Archivo por días: noviembre 25, 2014

domi Universidad pública sin dinero público

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Por mucho que se empecinen los políticos de turno en negarlo, la universidad pública del futuro tendrá cada vez menos dinero público. Y no, aunque cueste digerirlo, no se trata sólo de que los ingresos estatales vayan a crecer poco debido a la atonía económica durante al menos otra década.

Aunque el fenómeno Podemos pueda indicar que nos movemos en sentido contrario, lo cierto es que hay una parte cada vez más numerosa de la clase media que se confiesa saturada de impuestos y manifiesta en voz alta su hartazgo de tener que pagar cada vez más tasas por servicios públicos de peor calidad.

El pasado verano conversaba con unos amigos, uno de cuyos hijos estudia en la Universidad Complutense, que se mostraban indignados por la subida de tasas. A mí la queja me chocó algo, ya que son personas de muy buena situación económica a los que unos cientos de euros al año no les afectan apenas nada, y se lo dije. Uno de ellos me contestó que «para la mierda que era» los mil cuatrocientos o mil quinientos euros de matrícula anual le parecían una barbaridad. No supe qué pensar después de esta conversación, que empezaba a ponerse tensa, pero tuve la inquietante sensación de que esta persona se conformaba con una universidad cutre -aunque yo no comparto la opinión de que la Universidad Complutense lo sea- a la posibilidad de tener una de mejor calidad pagando más (lo cual es únicamente una hipótesis optimista, ya que la universidad necesita más reformas que dinero, aunque también lo segundo).

Lo cierto es que el consenso posterior a la segunda guerra mundial que dio lugar al Estado del bienestar se resquebraja lentamente y no parece haber otra alternativas que una bajada de expectativas respecto a lo que el Estado puede ofrecer.

La universidad pública parece que puede ser una de las víctimas de este nuevo escenario. De hecho, es una de las pocas predicciones que comparto con el informe WISE financiado por la Fundación Qatar acerca de la universidad del futuro. Se tenderá a modelos privados; o a lo sumo, mixtos. El que quiera estudios superiores, que se los pague; al menos en parte, vaticinan los expertos.

Sigo pensando que en Europa, entre otras cosas por tradición -que es un factor que cuenta mucho-, iremos a rebufo de esta tendencia, pero iremos. No sé si llegaremos a lo que ha sucedido en los Estados Unidos, donde la media de lo que el estudiante paga en una universidad pública es del 47 por ciento, con estados en los que el dinero público sólo cubre el 15 por ciento de la matrícula, como sucede en Washington -incluso menos en Oregón-, pero la tendencia no se va a invertir.

Preveo una lucha encarnizada por cada estudiante que se va a convertir en rey y señor. Una lucha en la que las universidades públicas, hasta ahora con una clientela cautiva, también se verán involucradas. Tarde o temprano, la gestión se profesionalizará y dejará de ser política, como sucede todavía.

Todo será válido con tal de atraer estudiantes y dinero: se montarán institutos y fundaciones de todo tipo para atraer dinero privado, carreras más cortas, carreras más individualizadas, más programas online o a distancia. Algunas permitirán que se establezcan franquicias de ropa o restauración en los campus, otras alquilarán sus instalaciones los fines de semana para rodar una película o un programa de televisión, y habrá las que incluso permitirán que se asienten centros comerciales en los campus. Habrá también académicos que puede que pasen la mayor parte de su tiempo como consultores de empresas privadas cediendo un porcentaje de los beneficios a la institución.

Es discutible si una universidad puede considerarse pública si sólo recibe un 20 por ciento de aportación estatal, pero todo es relativo, sobre todo si se compara con las que no reciban nada.

La experiencia universitaria que existía en otros tiempos, con tardes largas en las que uno leía cuanto libro caía en sus manos o se iba a la filmoteca o a un conferencia, pasará a la historia si es que no ha pasado ya. La abulia estudiantil será un lujo reservado a unos cuantos que puedan permitirse no trabajar mientras completan los estudios.

http://www.huffingtonpost.es/cesar-garcia/universidad-publica-sin_b_6164146.html?utm_hp_ref=spain

domi UNA VEJEZ EMOCIONALMENTE INTELIGENTE: RETOS Y DESAFÍOS

El presente artículo aborda el período etáreo de la Tercera Edad con sus matices peculiares, considerando al adulto mayor como individuo en proceso de elaboración de cambios y de surgimiento de nuevas formaciones, es decir, como sujeto en desarrollo.

A su vez, se considera la importancia del manejo adecuado del mundo emocional para solucionar satisfactoriamente los problemas que se presentan en esta etapa y afrontar exitosamente los retos que se plantean en la vida cotidiana del adulto mayor.

 

ENVEJECIMIENTO MUNDIAL: UN RETO DEL SIGLO XXI

Los cambios en el desarrollo cognoscitivo y emocional a lo largo de toda la vida expresan la diversidad del carácter individual de lo psíquico y el envejecimiento no escapa a esta condición. Cada persona como protagonista de su historia de vida, dispone de recursos con los cuales autodirige y participa en su propio desarrollo; pero el envejecimiento es también una creación y un fenómeno sociocultural, la determinación social atraviesa lo individualidad donde es reelaborada al tomar un sentido personal, convirtiéndose entonces en factor de desarrollo.

La llamada “Tercera Edad” conocida también con los términos de vejez, adultez mayor o tardía, ha sido poco estudiada por los teóricos del desarrollo y como tendencia se presenta como etapa de involución, determinada por pérdidas o trastornos de los sistemas sensorio-motrices y no como una auténtica etapa del desarrollo humano.

Este período etáreo se ubica alrededor de los 60 años, asociado al evento de la jubilación laboral; y ya hoy comienza a hablarse de una llamada cuarta edad para referirse a las personas que pasan de los 80 años. Por ello aparecen expresiones acerca de los “viejos jóvenes” o “adultos mayores de las primeras décadas”, y de los “viejos viejos” o “ancianos añosos” para marcar diferencias entre ambos grupos. En el presente artículo se abordará como una sola etapa: la del adulto mayor, los ancianos o la Tercera Edad.

La sociedad actual no dispone todavía de una cultura de la vejez, lo que hace que en muchos contextos culturales el adulto mayor no sea bien valorado, y sea considerado como alguien que llega a su fin y no como alguien que tiene el mérito de haber recorrido un largo camino.

Esta situación se refleja en el llamado modelo del viejismo y el paradigma del cuerpo joven, imperando por un lado el desarrollo de la vida en términos de comienzo, plenitud y decadencia y por la otra, la preferencia por el cuerpo joven, excesivamente delgado y muy lejos de todo lo que pueda ser arrugas y defectos. Cuántas veces escuchamos la frase “que malo es llegar a viejo”, sin embargo, la aspiración de una larga vida es el deseo de todo ser humano, independientemente de la época y la cultura. (Fong, 2006).

En los países primer mundistas se han realizado diversas investigaciones acerca de esta etapa y el mejoramiento de la calidad de vida de la misma, debido al aumento de la esperanza de vida y gran descenso en las tasas de natalidad experimentados en los últimos años, ya que estadísticamente la tradicional pirámide poblacional se está invirtiendo, de tal manera que en la actualidad prevalecen más las personas mayores que los niños y jóvenes, lo cual va indicando que la población está envejeciendo a un ritmo acelerado (Fernández-Ballesteros, Moya, Iñiguez y Zamarrón, 1999). Al respecto, en países europeos como España, Grecia, Portugal e Italia se aprecia desde la década de 1970 un aumento acelerado del proceso de envejecimiento y además, se suman las regiones de Asia y el Pacífico como las zonas más envejecidas.

La región de América Latina y el Caribe tampoco está exenta de este proceso de envejecimiento mundial, sobre todo en los últimos 50 años. Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la proporción de personas mayores de 60 años se incrementará en las próximas décadas en un 3,5%, cifra que rebasa la tasa de crecimiento de la población total. (Villegas, 2002).

La preocupación por los ancianos y su estilo de vida en la sociedad cambiante de hoy en día, es tema de interés de instituciones gubernamentales, universidades, y de grupos privados de distintas orientaciones. Al respecto se considera importante resaltar algunas situaciones que se encuentran caracterizando al fenómeno de la ancianidad en diferentes latitudes:

 La necesidad de prever el apoyo en la ancianidad es un factor que está influyendo en la formación de las familias. En esto intervienen los valores culturales, tenencia de bienes y herencia, así como también las diferentes expectativas hacia los hijos varones y las hijas hembras, la jubilación y el apoyo social. En la actualidad, sin embargo, los padres reconocen que tener grandes cantidades de hijos no devuelve la inversión y el costo que éstos implican, con respecto a una posterior manutención de sus padres.

 Aumentan las familias de 3 generaciones. A medida que va aumentando la longevidad y se va aplazando la edad de tener hijos, las familias pueden tener a su cargo a progenitores ancianos y a niños de corta edad. Hay menos hermanos y hermanas y la familia tiende a hacerse pequeña. A la vez aumentan los divorcios y aparecen nuevas familias y otras redes de parientes, por lo cual comienzan a tener más importancia los vínculos basados en el afecto o los que se establecen de forma voluntaria. (Orosa, 2001).

 Y en los lugares donde ha aumentado considerablemente la esperanza de vida y disminuido la tasa de fecundidad, son mayores los cambios del curso típico de la vida. Tal es el caso de Japón, por ejemplo, donde las personas viven más tiempo antes de tener hijos y después de ser jubilados.

El proceso de envejecimiento poblacional requiere una nueva posición psicológica, sociológica y actitudinal ante la vida. Los cambios irreversibles que sufre el organismo exigen comprender y aceptar los nuevos límites de las posibilidades físicas y dedicar el tiempo necesario a cuidar de una salud que antes era frecuente relegar con la intención de lograr una mejor calidad de vida.

PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DE LA TERCERA EDAD

Sobre la vejez se han elaborado muchas leyendas, así como una diversidad de interesantes aforismos que tratan de definirla. Uno de los líderes del protestantismo, Martín Lutero, senten¬ció sobriamente: “La vejez es la muerte en vida”, lo que estaba en el espíritu de la época y los contemporáneos compartían. Hoy son más populares los axiomas al estilo del ligero humor francés, como el que pertenece a André Maurois: “La ve¬jez es una mala costumbre para la que las personas activas no tienen tiempo” (Whitman, 1976). Entre estos dos puntos de vista extremos se ubican múltiples opiniones, cada una de las cuales tiene su aspecto razonable, su justificación empírica, su sentido e importancia.

Desde un punto de vista psicológico, en la Tercera Edad se aprecian cambios en las distintas esferas de la personalidad del anciano que la distinguen de otras etapas del desarrollo.

Sin la intención de abarcar todas las aristas de esta etapa de la vida, ni pretender agotar las posibles condiciones que la caracterizan, señalemos algunos elementos que permitan comprender cuáles recursos se demandan en función de los retos a enfrentar en este período.

1. DECLIVE Y DETERIORO COGNITIVO: INFLUENCIAS EN EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Al estudiar el clásico patrón de envejecimiento se hace referencia a un declive del funcionamiento cognitivo. Aunque la variabilidad interindividual es notable, existen sujetos que no sufren ningún declive, mientras que otros muestran más amplios y extensos decrementos en su funcionamiento intelectual.

La hipótesis central de Cattell y Horn (1982) es que en el proceso de envejecimiento la inteligencia cristalizada, ligada a la acumulación de experiencias, puede notar un incremento o por lo menos se mantendría, mientras que la inteligencia fluida tiende a declinar con el paso de los años, ya que la misma depende de la capacidad de evolucionar y adaptarse rápida y eficazmente a las situaciones nuevas. De este modo se explica que la memoria (por lo menos la de largo plazo) y el conocimiento experiencial se convierten en los principales recursos cognitivos a que apelan las personas a medida que envejecen para afrontar tareas que involucren sus capacidades intelectuales.

Diferentes teorías apuntan, que aunque el envejecimiento equivale a deterioro, daño o enfermedad, es posible diferenciar el envejecimiento “normal” o “sano” del envejecimiento “patológico” o envejecimiento con “deterioro o enfermedad”. Si bien es cierto que el envejecimiento se refiere a diversos cambios que se dan en el transcurso de la vida individual y que implican declives estructurales y funcionales, o sea, disminución de la vitalidad; ello no significa que tal disminución o declive equivalga forzosamente a alteraciones patológicas.

Es importante saber que envejecer no equivale a enfermar, ni la vejez significa enfermedad. El envejecimiento implica una constante dialéctica de ganancias y pérdidas durante toda la vida.

2. MUNDO AFECTIVO-EMOCIONAL: PÉRDIDAS Y GANANCIAS

La vida afectiva del adulto mayor se caracteriza por un aumento de las pérdidas, entendiéndolas como vivencias por las cuales siente que ya no tiene algo que es significativo para él a nivel real y subjetivo. Como parte de las mismas se refieren la pérdida de la autonomía (valerse por sí mismo, hacer lo que desea) y las pérdidas referidas a la jubilación, muerte del cónyuge y de seres queridos, las cuales afectan a todos los ámbitos e implican para el adulto mayor un proceso de elaboración de duelo.

Otro aspecto de suma preocupación en esta etapa de la vida y que constituye a su vez, una de sus principales neoformaciones, es la representación de la muerte como evento próximo, la cual también debe tenerse en cuenta desde una concepción del desarrollo humano, ya que el adulto mayor comienza a pensar en la inminencia de su propia muerte, siendo presa de un miedo terrible con tan sólo pensar en lo “poco que le queda de vida” y no en lo que puede hacer día a día para vivir de una mejor manera.

Algunos estudiosos perciben la muerte como la última crisis de la vida, ya que la misma es el punto culminante de la vida; todo se encamina hacia ella. Se podría ver la vida entera como una preparación para la muerte; aunque cuando la enfrentamos estemos ante la verdadera prueba de madurez de lo aprendido a lo largo de los años, lo cual puede ser puesto a prueba en ese momento decisivo en el que hacemos frente a duelos y rupturas difíciles, pero irremediables. Así este temor o miedo a la muerte será una especie de miedo al examen de la vida, al mayor de los exámenes, aunque también se este ante el mayor de los miedos el cual se va acrecentando en la medida en que transcurren los años.

Con respecto a la soledad, que según muchos autores constituye otro de los temores en esta etapa del desarrollo, se refiere que la percepción de la misma depende de la red de apoyo social de que disponga el individuo y de los propios recursos psicológicos que posea. Entonces no debe ser asociada como un patrimonio de la vejez, sino que esto está en dependencia de la red de influencias sociales y culturales que entretejen la vida del adulto mayor.

Estas aristas de interés que muestran respecto al tema de la muerte y el sentimiento de soledad, reflejan dos de las principales preocupaciones que más aquejan al anciano en su cotidiano de vida, a las cuales se unen otras como los conflictos intergeneracionales, la jubilación, los problemas de salud y el empleo del tiempo libre.

De los llamados “conflictos intergeneracionales” se tiene mucha tela por donde cortar, fundamentalmente porque los adultos mayores se ven expuestos a enfrentar la experiencia de los años vividos con diversos criterios y opiniones de la adolescencia y juventud. Por ello suelen verse inmersos en diversos conflictos matizados por barreras comunicativas, prejuicios y estereotipos que desencadenan sentimientos de malestar y sufrimiento en todas direcciones; la convivencia se ve afectada en muchos casos por la falta de comunicación, de tolerancia y benevolencia.

La jubilación también constituye un tema preocupante en este período etáreo, ya que muchas mujeres y hombres llegan a la edad establecida para la jubilación sintiéndose aún a plenitud para seguir desarrollándose dentro del ámbito laboral. Frecuentemente se encuentran personas de edad avanzada que están plenamente en forma, totalmente vigentes, lúcidas, llenas de iniciativas y planes de trabajo. A pesar de que ellos se aprecian bien a sí mismos, la sociedad les dice por medio de la jubilación o de otras señales, que ya deben dejar el puesto a gente más joven y nueva, y que deben retirarse. Este sentimiento en la mayoría de las ocasiones le trasfiere al anciano una gran frustración que muchas veces suele acompañarlo en su diario vivir, entorpeciendo su eficiente desenvolvimiento posterior a la jubilación.

Cuando la persona está preparada para decir adiós a su vida laboral activa y dar la bienvenida a las nuevas situaciones, la afectación es menor, encuentra su nuevo espacio en el hogar y la comunidad y conserva su autonomía y autoestima.

Los problemas de salud también configuran el marco de las principales preocupaciones de la adultez mayor, entrelazadas con el cierto deterioro físico al que se ven expuestos los ancianos y a través del cual vislumbran los últimos albores de su vida. La enfermedad es percibida como un freno, el dolor que puede ponerle fin a la existencia, de ahí que se preocupen constantemente por sus dolencias y malestares, abogando por la salud de otros tiempos

Algunos adultos mayores suelen ponerle trabas a la intención de mantener un estilo de vida activo y productivo, propiciando el deterioro de sus capacidades físicas e intelectuales, por lo cual limitan el acceso al disfrute y recreación de su tiempo libre. En la Tercera Edad, la actividad física-intelectual y el interés por el entorno canalizadas a través de actividades de recreación y ocio productivo, favorecen el bienestar y la calidad de vida de los individuos.

3. LA PERSONALIDAD DEL ADULTO MAYOR

El estudio de la personalidad del anciano se ha concentrado tradicionalmente, en la cuestión acerca de ¿cómo afecta el envejecimiento a la personalidad? o ¿cómo afecta la personalidad al envejecimiento? Para dar solución a estas preguntas se han propuesto diversas teorías y conceptos que revelan el comportamiento del individuo.

La literatura refiere algunas tipologías de personalidad para el anciano. Un ejemplo de ellas es la ofrecida por el Kansas City Study of Adult Life (1998) en los Estados Unidos que las agrupa en 4 tipos fundamentales de personalidad:

• las “personalidades integradas” donde se encuentran los reorganizadores.

• las “personalidades acorazadas-defensivas” donde se encuentran los de pautas resistentes.

• las “personalidades pasivo-dependiente” donde se encuentran los buscadores de socorro y los apáticos.

• y las “personalidades desintegradas”

Esta tipología, basada en la estructura personológica, enmascara en alguna medida una visión involutiva de la ancianidad, por el sesgo negativo que le confiere a los comportamientos de cada uno de los tipos que propone, obviando lo nuevo que sin lugar a dudas ocurre durante esta edad (Orosa, 2001).

El proceso de envejecimiento y el cúmulo de pérdidas psicosociales que acontecen durante la vejez parecen determinar en algunos ancianos cierta incapacidad para percibir sus capacidades y habilidades y, desde luego, los aspectos positivos del entorno que les rodea y de la vida en general.

Las personas mayores necesitan estar preparadas para defender la calidad de sus vidas y para ello han de saber enfrentar nuevas y diversas situaciones. En esta tarea no sólo los rasgos personológicos juegan un papel primordial, sino también las capacidades emocionales del anciano que le permitan resolver diversos problemas cotidianos más allá de aquellos identificados por la lógica y la razón. Al respecto, la inteligencia emocional emerge como requisito esencial.

DE LA INTELIGENCIA ACADÉMICA A LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Todas las personas añoran una vida digna donde las expectativas se cumplan y para eso se trabaja y se esfuerza, pero ¿cómo saber qué conductas conducirán a este logro? Muchos investigadores se han preocupado por dar respuesta a esta interrogante. La inteligencia ha sido la explicación más utilizada, sin embargo no es tan sencillo definirla, de hecho, aún no se cuenta con un concepto acabado de lo que significa ser una persona inteligente.

