Se cumplen 50 años de la publicación de «La Estructura de las Revoluciones Científicas”, un libro que aún impulsa el cambio de las concepciones religiosas
Hace medio siglo, en 1962, se publicó un pequeño libro que ha dado mucho que hablar en todos los ámbitos del conocimiento humano: “La Estructura de las Revoluciones Científicas”. Su autor, Thomas Samuel Kuhn, un físico que se pasó a la Historia de las Ciencias, sigue siendo debatido. Su contenido no deja indiferente. Incluso, su epistemología está presente en algunos estudiosos de las religiones. Los conceptos de “ciencia normal”, “revolución científica”, “paradigma”, “comunidad científica” y otros han pasado al patrimonio de la epistemología. ¿Han muerto las ideas de Kuhn? ¿Siguen vivas en el siglo XXI? Por Leandro Sequeiros.
Desde esta revista digital, Tendencias21, estamos descubriendo que si se mira hacia el futuro, se está modificando el paradigma de nuestro mundo. Y necesariamente, debe cambiar el paradigma de las religiones. Es la tesis que el profesor Javier Monserrat propone a debate:
En nuestra opinión, una de las tareas más importantes que tiene pendiente todavía el mundo cristiano es entender y proclamar su kerigma teológico de acuerdo con la idea que hoy tenemos del mundo real. Idea que no es trivial porque el mundo real creado por Dios no es el mundo conocido en otras épocas, sino el mundo que hoy conocemos, entre otras cosas, tras el ingente y serio proceso de investigación en la ciencia moderna. La ontología del universo es así la “forma de ser real” del universo creado por Dios. Por ello, la obra del Dios de la Creación –tal como hoy la podemos conocer– es el punto de partida para entender cuál es el plan divino que, para los creyentes, se ha manifestado en lo que hemos llamado la Voz del Dios de la Revelación. La obra de Dios en la Creación es el punto de apoyo fundamental para saber cómo debemos proclamar hoy ante el mundo el kerigma cristiano. En este artículo (en dos partes, I y II) quiero referirme sólo a algunos aspectos concretos de la ontología antigua (la que debería ser superada) para compararlos con la ontología real del mundo que hoy nos descubre la ciencia moderna. Hay quienes piensan que ciertos contenidos del kerigma cristiano (o de la dogmática cristiana) sólo pueden ser entendidos desde el paradigma antiguo. En otras palabras: que la imagen moderna de la realidad no es compatible con ciertos contenidos de la dogmática cristiana (por ejemplo, con lo que hasta el momento se ha entendido por “alma” en el mundo cristiano). Sin embargo, debemos decir que no es así, y debemos razonarlo.
Muchas de las concepciones religiosas que están cambiando pueden ser analizadas desde una epistemología que tiene sus raíces en La Estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Samuel Kuhn. Por ello, no es gratuito incluir su figura en este apartado de Tendencias21.
Thomas S. Kuhn (1922-1996)
Thomas Samuel Kuhn nació en el año 1922 en la ciudad de Cinccinnati (USA). Primero estudió Ciencias Física en la prestigiosa Universidad de Harvard. En el año 1947 defiende su tesis de doctorado en Física. En esa época, queda fascinado por la historia de la astronomía y decide abandonar la investigación empírica para dedicarse a la historia y filosofía de la ciencia.
Casi toda su vida universitaria la realiza como profesor en Princeton. Con 57 años, en 1979, obtiene una plaza de profesor de Filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusset. En el año 1991 se realiza su jubilación académica. Fumador empedernido, y aquejado de cáncer, fallece el 17 junio 1996 en su casa de Cambridge (Massachusset). Con ocasión de su fallecimiento, la prensa se hizo eco de ese acontecimiento (J. Mosterín (1996), «Las revoluciones científicas». El País, septiembre de 1996; L. Sequeiros, (1996) La última lección de Thomas S. Kuhn, Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, AEPECT, 4(1), 79-80).
El concepto que siempre defendió de lo que es la filosofía de la ciencia fue polémico en una época en que las ideas de Popper eran incuestionables. Para Kuhn, la filosofía de la ciencia es, básicamente, la reflexión filosófica sobre la construcción, la reelaboración, la sustitución y la reconstrucción de las teorías científicas. Proceso que -en su opinión -no siempre sigue el camino ortodoxo de la lógica.
El enfoque de toda la obra escrita de Thomas S. Kuhn es histórico-sociológico. Kuhn analiza desde las ciencias de la naturaleza el desarrollo histórico real de las grandes concepciones del mundo. Para ello, confiere gran importancia al comportamiento de los científicos. Le interesa desentrañar el carácter humano (y por ello, pefectible) de cualquier elaboración de la ciencia. En concreto, a Kuhn le interesa mostrar cómo los científicos (o mejor, las comunidades científicas) elaboran, difunden, utilizan, aplican, aceptan o rechazan las diversas teorías de las ciencias.
La obra escrita de Thomas S. Kuhn
No son muchas las obras de Kuhn. De ellas destacamos, por orden cronológico: The Copernican Revolution. Planetary Astronomy in Development of Western Thought, publicada en 1957 (en español, sin embargo, se simplificó el título: 1978, La revolución copernicana, Ariel, Barcelona). Esta es su primera incursión crítica en la historia de las ciencias a partir del desarrollo de las imágenes del universo, desde las concepciones míticas hasta las modernas. El interés se central en los factores que confluyen en el cambio de concepción del mundo obrada por Copérnico.
