo, incluso sin referirnos a otras dimensiones de existencia más allá del rango de frecuencia de nuestros sentidos físicos. Si viajásemos a la velocidad de la luz, 300.000 kilómetros por segundo, tardaríamos 4,37 años en alcanzar Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano a nuestro sistema solar. A pesar de todo, hablar de vida extraterrestre es todavía considerado de locos. Sin embargo, sólo tenemos que observar las extraordinarias estructuras que abundaban en el mundo antiguo para deducir que debió existir una raza avanzada. Pero se nos dice que sólo civilizaciones primitivas vivieron en estos tiempos. La ciencia oficial histórica y arqueológica hace sus propios relatos, y quiénes no se ajustan a la línea oficial son aislados y ridiculizados. No obstante por todo el planeta hay fantásticas estructuras construidas hace miles de años que sólo podrían haber sido construidas utilizando medios de alto nivel tecnológico.
En Baalbek, al noreste de Beirut, en el Líbano, se hallan tres enormes bloques de piedra, de unas 800 toneladas cada uno, que fueron colocados allí hace varios miles de años. Otro bloque pesa cerca de 1.000 toneladas. Nos preguntamos cómo fue posible hacerlo. En Perú encontramos las misteriosas líneas de Nazca, con increíbles representaciones de distintos tipos de animales, insectos y extraños personajes. Algunas de estas imágenes son tan grandes que sólo pueden distinguirse desde el aire. Los conocimientos que permitieron que maravillas como Nazca, Baalbek, la gran pirámide en Giza y otras creaciones asombrosas fuesen construidas con tal precisión solo se entiende si fueron la creación de una civilización avanzada que, en tiempos antiguos, gobernaba a una población más primitiva. Esta civilización es descrita como dioses en los textos del Antiguo Testamento y otras tradiciones de la antigüedad anteriores a la Biblia. Cuando se usa la palabra Dios en el Antiguo Testamento en realidad es una traducción de palabras como Elohim, que se refiere a dioses en plural. Puede comprenderse que una raza que llevase a cabo hazañas tecnológicas de tal magnitud debe haber sido vista en la antigüedad como dioses por parte de un pueblo incapaz de comprender dicha tecnología. En la década de 1930 militares estadounidenses y australianos volaron sobre remotas zonas de Nueva Guinea para lanzar suministros para sus soldados. Las tribus locales, que nunca habían visto un avión, creyeron que los militares eran dioses y los convirtieron en objeto de creencias religiosas. Esto nos muestra que, en un mundo primitivo, si hubiesen llegado seres procedentes de otros planetas o dimensiones, pilotando naves de alta tecnología, hubiesen sido tratados como dioses, que creo es lo que sucedió. Una aportación de conocimientos por parte de estos supuestos seres extraterrestres explicaría los múltiples misterios que la Historia oficial intenta desacreditar.
La intervención de seres extraterrestres en estas extraordinarias construcciones explicaría el misterio de por qué civilizaciones como Egipto y Sumeria surgieron de repente en el máximo apogeo de su desarrollo y luego cayeron en la decadencia, en sentido contrario al de la evolución. Claramente hubo una aportación de conocimientos avanzados que después se perdieron para la mayoría de la gente. Las antiguas tradiciones afirman que la escritura se inventó antes que la creación del mundo. Y existía un libro que, según se cuenta, tenía la extraña forma de una piedra de zafiro, lo que tal vez tiene cierto sentido en nuestro actual mundo tecnológico. Según los escritos, Raziel, un arcángel que se sentaba junto al río que brotaba del Edén, es el autor de este libro llamado Sefer Raziel HaMalach (el libro del arcángel Raziel), donde «está anotado todo el conocimiento celestial y terrestre». El ángel Raziel entregó este misterioso libro a Adán. Debía de ser algo especial, pues no sólo contenía todo el conocimiento, sino que también predecía el futuro. El ángel Raziel dijo a Adán que encontraría en el libro todo «lo que te sucederá hasta el día que mueras». Y no sólo Adán se beneficiaría de este enigmático libro, sino también sus descendientes, tal como Raziel le explicó: “También tus hijos, que vendrán después de ti, hasta el último de la raza, sabrán por este libro lo que habrá de pasar cada mes y lo que habrá de pasar entre el día y la noche; a cada uno le será conocido (…) si habrá de padecer desventuras o hambre, si el trigo será abundante o escaso, si habrá lluvia o sequía”. Para aproximarse al tema extraterrestre podemos referirnos a las pinturas y grabados que nos ha legado distintos autores. Otra vía sería lo que nos han aportado distintos textos de la antigüedad, como las tablillas sumerias, la Biblia, el Libro de Enoc, el Mahabhárata, etc.
