– Adikali Kamara es uno de los sobrevivientes de un brote del virus de Ébola que ya causó un centenar de muertes en Sierra Leona y que también afectó a los países vecinos de Guinea y Liberia.
Kamara es un estudiante de enfermería de 36 años que trabaja en el hospital público de Kenema, la mayor ciudad de la provincia Oriental, fronteriza con los dos países vecinos y donde se diagnosticaron casi todos los casos.
Kamara comenzó a sentirse mal el 19 de junio, con fiebre y dolor de cabeza. En una farmacia próxima a su casa compró medicamentos contra la malaria y antibióticos para la fiebre tifoidea.
“Pensé que los síntomas indicaban malaria o fiebre tifoidea, porque estas son las dolencias más comunes que padece la gente por aquí”, explicó Kamara.
Pero su condición no varió y el 21 de junio decidió acudir al hospital. Entonces los médicos descubrieron que sufría del virus de Ébola, una enfermedad que causa fiebre, vómitos, hemorragia y diarrea, y cuya tasa de letalidad puede llegar a 90 por ciento de las personas infectadas.
Kamara fue internado de inmediato. Siete días después fue dado de alta tras recibir el tratamiento adecuado.
Es uno de los 51 afortunados habitantes de Sierra Leona que sobrevivió al actual brote de Ébola que también causa estragos en los dos países vecinos de África occidental.
Hasta el momento, 99 personas murieron en Sierra Leona y el análisis de la enfermedad resultó positivo en 315 hombres, mujeres y niños.
Sierra Leona está lejos de ganar la lucha contra la enfermedad, aseguró Michael Vandi, funcionario docente de salud pública de la provincia Oriental que trabaja en el hospital de Kenema, donde se encuentra el único Centro de Tratamiento de Apoyo y laboratorio de análisis del Ébola en el país.
“La gente niega con vehemencia que el Ébola exista, a pesar de la enorme campaña de información que se lleva a cabo, y quienes creen que la enfermedad sí existe tienen tanto miedo que no acuden ni llevan a sus familiares cuando están enfermos. Así es como se extiende por la comunidad sin que tengamos conocimiento de los casos”, explicó.
Vandi indicó que hay personas que acusan a los médicos de administrar inyecciones letales a los enfermos de Ébola o de extirparles órganos vitales para venderlos en los mercados europeos. Incluso algunos afirman que infectan el virus a sus pacientes de manera intencional para reducir la población, añadió.
En consecuencia, el personal médico y de enfermería sufrió ataques en los hospitales y muchos enfermeros no llevan puestos sus uniformes de camino al trabajo por miedo a sufrir agresiones en la calle.
La situación de desconfianza hace que “los pacientes internados, tanto hombres como mujeres, abandonan los hospitales. Ahora acuden a las farmacias o son tratados por curanderos o enfermeras en sus casas”, dijo Vandi.
“Esto es preocupante porque las señales y síntomas del Ébola imitan a la malaria y la fiebre tifoidea más frecuentes en el país y, antes de que puedan saber de qué se trata, ya es demasiado tarde”, advirtió.
El comisario de derechos humanos de la provincia Oriental, Hassan Yarjah, culpa a la estrategia de sensibilización del gobierno sobre el Ébola por generar la desconfianza e incredulidad popular. La parte este del país es un bastión de la oposición, señaló.
“Lo que el gobierno central hace, que yo considero un error, es enviar a estas comunidades a aquellos con quienes no pueden identificarse: parlamentarios, ministros, ejecutivos del gobernante partido Congreso de Todo el Pueblo, y este es un país donde todo se polariza”, sostuvo.
Según Yarjah, la población del este razona que, “como hay un censo previsto para septiembre, los políticos quieren ahuyentar a la gente de esta parte del país, para que disminuyan en número… eso significará menos representantes de la oposición en el parlamento en las próximas elecciones”.
La campaña de sensibilización “del gobierno debería utilizar las estructuras locales, como los jefes supremos, el personal médico y los consejos locales”, sugirió Yarjah en entrevista con IPS.
Mientras tanto, el gobierno anunció la prohibición de las ferias comerciales en Kailahun, uno de los distritos de la provincia Oriental más afectados por el Ébola. También envió personal médico a varios puestos de control en las carreteras de la zona para verificar si los viajeros tienen síntomas relacionados con el virus.
“Esto perjudicó la agricultura”, se quejó Lamin Musa, un agricultor de Kailahun.
“No podemos vender la cosecha en las ferias y esto trajo más penurias a los pobres. Incluso la carne de caza, que era un buen negocio para nosotros, está prohibida. Es difícil entender todo el sufrimiento que tenemos que soportar a causa del Ébola”, comentó.
El virus prospera, en parte debido al mal funcionamiento de los sistemas sanitarios y a la debilidad de las estructuras de gestión de desastres en Sierra Leona y los países vecinos.
Los días 2 y 3 de este mes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró una reunión de emergencia en Accra, la capital de Ghana, con los ministros de salud de 12 países de África occidental para analizar y proponer recomendaciones de combate al brote del virus que afectó a Sierra Leona, Guinea y Liberia.
Los ministros adoptaron una estrategia común que aboga por una rápida respuesta a la epidemia y subraya la necesidad de un liderazgo regional y nacional, acciones coordinadas entre todas las partes involucradas, la colaboración transfronteriza reforzada y la participación de las comunidades.
Por su parte, el estudiante de enfermería Kamara es optimista. “Si yo pude vencer a esta enfermedad entonces todos pueden”, afirmó.
“Hay que creer en la existencia del Ébola, dejar de lado los prejuicios e ir al hospital cuanto antes si se experimentan los síntomas”, recomendó el sobreviviente.
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