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Tradicionalmente los gobiernos de distintos países han intentado ocultar los temas relacionados con ovnis y posibles seres extraterrestres. Para ello no han dudado en desacreditar a todo aquél que intentase sacar a relucir temas relacionados con los ovnis. Pero durante los años 2001 y 2002, Gary McKinnon, un experimentado hacker ubicado en el norte de Londres, y apodado Solo, comenzó su búsqueda de evidencias sobre poderes ocultos que frenaban cualquier avance en la utilización de energías libres y que encubrían la verdadera actividad ovni. McKinnon logró entrar en 16 ordenadores de NASA y en otras decenas de ordenadores de la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea y del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. McKinnon obtuvo acceso a secretos de estado, desde incidentes ovni hasta la aplicación de ingeniería inversa para tratar de reproducir la tecnología de ovnis capturados. McKinnon fue acusado de cometer el mayor ataque hacker a equipos militares de todos los tiempos. En el caso de ser declarado culpable en Estados Unidos, podía enfrentarse a una condena de 70 años de prisión y el pago de hasta 2 millones de dólares en multas. McKinnon había tenido conocimiento de que mucha de la información sobre visitas extraterrestres era ocultada al público, y de como la NASA alteraba las imágenes que se tomaban del espacio o de planetas, y que mostraban ovnis. Pero, ¿qué descubrió McKinnon? Cuando McKinnon hackeó los sistemas del Centro Espacial Johnson, encontró una imagen de alta definición de un objeto grande, en forma de cigarro, sobre el hemisferio norte. Cuando hackeó otros sistemas encontró un registro que detallaba una lista de oficiales no-terrestres, que él creía que era la evidencia de que el ejército estadounidense tiene una flota secreta en el espacio. McKinnon dijo lo siguiente: “Encontré una lista de nombres de oficiales bajo el título de ‘Oficiales no-terrestres’, lo que no significa que sean hombrecitos verdes. Lo que creo que significa es que no se encuentran en la Tierra. Encontré una lista de transferencias entre flotas y una lista de nombres de las naves: el USSS LeMay y el USSS Hillenkoetter. Yo los vi. No eran barcos de la Marina estadounidense. Lo que vi me hizo creer que tienen algún tipo de nave espacial, fuera del planeta”.
Y ahora, para ver que el tema ovni y extraterrestres tiene una gran antigüedad, vamos a entrar en un terreno prehistórico y enigmático, basado en algunas investigaciones del escritor Erich von Däniken. Nos basamos en un caso concreto, aunque son numerosas las evidencias en todos los continentes, incluidos los relatos del Antiguo Testamento y del Libro de Enoc. En 1938, Chi Pu Tei, un profesor de arqueología en la Universidad de Pekín, y sus estudiantes estaban en una expedición para explorar una serie de cuevas en las inaccesibles montañas de Bayan Kara Ula, cerca del Tíbet. Según ellos, las cuevas parecían haber sido talladas artificialmente formando un misterioso sistema de túneles subterráneos. Los exploradores habrían encontrado muchas tumbas con esqueletos de pequeños seres de 1,38 metros de largo enterrados dentro de ellas. Los esqueletos habrían tenido cabezas anormalmente grandes y cuerpos pequeños, delgados y frágiles. Esto nos recuerda alguna de las imágenes típicas de algunos extraterrestres. Un miembro del equipo sugirió que estos pudieran ser los restos de una especie desconocida de gorila de montaña. También se dice que el catedrático Chi Pu Tei, respondió: “¿Quién alguna vez se enteró de monos enterrándose el uno al otro?“. No había ningún epitafio en las tumbas, pero en cambio, habrían encontrado unos cientos de discos de piedra de 30 cm de ancho, a los que se llamó “Piedras de Dropa“, con agujeros de 20 mm de ancho en sus centros. Sobre las paredes habrían sido descubierto dibujos tallados, que representaban el Sol naciente, la Luna, estrellas, la Tierra, montañas, y misteriosas líneas de puntos que unían la tierra con el cielo. Los discos, y las pinturas rupestres se dice que datarían de aproximadamente hace unos 12.000 años. Estos discos de granito, de dos centímetros de espesor, presentan en el centro un agujero desde el cual parte en espiral una enigmática escritura a doble surco hasta el borde del plato. Realmente los platillos de Baian Kara Ula recuerdan a nuestros discos musicales microsurco. Durante años trabajaron los especialistas tratando de descifrar el misterio de los platos de granito, hasta que en 1962, el Profesor Tsum Um Nui, de la Academia de Prehistoria de Pekín, logró descifrar una parte importante de la escritura acanalada.
