Archivo por días: abril 1, 2014

MES DE ABRIL 2014

MES DE ABRIL 2014

 

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·    domi ¿Por qué es importante que sigas reforzando tu autoestima?

05/04/2014

04/04/2014

04/04/2014

03/04/2014

03/04/2014

02/04/2014

 

02/04/2014

01/04/2014

 


01/04/2014

ENTRE DOS MUNDOS

En las tardes, cuando el sol comienza a descender
y a bañarse en un mar naranja que acaricia la vista y roza el alma,
Sirena Morena se viste de viento y danza sobre la espuma.
Desnudez de besos vestidos de sal,
brisa que cobija olor a olas turquesas,
susurros que visten el atardecer de pasión por vivir y por amar.
Al nadar tus caminos y caminar tus olas sueños de colores,
aroma de susurros vestidos de caricias no dadas.
Templanza sobre las olas,
olas que cantan tu nombre.
Arrecifes de corazones rosas y verdes
que buscan besar un cielo que reposa sobre dunas de agua.
Mar que se mece y adormece con cada mirada perdida.
Cuando el sol se baña en la mar fuego en el agua,
hervor que murmura deseos no expresados,
Sirena Morena que se adentra en la arena
y recorre la playa soñando vivir en un solo mundo.
Cuando abandonas el alma del mundo,
la que se viste de mar y salitre,
la del corazón de coral,
caminas tus caminos entre pinos y anocheceres acariciando la arena,
respirando estrellas,
soñando vivir sólo entre sirenas.
Porque entre hombres haces mil caminos
con piernas tejidas de añoranzas.
Luciérnaga del agua de un tierno corazón
que nada con las olas buscando siempre el sol.

YO NO QUIERO QUE OTRO DECIDA POR MÍ

Una colaboración de Paco 1954

Una excelente rúbrica para usar tras cada decisión, cada gesto, cada pensamiento, porque tiene una fuerza determinativa, taxativa, que aporta una firmeza de carácter y decisión, y que puede cambiar –indudablemente- el resto de la vida.

Hay muchas personas que están excesivamente dependientes de alguien en concreto -o de todos en general-, y no tienen el carácter suficiente para imponerse, ni la Autoestima necesaria para tomar sus propias decisiones y el control de su vida, y tal vez se hayan dejado arrastrar a lo largo de su vida siguiendo las directrices que les imponían los demás, y no haciendo otra cosa más que sufrir su conflicto interno entre hacer caso a los otros –y no ser capaz de rebelarse- y sus propios deseos que le sugieren hacer otras cosas distintas.

Hay personas a las que les falta el empuje necesario y la decisión animada e imparable para poner en marcha sus propios proyectos. O que tal vez lo que le faltan son sus propios proyectos porque han estado gobernadas por otras personas que se les han impuesto o en las que han confiado ya que no confiaban en sí mismas.

Con mayor o menor intensidad, siempre se presenta una rebeldía que propone salir de ese estado y tomar el mando.

A veces es fácil de aplacarla, porque se argumentan todas las incapacidades e inseguridades que uno tiene, todas las oposiciones e imposibilidades, y con eso se acalla, aunque con un secreto gran dolor y pena.

En otras ocasiones, uno ha reunido ya la suficiente rabia para la insurrección, la revolución se ha puesto en marcha y parece ser imparable, y es entonces el momento de lanzar el grito: YO NO QUIERO QUE OTRO DECIDA POR MÍ.

Dar este paso, y lograr que se respete esta nueva norma, es muy difícil para quien no esté acostumbrado a gobernar su vida, para aquellos a quienes le cueste confiar en sus fuerzas y posibilidades,  para quienes estén habituados a navegar entre inseguridades, o para quienes son miedosos o excesivamente dependientes de la opinión y la aprobación de los otros.

En mi opinión, si es una decisión deseada, y no la rebeldía efímera de un momento de calentón, se convierte en muy plausible, digna, honrosa, merecida, y es algo que se merece todo el esfuerzo que se le dedique porque es un acto muy loable.

Quien ha estado acostumbrado a soportar el yugo implacable de una dictadura que ha marcado su vida y su destino –un padre tirano, un marido opresor, el miedo, las dudas…- y, por fin, se atreve a lanzar el grito y toma la decisión, merece mi apoyo –el apoyo de todos-, mi felicitación, y mi bendición –la felicitación y la bendición de todos-.