El periodista Daniel Goleman ha tenido el acierto de lograr llamar la atención sobre la importancia del tema emocional mediante la publicación de su conocido libro “La Inteligencia Emocional” (1995). Mediante este best seller ha sacado el tema del estricto claustro académico y lo ha llevado a la comprensión de la gente de la calle. Hoy sabemos que la inteligencia es mucho más que una determinada función de la mente humana medida en términos de Coeficiente Intelectual (CI); el ser humano, a la hora de actuar de alguna manera y de tomar determinadas decisiones, no lo hace tanto guiado por su inteligencia cognitiva, sino sobre todo a impulsos de sus emociones y sentimientos que deben ser guiados, orientados, controlados y expresados mediante los dictados de una sana inteligencia emocional.

La teoría de la inteligencia emocional ha tratado de reformular los términos a través de los cuales se describe a la persona inteligente y el comportamiento que la caracteriza, enfocando la atención hacia aquellas cualidades que permite que una persona obtenga éxito en su vida. Su visión se dirige hacia las capacidades que justifican el éxito en las personas que se destacan. Goleman afirma que el inadecuado manejo de las emociones y sus consecuencias constituye una particularidad de la sociedad, que ha desembocado en una amplia disfuncionalidad psicológica por parte de todos.

Según Goleman (1998), la inteligencia emocional se refiere a: “la capacidad de reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás, la motivación y el manejo adecuado de las relaciones que se sostienen con los demás y con nosotros mismos”, por lo que ha considerado la propuesta de Peter Salovey y John Mayer, quienes subsumen todas estas capacidades como el entusiasmo, la perseverancia, control de los impulsos, autoconciencia, autodisciplina, y otras más, a cinco dimensiones fundamentales que permiten explorarlas. Estas son:

Autoconocimiento o conciencia de sí mismo: Se refiere a la capacidad de reconocer y comprender los sentimientos, emociones y necesidades propios en un momento determinado, así como el efecto que estos ejercen sobre los demás, lo cual constituye una guía en la toma de decisiones. Además permite reconocer las propias fortalezas y debilidades a partir de una autovaloración realista y de la autoconfianza.

Autocontrol: Es la capacidad de manejar las emociones, se refiere al control de los estados, impulsos y recursos internos. Ser capaces de asumir la responsabilidad de la actuación personal; ser flexibles a la hora de enfrentar los cambios y sentirse cómodo y abierto ante las nuevas ideas, enfoques e información.

El objetivo del autodominio es el equilibrio, no la supresión emocional. Mantener bajo control nuestras emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional. El arte de serenarse o tranquilizarse es una habilidad fundamental para la vida.

Automotivación: Se refiere a la capacidad de movilizar la conducta para aprovechar oportunidades que permitan alcanzar las metas personales y superar contratiempos con perseverancia y optimismo. Es la capacidad emocional que facilita o guía el logro de los objetivos.

Empatía: Es la capacidad de reconocer y comprender lo que otra persona está sintiendo, sus necesidades y puntos de vista, para ponerse en el lugar del otro, así como para aprovechar y adaptarse a la diversidad existente entre las personas.

La empatía se construye sobre la conciencia de uno mismo; cuanto más abierto se es ante las propias emociones más hábil se deberá ser para interpretar los sentimientos del otro.

Habilidades sociales: se refiere a la capacidad para conducir o saber manejar emociones en las relaciones con los demás, influir sobre ellos, inspirarlos, dirigirlos y negociar. Es la capacidad emocional que permite inducir respuestas deseables en los demás, utilizar técnicas de persuasión eficaces, emitir mensajes claros y convincentes, inspirar y dirigir los cambios, negociar y resolver conflictos, ser capaz de colaborar con los demás en la consecución de una meta común y formar equipo.

Diversas investigaciones en diferentes ámbitos de la vida cotidiana constituyen pruebas fehacientes de la importancia y los beneficios de carácter personológico, e incluso de carácter económico que reporta el entrenamiento de la inteligencia emocional en las personas.

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL ADULTO MAYOR

Son todavía pocos los estudios sobre las características del desarrollo emocional en las personas mayores. En las investigaciones sobre los cambios en la emoción y motivación de las personas con el paso de los años, se ha analizado la intensidad de la experiencia emocional con resultados contradictorios. Existen investigaciones que apoyan la idea de una menor activación del sistema nervioso aunque algunos estudios argumentan lo contrario debido a un decremento en la eficiencia de los mecanismos homeostáticos de restauración del equilibrio (Fernández-Ballesteros, 1999). Por lo que se refiere a la capacidad de expresar las emociones, las personas mayores no diferirían de las más jóvenes.

El desarrollo emocional del adulto mayor adquiere una significación especial que se enraiza en un manejo factible de las emociones y en la capacidad de expresarlas en toda su magnitud de una forma muy particular e irrepetible, de ahí que resulte muy importante comprender cómo se manifiesta y expresa la inteligencia emocional en esta etapa de la vida.

Apreciando de cerca las pérdidas que va vivenciando el anciano, además de las preocupaciones con las que convive en su cotidiano de vida, se hace necesario disponer de un conjunto de capacidades en la esfera emocional, en aras de enfrentar satisfactoriamente un arsenal de situaciones personales y sociales. Y entonces la educación emocional se impone.

Para llevar a cabo esta tarea satisfactoriamente es necesario esclarecer en qué consistiría el éxito de la misma y hacer eco en las visiones más saludables, lo que se propone es que la meta en esta etapa de la vida sea lograr que sea como otras, una etapa de crecimiento personal.

Un recorrido por las distintas dimensiones de la inteligencia emocional sugiere un conjunto de capacidades emocionales que resultan pertinentes y necesarias para una ancianidad que le apueste a la felicidad.

RECONOCER EL ENVEJECIMIENTO. ACEPTAR LA VEJEZ

La vejez hay que aceptarla y disfrutarla como cualquier otra etapa del desarrollo humano. No se trata de negar la llegada de la ancianidad y pretender seguir funcionando con esquemas que resultaron útiles en etapas anteriores, ni tampoco de esperarla como una tragedia ante la cual no hay nada que hacer.

Resulta indispensable reconocer las vivencias emocionales, sobre todo las negativas que provoca la evidencia de la vejez .Las limitaciones físicas y a veces intelectuales deben ser reconocidas para poder ser compensadas o corregidas. La pérdida de ciertos atributos relacionados con la belleza corporal, por ejemplo, debe ser aceptada como inevitable. No se espera por supuesto, que se reciban las arrugas con alegría, ni que se celebre la disminución de la virilidad, lo cual en nuestra cultura es algo lamentable, pero se debe tener en cuenta que todas las etapas de la vida llevan consigo pérdidas y ganancias. Se exige entonces desarrollar la capacidad de reelaborar el concepto de belleza, reajustar el ritmo de la actividad, así como el abandono o reemplazo de ciertas actividades por otras que pueden ser igualmente placenteras y fuentes de emociones positivas.

Cuando se ha vivido mucho, existe la posibilidad de haber sufrido y vivenciado situaciones desagradables, que provocan fuertes sentimientos de ira, rabia y hasta desesperación. Identificar estas emociones, las situaciones en que aparecieron y las consecuencias que tuvieron en la conducta, resulta una habilidad emocional de gran utilidad para el adulto mayor.

LA DESEADA AUTORREGULACIÓN

A veces lo que más se desea en la vida es poder controlar nuestras emociones negativas como la tristeza, la ira, el miedo, etc. Sin embargo, es interesante plantearse si la adultez mayor se caracteriza por el desbordamiento afectivo, o por el contrario, por el adecuado equilibrio de las vivencias emocionales.

Una de las tareas centrales del anciano es cuidar de su salud y una condición para ello es el adecuado manejo de las situaciones conflictivas con las cuales suele tropezar. No se trata de “reprimir el sentimiento” o “dejar de sentir”, sino ser capaces de reorientar las emociones negativas de forma tal que logren expresarse con el menor daño posible.

Quizás se ha sufrido, y la respuesta sea un enfado o molestia excesiva (con demasiada fuerza), tornando este acontecimiento difícil y a lo mejor sin tener una percepción objetiva de los motivos que la llevaron a cabo. Pero la inteligencia emocional sugiere que se puede reconsiderar la forma de emocionarse y poder dejar de ser esclavos de las pasiones, no justificar los estados de ánimo negativos, ser capaces de ajustarse a las condiciones de la edad, hacer uso de la calma para que los problemas no se conviertan en crisis y responder de manera efectiva a las múltiples demandas que aún la vida requiere. Los adultos mayores necesitan saber o aprender a manejar adecuadamente éstas u otras herramientas que le permitan esgrimir los pensamientos negativos de la mejor manera en pos del autocontrol.

Una situación podría ser aceptar la jubilación, necesitar de apoyo externo para caminar con seguridad, no ser ya el criterio dominante en el seno familiar y enfrentar el tratamiento de una enfermedad. El reto consiste en valorar si éstas son condiciones que inevitablemente deben irritar y deprimir o si se puede ser lo suficientemente hábil emocionalmente como para no atribuirle esa potestad.

La autorregulación también hace un llamado a la resiliencia como la capacidad de respuesta inherente al ser humano, a través de la cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones de crisis o de riesgo (Vera y otros, 2006). Sin lugar a dudas este concepto suele estar vinculado al autocontrol del adulto mayor en el sentido de saber afrontar y responder adecuadamente frente a los diversos problemas cotidianos y acontecimientos vitales a los que se ve expuesto. Además, la resiliencia tiene su vinculación con otras aristas de interés de la inteligencia emocional que se retomarán más adelante.

MANTENER LAS RIENDAS DE LA PROPIA VIDA

Desde una perspectiva cognitivo-motivacional, los investigadores consideran las metas y los proyectos personales como unidades mediadoras que proporcionan información no sólo de lo que la persona “es o tiene”, sino también de lo que “hace y espera lograr” (Ctsikszentmihalyi, 2005). De esta forma, todo lo que la persona desea alcanzar, y la actividad que realiza para lograrlo, se convierten en el punto de partida para la comprensión del bienestar subjetivo. Es por ello que la felicidad va a depender de la distancia que la persona sienta con respecto a sus metas, de donde se desprende que el logro de las metas se vincula a distintos grados de satisfacción.

