La deforestación continúa a un ritmo alarmante en muchos países y hace peligrar la biodiversidad y el porvenir de millones de personas
Situación de la deforestación en el mundo
La deforestación de los bosques «va mejorando», aunque aún no es suficiente, según Eduardo Rojas Briales, director del Departamento Forestal de la FAO.
La deforestación en el mundo, provocada en su mayoría por la conversión de bosques tropicales en tierras agrícolas, ha disminuido en la última década, pero continúa a un ritmo alarmante en muchos países. Así lo pone de manifiesto el estudio más completo realizado hasta la fecha por la FAO.
La investigación, «Evaluación de los recursos forestales mundiales 2010«, señala que entre 2000 y 2010 se han convertido a otros usos o se han perdido por causas naturales 13 millones de hectáreas de bosques anuales, en comparación con 16 millones de hectáreas anuales durante la década de 1990.
La pérdida neta anual de bosques equivale a una superficie similar a la de las comunidades de Aragón y La Rioja juntas
La superficie forestal total mundial asciende a algo más de 4.000 millones de hectáreas, el 31% de la superficie terrestre total. La pérdida neta anual de bosques (el resultado de pérdidas menos incrementos) en ese periodo equivale a una superficie similar a la de las comunidades de Aragón y La Rioja juntas.
Las zonas con una mayor deforestación se encuentran en Sudamérica y África, con 4 y 3,4 millones de hectáreas de bosques perdidos, respectivamente. Por su parte, Asia registró una ganancia neta de unos 2,2 millones de hectáreas al año en la última década, gracias a los programas de reforestación a gran escala en China, India y Vietnam. En Norteamérica y Centroamérica, la superficie forestal permaneció bastante estable, mientras que en Europa creció a una tasa menor que antes.
Mención aparte merecen los bosques vírgenes conservados en su estado original, que desaparecen a gran velocidad en todo el mundo. Conocidos como bosques primarios, cubren un 10% de la superficie terrestre, aunque se estima que cada año se pierden o modifican unos seis millones de hectáreas. La organización ecologista Greenpeace asegura que solo se conservan el 20% de los bosques primarios originarios, que el 80% ya se ha destruido o alterado y que el 20% restante está en peligro.
Por qué se genera deforestación
La principal causa de destrucción de los bosques es la agricultura de subsistencia, también llamada itinerante, utilizada de forma extensiva en los países subdesarrollados. Los agricultores queman y talan los bosques para habilitar suelos fértiles y lograr abono de las cenizas. De esta manera consiguen unas pocas cosechas más, hasta que el terreno se hace improductivo. Cuando esto sucede, se trasladan a otro lugar de la selva para repetir el proceso. Se estima que la quema de bosques para este tipo de agricultura es responsable del 80% al 85% de esta destrucción.
Además de este tipo de agricultura, las explotaciones madereras para la obtención de leña constituyen otra de las causas principales de la deforestación, en especial en África Central y Sureste asiático. La construcción de infraestructuras, como carreteras, facilita también el movimiento y explotación de la madera.
La creación de pastos y el establecimiento de grandes ranchos han causado la pérdida de grandes bosques en Brasil y Centroamérica. El Amazonas, considerado «el pulmón del planeta», pasa por uno de sus peores momentos, agravado por la deforestación y la sequía de los últimos años.
La principal causa de destrucción de los bosques es la agricultura de subsistencia
La explosión demográfica de ciertas zonas del planeta, que ocasiona el desplazamiento de miles de personas a superficies ocupadas por bosques, aumenta también el fenómeno de la deforestación. En cuanto a la agricultura moderna, conviene indicar que no es la principal responsable de la deforestación, puesto que se basa en lograr más rendimiento del suelo ya cultivado y no en extenderse hacia nuevas tierras.
La deforestación no es lo mismo que la degradación forestal, que consiste en una reducción de la calidad del bosque, aunque ambos procesos están vinculados. Entre los problemas causados por la deforestación destaca la erosión del suelo, que a su vez favorece las inundaciones o las sequías, la pérdida de la capacidad de los suelos para retener los nutrientes o la reducción de la biodiversidad.
Por qué son importantes los bosques
Los bosques constituyen una reserva natural para los diferentes ecosistemas que los pueblan y para los millones de personas en el mundo que viven de sus recursos. Sin embargo, la acción humana provoca una destrucción a gran escala de los bosques.
Estos son mucho más que madera. Más de 1.600 millones de personas en los países más pobres del mundo sobreviven gracias a los alimentos, los materiales, el agua o las medicinas que consiguen por ellos. Algunos son pueblos indígenas únicos en peligro de desaparición. Además, son el hogar del 80% de la biodiversidad mundial de plantas y animales y, por ello, su destrucción pone en peligro la supervivencia de muchas especies. Los bosques tropicales son el caso más extremo, debido a la gran cantidad y variedad de seres vivos y a las deforestaciones masivas que padecen.
Los recursos forestales juegan un papel clave en el cambio climático. Así lo recuerda la organización WWF, que conmina a los gobiernos de todo el mundo a respaldar un objetivo ambicioso para frenar la deforestación y poder así combatir este problema. Los árboles son uno de los principales sumideros de carbono, al absorber el dióxido de carbono (CO2). Por ello, la deforestación causa hasta un 20% de las emisiones mundiales de CO2, un cifra similar a la generada por el sector del transporte, según datos del Banco Mundial.
Cómo evitar la deforestación
La contención de la deforestación mundial solo es posible mediante la creación y aplicación de leyes y políticas sostenibles que se respeten en todos los países. De poco servirá que los países desarrollados tengan estrictas políticas medioambientales si la sobreexplotación de los recursos forestales se traslada a los países subdesarrollados. Las nuevas políticas nacionales persiguen la replantación en un plazo determinado para mantener de esta forma la diversidad original de especies arbóreas. Naciones Unidas recomienda que los países preserven como mínimo un 12% de las masas forestales o ecosistemas más representativos.
Los consumidores pueden contribuir a recuperar la masa boscosa del planeta de diversas maneras. La más activa es plantar un árbol con sus propias manos. La pionera fue la Campaña de los mil millones de árboles, promovida por la Premio Nobel de la Paz Wangari Maathai. En España, iniciativas como las de la Fundación Más Árboles, Apadrina un árbol, Acciónatura, Ecologistas en acción o Arba también instan a los ciudadanos a que contribuyan a la reforestación del planeta.
Otra forma de ayudar consiste en apoyar a las asociaciones ecologistas y a las que trabajan con árboles, en aprender más sobre ellos y apreciar su importancia, o en denunciar posibles casos de talas indiscriminadas o cualquier otro problema que les afecte.
Los consumidores también pueden presionar a las instituciones para que emprendan medidas que defiendan los bosques, como la creación de espacios protegidos y corredores entre dichas áreas, el apoyo a prácticas eficientes y una gestión forestal sostenible o la repoblación con especies autóctonas de las zonas deforestadas.
Asimismo, pueden asumir hábitos de consumo que eviten la utilización insostenible de los bosques. Se puede empezar por aplicar las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) en los productos procedentes de la madera y los que están involucrados en la deforestación, como los combustibles o los productos agroganaderos. Y también se pueden consumir productos con etiquetas ecológicas (en el caso de la madera, el sello FSC) o realizar actividades de ecoturismo.