Archivo por meses: julio 2016

Aida. Otra mirada sobre Colombia, Siria y demás escenarios para un guión no compartido

politicos

Guerra y Paz: Marketing del Capital

Si hay algo que debemos saber e integrar, es que todas las decisiones que se toman en torno a estos dos grandes temas, la guerra y la paz, están fuera del alcance de las cámaras. No son los políticos quienes abren procesos de paz o deciden iniciar una guerra, obedecen órdenes a cambio de una jubilación suculenta y anticipada. Tampoco son los pueblos, pues somos los menos interesados en irnos de nuestras propias tierras para morir en otras.

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Colombia es la otra gran finca de los dueños del capital, antes era más rentable venderle armas y coches, a cambio de comprarles cocaína a los que administran esa finca. Hoy, todo ha cambiado, el negocio es otro.

Interesa el control del territorio por muchas razones. Los recursos mineros, los bosques de maderas, y sobretodo Agua. Esto sucede en toda Suramérica, que posee las fuentes más extensas del precioso y escaso líquido. Al mismo tiempo se venderá el “Progreso” de cemento bien maquillado de centros comerciales con salas de fiesta y de cine para anestesiar-nos y promoverlo.

Es tan fácil como quitarle un dulce a un niño.

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Cualquiera firmaría, sobre todo la gran golpeada clase baja y media que inspirada en la bonanza tiene por fin la oportunidad de salir de pobre, de “enriquecerse” y pegar el salto social mientras siente como fluye el capital por sus venas. La promesa es tentadora, el futuro “halagüeño” de grandes ciudades.

La guerrilla en definitiva se silencia porque es un habitante bastante incómodo de la finca para el plan del nuevo camino del capital. Sin pretenderlo eran guardianes del territorio de la Madre Tierra, sin embargo nos han dejado más de cincuenta años de guerra y un dolor tremendo. Pero comparado con los directores de esta orquesta y lo que está por caer, son hermanitas de la caridad. Y al lado está Venezuela, que interesa abrir camino a la reconquista de toda Suramérica.

Geopolítica simple y pura.

Colombia casi seis millones de desplazados por la guerra.

Link: http://www.acnur.org/t3/donde-trabaja/america/colombia/

Por este lado del charco más de lo mismo. Fijarse ahora en Siria. Antes sucedió lo mismo en Afganistán, Libia, Iraq etc..

Los refugiados llegan por miles a las costas Europeas. links:
Link:  https://www.youtube.com/watch?v=j-e3iVYtYME

Preguntarse de dónde provienen las armas y el capital que financian las guerras. Folow the money.

Link: https://www.youtube.com/watch?v=EScPKy_X7tQ

La verdad solo está en tu interior, en silencio y lejos de la Tv y cámaras de los noticieros. No te lo van a contar, por supuesto son parte del circo del capital con un guión muy bien estudiado.

Fuente: lacajadepandora.eu

Aida. Mente, memoria y Arquetipo: Resonancia mórfica e Inconsciente Colectivo (I)

Por Rupert Sheldrake

(Perspectivas Psicológicas, 1997)

Rupert2_400x400 Rupert Sheldrake es un biólogo teórico cuyo libro Una Nueva Ciencia de la Vida: la hiótesis de la causación formativa (Tarcher, 1981) provocó numerosas controversias.Nature lo describió como “el mejor candidato para la quema en la hoguera”, mientras que la revistaNew Scientist lo calificó como “una importante investigación científica sobre la naturaleza de la diversidad biológica y la realidad física”. Debido a que su trabajo tiene implicacionesen los conceptos desarrollados por Jung, como son el Arquetipo y el Inconsciente colectivo, hemos invitado a que Sheldrake exponga sus puntos de vista en cuatro artículo que irán apareciendo de manera sucesiva en las revista Perspectivas Psicológicas. Estos artículos suponen una actualización de la conferencia que dio en mayo de 1986, “Resonancia mórfica e inconsciente colectivo”, en el Instituto de Relaciones Humanas de Santa Bárbara.

En este primer artículo voy a hablar del concepto de memoria colectiva para que nos sirva de base en la comprensión del concepto de Inconsciente Colectivo de Carl Jung. El Inconsciente Colectivo sólo tiene sentido en el contexto de memoria colectiva. Esto nos conduce a un amplio examen de la naturaleza y los inicios de la memoria, no sólo en los seres humanos, ni siquiera solamente en el reino animal, ni tan siquiera en el ámbito de la vida, sino en el universo como un todo. Tal es la perspectiva que abarca un profundo cambio de paradigma que está teniendo lugar en la Ciencia: el cambio de una visión mecanicista a otra evolutiva y holística del mundo.

La visión mecanicista cartesiana sigue siendo, en muchos sentidos, el paradigma dominante hoy en día, sobre todo en Biología y Medicina. El 90% de los biólogos se sienten orgullosos de decir que son biólogos mecanicistas. Aunque la Física ha ido más allá de la visión mecanicista, gran parte de nuestro pensamiento sobre la realidad física aún sigue estando dominado por esa idea. Por lo tanto, voy a examinar brevemente algunos de los supuestos básicos de la concepción mecanicista del mundo con el fin de mostrar cómo está todavía incrustada en la mayoría de nuestros pensamientos.

Raíces del Mecanicismo en el misticismo neoplatónico

Es interesante comprobar que las raíces de la visión mecanicista del mundo que comienza en el siglo XVII se pueden encontrar en las antiguas religiones místicas. De hecho, la visión mecanicista fue una síntesis de dos tradiciones de pensamiento, las cuales se basan en la idea mística de que la realidad es atemporal e inmutable. Una de estas tradiciones deriva de Pitágoras y de Platón, que estaban fascinados por las verdades eternas de las Matemáticas.

Pitágoras y Platón

Pitágoras y Platón

En el siglo XVII se estableció la idea de que la naturaleza se regía por ideas eternas, por proporciones, principios o leyes que ya existían en la mente de Dios. Esta visión del mundo se hizo dominante por las aportaciones de filósofos y científicos como Copérnico, Kepler, Descartes, Galileo y Newton, sentando las bases de la Física moderna.

Básicamente venían a decir que los números, las proporciones, las ecuaciones y los principios matemáticos eran más reales que el mismo mundo físico con el que experimentamos. Incluso hoy en día muchos matemáticos se inclinan hacia este tipo de misticismo pitagórico o platónico. Piensan en el mundo físico como una cosificación de los principios matemáticos, como un reflejo de las eternas leyes numéricas de las Matemáticas. Este punto de vista no es ajeno a la mayoría de nosotros, que el mundo físico se pueda reducir a unas cuantas ecuaciones matemáticas, lo cual posiblemente sea una descripción inexacta del mundo real. Sin embargo, esta visión mística se ha convertido en la actualidad en un punto de vista científico predominante: que la naturaleza se rige por unas leyes eternas, inmutables y omnipresentes . Las leyes de la naturaleza estarían en todas partes y desde siempre.