Toda actividad humana es intencionada y está dirigida a la satisfacción de diversas necesidades. La Tercera Edad no escapa a esta condición. Como en toda etapa de la vida, el anciano debe tener la capacidad de plantearse retos y perseverar en su consecución, aprovechando para ello las distintas oportunidades que se le presentan en su cotidianeidad. Esto no es tarea fácil y apunta a la automotivación como capacidad emocional que permite la orientación afectiva de nuestra vida.

Si el anciano es consciente de que aún le queda camino por recorrer resultará más fácil elaborar proyectos que impriman sentido a su vida. La capacidad de establecerse metas no debe disminuir con la edad, sino todo lo contrario. La utilización emocionalmente inteligente de la experiencia acumulada puede aportar el optimismo necesario para proyectarse al futuro desde la perspectiva del éxito y disfrutar el trayecto hacia la consecución de objetivos reales para esta etapa, lo cual constituye la verdadera esencia del bienestar subjetivo.

Después de haber vivido un tiempo que puede se percibido como largo para algunos, es posible que en ocasiones el adulto mayor se vea tentado a abandonar la lucha por la vida y adoptar posturas pasivas haciendo alusión a criterios como el cansancio, el “no vale la pena” o “posiblemente ya no lo disfrute” lo que constituye un riesgo o amenaza para su salud y bienestar toda vez que compromete su futuro. Pero es cierto que en ocasiones cuesta mucho trabajo seguir y controlar el impulso de “salirse del camino”, lo cual necesita de una gran claridad en las metas y una alta capacidad para disfrutar los pequeños logros como aproximaciones a ellas.

El optimismo es una capacidad emocional de importancia crucial en esta edad. Teniendo en cuenta las dificultades o limitaciones reales de la ancianidad, una actitud optimista favorece una valoración de los obstáculos como modificables, lo cual moviliza la búsqueda de situaciones más ventajosas. A su vez, permitiría ver la adultez mayor como una posibilidad para realizar proyectos que antes no fueron posibles por falta de tiempo, oportunidades, u otras causas. Si el anciano percibe su edad como una oportunidad de vida, si interpreta la vejez no como proximidad a la muerte sino como testimonio de haber vivido, encontrará la manera de enriquecer el contenido de su vida en lo que le queda por vivir. El optimismo le llevará a no atormentarse por cuánto tiempo le falta de vida y le permitirá participar activamente en la construcción del cómo aprender a vivirla.

El disponer de estas capacidades emocionales, tanto las referidas a la conciencia de las emociones propias, como su autorregulación y adecuada orientación hacia objetivos de vida ubicadas en la esfera de la inteligencia intrapersonal, le permiten al anciano lidiar mejor y de manera más eficaz con su mundo interior, “llevarse mejor consigo mismo”, disponer de un conjunto de estrategias que tributen a su bienestar personal, lo cual es condición para la comprensión y el adecuado manejo de las relaciones interpersonales.

NECESIDAD Y VENTAJAS DE LA EMPATÍA

“…es la empatía hacia las posibles víctimas, el hecho de compartir la angustia de quienes sufren, de quienes están en peligro o de quienes se hallan desvalidos, lo que impulsa a ayudarlas”, así refiere Martín Hoffman, uno de los principales investigadores de la empatía donde se asientan las raíces de la moral (Goleman, 1995).

La habilidad empática se erige sobre la base del autoconocimiento, es por ello que en la medida en que se comprende mejor los propios sentimientos, se comprenden mejor los ajenos; pero el reconocer los sentimientos de las demás personas no puede estar sujeto a que se hayan vivido, es decir, no es la convalidación con la experiencia personal lo que los hace válidos, sino el hecho de sintonizar con el sentimiento ajeno en función de una situación y una historia de vida.

Generalmente el senescente es concebido como una persona de mucha experiencia, que atesora una gran sabiduría, lo que le confiere la posibilidad de ser un buen consejero. Gracias a esto pudiera ser una persona bastante comprensiva; pero no siempre suele ser así. Entonces cabría preguntarse si la experiencia, los años vividos y la ancianidad, constituyen una ventaja o una fuente de riesgo para la comprensión de los demás.

El reto será por tanto, aprender a sintonizar emocionalmente con el otro y no enjuiciar su estado de ánimo, así como aprender a ser flexible ante la diversidad sin atrincherarse en las posiciones propias. Es por eso que la inteligencia emocional le brinda apoyo al anciano a través de la empatía como la capacidad emocional que le permite ser más sensible y sintonizar con el sentimiento ajeno, aceptarlo como legítimo y ver el contacto con los otros como una oportunidad para el aprendizaje y el intercambio.

LAS INDISPENSABLES RELACIONES CON LOS DEMÁS: UN ANTÍDOTO PARA LA SOLEDAD

Es cierto que convivir es a veces muy difícil, pero al ser inevitable, lo más inteligente sería tratar de que sea lo más agradable posible. Así como cualquier otra persona, el anciano también se ve expuesto a convivir en familia, relacionarse con sus familiares, amigos, vecinos y demás personas que va conociendo en el día a día. Es por esto que la persona de avanzada edad puede también funcionar como un experto de las relaciones interpersonales, siempre y cuando utilice esa condición de manera emocionalmente inteligente, es decir, desplegando la capacidad de lidiar efectivamente con los otros teniendo en cuenta sus sentimientos y controlando los propios.

Quién mejor que un anciano para conocer la gama de emociones humanas y las consecuencias negativas de los desbordamientos afectivos; para saber de la alegría, del entusiasmo de una ilusión, del dolor de una pérdida, del sabor amargo del arrepentimiento y de la rabia por dejar pasar una oportunidad. En su condición de “persona de más edad”, él tiene la intención de trasmitir su experiencia con el propósito de ayudar, apoyar, evitar fracasos, recomendar lo más beneficioso y en muchas ocasiones aliviar el dolor. Para que su experiencia y buenas intenciones den el resultado deseado debe ser persuasivo, no invasivo, sugerir en lugar de ordenar y tender puentes en cambio de levantar barreras.

El manejo inteligente de las relaciones interpersonales garantizaría al senescente el desempeño exitoso de una serie de tareas pertinentes de la edad, como mantener su papel de guía familiar, ser consultor de los más jóvenes y servir de mediador en conflictos familiares alentando el desarrollo de una armonía familiar sobre la base de la comprensión mutua, entre otras.

Estas capacidades también resultan necesarias para el mejor desempeño del adulto mayor en el ámbito social, ya que resultan indispensables en situaciones que constituyen exigencias o demandas a satisfacer en la vejez, tales como la posibilidad de integrarse a nuevos grupos y el enfrentar cambios en la vida o avances tecnológicos.

Si se logra valorar la diversidad humana como algo interesante, centrarse en lo positivo de las personas y disfrutar de la compañía de los demás, difícilmente en esta etapa se optará por la soledad, así como tampoco se encontrarán excesivas razones para estar irritado o deprimido.

Si bien en la calidad de vida de la ancianidad confluyen múltiples factores, el plano psicológico tiene un peso relevante en tanto, marca el momento activo de la persona, donde la inteligencia emocional es una alternativa que promueve el logro y el afrontamiento de diversas problemáticas, además de que posibilita el adecuado manejo de las relaciones con el otro.

El desarrollo de las capacidades emocionales permitiría una clara distinción de las fortalezas y debilidades de la vejez, sobre la base de una autovaloración realista donde las limitaciones físicas anotarían un punto débil, pero a su vez la experiencia acumulada puede emerger como recurso para capitalizar lo conservado. Todo esto tributaría a una potenciación de la autoestima y el logro de la confianza y seguridad en sí mismo. Aunque viejo, el hombre sigue siendo el protagonista de su vida y ha de tener la capacidad de vivirla de la manera más sana y feliz posible.

APUNTES FINALES

Sin lugar a dudas, la adultez mayor es una etapa del desarrollo en la que se hace necesario afrontar adecuadamente diversas situaciones y preocupaciones que entretejen la cotidianeidad que vivencia el anciano, es por ello que contribuir a la formación de adultos mayores mejor preparados en lo afectivo, les permitiría ofrecer soluciones creativas a los diversos problemas que se les presenten, beneficiando de esta forma el matiz de sus interrelaciones con el medio que les rodea.

El desarrollo emocional del adulto mayor constituye la clave fundamental en la solución exitosa a los principales problemas que se desencadenan en esta etapa del desarrollo debido a la indiscutible importancia que posee el conocimiento y manejo de las emociones propias y las de los demás, en virtud de la satisfacción personal y el éxito en la vida.

BIBLIOGRAFÍA

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http://www.eumed.net/rev/cccss/07/uavg.htm

5 científicos que experimentaron consigo mismos

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Una investigación científica es un proceso riguroso en el que primero se trabaja en laboratorio, luego se experimenta en animales y por último, si todo sabe bien, se prueba en voluntarios humanos. La mayoría de los científicos siguen el proceso, pero hay algunos que prefirieren ser más directos. Hoy queremos presentarte 5 científicos que experimentaron consigo mismos.

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5. Henry Head

Henry Head, un neurólogo del siglo XIX, quería saber si quienes tenían daño en nervios eran capaces de volver a sentir cosas como frío, calor o dolor. Para ello, decidió probarlo en su propio cuerpo. Primero le pidió a un cirujano que dañara el nervio radial de su mano izquierda, responsable de enviar a la médula espinal sensaciones como las descritas, dejando ambas puntas unidas con hilo de seda. Tres meses después, dio cuenta de que había logrado recobrar la capacidad de sentir dolor. Este «autoexperimento» significó un importante avance para la nocicepción, rama de la neurología que estudia el dolor.