La pintura es una de las expresiones artísticas humanas más antiguas y una de las llamadas Bellas Artes. Y seguramente es la expresión que podríamos considerar más identificativa del concepto humano. En la estética o teoría del arte modernas la pintura está considerada como una categoría universal que comprende todas las creaciones artísticas hechas sobre distintas superficies. Una categoría aplicable a cualquier técnica o tipo de soporte físico o material, incluyendo los soportes o las técnicas efímeras así como los soportes o las técnicas digitales. Y algunos pintores utilizaron sus obras para transmitir ciertos enigmáticos conocimientos y mensajes. En ocasiones, las claves ocultas de las obras de arte se encuentran ante nuestros ojos, en los museos más importantes del mundo. El primer avistamiento ovni que se popularizó fue el 24 de junio de 1947, cuando Kenneth Arnold volaba sobre las montañas Rocosas en el estado de Washington, USA, y vio nueve ovnis volando en formación. A partir de ese momento, miles de personas alrededor del mundo han asegurado haber visto ovnis. Sin embargo, mucho antes de 1947, hubo testigos de estos objetos voladores. Por ejemplo, en las cuevas de Altamira, hace unos 13.000 años, se encontraron enigmáticos dibujos, muy parecidos a aquellos platillos voladores. Asimismo, durante la Edad Media, algunos artistas plasmaron en sus obras algunos dibujos, que claramente parecen representar a ovnis. ¿Y qué decir de algunos famosos pintores clásicos? En El Jardín de las Delicias, de El Bosco, así como en las obras de Botticelli, Brueghel El Viejo, El Greco, Juan de Juanes, Leonardo Da Vinci, Rafael, Rembrandt, Tiziano y otros pintores, vemos que utilizaban sus cuadros para transcender este mundo, estableciendo una relación con el más allá.
Existen registros históricos durante la época del Renacimiento de un gran número de fenómenos inexplicados que sobrevolaron los cielos de Europa y de Asia. En 1453, durante el asedio de Constantinopla, los soldaros informaron que un fuego descendió sobre ellos desde el cielo. En 1458, un disco gigante como una luna fue visto sobre Japón. En 1492, durante el viaje de Cristóbal Colón por el Atlántico, se vieron extrañas luces flotando sobre el agua. De hecho se sabe que justo antes de que Cristóbal Colón llegara al nuevo mundo, visualizó extrañas luces sobrevolando los cielos e informó a sus hombres sobre este hecho. Todos los que iban en aquellos barcos fueron testigos de esas extrañas luminarias, luces que no tenían explicación alguna. Aquello parecía enteramente como si estas luces estuvieran guiando a Cristóbal Colón hacia el nuevo mundo. Podrían ser antiguos alienígenas asegurándose de que Colón descubriera aquellas nuevas tierras. ¿Podría haber estado Leonardo da Vinci al tanto de estos avistamientos en la antigüedad? Algunos investigadores creen que la respuesta es un sí rotundo y señalan pruebas existentes en pinturas del Renacimiento que así lo hacen saber. Si nos fijamos bien, durante esta etapa los artistas nos quieren mostrar algo más que fantásticas pinturas. Nos muestran extraños objetos, que hoy día, tienen una gran similitud con nuestro actual concepto de nave extraterrestre. Hay extraños elementos que parecen sobrevolar los cielos de estas pinturas, en las que podemos observar ovnis, extrañas esferas, rayos que salen del cielo o estrellas fugaces con personas sentadas en su interior. ¿Por qué en el siglo XV los artistas pintaban objetos misteriosos en escenas bíblicas? ¿Nos intentaban comunicar algo acerca del origen del cristianismo? ¿O estas extrañas imágenes podrían estar vinculadas a los numerosos avistamientos de extraños objetos en los cielos?