Ya he repetido en demasiadas ocasiones que Dios –o el Creador, o quien cada uno considere- entrega la vida junto con la responsabilidad de esa misma vida. Y depende de uno llevarla a buen término. Un buen término que incluye la felicidad, la libertad, la soberanía sobre Uno Mismo, el control sobre las decisiones, y la realización de una vida acorde a sus deseos dentro de sus posibilidades.

Y es conveniente que cualquier persona revise de vez en cuando si hay algún aspecto de su vida que requiera una revolución que comience al grito de YO NO QUIERO QUE OTRO DECIDA POR MÍ.

http://www.buscandome.es/mas-articulos-de-francisco-de-sales/yo-no-quiero-que-otro-decida-por-mi/msg9184/#msg9184

domi ¿Cómo es una persona egoísta?

Ser un poco egoísta es sano. Así nos lo explicó la filósofa Ayn Rand, refiriéndose al egoísmo razonable.

egoístaY yo también pienso que es sanocuidar de ti, de tu salud, de tus valores y de tus objetivos, dando valor a la persona que eres.

¿Es eso egoísmo? Júzgalo por ti mismo, según la definición de la RAE:

egoísmo 

(Del lat. ego, yo, e -ismo).

1. m. Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.

Quizás, la línea que separa ese cuidado y consideración por uno mismo del amor excesivo sea muy fina, pero vamos a intentar trazarla.

Lo haremos intentando no enjuiciar a nadie. Supongo que está de más decir que lo que pretendemos es identificar actitudes negativas y positivas, por si podemos ir acercándonos a las segundas (como procuramos hacer siempre que hablamos de estas cosas).

La clave va a estar en la segunda parte de la definición de egoísmo. En ése: sin cuidarse (del interés) de los demás.

La persona que es egoísta (apegándonos a la definición), dándose o sin darse cuenta, da tanta prioridad a su interés personal que no tiene en cuenta el de otras personas.

Ejemplos:

  • Hace lo que le da la gana, sin tan siquiera preguntarse sobre los efectos que sus acciones tendrán sobre otros.
  • Está tan ocupado con lo suyo, que no escucha a los demás.
  • O, si los escucha, no se da el trabajo de ponerse en su lugar, sino que interpreta lo que le dicen teniendo en cuenta únicamente sus propias ideas.

La persona se protege. Atiende a sus necesidades e intereses:Primero yo, luego yo y después yo. Quizás, desde su tierna infancia fue aprendiendo que “cada uno va a lo suyo” y eso mismo es lo que hace.

Esta actitud puede deteriorar las relaciones personales. Porque, ¿a quién le gusta compartir la vida con alguien que sólo puede pensar en sí mismo?

En el fondo, la persona egoísta lo sabe. Y por eso no es raro que, del mismo modo que sigue protegiendo lo suyo a capa y espada, aprenda amanipular el entorno a su conveniencia para no sentirse mal consigo mismo.

El egoísta aprende la habilidad de expresar sus deseos y de justificar sus acciones haciendo creer a los demás (y/o a sí mismo) que también les benefician.

Aunque, tarde o temprano, su verdadera motivación queda al descubierto. Quienes están alrededor se dan cuenta de que el egoísta pide mucho y da muy poco. O, si da mucho, es sólo por su propio interés.

Suena feo. Casi malvado. Pero yo misma he caído muchas veces en esas actitudes. Bueno, yo y también personas cercanas de mi entorno. Y valga la confesión para decir que no somos monstruos, sino personas que cometen errores (a veces graves).

¿Qué sigue? Intentar que ese “egoísmo” de la RAE se acerque alegoísmo razonable, al cuidado por los propios intereses… PERO teniendo muy en cuenta a los demás.

Por eso aquí, en el blog, hablamos de acciones como:

  • Ser generosos con los demás, sólo por la satisfacción de hacerlos felices.
  • Dedicar tiempo a nuestras relaciones importantes.
  • Acostumbrarnos a asumir nuestros errores, sin echar la culpa a otros.

Y muchas más…

Lo que yo he aprendido (y sigo aprendiendo) es que el cuidado de uno mismo (de sus necesidades e intereses) es muy compatible con apreciar y cuidar a los demás. Y que el esfuerzo vale la pena, porque reporta una felicidad tremenda.