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4. Benjamin Franklin

Este conocido científico y político quería demostrar que los rayos de una tormenta eran en realidad electricidad estática a larga escala. Para comprobarlo protagonizó uno de los experimentos más famosos de la historia. Franklin decidió volar una cometa con estructura de alambres metálicos atados a un hilo de seda en un día de tormenta. Este tenía una lleve metálica adosada a la base. Cuando un rayo golpeó la cometa, el científico notó que la descarga eléctrica bajaba hacia la llave y que, al acerca su mano a ella, sintió un golpe de electricidad. Un triunfo para su hipótesis y un dolor para su mano.

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3. Werner Forssmann

Un científico que, pese a lo loco de su experimento, logró un reconocimiento algo tardío. Werner Forssmann era un urólogo que quería demostrar que era posible insertar un catéter en una vena de su brazo y llegar al corazón. Para ello utilizó un catéter de 30 centímetros en su vena y utilizando rayos X guió el catéter hasta su corazón. Repudiado por sus colegas, tuvo que abandonar la ciencia. Décadas después, científicos leyeron sus escritos y usando su técnica desarrollaron el cateterismo cardíaco, una técnica que se utiliza hasta hoy. La importancia de lo logrado les llevó a ganar un Nobel en conjunto con Werner Forssmann.

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2. Jonas Salk

El creador de la vacuna contra el poliovirus decidió probar si esta funcionaba utilizando como sujetos de experimento a su familia y su propia persona. Tiempo después de inyectarse, examinó muestras de sangre comprando que si se habían creado anticuerpos contra este peligroso virus. Salk nunca patentó su vacuna ni quiso recibir compensación monetaria, pero gracias a su inteligencia y valentía logró dar con un método de prevención para una enfermedad gravísima.

Ver también: Jonas Salk, inventor de la vacuna contra la poliomielitis

5-cientificos-que-experimentaron-consigo-mismos-5.jpgJAUHARI1/ISTOCK/THINKSTOCK

1. Karl Landsteiner

A este médico austriaco le debemos el descubrimiento de los grupos sanguíneos. Intrigado del por qué los glóbulos rojos se agrupaban cuando mezclaba la sangre de algunos colegas con la suya, lo que no siempre ocurría. Intrigado, decidió inyectarse sangre de otros a si mismo para ver qué ocurría en el organismo. Escogió aquellas que, según él creía, tenían diferencias con la suya.

Al notar malas reacciones fue capaz de reconocer que existían cuatro diferentes tipos de grupos sanguíneos, caracterizados por antígenos específicos. Gracias a él, las transfusiones sanguíneas se hicieron seguras, lo que salvó la vida a mucha gente. Landsteiner recibió un premio Nobel por su descubrimiento.

¿Valientes o locos? Gracias a estos científicos que experimentaron en si mismossus teorías, diferentes campos del conocimientos obtuvieron grandes avances que nos ayudan hasta el día de hoy. Estos son solo algunos de los ejemplos más significativos, pero también han habido varios otros, como los de Edison o hasta el mismísimo Tesla, ¿conoces algún otro?

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domi Etica y Deontologia

Ética

La palabra ética Etimológicamente, proviene de la palabra griega «êthos» que alude a los comportamientos del individuo derivados de su propio carácter (Hidalgo, 1994). La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona humana, ya que desde pequeños captamos por diversos medios la existencia de dichas normas, y de hecho, siempre somos afectados por ellas en forma de consejo, de orden o en otros casos como una obligación o prohibición, pero siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la conducta humana.

Sin embargo, La ética no es el conjunto de normas, ni tratados, ni leyes que obligatoriamente debamos acatar y cumplir, sino que ética es una orientación armónica que nos va a ayudar a vivir la vida. A lo largo de nuestra existencia vamos obteniendo enseñanzas y lecciones sobre vivencias anteriores, estas enseñanzas nos van a influenciar en la visión y actuación que ante los hechos cotidianos y ante la muerte tengamos, nos va a ayudar a adoptar una estrategia ante la muerte, nos va a ayudar a penar alegremente por la vida. Nuestras acciones en la vida van a ser influenciadas por la ética. Ética así pues sería el estudio y reflexión de vivencias pasadas que nos marcan, así mismo la ética establece una conducta a seguir ante los hechos que cotidianamente se presentan.

La ética es la ciencia de la conducta humana que estudia la forma de actuar que tenemos todos los hombres frente a nuestros semejantes y la manera en la que nos desenvolvemos en nuestras actividades diarias.

Se dice que la ética es una ciencia, porque es una disciplina racional ya que parte de los actos humanos y los transporta hasta llegar a sus principios. Es un conjunto de conocimientos sistemáticos, metódicos y racionales basados en la experiencia y fundados en principios.

De acuerdo a lo anterior se puede dar a conocer varias definiciones de ética según diversos autores:

La ética según Descartes:

Descartes mantiene que el hombre posee una voluntad libre y por lo tanto es responsable ante Dios de su forma de vida. El hombre debe encausar las pasiones (amor, admiración, odio, pena, alegría y deseo) y dirigirlas a una vida recta.

Descartes se baso en unas normas provisionales con las cuales ha regido su propia existencia: 1) seguir las leyes y costumbres de la nación, 2) ser firme en la acción y mantener las propias opiniones una vez establecidas, 3) variar ante los propios deseos que intentar alterar el orden universal, 4) perseverar en el cultivo de la razón.

La ética según Sócrates:

La virtud es un bien absoluto

La virtud es la ciencia del bien. El hombre busca necesariamente su propio bien y como el bien es la virtud, basta conocer la virtud para practicarla necesariamente. Por tanto, el hombre virtuoso es el sabio.

La virtud es la felicidad. Si la virtud es el bien supremo, cuando se tiene, se tiene la felicidad. El que conoce el bien lo practica y el que lo practica es feliz.

El mal consiste en la ignorancia. Sócrates decía que ninguno peca voluntariamente. Por tanto, el mal es ignorancia

La virtud es una sola: la sabiduría práctica que tiene diferentes nombres según los objetos. Se llama piedad si se refiere a las relaciones del hombre con los dioses; justicia, si regula las relaciones entre los hombres; fortaleza, si se refiere a la superación de los obstáculos; templanza, si modera los apetitos inferiores. Entonces el que tiene una virtud las tiene todas.

La concepción de ética según Carlos Marx.

Para Marx la ética es ideología pura con la única visión de legitimar lo que hay. Según Marx los seres humanos no necesitan una moral para ver transformado su mundo, necesitan que se transformen las condiciones de la humanidad en que vive la mayoría, víctima de la desigualdad y la injusticia. Para Marx no es la teoría sino la práctica, el cambio de circunstancias reales, lo que eliminará ciertas ideas de las mentes humanas y así cambiar la moral de las personas. Para Marx la moral no será capaz de superar la alienación del hombre, sino que será precisa la transformación de las estructuras materiales que son realmente culpables de la enajenación de los seres humanos. Para Marx las ideas morales o filosóficas no contribuyen a superar este mundo, más bien lo consagran y lo justifican al no darse cuenta de su procedencia. La Ley y la moral son, prejuicios burgueses derivados de interés burgueses con la única y exclusiva intención de perpetuar la riqueza en quien la posee. Los valores morales son los portavoces de los intereses de la clase dominante,

Para Marx la transformación moral del mundo es pura mentira sino atiende fundamentalmente a la corrección de una distribución de la riqueza radicalmente injusta e inmoral.

Profesión

Es una actividad especializada del trabajo dentro de la sociedad, realizada generalmente por un profesional. Es decir, como el «empleo o trabajo que desempeña una persona y que requiere estudios teóricos». Otra manera de definirlo es «el empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente».

De estas dos acepciones, una incluye cualquier tipo de trabajo que se ejerza en forma pública, mientas que la otra hace referencia a la necesidad de contar con un título universitario para ejercerlas. Así, el concepto de profesión denota en la actualidad el desarrollo de una actividad económico-social específica que demanda un conjunto de saberes teóricos conceptuales, metodológicos y técnicos que han sido certificados o validados por una institución educativa, como es la universidad o institución que el Estado reconozca para este fin.

En un sentido más restrictivo, la profesión se refiere a menudo específicamente a los campos que requieren estudios universitarios de post-grado o licenciatura, donde se adquieren los conocimientos especializados respectivos, tales como el la psicología, derecho, la medicina, la enfermería, la arquitectura, la contaduría o la ingeniería.

En este sentido, la profesión difiere de la ocupación u oficio, que se refiere generalmente a la naturaleza del empleo de una persona. La profesión aborda el desempeño de la práctica y la disciplina se preocupa del desarrollo del conocimiento enriqueciendo la profesión desde su esencia y profundizando el sustento teórico de la práctica.

Un Profesional: toda aquella persona que puede brindar un servicio o elaborar un bien, garantizando el resultado con calidad determinada. Puede ser una persona con un título universitario o técnico para el caso de las disciplinas de la ciencia y las artes, puede ser un técnico en cualquiera de los campos de aplicación de la tecnología, o puede ser una persona con un oficio determinado.

El concepto profesión ha evolucionado a través del tiempo y ha sido producto de un desarrollo histórico, que ha creado y renovado mecanismos de diversa índole, hasta llegar a los procesos modernos que se conocen hoy en día.

Por su parte, Schein (1970) estableció que las profesiones constituyen conjuntos de ocupaciones que han desarrollado un sistema de normas derivadas de su papel especial en la sociedad, en la cual el profesional es distinto del aficionado, puesto que está dedicado de tiempo completo a una ocupación que constituye su principal fuente de ingresos (Gómez y Tenti, 1989).

Código

Es una combinación de signos que tienen un determinado valor dentro de un sistema establecido.

