Archivo por meses: noviembre 2016

Elecciones en Estados Unidos: California legaliza la marihuana para uso recreativo

http://www.bbc.com/mundo/noticias-37917755

Planta de marihuanaImage copyrightAFP
Image captionCalifornia será ahora el estado más poblado de Estados Unidos que permite el uso recreativo de la marihuana.

Los votantes de California aprobaron este martes la Proposición 64 que convierte al estado en el más poblado del país que legaliza el uso recreativo de la marihuana.

Ya desde este miércoles los mayores de 21 años podrán fumar marihuana en casa y en los negocios que lo autoricen.

No estará permitido hacerlo en aquellos lugares donde tampoco se puede fumar tabaco.

Además, se podrán cultivar hasta 6 matas en la casa, con tal de que no estén visibles o al alcance del público.

«La Proposición 64 permitirá a California ocupar el lugar que merece como el centro de la innovación, la investigación y el desarrollo del cannabis», declaró Nate Bradley, director ejecutivo de la Asociación de la Industria del Cannabis de California.

La oposición a la medida llegó de las principales organizaciones de ley y orden como la Asociación de Policías de Carretera de California, la Asociación de los Agentes de Paz de California y la Asociación de Jefes de Policía de California.

Los detalles de la medida

La iniciativa aprueba la posesión, el transporte y la compra de hasta 28,5 gramos de marihuana, que tendrá un impuesto del 15%.

Supone una expansión de la ley que hace 20 años legalizó la marihuana para uso medicinal en California.

MarihuanaImage copyrightAFP
Image captionLa marihuana tendrá un impuesto del 15%.

La aprobación de esta medida creará el mercado más grande para la marihuana y sus derivados en Estados Unidos.

Hace seis años, los californianos rechazaron una iniciativa similar.

La marihuana para uso recreativo es también legal en Colorado, Alaska, Oregón y Washington.

Muere una persona en un tiroteo cerca de un centro de votación en California

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37917607

Una mujer recoge a su hija de una escuela de Azusa, próxima al lugar donde ocurrió el tiroteo.Image copyrightAP
Image captionUna mujer recoge a su hija de una escuela de Azusa, próxima al lugar donde ocurrió el tiroteo.

Una persona murió y otras tres resultaron heridas en un tiroteo cerca de un centro de votación en la población de Azuza, a unos 45 kilómetros al este de Los Ángeles (California).

Las autoridades policiales dijeron estar detrás de una mujer fuertemente armada, aunque no descartan la posibilidad de que haya otros atacantes.

La atacante luego se atrincheró dentro de una vivienda de la urbanización residencial, donde queda el centro electoral y no ha podido ser detenida aún.

Las autoridades policiales solicitaron a los residentes de la zona permanecer en sus domicilios.

«Esta es una situación activa. Es muy pronto para decir cuál ha sido la motivación, pero parece estar relacionada con la zona residencial y no con el centro electoral», dijo a la prensa local el jefe policial de Azuza, Steve Hunt.

Elecciones en Estados Unidos: 5 cosas que cambiarán en el país durante la presidencia de Donald Trump

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37918294

Donald Trump da su discurso de la victoria.Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionTrump realizó una campaña marcada por la polémica.

La suya fue la campaña electoral más atípica que se haya visto en décadas en Estados Unidos y se ha llevado el premio mayor: Donald Trump es el nuevo presidente de la primera potencia del mundo.

Desde que en junio de 2015 anunció sus intenciones de competir para convertirse en candidato presidencial republicano, la polémica acompañó al magnate inmobiliario y desde entonces no le abandonó.

Su deliberado distanciamiento de la corrección política le valió numerosos enfrentamientos con los líderes de su propio partido, así como ser tachado de racista, machista, xenófobo y antisemita, entre otros calificativos.

Culminada la campaña, llegó el momento de ver cuán lejos llegará Trump en el cumplimiento de sus polémicas promesas.

BBC Mundo te cuenta sobre algunas de las cosas que cambiarán en Estados Unidos si el nuevo presidente cumple con su programa electoral.

1. Un muro la frontera con México

La propuesta de erigir un muro a lo largo de toda la frontera de más de 3.000 kilómetros que separan a Estados Unidos de México es la primera promesa electoral incluida en el «Plan de 10 puntos de Donald Trump para poner a Estados Unidos primero».

Un seguidor de Trump que apoya la construcción del muro.Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionLa idea de construir un muro con México fue muy popular entre los seguidores de Trump.

El magnate dijo que se tratará de un muro impenetrable que se empezará a construir en el primer día de su gobierno y ha insistido en que México pagará por su edificación.

Este asunto fue motivo de polémica tras un encuentro privado que sostuvo Trump a fines de septiembre con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien ha afirmado que su país no pagará por el muro.

Aunque algunos expertos han puesto en duda la efectividad de esta construcción para, por ejemplo, combatir el narcotráfico, fue una idea bastante popular entre los asistentes a los actos de campaña del magnate.

2. ¿El fin del TLCAN?

Pero, el muro sólo será uno de varios puntos de fricción en la relación entre el nuevo gobierno estadounidense y México.

Trump anunció su intención de renegociar los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), suscrito con México y Canadá, o de lo contrario su gobierno abandonará el acuerdo.

Camiones de carga cruzan la frontera entre México y Estados Unidos.Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionEl comercio entre México y Estados Unidos se multiplicó con el TLCAN.

El TLCAN permitió elevar el comercio entre sus países miembros de US$290.000 millones en 1993 hasta más de US$1,1 billones en 2016.

También llevó a un incremento de la inversión directa estadounidense en México de US$15.000 millones a más de US$10.000 millones, según datos del estadounidense Consejo de Relaciones Exteriores (CFR).

Los partidarios del acuerdo estiman que hay unos 14 millones de puestos de trabajo que dependen del comercio con México y Canadá.

Los críticos -como Trump- destacan que Estados Unidos pasó de tener un superávit comercial con México de US$1.700 millones en 1993 a un déficit de US$54.000 millones de 2014.

Queda por ver cuál sería el alcance de una eventual renegociación del TLCAN, si acaso fuera posible de llevar a buen término.

3. Expulsión de millones de indocumentados

Trump prometió una política de mano dura ante el tema de la inmigración.

Anunció que anulará dos decisiones ejecutivas clave tomadas por el presidente Barack Obama para permitir temporalmente la permanencia en Estados Unidos de muchos jóvenes que ingresaron al país siendo menores de edad, los llamados Dreamers, así como de los padres indocumentados de jóvenes estadounidenses o de residentes permanentes del país.

Manifestación a favor de la regularización de los inmigrantes indocumentados.Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionTrump derogará una medida que Obama que evitaba la deportación de los llamados «dreamers».

Se estima que ambas medidas de Obama amparan a unos 5,2 millones de personas, aproximadamente la mitad de los inmigrantes indocumentados que hay en Estados Unidos. Ahora, según el plan de Trump, deberán ser deportados.

«Todas las leyes de inmigración van a ser aplicadas. Cualquiera que entre al país ilegalmente será objeto de deportación», dice en su programa de gobierno.

El magnate anunció que retirará los fondos federales a las llamadas ciudades santuarios, como se conoce a las urbes que decidieron no usar sus recursos para perseguir a los indocumentados.

En general, emigrar a Estados Unidos se volverá más difícil.

Trump propuso suspender la inmigración de las «regiones propensas al terrorismo» en las cuales el proceso de examen de los inmigrantes no se puede realizar con seguridad.

Además, prometió que todas las personas que quieran viajar a Estados Unidos serán sometidas a «investigaciones extremas».

4. Anulación del Obamacare

La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, popularmente conocida como Obamacare, fue una de las banderas políticas del presidente Barack Obama.

Un hombre entra en una oficina del Obamacare.Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionEl Obamacare podrá ser eliminado por Trump con el apoyo de la mayoría republicana en el Congreso.

Desde que entró en vigor, en enero de 2014, esta ley permitió acceder a cobertura sanitaria a unos 20 millones de personas que hasta entonces no disponían de ella, aunque aún quedan unos 24 millones de personas sin seguro.

Donald Trump prometió derogar esta legislación que en el último año ha sido objeto de muchas críticas por el aumento de las primas de los seguros y por las dificultades económicas que ha causado a las compañías aseguradoras, muchas de las cuales han anunciado que reducirán su participación en el programa.

El magnate inmobiliario prometió sustituir el Obamacare por un sistema que seguirá los «principios del libre mercado» para ampliar el acceso a la atención sanitaria y reducir sus costos.

La propuesta prevé permitir a los particulares deducir en su declaración de impuestos el costo total de sus primas de salud y exigir transparencia a las compañías prestadoras de servicios sanitarios para que los ciudadanos estén mejor informados al momento de escoger donde atenderse.

5. Un dudoso compromiso con la OTAN

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha sido uno de los principales pilares de la política de defensa de Estados Unidos desde 1949.

Reunión de la OTAn en Bruselas.Image copyrightGETTY IMAGES
Image captionTras la caída del Muro de Berlín, la OTAN se expandió para incluir a países procedentes del mundo comunista.

Durante la Guerra Fría fue la herramienta clave para la política de contención aplicada ante la Unión Soviética gracias al compromiso de Estados Unidos de defender a sus aliados en Europa occidental.

Tras la caída del Muro de Berlín, la OTAN inició un proceso de ampliación para incluir a países procedentes de la ex órbita soviética.

Esta ha sido una de las principales causas del malestar en las relacionesentre Estados Unidos y Rusia, cuyo gobierno ve con resquemor que los países de su vecindario se unan a la alianza atlántica.

Durante la campaña, Donald Trump calificó a la OTAN de obsoleta y prometió que revisará el funcionamiento de esa organización.

Cuestionó que Estados Unidos se haga cargo de gran parte de los gastos de las operaciones de la organización, mientras que sólo 4 de los otros 28 miembros de la OTAN están invirtiendo un mínimo de 2% de la PIB en defensa.

«Los países que estamos defendiendo deben pagar por el costo de su defensa. De lo contrario, Estados Unidos debe estar preparado para dejar que esos países se defiendan solos. No tenemos elección», dijo Trump.

La ruptura por parte de Estados Unidos del compromiso de defensa mutua de la OTAN sería un giro político de imprevisibles consecuencias.

Hallan evidencias de llegada del Homo sapiens al interior de Australia de hace unos 50.000 años, 10.000 antes de lo que se pensaba

http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/hallan-evidencias-de-llegada-del-homo-sapiens-al-interior-de-aust

