[Este articulo fue publicado originalmente en la edición número 13 de The Dot Connector Magazine (La Revista Antando Cabos) de Sott.net]
Mientras se examina la literatura disponible sobre salud y nutrición desde un punto de vista evolutivo, uno llega inevitablemente a la conclusión de que, en lo que concierne a la dieta, los seres humanos entraron en un callejón sin salida hace miles de años atrás. Incluso si por algún milagro la humanidad como un todo fuera a reorganizar completamente su dieta de la noche a la mañana, una pregunta importante permanece – ¿Hemos diseñado nuestro ambiente más allá de un punto sin retorno?
Contrariamente a la creencia popular sostenida por muchos antropólogos de que la agricultura es uno de los logros más grandiosos de la humanidad, hay evidencia creciente que sugiere que la raza humana, en realidad, se estableció en el camino de la auto-destrucción cuando se abrazó a las sociedades agrarias.
La imagen que emerge hoy en día es que el cambio de la cacería y recolección ocurrió de manera repentina y fue seguido por una caída aguda en la expectativa de vida. Huesos antiguos de humanos encontrados en varias capas de los sitios arqueológicos, datados desde los inicios de la adopción de la agricultura, revelan la prevalencia incrementada de enfermedades y un número menor de personas ancianas. Durante siglos después de la adopción de la agricultura, estos huesos también nos cuentan historias de un número mayor de muertes violentas cuando son comparados con los restos de huesos de sociedades pre-agrarias de cazadores y recolectores. En esto se ve un eco innegable de la historia del Jardín de Edén. Este, de hecho, es uno de los mayores rompe-cabezas de la prehistoria. ¿Por qué la agricultura se hizo popular tan rápido.
Parece que la agricultura fue adoptada repentina e independientemente en diferentes lugares alrededor del globo, incluyendo el Medio Oriente, África Sub-Sahariana, China y México. Desde estos sitios se esparció a velocidad considerable a todo el planeta. Hoy en día solo prevalecen algunas poblaciones aisladas e insignificantes de cazadores y recolectores, la mayoría en el Hemisferio Sur.
La velocidad a la que la agricultura se esparció desde los centros de adopción originales podría parecer lenta para el viajero moderno, pero es significativa según los estándares de innovaciones más tempranas en la prehistoria. Hasta ahora no se ofrecieron explicaciones satisfactorias para este rompe-cabezas. La mayoría de los antropólogos se han asentado en la teoría de que la producción contundente de nueva tecnología era simplemente irresistible para nuestros ancestrales. Pero esta teoría no parece ser viable teniendo en mente la evidencia desconcertante de los esqueletos de los primeros granjeros. Estudios de huesos y dientes de algunas de las primeras comunidades agrícolas en Medio Oriente muestran que los granjeros tenían peores condiciones de salud (debidas a la nutrición más pobre) que la de los cazadores-recolectores que los precedieron.
Los cazadores-recolectores habrían tenido conocimiento detallado de su medio ambiente – un conocimiento perdido por los humanos modernos. (Imagen: Peter Rubens (1577-1640), Diana regresando de la cacería)
Otra teoría trata de explicar la adopción de la agricultura a través de la presión de la población. Según sus proponentes, los humanos antiguos no eran capaces de frenar la explosión de población entonces de buena gana sacrificaron un nivel sorprendente de seguridad y libertad intrínseco a su modo de vida previo para adoptar una vida de trabajo forzoso, enfermedad y estrés. De cualquier manera, tampoco tiene mucho sentido. La evidencia sugiere que las poblaciones cazadoras-recolectoras eran estables por largos períodos de tiempo y apunta a la conclusión de que las comunidades pre-agrícolas vivían en un balance relativamente armónico con su ambiente.