¿Cómo lo ves tú?

http://tusbuenosmomentos.com/2013/04/persona-egoista/

Identifican una brújula que habría guiado a los vikingos tras el ocaso

 

EL OBJETO, ENCONTRADO EN 1943, HA SIDO PROFUNDAMENTE REESTUDIADO. 
Reducidos con frecuencia a saqueadores despiadados, los vikingos también eran impresionantes marineros capaces de atravesar el Atlántico Norte siguiendo una línea casi recta. Ahora, nuevas interpretaciones de una brújula medieval sugieren que estos ladrones marinos habrían usado el sol con gran habilidad para manejar la brújula incluso cuando el sol se había puesto bajo el horizonte.

Los restos de la supuesta brújula, conocida como el disco de Uunartoq, fueron encontrados en Groenlandia en 1948 en un convento del s. XI. A pesar de que algunos investigadores la consideraron en principio un simple objeto decorativo, otros investigadores han sugerido que el disco era una importante herramienta de navegación que los vikingos habrían usado en sus duras travesías de 2.500 kilómetros desde Noruega a Groenlandia.
A pesar de que sólo se conserva la mitad del disco de madera, se estima que tenía unos 7 centímetros de diámetro, con una pieza central actualmente perdida, que habría creado una sombra indicando una dirección cardinal.
Los investigadores de la Universidad Eötvös Loránd en Hungría han estudiado el fragmento en detalle. Han llegado a la conclusión de que a pesar de que el disco pudo funcionar de forma independiente, probablemente se usaba en conjunción con otras herramientas, que incluirían un par de cristales y una plancha de madera, para ayudar a la navegación cuando el sol estaba bajo en el cielo, o incluso por debajo del horizonte.
“Cuando el sol está bajo sobre el horizonte, incluso la sombra de un pequeño objeto puede caer fuera de la borda, y ese tipo de situaciones son frecuentes en los mares del norte,” dice el coautor del estudio Balázs Bernáth.
Bernáth y sus colegas piensan que, para ayudar a resolver el problema de las sombras largas, los vikingos habrían usado un objeto redondeado de baja altura en el centro de la brújula para crear una sombra más ancha y más corta que la que produciría la típica aguja de reloj de sol. Un amplio agujero en el centro del disco, interpretado previamente como el lugar para sujetar la aguja, habría servido como punto de sujeción para esta especie de gnomon central, como sugiere el equipo de investigación.
Los investigadores piensan que, para localizar el sol tras el ocaso, los vikingos podrían haber usado un par de cristales conocidos como piedras solares, que son piedras de calcita que producen patrones cuando son expuestas a la polarización de los rayos UV de la luz solar. Cuando los cristales se levantan hacia el cielo, la orientación de estos patrones en el interior de la piedra pueden ayudar a marcar la posición del sol por debajo del horizonte.
Una vez que los vikingos habían determinado la posición del sol ya oculto, podrían haber usado una tabla especialmente diseñada llamada palo de sombra para simular la sombra del gnomon basada en el ángulo en el que la alcanzaría el sol. La localización del borde exterior de esa sombra imaginaria podría usarse entonces para determinar su dirección cardinal.
Los investigadores llevaron a cabo pruebas de campo para estimar la posible precisión de la llamada brújula crepuscular, y averiguaron que habría funcionado con sólo 4 grados de error, lo que es más preciso que otras formas de navegación celeste y comparable a las modernas brújulas magnéticas de bolsillo, según Bernath.
“No la mejor, quizá, pero habría sido una ayuda realmente importante,” afirma Bernath.
El equipo ha estimado que la brújula crepuscular habría funcionado durante unos 50 minutos tras la puesta de sol durante la época del equinocio de primavera, cuando se piensa que los vikingos usaron esta brújula, en base a las marcas que tiene la madera.
Ni palos de sombra ni piedras solares han sido halladas en conjunto con el disco, pero la evidencia de ambos objetos existe en las fuentes escritas medievales, lo que sugiere que los vikingos habrían tenido acceso a ellos.
El equipo afirma que los hallazgos son el testimonio de la sofisticación de este grupo de población frecuentemente recordado como paganos.
“Eran saqueadores despiadados, pero no sólo saqueadores despiadados,” dice Bernarth. “Este instrumento es ciertamente destacable.”
Los detalles del estudio se han publicado el 25 de marzo en la revista Proceedings of the Royal Society A.

http://arqueologia-paleoramaenred.blogspot.com.es/2014/03/identifican-una-brujula-que-habria.html

Zombies, brujería, el bautizo del dinero y el Capital.