El refugio de piedra de Warratyi se halla por encima del lecho por donde discurre una corriente de agua local.   Foto: Giles Hamm
Los humanos llegaron al árido interior de Australia antes de lo que se pensaba hasta ahora. Además, esos primeros pobladores disponían de tecnología más avanzada de lo que se creía y convivieron con enormes animales como el Diprotodon optatum, un marsupial herbívoro gigante de cuatro metros de longitud y unas tres toneladas de peso, y el Genyornis newtoni, un ave gigantesca, de 2,5 metros de altura y más de 200 kilogramos de peso. También hallaron restos de, al menos, 16 especies de mamíferos y un reptil.
Vista aérea de Flinders Ranges, donde se descubrió el refugio de Warratyi.
Según asegura esta semana una investigación publicada en la revista Naturenuestros antepasados poblaron esta zona de Australia 10.000 años antes de lo que se creía. Los utensilios encontrados durante una campaña de excavación en el refugio rocoso Warratyi, en Flinders Ranges (en el sur de Australia), demuestran que los humanos ya vivía en esa zona hace unos 50.000 años.
En concreto, han podido documentar que los humanos ya estaban en esa zona desde hace 49.000 años. Hasta la fecha, se conocían diez yacimientos arqueológicos de hace entre 41.000 y 28.000 años en el interior del país.
Bocetos de las herramientas de piedra encontradas en el interior del refugio.  Foto: Giles Hamm / Nature
Asimismo, los utensilios y herramientas recuperadas en diversas capas de sedimentos por los investigadores son las pruebas más antiguas del uso de tecnologías bastante avanzadas en Australia. Entre ellas figuran herramientas fabricadas con huesos (datadas hace entre 40.000 y 38.000 años), herramientas de piedra (de entre 30.000 y 24.000 años de antigüedad) y el uso de pigmentos de ocre rojo (de hace 49.000-46.000 años) y yeso (40.000-33.000 años). Las referencias más antiguas de uso de pigmentos de ocre en Australia y el sureste asiático era de hace 42.800 años, en Carpenters Gap.
Este hueso afilado de hace 38.000-40.000 es la herramienta de hueso más antigua hallada en Australia. GILES HAMM
«No estamos afirmando que se trate del asentamiento más antiguo de Australia, pero sí de uno de los primeros. Hay yacimientos localizados en la costa noroeste y en el suroeste que datan de hace más de 40.000 años. Y hay un sitio en Arnhemland de hace 50.000 años», explica a este diario Giles Hamm, investigador de la Universidad La Trobe, en Melbourne, y autor principal del estudio.
Giles Hamm en el interior del refugio de piedra Warratyi. Foto: Giles Hamm
Ver vídeo en este enlace.
Tanto el marsupial Diprotodon optatum como el ave Genyornis newtoni se extinguieron hace tiempo. Diprotodon optatum fue el marsupial más grande que se conoce. Debió ser muy abundante y su población se extendió por todo el territorio que hoy es Australia durante milenios, hasta que se extinguió hace unos 25.000 años. Este animal se conoce bastante bien gracias al hallazgo de cráneos y esqueletos completos, así como de impresiones de sus huellas. En Lago Callabonna se conserva un rastro de sus huellas, según explica en su web el Museo Australiano, en Sydney.
«No representaban un peligro para los humanos, pero sabemos por lo que nos ha llegado a través de la tradición oral que a los aborígenes les asustaban», explica Giles Hamm.
Representación artística de un ‘Diprotodon optatum’.  Foto: Peter Trusler
En anteriores excavaciones se han encontrado fragmentos de los huevos que ponía Genyornis newtoni y que pesaban 1,6 kilogramos, casi el doble que los huevos del Emu (derecha), otra especie de ave endémica de Australia, no voladora, que existe en la actualidad. Los científicos creen que estos animales vivían en grupos y aunque no podían volar, sus musculadas patas sugieren que se desplazaban corriendo a gran velocidad.
Los investigadores afirman que esos primeros humanos que se asentaron en Australia interactuaban con esta megafauna. Así, encontraron parte del hueso (el radio) de un ejemplar joven de Diprotodon en los mismos niveles del yacimiento que corresponden a la época en la que esta zona estaba poblada por nuestros antepasados. Los autores destacan que el hallazgo de estos restos de megafauna australiana vinculados a artefactos de más de 46.000 años de antigüedad son los más antiguos que han sido datados de una manera fiable y la evidencia más clara hasta ahora de la interacción con humanos.
Los co-autores del trabajo de investigación Clifford Coulthard y Sophia Wilton (derecha) con Christine Coulthard de la Asociación Adnyamathanha Tierras Tradicionales. Foto: Giles Hamm)
Ubicación del refugio de piedra de Warratyi, en el Flinders Ranges. 

«Puedes disfrutar de las niñas de 10 años»: Documentos revelan las ‘normas’ del Estado Islámico

http://www.todaslasnotas.com/nota/7318396-puedes-disfrutar-de-las-ninas-de-10-anos-documentos-revelan-las-normas-del-estado-islamico

«Las mujeres no musulmanas pueden ser tomadas como concubinas», reza uno de los folletos obtenidos por las fuerzas de seguridad iraquíes.

Un soldado iraquí muestra un folleto que dice: "Es obligatorio llevar barba y está prohibido afeitarse"

Un soldado iraquí muestra un folleto que dice: «Es obligatorio llevar barba y está prohibido afeitarse» Zohra BensemraReuters

Entre estos documentos, las fuerzas iraquíes han descubiertoun panfleto rosa y rojo con 32 preguntas y respuestas que explica a los terroristas de EI cómo hay que tratar a las esclavas sexuales.

El drama de las mujeres capturadas

«Las mujeres no musulmanas pueden ser tomadas como concubinas«, reza el folleto al que ha tenido acceso ‘Reuters’, que revela, además, cómo un alto clérigo del EI es quien tiene la autoridad de distribuir las mujeres prisioneras entre los yihadistas.

Así, las «normas de conducta» permiten a los militantes del EI tener dos hermanas como concubinas, pero solo están autorizados a mantener relaciones sexuales con una de ellas.

Soldado iraquí durante la operación contra el EI en Mosul

Soldado iraquí durante la operación contra el EI en MosulAlaa Al-MarjaniReuters

Ni siquiera las niñas escapaban del sometimiento de los terroristas: «Las niñas prepúberes – entre 10 y 12 años – pueden ser tomadas como concubinas. No puedes tener sexo con penetración, pero igualmente puedes disfrutarlas».

El documento también hace referencia a la propiedad de las esclavas sexuales y prohíbe específicamente que las concubinas sean compartidas entre varios hombres.

La longitud de las barbas o ver la televisión, otras normas del califato

El resto de materiales obtenidos por las fuerzas de seguridad iraquíes revelan como la población vivía atemorizada por las normas impuestas por los extremistas, que van desde la longitud de la barba de los hombres hasta las pautas correctas de la oración.

Soldados iraquíes durante la operación contra el EI en Mosul

Soldados iraquíes durante la operación contra el EI en MosulAlaa Al-MarjaniReuters

Bajo el dominio del EI, Internet, las antenas de televisión, la música y los teléfonos móviles estaban prohibidos. Los extremistas, además, publicaron 20 razones por las que no se podía ver la televisión. Entre ellas, «porque los canales por satélite muestran historias de amor y mujeres desnudas y lenguaje inapropiado» y «porque los canales por satélite favorecen la creación de hombres afeminados».

La barbarie impuesta por los yihadistas

Los documentos, folletos y carteles, que han sido identificados por los soldados iraquíes como materiales del EI, ofrecen una idea del terror que impone este grupo terrorista en las poblaciones que están bajo su dominio.

Los yihadistas arrasaron el norte de Irak en 2014 y autoproclamaron el califato. Desde entonces, el EI ha impuesto sus ideas extremistas, y la violación de sus normas implica castigos como azotes públicos e incluso la decapitación.

Probablemente, las mujeres han sido el sector de la población más afectado por su barbarie. Bajo las estrictas reglas de los terroristas, las mujeres ha tenido que permanecer en su casa y, en caso de aventurarse a salir a la calle, estaban obligadas a vestir de negro y cubiertas de la cabeza a los pies.

De hecho, desde la imposición del califato, EI ha capturado a cientos de mujeres de la minoría cristiana Yazidí a las que han utilizado reiteradamente como esclavas sexuales.

María Jesus Vigo Pastur

¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa?