Raíces del Materialismo en el Atomismo

parmenides

Parménides

 El segundo punto de vista de la inmutabilidad que emerge en el siglo XVII deriva de la tradición del atomismo materialista, que abordaba un tema que ya incluso estaba muy arraigado en el pensamiento griego: a saber, la existencia de una realidad inmutable. Parménides, un filósofo presocrático, tuvo la idea de que sólo el ser es, que el no ser no es. Si algo es, entonces no puede cambiar, ya que con el fin de que se produzca el cambio tendría que combinarse el ser con el no ser, lo cual es imposible. Por lo tanto, llega a la conclusión de que la realidad es una esfera homogénea, inmutable. Por desgracia para Parménides, el mundo que experimentamos no es homogéneo, inmutable y esférico. Con el fin de preservar su teoría, Parménides afirmó que el mundo que experimentamos es un engaño. No pareció una solución muy satisfactoria, y muchos pensadores de la época trataron de encontrar una manera de resolver este dilema.

La solución de los Atomistas fue la de afirmar que la realidad estaba constituida por un gran número de esferas homogéneas e inmutables (o partículas): los átomos. En lugar de una gran esfera inmutable, habría un gran número de pequeñas esferas invariables que se mueven en el vacío. Los cambios en la apariencia del mundo podrían explicarse en términos de movimientos, permutaciones y combinaciones de los átomos. Esta es la original visión del Materialismo: que la realidad consiste en materia eterna formada por átomos y por el movimiento de la materia.

La combinación de la tradición materialista con la tradición platónica dio paso a la filosofía mecanicista del siglo XVII, y produjo un dualismo cósmico que ha estado entre nosotros desde entonces. Por un lado tenemos a los eternos átomos de la materia inerte; por otro, tenemos un mundo no material, unas leyes inmutables, que se parecen más a las ideas que a las cosas materiales físicas. En este tipo de dualismo ambas partes son inmutables, lo cual no encaja fácilmente con la idea de un universo evolutivo. De hecho, los físicos se han mostrado muy reacios a aceptar la idea de la evolución, precisamente porque se ajusta mal a la noción de materia eterna y unas leyes inmutables. En la Física moderna, la materia se ve ahora como una forma de energía; la energía eterna ha sustituido a la materia eterna, pero poco más ha cambiado.

La aparición del paradigma de la evolución

Sin embargo, el paradigma de la evolución ha ido ganando terreno de manera constante durante los últimos dos siglos. En el siglo XVIII, los avances sociales, artísticos y científicos se vieron como un proceso progresivo y evolutivo. La Revolución Industrial hizo que este pensamiento calase en la realidad económica en algunas partes de Europa y América. A principios del siglo XIX aparecieron una serie de filosofías evolutivas, y en la década de 1840 surge la teoría del evolucionismo social del marxismo . En este contexto de la teoría de la evolución social y cultural, Darwin propuso su teoría biológica de la evolución, que extendió la visión evolutiva a toda la vida. Todavía no se extendió a todo el universo: Darwin y los neodarwinistas trataron, irónicamente, de adaptar la evolución de la vida en la tierra a un universo estático, o incluso peor, un universo que se pensaba iba camino de una muerte térmica.

Pero todo cambió en 1966 cuando la Física aceptó una Cosmología evolutiva en la que el Universo ya no era algo eterno. En lugar de ello, el Universo se originó en un Big Bang hace 15 mil millones de años y ha evolucionado desde entonces. Así que ahora disponemos de una Física evolutiva. Pero hay que recordar que esta Física evolutiva tiene poco más de 20 años de edad, y las implicaciones y consecuencias del descubrimiento del Big Bang no se conocen completamente.

La Física está empezando a adaptarse a este nueva visión, que desafía una de las suposiciones más fundamentales de la Física desde la época de Pitágoras: la idea de unas leyes eternas. Y tan pronto como surge la idea un universo en evolución, también nos tenemos que enfrentar a una pregunta: ¿qué ocurre con esas leyes eternas de la naturaleza? ¿Dónde estaban la leyes de la naturaleza antes del Big Bang? Si las leyes de la naturaleza existían antes del Big Bang, entonces queda claro que dichas leyes no tienen un carácter físico, sino metafísico. Esto nos obliga a enunciar ese supuesto metafísico que subyace en las idea de unas leyes eternas.

Parte 2

Aida. Relacionan a la Anorexia con Bacterias

Redacción: Equipo de Vida Lúcida

La anorexia podría ser causada por bacterias que confunden al sistema inmunológico, lo que lleva a atacar el cerebro y desencadenar sentimientos o sensaciones de disgusto personal. Esta nueva teoría, relaciona el trastorno de la alimentación con la una infección física, a diferencia de la opinión tradicional que culpa a factores psicológicos, sociales y hasta medioambientales.

Relacionan a la Anorexia con Bacterias

Causas similares para diferentes enfermedades

Investigadores de la universidad de Lancaster y Morecambe Bay NHS Trust, han llegado a la conclusión de que el Síndrome del Intestino Irritable (SII) y el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), tienen patologías similares. Los investigadores apuntan al hecho de que las mujeres son mucho más susceptibles a las enfermedades autoinmunes, como la anemia perniciosa, donde el propio sistema inmunológico del cuerpo, comienza a atacar a las células sanas. Del mismo modo, las mujeres tienen 10 veces más probabilidad de sufrir anorexia, el SII y la SFC, lo que sugiere que la causa puede ser similares.

Las bacterias y la Anorexia

cerebro afectado por infeccion bacteriana

El Dr. Quenton Wessels, de la Universidad de Lancaster, dijo que las enfermedades comienzan cuando el cuerpo se encuentra con cierta bacteria e interruptor de una respuesta inmune, que accidentalmente comienza a atacar las partes sanas del cuerpo. El sistema inmunológico, responde a algo que es extraño mediante la elaboración de un anticuerpo que ataca otra cosa.

Cuando genera auto-anticuerpos, estos actúan sobre el sistema límbico del cerebro, lo que podría estimular emociones externas, incluyendo el asco y el miedo. Tiene una relación directa sobre el padecimiento de la Anorexia, ya que estas emociones se vinculan en la mente de las adolescentes sobre las ideas culturalmente determinadas sobre lo que es y lo que no es, la forma ideal de cuerpo y sus dimensiones; es entonces un pequeño paso para el asco y el miedo a la alimentación y a la obesidad, que demoniza actualmente la industria de la moda.

