Planeta azul se presenta nuevamente. En esta oportunidad con la historia de la reina egipcia,
“Nefertiti” (1370 a.C a 1330 a.C) quien no era sólo la mujer más bella en tiempos de Akenatón, sino que también, era profeta, amante y poderosa líder de carácter divino. Hija de un influyente funcionario, Nefertiti se casó a los 16 años con el príncipe Amenhotep, que luego con el nombre de Akenatón fue el primer faraón en introducir por primera vez una religión monoteísta en Egipto en torno al año 1352 antes de Cristo. La reina, cuyo nombre significa “la bella ha llegado”, dio seis hijas a Akhenatón. Los científicos aún debaten si también fue madre del célebre faraón Tutankamón. El faraón puso especial empeño en destacar el papel de su esposa en la fundación de Amarna. Es así como dedicó a la Gran Esposa Real una Sombra de Re, nombre que se daba a las capillas para el
culto solar dotadas de talleres, tierras y siervos, sin mencionar el palacio donde vivirá la reina y la tumba real donde sería enterrada. Nefertiti se revistió de títulos que reflejan el excepcional relieve de su figura, a tal punto que en los jeroglíficos de una columna del Gran Palacio se le adjudica el título de Señora de las Dos Tierras, sin que esté precedido por el de Gran Esposa Real, lo que la convierte en la única reina egipcia que se declaró Señora de Egipto sin apoyo de su esposo. Por otro lado, en un relieve de la cabina del barco de la reina, ésta adopta la postura faraónica de aplastar la cabeza de una prisionera con la maza ritual, otra escena típica de las representaciones de los faraones egipcios. A pesar del gran protagonismo de la reina en la historia de Amarna, Nefertiti misma debió de ser consciente de la dificultad de asentar los nuevos principios religiosos en la mente de sus súbditos en tan poco tiempo. Para colmo de males, la situación política internacional empeoró rápida y notablemente para Egipto, los príncipes vasallos se peleaban entre sí y el rey Shuppiluliuma, del vecino reino hitita, se apoderó de las colonias egipcias en Siria. En el
año 12 del reinado de Akhenaton, murió Meketatón, la segunda hija de los reyes, quien fue sepultada en una sala de la tumba real de Amarna. Las paredes del recinto dan testimonio del desconsuelo de sus padres y hermanas. De esa época precisamente, data una de las últimas apariciones de Nefertiti.
A partir del año 14 se pierde el rastro de Nefertiti. Tal vez murió en los primeros años del reinado de Tutankhatón, cuando éste ya había cambiado su nombre por el de Tutankhamón y había abandonado Amarna y, con ello, la religión atoniana que Nefertiti y su esposo habían intentado hacer triunfar. Según diversas esculturas presentan su aspecto físico con un cráneo alargado, facciones estilizadas y ojos rasgados. En la actualidad nadie puede decir categóricamente qué fue lo que finalmente le sucedió a Nefertiti. Unos dicen que a la muerte de su esposo Akenatón ella regresó a su país natal con algunas de sus hijas, otros suponen que ella pudo ser asesinada sin que se puedan aportar pruebas, otros dicen que ella sobrevivió a su real esposo y que gobernó Egipto por un tiempo, en realidad nadie conoce nada de sus últimos días ni si fue enterrada en Egipto o en otro lugar. He aquí de donde proviene su carácter sobre natural. Según algunos egiptólogos la fama de la belleza de Nefertiti ha superado la barrera del tiempo y el espacio. Su imagen es