“Ahora comprendo que lo que hace tan egoísta a los papalangis [los europeos] es el dinero.” Jefe de las Islas Tonga.
“Ko Maro Kai atu
Ko Maro Kai mai
Ka ngohe ngohe”
“Da tanto como tomas y todo irá muy bien.” Proverbio maorí.

Estudios recientes señalan el incremento de las acusaciones de brujería en zonas de África Central y Sudáfrica. Las acusaciones de brujería parten de la creencia de que una fuerza supranatural y la acumulación de riquezas tienen cierta relación. Pero lo que más motiva estas acusaciones es la quiebra de la moralidad compartida: la negativa de estos nuevos ricos a redistribuir entre sus parientes y vecinos.
En su estudio de la brujería djambe del Maka, Peter Geschiere describe la

aparición de un nuevo tipo de hechicería como ”sorprendentemente similares a los temas capitalistas“.

“Hablan de las brujas como empresarios que están siempre en alerta y listos para apropiarse de nuevas riquezas y poderes.”

“Los brujos africanos son convertidos en la personificación de los productos caprichosos, las sirenas de los deseos egoístas.”

La gente habla indistintamente de mágicas “brujas” y los ricos “grandes hombres” que “comen” las almas de la gente: la consumición de almas se cree que está impulsada por un apetito por el dinero, un hambre desatada por el colonialismo europeo.

Estas narrativas recuerdan a los cultos cargo melanesios y su necesidad de explicar las razones de todos estos bienes y las desigualdades sociales que acarrea. De hecho, Gerchiere comenta la anécdota de una mujer que confesó a su pastor que los aviones pertenecen al mundo de la brujería negra, y los blancos se lo arrebataron para trasladarlos al mundo real.
Los melanesios tenían una creencia local en la que los antepasados podían regresar en cualquier momento desde el más allá cuando las cosas iban mal y restablecer justicia terrenal, como grandes hombres redistribuyendo y compartiendo las riquezas que habían acumulado en el más allá. Con la llegada de distintos pueblos colonizadores se dio lugar a otro nuevo enfoque de esta creencia: eran los blancos los que se apropiaban de todos estos bienes de sus antepasados, y no los redistribuían como era debido, únicamente lo hacían a través del cargo (palabra pidgin que significa manufacturas comerciales). Con esta creencia, simplemente intentaban buscar la respuesta a esa capacidad de los blancos de obtener bienes sin trabajo y de reinstaurar la moral de la antigua redistribución… que ya desaparecía.
Josep Martí, antropólogo, apostilla:  ”No es tan solo en el sentido de querer explicar el porqué de las desigualdades de la riqueza, sino de las fuerzas emocionales: miedo ante el ansia de poder o la desgracia inesperada.(…)”
Lo mismo ocurre con la creencia sobre los zombies. Edwin Ardener, que en 1963
estudió a los bakweri en Camerún, escribió que ”la palabra zombie significa “dar en prenda o empeñar”“. Así, en las nuevas condiciones de una economía de plantación, se creía que los parientes se convertían en peones o prendas para que unos pocos podrían obtener riqueza.
Y cuenta una anécdota sobre esto:
“Se corrió el rumor de que los ancianos habían ordenado que el dinero no debía ser recogido del suelo, ya que estaba dispersa como un señuelo para atraer a los hombres a la orilla del agua. Allí, los “franceses” los usarían para obligarles a trabajar como zombies en un nuevo puerto de aguas profundas, o utilizarlos para apaciguar a los espíritus del agua. Desde hace algunos meses era común ver las monedas y hasta billetes de bajo valor sobre las calles de la capital.”
Otro ejemplo del uso de la brujería con el fin de explicar la extraña riqueza creada por la economía moderna y el egoísmo que causaba, es el que cuenta M. Taussig. Habían innumerables rumores en el valle del Cauca de que algunos jornaleros sin tierra y asalariados de las plantaciones, pactaban con el diablo la productividad y los ingresos, aunque morían prematuramente tras una agonía. Además, con el dinero no se podía comprar tierras o animales, porque la esterilidad del dinero se transmitía a la naturaleza y todo lo que con él se compraba dejaba de ser fértil. Sólo se podía gastar en un consumo inmediato e improductivo de mercancías lujosas, ropas finas, licores o tabaco.
Los campesinos que seguían trabajando sus parcelas nunca hacían pactos con el diablo por no perder las cosechas de una tierra que se volvería esteril; tampoco las mujeres, que dejarían de tener hijos.
Existe otra creencia paralela. Existen algunos padrinos que durante la ceremonia del bautizo, sin que nadie más que ellos mismos sean conscientes, cuando el sacerdote va a imponer el nombre al niño a la niña, oculta en su mano un billete doblado que será quien reciba el nombre. El niño, sin haber recibido el sacramento, nunca irá al cielo si fallece, pero el billete quedará fértil, y siempre retornará al dueño, aportándole mucho más dinero. Para ello, antes de pagar, tendrá que llamarle por su nombre al billete y preguntarle tres veces “¿te vas o te quedas?” sin que nadie lo oiga.
Este bautizo del billete tiene también como sustrato la nueva idea de un capital que crece y se multiplica. El dinero es estéril, no es parte de la naturaleza, por lo que no se puede crear dinero a partir de dinero. La fertilidad, el sagrado poder de reproducción, está solamente en la naturaleza, en los animales y las personas, no en un medio de cambio como el dinero.
También según Aristóteles, el dinero es estéril y el interés es una ganancia ilegítima. Es tal la importancia de este planteamiento que, siglos más tarde, Santo Tomás de Aquino lo hizo suyo, y de ahí en adelante la iglesia Católica, la cual rechazó el préstamo de dinero con interés hasta el siglo XIX. Esto permite explicar, además, que hayan sido principalmente los judíos quienes se dedicaron a la actividad bancaria.
Según el pensamiento económico medieval, el interés (obtener dinero del dinero) no es algo natural (porque el dinero es estéril) y no procede del trabajo. Por eso se le considera éticamente reprobable. El beneficio solamente es legítimo si procede del trabajo, no del capital.
Esto recuerda a la explicación de un jefe de las islas Tonga cuando oyó a un