Otros padecimientos relacionados a las infecciones bacterianas

infecciones bacterianas relacionadas con la Anorexia

Alrededor de 750 mil personas en gran Bretaña, sufren de un trastorno de la alimentación y alrededor de 75 mil sufren de anorexia. Unos 7 millones de personas en Gran Bretaña, padecen de síndrome de intestino irritable, mientras que 250 mil, han sido diagnosticadas con síndrome de fatiga crónica o ME.

Investigaciones anteriores, han sugerido que el síndrome del intestino irritable y el síndrome de fatiga crónica, pueden tener un origen bacteriano, la aparición de la SII sigue comúnmente un episodio de diarrea infecciosa, mientras que el síndrome de fatiga crónica, puede ser provocada por la mononucleosis infecciosa y la hepatitis viral.

Estudios sugieren que la anorexia es más frecuente en las escuelas individuales de chicas y puede que no sea solo socialmente infecciosa, si no físicamente infecciosa.

 Restablecer las bacterias buenas en el intestino puede ser una vía para conseguir una mejoría en estos padecimientos, logrando un equilibrio en la flora intestinal.

Aida. Limpia tu cuerpo de fluor con estos trucos y remedios detox

fuente/remedios.innatia.com

Flúor
 
 
Remedios naturales para limpiar tu cuerpo de flúor.
La intoxicación por intermedio de fluor puede ser una de las más peligrosas para el organismo. Y lo peor es que es un mineral que se encuentra presente en muchos de nuestros alimentos habituales. ¿Cómo hacer para desintoxicar el organismo de fluor? Prueba con estos remedios detox.
Dentro de los minerales que pueden llegar a tener un potencial cancerígeno, el flúor es uno de los que más cerca está de nuestra alimentación cotidiana. Pero cierto es que se puede evitar a la hora de comer como también se puede eliminar del organismo mediante métodos detox. Para eso, te vamos a sugerir tres sencillos remedios naturales que te ayudarán a depurar tu cuerpo de flúor.
Cómo desintoxicar el cuerpo de flúor
El flúor, como cualquier otro elemento perjudicial que yace en tu organismo, puede ser eliminado poco a poco. Primero, evitando su consumo reiterado. Segundo, recurriendo a algunas plantas medicinales para poder lograr una depuración completa.
Con cilantro. Un vegetal que se emplea habitualmente con la finalidad de limpiar de toxinas y metales pesados al cuerpo. Una de las mejores maneras de consumirlo es simplemente con agua. Toma un manojito de hojas de cilantro y procésalas con agua. Toma un batido de estos en ayunas todas las mañanas y vas a ver cómo logras sentirte mejor y más limpio poco a poco.
Con cúrcuma. Es uno de los mejores alimentos detox que existen. A la de hora de prepararlo, calienta agua, leche o leche vegetal hasta que hierva. En una taza o tetera coloca media cucharada de cúrcuma rallada, una cucharadita de jengibre seco y una pizca de pimienta negra recién molida para hacer una infusión. Deja reposar y bebe.
Con cloruro de magnesio. Esta compuesto es perfecto para depurar el organismo, pues te ayuda a eliminar las toxinas por todas las vías posibles. Se puede tomar en comprimidos o con agua.
Cómo evitar el flúor
Sin duda, una de las mejores formas de evitar que el flúor siquiera llegue a acumularse en tu cuerpo, es eliminando de tu vida algunas de las causas evitables que te pueden hacer padecer de este problema.
No bebas té de mala calidad. El té en bolsitas es lo peor de lo peor, pues son las hojas de la menor calidad posible
Evita el agua del grifo. Esta es otra de las fuentes más habituales de flúor. Y también suele contener arsénico y otros elementos perjudiciales para tu salud. Trata de beber, como mínimo, agua filtrada.
Usa productos de uva orgánicos. Está visto que en los viñedos se suelen usar pesticidas con flúor. Por eso mismo, cualquier producto de uva o derivado, que sea orgánico en lo posible.
Abandona los procesados. Los alimentos procesados e industrializados muchas veces tienen flúor dentro de su composición. Incluso dentro de esos componentes que muchas veces ni se sabe bien qué son. Cuanto más natural la dieta, mejor.
Otras formas de purificar el organismo y desintoxicarlo
¿Quieres complementar todos estos consejos con otras recomendaciones para llevar una vida bien limpia de «porquerías»? Hazlo siguiendo estas recomendaciones.
Con una dieta crudivegana. Una de las maneras más sanas y depurativas de comer. Puede ser muy buena para hacer detox.
Con zumos y batidos. Se emplea mucho para mejorar el trabajo de los riñones. Debe hacerse durante un tiempo prudencial.
Con limón y bicarbonato. Este remedio alcalino es un gran depurativo del organismo. Se lo emplea con estos fines a menudo.

Aida. Cómo distinguir entre una experiencia mística y una mera alucinación.