considerada como la más bella que nos ha legado el mundo antiguo. Sin embargo, la vida de Nefertiti muestra negros nubarrones que ensombrecieron su aparente perfección. Nefertiti era sobrina del faraón Amenhotep, de la XVIII dinastía egipcia. Nació en torno al año 1400 a.C., siendo desde muy pequeña introducida en las habitaciones de la familia real. Allí conoció al que sería su marido, uno de los personajes más controvertidos de la historia de Egipto: El joven Akhenaton, su primo y además heredero del faraón. Parece probado que ambos jóvenes disfrutaban mucho de su compañía, tanto era así, que se acordó su matrimonio. No deben extrañar en la cultura egipcia los matrimonios entre familiares, era absolutamente normal, ya que las dinastías se formaban precisamente así, grandes familias que se casaban unos con otros estrechando los lazos, incluyendo como luego veremos, todo tipo de matrimonios, sin descartar casi ninguna modalidad…). El caso es que Nefertiti se convirtió en la esposa de
Akhenaton, junto al que gobernó durante unos primeros años de forma bastante afortunada. Posiblemente bajo su influencia, el joven faraón emprendió una serie de reformas sociales y administrativas. Pero con el tiempo su relación parece que se fue estropeando, posiblemente motivado por la ausencia de un heredero masculino. Nefertiti dio a luz a numerosas hijas, apreciadas, pero no tanto como un hijo varón. A causa de ello, Nefertiti fue relegada en la corte, siendo sustituida al menos momentáneamente por su suegra, si, la madre del faraón, Tiy, tuvo una nueva hija de su propio hijo. Algo inaudito hoy en día, pero común en el antiguo Egipto. Aunque siguieron juntos, la pareja se fue deteriorando, muy posiblemente a consecuencia de la cada vez más extraña actitud del faraón, envuelto en una aureola de misticismo que le alejaba de la realidad del país. Por segunda vez su suegra quedó embarazada de Akhenaton, teniendo por fin un hijo varón al que llamaron Tutankamón (a que ese nombre nos suena bastante…), siendo la puntilla final.
Akhenaton y Nefertiti se divorciaron, algo insólito en la historia de Egipto
,cuando ella tenía treinta años. Desde este momento sólo sabemos que Nefertiti vivió en el llamado castillo norte situado al norte de la nueva capital hasta la muerte del faraón, posiblemente envenenado, cinco años más tarde. Pero recordemos que no se tratada de una pareja normal. Ella se retiró a un discreto exilio cercano al delta del Nilo y su esposo intentó borrar su memoria de cualquier monumento o documento oficial
, es decir, tras 14 años de reinado de Akhenatón, el nombre de Nefertiti desaparece de los textos y, por lo tanto, de la historia. Allí, olvidada por todos, podrían haber terminado sus días, pero por desgracia tuvo que regresar a la corte tras el descalabro de los últimos años de reinado de su ex esposo. Este se había casado con varias de las hijas que había tenido con Nefertiti, muriendo incluso una de ellas por sobreparto con tan solo 10 años de edad. El reino se había descompuesto, el Faraón se había abandonado a la locura casi absoluta y el pueblo sufría sequías y hambrunas. Posiblemente asumió la regencia mientras su hijastro Tutankamón era todavía
un niño. Su muerte es un misterio, debido al periodo de anarquía que vivió el país. Su tumba no ha sido todavía identificada con exactitud, aunque recientes teorías afirman que su momia ha sido encontrada en una de las tumbas reales de la XVIII dinastía. Las crónicas alababan su belleza, pero no sería hasta el descubrimiento de un excelente retrato con su nombre cuando el mundo entero pudo admirar su elegante rostro, tocado con gorro de ceremonia y collar, luciendo su grácil cuello de gacela, alcanzando así el Olimpo de las mujeres más bellas y enigmáticas de la historia. La misteriosa desaparición de la hermosa reina coincide con varios cambios en la familia de faraones, como la llegada de una nueva esposa de Akhenatón llamada Kiya, el cambio de categoría de una de sus hijas, Meritatón, a “gran esposa real” y la entrada en juego de un corregente antes desconocido, de nombre “Semenjkara”. Este personaje, reinará tras la muerte de Akhenatón, hasta la sucesión del trono a manos de Tutankhamon, el faraón de la maldición.
RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS
https://rey55.wordpress.com/2016/03/11/184-nefertiti/