La idea que los seres humanos podemos ser una raza de esclavos pertenecientes a una sociedad extraterrestre no es nueva. Y esta es también la teoría del escritor William Bramley, que describió muy claramente en su obra Los Dioses del Edén. Esta idea ya fue expresada miles de años atrás en los registros de las civilizaciones conocidas más antiguas de la humanidad. La primera de esas civilizaciones conocidas fue la de Sumer, una sociedad notablemente avanzada que surgió en el valle de los ríos Tigris y Eufrates entre los años 5000 y 4000 a.C. y floreció como una civilización consolidada hacia el 3500 a.C. Esto lo explicó con notable detalle Zecharia Sitchin en varios de sus libros, dentro de la serie Crónicas de la Tierra. Benjamin Disraeli, Primer Ministro de Gran Bretaña en 1867, en su novela Coningsby (1844) escribió lo siguiente: «El mundo está gobernado por personajes que no pueden ni imaginar aquellos cuyos ojos no penetran entre los bastidores». Por otro lado, el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson (1856 – 1924), manifestó lo siguiente: “Algunos de los hombres mas importantes de EEUU, en el campo del comercio y de la industria, temen a alguien y a algo. Saben que en algún lugar hay un poder tan organizado, tan sutil, tan vigilante, tan interconectado, tan completo y tan penetrante que es mejor no decir nada en su contra“. Éstas y otras declaraciones, que expondré más adelante, me han hecho entender que tras el telón del escenario de la Historia se esconde un poder poco conocido. pero que realmente domina este planeta. Sé que parte de lo que expondré podrá parecer más propio de la ciencia-ficción, pero espero que nos haga reflexionar.
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