- Apuestan por utilizar material local y aplicar criterios estéticos que mejoren el paisaje rural
Daniel Knight (Perth, 1977) y Helena Sirisi (Reus, 1985) son dos arquitectos de la Fundación Vicente Ferrer (FVF) que apuestan por la construcción sostenible en un entorno urbanístico con escaso criterio medioambiental. Poco a poco están aportando ideas innovadoras que permiten utilizar los recursos locales para reducir la dependencia del exterior.
La Escuela Inclusiva de la FVF ha sido el proyecto piloto de Daniel y Helena, basado en la tecnología arquitectónica de bajo coste. “El objetivo es mejorar el control climático del edificio para disminuir la temperatura interior y aumentar el confort. La técnica se basa en la construcción de dos cubiertas con una cámara de ventilación en medio. La cubierta externa, de metal, reflecta la luz del sol y entre ambas hay una cámara abierta que se encarga de ventilar el espacio” explica Helena Sirisi, arquitecta voluntaria en la India. Esta técnica permite reducir la temperatura interior hasta 10 grados.
Las construcciones de hormigón típicas de la India rural absorben el calor en un país en el que las temperaturas superan los 40 grados casi seis meses al año. “El calor acumulado puede aumentar la temperatura en el interior del edificio y esto es algo insoportable para los estudiantes o los pacientes de un hospital”, señala Daniel Knight, cooperante de la Fundación. La cubierta ventilada es una solución económica y eficaz. “Reúne los tres condicionantes de una buena construcción: es útil, duradera y estética”, explica Daniel. A estos criterios hay que añadir dos más también muy importantes, si tenemos en cuenta la racionalización de los recursos en una zona donde la población tiene tantas necesidades como es Anantapur: “esta solución es económica, su precio no supera el 1% del valor del total del edificio, y es rápida, tardamos apenas dos días en construirlo”, señala Daniel.
Beneficios del bambú en la construcción
Además, otro de los objetivos, comenta Daniel, es no depender de ningún material en concreto, porque “se producen especulaciones y subidas de precio y no existe sostenibilidad si hay dependencia”. Por eso apuestan por materiales alternativos como madera, tierra o bambú. La India es un país con un gran excedente de bambú, pero es un material que necesita ser tratado y no existe una industria que lo haga, indican los arquitectos.
El equipo ha creado una cubierta de bambú en una construcción de la Fundación. Tratan de probar los beneficios de esta madera respecto a otras. Crece rápidamente (aumenta su altura un metro por día) y tarda apenas tres años en adquirir rigidez frente a los 10 que necesita cualquier otra madera. “Además, en su interior se forman cámaras de aire que aíslan de los ruidos y del calor”explica Daniel.
Una ventaja añadida, que la convierte en la favorita de muchas zonas con riesgos sísmicos, es su resistencia. En varias catástrofes, las únicas construcciones que han quedado en pie han sido las de bambú, debido a su flexibilidad.
Estos pequeños pasos suponen un gran avance en Anantapur, donde la modernidad pasa por las construcciones de hormigón. Este equipo de arquitectos trata de introducir elementos que no sólo respeten el entorno sino que aprovechan su potencial en beneficio de la población local. Los profesionales también proyectan aumentar espacios verdes en los alrededores de los edificios para enfriar el ambiente y embellecer el paisaje rural. De esta manera cumplen con el dharma de los arquitectos: conseguir utilidad, durabilidad y estética.
Fuente: Vicente Ferrer