http://old.sinpermiso.info/articulos/ficheros/5revrus.pdf

? Hay varias razones que hacen necesario que estudiemos de nuevo la historia de la revolución rusa. La primera de ellas, que nos hace falta hacerlo para dar sentido a la historia global del siglo XX. Una historia que, tal como la podemos examinar ahora, desde la perspectiva de los primeros años del siglo XXI, nos muestra un enigma difícil de explicar. Si utilizamos un indicador de la evolución social como es el de la medición de las desigualdades en la riqueza, podemos ver que el siglo XX comienza en las primeras décadas con unas sociedades muy desiguales, donde la riqueza y los ingresos se acumulan en un tramo reducido de la población. Esta situación comienza a cambiar en los años treinta y lo hace espectacularmente en los cuarenta, que inician una época en que hay un reparto mucho más equitativo de la riqueza y de los ingresos. Una situación que se mantiene estable hasta 1980: es la edad feliz en que se desarrolla en buena parte del mundo el estado del bienestar, un tiempo de salarios elevados y mejora de los niveles de vida de los trabajadores, en el que un presidente norteamericano se propone incluso iniciar un programa de guerra contra la pobreza. Todo esto se acabó en los años ochenta, a partir de los cuales vuelven a crecer los índices de desigualdad, que superan los del inicio del siglo, hasta llegar a un punto que ha llevado a Credit Suisse a denunciar hace pocos meses que el setenta por ciento más pobre de la población del planeta no llega hoy a tener en conjunto ni el tres por ciento de la riqueza total, mientras el 8’6 por ciento de los más ricos acumulan el 85 por ciento. ¿Qué ha pasado que pueda explicar esta evolución? Thomas Piketty sostiene que la desigualdad ha sido una característica permanente de la historia humana. Os leo sus palabras: «En todas las sociedades y en todas las épocas la mitad de la población más pobre en patrimonio no posee casi nada ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info (generalmente apenas un 5% del patrimonio total), la décima parte superior de la jerarquía de los patrimonios posee una neta mayoría del total (generalmente más de un 60% del patrimonio total, y en ocasiones hasta un 90%)». La desigualdad de los patrimonios, que se traduce en una desigualdad de los ingresos, marca, según Piketty, el curso entero de la historia, en la que las tasas de crecimiento de la población y de la producción no han pasado generalmente del 1% anual, mientras el «rendimiento puro» del capital se ha mantenido entre el 4% y el 5%. Estas consideraciones le llevan a una interpretación formulada rotundamente: «Durante una parte esencial de la historia de la humanidad el hecho más importante es que la tasa de rendimiento del capital ha sido siempre menos de diez a veinte veces superior a la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso. En eso se basaba, en gran medida, el fundamento mismo de la sociedad: era lo que permitía a una clase de poseedores consagrarse a algo más que a su propia subsistencia». Que es tanto como decir que la civilización, la ciencia y el arte son hijos de la desigualdad. Después habría venido, en el siglo XX, una etapa en la que las reglas del juego parecían estar cambiando, como consecuencia sobre todo, sostiene, de las destrucciones causadas por las dos guerras mundiales y por las conmociones sociales, que llevaron a ese mínimo de la desigualdad que se ha producido entre 1945 y 1980. Pero la normalidad se restableció a partir de los años ochenta, hasta llegar a la extrema desigualdad actual. De este hecho arranca su previsión de que en el transcurso del siglo XXI, es decir hasta 2100, el crecimiento de la producción será apenas de un 1,5 por ciento y nos encontraremos en una situación en que la superioridad de los rendimientos del capital volverá a ser como antes y se habrá restablecido la normalidad. Todo lo que termina con una conclusión pesimista: «No hay ninguna fuerza natural que reduzca necesariamente la importancia del capital y de los ingresos procedentes de la propiedad del capital a lo largo de la historia». Ahora bien, yo he vivido en esta edad anterior a 1980 en que éramos muchos, yo diría que muchos millones en todo el mundo, los que pensábamos que las reglas del juego estaban cambiando permanentemente en favor de un reparto más justo de la riqueza, y que valía la pena esforzarse para seguir avanzando en esta dirección. Es por eso que me niego personalmente a aceptar que lo que pasó en este medio siglo de mejora colectiva fuera simplemente un accidente, y pienso que hay que examinar de cerca los acontecimientos del período que va de 1914 a 1980, introduciendo en el análisis los factores políticos que carecen por completo el libro de Piketty, donde, por poner un ejemplo, la palabra «sindicatos» aparece una sola vez (en la página 471 de la edición original francesa). Esta otro tipo de exploración de la evolución de la desigualdad en el siglo XX, en clave política, debe comenzar forzosamente por el gran cambio que representó la revolución rusa de 1917. ¿Por qué digo un «gran cambio»? En 1917 había una larga tradición de luchas obreras encaminadas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, y existía una amplia tradición en apoyo del «socialismo», aunque sólo un intento de aplicarlo a la realidad había ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info llegado a cuajar, el de la Commune de París de 1871, que duró poco más de dos meses y nos dejó como legado un himno, la Internacional, que anunciaba que «el mundo cambiará de base». Pero la verdad era que, desde finales del siglo XIX, tanto la lucha de los sindicatos como la actuación política de los partidos llamados socialistas o socialdemócratas había renunciado a los programas revolucionarios para dedicarse a la pugna por la mejora de los derechos sociales dentro de los marcos políticos existentes, con voluntad de reformarlos, pero no de derribarlos. El caso del SPD alemán, del partido socialdemócrata que podía considerarse como legítimo heredero de Marx y de Engels, es revelador. En los años anteriores al inicio de la Primera Guerra Mundial era el partido que tenía más diputados en el parlamento alemán, contaba con más de un millón de afiliados y con un centenar de periódicos, pero no se proponía hacer la revolución, sino que aspiraba a obtener un triunfo parlamentario que le permitiera reformar y democratizar el estado. De modo que, cuando se produjo la declaración de guerra, los socialistas votaron los créditos y procuraron mantener la paz social, aconsejando a los trabajadores que, mientras durase la guerra, dejaran de lado las huelgas y los conflictos. Situados en esta perspectiva no cuesta entender que lo que pasó en Rusia en el transcurso de 1917 significara una ruptura, un paso adelante inesperado, que mostraba que un movimiento surgido de abajo, de la revuelta de los trabajadores y de los soldados, podía llegar a hacerse con el control de un país y hacerlo funcionar de acuerdo con unas reglas nuevas. Porque lo más innovador de este movimiento fue que, desde los primeros momentos, desde febrero -o marzo, según nuestro calendario- de 1917 no actuaba solamente a partir de un parlamento, sino que se basaba en un doble poder, una parte esencial del cual la formaban los consejos de trabajadores, soldados y campesinos, que comenzaron entonces a construir una especie de contraestado. Añadamos a esto que el proceso aceleró rápidamente, sobre todo por iniciativa de Lenin, que proponía renunciar al programa de una asamblea constituyente, es decir, el sistema parlamentario burgués donde todo contribuía, decía él, a establecer «una democracia sólo para los ricos «- y pasar directamente a otra forma de organización en que el poder debía estar en manos de consejos elegidos desde abajo, con una etapa transitoria de dictadura del proletariado – porque no era previsible que los privilegiados del viejo sistema aceptaran su desposesión sin resistencias- que llevaría finalmente a establecer una sociedad sin estado y sin clases. Para los millones de europeos en 1917 estaban combatiendo en los campos de batalla, y que habían descubierto ya que esa guerra no se hacía en defensa de sus intereses, la imagen de lo que estaba pasando en Rusia era la de un régimen que había liquidado la guerra de inmediato, que había repartido la tierra a los campesinos, que otorgaba a los obreros derechos de control sobre las empresas y que daba el poder a consejos elegidos que debían ejercer de abajo arriba. ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info El nuevo emperador de Austria-Hungría, Carlos I, le escribía el 14 de abril de 1917 al Kaiser: «Estamos luchando ahora contra un nuevo enemigo, más peligroso que las potencias de la Entente: contra la revolución internacional». Carlos -que, por cierto, fue beatificado en 2004 por el papa Woytila- había sabido entender la diferencia que representaba lo que estaba pasando en Rusia: se había dado cuenta de que aquel era un enemigo «nuevo», que no había que confundir con lo que significaban las revueltas, manifestaciones y huelgas que se habían producido, y seguían produciéndose en aquellos momentos, en Austria y Alemania. Porque es verdad que en los dos países se estaban produciendo tantos movimientos de protesta que hicieron nacer entre los bolcheviques rusos la ilusión, totalmente equivocada, de que la revolución se podía extender fácilmente en la Europa central. No llegó a haber una revolución ni siquiera en Alemania, que era donde parecía más inminente. Pero el miedo de que pudiera producirse fue lo que explica que a principios de noviembre de 1918 los jefes militares alemanes decidieran que habían de acabar la guerra para poder destinar las fuerzas a aplastar la revolución. Fueron los militares los que, ante la necesidad de satisfacer las exigencias que el presidente norteamericano Wilson ponía para negociar la paz, destituyeron el emperador y optaron por pasar el poder a un gobierno integrado por socialistas, con la condición, pactada previamente entre los jefes del ejército y el del Partido socialista, Friedrich Ebert, que «el gobierno cooperará con el cuerpo de oficiales en la supresión del bolchevismo». Los temores de los militares tenían suficiente fundamentos, ya que parecía que si en algún lugar podía repetirse la experiencia soviética era en la Alemania de noviembre y diciembre de 1918, cuando en Baviera y Sajonia se proclamaban «repúblicas socialistas», y en Berlín se reunía un congreso de los representantes de los Consejos de trabajadores y de soldados de Alemania donde, entre otras cosas, se reivindicaba que la autoridad suprema del ejército pasara a manos de los consejos de soldados y que se suprimieran los rangos y las insignias. La gran victoria de Friedrich Ebert fue conseguir que el congreso de los consejos aceptara la inmediata elección de unas cortes constituyentes, que permitieron asentar un gobierno de orden y desvanecieron la amenaza de una vía revolucionaria. Mientras tanto los Freikorps, unos cuerpos paramilitares de voluntarios reclutados por los jefes del ejército, que estaban integrados por soldados desmovilizados, estudiantes y campesinos, dirigidos por tenientes y capitanes, y que actuaban con el apoyo del ministro de Defensa, el socialista Gustav Noske, hacían el trabajo sucio de liquidar la revolución. Comenzaron reprimiendo a sangre y fuego un intento prematuro de revuelta que tuvo lugar en Berlín el 5 de enero de 1919, y que terminó con el asesinato de Karl Liebknecht y de Rosa Luxemburgo, y siguieron luego disolviendo violentamente los consejos de trabajadores y de soldados y liquidando la república soviética de Baviera. No se suele destacar lo suficiente la importancia que tuvo este movimiento contrarrevolucionario que se extendió por Alemania, Austria, Hungría y los países bálticos, con la estrecha colaboración de unos dirigentes ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info políticos que estaban movidos por un terror obsesivo de la revolución rusa. Quizás os sirva para valorarlo saber que estos cuerpos llegaron a contar entre 250.000 y 400.000 miembros. La revolución quedó así aislada en Rusia, lo que no preocupaba demasiado. Ingleses y franceses se cansaron pronto de apoyar a los ejércitos blancos que luchaban contra los soviéticos y lo dejaron correr, preocupados por reacciones como la revuelta de los marineros de la flota que los franceses habían enviado el mar Negro. Lo que realmente les preocupaba era la posibilidad de que el ejemplo soviético se extendiera a sus países: temían sobre todo el contagio. El malestar de los años que siguieron al fin de la Gran Guerra en Francia, en Inglaterra (donde en 1926 se produjo la primera huelga general de su historia), en España (donde de 1918 a 1921 se desarrolla lo que se llama habitualmente el «trienio bolchevique») o en Italia (con las ocupaciones de fábricas de 1920) no llevó a ninguna parte a movimientos revolucionarios que aspiraran a tomar el poder. En Italia, por ejemplo, tanto el partido socialista como el sindicato mayoritario se negaron a apoyar actuaciones encaminadas a la toma del poder. De esta manera la ocupación de las fábricas no podía llevar más allá de la obtención de algunas concesiones de los patrones. Pero el miedo a la revolución «à la rusa» estaba muy presente en el imaginario de los dirigentes de la Europa burguesa, y los sindicatos aprendieron pronto a usarla para negociar con mayor eficacia las condiciones de trabajo y los salarios. Las mejoras en el terreno de la desigualdad que se fueron consiguiendo posteriormente, desde la década de los treinta, no se explicarían suficiente sin el pánico al fantasma soviético. Cuando la crisis mundial creó una situación de desempleo y de pobreza extremas, se recurrió a dos tipos diferentes de soluciones. En países donde la amenaza parecía más grande, como eran Italia y Alemania, los movimientos de signo fascista comenzaron disolviendo los partidos y sindicatos izquierdistas violentamente. En el caso de Alemania, Hitler repitió en 1934 el pacto con el ejército que Ebert había hecho en noviembre de 1918. Ante la amenaza que representaban las tropas de las SA, que querían sacar adelante las promesas revolucionarias de los programas nazis, los militares avisaron a Hitler de que o bien detenía el asunto él o lo haría el ejército por su cuenta. Los militares colaboraron dando armas a las SS para el exterminio de las SA que se produjo a partir de la noche de los cuchillos largos, el 30 de junio de 1934. Pero quizá lo más interesante sea la justificación que Hitler dio de su actuación en este caso, al decir que había querido evitar que se volviera a producir en Alemania un nuevo 1918. En otro caso en que las consecuencias de la crisis eran de una gravedad extrema, como era el de los Estados Unidos, la solución consistió en establecer una política de ayudas y de concesiones en el terreno social, dentro del programa del New Deal. Se suele ignorar que los años que van de 1931 a 1939 fueron un tiempo en los Estados Unidos de grandes huelgas y de graves conmociones sociales. Con