2. EN FUNCIÓN DE LOS CONCEPTOS ANTERIORES, HAGA UN CONCEPTO DE CÓDIGO DE ÉTICA PROFESIONAL:

Son el conjunto de principios o normas que regulan la conducta a seguir del profesional en ejercicio, es decir, guían a los profesionales en el comportamiento de este en su trabajo diario, sin embargo, aunque estas no sean coactivas, se supone que son de cumplimiento obligatorio, para garantizar mantener una línea de comportamiento uniforme, además, formando la base y la estructura para la práctica profesional responsable.

3. ¿QUÉ SIGNIFICA LA DEONTOLOGÍA E INDIQUE LAS DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS QUE PUEDAN TENER LA ÉTICA Y LA DEONTOLOGÍA?

Deontología

Monografias.com

término introducido por Bentham –Deontology or the Science of Morality, en 1889

El Diccionario de la Real Academia define Deontología, como la ciencia o tratado de los deberes. En la sociedad humana el único ser con capacidad para asumir obligaciones es el hombre, por gozar de inteligencia para distinguir lo bueno de lo malo libertad para pensar, decir, hacer o no hacer cosas que puedan traer consecuencias buenas o malas y responsabilizándose de sus resultados.

Toda actividad humana es susceptible de acarrear gratificaciones o responsabilidades, materiales o inmateriales, porque la deontología pertenece a las ciencias del comportamiento humano. Siendo la primera y por lo tanto la fundamental y primera la de formarnos primero como hombres y luego como profesionales.

Éste es el argumento supremo que ha de orientar cualquier conducta. Y es bueno que así sea, porque de esta forma cada uno es el intérprete de las normas de conducta. Ése es el fundamento de la deontología tal como hoy la entendemos. Un poco al estilo del imperativo categórico de Kant: Si crees que tu conducta puede ser elevada a norma general de comportamiento, considera que estás haciendo lo que conviene. Pero no lo que te conviene a ti porque lo haces tú, sino lo que seguirá conviniéndote cuando lo hagan los demás. Lo que equivale a decir que lo que conviene, es aquello que es obligado hacer. No por casualidad el mismo verbo dew (déo) conjugado de manera distinta, significa «atar», es decir que entra en el terreno de la obligación, pero no impuesta desde fuera, sino asumida por uno mismo.

Diferencia y semejanzas entre ética y deontología

Una de las diferencias cuando hablamos de «ética» y «deontología» es que la primera hace directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una función de modelo de actuación en el área de una colectividad. Por ello, con la concreción y diseño de códigos deontológicos, además de autoregular esta profesión, se invita al seguimiento de un camino muy concreto y a la formación ética de los profesionales.

ÉTICA

Orientada al bien, a lo bueno.No normativa.No exigible.Propone motivaciones.Conciencia individual predominantemente.Amplitud: se preocupa por los máximos.Parte de la ética aplicada.

DEONTOLOGÍA

Orientada al deber (el deber debe estar en contacto con lo bueno).Normas y códigos.Exigible a los profesionales.Exige actuaciones.Aprobada por un colectivo de profesionales.Mínimos obligatorios establecidos.Se ubica entre la moral y el Derecho.

Semejanzas

La deontología es una ciencia que trata del estudio de la moral y la ética, y cuando aplicamos estas virtudes al ejercicio de cada una de nuestras profesiones, toma el nombre de deontología profesional. Y la ética es la construcción moral que orienta las actitudes y los comportamientos profesionales para la consecución de objetivos profesionales, todo ello, desde la doble vertiente del reconocimiento del ser humano en su totalidad y el respeto de los valores sociales.

¿Por qué se dice que la ética es una necesidad?

La Ética» es el componente imprescindible de toda actividad humana, y la búsqueda de la Calidad, de hacer el bien, nos hará virtuosos y éticamente bien el servicio que prestamos, en el sentido más antiguo y preciso de la Virtud: hacer las cosas técnicas. Es decir:

hacer Bien el Bien eso es la Calidad del Servicio

Prof. José Vicente Vitta

La necesidad de la ética es intrínsecamente ligado con las profesiones mismas, ya que están continuamente confrontando los amargos hechos de médicos que explotan a sus pacientes, abogados que se dedican a actividades criminales, ingenieros y científicos que trabajan sin tomar en consideración la seguridad pública ni el ambiente y hasta negociantes que explotan al público indiscriminadamente. Si a esto añadimos lacorrupción gubernamental, los robos, el vandalismo, los asesinatos y la violencia actual, entonces el tema ético toca el centro mismo de nuestra supervivencia como sociedad. También Badillo (1990), sostiene que «el arquetipo del profesional, cuando se enmarca en la pura técnica, oculta, por principio, un ataque furtivo a la ética». Esto crea situaciones que se complican en problemas que desmoralizan la imagen personal y profesional del individuo.

Ya que todo profesional tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor. Villarini (1994) describe que «la ética de una profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales definimos como buenas o malas una práctica y relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio. Señala, además, que hay tres tipos de condiciones o imperativos éticos profesionales: (1) competencia – exige que la persona tenga los conocimientos, destrezas y actitudes para prestar un servicio (2) servicio al cliente – la actividad profesional sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente (3) solidaridad – las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre sus miembros.

¿Cuál es la participación profesional y personal en el campo social y técnico del ingeniero en su comunidad?

El ingeniero es el encargado de ver que buen impacto hacen sus proyectos en las comunidades, velar, buscar y enfocar que no sólo es él una máquina calculadora que se sienta a analizar qué tan económicos, prácticos y eficientes pueden ser los resultados de dichos planes, sino ver que tan útiles y beneficiosos pueden ser para las comunidades las actitudes voluntarias (los proyectos) en pro de mejorar y satisfacer las necesidades del entorno en el que se encuentre en un momento dado, y que además, permita la sostenibilidad de la armonía del planeta, acorde con los principios éticos mundialmente aceptados, parte importante de las actividades que el hombre realiza como sociedad para crecer, ayudarse, ser solidario y no ciego con la necesidad ajena, esa es la parte esencial de su ética, en el caso como ingeniero.

Una de las formas de participación del ingeniero dentro de la comunidad es de imponer reformas a la naturaleza para adaptarla al beneficio del hombre; siempre y cuando debe ser cuidado y mejorado continuamente por el hecho de que en la actualidad es ecológicamente vulnerable, se debe establecer estos como uno de sus principios morales y éticos desempeñar su labor, enfocada en el respeto y cuidado del planeta como el lugar en el que habitarán las generaciones venideras.

6. ¿Principales funciones del profesional de la ingeniería Industrial?

Abarca todos los aspectos de la manufactura, las posibilidades del perfeccionamiento de los métodosherramientasproductos y del costo. Atendiendo todas las funciones productiva desde la recepción de la materia prima hasta su envasado y remisión del producto final.

De manera detallada sus funciones son las siguientes:

  • Hacer que los procesos administrativos y operativos sean más eficientes a un menor costo.
  • Mejorar la calidad y productividad de una línea de producción como de un negocio.
  • Ahorrar dinero y mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
  • Desarrollar nuevos productos.
  • Diseñar y evaluar controles de calidad.
  • Diseñar e implementar sistemas de oficina.
  • Diseñar e instalar sistemas de procesamiento de datos.
  • Determinar que programas de manejo de materiales son necesarios para traer la pieza correcta al lugar correcto y adecuado sin que la línea de ensamblaje se interrumpa.
  • Mantener una apropiada cantidad de obreros en la línea de producción.
  • En la manufactura de aparatos, el ingeniero industrial ayuda a decidir la demanda futura, cuando estos aparatos deben ser producidos para abastecer la demanda y el número de piezas a ser conservadas para asegurar la producción ininterrumpida.
  • Diseña, organiza, implanta y evalúa sistemas integrados por recursos humanos, materiales, equipos e información.
  • Planea y controla las operaciones propias de una organización.
  • Diseña modelos y estrategias para el incremento de la calidad, productividad y competitividad en cualquier tipo de empresa.
  • Mejora los métodos de trabajo.
  • Gerencia procesos industriales.
  • Realiza actividades de gestión, mediante las cuales se abran espacios en los diferentes mercados para la comercialización de los bienes y servicios de las empresas.
  • Adapta, genera y transfiere nuevas tecnologías dentro de procesos de innovación y desarrollo tecnológico.
  • Diseña y/o mejora sistemas de seguridad, higiene industrial y salud ocupacional.
  • Toma decisiones sobre la base del análisis financiero.
  • Administra y controla sistemas de inventarios.
  • Participa en los procesos de planeamiento estratégico y operativo de la organización.
  • Asesora a las organizaciones en el campo de la Ingeniería Industrial.
  • Realiza estudios de factibilidad técnica, económica y financiera.
  • Valora el impacto ambiental y social de las actividades involucradas en su profesión.
  • Promueve el desarrollo y educación de tecnologías que conllevan una producción limpia de bienes

Conclusión

En conclusión, existe la necesidad de incorporar principios y valores como un elemento sustantivo para conseguir una práctica profesional de calidad y de respeto con las personas.

Actualmente, se pueden detectar algunas contradicciones en el articulado de la mayoría entre ética y deontología, Por ejemplo, si un abogado, valiéndose de las técnicas procesales previstas en las leyes, consigue la absolución de un delincuente, diremos que ha obrado de una forma moral y deontológica, aunque ha provocado un efecto injusto, desde el punto de vista ético. Este ejemplo sirve para ilustrar la necesidad de que los profesionales reciban una formación suficiente que abarque no solo la capacitación técnica precisa, sino también una sólida formación en valores éticos y morales. Sólo de este modo se podrá ofrecer una práctica profesional adecuada.

Las normas éticas y morales se aprenden por modelado, instigando a la reflexión sobre las aplicaciones técnicas, confrontando principios, observando la realidad desde diferentes perspectivas etc., en definitiva, «estando en el mundo». Pero parece que los temas deontológicos interesan poco, quizá porque se consideren antiguos y porque tienen poca cabida en los «tiempos tecnológicos» que corren.