El investigador norteamericano Terrence Masson se ha dedicado a analizar e investigar las extrañas pinturas realizadas durante el Renacimiento. Como un ejemplo de ello, “El bautismo de Cristo”, del pintor holandés Arent de Gelder, es de lo más misterioso. Hay muchos ejemplos más de cuadros en los que vemos representados supuestos ángeles metidos en nubes y luces. Pero si nos fijamos con detenimiento en esta pintura podemos ver un disco sólido, brillante, con cuatro rayos que iluminan al niño Jesús. Es muy posible que al ver este cuadro no estemos hablando que nos encontramos ante una iluminación divina, sino que estaríamos ante una iluminación extraterrestre. Otro de los más claros ejemplos es el de “La virgen de San Giovannino”. Al observarlo con detenimiento nos damos cuenta que existe un objeto en la parte superior derecha de la obra, justo a la izquierda de la virgen. Este misterioso objeto que vemos no se trata de un ángel ni de dios, sino que parece claramente un extraño objeto volante en forma de disco que irradia una luz muy potente. Es como si el artista estuviese tratando de representar a un mensajero divino pero venido de otro planeta. Durante el Renacimiento, gente como Leonardo da Vinci podría haber tenido conocimiento de posibles visitantes de otros mundos. ¿Es posible que las misteriosas imágenes en pinturas del Renacimiento sean la evidencia de que Leonardo y sus contemporáneos tuvieron encuentros con seres extraterrestres durante el siglo XV? Se ha buscado una explicación extraterrestre para la construcción de las pirámides de Egipto y para otros hitos de las viejas civilizaciones, como las mesoamericanas. Pero lo curioso es cuando nos remontamos a una época todavía más remota, anterior al Neolítico, como el Paleolítico Superior e incluso Medio, es inevitable referirse a unos enigmáticos dibujos descubiertos en las famosas cuevas de Altamira, tan semejantes en su forma a uno de aquellos platillos volantes popularizados por Hollywood. Tales pinturas rupestres tienen una antigüedad de unos 13.000 años. Además, no son únicas, sino que en la vecina Francia también se han encontrado obras pictóricas similares. ¿Debemos considerar esos dibujos en las paredes la crónica periodística de finales del Paleolítico?
En las cavernas de Tassili, ubicadas en el Sahara, en el sur de Argelia, se encuentra una serie de dibujos prehistóricos en los que se pueden ver extrañas figuras muy parecidas a astronautas. En efecto, en pleno desierto del Sahara y a corta distancia del Mar Mediterráneo, fueron encontradas diversas expresiones artísticas de los pueblos antiguos. Varios de ellos muestran extraños objetos voladores cerca de las también extrañas figuras humanas o humanoides. Los indios Hopi afirman que sus antepasados fueron visitados por seres procedentes de las estrellas que se desplazaban en escudos volantes o pájaros tronantes y dominaban el arte de cortar y transportar enormes bloques de piedra, así como de construir túneles e instalaciones subterráneas. Estos salvadores eran los “katchinas”, que significa “sabios, ilustres y respetados”. Para los Hopi, los Katchinas no son dioses, son seres visibles. En Hoshangabad, India, unos arqueólogos encontraron unas grutas con pinturas de extraños seres y artefactos voladores. Tal como ya hemos indicado, durante la Edad Media algunos pintores representaron ovnis en sus obras. Situado cerca del valle del río Decanska Bristica, en Kosovo, 20 kilómetros al sur de la ciudad de Pec, encontramos un monasterio de monjes ortodoxos, conocido por Monasterio de Decani. Erigido por el rey serbio Esteban Uros, en 1327, el Monasterio de Decani tiene una Basílica compuesta por 5 naves y una gran cúpula. Observando con cuidado los frescos de la Basílica, fechados 1350 d.C., descubrimos algunas cosas interesantes. En un fresco titulado “La Crucifixión“, pintado en 1350, muestra dos figuras, en los extremos superiores derecho e izquierdo, de hombres dentro de objetos voladores que parecen estrellas. Esta pintura, que representan la crucifixión de Jesús, puede darnos indicación de la existencia de algo que fue visible en la época en que fue pintada. Esto es, naves y sus tripulantes. También observamos que una nave parece estar huyendo de la que le antecede.