fuente/Pijamasurf

EXISTE UNA TENUE LÍNEA ENTRE UNA EXPERIENCIA MÍSTICA Y UNA ALUCINACIÓN, PERO POR SUERTE TENEMOS UN RECURSO PARA ORIENTARNOS EN LAS PROFUNDAS Y A VECES ESPECTRALES AGUAS DE LA CONCIENCIA.
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¿Es Dios, es Alan Moore, es una morsa fractal escarabajo gigante
La mente es en verdad, como dice la frase, un excelente sirviente pero un terrible amo y con suma facilidad puede construir los más intrincados laberintos, o hacer un cielo o un infierno de un momento mayormente neutro. Esto es algo que ocurre en la cotidianidad como una consecuencia no del todo inusual de absorber dogmas y formas de ver el mundo, de recoger hábitos, opiniones y creencias a la vez que nuestra mente está sujeta a estrés, presión y en general a una inestabilidad que afecta la percepción (se ha dicho, y me parece acertado, que sólo una mente tranquila puede percibir las cosas tal como son). Si la propia naturaleza de la mente conlleva este riesgo, esto se vuelve aún más delicado cuando uno se aventura a estados alterados de conciencia, ya sea utilizando drogas psicodélicas, ejercicios de yoga o meditación o demás «tecnologías del éxtasis». En estos casos lo que se suele buscar es refinar la percepción para establecer un conocimiento de lo que subyace al mundo de las apariencias y entrar en un estado de identidad o gnosis con la realidad. Sin embargo, cuando estas prácticas –que quieren ser la medicina– no se llevan con el debido aprendizaje gradual, bajo una guía calificada, con naturalidad y dentro de un contexto adecuado (el famoso set and setting, las prácticas de purificación) rápidamente pueden convertirse en una distorsión más, en un embotamiento y desatar un caudal de fantasías, complejos y alucinaciones –el remedio si no se toma bajo las condiciones exactas se vuelve un veneno. Sobre esto el filósofo Manly P. Hall explica:
No hay nada más peligroso para el crecimiento natural que las alucinaciones ya que se manifiestan como una especie de experiencia vivida y el individuo tiende a darle más importancia a aquello que le ocurre a él mismo, por lo cual también él mismo se engaña más fácil de lo que lo engaña otra persona… y si este engaño lo hace avanzar en dirección de algo que le interesa o gratifica una de sus ambiciones es muy fácil que se convierta en víctima de sus alucinaciones.
El «buscador» de experiencias espirituales o estados alterados de conciencia muchas veces se acerca a estas disciplinas o a estas sustancias con una ansía y una avidez que fácilmente le provocan sensaciones –ve luces, se encuentra con coincidencias significativas, escucha voces–, las cuales fácilmente puede confundir con verdaderas epifanías y hasta teofanías y así considerar que ha vivido algo extraordinario y milagroso, todo lo cual sirve también para reafirmar su ego (el ego de ser una persona espiritual). Como sabemos esta predisposición del cerebro es una configuración inicial que suele sesgar el «experimento» y que, por la propia potencia creativa del cerebro, le hace encontrar significado en el caos o ver reflejado sus deseos en el mundo «objetivo», así confirmando en el mundo externo los extraordinarios resultados que ansiaba internamente.
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¿Es Dios, es Alan Moore, es una morsa fractal escarabajo gigante?
El problema aquí es que no existe una metodología muy clara para clasificar las visiones que ocurren en este tipo de estados de conciencia, ya sean alterados o simplemente más agudos; podríamos ser reduccionistas y tomar el partido con la ciencia materialista más dura que simplemente todo lo mete en la misma canasta: todo es un fenómeno neuroquímico y puede explicarse por la activación de ciertas neuronas o por la desconexión de ciertas regiones del cerebro, las cuales alteran nuestra percepción ordinaria produciendo algo que a falta de mejor término puede designarse como una alucinación ya que dentro del modelo científico no es posible que se perciban mundos sutiles, entidades espirituales o se tengan fenómenos psi, como la telepatía o la clarividencia (esto es llevado al extremo por la neuroteología que explica todos los fenómenos religiosos que ha experimentado el ser humano como perturbaciones del lóbulo temporal). Sobra decir que el término alucinación de entrada es problemático ya que la percepción ordinaria es en sí misma una reconstrucción de la realidad filtrada por todo el cúmulo de experiencias y conceptos que constituyen nuestra subjetividad. Mucho ha discutido la filosofía si realmente podemos percibir las cosas en sí mismas; sería demasiado largo debatir esto aquí. Sin embargo, apelaremos a algo así como un sentido común y a una tradición de místicos como Paracelso, Swedenborg, Buda, Pitágoras y muchos más, cuya vida y obra reflejo es congruente con sus experiencias místicas. Lo que nos interesa no es hacer ciencia sino que se produzca un entendimiento subjetivo de este fenómeno, más ligado a una experiencia y a un conocimiento práctico que produce una transformación en el individuo. Tomamos una posición de apertura ante la posibilidad de entrar en contacto con lo numinoso, siendo que algunas de las grandes mentes en la historia de la humanidad han reportado tener experiencias de este tipo, y preferimos al menos darles el beneficio de la duda y considerar que lo místico –que podemos definir como la experiencia directa de lo sagrado o divino a través de la cual se accede a una verdad– es algo que ocurre, que es posible, si bien es infrecuente, de la misma manera que las personas extraordinarias, las grandes sensibilidades aparecen también de manera poco común (pero no así los charlatanes). Nos dice Manly P. Hall que:
los grandes místicos y más tarde el psicólogo William James han apuntado a que existe una tenue línea entre las experiencias místicas y las alucinaciones, la mera imaginación y la variada estimulación por medios artificiales de las facultades emocionales del individu, y es sumamente difícil, incluso actualmente, distinguir el seudomisticismo del verdadero misticismo.
Sabiendo que es casi imposible establecer un consenso que nos diga qué visión es real y cuál es una alucinación o un error perceptual, pero a la vez reconociendo la importancia de poder establecer un mapa que nos permita navegar estas dimensiones de manera un poco más segura –ya que siempre existirán psiconautas y personas inclinadas al misticismo, por más de que vivamos en épocas oscuras–, hacemos mención aquí de un criterio de distinción que puede resultar muy valioso para quien se aventura a los mundos alternos de la percepción. La idea viene del filósofo Manly P. Hall, quien dedicó buena parte de su vida a orientar a personas que sentían curiosidad metafísica y prevenirlos del fácil encuentro con gurús que prometían iliuminación en una sesión o que se inclinaban hacia los superficiales entramados de la literatura new age. Hall era partidario de retomar a los clásicos de la filosofía y el ocultismo para poder desarrollar una capacidad de discernimiento como un blindaje al exponerse a maestros y sistemas novedosos de superación personal o transformación espiritual. Y cuando se trataba de determinar si una persona había tenido realmente una experiencia espiritual, o una visión mística, Hall creía que el mejor termómetro, más allá de la naturaleza de la visión, era observar los cambios que ocurrían en la vida de esa persona. Dejemos que él mismo explique:
El misticismo desde su origen estaba asociado con la idea de que una cierta forma de vida producía un cierto resultado…
Regresamos al concepto original enseñado en el Oriente por el Buda y en Occidente por Plotino, esto es, que el misticismo tiene que ser un efecto cuya causa debe ser igual al efecto producido; la causa del misticismo no es sólo tener buenos deseos o la estimulación tecnológica o farmacéutica de facultades extrasensoriales, el misticismo es una cierta adaptación de la conciencia humana en conformidad con las leyes de la existencia universal, por ello todo el verdadero misticismo empieza como una forma de vida, como una dedicación… no puede surgir en una condición distinta a sí mismo.
Lo anterior está fundamentado en la noción esencial y completamente racional de la ley de la causalidad o del mérito (y en cierta forma también del karma). «No hay atajo a Dios», dijo en repetidas ocasiones Hall y por lo mismo no se puede esperar que una persona que no tiene méritos en su práctica personal tenga visiones muy refinadas. Y lo mismo aplica en el caso de una persona que aparentemente alcanza un estado de conciencia muy alto tomando una droga psicodélica. Y es que, ¿cuál es el valor de percibir que el universo entero no es más que luz y conciencia en un juego infinito de energía creativa (o algo similar) en un viaje de ayahuasca, si al siguiente día seguimos haciendo lo mismo que hacíamos antes, víctimas de nuestras emociones, de nuestra desidia, de nuestro desencanto o de cualquier cosa –y no somos esa conciencia que vimos. Podemos agregar también que el significado de la experiencia mística no está en si nos muestra esta o esta otra visión particular sino en el cambio que produce en la conciencia del individuo que la experimenta: alguien puede ver el merkabah que vio el profeta Ezekiel, puede ver un OVNI o simplemente tener una sensación muy fuerte e inefable en su corazón. Y todo esto puede ser la misma visión, la misma experiencia, la misma transmisión en esencia. De nuevo Hall:
No negamos que un individuo sin el desarrollo de su vida moral o cultural puede bajo ciertas condiciones [como tomando una sustancia psicodélica] tener experiencias que trascienden sus funciones ordinarias, sin embargo surge la pregunta de sí estas experiencias son realmente valiosas e importantes y producen una transformación positiva. […]
El misticismo [debe proceder de manera] natural y gradual, sin especial tensión y esfuerzo, no deseado demasiado… es un estado de evolución natural de la conciencia, la consecuencia inevitable de causas adecuadas […]
El individuo moderno está convencido de que puede obtener ciertos poderes sin importar lo que es y que para ello existen ciertos trucos, fórmulas científicas, ciertas drogas, o alguna técnica especializada para obtener una extensión de una facultad por encima de un sistema de mérito, esto es una terrible fantasía.[…]
Sólo hay una verdadera guía, esto es, que el misticismo representa un crecimiento natural por lo que debe ser revelado de la mano de un nivel de integración completo en un estado de crecimiento espiritual, tal integración lleva necesariamente hacia una reforma gradual de la actitud que se tiene ante la vida.
Así tenemos un protocolo muy sencillo que aunque no sea científico creo que tiene una base ética muy sólida y esto es lo que se necesita cuando se entra en estos terrenos de la mente. Coincido con el gran traductor francés de los textos de la tradición sufí, Henry Corbin, quien estudiando la visiones místicas de los grandes filósofos de esta tradición consideró que realmente la imaginación era un mundo en sí mismo –el mundus imaginalis– y que tenía su propia geografía, su propia realidad más allá de la elucubración de una mente fantasiosa. Pero, como demuestran estos grande místicos, para acceder a estos paraísos imaginales, es necesario llevar una vida conducente, seguir las enseñanzas de aquellos que han viajado a estos mundos antes, obedecer ciertas leyes que operan en la dimensión de la psique e incluso construir un vehículo, un cuerpo sutil que permite serenar las oscilaciones e infirmezas de la conciencia para emprender un vuelo que logre llegar a su destino. Como enseñan la mayoría de estas tradiciones la verdadera sabiduría es un acto esencialmente místico, una comunión: nos convertimos en aquello que conocemos y por ello sólo podemos conocer aquello con lo cual hemos establecido una afinidad esencial. Sólo el hombre sincero puede acceder a la verdad, «el inicio de la práctica del misticismo es la honestidad», dice Hall.

