Por el Dr. Gary Null y Richard Gale / globalresearch.ca
Dentro de las comunidades médica y científica se ha extendido una percepción irrefutable de que las vacunas son seguras y efectivas, ya se administren de forma individual o varias a la vez. Dentro del grupo de los niños que han sufrido daños por la vacunación y el movimiento sobre el autismo, también está extendida la creencia de que las vacunas son efectivas, pero no siempre seguras. En este caso, los niños que han sufrido algún tipo de lesión por las vacunas, o los miembros de su familia, consideran que han tenido la mala suerte de ser uno de los pocos casos que recibieron un lote defectuoso o con anomalías biomoleculares, como una disfunción mitocondrial, y sufrieron las consecuencias. Incluso aquellos padres que tienen dos hijos que han sufrido complicaciones neurológicas después de la vacunación continúan con el calendario de vacunación recomendado. Cualquier médico, científico, enfermera, defensor de la salud pública, político o periodista que cuestiones el mito de la seguridad y eficacia de las vacunas es atacado, ridiculizado y señalado como conspirador. De hecho, la máquina de propaganda a favor de la vacunación encarga a doctores y científicos para que participen en los ataques personales contra los disidentes de la vacunación.
Sin embargo, ¿qué pasaría si todos estos individuos y organizaciones, los grupos de presión que actúan en la sombra y los grupos de estudio, estuviesen equivocados? ¿Qué pasaría si el paradigma sobre la vacunación fuese erróneo? ¿Qué pasaría si las vacunas nunca han sido confirmadas como seguras y efectivas? ¿Qué pasaría si el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los fabricantes de las vacunas y los principales defensores de la vacunación conociesen estas discrepancias y contradicciones, pero las ignoraran de manera intencionada en contra del interés público y el bienestar de la población? Después de varias décadas de estudiar la literatura científica sobre las vacunas, seguir el rastro del dinero y de entrevistar a docenas de toxicólogos, inmunólogos, investigadores médicos, pediatras y periodistas médicos, el paradigma de la vacunación se puede deconstruir con precisión, atendiendo a criterios científicos independientes. El año 2014 fue un año particularmente aciago para el movimiento a favor de la vacunación. A continuación les ofrecemos los descubrimientos científicos que se han producido en los últimos doce meses como indicativo del colapso que se ha producido en el paradigma de la vacunación moderna.
El año pasado, 2014 (este artículo se publicó por primera vez en enero de 2015), bien pudo ser un año decisivo que marque la desaparición de las campañas de vacunación. Sin unos supuestos científicos sólidos en los que confiar que respalden las afirmaciones sobre la seguridad y eficacia de las vacunas, el complejo a favor de la vacunación y sus aliados se han visto obligados a confiar en los tribunales y la ignorancia de los ineptos medios tradicionales para difundir unos mitos erróneos y promover la agenda de la vacunación.
Rara vez surge un denunciante de las agencias federales de salud. Las entidades gubernamentales y corporativas, que son notoriamente jerárquicas, como el CDC, la FDA y los Servicios de Salud y Humanos, impiden la disensión dentro de sus filas. En la era Obama, cuando los denunciantes son más perseguidos que nunca, es un acto de gran valor salir a la luz y desvelar las mentiras del Gobierno, la corrupción y su comportamiento delictivo. Por lo tanto, fue un hecho destacable que el epidemiólogo del CDC, el Dr. William Thompson, actuase en consecuencia y publicase miles de páginas de documentos del CDC con datos de investigación que revelan una larga historia de estudios fraudulentos y encubrimientos médicos que ocultan graves fallos y riesgos para la salud de las vacunas.
El Dr. Thompson es un distinguido científico que ha trabajado en el CDC desde 1998. El Prof. Brian Hooker, un especialista en sistemas moleculares y celulares, y la primera persona con la que el Dr. Thompson se puso en contacto, declaró durante una reciente emisión que los documentos publicados no son simplemente una pistola humeante. Más bien es un “fuego incontrolado”. El Dr. Thompson está actualmente cooperando con miembros de un subcomité del Congreso. Miles de padres estadounidenses con niños dañados por la vacuna, que sufren de daño neurológico permanente y autismo, esperan un juicio que finalmente llevará a la justicia a muchos de los principales funcionarios de salud del país.