blanco ensalzar las virtudes del dinero:

“Finow respondió que la explicación no le convencía; continuaba creyendo que era una estupidez el que las personas atribuyeran valor al dinero cuando no podían o no querían aplicarlo a una finalidad útil (físicamente).

Dijo: “Si estuviese hecho de hierro y pudiese transformarse en cuchillos, hachas y escoplos, tendría cierto sentido atribuirle valor; pero tal y como es, no le veo ninguno. […] Ciertamente, el dinero es mucho más manejable y más cómodo, pero como no se estropea guardándolo, la gente lo atesora en lugar de repartirlo, como un jefe debiera hacer, y así se vuelve egoísta; mientras que si las provisiones fuesen la principal propiedad del hombre, como tendría que ser, puesto que son lo más útil y necesario, no las almacenaría porque se le estropearían, y así se vería forzado o a intercambiarlas por alguna otra cosa útil o a compartirlas con sus vecinos, jefes inferiores y subordinados, gratuitamente. Ahora comprendo que lo que hace tan egoísta a los papalangis [los europeos] es el dinero.”»

“Felizmente” recordó el antropólogo Marcel Mauss ”no está todavía todo clasificado en términos de compra y venta. Las cosas todavía tienen un valor sentimental además de su valor venal (…). Tenemos otras morales además de la del mercader; todavía hay gentes y clases que se conservan en las costumbres de otros tiempos, costumbres a las que todos nos sometemos, al menos en algunas épocas o en algunas ocasiones.”

Fuentes:
“El bosque de las gracias y sus pasatiempos. Raíces de la antropología económica“ Paz Moreno Feliu.
“An Account of the Tongan Islands in the South Pacific Ocean.” William Mariner,
“Witchcraft, Economics, and the Continuity of Belief”, Edwin Ardener,
“The Modernity of Witchcraft: Politics and the Occult in Postcolonial Africa trans.” Peter Geschiere.

http://digital.csic.es/bitstream/10261/8225/1/Jornades12_Marti%C3%8C%C2%81.pdf

Cómo el miedo al vacío programa nuestra realidad

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En otros tiempos se decía: la Naturaleza tiene horror del vacío; es preciso decir: la Naturaleza está enamorada del vacío.- Eliphas Levi.

