RÍO DE JANEIRO, 14 nov (IPS) – Entre la emergencia de una parturienta negra y una blanca, el médico brasileño escoge la de la blanca porque «las negras son más resistentes al dolor y están acostumbradas a parir».
Las convenciones culturales y sociales brasileñas «imputan al negro condiciones de estereotipo, que hacen que no tenga las mismas garantías de salud en el tratamiento que un blanco», dijo a IPS la psicóloga Crisfanny Souza Soares, de la Red Nacional de Control Social y Salud de la Población Negra.
Estos estereotipos reflejan un racismo que hace mal a la salud y que una campaña intenta extirpar del sistema hospitalario brasileño.
La Movilización Nacional Pro Salud de la Población Negra se lanzó este año por organizaciones de afrobrasileños, con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Bajo el lema «Vida larga, con salud y sin racismo», el objetivo es la salud integral en todas las etapas de la vida, incentivando a la sociedad, y en particular al sistema sanitario, a combatir la discriminación para reducir los altos índices mortalidad de la población de origen africano.
«Prácticamente todos los índices de salud de la mujer negra son peores de los de la blanca. En una consulta de verificación de cáncer de mama, las negras son menos palpadas que las blancas; y reciben menos anestesia en el parto», enumera Souza Soares.
La mitad de los 192 millones de brasileños se reconocen negros.
El Ministerio de Salud, que desde 2006 impulsa una política nacional integral para este grupo de población en el marco del Sistema Único de Salud (SUS), ejecuta estudios para detectar este tipo de situaciones.
«La idea de que la población negra es más resistente al dolor y tiene mejores condiciones de convivir con la enfermedad está presente en todo el sistema de salud, desde los técnicos de enfermería hasta los médicos», acotó Deise Queiroz, coordinadora de la Articulación de Jóvenes Negras, del nororiental estado de Bahía.
Queiroz lo ha experimentado en persona, especialmente por su madre, que padece diabetes y presión alta y debe recurrir con frecuencia al sistema público de salud.
Según la activista, el SUS, que fue un modelo de democratización de la atención de salud, hoy no consigue atender tanta demanda, y «las actitudes racistas se hacen más evidentes».
La Constitución determina que la salud es un derecho universal y su atención, un deber del Estado. El SUS establece que «todas las personas tienen derecho al tratamiento de calidad, humanizado y sin ninguna discriminación».
Pero el racismo se filtra de manera abierta o sutil. «Se incorpora en las condiciones de vida de la población y en la organización de los servicios de salud y la formulación de políticas», explicó a IPS la representante auxiliar del UNFPA en Brasil, Fernanda Lopes.
«Por eso es necesario construir políticas específicas de equidad», manifestó.
Un estudio epidemiológico del Ministerio de Salud presenta información específica para ayudar a llenar esos vacíos; compara indicadores como asistencia prenatal, tipo de parto, bajo peso al nacer y morbimortalidad materno-infantil por raza, color y etnia.
También analiza otros aspectos, como el derecho y acceso a la planificación familiar, que es más precario entre las mujeres afrobrasileñas.
Precisamente este aspecto es el centro del informe mundial del UNFPA, que se presenta este miércoles 14, con el título «Sí a la opción, no al azar – Planificación de la familia, derechos humanos y desarrollo» .
Por ejemplo, 19 por ciento de niños nacidos vivos lo hicieron de madres adolescentes blancas de 15 a 19 años. Pero esa incidencia del embarazo adolescente es de 29 por entre las jóvenes afrobrasileñas de la misma franja de edad.
Asimismo, mientras 62 por ciento de las madres de niños blancos informaban haber pasado por siete o más consultas prenatales, las madres de recién nacidos mulatos y negros con esa cantidad de controles de embarazo eran apenas 37 por ciento.
La mortalidad infantil también presenta disparidades. El riesgo de que un niño negro o mulato muera antes de los cinco años de edad por enfermedades infecciosas y parasitarias es 60 por ciento mayor que el de un niño blanco. Y el de muerte por desnutrición es 90 por ciento superior.
El estudio constató también que mueren más embarazadas afrodescendientes que blancas por causas vinculadas a la gestación, como la hipertensión.
«Dicen que los peores índices sanitarios de la población negra obedecen a que la mayoría es pobre y por eso más vulnerable», analizó Souza Soares. Pero no pueden negarse otras variables estrictamente racistas, acotó.
«Si en un hospital vemos a dos jóvenes baleados, es más fácil que el imaginario cultural asigne al blanco el papel de víctima; mientras el negro pues está ahí porque tuvo que ver con un delito», ilustró. A veces esa referencia «hace que un profesional establezca prioridades de atención».
Otra preocupación se refiere a las enfermedades prevalentes en la población afrodescendiente, como la anemia falciforme, la diabetes mellitus Tipo II y la hipertensión, que el sistema sanitario no está preparado para abordar de manera específica.
Las mujeres negras tienen 50 por ciento más posibilidades de desarrollar ese tipo de diabetes, con el agravante de que la hipertensión arterial es, entre ellas, dos veces mayor que en la población general.
Lo mismo ocurre con la anemia falciforme, que se podría detectar en los recién nacidos. Según la «Movilización Nacional…», unos 3.500 niños brasileños nacen cada año con esa dolencia, haciendo de ella la enfermedad genética de mayor incidencia en Brasil.
«La población negra muere en general más temprano, y sus muertes por causas evitables son más frecuentes», acotó Lopes.
Por eso, una política para combatir la discriminación en la salud «llega para minimizar el impacto de las desigualdades históricas» mediante «estrategias de acción afirmativa», añadió. El UNFPA contribuye con el gobierno y el movimiento negro para fortalecer esa política y la formación profesional que debe acompañarla.
«El desafío es responder por qué en un país donde la población negra representa 50,3 por ciento, tenemos un cuadro sanitario tan diferenciado» entre negros y blancos, admite el Ministerio de Salud
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