El Dr. Thompson, coautor y autor de la investigación publicada sobre la presencia de timerosal (compuesto organomercúrico) en las vacunas -incluido todavía en algunas vacunas, especialmente la vacuna contra la gripe- ha admitido que forma parte de una complicidad de los CDC para ocultar las evidencias científicas que demuestran que el timerosal y la vacuna MMR (triple vírica: parotiditis, rubéola y sarampión) son factores causales del autismo. Durante una entrevista en el Autism Media Channel, declaró que nunca le daría a su esposa embarazada una vacuna contra la gripe debido a su alta concentración de mercurio. “No sé por qué todavía se lo dan a las mujeres embarazadas “, dijo el Dr. Thompson. “Esa es la última persona a la que le daría mercurio” (1). Después de revisar algunos de los datos de los CDC recibidos por el Dr. Thompson, así como los registros de datos adquiridos a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información, el Prof. Hooker descubrió que los CDC han sabido desde 2001 que los niños expuestos al timerosal en el útero eran un 800 por ciento más propensos a padecer autismo. Estos datos se excluyeron intencionalmente del artículo de los CDC publicado en la revista Pediatrics en un esfuerzo por refutar una asociación entre timerosal y el autismo. Durante la emisión de radio, el Prof. Hooker presentó pruebas de que los CDC han sabido durante una década que los niños que recibieron las vacunas MMR fueron casi un 300 por ciento más propensos a padecer autismo en comparación con los niños cuyos padres decidieron posponer la vacunación hasta que el niño fuese mayor.
Los estadounidenses están perdiendo rápidamente la confianza en los CDC. Según la encuesta de la National Consumers League, más de dos tercios de los estadounidenses creen que las vacunas causan autismo, lo cual niegan los CDC (2). Casi dos meses después de que los medios de comunicación informaran sobre las revelaciones de Thompson, una encuesta de CBS News mostró que la credibilidad pública de los CDC cayó al 37%, por debajo del 60% del año anterior. Los apologistas de las vacunas y los principales medios de comunicación afirman que esta gran disminución se debe al mal manejo de la crisis del Ébola por parte de los CDC; sin embargo, la denuncia de Thompson recibió más de 750 millones de impresiones en Twitter que indican que la eficacia y seguridad de la vacuna está mucho más presente en la mente del público (3). El apoyo a los CDC se desplomaría aún más si el público supiera de todas las mentiras que los CDC envían al Congreso y su complicidad para cometer fraudes durante más de una docena de años. Imagínese las decenas de miles de niños y familias que se habrían salvado de los daños neurológicos de por vida e inconmensurables sufrimientos si los CDC no se hubieran visto obligados a proteger los productos tóxicos de la Industria Farmacéutica y estuvieran al servicio de la salud y el bienestar de los niños estadounidenses.
El caso del denunciante Thompson es sólo la punta del iceberg y ha generado intranquilidad en el establishment de las vacunas. Sin embargo, 2014 fue un mal año para ellos y otras revelaciones proporcionan un estímulo adicional para que muchos padres retrasen la vacunación, o que incluso la rechacen.
El Consejo de Relaciones Exteriores demuestra accidentalmente que los mayores brotes de enfermedades infecciosas se producen en las poblaciones con tasas más altas de vacunación
Un informe publicado a principios de 2014 por el Consejo de Relaciones Exteriores para identificar los países con las tasas más altas de brotes de enfermedades, reveló accidentalmente que las poblaciones con unas tasas más altas de vacunación son también los que tienen el mayor número de brotes de esas mismas enfermedades infecciosas. Este fue especialmente el caso de los brotes de sarampión, paperas, rubéola, poliomielitis y tos ferina. Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda y Japón – con el mayor número de vacunas obligatorias- encabezaron la lista de naciones. La Oficina de Justicia Médica y Científica, que analizó el informe, llegó a la conclusión de que el informe del Consejo sugiere claramente que la teoría de la “inmunidad de grupo” está fallando o presentaba defectos. Dadas las repetidas incidencias de brotes infecciosos en poblaciones con un 94% o más de cumplimiento con el calendario de vacunación, y la aparición de nuevas cepas virales, el concepto de inmunidad de grupo debe ser olvidado. La Oficina ofrece varias posibilidades para explicar el informe:
1) las vacunas son cada vez menos eficaces y causan “disfunción inmunológica”, y
2) las “respuestas de los antígenos de las vacunas” pueden estar reprogramando los virus mientras que debilitan el sistema inmunológico de las personas con mayor número de vacunas (4).