 

 

Autor:

Zona Ston

http://www.monografias.com/trabajos102/eticadeontologia/eticadeontologia.shtml#ixzz3JsneoIhr

domi La neurociencia como religión

La neurociencia como religión

Los seres humanos tenemos una imperiosa necesidad de hacer que el mundo adquiera sentido. Esta fue una de las claves (ciertamente no la única) y funciones del surgimiento de las religiones. En las culturas no teístas los espíritus son los agentes causales: las enfermedades las causan “espíritus malignos” que entran en el cuerpo, los cambios en el tiempo atmosférico son cosa de los espíritus del viento o de la lluvia. En las religiones teístas son los dioses (únicos, trinos o una pluralidad de ellos) los responsables últimos de todo lo que ocurre. Incluso si no causan directamente los acontecimientos, si la gente enferma, tiene accidentes, muere o se queda embarazada es por la “voluntad de Dios”.

Hoy día muchas personas (ciertamente no la mayoría) han sustituido estas explicaciones divinas por las explicaciones que proporciona la ciencia. Hoy día, para quien lo quiera ver, poseemos una comprensión mucho más racional de cómo funciona el mundo, lo que es probablemente la causa de que la religión no ocupe el papel preeminente que solía en la mayoría de las culturas de los países desarrollados.

Sin embargo, ese ansia de dar sentido al mundo nos juega malas pasadas y tendemos a atribuir a los resultados científicos unas certidumbres que, simplemente, no existen. No es extraño leer o escuchar como, a partir de “un estudio”, se construyen una serie de conexiones que no existen con objeto de encontrar un sentido general. Dicho de otro modo, existe una necesidad cuasi-religiosa de construir una estructura explicativa, que a menudo infla y distorsiona los hechos. Esta necesidad parece ser especialmente perentoria para todo lo que se refiera al ser humano y su comportamiento.

Del mantra genético…

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Hasta hace bien poco todo se explicaba con los genes. En el año 2000 los especialistas en genética porfiaban por concluir lo que se llamó “Proyecto Genoma Humano”, con laesperanza puesta en que los genes encerraban todo el espectro de la experiencia humana; muchas veces aparecían referencias al genoma como “el libro de la vida”. La esperanza, de nuevo, era que esto llevaría a una revolución en nuestra comprensión de todo lo humano: desde las enfermedades a la consciencia. Eran los años de “el gen para”, cuando se asumía que había una explicación genética para todo. Eran los genes los que hacían que una persona fuese alta, homosexual, religiosa, psicópata, inteligente, depresiva, etc.

Hoy, más de una década después de completar el proyecto, ¿se han cumplido las expectativas? Ciertamente no. Proporcionó más preguntas que respuestas; y el auge de la investigación epigenética ha venido además a complicar las respuestas a esas nuevas preguntas.

Se encontró que los humanos tenemos del orden de 23.000 genes, muchos menos de lo que se esperaba, por lo pronto la mitad que un tomate. El mapa genético no mostraba claramente qué hace que los humanos seamos diferentes de otros animales, como los chimpancés, por ejemplo. Después se supo también que la altura, por ejemplo, es un rasgo mucho menos heredable de lo que se suponía. De hecho, un resultado general del proyecto es que no existen “genes para”. Una de las grandes decepciones viene de la constatación de que la mayoría de las enfermedades comunes no tienen una base genética, por lo que los beneficios médicos del proyecto serán mucho menores de los esperados. Admítanlo o no los profesionales del asunto, el Proyecto Genoma Humano sumió a la genética humana en una profunda crisis, en el sentido etimológico del término.

a la neurociencia omnipotente…

Actividad encefálica en un salmón muerto detectada por fMRI
Actividad encefálica en un salmón muerto detectada por fMRI

Pero la necesidad humana de encontrar estructuras explicativas sigue estando ahí. Como resultado el énfasis ha pasado del genoma al encéfalo. La neurociencia es tendencia y la genética es “tan de los noventa”: ahora los genes ya no son los responsables de todo sino los circuitos neuronales.

Todos los días aparecen noticias de neurociencia, como antes lo hacían de genética, en las que se identifica una actividad encefálica (general o de una o varias áreas) con lo que sea menester. Terrorismo, creatividad, apreciación estética, libre albedrío, afiliación política y prácticamente lo que se quiera (incluso estar muerto). Al igual que ocurría con los genes, la lógica perversa es: como este patrón de actividad encefálica en concreto causa la depresión (o lo falta de concentración, o la hiperactividad, etc.), en teoría podemos curar a los depresivos sencillamente alterando estos patrones, ya sea con cirugía, con fármacos o con métodos no invasivos. Esta lógica ha hecho proliferar el mercado de estas intervenciones, en la mayoría de las ocasiones con poca o ninguna base científica, no digamos ya clínica.

Pero tal y como ocurrió con los genes hay muchos problemas para explicar la experiencia humana en términos de actividad encefálica. Para empezar algo que conviene recordar continuamente: correlación no implica causalidad. Solo porque ciertas partes del encéfalo se activen más cuando leo un poema o aprecio la belleza de una ecuación matemática, ello no implica que la actividad encefálica sea responsable del sentido de la belleza o de la capacidad de abstracción que experimento. No existe nada que me impida afirmar que es la experiencia la que causa la actividad encefálica.

Llevando el razonamiento al extremo, y por mucho que un servidor esté convencido de que es así, estrictamente hablando el que la actividad cerebral produzca cualquier tipo de experiencia subjetiva es una suposición. No me estoy refiriendo a que la manipulación física o farmacológica pueda hacer que yo perciba algo que no exista, o lo perciba de forma diferente. Me refiero a lo que se llama el problema difícil de la consciencia: cómo una masa de tejido de kilo y medio es capaz de crear un yo. Asumimos que esto ocurre, pero no existe una explicación científica realmente adecuada, tan solo aproximaciones al aspecto que podría tener esa explicación.

Después está la cuestión metodológica. Existen muchos problemas de índole puramente práctica para identificar las actividades neurológicas asociadas a diferentes características de comportamiento. La mayoría de la información que se obtiene de los procesos encefálicos se basa en una tecnología de escaneado; las imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) son especialmente populares. Ocurre que, en lo que se refiere a actividad encefálica, la fMRI arroja datos mucho menos definidos y concretos, fiables en definitiva, de lo que nos gustaría. Uno de los problemas es que no mide directamente la actividad encefálica sino incrementos en el flujo de sangre. ¿Y si existe actividad encefálica relevante para lo que se estudia que no necesita unincremento en el flujo de sangre? Por ejemplo, asumiendo que los encéfalos de las personas inteligentes sean más eficientes, sus patrones de flujo sanguíneo podrían ser perfectamente diferentes a los de personas de inteligencia promedio a la hora de enfrentarse a determinada tarea.

El uso de fMRI y su popularización en las noticias nos hace olvidar a menudo que la actividad encefálica está normalmente ampliamente distribuida, que depende de redes diferentes que interconectan el conjunto del encéfalo. Digámoslo claramente, raya el absurdo señalar una sola área encefálica (o un pequeño grupo de ellas) como la responsable exclusiva de una determinada emoción o un comportamiento concreto. En este aspecto, los resultados de los electroencefalogramas, mucho menos espectaculares y llamativos para el gran público, son más representativos del funcionamiento del encéfalo en conjunto.

A todo lo anterior hay que añadir que para detectar las actividades encefálicas inusuales lo primero sería determinar la actividad en reposo de un número significativo de personas y extraer de ahí una pauta de comportamiento estándar. Suponiendo que esto existiese, que no, para estudiar cualquier patrón de actividad con algo de significación estadística habría que estudiar a un número mucho mayor de sujetos del que se suele hacer en cualquiera de estos estudios. Por si no fuese suficiente las conclusiones que se extrajesen podrían ser de difícil aplicación a una persona en concreto más allá de generalidades, habida cuenta de las diferencias tan enormes (en términos relativos) existentes entre los encéfalos humanos.

Finalmente, y no menos importante, están los sesgos de los investigadores. Este aspecto es importante en cualquier rama de la ciencia, pero en neurociencia es crítico. Los escáneres necesitan tal nivel de interpretación que es muy fácil para los investigadores (sin ningún tipo de mala intención y muchas veces inconscientemente) caer en la tentación de ver lo que favorece su hipótesis (se han hecho experimentos de enviar el mismo conjunto de imágenes a diferentes grupos de investigadores y cada uno ha visto algo diferente).

En resumen, los cimientos de buena parte de la neurociencia funcional no son tan sólidos como nos gustaría. Sin embargo, algunos periodistas y público en general abrazan la neurociencia como su nueva religión; creando estructuras explicativas donde no existen más que datos preliminares y provisionales.

…para quedarnos con la incertidumbre.

chaos

Aunque, sumergidos como estamos en esta ola de religión neurocientífica, nos cueste siquiera concebir que esto sea así, es muy posible que con la neurociencia termine pasando lo mismo que con la genética pura y dura. Al final habrá la necesidad de buscar una nueva fuente de seguridad y certeza porque la neurociencia, como el resto de las ciencias, nos hablará de posibilidades, de probabilidades a lo sumo, nunca de certezas. De nuevo nos encontraremos con la complejidad, con el caos.

Quizás, llegados a este punto, sea necesario preguntarse para qué esta necesidad de certezas, esta necesidad de crear estructuras explicativas rayanas con lo religioso en un mundo gobernado por lo que percibimos como aleatoriedad ciega. Seríamos más felices, y perderíamos menos tiempo (y dinero) en engañifas y supercherías, si aceptásemos que hay cosas que nunca llegaremos a entender del todo, bien porque se salen del ámbito de lo que la ciencia puede responder (¿por qué existe algo en vez de nada?), bien porque la ciencia solo puede hablar de correlaciones y probabilidades. Esa aceptación implica que hay huecos en lo que consideraríamos una comprensión completa; también que no hay necesidad de llenarlos.

http://culturacientifica.com/2014/11/14/la-neurociencia-como-religion/

 

domi La ruta del Éxodo

La historia de Moisés se relata sobre todo en los libros Éxodo y Deuteronomio del Antiguo Testamento. Según estos relatos, Moisés nació en Gosén, región del antiguo Egipto. Los judíos residentes en Egipto se hallaban esclavizados por el faraón. Poco antes del nacimiento de Moisés, el faraón había ordenado dar muerte a todos los varones hebreos recién nacidos.