motivo de una de estas huelgas, Los Angeles Times escribía: «La situación (…) no se puede describir como una huelga general. Lo que hay es una insurrección, una revuelta organizada por los ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info comunistas para derribar el gobierno . Sólo se puede hacer una cosa: aplastar la revuelta con toda la fuerza que sea necesaria». Aparte de estas luchas, los trabajadores estadounidenses utilizaban también para defenderse de la crisis medidas de auto-organización: en Seattle el sindicato de los pescadores intercambiaba pescado para frutas, verduras y leña. Había 21 locales, con un comisario delante, para hacer estos intercambios. A finales de 1932 había 330 organizaciones varias de auto-ayuda para todo el país, con 300.000 miembros. Sin este contexto de luchas sociales no hay forma de encontrar una explicación racional del New Deal y de sus medidas de ayuda, como la Civil Works Administration, que llegó a dar empleo a 4 millones de trabajadores, o el Civilian Conservation Corps, que cogía jóvenes solteros y los llevaba a trabajar en los bosques pagándoles un salario de un dólar al día para trabajos de recuperación o de protección contra las inundaciones. Todo esto se hacía bajo la vigilancia inquieta de los empresarios, que veían por todas partes la amenaza del socialismo. De hecho, el miedo a la clase de giro a la izquierda que les parecía que se estaba produciendo con Roosevelt generó una fuerte reacción que es lo que explica que en 1938 se fundara el Comité del congreso sobre actividades anti-americanas, encargado de descubrir subversivos en los sindicatos o entre las organizaciones del New Deal. El macartismo no es un producto de la guerra fría, sino la continuación del pánico contra lo rojo nacido en los años treinta. Tras el fin de la segunda guerra mundial, en 1945, el miedo a la extensión del comunismo en Europa parecía justificada por el hecho de que los años 1945 y 1946 los comunistas obtuvieron más del 20 por ciento de los votos en Checoslovaquia, en Francia (donde fueron el partido más votado) y en Finlandia, y muy cerca del 20 por ciento en Islandia o en Italia. No había en ninguno de estos casos propósitos revolucionarios por parte de los comunistas, porque, paradójicamente, el propio Stalin se había convertido a la opción parlamentaria, y aconsejaba a los partidos comunistas europeos que no se embarcaran en aventuras revolucionarias. La guerra fría tenía el objetivo de crear una solidaridad en la que los Estados Unidos ofrecerían a sus aliados la protección contra el enemigo revolucionario, del que sólo ellos podían salvar, con su superioridad militar, reforzada por el monopolio de la bomba atómica. Detrás de este ofrecimiento de protección había el propósito de construir un mundo de acuerdo con sus reglas, en el que no sólo tendrían una hegemonía militar indiscutible, sino también un dominio económico. Mantener este clima de miedo a un choque global contra un enemigo, el soviético, que podía aplastar cualquier país que no estuviera bajo la protección de los estadounidenses y de sus fuerzas nucleares, era necesario para sostener este control político global, y para hacer negocio, de paso. Aparte de eso, sin embargo, la necesidad de hacer frente a lo que temían realmente, que no eran las armas soviéticas, sino la posibilidad de que ideas y ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info movimientos de signo comunista se extendieran por los países «occidentales», los llevó a todos a recurrir a políticas que favorecían un reparto más equitativo de los beneficios de la producción y a un abastecimiento más amplio de servicios sociales universales y gratuitos: son los años del estado del bienestar, los años en que encontramos los valores mínimos en la escala de la desigualdad social. Desde 1968, sin embargo, se empezó a ver que no había que temer ningún tipo de amenaza revolucionaria, porque ni los mismos partidos comunistas parecían proponérselo. En el París de mayo de 1968, en plena euforia del movimiento de los estudiantes, que estaban convencidos de que, aliados con los trabajadores, podían transformar el mundo, el partido comunista y su sindicato impidieron cualquier posibilidad de alianza y se contentaron pactando mejoras salariales con la patronal y recomendando a los estudiantes que se fueran a hacer la revolución a la Universidad. Al mismo tiempo, los acontecimientos de Praga demostraban que el comunismo soviético no aspiraba a otra cosa que a mantenerse a la defensiva, sin tolerar cambios que pusieran en peligro su estabilidad. A mediados de los años setenta, a medida que resultaba cada vez más evidente que la amenaza soviética era inconsistente, los sectores empresariales, que hasta entonces habían aceptado pagar la factura de unos costes salariales y unos impuestos elevados, comenzaron a reaccionar. La ofensiva comenzó en tiempos de Carter, impidiendo que se creara una Oficina de representación de los consumidores, por un lado, y abandonando los sindicatos en la defensa de sus derechos, por otra, y prosiguió con Reagan en Estados Unidos, y con la señora Thatcher en Gran Bretaña, luchando abiertamente contra los sindicatos. Como consecuencia de esta política comenzaba de nuevo el crecimiento de la curva de la desigualdad, que se alimentaba de la rebaja gradual de los costes salariales y fiscales de las empresas. ¿Se puede considerar una simple coincidencia que la mejora de la igualdad se haya producido coetáneamente a la expansión de la amenaza comunista -o, más exactamente, del miedo a la amenaza comunista- y que el cambio que ha llevado al retorno a las graves proporciones de desigualdad que estamos viviendo hoy coincida con la desaparición de este factor? Y déjenme insistir: no me estoy refiriendo a la amenaza de la Unión Soviética como potencia militar, que nunca existió (las diferencias de potencial militar en favor de los Estados Unidos eran enormes, pero eso se escondía al público, que de otro modo quizá no habría aceptado tan mansamente los gastos y las restricciones que comportaba la guerra fría). Me estoy refiriendo a la amenaza, para decirlo con los términos usados para afianzar estos miedos, del «comunismo internacional»; al miedo a la subversión revolucionaria. Dejadme que cite un testimonio de extraña lucidez que supo ver por dónde podían ir las cosas muy bien, ya en el año 1920. El testigo es el de Karl Kraus, que escribió entonces: «Que el diablo se lleve la praxis del comunismo, pero, en cambio, que Dios nos lo conserve en su condición de amenaza constante ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info sobre las cabezas de los que tienen riquezas; los que, a fin de conservarlas, envían implacables los otros a los frentes del hambre y del honor de la patria, mientras pretenden consolarlos diciendo y repitiendo que la riqueza no es lo más importante de esta vida. Dios nos conserve para siempre el comunismo para que esa chusma no se vuelva aún más desvergonzada (…) y que, al menos, cuando se vayan a dormir, lo hagan con una pesadilla». Y es que buena parte de lo que llamamos progresos sociales, desde la revolución francesa hasta la fecha, está estrechamente asociado a las pesadillas de las clases acomodadas, obligadas a hacer concesiones como consecuencia del miedo a perderlo todo a manos de los bárbaros. La abolición de la esclavitud, por ejemplo, no se explicaría sin el pánico que produjo la matanza de los colonos en Haití durante la revolución de 1791. Que resulte que en la actualidad hay en el mundo más esclavos que en 1791 (la cifra actual de los trabajadores forzados se calcula que oscila entre los 13 y los 27 millones) obliga a hacer algunas reflexiones sobre el significado de lo que los libros de historia llaman abolición de la esclavitud. Nada comparable, sin embargo, con el pánico que provocó desde su inicio la revolución rusa, y que se ha mantenido persistentemente tanto en el terreno de la propaganda política como en el de la historia. Aún hoy los hechos de Ucrania son aprovechados para rehacer la misma historia de la amenaza al mundo libre. En un artículo de una revista erudita de historia de la guerra fría que estudia las organizaciones «stay behind», que Estados Unidos y Gran Bretaña montaron en Europa para poder oponerse a un posible ascenso comunista, la más conocida de las cuales es Gladio, que preparaba una respuesta violenta en Italia si los comunistas ganaban unas elecciones, el autor trata de justificar que siguieran incluso después de la desaparición de la Unión Soviética y argumenta que, con la agresión rusa actual en Ucrania, tiene lógica mantener «algunos de los mismos elementos de seguridad» de la guerra fría. O sea que el anticomunismo dura incluso después de la muerte del comunismo. Nos hemos nutrido de la historia criminal del comunismo, que se nos sigue repitiendo cada día, y nos ha faltado, en cambio, conocer en paralelo una historia criminal del capitalismo que permitiera situar las cosas en un contexto más equilibrado. El estudio de la revolución rusa, como veis, es necesario para entender la historia del siglo XX, y la situación a la que esta historia nos ha llevado. Hay, sin embargo, más motivos que hacen necesario este estudio, a los que me referiré brevemente porque el tiempo no da para más. Uno de los más importantes es el de dilucidar porqué el proyecto social de 1917 terminó fracasando. Y no me refiero al hundimiento final de la estructura política de la Unión Soviética después de 1989, sino a la incapacidad de construir ese modelo de una sociedad libre y sin clases que se había planteado al inicio de la revolución. Es un tema que nos obligará a revisar toda una serie de cuestiones, empezando por la crisis de marzo de 1921, cuando se celebraba el décimo congreso del partido comunista, mientras los trabajadores de Petrogrado se ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info declaraban en huelga, con el apoyo de los marineros de la base de Kronstadt, no sólo por razones económicas, sino en demanda de más derechos de participación, y de nuevas elecciones a los soviets, que se habían convertido, en el transcurso de la guerra civil, en una simple cadena de transmisión de las órdenes dadas desde arriba por unos mandos que no habían sido elegidos. Tendremos que explorar después qué significaba realmente el programa de la planificación tal como lo estaban elaborando, hasta 1928, los hombres que trabajaban en el Gosplan, y la forma en como su proyecto fue pervertido por Stalin, que lo convirtió en un instrumento para un proyecto de industrialización forzada, que tenía que ir acompañado de una política de terror encaminada a someter a amplias capas de la población a unas condiciones de trabajo y de explotación inhumanas. O tendremos que investigar las razones del fracaso del proyecto de las democracias populares en 1945, del que hablaba Manfred Kossok, que lo vivió, evocando «aquellos años de las grandes esperanzas, de las visiones, de las utopías -la fin del imperialismo en 10 o 20 años, liberación de todos los pueblos, bienestar universal, paz eterna- unos años de ilusiones heroicas: el socialismo real como el mejor de los mundos». Un proyecto del que decía Edward Thompson: «este fue un momento auténtico, y no creo que la degeneración que siguió, en la que hubo dos actores, el estalinismo y occidente, fuera inevitable. Pienso que hay que volver a ocuparse de esto y explicó que este momento existió». Hay, en efecto, que estudiar todos estos momentos diversos en que las cosas pudieron ser diferentes. Y hay un aspecto central de esta cuestión que habría que examinar con detenimiento. ¿Tenía viabilidad el proyecto de Lenin de crear una sociedad sin clases, que implicaba abolir no sólo el aparato del estado sino el trabajo asalariado? No hace mucho que Richard Wolff, profesor emérito de Economía de la Universidad de Massachusets, repasaba diversos momentos de la historia de las revoluciones –la avolición de la esclavitud, el fin del feudalismo, la revolución socialista de 1917- y mostraba que cada una de ellas había aportado beneficios y libertades, pero que todas habían acabado dejando el terreno abierto a una nueva forma de explotación (en el caso de 1917, la de un capitalismo de Estado) porque no habían sabido entender que la sola forma de abolir la explotación es acabar con la extracción de los excedentes del trabajo de las manos de los que lo producen. Para Wolff esto se consigue con formas de organización cooperativas y apunta a un movimiento bastante interesante de formación de pequeñas cooperativas que se desarrolla actualmente en los Estados Unidos. Pero olvida un aspecto que Lenin tenía suficientemente en cuenta: que a fin de abolir la explotación lo primero que hace falta es haber despojado del poder político a los que resultarían perjudicados con este cambio. Podría servir de ejemplo lo ocurrido con Mondragón, que muchos, incluyendo el mismo Wolff, presentaban como el modelo de una alternativa. Puedes hacer lo que quieras montando cooperativas, grandes o pequeñas, pero no cambiará nada si mientras tanto tienes en Madrid un Montoro que tiene a su disposición todo el poder del estado para modificar las reglas como le convenga. ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info Otra propuesta que sería interesante considerar, pero de la que conocemos todavía demasiado poco, es la de Abdullah Öcalan, el dirigente del PKK kurdo, aprisionado por los turcos desde 1999, que hace unos años propuso la fórmula del confederalismo democrático, que propone reemplazar el estado-nación por un sistema de asambleas o consejos locales que generen autonomía sin crear el aparato de un estado. Hoy este proyecto tiene una primera plasmación en Rojava, la zona del norte de Siria donde se ha instalado el que un reportaje de la BBC califica como «un mini-estado igualitario, multi-étnico (porque encierra en pie de igualdad kurdos, árabes, y cristianos), gobernado comunitariamente». Son justamente los que están combatiendo para reconquistar la ciudad de Kobane. Os recomiendo que veáis este documental de la BBC -lo encontrareis tanto en Google como en YouTube, con el título de «Rojava: Sirya’s secret revolution». ¿Por qué hablo de estas cosas, que parecen muy lejos del estudio de la revolución de 1917? He dicho antes que debíamos estudiarla para llegar a entender nuestra propia historia; pero es evidente que este estudio no lo veo como un puro ejercicio intelectual sin fines prácticos. La utilidad que puede tener, que debe tener, es la de ayudarnos a rescatar de aquellos proyectos que no tuvieron éxito -por errores internos y por la hostilidad de todas las fuerzas que se oponían a los avances sociales que promovían – lo que pueda servirnos aún para el trabajo de construir una sociedad más libre y más igualitaria. Porque me parece indiscutible que el propósito que movió a los hombres de 1917 era legítimo. Como dijo Paul Eluard: «Había que creer, era necesario / creer que el hombre tiene el poder / de ser libre y de ser mejor que el destino que le ha sido asignado». Y pienso que necesitamos seguirlo creyendo hoy. (Conferencia pronuncia