Tenemos otra pintura, “La Señora con San Giovannino“, de artista desconocido, pintada en el siglo XV y actualmente localizada en el Palazzo Vecchio, en Florencia, Italia. En su esquina superior derecha podemos encontrar a un pastor con un perro mirando hacia el cielo, donde vemos una especie de platillo volante. Teniendo en cuanta que el modelo arquetípico de ovni en forma de platillo volante surgió durante el siglo XX, ¿cómo es posible que en este lienzo se refleje un platillo volante en el cielo? Aert de Gelder fue un pintor barroco holandés (1645 – 1727). Tras estudiar con Samuel van Hoogstraten, fue uno de los últimos pupilos de Rembrandt (1606 – 1669) en Ámsterdam. Él no fue sólo uno de los más talentosos alumnos de Rembrandt, sino que también fue uno de sus más devotos seguidores, porque él fue el único artista holandés que siguió trabajando con su estilo en el siglo XVIII. Sus pinturas religiosas, en particular, con su audacia imaginativa y la preferencia por los tipos orientales, están muy en el espíritu del maestro, aunque Aert de Gelder usó a menudo colores, como el lila y el amarillo limón, que fueron atípicos de Rembrandt, y su paleta en general fue más ligera. Una de sus obras más conocidas, “El sueño de Jacob” (Galería Pictórica de Dulwich, Londres), fue atribuida durante mucho tiempo a Rembrandt. En 1710 pintó la obra titulada “El Bautismo de Cristo“. En él se observa claramente un objeto con forma de disco que está suspendido en el cielo y que irradia rayos brillantes sobre San Juan Bautista y Jesús. Esta pintura se encuentra en el Museo Fitzwilliam, en la Universidad de Cambrige, Inglaterra. La colegiata basílica Notre-Dame, de Beaune, se hizo basílica en 1958. Edificado sobre un antiguo castrum romano, su construcción se debe a la iniciativa de Etienne de Bage, obispo de Autun. Actualmente se pueden ver varios tapices. Entre ellos podemos destacar dos tapices que fueron creados en el siglo XV. Ambos representan la vida de María. En los dos pueden observarse claramente objetos en forma de sombrero. Uno de ellos es conocido por el título de “The Magnificat”.
Existen unas curiosas ilustraciones de dos sajones en un manuscrito del siglo XII, “Annales Laurissenses”, recogidos en la “Patrología”, donde el monje Lorenzo, explica que alrededor del 776 d.C., los sajones, en su intento de tomar Sigisburg, y en el mismo día en que se preparaban para enfrentarse a los cristianos que vivían dentro del castillo, se les apareció la gloria de Dios en manifestación encima de la iglesia situada dentro del castillo. Aquellos que lo observaron dijeron que “tenían el aspecto de dos grandes escudos de color rojizo y llameantes que se movían encima de la iglesia”. Ello, según el cronista, espantó a los sajones que retrocedieron, describiéndolo como un signo de Dios en favor de los cristianos. Realmente existen muchas dudas, ya que por una parte sería lógico pensar que podría tratarse del avistamiento del cometa Halley, que pudo aparecer por aquellos años. Además, las fechas coinciden, pudiéndose considerar el 776 d.C. como posible fecha de su avistamiento, teniendo en cuenta que el cometa órbita alrededor del Sol aproximadamente cada 75-76 años. Y la primera constancia de avistamiento data del 239 a.C. Pero si rebuscamos algo más en la historia del manuscrito más antiguo conocido, que contiene una copia de la Laurissenses Annales, el Codex Lorsch, que data del siglo XII y que debe ser al que se refieren cuando se comenta la procedencia de las ilustraciones, podemos conocer que una reimpresión de la copia del manuscrito, realizado entre los años 1929-1936, no contiene esas ilustraciones. Por lo tanto parece ser que las ilustraciones se han asignado posteriormente al texto del manuscrito. Algunos investigadores descubrieron además que existían similares características entre la supuesta ilustración y la imagen de un fresco español del siglo XIII, en el que se representa el viaje de los tres Reyes Magos a Belén. Las similitudes son muy visuales, excepto por el color, que pasa de rojo a azul, y por que la estrella de Belén ha sido sustituida por una nave.
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