Con certeza llevará algún tiempo antes de que este gran misterio pueda resolverse. Pero mientras tanto podemos examinar qué efecto tuvo este cambio conspicuo y repentino de la sociedad prehistórica en el hombre contemporáneo y su ambiente, ya que, fue precisamente en esta coyuntura cuando los humanos adoptaron la agricultura, que los alimentos que plagan a los humanos modernos, junto con la degradación del medio ambiente, empiezan a tomar forma. ¿Podría haber sido éste el punto en el cual la humanidad se descarriló de la evolución y pasó a la involución, posiblemente pasando el punto sin retorno?
La vaina de trigo de Adán
Según la antigua leyenda Sufí, Eva había ofrecido a Adán una vaina de trigo, no una manzana. Esto comienza a tener mucho sentido cuando consideramos todos los cambios que el cultivo de trigo efectuó en las sociedades humanas. Las personas habían recolectado trigo durante mucho tiempo en aquellos lugares donde crecía de manera silvestre, pero con la agricultura comenzaron a modificarlo. Fue alterado, la producción incrementada, fue hecho más robusto para resistir las condiciones climáticas más duras debido a que la población se dirigió al noroeste desde su tierra natal, la llamada Creciente Fértil que abarca el Medio Oriente de hoy en día.
Es un hecho innegable que el trigo utilizado actualmente para el consumo de humanos es mortal. Puede matarte muy rápido si eres hipersensitivo al gluten o muy lentamente si no lo eres. Si no fuera por los individuos hipersensitivos, los efectos perjudiciales del gluten en nuestra salud probablemente permanecerían escondidos y se culparía de las muertes a los sospechosos de siempre, como fumar o el alto consumo de grasas animales.
Con la evidencia disponible, no está realmente claro que el trigo silvestre era predominante en el menú de los cazadores-recolectores como les gustaría hacernos creer a los postulantes del afortunado génesis de la agricultura. Incluso si esta suposición es correcta, el trigo silvestre original de antes del advenimiento de la agricultura no poseía más que 4-5% de gluten en su contenido proteico y posiblemente podría, incluso, ser menos. Además, no era verdaderamente un elemento básico en la dieta de cazadores-recolectores y probablemente era solamente una fuente de energía ocasional cuando la cacería fallaba y no había nada más alrededor para comer. En contraste, varios milenios de hibridación con el fin de incrementar el rendimiento de las cosechas, han resultado en que el trigo contemporáneo devenga una mezcla mutante de varias plantas, siendo el gluten tanto como el 55% del total de sus proteínas.
Aparte de las gliadinas que pertenecen a una familia mayor de proteínas de gluten, el trigo también contiene la aglutinina del germen de trigo (WGA por sus siglas en inglés [wheat germ aglutinin]) – una lectina, que es esencialmente el mecanismo de defensa natural de la planta. En la naturaleza todo busca un balance; tanto como los animales, las plantas tampoco quieren ser comidas. Las gliadinas y la aglutinina del germen de trigo no pueden ser destruidas al cocinarse y están relacionadas con varias enfermedades autoinmunes y procesos degenerativos.
Cuando más los hijos de Adán buscaban explotar el trigo, más mortal devenía.
Aunque la fruta prohibida en el libro del Génesis no es descrita, la creencia cristiana sugiere que Eva engatusó a Adán a compartir la manzana. La fruta sin nombre del Edén se convirtió en la manzana bajo la influencia de la historia de las manzanas doradas en el jardín de Hespérides (Imagen: Raphael ‘Adán y Eva’ fresco del cielo raso de la Stanza della Segnatura).
En otras palabras, «nuestro pan de cada día» se ha convertido en nuestro veneno diario. Si agregamos el hecho de que el gluten causa inflamación cerebral en tal medida que interfiere con nuestros patrones normales de comportamiento, empezamos a comprender cómo este veneno no solamente destruye nuestros cuerpos, también destruye nuestras relaciones.
Además de estas cuestiones médicas, un aspecto social del trigo muy interesante debe notarse. Parece que el cultivo de trigo precipitó el comienzo de la «Era de Violencia» sin precedentes, entre sociedades humanas.