Hay varias razones que hacen necesario que estudiemos de nuevo la historia de la revolución rusa. La primera de ellas, que nos hace falta hacerlo para dar sentido a la historia global del siglo XX. Una historia que, tal como la podemos examinar ahora, desde la perspectiva de los primeros años del siglo XXI, nos muestra un enigma difícil de explicar. Si utilizamos un indicador de la evolución social como es el de la medición de las desigualdades en la riqueza, podemos ver que el siglo XX comienza en las primeras décadas con unas sociedades muy desiguales, donde la riqueza y los ingresos se acumulan en un tramo reducido de la población. Esta situación comienza a cambiar en los años treinta y lo hace espectacularmente en los cuarenta, que inician una época en que hay un reparto mucho más equitativo de la riqueza y de los ingresos. Una situación que se mantiene estable hasta 1980: es la edad feliz en que se desarrolla en buena parte del mundo el estado del bienestar, un tiempo de salarios elevados y mejora de los niveles de vida de los trabajadores, en el que un presidente norteamericano se propone incluso iniciar un programa de guerra contra la pobreza. Todo esto se acabó en los años ochenta, a partir de los cuales vuelven a crecer los índices de desigualdad, que superan los del inicio del siglo, hasta llegar a un punto que ha llevado a Credit Suisse a denunciar hace pocos meses que el setenta por ciento más pobre de la población del planeta no llega hoy a tener en conjunto ni el tres por ciento de la riqueza total, mientras el 8’6 por ciento de los más ricos acumulan el 85 por ciento. ¿Qué ha pasado que pueda explicar esta evolución? Thomas Piketty sostiene que la desigualdad ha sido una característica permanente de la historia humana. Os leo sus palabras: «En todas las sociedades y en todas las épocas la mitad de la población más pobre en patrimonio no posee casi nada ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info (generalmente apenas un 5% del patrimonio total), la décima parte superior de la jerarquía de los patrimonios posee una neta mayoría del total (generalmente más de un 60% del patrimonio total, y en ocasiones hasta un 90%)». La desigualdad de los patrimonios, que se traduce en una desigualdad de los ingresos, marca, según Piketty, el curso entero de la historia, en la que las tasas de crecimiento de la población y de la producción no han pasado generalmente del 1% anual, mientras el «rendimiento puro» del capital se ha mantenido entre el 4% y el 5%. Estas consideraciones le llevan a una interpretación formulada rotundamente: «Durante una parte esencial de la historia de la humanidad el hecho más importante es que la tasa de rendimiento del capital ha sido siempre menos de diez a veinte veces superior a la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso. En eso se basaba, en gran medida, el fundamento mismo de la sociedad: era lo que permitía a una clase de poseedores consagrarse a algo más que a su propia subsistencia». Que es tanto como decir que la civilización, la ciencia y el arte son hijos de la desigualdad. Después habría venido, en el siglo XX, una etapa en la que las reglas del juego parecían estar cambiando, como consecuencia sobre todo, sostiene, de las destrucciones causadas por las dos guerras mundiales y por las conmociones sociales, que llevaron a ese mínimo de la desigualdad que se ha producido entre 1945 y 1980. Pero la normalidad se restableció a partir de los años ochenta, hasta llegar a la extrema desigualdad actual. De este hecho arranca su previsión de que en el transcurso del siglo XXI, es decir hasta 2100, el crecimiento de la producción será apenas de un 1,5 por ciento y nos encontraremos en una situación en que la superioridad de los rendimientos del capital volverá a ser como antes y se habrá restablecido la normalidad. Todo lo que termina con una conclusión pesimista: «No hay ninguna fuerza natural que reduzca necesariamente la importancia del capital y de los ingresos procedentes de la propiedad del capital a lo largo de la historia». Ahora bien, yo he vivido en esta edad anterior a 1980 en que éramos muchos, yo diría que muchos millones en todo el mundo, los que pensábamos que las reglas del juego estaban cambiando permanentemente en favor de un reparto más justo de la riqueza, y que valía la pena esforzarse para seguir avanzando en esta dirección. Es por eso que me niego personalmente a aceptar que lo que pasó en este medio siglo de mejora colectiva fuera simplemente un accidente, y pienso que hay que examinar de cerca los acontecimientos del período que va de 1914 a 1980, introduciendo en el análisis los factores políticos que carecen por completo el libro de Piketty, donde, por poner un ejemplo, la palabra «sindicatos» aparece una sola vez (en la página 471 de la edición original francesa). Esta otro tipo de exploración de la evolución de la desigualdad en el siglo XX, en clave política, debe comenzar forzosamente por el gran cambio que representó la revolución rusa de 1917. ¿Por qué digo un «gran cambio»? En 1917 había una larga tradición de luchas obreras encaminadas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, y existía una amplia tradición en apoyo del «socialismo», aunque sólo un intento de aplicarlo a la realidad había ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info llegado a cuajar, el de la Commune de París de 1871, que duró poco más de dos meses y nos dejó como legado un himno, la Internacional, que anunciaba que «el mundo cambiará de base». Pero la verdad era que, desde finales del siglo XIX, tanto la lucha de los sindicatos como la actuación política de los partidos llamados socialistas o socialdemócratas había renunciado a los programas revolucionarios para dedicarse a la pugna por la mejora de los derechos sociales dentro de los marcos políticos existentes, con voluntad de reformarlos, pero no de derribarlos. El caso del SPD alemán, del partido socialdemócrata que podía considerarse como legítimo heredero de Marx y de Engels, es revelador. En los años anteriores al inicio de la Primera Guerra Mundial era el partido que tenía más diputados en el parlamento alemán, contaba con más de un millón de afiliados y con un centenar de periódicos, pero no se proponía hacer la revolución, sino que aspiraba a obtener un triunfo parlamentario que le permitiera reformar y democratizar el estado. De modo que, cuando se produjo la declaración de guerra, los socialistas votaron los créditos y procuraron mantener la paz social, aconsejando a los trabajadores que, mientras durase la guerra, dejaran de lado las huelgas y los conflictos. Situados en esta perspectiva no cuesta entender que lo que pasó en Rusia en el transcurso de 1917 significara una ruptura, un paso adelante inesperado, que mostraba que un movimiento surgido de abajo, de la revuelta de los trabajadores y de los soldados, podía llegar a hacerse con el control de un país y hacerlo funcionar de acuerdo con unas reglas nuevas. Porque lo más innovador de este movimiento fue que, desde los primeros momentos, desde febrero -o marzo, según nuestro calendario- de 1917 no actuaba solamente a partir de un parlamento, sino que se basaba en un doble poder, una parte esencial del cual la formaban los consejos de trabajadores, soldados y campesinos, que comenzaron entonces a construir una especie de contraestado. Añadamos a esto que el proceso aceleró rápidamente, sobre todo por iniciativa de Lenin, que proponía renunciar al programa de una asamblea constituyente, es decir, el sistema parlamentario burgués donde todo contribuía, decía él, a establecer «una democracia sólo para los ricos «- y pasar directamente a otra forma de organización en que el poder debía estar en manos de consejos elegidos desde abajo, con una etapa transitoria de dictadura del proletariado – porque no era previsible que los privilegiados del viejo sistema aceptaran su desposesión sin resistencias- que llevaría finalmente a establecer una sociedad sin estado y sin clases. Para los millones de europeos en 1917 estaban combatiendo en los campos de batalla, y que habían descubierto ya que esa guerra no se hacía en defensa de sus intereses, la imagen de lo que estaba pasando en Rusia era la de un régimen que había liquidado la guerra de inmediato, que había repartido la tierra a los campesinos, que otorgaba a los obreros derechos de control sobre las empresas y que daba el poder a consejos elegidos que debían ejercer de abajo arriba. ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info El nuevo emperador de Austria-Hungría, Carlos I, le escribía el 14 de abril de 1917 al Kaiser: «Estamos luchando ahora contra un nuevo enemigo, más peligroso que las potencias de la Entente: contra la revolución internacional». Carlos -que, por cierto, fue beatificado en 2004 por el papa Woytila- había sabido entender la diferencia que representaba lo que estaba pasando en Rusia: se había dado cuenta de que aquel era un enemigo «nuevo», que no había que confundir con lo que significaban las revueltas, manifestaciones y huelgas que se habían producido, y seguían produciéndose en aquellos momentos, en Austria y Alemania. Porque es verdad que en los dos países se estaban produciendo tantos movimientos de protesta que hicieron nacer entre los bolcheviques rusos la ilusión, totalmente equivocada, de que la revolución se podía extender fácilmente en la Europa central. No llegó a haber una revolución ni siquiera en Alemania, que era donde parecía más inminente. Pero el miedo de que pudiera producirse fue lo que explica que a principios de noviembre de 1918 los jefes militares alemanes decidieran que habían de acabar la guerra para poder destinar las fuerzas a aplastar la revolución. Fueron los militares los que, ante la necesidad de satisfacer las exigencias que el presidente norteamericano Wilson ponía para negociar la paz, destituyeron el emperador y optaron por pasar el poder a un gobierno integrado por socialistas, con la condición, pactada previamente entre los jefes del ejército y el del Partido socialista, Friedrich Ebert, que «el gobierno cooperará con el cuerpo de oficiales en la supresión del bolchevismo». Los temores de los militares tenían suficiente fundamentos, ya que parecía que si en algún lugar podía repetirse la experiencia soviética era en la Alemania de noviembre y diciembre de 1918, cuando en Baviera y Sajonia se proclamaban «repúblicas socialistas», y en Berlín se reunía un congreso de los representantes de los Consejos de trabajadores y de soldados de Alemania donde, entre otras cosas, se reivindicaba que la autoridad suprema del ejército pasara a manos de los consejos de soldados y que se suprimieran los rangos y las insignias. La gran victoria de Friedrich Ebert fue conseguir que el congreso de los consejos aceptara la inmediata elección de unas cortes constituyentes, que permitieron asentar un gobierno de orden y desvanecieron la amenaza de una vía revolucionaria. Mientras tanto los Freikorps, unos cuerpos paramilitares de voluntarios reclutados por los jefes del ejército, que estaban integrados por soldados desmovilizados, estudiantes y campesinos, dirigidos por tenientes y capitanes, y que actuaban con el apoyo del ministro de Defensa, el socialista Gustav Noske, hacían el trabajo sucio de liquidar la revolución. Comenzaron reprimiendo a sangre y fuego un intento prematuro de revuelta que tuvo lugar en Berlín el 5 de enero de 1919, y que terminó con el asesinato de Karl Liebknecht y de Rosa Luxemburgo, y siguieron luego disolviendo violentamente los consejos de trabajadores y de soldados y liquidando la república soviética de Baviera. No se suele destacar lo suficiente la importancia que tuvo este movimiento contrarrevolucionario que se extendió por Alemania, Austria, Hungría y los países bálticos, con la estrecha colaboración de unos dirigentes ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info políticos que estaban movidos por un terror obsesivo de la revolución rusa. Quizás os sirva para valorarlo saber que estos cuerpos llegaron a contar entre 250.000 y 400.000 miembros. La revolución quedó así aislada en Rusia, lo que no preocupaba demasiado. Ingleses y franceses se cansaron pronto de apoyar a los ejércitos blancos que luchaban contra los soviéticos y lo dejaron correr, preocupados por reacciones como la revuelta de los marineros de la flota que los franceses habían enviado el mar Negro. Lo que realmente les preocupaba era la posibilidad de que el ejemplo soviético se extendiera a sus países: temían sobre todo el contagio. El malestar de los años que siguieron al fin de la Gran Guerra en Francia, en Inglaterra (donde en 1926 se produjo la primera huelga general de su historia), en España (donde de 1918 a 1921 se desarrolla lo que se llama habitualmente el «trienio bolchevique») o en Italia (con las ocupaciones de fábricas de 1920) no llevó a ninguna parte a movimientos revolucionarios que aspiraran a tomar el poder. En Italia, por ejemplo, tanto el partido socialista como el sindicato mayoritario se negaron a apoyar actuaciones encaminadas a la toma del poder. De esta manera la ocupación de las fábricas no podía llevar más allá de la obtención de algunas concesiones de los patrones. Pero el miedo a la revolución «à la rusa» estaba muy presente en el imaginario de los dirigentes de la Europa burguesa, y los sindicatos aprendieron pronto a usarla para negociar con mayor eficacia las condiciones de trabajo y los salarios. Las mejoras en el terreno de la desigualdad que se fueron consiguiendo posteriormente, desde la década de los treinta, no se explicarían suficiente sin el pánico al fantasma soviético. Cuando la crisis mundial creó una situación de desempleo y de pobreza extremas, se recurrió a dos tipos diferentes de soluciones. En países donde la amenaza parecía más grande, como eran Italia y Alemania, los movimientos de signo fascista comenzaron disolviendo los partidos y sindicatos izquierdistas violentamente. En el caso de Alemania, Hitler repitió en 1934 el pacto con el ejército que Ebert había hecho en noviembre de 1918. Ante la amenaza que representaban las tropas de las SA, que querían sacar adelante las promesas revolucionarias de los programas nazis, los militares avisaron a Hitler de que o bien detenía el asunto él o lo haría el ejército por su cuenta. Los militares colaboraron dando armas a las SS para el exterminio de las SA que se produjo a partir de la noche de los cuchillos largos, el 30 de junio de 1934. Pero quizá lo más interesante sea la justificación que Hitler dio de su actuación en este caso, al decir que había querido evitar que se volviera a producir en Alemania un nuevo 1918. En otro caso en que las consecuencias de la crisis eran de una gravedad extrema, como era el de los Estados Unidos, la solución consistió en establecer una política de ayudas y de concesiones en el terreno social, dentro del programa del New Deal. Se suele ignorar que los años que van de 1931 a 1939 fueron un tiempo en los Estados Unidos de grandes huelgas y de graves conmociones sociales. Con motivo de una de estas