Adriana – El sentimiento de culpa

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Todos hemos sentido alguna vez ese juez interior que implacablemente dictaba sentencia.
En ese momento la sensación de malestar nos invade, pues sentimos que no vamos acorde en pensamiento, palabra o actos, de nuestro patrón fijo determinado. La culpa cae ante nosotros quedándose fijamente adherida y embarrando cualquier situación que se presente.

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Nada tiene sentido de disfrute experimentado culpa, pues ésta tratará de interponerse, para con su presencia, recordarnos que su ausencia no será producida por el mero hecho del arrepentimiento. La culpa gana poder desde el inconsciente, pues en muchos casos es de donde emergen estos sentimientos.
La culpa se impone en nosotros como la más adosada de las pieles, y se le añade la sensación de malestar y arrepentimiento que, mediante el canal del pensamiento, nos mortifica con su incesante condena. El enredo comienza al racionalizar -y no razonar- las justificaciones que provoquen remitir la magnitud del suceso.
El sentimiento de culpa puede ser más duradero que una condena carcelaria, pues ésta nos hace prisioneros de la más difícil y deseadas de las libertades: la interior. La culpa tiñe toda atmósfera vivencial. Se llega a incorporar nada más despertar por la mañana, e incluso su impulso sigue interfiriendo a través de las imágenes oníricas que se producen en los sueños

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La persona vive doblada con el peso de la culpa. Su carga cada vez se puede hacer más pesada e incluso acabar siendo incorporada a la rutina mental, ya que como un ruido de fondo, se mantiene a un lado de los procesos mentales. Su disolución puede ser provocada por el remiendo oportuno, por indiferencia, o por su propio desgaste.
Dependerá del grado de importancia que aportemos al sentimiento de culpa, y hasta qué punto el acto, palabra o pensamiento, llegan a tener un peso suficiente para provocar daños de inmensas magnitudes o resultados irreparables.

La ecuanimidad, seguida de la reflexión lúcida y consciente, se convierten en herramientas para chequear el origen de la culpa, pues ésta a veces se camufla como una parte ya instalada de nosotros mismos. El sentimiento de culpa puede tener origen en creencias impuestas, ideales hacia nosotros, relaciones basadas en proyectar culpa para ser manipulados, o darnos cuenta también que hemos sido nosotros los que hemos manipulado. Otras, tienen un carácter más leve, como saltarse la dieta, no ir al gimnasio… Pero en cada uno de los casos, la sensación se basa en que nos hemos traicionado a nosotros mismos. Otras, podemos ser nosotros los que proyectemos culpa en los demás, pues nos permite en muchos casos prescindir de ciertas responsabilidades y acoplárselas a otros, saliendo airosos de una circunstancia.

La culpa o arrepentimiento, produce una autoflagelación invisible hacia los demás. La consciencia se empaña y no ve más que la neblina de su sentimiento. La persona puede anhelar retroceder en el tiempo, pero empujado por el curso de la vida, siente que no queda otra alternativa que mirar hacia el frente.

