Hoy en día estamos muy acostumbrados al típico blíster de pastillas. Hace 40 años no era tan común. Sin embargo, pasó algo que hizo cambiar radicalmente la forma en la que se envasaban los medicamentos. Podríamos pensar que algún fármaco se estropeó antes de lo que indicaba su fecha de caducidad. O que los usuarios reclamaron alternativas más cómodas. Pero no, lo que ocurrió fue algo mucho más truculento, ya que el uso del blíster llegó a nuestras vidas por culpa de una sucesión de asesinatos.
Todo empezó el 29 de septiembre de 1982 en Estados Unidos, en el área de Chicago, con la misteriosa muerte de una niña de 12 años y un joven de 27. Pero esas fueron solo las primeras muerte. Después llegaron, que se sepa, otras cinco más. A día de hoy no sabemos quién fue el asesino, pero todos tenemos en nuestros botiquines las consecuencias de sus crímenes.