Vivimos en la era de la hiperestimulación informativa: en cualquier punto al que volteemos en nuestras pantallas, en nuestras habitaciones o en los cielos de las grandes ciudades nos asaltan innumerables códigos, etiquetas, rótulos y demás íconos parte de un lenguaje publicitario que se asemeja a la invasión de un virus. Asimismo, el espacio está inundado por una plétora de ruidos paralelos: el andar del vecino, el camión de la basura, el ladrido de los perros, un estereo itinerante, el irritante pop-up musical de una ventana en nuestro navegador… El mundo moderno ha volcado su temor al vacío buscando rellenar el espacio de materia consumible/información materializada. La información es tanta que no la podemos procesar conscientemente pero su contenido sigue corriendo en nuestro inconsciente –como si tuvieramos un ejército intruso acampando debajo, en unos pozos subterráneos, minando nuestras tierras.

Como hemos visto antes, en nuestra era la atención se ha vuelto un recurso limitado por el cual numerosas marcas y corporaciones luchan cada segundo. En el centro donde se cruzan las balas y la pirotencia del deseo orquestado, nuestra atención suele estar dividida, persiguiendo por un momento un estímulo sólo para poco después seguir uno nuevo y así sucesivamente en una concentración fragmentada –como un frenético mono que cambia de ramas. Y cuando logramos salirnos de este espacio minado de datos, nuestro mismo cerebro ya parece haber sido cincelado bajo este patrón y reproduce esta misma fragmentación en el cauce del pensamiento. ¿Cuánto tiempo puedes pasar sin hacer nada? ¿Cuánto tiempo puedes pasar mirando fijamente un árbol sin distraerte?

Al dirigir nuestra atención, nos están programando

Más que un arte y una cultura que nos muestre más contenidos estimulantes, quizás lo que necesitamos es cultivar el arte de sustraernos de los estímulos, de dejar que nuestra mente navegue sin una nerviosa directriz por olas ajenas. El arte del vacío, del silencio, de la oscuridad (puesto que la luz está cargada de información)… de ya no recibir más programas o hacer espacio para programas que estén fuera de la burbuja civilizatoria. Hace unos días el músico y crítico Kim Cascone reflexionaba sobre cómo en un mundo presa de la atención dirigida la labor del artista quizás tiene que ver con poder eliminar el ruido, hacer una curaduría que es una especie de jardinería y una irrigación de los espacios mentales: ofrecer espejos simplemente para que el público pueda hacer surgir su propio material inconsciente. (Cascone es un declarado amante del silencio y de las cámaras anecoicas –un poco como James Turrell gusta de crear espacios con campos ganzfeld).

He pensado mucho últimamente en cómo nuestra cultura está profundamente inmersa en un modo de “atención dirigida”. Toda nuestra vida despierta se ha convertido en la narrativa de dónde nuestra atención es enfocada, quién la dirige y qué acciones tomamos como respuesta a esto. Esto es  lo que nos mantiene a todos esclavizados en un sistema basado en el cosumo. Demasiado ocupados fuera de nosotros para ahondar en nuestro inconsciente. Permitimos que nos programen al dejar que dirigan nuestra atención por nosotros. No vemos cuán materialistas y sensorialmente adictos nos hemos vueltos.

Cualquier evento-objeto en el mundo exterior debe de ser más ruidoso, llamativo y espectacular que el más reciente para que pueda brindarnos la misma elevación sensorial. En respuesta a esto he dedicado mi último trabajo –ya sea Dark Station o la instalación Sanctum– a proveer oscuridad y una atmósfera sonora, o como me gusta llamarlo: un espejo.

Ningún espectáculo, ninguna narrativa, ningún mensaje , ningún autor… sólo un espejo.

Proveer oscuridad y silencio es importante porque son las condiciones psico-ambientales necesarias para que lo nuevo pueda surgir o lo profundo: aquello que yace en el pozo sin fondo que es el inconsciente. Cuando un espacio está repleto de cosas, esas cosas determinan no sólo la interacción que tenemos en ese espacio, sino también dentro de nuestra mente –actúan como un contenido programativo, literalmente nos in-forman. Por eso es común dentro de un contexto iniciático que las personas que buscan el conocimiento pasen algunos días en una cueva, para que ahí puedan surgir todas sus proyecciones, toda su película y así puedan mirar al mundo ya sin un menor bagaje, un poco más libres de los atavismos culturales. O incluso que se vaya a una cueva a recibir una visión en el clamor de la existencia. Asimismo, en la mayoría de las tradiciones chamánicas la ingesta de plantas psicodélicas ocurre en la oscuridad o sólo con la presencia del fuego guardián –el cual es en realidad amorfo o toma la forma de la mente y de lo que ocurre en ese instante– para que el que se acerca a la planta  pueda verse a sí mismo o ver lo que la planta le quiere enseñar con su linterna mágica. En el caso más extremo, parte del sincretismo neochamánico de Carlos Castaneda, el proceso de iniciación concluía con un salto al abismo -el vuelo abstracto– en el que el adepto demostraba su confianza en la irrealidad del mundo.