Otro fallo de la Organización Mundial de la Salud sobre la gripe
Predecir las cepas particulares de la gripe para proteger a la población nunca ha sido una de las bellas artes. Es posible que recordemos los escenarios de miseria y desolación difundidos por la OMS y los CDC sobre la gripe porcina H1N1 en el año 2009. Las agencias federales advirtieron de una Apocalipsis provocada por los virus, algo que nunca ocurrió, y que tenían tanta credibilidad como las predicciones mayas del año 2012 y la Nueva Era en el cambio de milenio. En el mejor de los casos, las vacunas contra la gripe siguen teniendo un 60% de eficacia según las estadísticas oficiales de salud. Sin embargo, las predicciones de la Organización Mundial de la Salud sobre las cepas de gripe de este año fueron un fracaso. La apuesta fue un fracaso tal que los CDC se vieron forzados a advertir al público estadounidense que la vacuna contra la gripe 2014-2015 sólo tenía un 23% de efectividad, un 77% menos (5). Dado que la temporada de gripe 2012-2013 fue efectiva sólo en un 27% para el grupo de edad de más de 65 años, se puede estimar que la vacuna contra la gripe de este año fue casi inútil para los ancianos. Las metodologías predictivas para determinar qué cepas de gripe emergen durante cualquier temporada de gripe tienen más en común con la adivinación matemática que una base científica sólida. Para las temporadas de 1992-1993 y 1997-1998, la preparación de la vacuna contra las cepas de gripe sólo fue efectiva en un 16%. Katherine Severyn, que controla los resultados reales de la predicción de la OMS y los compara con las afirmaciones de los CDC, ha declarado que, “dependiendo del estudio citado, la eficacia de la vacuna contra la gripe en realidad oscila entre un 0%”. [6]
Año tras año, el gobierno estadounidense gasta aproximadamente mil millones de dólares en comprar vacunas contra la gripe del cártel farmacéutico. Año tras año, estas vacunas demuestran ser capaces de inmunizar sólo a una modesta parte de la población. Dado que los CDC calculan que habrá comprado 151-156 millones de vacunas contra la gripe para desecharlas este año, hay poco más que pueda hacer excepto adulterar los resultados científicos, lanzar propaganda engañosa y continuar distribuyendo un inútil aceite de serpiente.
Más malas noticias sobre la vacuna contra la gripe
Una vacuna estacional ineficaz es el menor de los problemas de las vacunas contra la gripe. En diciembre de 2014, el Departamento de Justicia publicó su informe en el que esbozaba la indemnización pagada a las víctimas de lesiones por vacunas. Con base en las estadísticas, se ha demostrado que la vacuna contra la gripe es la más peligrosa en cuanto a incidencias. El cincuenta y nueve por ciento de las lesiones producidas por las vacunas contra la gripe lo fueron por el síndrome de Guillain-Barré. [7]
Aunque, el informe final de lesiones y muertes por las vacunas contra la gripe de este año no se hará público hasta finales de 2015, las vacunas 2013-2014 representaron más de 93.000 reacciones adversas, incluyendo 8.888 hospitalizaciones y 1.080 muertes según el Sistema de Reporte de Eventos Adversos por Vacunas (VAERS) del gobierno (8). Por omisión de los CDC, la base de datos VAERS sólo representa aproximadamente el 10% de los efectos adversos producidos por las vacunas. Las matemáticas y el número real superan con creces a las complicaciones reportadas por contraer la gripe aviar.
Aunque investigaciones anteriores han demostrado que las vacunas contra la gripe contribuyen a alteraciones cardiovasculares inflamatorias adversas, que son letales para los adultos mayores, y a inflamación significativa en las mujeres embarazadas que puede estar asociada con un aumento de nacimientos prematuros y la preeclampsia, los nuevos estudios publicados en 2014 deberían ser motivo de mayor preocupación:
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