El destino, también llamado sino, hado o estrella, no hace visitas a domicilio. Si queremos encontrarnos con él, hay que salir a buscarlo. Porque aunque pensemos que la realidad está ahí para satisfacer nuestros deseos como por arte de magia, nuestros anhelos no se harán realidad hasta que no nos pongamos manos a la obra para cumplirlos. Incluso, a veces puede que esto no sea suficiente.
Me atrevo a decir que los mejores momentos de nuestra vida suelen ser aquellos en los que tomamos las riendas de nuestra vida, esos en los que actuamos bajo nuestras decisiones y en los que adquirimos de algún modo, el control de nuestro destino. Porque en lugar de rezar al universo o esperar a que los planeas se alineen, es necesario que nos planteemos qué queremos conseguir y una vez que lo tengamos claro, ponernos manos a la obra para emprender el camino a nuestras metas.
El destino lo escribimos con nuestras decisiones
El destino lo creamos a cada paso que damos y con cada elección que hacemos. No obstante, demasiada gente cree que simplemente con dejarse llevar y desear que algo suceda, se cumplirá. Pero desde mi perspectiva, no es cierto. La única manera en la que podremos tener lo que queremos es luchando por ello.
Por otro lado, algunos creen que cada persona viene a este mundo con un destinoespecífico. Según esta idea, todos tenemos algo que cumplir, algún mensaje tiene que ser entregado o algunos trabajos tienen que ser completados. De esta forma, no estaríamos aquí por accidente, habría un propósito para nuestra existencia.
Ahora bien, no es tan importante lo que creamos sobre nuestro fin, porque cada uno de nosotros tiene su propio destino, ese en creado bajo los hilos de nuestras decisiones. El único imperativo es seguirlo, luchar por él, aceptarlo. Cada uno de nosotros debe hacer lo que considera en cada momento de su vida.