La contemplación del vacío

En cierta forma la hiperestimulación es un resultado del abigarramiento del espacio (interior y exterior) a través del materialismo salvaje, que sigue produciendo objetos, aunque haya perdido su solidez; produce objetos etéreos, espacios virtuales, divisas digitales, una armada de egregors.  El filósofo Peter Sloterdijk explica:

Los ciudadanos de la Edad Moderna inevitablemente se hallaron a sí mismos en una nueva situación que no sólo resquebrajó la ilusión central de su hogar en el espacio, sino que también los privó de la confortante noción de que la tierra está rodeada de formas esféricas que la protegen como un manto celestial. Desde entonces, la gente moderna ha tenido que aprender a existir como un núcleo sin una cáscara; la piadosa observación de Pascal “el silencio eterno de estos espacios infinito me llena de pavor” formula la confesión íntima de una época.

Viviendo sin esa capa protectora, concha o caparazón que proveían las esferas fijas de la cosmología antigua, tanto en la visión astronómica como en la visión religiosa de una jerarquía inmóvil que abarcaba la actividad humana y la encerraba –limitando lo que penetraba su esfera–, el ser humano ha construido una nueva burbuja artificial para contenerlo. Hemos seguido ”el destrozo de los domos celestiales” con “un mundo civilizatorio artificial. Este es el horizonte final del titanismo tecnológico Europeo-Americano… las naciones entrepreneurs del primer mundo han trasladado su inquietud psico-cosmológica a un ofensivo constructivismo”, dice Sloterdijk.

Hemos construido esferas pletóricas de objetos y datos:  la tecnósfera, la radiósfera, la mediósfera, la datásfera, (algunos quisieran: la noósfera). Estas esferas son estucturas permeantes ubicuas: nuestra atmósfera está repleta de señales –al punto de la saturación– que interpenetran nuestras actividades en todo momento. No hay espacio para señales de fuera de esta nueva burbuja artificial (de la misma forma que nuestras ciudades son impermeables, también lo es el edificio de nuestras ideas y conocimientos). Hemos construido esta fortaleza esférica-eléctrica en gran medida como reacción al vacío al que nos enfrentamos, a ese pavor de salir del vientre histórico y enfrentarnos a un cosmos indiferente, donde el caos aún reina (nuestra civilización es sólo la fachada bajo la cual, como los dioses olímpicos, nos ilusionamos de haber suplantado al caos primordial cuando sólo estamos demorando su reino entrópico). Apilamos objetos y nos apilamos en ciudades que aniquilan el vacío con estructruras verticales e incesantes progresiones –negando los horizontes y  el tiempo circular.

Ahora sentimos nostalgia de ese vacío, de la potencia de ese silencio, de la posibilidad indefinida. Hemos hecho de esta sensación un bien en extinción: el silencio es ya un lujo por el cual pagamos buen dinero (generando toda una exclusiva industria). Al mismo tiempo vivir prendidos de pantallas de luz nos esá enfermando, perturba nuestros ritmos circadianos, genera nuevos y distópicos síndromes y afecta nuestra creatividad.

Nuestra cultura nos enseñó a despreciar el vacío: una persona “vacía” es alguien que se considera como poco interesante o moralmente aborrecible. No en todos lados esto es así, para el budismo una mente vacía es algo que se asocia con la iluminación: como un espejo bien pulido que refleja la naturaleza verdadera de las cosas. Vacío como el cielo… La filosofía taoista esta basada en el concepto de vacío, el sendero del cielo, el surtidor inagotable: “El Tao es vacío,/Entonces,/Aunque se lo use no se colma./Abismal. /Parece el fundamento de las diez mil cosas”. Incluso desde la perspectiva de la física: el mundo que conocemos, lo que llamamos “realidad”, emerge del vacío cuántico, una espuma de creación indeterminada.