Su trabajo más conocido, traducido a muchas lenguas y del que se han hecho mulchas ediciones es The Structure of Scientific Revolutions (La Estructura de las Revoluciones científicas). Publicado en inglés 1962 (hace 50 años), es un ensayo breve sin notas a pie de página. Como una reflexión personal provocadora. Posteriormente, en 1970, salió a la luz la 20 edición a la que añadió un postscriptum, referente a la clarificación de algunos de sus conceptos dada la polémica suscitada. La primera edición en español es de 1972 (Fondo de Cultura Económica, México) y aún se hacen reediciones.
Un trabajo menos conocido pero muy sugerente es La Historia de la Ciencia (publicado en 1968, como un capítulo de la International Encyclopedia of the Social Sciences, vol. 14. En español, esta Enciclopedia de las Ciencias Sociales está traducida en 1979).
Una publicación de la que hablaremos más adelante y que clarifica muchas de sus ideas es: Lógica del descubrimiento o psicología de la investigación (Lakatos y A. Musgrave, edit. (1970), en español, La crítica y el desarrollo del conocimiento, 1975, Grijalbo, Barcelona).
También es clarificador su ensayo Segundos pensamientos sobre paradigmas (Suppe edit.1974, en español, 1979: La Estructura de las Teorías científicas, UNED, Madrid, 1977). Una recopilación de artículos de Kuhn se encuentra en: The essential Tension (1977). En español, La Tensión Esencial se publicó en 1982 (Fondo de Cultura Económica, México).
El pensamiento de Kuhn sobre la ciencia y el método científico
Kuhn expuso su modelo sobre la ciencia y el método científico en su obra más emblemática, La Estructura de las Revoluciones Científicas. Sin embargo, algunos autores opinan que es necesario reconocer que ha habido, al menos, dos etapas en la vida de Thomas S. Kuhn: antes y después de la famosa Postdata: 1969 (incluida al final de la edición española del libro citado).
Algunos de los críticos de Kuhn afirman que éste abandonó muchas de sus tesis principales a partir delseminario de Bedford College (1965) tal como se expresa en la citada Postdata: 1969. Tras ella, vendrían sus Segundos pensamientos sobre los paradigmas (1974) y The Essential Tension (1977).
Sistematizar en unas cuantas frases el pensamiento de un filósofo que ha invertido muchos años a perfilar, retocar y justificar sus planteamientos, es una tarea imposible. Aún así, intentaremos en este apartado diseñar los andamiajes esenciales de su pensamiento.
Repito en este lugar, que mi planteamiento personal no es aséptico. No oculto mi interés por las ideas kuhnianas que, desde mi punto de vista, poseen un mayor poder explicativo de muchos procesos de desarrollo científico que las de los otros autores. Aún así, dejo a la libertad de cada cual poder asumir la postura que crea más conveniente.
El “primer Kuhn”
Para el primer Kuhn, el de La Estructura de las Revoluciones Científicas, el progreso científico tiene un marco muy bien descrito. Para Kuhn, los investigadores y los científicos han tenido dos «ritmos» de innovación y de producción científica: el ritmo que él mismo denomina de «ciencia normal» y el de la «ciencia extraordinaria» (en la cual se dan las revoluciones científicas). Los conceptos de estadio de ciencia normal, de ciencia extraordinaria y de revolución científica, pese a su carácter discutible, han pasado ya al patrimonio común de los filósofos de las ciencias y también de los científicos.
Si se desea un breve resumen, el modelo epistemológico del primer Kuhn, -el más genuino- se puede sistematizar en siete puntos:
1. Ciencia normal-ciencia extraordinaria: El primer punto se refiera a la introducción de un concepto polémico: el concepto de ciencia normal se contrapone al de ciencia extraordinaria. Contrariamente a lo que se piensa, Kuhn dedica muchas páginas a justificas lo que es la ciencia normal; y es precisamente este concepto por el que fue más criticado por Popper y los popperianos.
Para Kuhn, en los laboratorios, universidades y demás centros científicos (tanto de ciencias de la naturaleza como de ciencias sociales) se hace lo que él denomina como ciencia normal. Pero ¿qué es la ciencia normal? El siguiente texto, situado al inicio de su obra más conocida, La Estructura de las Revoluciones Científicas expresa bien su pensamiento: «En este ensayo, «ciencia normal» significa investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior» (capítulo II, pág. 33).
Y más adelante: «La ciencia normal, (…) es una empresa altamente acumulativa que ha tenido un éxito eminente en su objetivo, la extensión continua del alcance y la precisión de los conocimientos científicos» ( La Estructura de las Revoluciones Científicas, cap. VI, pág. 92).
Un elemento esencial de la ciencia normal es que ésta es compartida por un grupo respetable de investigadores que asumen esos conceptos, reglas y métodos. Este grupo, recibe el nombre de comunidad científica y es la protagonista del quehacer de la ciencia.
El concepto de «ciencia normal» fue criticado duramente por otros filósofos de la ciencia. Y a esta polémica aludiremos más adelante. Baste con saber que, para Kuhn, durante los períodos «largos» de la historia de la ciencia, los investigadores se han apoyado en los contenidos, principios y reglas metodológicas compartidas. Por lo general, el trabajo que realizan los científicos se reduce a resolver algunos de los problemas (o enigmas) que suele presentar la ciencia normal. Pero los científicos no pueden ni quieren en absoluto destronar el estado actual de la ciencia.