huelgas, Los Angeles Times escribía: «La situación (…) no se puede describir como una huelga general. Lo que hay es una insurrección, una revuelta organizada por los ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info comunistas para derribar el gobierno . Sólo se puede hacer una cosa: aplastar la revuelta con toda la fuerza que sea necesaria». Aparte de estas luchas, los trabajadores estadounidenses utilizaban también para defenderse de la crisis medidas de auto-organización: en Seattle el sindicato de los pescadores intercambiaba pescado para frutas, verduras y leña. Había 21 locales, con un comisario delante, para hacer estos intercambios. A finales de 1932 había 330 organizaciones varias de auto-ayuda para todo el país, con 300.000 miembros. Sin este contexto de luchas sociales no hay forma de encontrar una explicación racional del New Deal y de sus medidas de ayuda, como la Civil Works Administration, que llegó a dar empleo a 4 millones de trabajadores, o el Civilian Conservation Corps, que cogía jóvenes solteros y los llevaba a trabajar en los bosques pagándoles un salario de un dólar al día para trabajos de recuperación o de protección contra las inundaciones. Todo esto se hacía bajo la vigilancia inquieta de los empresarios, que veían por todas partes la amenaza del socialismo. De hecho, el miedo a la clase de giro a la izquierda que les parecía que se estaba produciendo con Roosevelt generó una fuerte reacción que es lo que explica que en 1938 se fundara el Comité del congreso sobre actividades anti-americanas, encargado de descubrir subversivos en los sindicatos o entre las organizaciones del New Deal. El macartismo no es un producto de la guerra fría, sino la continuación del pánico contra lo rojo nacido en los años treinta. Tras el fin de la segunda guerra mundial, en 1945, el miedo a la extensión del comunismo en Europa parecía justificada por el hecho de que los años 1945 y 1946 los comunistas obtuvieron más del 20 por ciento de los votos en Checoslovaquia, en Francia (donde fueron el partido más votado) y en Finlandia, y muy cerca del 20 por ciento en Islandia o en Italia. No había en ninguno de estos casos propósitos revolucionarios por parte de los comunistas, porque, paradójicamente, el propio Stalin se había convertido a la opción parlamentaria, y aconsejaba a los partidos comunistas europeos que no se embarcaran en aventuras revolucionarias. La guerra fría tenía el objetivo de crear una solidaridad en la que los Estados Unidos ofrecerían a sus aliados la protección contra el enemigo revolucionario, del que sólo ellos podían salvar, con su superioridad militar, reforzada por el monopolio de la bomba atómica. Detrás de este ofrecimiento de protección había el propósito de construir un mundo de acuerdo con sus reglas, en el que no sólo tendrían una hegemonía militar indiscutible, sino también un dominio económico. Mantener este clima de miedo a un choque global contra un enemigo, el soviético, que podía aplastar cualquier país que no estuviera bajo la protección de los estadounidenses y de sus fuerzas nucleares, era necesario para sostener este control político global, y para hacer negocio, de paso. Aparte de eso, sin embargo, la necesidad de hacer frente a lo que temían realmente, que no eran las armas soviéticas, sino la posibilidad de que ideas y ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info movimientos de signo comunista se extendieran por los países «occidentales», los llevó a todos a recurrir a políticas que favorecían un reparto más equitativo de los beneficios de la producción y a un abastecimiento más amplio de servicios sociales universales y gratuitos: son los años del estado del bienestar, los años en que encontramos los valores mínimos en la escala de la desigualdad social. Desde 1968, sin embargo, se empezó a ver que no había que temer ningún tipo de amenaza revolucionaria, porque ni los mismos partidos comunistas parecían proponérselo. En el París de mayo de 1968, en plena euforia del movimiento de los estudiantes, que estaban convencidos de que, aliados con los trabajadores, podían transformar el mundo, el partido comunista y su sindicato impidieron cualquier posibilidad de alianza y se contentaron pactando mejoras salariales con la patronal y recomendando a los estudiantes que se fueran a hacer la revolución a la Universidad. Al mismo tiempo, los acontecimientos de Praga demostraban que el comunismo soviético no aspiraba a otra cosa que a mantenerse a la defensiva, sin tolerar cambios que pusieran en peligro su estabilidad. A mediados de los años setenta, a medida que resultaba cada vez más evidente que la amenaza soviética era inconsistente, los sectores empresariales, que hasta entonces habían aceptado pagar la factura de unos costes salariales y unos impuestos elevados, comenzaron a reaccionar. La ofensiva comenzó en tiempos de Carter, impidiendo que se creara una Oficina de representación de los consumidores, por un lado, y abandonando los sindicatos en la defensa de sus derechos, por otra, y prosiguió con Reagan en Estados Unidos, y con la señora Thatcher en Gran Bretaña, luchando abiertamente contra los sindicatos. Como consecuencia de esta política comenzaba de nuevo el crecimiento de la curva de la desigualdad, que se alimentaba de la rebaja gradual de los costes salariales y fiscales de las empresas. ¿Se puede considerar una simple coincidencia que la mejora de la igualdad se haya producido coetáneamente a la expansión de la amenaza comunista -o, más exactamente, del miedo a la amenaza comunista- y que el cambio que ha llevado al retorno a las graves proporciones de desigualdad que estamos viviendo hoy coincida con la desaparición de este factor? Y déjenme insistir: no me estoy refiriendo a la amenaza de la Unión Soviética como potencia militar, que nunca existió (las diferencias de potencial militar en favor de los Estados Unidos eran enormes, pero eso se escondía al público, que de otro modo quizá no habría aceptado tan mansamente los gastos y las restricciones que comportaba la guerra fría). Me estoy refiriendo a la amenaza, para decirlo con los términos usados para afianzar estos miedos, del «comunismo internacional»; al miedo a la subversión revolucionaria. Dejadme que cite un testimonio de extraña lucidez que supo ver por dónde podían ir las cosas muy bien, ya en el año 1920. El testigo es el de Karl Kraus, que escribió entonces: «Que el diablo se lleve la praxis del comunismo, pero, en cambio, que Dios nos lo conserve en su condición de amenaza constante ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info sobre las cabezas de los que tienen riquezas; los que, a fin de conservarlas, envían implacables los otros a los frentes del hambre y del honor de la patria, mientras pretenden consolarlos diciendo y repitiendo que la riqueza no es lo más importante de esta vida. Dios nos conserve para siempre el comunismo para que esa chusma no se vuelva aún más desvergonzada (…) y que, al menos, cuando se vayan a dormir, lo hagan con una pesadilla». Y es que buena parte de lo que llamamos progresos sociales, desde la revolución francesa hasta la fecha, está estrechamente asociado a las pesadillas de las clases acomodadas, obligadas a hacer concesiones como consecuencia del miedo a perderlo todo a manos de los bárbaros. La abolición de la esclavitud, por ejemplo, no se explicaría sin el pánico que produjo la matanza de los colonos en Haití durante la revolución de 1791. Que resulte que en la actualidad hay en el mundo más esclavos que en 1791 (la cifra actual de los trabajadores forzados se calcula que oscila entre los 13 y los 27 millones) obliga a hacer algunas reflexiones sobre el significado de lo que los libros de historia llaman abolición de la esclavitud. Nada comparable, sin embargo, con el pánico que provocó desde su inicio la revolución rusa, y que se ha mantenido persistentemente tanto en el terreno de la propaganda política como en el de la historia. Aún hoy los hechos de Ucrania son aprovechados para rehacer la misma historia de la amenaza al mundo libre. En un artículo de una revista erudita de historia de la guerra fría que estudia las organizaciones «stay behind», que Estados Unidos y Gran Bretaña montaron en Europa para poder oponerse a un posible ascenso comunista, la más conocida de las cuales es Gladio, que preparaba una respuesta violenta en Italia si los comunistas ganaban unas elecciones, el autor trata de justificar que siguieran incluso después de la desaparición de la Unión Soviética y argumenta que, con la agresión rusa actual en Ucrania, tiene lógica mantener «algunos de los mismos elementos de seguridad» de la guerra fría. O sea que el anticomunismo dura incluso después de la muerte del comunismo. Nos hemos nutrido de la historia criminal del comunismo, que se nos sigue repitiendo cada día, y nos ha faltado, en cambio, conocer en paralelo una historia criminal del capitalismo que permitiera situar las cosas en un contexto más equilibrado. El estudio de la revolución rusa, como veis, es necesario para entender la historia del siglo XX, y la situación a la que esta historia nos ha llevado. Hay, sin embargo, más motivos que hacen necesario este estudio, a los que me referiré brevemente porque el tiempo no da para más. Uno de los más importantes es el de dilucidar porqué el proyecto social de 1917 terminó fracasando. Y no me refiero al hundimiento final de la estructura política de la Unión Soviética después de 1989, sino a la incapacidad de construir ese modelo de una sociedad libre y sin clases que se había planteado al inicio de la revolución. Es un tema que nos obligará a revisar toda una serie de cuestiones, empezando por la crisis de marzo de 1921, cuando se celebraba el décimo congreso del partido comunista, mientras los trabajadores de Petrogrado se ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info declaraban en huelga, con el apoyo de los marineros de la base de Kronstadt, no sólo por razones económicas, sino en demanda de más derechos de participación, y de nuevas elecciones a los soviets, que se habían convertido, en el transcurso de la guerra civil, en una simple cadena de transmisión de las órdenes dadas desde arriba por unos mandos que no habían sido elegidos. Tendremos que explorar después qué significaba realmente el programa de la planificación tal como lo estaban elaborando, hasta 1928, los hombres que trabajaban en el Gosplan, y la forma en como su proyecto fue pervertido por Stalin, que lo convirtió en un instrumento para un proyecto de industrialización forzada, que tenía que ir acompañado de una política de terror encaminada a someter a amplias capas de la población a unas condiciones de trabajo y de explotación inhumanas. O tendremos que investigar las razones del fracaso del proyecto de las democracias populares en 1945, del que hablaba Manfred Kossok, que lo vivió, evocando «aquellos años de las grandes esperanzas, de las visiones, de las utopías -la fin del imperialismo en 10 o 20 años, liberación de todos los pueblos, bienestar universal, paz eterna- unos años de ilusiones heroicas: el socialismo real como el mejor de los mundos». Un proyecto del que decía Edward Thompson: «este fue un momento auténtico, y no creo que la degeneración que siguió, en la que hubo dos actores, el estalinismo y occidente, fuera inevitable. Pienso que hay que volver a ocuparse de esto y explicó que este momento existió». Hay, en efecto, que estudiar todos estos momentos diversos en que las cosas pudieron ser diferentes. Y hay un aspecto central de esta cuestión que habría que examinar con detenimiento. ¿Tenía viabilidad el proyecto de Lenin de crear una sociedad sin clases, que implicaba abolir no sólo el aparato del estado sino el trabajo asalariado? No hace mucho que Richard Wolff, profesor emérito de Economía de la Universidad de Massachusets, repasaba diversos momentos de la historia de las revoluciones –la avolición de la esclavitud, el fin del feudalismo, la revolución socialista de 1917- y mostraba que cada una de ellas había aportado beneficios y libertades, pero que todas habían acabado dejando el terreno abierto a una nueva forma de explotación (en el caso de 1917, la de un capitalismo de Estado) porque no habían sabido entender que la sola forma de abolir la explotación es acabar con la extracción de los excedentes del trabajo de las manos de los que lo producen. Para Wolff esto se consigue con formas de organización cooperativas y apunta a un movimiento bastante interesante de formación de pequeñas cooperativas que se desarrolla actualmente en los Estados Unidos. Pero olvida un aspecto que Lenin tenía suficientemente en cuenta: que a fin de abolir la explotación lo primero que hace falta es haber despojado del poder político a los que resultarían perjudicados con este cambio. Podría servir de ejemplo lo ocurrido con Mondragón, que muchos, incluyendo el mismo Wolff, presentaban como el modelo de una alternativa. Puedes hacer lo que quieras montando cooperativas, grandes o pequeñas, pero no cambiará nada si mientras tanto tienes en Madrid un Montoro que tiene a su disposición todo el poder del estado para modificar las reglas como le convenga. ¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? www.sinpermiso.info Otra propuesta que sería interesante considerar, pero de la que conocemos todavía demasiado poco, es la de Abdullah Öcalan, el dirigente del PKK kurdo, aprisionado por los turcos desde 1999, que hace unos años propuso la fórmula del confederalismo democrático, que propone reemplazar el estado-nación por un sistema de asambleas o consejos locales que generen autonomía sin crear el aparato de un estado. Hoy este proyecto tiene una primera plasmación en Rojava, la zona del norte de Siria donde se ha instalado el que un reportaje de la BBC califica como «un mini-estado igualitario, multi-étnico (porque encierra en pie de igualdad kurdos, árabes, y cristianos), gobernado comunitariamente». Son justamente los que están combatiendo para reconquistar la ciudad de Kobane. Os recomiendo que veáis este documental de la BBC -lo encontrareis tanto en Google como en YouTube, con el título de «Rojava: Sirya’s secret revolution». ¿Por qué hablo de estas cosas, que parecen muy lejos del estudio de la revolución de 1917? He dicho antes que debíamos estudiarla para llegar a entender nuestra propia historia; pero es evidente que este estudio no lo veo como un puro ejercicio intelectual sin fines prácticos. La utilidad que puede tener, que debe tener, es la de ayudarnos a rescatar de aquellos proyectos que no tuvieron éxito -por errores internos y por la hostilidad de todas las fuerzas que se oponían a los avances sociales que promovían – lo que pueda servirnos aún para el trabajo de construir una sociedad más libre y más igualitaria. Porque me parece indiscutible que el propósito que movió a los hombres de 1917 era legítimo. Como dijo Paul Eluard: «Había que creer, era necesario / creer que el hombre tiene el poder / de ser libre y de ser mejor que el destino que le ha sido asignado». Y pienso que necesitamos seguirlo creyendo hoy.

