EL CIELO EN LA TIERRA
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57- Lo exterior depende de lo interior: enfermedad y muerte.
A lo largo de estas entregas de Recordando lo que Es se ha utilizado con frecuencia el símil del “Conductor” y el “coche”, muy útil para conocerte a ti mismo: el “yo” físico, mental y emocional es sólo el coche en el que tú -lo que realmente eres, Conductor- has encarnado y utilizas para vivenciar la experiencia humana. Ciertamente, mientras permaneces encarnado en el plano humano, ese “yo” (el cuerpo físico, los sentidos corpóreo-mentales, los pensamientos, los sentimientos, las emociones, la personalidad…) es uno contigo –no hay esquizofrenia alguna– y se encuentra enteramente a tu servicio –cosa distinta es que tú lo olvides–. Es como cuando te sientas al volante del vehículo que usas en tu vida diaria, que se transforma en una extensión de ti mismo y está a tus órdenes. Además, ese “yo” es una maquinaria perfecta, siendo tan divino como todo lo es, sin excepciones, en la Creación. Sinembargo, tiene “fecha de caducidad”, no es eterno como tú; y llegado un momento concreto de tu experiencia humana, lo abandonarás. El tránsito que la Humanidad llama muerte es el criterio para distinguir entre el Conductor y el coche: lo que no sobrevive a la muerte y con ella se descompone y transfigura, es el coche; y “eso” (el nombre es lo de menos) que sigue vivo tras la muerte es el Conductor. Por tanto:
+Cuando te digan que alguien ha muerto, también si se trata de un ser querido, no olvides que es mentira, que sigue muy vivo. La muerte forma parte de la vida y no es muerte en el sentido que una gran parte de la Humanidadtodavía le otorga, sino un renacimiento, una puerta que se abre para pasar de una habitación (“plano físico”) a otra habitación (“plano de luz”) de la vida.
+Y si el médico te dice que tienes una enfermedad, ten presente que es falso, porque es imposible que tú, Conductor, enfermes: es, simplemente, el coche el que se ha averiado. Aún más, es el Conductor que eres el que genera la enfermedad en el coche en pro de su desarrollo consciencial y evolutivo: ninguna enfermedad es fruto del azar y todas tienen su origen y razón de ser en los procesos conscienciales, que son interiores, no exteriores.
¿No terminas de entenderlo? Hablemos de los icebergs… Trae a tu memoria uno esos enormes icebergs que, tras desprenderse de un glaciar o de una plataforma de hielo, surcan flotando las aguas oceánicas arrastrados por las corrientes marinas. Del iceberg sobresale del agua sólo una octava parte de su volumen total, que es la porción del mismo que puedes ver con tus ojos, mientras que más del 85 por ciento se mantiene por debajo de la superficie, invisible para tu mirada. Y en un momento determinado de su travesía oceánica, el iceberg comienza a deshelarse, lo que podrás detectar porque su parte exterior, la que emerge por encima del agua, empezará a descongelarse y menguará. ¿Por qué se produce el deshielo? Quizás pienses que debido a que se ha elevado la temperatura ambiente del entorno que rodea al iceberg, situándose por encima de los cero grados, lo que provoca el descongelamiento. Sin embargo, si mides dicha temperatura, puede suceder que sea claramente inferior a los ceros grados, a pesar de lo cual el licuado está teniendo lugar. ¿Qué está ocurriendo? Muy sencillo: la razón del deshielo del iceberg no se encuentra en su parte exterior, la que sobresale de las aguas y percibes por medio de tus sentidos físicos, sino en su parte interior, la que permanece dentro del océano, por debajo de la superficie. Es ésta precisamente la que entra en contacto directo con corrientes submarinas de aguas templadas (el Niño, la Niña, la Corrientedel Golfo, etcétera), provocando la descongelación y la reducción del tamaño de la masa de hielo… Aplicando lo anterior al ser humano, el “coche” coincidiría con la parte exterior del iceberg, la que es visible y asoma fuera del océano; y el Conductor, con su parte interior, la que está sumergida y oculta para los sentidos corpóreo-mentales… Lo exterior (los síntomas, por ejemplo, en una enfermedad) depende de lo exterior. Y las experiencias que se viven en el exterior interactúan, a su vez, con el interior.
58- La causa de las enfermedades no se halla en su manifestación exterior (síntomas), sino en tu proceso consciencial.
Desde el aferramiento al “yo” físico, mental y emocional (coche) y el olvido de lo que realmente son (Conductor que utiliza ese coche para experienciar la vivencia humana), la gente suele creer y pensar que lo que ocurre en el exterior tiene su origen y causa en ese exterior. Sucede, por ejemplo, con las denominadas enfermedades: creen que su causa se encuentra en su manifestación exterior (los síntomas físicos o psíquicos) y, a partir de ahí, la reconocen, interpretan e intentan curar en función de esos síntomas y sus efectos en el cuerpo o en la mente. Sin embargo, la realidad es muy otra: la causa y origen de lo que ocurre en el exterior se halla siempre en el interior y se relaciona con el impulso y evolución del estado de consciencia. Por ello, cualquier experiencia o vivencia exterior, la que sea, tiene su porqué y para qué en clave de esa evolución. También, desde luego, las enfermedades, que siempre están vinculadas al proceso consciencial de las personas que las experiencian… Si tomaras consciencia de esto, te darías cuenta de que la enfermedad, tal como todavía comúnmente se concibe, no existe, es un mito: lo único que existen son procesos conscienciales que tienen su manifestación exterior y física en eso que calificas cual enfermedad. Lo cierto es que lo que suele llamarse enfermedades son averías del coche, no del Conductor; y es el propio conductor el que las provoca y genera en pro del desarrollo consciencial y evolutivo. Por ello, ninguna de las llamadas enfermedades son casuales y todas tienen su origen y razón de ser en el interior, siendo realmente sanadoras: la enfermedad no es sino la manifestación exterior –en el coche- de procesos de sanación interior e impulso consciencial Con este telón de fondo, la totalidad de las enfermedades pueden ser clasificadas en dos grandes tipos: enfermedades de tipo 1 ó terminales; enfermedades de tipo 2 ó no terminales. La próxima entrega de Recordando lo que Es se detendrá en ello.
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