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La culpa que no es instrumentalizada para reconocer el error y ejercitar el aprendizaje, sólo consigue robar paz y sosiego, pues solapado por la misma, estos estados no llegan a eclosionar en el sujeto. Las capas de culpa oscurecen cualquier florecimiento interior. Su fuerza compulsiva se va alimentando a medida que rumiamos con pensamientos repetitivos. Al no llegar a ser enfriado por la lucidez y la compasión hacia nosotros mismos, la culpa puede ir depositándose en el inconsciente, y en estado de letargo, esperar su activación a la mínima reacción que le despierte de su dormidera.
Una culpa mal digerida se transforma en basura emocional y se convierte en un lastre que impide avanzar en la circunstancia vital.

Una persona puede proyectar penitencias futuras que colmen la culpa interior. Otras veces se deja en manos de las casualidades, la señal o anticipo que afirme nuestra absolución, dejando la respuesta a calmar nuestro desasosiego en golpes de coincidencia que nos sirvan de orientación en la oscura inmensidad de la culpabilización.

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El sentimiento de culpa desgarra la paz interna, obnubila la consciencia y uno queda atrapado en la proyección de repercusiones anticipadas.
El ser se sumerge y a veces queda cubierto por la presencia del ego. Éste se protege mediante autoengaños y justificaciones de todo tipo, quedándose respaldado en sus opiniones y protegido por sus afirmaciones.
Sólo el anhelo de desinstalar la culpa nos puede hacer escarbar en nosotros mismos. Eso significa que iríamos profundizando hasta alcanzar el origen que promueve la culpa (siempre hablando de daños menores y sobre todo profundizando en el remordimiento; obviando los actos impunes o crueles, y menos aún, perversos), y descubriríamos el arsenal de miedos e inseguridades que hilan la culpa.

La culpa en sí no es provechosa y desgasta la energía sin ningún fin en concreto que el de la autocompasión y la fricción con nosotros mismos. Sólo tiene sentido cuando se alquimiza con la firme resolución de querer modificar la actitud y las acciones en cuanto la vida nos vuelva a presentar la oportunidad de una repetida situación y, la afrontemos con consciencia resolutiva.

Por no aceptar nuestros fallos evitamos que nos culpen; por no entender que los demás cometen fallos, buscamos culpables.

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El buscador comprende que la culpa desprende un hilo que, si lo sigue, le transporta hacia dentro. Trata de observar para no identificarse con ese proceso, entendiendo que sólo es una pequeña piedra dentro de un zapato y que a cada paso se manifiesta su molestia. Trata de analizar sus puntos de vista, inseguridades, miedos infundados y todo ese manantial de memorias instaladas que despiertan la incomodidad de la culpa. Trata de entender que el hecho de permanecer en este planeta va a distar de diversos intereses con el resto de personas y, que no por ello debe dejar de velar por los suyos, pero eso sí, tratando de no dañar a los demás. Comprende en su senda, que a medida que su personalidad se va desetiquetando, no hay lugar para culpas y reproches hacia uno, pues desarrollando la atención y la idoneidad, irá cubriendo sus circunstancias sin caer en negligencias y eligiendo con cordura, respuestas más conscientes y sabias.

Adriana – El misterio de la mente

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el puede controlar

La mente es un gran misterio. Realmente poco sabemos de ella, y es en ella en donde se fundamenta todo. La mente es nuestra amiga más inseparable y depende de cómo nos relacionemos con ella, ésta puede ser aliada o enemiga. La mente tiene una gran facilidad para sumar sufrimiento al sufrimiento y conflicto al conflicto. Ese es su lado más inoperable, más destructivo y su naturaleza más indócil.

Por contra, en la mente también hay simientes de sabiduría, como la generosidad, la paciencia, la ecuanimidad… Todas ellas en estado de letargo y que con nuestro trabajo interior tenemos que despertar y potenciar.

La mente es nuestra intermediaría entre nuestra realidad interior y la realidad externa. La mente hace de filtro entre dos mundos interconectados y dependiendo de su dominio, ésta puede ser más fiable o tornarse como la más falsaria. Para ello hay que adiestrarla, ejercitarla y convertirla en nuestra fiel secretaria; mientras tanto, como la mejor de las ilusionistas, tratará de imponer sus prejuicios, miedos, inseguridades y un largo etcétera, distorsionando con todo ello la realidad aparente.

A la mente se la puede considerar de dos tipos: mente ordinaria y mente quieta.
La primera es con la que más nos relacionamos, se rige por los pares de opuestos y todo tipo de dualidad, algo es bueno o es malo, algo es blanco o es negro… En la mente ordinaria habitan todos los pensamientos, recuerdos, dudas, miedos… También se encuentra el goce y el placer. Esta mente es imprescindible para la vida cotidiana, para medir, comparar, evaluar. Es la herramienta del ego, en ella se sirve para, mediante el pensamiento, poder alzar su voz, y crear en la mayoría de las veces, un griterío espectral que nos envuelve y acapara. En el día a día cotidiano no podríamos manejarnos sin ella, pero a nivel interno puede provocar gran masa de desdicha. Una mente no dominada se vuelve dueña de todo, nos maneja cómo y cuando quiere, opera a su antojo y no se rinde a nuestra voluntad. Va del pasado al futuro y no consigue anclarse al presente, perdiéndose en último termino, el momento en el aquí y ahora. Como una gran hipnotizadora nos narcotiza en situaciones ya pasadas con su carga de culpabilidad, o de futuras vivencias con su carga de inseguridad. Todo ello se alimenta por nuestra atención dirigida incansablemente hacia el charloteo de nuestra mente. Como la proyección de un cinematógrafo, quedamos absortos ante el pase de imágenes que se van sucediendo en la pantalla mental, creyéndonos todo cuanto sale e identificándonos con todo su argumento.

La mente quieta se esconde tras las capas que configuran nuestra personalidad. Los antiguos sabios lo comparan con el inmenso océano, donde en su superficie se encuentra toda la agitación y llegando a sus profundidades encontramos un estado de calma . En la mente quieta se encuentra otras simientes como la serenidad, la calma, el sosiego y la lucidez. A veces todos tenemos algún atisbo de esta mente, pero al no ser conscientes de la misma, se nos escapa la sensación sin haberla vivido en su totalidad. Los obstáculos que nos encontramos para bajar a las profundidades de la mente quieta son: dispersión mental, pensamientos, miedos, inseguridades y su principal director de orquesta: el ego. Es necesario cultivar y reeducar la mente. Una mente quieta es menos imperturbable por bombardeos del exterior.