El capitalismo cambió las reglas, la política cambió de lugar

http://nuso.org/articulo/el-capitalismo-cambio-las-reglas-la-politica-cambio-de-lugar/
El capitalismo financiero ha cooptado todos los espacios de la vida contemporánea y la política no ha encontrado caminos certeros para enfrentar sus desafíos.
Por Ladislau Dowbor
Octubre 2016
Aquello que eran deformaciones fragmentarias, penetraciones puntuales a través de lobbies, de actos de corrupción y de «puertas giratorias» entre el sector público y el privado, pasó a cobrar un mayor volumen y se convirtió por ósmosis en poder político articulado dentro del cual el interés público es algo que aflora solo por momentos, y siempre a raíz de los prodigiosos esfuerzos de las manifestaciones populares, o de frágiles artículos en la prensa alternativa, o de algún que otro político independiente.
El poder corporativo se sistematizó, capturó una a una las variadas dimensiones de la expresión y el ejercicio del poder, y esto dio lugar a una nueva dinámica o una nueva arquitectura del poder realmente existente.
Lo primero a tener en cuenta es que se trata de gigantes corporativos, y ya no de millones de unidades pequeñas y medianas cuyo poder se diluye.
 En el capitalismo del siglo XXI, posterior a la crisis de 2008, 737 grupos controlan 80% del mundo corporativo y solo 147 de ellos controlan un 40%; tres cuartas partes de estos últimos son bancos.
Un grupo de 16 especuladores (traders) que operan a escala planetaria controlan lo esencial del mercado de intermediación de commodities, la sangre de la economía mundial.
 Las 28 instituciones financieras de importancia sistémica (systemically important financial institutions, SIFI) disponen, como orden de magnitud, de unos 50 billones de dólares, cuando el PIB mundial es del orden de los 75 billones.
 Cada una de esas 28 instituciones maneja en promedio 1,8 billones de dólares; para hacernos una idea de su magnitud, el PIB de un país como Brasil es de 1,5 billones.
Y Brasil es la séptima potencia económica del mundo. Como dice Octavio Ianni, la política cambió de lugar.
Un segundo eje de análisis para este proceso es el cambio radical en las formas de apropiación de la renta y la riqueza.
En el viejo capitalismo explotador, el capitalista explotaba pero también invertía, producía y generaba empleo. Había un adversario contra el cual luchar.
 Hoy, con un sistema financiero globalizado, la apropiación de la plusvalía obedece a mecanismos centrados en la especulación con derivados (más de 600 billones de dólares de outstanding derivatives, cerca de ocho veces el PIB mundial), con deuda pública (52 billones de dólares para el conjunto de los países endeudados), con impuestos que recaen sobre personas físicas y jurídicas, y con incontables tasas sobre tarjetas de crédito, seguros y otros productos cada vez más complejos que drenan las economías mundiales.
Hoy, tal como afirma el dicho, la cola mueve al perro.
 En esta era de financiarización global, la plusvalía financiera se ha convertido en la forma dominante de apropiación de la renta y la riqueza. Joseph Stiglitz lo resume así: «Mientras que antes las finanzas constituían un mecanismo para inyectar dinero a las empresas, hoy sirven para extraer dinero de ellas».
Este capitalismo disfuncional en términos económicos necesita cada vez más del Estado para compensar con poder político toda la legitimidad que pierde en la esfera económica.
 De este modo el poder económico, predominantemente bajo la forma financiera, conduce con rapidez a la deformación del sistema político. Martin Wolf, periodista jefe de la sección económica del Financial Times, sintetiza muy bien esta transformación:
«Los incrementos ampliamente distribuidos de la renta real jugaron un papel vital en la legitimación del capitalismo y en la estabilización de la democracia.
Hoy, sin embargo, al capitalismo se le hace cada vez más difícil generar un incremento similar en la prosperidad.
 Por el contrario, lo que se pone en evidencia es una creciente desigualdad y una reducción en el ritmo de crecimiento de la productividad.
Esta combinación nociva vuelve a la democracia intolerante y al capitalismo ilegítimo».
El poder financiero de los gigantes corporativos mundiales es avasallador.
Y es difícil hacerse a la idea de que tal máquina económica ha de abstenerse de ejercer el correspondiente poder político.
 En los hechos, la apropiación del poder se produce de modo acelerado en las más diversas áreas, y basta conectar un hilo con otro para percatarse del impacto en todo el sistema.
 Para lo que sigue vamos a considerar, dentro del marco limitado de este artículo, solo algunas de las principales tendencias.
Una de ellas es la expansión misma de los lobbies tradicionales. Solo en Europa, Google tiene contratadas ocho empresas de lobby, además de financiar de manera directa a parlamentarios y miembros de la Comisión.
 La empresa posiblemente deba pagar 6.000 millones de euros por ilegalidades cometidas en Europa. Los gastos de Google en este área ya se acercan bastante a los de Microsoft.
En Brasil se está negociando una propuesta de enmienda de la Constitución que legitimaría la interferencia política directa por parte de las empresas en todas las esferas de gobierno (PEC 47/2016).
En tanto que el lobby todavía se puede considerar como una forma externa de presión, mucho más importante es el financiamiento directo de las campañas políticas, llevado a cabo a través de los partidos o como inversión directa en determinados candidatos.
 En Brasil, una ley promulgada en 1997 autorizó a las empresas a financiar candidatos, lo que causó un impacto desastroso en el comportamiento de diputados y senadores, que acabaron creando bancadas corporativas.
En 2010 Estados Unidos tomó el mismo camino, tras lo cual se hizo habitual el comentario «tenemos el mejor Congreso que el dinero puede comprar». En Brasil finalmente el Supremo Tribunal Federal decretó en 2015 la ilegalidad de tal práctica, aunque se esperan nuevas presiones.
La cooptación del ámbito jurídico adquirió una enorme importancia.
Una forma particularmente dañina de este proceso se dio a través de los llamados «settlements», acuerdos por los cuales las corporaciones se someten a pagar una multa pero no quedan obligadas a reconocer sus culpas, y así evitan que el proceder penal recaiga sobre los responsables.
 De este modo los administradores corporativos y los financistas se quedan tranquilos ante la certeza de que no serán procesados. Stiglitz afirma: «Hemos observado en varias oportunidades que ninguno de los responsables de los grandes bancos que llevaron al mundo al borde del colapso fue hallado responsable de su nocivo accionar. ¿Cómo es posible que no haya responsables, sobre todo teniendo en cuenta la magnitud de los acontecimientos de los últimos años?».
 La senadora estadounidense Elizabeth Warren ha presentado informes donde describe de manera precisa estos mecanismos, identificando por su nombre a las empresas y sus formas de apropiación.

Esto es lo que le pasaría a tu cuerpo si tomaras 10 Coca-Colas diarias durante un mes

https://mundo.sputniknews.com/sociedad/201611041064600212-consumo-exceso-coca-cola/

 

En teoría todos sabemos que el consumo ilimitado de refrescos azucarados puede resultar en graves problemas de salud.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué le pasaría a tu cuerpo si solo bebieras Coca-Cola durante un mes?

Recientemente la empresa Coca-Cola ha anunciado el lanzamiento de Coke Ginger (Jengibre), un nuevo refresco de sabor de jengibre de edición limitada, el cual parece haber dividido a los fans de la bebida en dos bandos opuestos.
 En medio de tanta controversia, decidimos recordar un experimento interesante llevado a cabo por el estadounidense George Prior.
El hombre de 50 años (en 2014) decidió desafiar su salud sometiéndose a una prueba.
Esta consistía en beber 10 latas de Coca-Cola (el tipo clásico) al día durante un mes.
 Hay que aclarar que antes del experimento, Prior gozaba de buena salud y seguía la dieta paleo que consiste en el consumo de carne magra, pescado y verduras.
 «Insto a las personas a que monitoreen la cantidad de azúcar en su dieta.
 Deben ser conscientes de los efectos reales perjudiciales del azúcar para la salud», dijo en uno de sus vídeos.
Entre los efectos que sufrió el mismo Prior se registraron un aumento de grasa corporal, subida de peso en más de 10 kilógramos, desarreglos de sueño, presión arterial disparada y un incremento peligroso de los niveles de insulina.
 No obstante, lo que parece ser lo más preocupante es que tras terminar el experimento, Prior se dio cuenta de haberse vuelto adicto a Coca-Cola.
Así, una vez acabada la prueba, el hombre manifestó que su proyecto buscaba educar a la gente, y sobre todo a los padres, sobre los daños —a veces irreversibles— que puede producir el exceso del consumo de refrescos azucarados.
 «Los niños no deben beber Coca Cola. Pero tampoco deben beber los zumos. Son todos azucarados y es malo para ellos», concluyó Prior.

 

Adriana – Solo Trump sintonizó con el profundo EE.UU

http://www.mercado.com.ar/

Por eso es hoy el Presidente electo. Nadie sabía nada. Ni los medios, ni los encuestadores, ni los analistas políticos, ni los académicos, ni la clase ilustrada. Emergió el poder de los resentidos, los frustrados, los postergados. Y todo cambió.

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Donald Trump, presidente electo de EEUU.

Al principio de la jornada electoral, se barajaban diez encuestas nacionales de último momento. Ocho daban victoriosa a Hillary Clinton. Una anunciaba empate. La última, apostaba por Trump. Desde hoy, las acciones de ésta han crecido.

Al final de la larga vigilia, los azorados comentaristas se preguntaban: ¿quiénes serán ministros de Trump? ¿Cuáles serán los lineamientos centrales de su gestión? ¿Cómo serán las relaciones con ambas cámaras (les dio el triunfo en el Senado a la republicanos) y dentro del mismo partido de gobierno con la actual dirigencia que le dio la espalda?
Es que con Trump son todos interrogantes. Incluso en temas donde se supone que se conoce su pensamiento, como es el caso de los inmigrantes, las alianzas comerciales y militares.