Para salvar a su hijo, su madre le colocó en una cesta de papiro que echó al Nilo. Fue rescatado por la hija del faraón, que crió al niño como si fuera suyo. Ya adulto, Moisés mató a un egipcio que a su vez había asesinado a un hebreo, por lo que hubo de huir de Egipto. En el exilio, Moisés fue pastor toda su vida. A los 80 años, se cuenta que Yahvé, el dios de los hebreos, se le apareció en una zarza ardiente y le ordenó volver a Egipto y salvar a su pueblo de la esclavitud. Una vez hecho esto, debía guiarlos hacia la tierra de Canaán, más tarde denominada Palestina, donde debían instalarse de forma permanente.

Moisés obedeció y regresó a Egipto, donde fue recibido por Aarón, su hermano mayor, y organizó una reunión para avisar a su pueblo de lo que debían hacer. Al principio, Moisés no fue muy bien recibido; pero la opresión era grande y Moisés realizó señales para que su pueblo lo siguiera como un enviado de Dios.

Sin embargo, según el relato bíblico, lo más difícil fue persuadir al faraón para que dejase marchar a los hebreos. De hecho, estos no obtuvieron el permiso para partir hasta que Dios envió diez plagas sobre los egipcios. Estas plagas culminaron con la matanza de los primogénitos egipcios, lo cual causó tal terror entre los egipcios que ordenaron a los hebreos que se fueran.

La gran caravana de los hebreos se movía lentamente y tuvo que acampar hasta tres veces antes de dejar atrás la frontera egipcia, la cual se cree que estaba establecida en el Gran Lago Amargo. Otros han sugerido que como muy lejos estaría en la punta más septentrional del Mar Rojo. Mientras tanto el faraón cambió de opinión y salió tras la pista de los hebreos con un gran ejército.

Atrapados entre el ejército egipcio y el Mar Rojo, los hebreos se desesperaron, pero Dios dividió las aguas del mar por mediación de Moisés, permitiendo a los hebreos cruzarlo con seguridad. Cuando los egipcios intentaron seguirlos, las aguas volvieron a su cauce ahogando a los egipcios.

Esta increíble historia de la apertura de las aguas del Mar Rojo fue respaldado por un estudio científico en agosto pasado, realizado por Carl Drews y Weiqing Han del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR por sus siglas en inglés) y la Universidad de Colorado en Boulder.

Según este estudio, un fuerte viento del este que sopló por la noche podría haber hecho retroceder las aguas del mar Rojo de la forma descrita en las escrituras bíblicas y el Corán, en vez de haber sido obra de Moisés.  Simulaciones de ordenador, parte de un estudio mayor sobre cómo los vientos afectan a las aguas, mostraron que el viento puede empujar y hacer retroceder el agua cuando una curva de río se funde con una laguna costera. En la siguiente simulación se aprecia como el viento podría haber dejado despejado una vía para el tránsito de los hebreos.

Hay estudios similares que tratan de aportar una explicación científica a una narración mitológica, como por ejemplo la que se refiere a Cristo caminando sobre las aguas. En 2006 Doron Nof utilizó archivos de las temperaturas superficiales del Mar Mediterráneo y modelos estadísticos para examinar la dinámica del Mar de Galilea, al que los israelíes conocen como el Lago Kinneret. El estudio encontró un período de bajas temperaturas en el área, entre 1.500 y 2.600 años atrás, que incluiría las décadas en las que vivió Jesús.  Una merma de las temperaturas por debajo del punto de congelación podría haber formado una capa de hielo sobre la superficie del lago lo suficientemente gruesa como para soportar el peso de un ser humano cerca de la orilla oeste.

Otros estudios tratan de explicar la resurrección de Cristo. Según Miguel Lorente, médico forense y autor de “42 días, Análisis forense de la crucifixión y la resurrección de Jesucristo“, Jesús no llegó a morir en la cruz. Sufrió un coma superficial que le llevó a padecer una muerte aparente. Dado por muerto por los soldados romanos, fue descolgado de la cruz y llevado al sepulcro de José de Arimatea, como cuentan los Evangelios.

Como estudios están bien, pero dejan entrever claramente la tendencia religiosa de los que los postulan. Todas estas investigaciones son en mi opinión vanas. Un onanismo especulativo que ni nos llevan a afirmar la existencia de Cristo, ni de Moisés, ni del éxodo, ni todo lo contrario.

http://www.lamentiraestaahifuera.com/

domi Arturo Castellanos, el hombre que salvó a 40.000 judios del Holocausto

La historia de Arturo Castellanos es parecida a la de tantos diplomáticos que salvaron vidas de judíos del Holocausto, similar a la que Steven Spielberg hizo archifamosa en su película «La lista de Schlinder«. Ambos salvaron miles de vidas gracias los salvoconductos; Schlinder dando salvoconductos de trabajo,Arturo Castellanos con salvoconductos de ciudadanía salvadoreña. Schlinder salvó la vida a unos 1200 judíos. Castellanos logró salvar la vida de unos 40.000.
Coronel Arturo Castellanos
Arturo Castellanos nació en San Salvador en 1893 y murió en la misma ciudad en 1977. Hijo de un general del ejercito salvadoreño, siguió los pasos de su padre y llegó a ostentar el rango de Coronel. Realizó estudios militares en Italia, para posteriormente trasladarse a Ginebra, como cónsul de El Salvador. Allí conoció a la que sería su futura esposa, María Schürman, con quién tuvo 3 hijos. Desde el momento de su boda, adquirió la nacionalidad suiza.
A principios de 1944, Hungría claudicaba ante los ejércitos alemanes. Los miles de judíos que vivían enHungría sabían el destino que les esperaba bajo el yugo alemán. Ya era muy conocido todo lo que estaba sucediendo a los judíos de los países que habían caído antes. Su destino eran los campos de exterminio comoAuschwitz-Birkenau, de hecho, ese fue el destino para muchos de ellos*. Una luz de esperanza brilló para muchos cuando llegó a sus oídos que desde la embajada de El Salvador (país desconocido para una gran mayoría) se estaba intentando ayudar a su salvación. La idea había partido de George Mantello. George Mandel-Mantello, era comerciante judío de ascendencia húngara a quién Castellanos nombró primer secretario del consulado con el fin de protegerlo de la persecución nazi. Fue detenido por la Gestapo, y pudo haber sido enviado a un campo de concentración, pero el pasaporte que le confería nacionalidad salvadoreña en razón de su cargo lo evitó.

 

George Mandel
Castellanos y Mantello actuaron a espaldas del gobierno de San Salvador, por su cuenta. Una estrategia que aprovechó los vacíos de información reinantes en medio del caos. En la misma Suiza, la acción no pasó desapercibida tampoco, muchas veces fueron las que temieron acabar en la cárcel por un chivatazo de alguno de los simpatizantes de los nazis que había en suiza en aquellos momentos. Miles de salvoconductos fueron llevados a los judíos de Hungría en transportes clandestinos que burlaban la fronteras impuestas por el ejercito alemán. Durante meses trabajaron día y noche en la expedición de estos salvoconductos, en la recepción de los nombres que llegaban a su ofician de ciudadanos húngaros de confesión judía y en la elaboración y envío de las cartas de ciudadanía.

 

Salvoconducto expedido por Castellanos & Mantello
Salvoconducto expedido por Castellanos & Mantello
Las fotografías no mentían. Rostros de tez clara, cabellos claros, sombreros negros y largas barbas. No eran salvadoreños, pero los soldados alemanes de 1944 no tenían idea de qué clase de país era El Salvador, ni de la apariencia de sus habitantes. Solamente reconocían sellos y firmas de instituciones diplomáticas y eso bastaba para no proceder al arresto que llevó a millones de personas a campos de concentración y cámaras de gas.

 

Entre 1942 y 1944 se emitieron al menos 13 mil documentos que acreditaban la nacionalidad salvadoreña a matrimonios y familias judío-húngaras, checas, francesas, alemanas y polacas. Algunos de estos certificado habrían amparado hasta 11 personas por documento, con lo que la cifra de personas salvadas por el salvadoreño del exterminio masivo realizado por los nazis podría rondar las 40 mil. Y es así como los “salvadoreños” formaron la comunidad extranjera más numerosa de Hungría. El 4 de julio de 1944, el Gobierno de El Salvador solicitó formalmente al Gobierno Suizo, que los salvadoreños en Hungría quedasen bajo la protección del Consulado Suizo en Budapest.

 

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Video homenaje a Arturo Castellanos

 

El 3 de mayo de 2010 Arturo Castellanos fue nombrado Justo entre las Naciones. Designa de manera oficial a un programa de reconocimiento y distinción creada para honrar a las víctimas y los héroes delHolocausto con el objeto de rendir el máximo honor a aquellas personas que, sin ser de confesión o ascendencia judía, prestaron ayuda de manera altruista y singular a las víctimas, por su condición de judíos, de la persecución emprendida por el régimen nacionalsocialista del Tercer Reich alemán y otros afines en Europacon anterioridad y durante la Segunda Guerra Mundial.
Yad Vashem. Museo de los Justos entre las naciones
Conocí la historia gracias al chivatazo de David Castellanos, a quien desde aquí doy las gracias y te animo a seguirlo en Twitter @dcastellanos
* Recomiendo la lectura de Sin destino de Imre Kertész. Ciudadano judío que vivió en Hungría. Cuando contaba con 14 años fue apresado y pasó por varios campos de concentración, entre ellos Auschwitz.Desgarrador y clarificador relato de la época a través de los ojos de un adolescente.

http://sentadoenlatrebede.blogspot.com.es/2011/08/arturo-castellanos-el-hombre-que-salvo.html