A veces estamos demasiado imbuidos en los problemas de la vida cotidiana, los pequeños contratiempos nos absorben tanto que perdemos de vista las cosas realmente importantes y cuando nos damos cuenta, ya no podemos disfrutarlas.
Este maravilloso corto titulado “El monje equivocado” fue creado por Tom Long como proyecto final durante su especialización en animación en 3D en la Southampton Solent University. Versa sobre un monje eremita a quien un buen día, mientras practicaba sus ejercicios, le interrumpe un invitado inesperado. El viaje que nos propone es muy tierno y nos invita a reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestra vida y cómo empleamos el limitado tiempo que tenemos a nuestra disposición.
En muchas ocasiones nos comportamos como el monje de esta historia: dejamos que algunas cosas, como el trabajo o las pequeñas tareas de la vida cotidiana, absorban por completo nuestra vida, hasta tal punto que no dejamos espacio para nada más. Confundimos lo serio con lo importante y caemos en el error de pensar que lo que ocupa tiempo es significativo.
Al dejarnos llevar por el estrés y ensimismarnos en nuestra rutina cotidiana, terminamos reaccionando como el monje y después nos arrepentimos. No somos capaces de estar plenamente presentes cuando alguien a quien queremos nos necesita.
Sin embargo, debemos tener presente que no siempre tendremos tanta suerte como el monje. A veces no tenemos la oportunidad de reparar lo que hemos hecho mal porque la vida nos arrebata a las personas que queremos.
Por eso, es importante ser plenamente conscientes de que la vida es ahora. No esperes a mañana para demostrarle a alguien cuánto le quieres, no dejes que las tareas que no te aportan nada consuman todo tu tiempo y energía. Aprende a vivir cada momento junto a los demás de forma plena y valora a quien te regala su tiempo porque te está dando su posesión más valiosa. Asegúrate de estar plenamente presente para que ese regalo se convierta en un recuerdo especial.
La vida no puede ser un subseguirse de hábitos que no te aportan nada, cada día debes decidir qué es lo más importante para ti y priorizarlo. Piensa en tu vida como en un frasco de cristal que debes llenar. Si primero metes arena, no cabrá nada más. Sin embargo, si primero metes unas pelotas de golf, por ejemplo, habrá espacio para que sigas metiendo objetos más pequeños. Las pelotas de golf son las personas significativas y las cosas que nos apasionan, mientras que la arena representa todas esas tareas intrascendentes que debemos realizar pero que no nos aportan nada.
Solo siguiendo esta filosofía así podrás vivir sin arrepentimientos y, cuando llegue el momento de mirar atrás, encontrarás una vida rica de sentido.
Rincón de la Psicología