Hay una correlación significativa entre la difusión de la tecnología agraria (principalmente para el cultivo de trigo) desde Medio Oriente a varias partes de Europa entre 9.500 años atrás a alrededor de 5.000 años atrás, y el patrón de la variación genética humana a través de Europa. Lo que esto sugiere es que los granjeros se cruzaron con poblaciones locales de cazadores-recolectores a medida que se expandían lentamente a través de Europa al ritmo de 1 kilómetro por año durante un período de 4.000 años. Por ejemplo, habitantes de la región del País Vasco del suroeste de Francia y el norte de España tienen frecuencias genéticas significativamente diferentes a aquellas de otros europeos, indicando que ellos resistieron más tiempo y con más éxito al mestizaje con grupos agrícolas migratorios de más al Este (aunque de todas formas se dio un mestizaje significativo).
Parecería que esto descarta la teoría de que el modo de vida agrícola se ha esparcido principalmente a través de la ‘emulación cultural’, como ser que los cazadores-recolectores simplemente imitaban las prácticas de sus visiblemente prósperos vecinos. Por el contrario, estas prácticas se esparcieron por migración: las personas y las técnicas se movieron juntas. Este no fue solamente un fenómeno europeo, ya que, ciertamente, puede hablarse de otras instancias de difusión agrícola que fueron estudiadas hasta el momento, como la expansión de Méjico hacia el Sur en dirección a los Andes, o la expansión Bantú hacia el Sur y el Este a través de África comenzando más o menos hace 3.000 años.
Aunque podamos ver en toda esta evidencia que los agricultores migratorios no masacraron simplemente a todos los cazadores-recolectores a lo largo de su camino, ni que los expulsaron de sus tierras, podemos, sin embargo, concluir que, de hecho, ellos se mestizaron con las mujeres de las tribus mientras los hombres fueron puestos a trabajar como esclavos.
Los cazadores-recolectores que vivían en armonía con su ambiente nunca habían tenido necesidad de grandes comunidades fortificadas. Una vez que el trigo constriñó a los humanos a estilos de vida marcadamente más sedentarios, ellos ya no eran capaces de confiar en su habitual estrategia del ‘escondite’ (esconder y buscar) cuando se enfrentaban a enemigos. Un grupo grande es mucho más seguro de lo que sus miembros podían estarlo en múltiples grupos más pequeños. El resultado de dedicar tiempo, esfuerzo y recursos para defenderte no solamente te hará sentir más seguro, inevitablemente hará que tus vecinos se sientan menos seguros. ¿Va tal vez esto en camino a explicar las fuerzas impulsoras detrás de la sociedad moderna, con esta capacidad brutal de expansionismo a escala masiva?
Finalmente, cuando consideramos el daño infligido a nuestro medio ambiente debido a la deforestación y el agotamiento del suelo durante un período de varios miles de años, sencillamente podemos ver que el cultivo de trigo realmente fue equivalente a comer la fruta del árbol del conocimiento inadecuado.
Una planta que nunca existió
La mayoría de los antropólogos están de acuerdo en que el cultivo del maíz es responsable de convertir de nómadas a sociedades agrícolas a las sociedades nativo-americanas. Hoy en día, el maíz es probablemente la única comida que personifica a los americanos. De manera interesante, el maíz como lo conocemos hoy es un invento humano: el mismo no existe naturalmente en la naturaleza y es el único grano que no se propaga a sí mismo. El trigo, por ejemplo, produce semillas que caen para producir más trigo. El maíz tiene que ser plantado por el hombre para poder crecer y si es abandonado, dejará de existir. Desde un punto de vista metafísico, se puede decir que el maíz representa la entropía, un callejón sin salida. Sin embargo, esta planta ‘no existente’ – con nuestra ayuda – se las ha arreglado para conquistar el todo el planeta silenciosamente.