Los análisis revelaron importantes cantidades de cobalto. Además, los físicos constataron que las piezas tenían un elevado ritmo vibratorio, lo que hace suponer que en algún momento estuvieron expuestos a altas tensiones eléctricas. Cada disco de piedra, según se informa, habría sido inscrito con dos surcos finos, que se mueven en espiral del borde a un agujero en el centro del disco, a diferencia del famoso Disco de Festos. El disco de Festos (o disco de Phaistos) es un curioso hallazgo arqueológico de finales de la edad de Bronce. Fue descubierto en 1908 por el arqueólogo italiano Luigi Pernier en la excavación de un palacio minoico en Festos (Phaistos), cerca de Hagia Triada, en el sur de Creta. El propósito de uso y el lugar en el que se construyó aún no han sido determinados, lo que ha convertido a este objeto en uno de los más famosos misterios de la arqueología. Actualmente se encuentra en el museo de Heraklion en Creta, Grecia. La inscripción ha sido realizada mediante la presión de sellos jeroglíficos preformados sobre la arcilla blanda, en una secuencia en espiral hacia el centro del disco. Luego fue cocido a alta temperatura. Algunos arqueólogos suponen que la escritura del disco de Festos es minoica, pero no se trata ni del lineal A ni del lineal B. Aproximadamente 10 signos del disco son similares a signos de la escritura lineal. Por esa razón, otros especialistas le atribuyen un origen no cretense. Por ejemplo, se especula que el disco sería la obra de un pueblo cicládico. La civilización cicládica (también conocida como cultura cicládica o periodo cicládico) es una cultura arqueológica de la Edad del Cobre y del Bronce, ubicada en las Cícladas, en el mar Egeo, abarcando aproximadamente el periodo del 3000 al 2000 a. C. En mitad del Egeo, entre las Espóradas y Creta, entre la península helénica y Anatolia, se halla el archipiélago de las Cícladas. Estas islas deben el nombre a su disposición aproximadamente circular (kyklos, en griego, significa círculo) en torno a Delos, la isla sagrada que vio nacer a Apolo. Son Mikonos, Paros, Milo o Milos, Sifnos, Amorgos, Tinos, Serifos y Santorini. En estos islotes del Egeo floreció una civilización anterior en casi 2.000 años a la griega, que dejó tras de sí cientos de figurillas de mármol, la mayoría figuras femeninas.
Se dice que pusieron las “Piedras de Dropa“, junto con otros hallazgos de la expedición, y los guardaron en la Universidad de Pekín durante 20 años. Todos los intentos de descifrar los discos fueron inútiles. Los discos fueron examinados por el doctor Tsum Um Nui, en Pekín, alrededor de 1958. A diferencia de los demás investigadores, habría logrado concluir que cada surco en realidad consistía en una serie de diminutos jeroglíficos de origen y diseño desconocidos. Las filas de jeroglíficos eran tan pequeñas que habría sido necesaria una lupa para verlos claramente. Muchos de los jeroglíficos habían sido desgastados por la erosión. Cuando el doctor Tsum habría descifrado supuestamente los símbolos, se habría revelado la historia de un aterrizaje forzoso de una nave espacial Dropa y la matanza de la mayor parte de los sobrevivientes por habitantes del lugar. Según Tsum Um Nui, en una de las líneas de jeroglíficos se leería: “Los Dropa vinieron de las nubes en su nave. Nuestros hombres, mujeres y niños se escondieron en las cuevas diez veces antes del amanecer hasta que al fin entendieron las señas de los Dropa y se dieron cuenta que venían con intenciones de paz…” Otra sección expresa el pesar de los habitantes de la montaña (tribu de los Ham) debido a que los alienígenas habían estrellado su nave y no podían construir otra para regresar a su planeta. Los Dropa, también conocidos como Dropas, Drok-pa o Dzopa, serían, según ciertos escritores, una supuesta raza de extraterrestres humanoides de baja estatura que habrían aterrizado cerca del Tíbet hace aproximadamente 12.000 años. El Dr. Tsum informó de su descubrimiento en 1962. Sin embargo, no habría sido tomado en serio, hasta tal punto que él mismo se habría exiliado a Japón, donde moriría. Se dice que la Academia de Prehistoria de Pekín nunca le habría permitido publicar o hablar de este hallazgo. En línea con estos enigmáticos discos, existe en China una antigua leyenda que habla de la llegada de unos pequeños hombres amarillos de diminutos y débiles cuerpos pero de largas y anchas cabezas, procedentes de las nubes, a los que evitaba la gente por su extraña apariencia, y que fueron perseguidos hasta ser masacrados por los “hombres de caballos rápidos“, los mongoles. Tal como antes hemos indicado, en año 1938 una expedición china a la región montañosa de Bain-Kara-Ula, en los confines de China y Tibet, localizó, en unas cuevas, sepulturas y restos de esqueletos de seres de pequeño tamaño y poseedores de un gran cráneo. Era el pueblo de kham o pueblo de los dropa, y se escondieron en las cuevas por “diez tiempos“, hasta el creciente del Sol.
En 1947 el aventurero Karyl Robins-Evans, después de haber visto uno de estos discos de piedra que había logrado conseguir un amigo, Sergei Lolladoff, cuando era oficial del Ejército británico en la India, afirmaba haber vivido entre los dropa, acumulando numerosa información sobre sus costumbres, su sistema social y su historia. Una historia que, según él, comenzó con la llegada a la Tierra hace 12.000 años de estos seres a bordo de una nave que se estrelló entre la frontera de China y el Tibet. Todo su
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