Lo cierto es que si con una campaña de pocos meses transformó el escenario político y de los partidos del país, mucho más podrá incidir sobre las corrientes principales de pensamiento de la sociedad estadounidense durante los próximo cuatro años (si no son ocho).
A partir de ahora hay una nueva forma de hacer política, otro modo de entender el funcionamiento de la democracia estadounidense y del rol del país en el escenario global.

Muchos políticos tendrán la tentación de seguir su ejemplo y su modelo. La campaña de Trump -ausente de los medios tradicionales y con mucho menor presupuesto que los Demócratas – se centró en las redes sociales. Tal vez eso explica, de un lado, el impacto que logró; y de otra parte, por qué los medios tradicionales no vieron venir el fenómeno Trump y tendieron a subestimarlo.

Queda por ver si la nueva etapa implica decir adiós a toda pretensión de inyectar seriedad y trascendencia en el debate político estadounidense. Con el consiguiente efecto que tendrá sobre las instituciones y sobre la esencia misma del concepto actual de democracia.

En cuanto al Partido Republicano, puede quedar bajo control total del nuevo mandatario, fragmentarse, caer en manos de un émulo de Trump, o rejuvenecer con aportes de nuevos dirigentes. En otras latitudes, las consecuencias del fenómeno son perceptibles.

Muchos países europeos están viendo el auge de partidos de extrema derecha, que militan contra los inmigrantes. Sin hablar de todos los matices del Brexit británico y de la militancia a favor del proteccionismo comercial y en contra de tratados globales.

Esta es tal vez la verdadera tragedia: el modo de entender la política de Trump comienza a verse como parte normal de la escena cotidiana.

Aida. ALIMENTOS GERMINADOS DESCÚBRELOS

por Alimentos para la salud y bienestar

Los alimentos germinados son brotes o semillas que aportan un gran valor nutricional a nuestro organismo, son fáciles de digerir y también son utilizados como medicinas naturales. Estos alimentos poseen un gran valor en cuanto a minerales y vitaminas se refiere, están disponibles en cualquier época del año, y se consiguen en cualquier lugar del mundo. Alimentos germinados semillas de salud.

Porque comer alimentos germinados

VENTAJAS DE CONSUMIR ALIMENTOS GERMINADOS

  1. A) Es recomendable para las personas que padecen problemas digestivos, ya que son mas fáciles de asimilar y digerir, y aun así evita la aparición de gases o cólicos.
  2. B) Aporta las vitaminas: A, C, B1, B6, K. Los minerales como: Hierro, fosforo, magnesio, potasio y calcio. Posee fibras, acido fólico y acido graso.
  3. C) Son ricos como nutrientes, y contienen altos contenidos de proteínas.
  4. D) Revitaliza y remineraliza el organismo.
  5. E) Refuerza el sistema inmunitario.
  6. F) Ofrecen fuentes de enzimas que ayudan a mantener el cuerpo sano y en forma. Es recomendable consumirlos frescos, pues así se aprovechan mas las enzimas.
  7. G) Tienen altos contenidos de clorofilas y antioxidantes.
  8. H) Posee efectos rejuvenecedores y energizantes.
  9. I) Son excelentes para perder peso, ya que son bajos de calorías y satisface el hambre por mas tiempo.
  10. J) Su sabor es suave y es utilizado en; Las ensaladas, las sopas, los granos, los sándwiches, las carnes, las pastas, los jugos y cualquier otro alimento.

Alimentos germinados

TIPOS DE ALIMENTOS GERMINADOS

A la hora de escoger los alimentos germinados, se debe tener en cuenta que no todos son aptos para el consumo,por lo que se recomienda leer e investigar acerca de ellos. A continuación te nombrare los mas comunes y de fácil acceso en el mercado.

LISTA DE 14 ALIMENTOS GERMINADOS

1) La alfalfa: Es la mas popular y consumida en el mundo, es conocida por ser un depurativo, combatir la fatiga y ayudar en la debilidad.

2) La avena: Es necesaria para el desarrollo de la estructura muscular, cerebral y nerviosa. Es comúnmente utilizada para las depresiones, los trastornos nerviosos y las alteraciones del sueño.

3) El berro: Regula el metabolismo y neutraliza el exceso de toxinas, es un depurativo de la sangre y es recomendada para combatir los síntomas de la fatiga.

4) El rábano: Tiene un sabor agradable, es recomendable para controlar la digestión pesada, es bactericida y útil para controlar y calmar la tos.

5) La soja verde o judías: Fortalece el sistema nervioso, disminuye el exceso de colesterol, tiene efectos de relajantes. Es útil para controlar la menopausia, la fatiga y los cambios de animo.

6) El guisante verde: Es adecuado para obtener un buen crecimiento y una mejor calidad en la visión.

7)La lentejas: Tonifica el cuerpo, retrasa el envejecimiento y combate el estrés.

8) La semilla de mostaza: Su sabor es picante, y es recomendada para la gastritis, enteritis y los trastornos digestivos.

9) El maíz: Ayuda a conservar la tensión muscular del tracto intestinal.

10) El trigo: Su sabor es dulce. Es un buen regenerador de células, previene las infecciones y sirve para los trastornos nerviosos.

11) El arroz integral: Es excelente para conservar los huesos y dientes.

12) El brócoli: Reduce la alta presión, disminuye los riesgos de infarto y las células cancerígenas.

13) El trébol: Es efectivo para controlar los síntomas pre menstruales, la osteoporosis y reducir la aparición de tumores.

14) El poroto: Es un agente anti inflamatorio y muy buen antiséptico.

RAZONES PARA CONSUMIR ALIMENTOS GERMINADOS

Según los estudios científicos se ha comprobado que existen razones suficientes para consumirlos, ya sean como brotes o semillas, crudos o cocidos, por las siguientes razones:

  1. A) Los alimentos germinados suelen ser pequeños, pero están llenos de una gran fuente de nutrición, empezando con las vitaminas, minerales, proteínas, antioxidantes, y enzimas libres. Se considera que hay mas enzimas en los germinados, que en las frutas y verduras. Estas enzimas son las proteínas que ayudan a poner en funcionamiento nuestro organismo.
  2. B) Las proteínas no suelen venir solo de los lácteos, carnes rojas y blancas, también están presentes en estos alimentos y en mayor cantidad.
  3. C) Las fibras que se obtiene de los germinados, asegura una mejor absorción al cuerpo y hace que los intestinos funcionen sin muchos esfuerzos, evitando la acumulación de gases.
  4. D) Por ser bajos en calorías, ayuda a mantener el peso corporal equilibrado.
  5. E) Estos alimentos son bien tolerados en la alimentación de los niños y la tercera edad, ya que son bien asimilables.
  6. F) Son alimentos libres de pesticidas.
  7. G) Los brotes alcalinizan el PH o nivel de ácido en el cuerpo. El consumo de carnes rojas y harinas, hacen que nuestro cuerpo sea ácido, y los germinados ayudan a crear un equilibrio.

 

Aida. EFECTOS DE LAS EMOCIONES Y PENSAMIENTOS NEGATIVOS

por Neuroemocional.com

EFECTOS DE LAS EMOCIONES Y PENSAMIENTOS NEGATIVOS

¿Es posible que las emociones desencadenen molestias físicas? La tristeza, por ejemplo, nos produce cansancio. Según el tipo de sentimiento que nos invada repercutirá en una zona de nuestro cuerpo ¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo influyen los pensamientos en tu salud y en tu cuerpo? Son pocas las veces que la mayoría de personas nos ponemos a pensar cuán impactantes pueden ser los pensamientos para nuestro cuerpo y nuestra salud.

En ocasiones nos dejamos llevar por el estrés, la tensión, la angustia, el desespero, la prisa y muchos otros sentimientos negativos que, sin pensarlo, nos pueden afectar tanto emocional como físicamente, desmejorando nuestra calidad de vida.Todos deberíamos tener claro que la conexión cuerpo-mente es mucho más fuerte de lo que pensamos, pues nuestros pensamientos y emociones pueden ser determinantes a la hora de estimular la producción de ciertas sustancias que pueden influir en nuestra salud física y emocional.

Por ejemplo, la serotonina y la dopamina son dos sustancias que nuestro cerebro libera cuando tenemos un estado de felicidad o euforia. Algo así ocurre con las emociones negativas, pero en lugar de hacerle bien a nuestro cuerpo, le puede generar dolor y muchas otras molestias que impiden sentirse saludable.

Nuestro cerebro tiene la capacidad de almacenar información importante y determinante para el comportamiento y su relación con nuestro cuerpo. Varios expertos coinciden al pensar que todos tenemos la capacidad de definir lo bueno y lo malo de cada situación, siendo nosotros mismos los responsables de otorgarle una connotación negativa o positiva a cada uno de los momentos por los que tenemos que atravesar día a día.

El efecto sobre nuestro cuerpo

Nuestro ser emocional puede derivar en algunas molestias físicas que nos pueden indicar que estamos atravesando por un momento difícil en el que las emociones y pensamientos negativos nos tienen invadidos. Por ejemplo, sentir dolor en el cuello constantemente nos podría estar indicando que tenemos la incapacidad para ver desde diferentes perspectivas.

Una sensación de dolor inexplicable en las caderas nos puede estar indicando que el miedo nos tiene invadidos, posiblemente por no sentirnos con capacidad de tomar decisiones importantes.

El dolor en la espalda alta está relacionado con el dolor del desamor; el dolor de la espalda media se relaciona con la incapacidad para soltar el pasado; y el dolor en la espalda baja está relacionado con el estrés financiero. Una sensación de dolor en las rodillas puede indicarnos miedo, orgullo y falta de dominio sobre el ego.

Cuando estamos atravesando un momento o situación que nos produce ira, en nuestro cuerpo ocurre un efecto bioquímico que nos hace aumentar los niveles de adrenalina y reviviremos las sensaciones una y muchas veces.

Las sensaciones de tristeza influyen mucho en nuestras energías y motivación para enfrentarnos a nuestro día a día. La tristeza nos puede producir fatiga, exceso de cansancio y una bajada importante de energías.

¿Cómo combatir los pensamientos y emociones negativas día a día?

Sí como tenemos momentos buenos y llenos de felicidad, parte de vivir también es pasar por momentos difíciles, que ponen a prueba nuestra fortaleza y nuestra capacidad para controlar nuestras emociones. Para hacer frente a los pensamientos y emociones negativas que nos pueden invadir en cualquier momento de nuestra vida, es muy importante aprender a tener un pensamiento positivo de cada experiencia, por difícil o insuperable que parezca.

Todos los días al levantarnos es muy importante programar cuerpo y mente para asumir el reto de ese nuevo día y esa oportunidad que tenemos para estar bien y vivir felices. Nuestra mente tiene un poder impresionante y puede llevar a cabo todas aquellas cosas que le indiquemos con mucha seguridad. Teniendo en cuenta esto, es importante aplicarnos buenas dosis de positivismo y tratar de verle el lado bueno a las cosas, aunque sea una experiencia relativamente difícil de superar.

Cuando los pensamientos y emociones negativas traten de apoderarse de nuestra vida y de nuestra salud, es muy importante tomarse unos minutos para reflexionar y meditar si en verdad vale la pena gastar nuestras energías en ese pensamiento. Lo más probable es que después de hacer este ejercicio, en lugar de lamentarte y dejarte dominar por esas emociones, quieras darle un cambio a tu vida y buscar soluciones para que esa negatividad no te afecte y te robe tu calidad de vida.

Está comprobado científicamente que el positivismo y las buenas emociones, como la alegría, la felicidad y la risa, liberan hormonas responsables del fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico. Así mismo, se determinó que las emociones negativas pueden actuar de forma contraria y causar un debilitamiento del sistema inmune, haciendo nuestro cuerpo más propenso a contraer diferentes enfermedades.

Ser una persona positiva es cuestión de decisión, buenos pensamientos y buenas emociones. Vale la pena aplicarnos buenas dosis de positivismo, pues esto mejorará nuestra salud emocional y física en muchas maneras.