Mucho antes del Holocausto y las atrocidades que vemos hoy en día, la historia ha estado plagada de genocidios. Una y otra vez, grupos minoritarios que vivían en medio de una cultura que no era la suya propia vieron cómo sus vecinos se volvían contra ellos para hacerlos pedazos. Una de las peores masacres de este tipo fue una historia que rara vez se cuenta hoy en día. Sucedió en la antigua Persia hace más de 2.500 años. En el 522 a. C., los magos, un grupo de inmigrantes que vivía en Persia, fueron aniquilados casi por completo.
Los persas que ellos creían sus compatriotas corrían por las calles, masacrando hasta el último mago que encontraban. Y no pararon ahí. En los años que siguieron, los persas hicieron de la Matanza de los Magos una festividad anual.
Los magos: un grupo minoritario en tierra extranjera
A pesar de su nombre, los magos no eran hechiceros ni practicaban la magia. Eran un grupo de inmigrantes procedentes de Media que seguían la fe de Zoroastro. Constituían un grupo diaspórico que vivía en tierra extranjera, aferrándose a sus propias creencias mientras se encontraban rodeados de una cultura a la que nunca pertenecieron plenamente.
Representación de Zoroastro perteneciente a la obra Clavis Artis, manuscrito de alquimia publicado en Alemania a finales del siglo XVII o principios del XVIII y atribuido pseudoepigráficamente a Zoroastro. ( Dominio público )
Los magos eran diferentes de los persas con quienes convivían. Tenían reglas que les obligaban a aceptar un estatus sorprendentemente igualitario respecto a los animales. Cuando comían carne, insistían en matar a los animales con sus propias manos, creyendo que los animales a los que se había dado muerte con armas eran impuros. Y cuando uno de ellos moría, se negaban a enterrar o quemar su cuerpo hasta que los huesos quedaban limpios de carne por la acción de buitres y perros.
Pero durante siglos, los persas les aceptaron. Encontraron su hueco en la comunidad como líderes religiosos. La corte real exigía la presencia de un mago cada vez que se hacía un sacrificio a los dioses, y muchos magos consiguieron trabajo interpretando los sueños de los reyes.
Prosperaron en Persia, aunque no eran exactamente como todo el mundo. Tenían sus propias creencias y sus propias costumbres, pero hasta donde sabemos, allí eran aceptados. Y no había razón para pensar que eso cambiaría algún día.
Rhyton medo con forma de cabeza de carnero, oro – Irán occidental – Media, finales del siglo VII a. C. – principios del siglo VI a. C. (Iroony/ CC BY SA 3.0 )
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