Para trabajar sobre nuestra mente debemos ejercitarla en la meditación, ya que como en un banco de pruebas, podremos ver desde otra perspectiva todo nuestro material psicomental. Primero aquietamos el cuerpo, para después aquietar la mente. Como se dice en el yoga: ¨Cuando cesa el pensamiento se revela el ser¨. Se trata, con diversos ejercicios, ir ganando poco a poco, cierto dominio en la mente. No se trata de dejar la mente en blanco como muchos piensan, ni de reflexionar sobre un tema hasta su conclusión final ( aunque hay un tipo de meditación de reflexión analítica), sino de observar de tal manera los pensamientos y emociones que permitan crear cierta distancia con los mismos. y así ganar el puesto de observador inafectado.
Ganar el puesto de observador es situarse en el presente, donde el ego pierde toda su argumentación, pues no tiene donde agarrarse y ante su perdida de identidad se disuelve. En ese momento el observador es testigo inafectado de todos sus procesos y atestigua sin dar ningún juicio de valor, acopiando energías y no desperdiciándolas en etiquetas y en identificaciones que nos alejan de nuestro ser real.

La experiencia integradora no se queda sólo en la práctica sentada, sino que poco a poco tenemos que ir incorporándola a nuestro día a día. Este estado permite sanear la mente, drenarla y disolver gran material inservible que por contra, nos aporta gran masa de sufrimiento.

Tras la experiencia meditativa, el ego, siente un choque adicional que permite irle debilitando y potenciando la experiencia de ser, más que la idea de lo que soy.
En miras hacia la realización integral, el buscador toma conciencia de que su principal obstáculo está en su mente, y tratando de sanearla, pondrá todos los medios a su alcance. Una mente bien encauzada será más fiable ante sus impresiones y tendencias, que hasta ahora han campado a sus anchas y tenemos que refrenar.

Se trata de desplegar la atención mental, la ecuanimidad, el sosiego, el desapego y así alcanzar, la lucidez, la sabiduría y la compasión.
Ganar la mente es parte de ganarse a uno mismo, pues como diría Buda: ¨ A veces el hombre no puede controlar sus circunstancias, pero si puede controlar su mente¨.

Cuarenta piedras en el camino

El proceso de crecimiento por el que todos pasamos camino a estadios personales más elevados de consciencia pasa por muchos altibajos: volvemos atrás cuando creíamos haber avanzado un montón, nos enredados en problemas o situaciones que creíamos superadas, nos encontramos con montañas que pensábamos que ya habíamos escalado, y volvemos a caer en los mismos pozos de los que tanto trabajo nos había costado salir. Es normal. Es así como funciona. El camino de crecimiento no nos lleva en línea recta y sin retrocesos, más bien al contrario, cada cosa que aprendemos, integramos y nos hace expandirnos, consiste en un montón de pasos adelante y unos cuantos hacia atrás, hasta llegar a cristalizar y afianzar ese algo nuevo, sea un nivel evolutivo, sea un conocimiento convertido en sabiduría, sea una habilidad desarrollada y afianzada.

Funciona como las olas que llegan a la orilla donde van erosionando una piedra que lleva ahí quieta durante mucho tiempo, cada ola que llega la moja un poco, la recubre, la envuelve, le quita un poco de la arena que tiene alrededor, pero solo una de ellas, la ola final, es la que por fin arranca la piedra de la playa arrastrándola de vuelta al mar. Si la roca es un problema, un obstáculo o una meta que nos hemos propuesto, hay miles de asaltos hasta que finalmente se conquista el castillo, y con cada asalto que nos acerca un poco más nos alegramos y pensamos que ya estamos casi a punto de conseguirlo, y con el siguiente paso que damos resulta que nos quedamos a medio camino o incluso parece que hemos retrocedido en el intento.

Pero teniendo esto en mente, uno aprende a tomarse los objetivos con humor y sobretodo con constancia. No hay nada que no se pueda conseguir con constancia, y sabiendo que muchos pasos que demos adelante luego tendrán por ahí en medio uno o más pasos hacia atrás. Lo que sucede es que los pasos adelante nos parecen normales e incluso “lo que toca”, lo lógico siempre es avanzar, y nos duele o nos desanima cuando vemos que, en algún momento, parece que nuestra ola no llega nunca a alcanzar la piedra.

La necesidad innata de crecer

El ser humano es un ser que por naturaleza propia siempre tiende al crecimiento, pues las fuerzas interiores de la Creación que moran en cada uno de nosotros, desde las partículas que forman nuestros átomos hasta la consciencia del ser que somos no concibe la existencia si no es como un proceso de crecimiento y aprendizaje en cualquiera de los sentidos y formas en los que el concepto de aprendizaje pueda llevarse a cabo. Como todo sirve para algo, incluso los pasos hacia atrás en pos de objetivos de crecimiento y transformación interior están destinados a que se aprenda o se consolide algo. Cada paso siempre es como una piqueta puesta en la roca de una montaña para que mucha gente pueda escalarla, aunque el primero que pone la piqueta nunca sube en línea recta y sin tener que volver atrás cientos de veces para revisar, ajustar, encontrar la mejor forma de poner los seguros, etc.

Los que abrís caminos para otros estáis destinados a avanzar y retroceder múltiples veces, estáis destinados a dar mil vueltas a las cosas antes de comprenderlas, estáis destinados a sucumbir ante mil engaños y desinformaciones antes de encontrar la fórmula que os permite desenterrar la verdad y la información correcta. Como todo, además es un gran juego, dentro de la burbuja holocuántica que representa vuestra propia realidad individual, así que escalar la montaña para abrir camino a los demás se convierte en una prueba de auto superación donde te tienes que divertir mientras vas buscando la forma de sostener las cuerdas que quizás alguna otra persona, en algún otro momento, quiera usar para apoyarse en su propio camino de escalada personal. Que use tus cuerdas no significa que siga tus pasos, simplemente se cruzan ambos caminos y en esos puntos puede usar uno de los puntos de apoyo que otros que van por delante nuestro, en sentido figurado y en cualquier dirección, han puesto para ellos mismos y han dejado ahí para el bien común de quien quiera usarlos.

Así, nadie está destinado a seguir el camino evolutivo de nadie más, de hecho, es imposible, ya que no hay dos hojas de ruta iguales en el universo que el ser que somos haya podido copiar o calcar del ser de al lado. Cada mónada, cada esencia, cada Yo Superior, cada SER tiene sus propias ecuaciones de elección a la hora de preparar el sendero que desea recorrer, y hay a quien le gusta ir a un ritmo y hay a quien le gusta ir a otro. Hay quien escoge picos escarpados para ver desde la cima de la montaña todo el valle y luego con vista de pájaro va animando a otros escaladores con la información recogida desde sus alturas, y hay quien escoge senderos amables y tranquilos y va explicando cada detalle del mismo con minucioso detalle para los que no se paran nunca a ver los paisajes.

Los que estáis destinados a trabajar para asistir a los demás, os caeréis más de una vez de la roca, os tropezareis más de una vez con las piedras, os perderéis en múltiples laberintos una y otra vez, u os dará más de una rama en la cabeza al ir mirando por todos lados las pistas de la supuesta senda correcta, pero no importa, pues no deja de ser espectacular comprender cómo se puede uno caer y gracias a ello encontrar nuevas técnicas para levantarse, no deja de ser espectacular aprender como se puede uno chocar contra una rama y enseñar a otros a no hacerlo, y no deja de ser espectacular darse cuenta de lo estupendo que es ir abriendo camino y enfrentándose a lo desconocido, para luego marcar con una X el punto en el camino y decir, yo pase por aquí, cuarenta veces, antes de poder seguir adelante.

David Topí

EL CAMINO DEL AMOR

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Según Christopher Hansard, autor del Arte tibetano de la serenidad, el mayor logro que todos conseguiremos en la vida es simplemente amar y ser amados. La compasión es la que nos ofrece la oportunidad de amar, por eso, si deseas seguir el camino que lleva al amor, debes conocer la naturaleza de la compasión. La compasión no es amor, aunque a veces confundamos una cosa con la otra, sino la absoluta bondad de la sabiduría que conoce la esencia del sufrimiento. En cambio, el amor es el gozo de la vida, tal como es. El poder de la compasión transforma el miedo. Para conocer la compasión, es necesario dejar de culpar a los demás, incluyéndose a uno mismo. Al hacerlo, aprendes a confiar en tu interior y tu corazón se abre permitiéndote conocer tu verdadera naturaleza, la cual ama sin miedo ni inseguridad.

Al desarrollar la serenidad, reconoce todo aquello que te hace estar de mal humor y elimínalo, hasta que sólo quede la serenidad en ti.

Reflexiona cada día un rato sobre lo siguiente: la verdad del amor es la verdad del universo. El amor es como la comprensión que se ilumina cada vez más a medida que contempla las numerosas verdades. Cuando en tu experiencia del amor conoces la verdad, esa misma verdad es la lámpara del alma que te revela los secretos de una terrible oscuridad.

Al afrontar los problemas de la vida, recuerda que estás simplemente iniciándote en los misterios del amor. Si te enfrentas a tus problemas con serenidad y amor, cada uno de estos misterios se te revelarán por sí solos.

Cuando te llegue el momento de morir, lo único por lo que podrás examinarte a ti mismo, será por cómo amaste y por qué. Cuando en lo más íntimo de tu corazón estén vivas las palabras que expresan un infinito amor, tan dulces e intensas como la fragancia de una flor exótica, detente y averigua por qué estás aquí, en esta vida. En ese momento conocerás la verdad: el verdadero amor se encuentra más allá de enamorarse de alguien o de algo. Es un milagro capaz de hacer milagros. El amor es un camino que debes seguir para regresar a tu yo más elevado.

EL JUEGO DE LA VIDA

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https://www.youtube.com/watch?v=kka8CB8hkRI

 

Nunca podrás cambiar las cosas luchando contra la realidad existente. Para cambiar algo, crea un nuevo modelo que vuelva obsoleto el modelo actual.”

 

Para eso es necesario recobrar la información sobre quiénes somos y qué estamos haciendo acá. Pasamos toda nuestra vida terrestre repitiendo patrones.
Nuestros padres nos dieron una historia genética llena de conductas ancestrales. Esa historia habita en nuestros genes, en nuestras células y en nuestra memoria. Sistemáticamente se repite como un patrón inevitable.
La vida en el Planeta Tierra nos educó con un proceso de socialización que nos condiciona para ser lo que la cultura dice que podemos ser.
Creemos que somos libres de elegir. Pero, nuestro cerebro fue armando redes neuronales en función de los hábitos que repetimos automáticamente. Esos modelos mentales son los que determinan nuestra acción primaria condicionante. El cerebro reptil, a pesar de la evolución, repite las emociones primitivas de la raza. Las hormonas nos tiran…

 

Hay gente que te inspira y hay personas que te agotan

Hay personas que agotan, que engullen tu tiempo, la paciencia y tu energía. Son presencias sibilinas doctoradas en promesas incumplidas que nunca están en paz y siembran guerras con el mundo entero. Por eso, hemos de ser selectos y sabios en nuestras relaciones y rodearnos solo de ellas: de las personas que inspiran.

En un interesante estudio sobre interacción social llevado a cabo en la Universidad de Rochester (Nueva York) se concluyó con un dato curioso: 1 de cada 10 personas presentaría un estilo de personalidad que los expertos definieron como “saboteadores de la felicidad”. Las personas que agotan son quizá las más comunes, porque despliegan, a veces sin saberlo, conductas estresantes que condicionan de forma directa aquellos entornos donde se mueven.

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Transplantes – Borrar el patrón del Donante en el Genoma del Receptor es posible

http://www.lacajadepandora.eu/

Los trasplantes es un tema poco tratado y explicado en el mundo alternativo y es tan importante y necesario de exponer, que es tiempo de explicarlo ampliamente para saber lo que implica esta realidad y cómo ayudar a resolver las contrariedades posteriores a la operación.

Es posible trasplantarlo casi todo, siempre que haya compatibilidad genética, pues de no ser así sería inviable la recepción, pues el sistema inmunológico del receptor ya se encarga de rechazarlo por identificarlo como agente agresor.

Nuestro cuerpo físico forma parte del vehículo que el alma elije para viajar por la vida que escoja experimentar. Al cuerpo físico se le une el energético o cuerpo vital o doble etérico, que en cualquier caso es el mismo, el cuerpo emocional y el mental. Así queda completo para unirse a través del cuerpo astral, vinculado al alma, al sistema áurico espiritual que lo integran 3 capas o cuerpos, siendo el cuerpo trans-etérico o plantilla divina o 5ª capa, el cuerpo espiritual y el cetérico o celestial.

Cuando el alma termina su ciclo en este plano, ha de romper el lazo con su vehículo terreno y aquí es cuando se va liberando cuerpo a cuerpo, primero el físico muere, para así que el alma pueda cambiar su estado; después se desprende de su doble etérico ya que, al morir el físico, ya no es necesario alimentarle más, lo que favorece el poder desprenderse de él.

Tras desligarse de la parte más física, el alma necesita liberar su carga emocional y psíquica y, a partir de ahí, está preparada para desligarse de todo lo que representa su ser terreno.

Transplante.

Pero qué sucede cuando ha de darse un órgano para un trasplante? Varias cuestiones hay que revisar:

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