Constantemente se habla de querer cambiar o crear nuevos sistemas y realidades, pero ¿cómo podemos habitar o crear algo nuevo si todo está lleno? Necesitamos el vacío, su secreta plentitud.

Twitter del autor: @alepholo

http://pijamasurf.com/2014/03/como-el-miedo-al-vacio-programa-nuestra-realidad/

La OTAN no contempla una ayuda militar directa a Ucrania

Los cancilleres de los países de la OTAN no discutirán ayuda militar directa a Ucrania ni abordarán por separado la situación en el mar Negro en la reunión programada para los días 1 y 2 de abril, según un alto cargo de la Alianza Atlántica.

“No se estudiarán aspectos urgentes, como una ayuda militar directa a Ucrania. Habrá discusiones en el marco de la comisión Ucrania-OTAN y una declaración centrada en la cooperación con Ucrania y las posibilidades de fomentarla”, indicó la fuente que habló en condiciones de anonimato.

Señaló que tampoco se examinará por separado la situación en el mar Negro pero sí “se abordará lo que ha pasado en la región y cómo desarrollar las relaciones con Rusia en este contexto”.

Anteriormente, el subsecretario general de la OTAN y exembajador de EEUU en Rusia, Alexander Vershbow, advirtió que la Alianza podría revisar sus relaciones con Moscú por la crisis ucraniana y la adhesión de Crimea pero al mismo tiempo descartó la posibilidad de un conflicto con Rusia y aseguró que ninguno de los países aliados se está planteando acciones de guerra directas en su contra.

http://sp.ria.ru/international/20140331/159650636.html

Un cementerio egipcio podría esconder un tesoro mayor que el de Tutankamón

Un arqueólogo británico ha afirmado que un antiguo cementerio egipcio contiene reliquias que podrían eclipsar incluso las que se encontraron en la tumba de Tutankamón.

 

El egiptólogo británico John Romer cree que en los acantilados de la orilla oeste de Luxor se encuentra el lugar donde fueron enterrados los tres reyes sacerdotes Herihor, Plankh y Menkheperre.

Supone que este emplazamiento podría esconder los tesoros funerarios de puntos cercanos en el Valle de los Reyes, que habrían sido colocados ahí para su custodia.

Sin embargo, el sitio está en peligro y el arqueólogo insta a protegerlo de los saqueadores de tumbas. “La semana pasada, tres personas que habían entrado en el lugar fueron detenidas por los servicios de seguridad del Ejército en Luxor”, dijo Romer citado por ‘The Sunday Times’.

La zona se ha mantenido intacta desde 1085 a. C. La única persona que ha excavado en el lugar, Wadi el Gharbi, es Howard Carter, que descubrió la tumba de Tutankamón en 1922.

La necrópolis está siendo examinada por Romer y expertos en epigrafía. “Lo más probable es que Herihor fuera enterrado en un ataúd de oro, como Tutankamón”, explica Romer.

http://actualidad.rt.com/cultura/view/123847-sitio-egipto-tesoro-eclipsar-tutankamon

Gran Hermano en el supermercado

Asociamos la compra en el supermercado a modernidad, autonomía, libre elección, pero hay pocos lugares en el mundo, que formen parte de nuestra vida cotidiana, tan controlados y monitoreados como dichos establecimientos. Tras nuestra adquisición, aunque no lo parezca, hay mucho en juego. De aquí que en un supermercado nada queda al azar. Todo está pensado para que compremos, y cuanto más mejor.

Un laboratorio llamado ‘súper’

Llegamos al ‘súper’ y unos carteles, en general de colores claros, nos dan la bienvenida animándonos a entrar, a menudo acompañados de ofertas reclamo que anuncian precios muy baratos. Cogemos el carrito de la compra, tan grande que mucho hay que llenarlo para que no parezca vacío, y empezamos la búsqueda de lo que necesitamos por innumerables pasillos con estanterías rebosantes de productos. El carro por más que lo lleves recto siempre gira de cara al estante y allí ves, como quien no quiere la cosa, un nuevo artículo que no esperabas y lo sumas al pedido.

Necesitas leche y yogures y toca atravesar todo el centro comercial para conseguirlos. ¿Por qué pondrán siempre lo que más te hace falta al final del establecimiento? De camino, un hilo de música con ritmo suena de fondo, ni lo escuchas pero allí está animándote a comprar. Miras precios y no entiendes porqué nunca los importes son redondos, siempre acaban con decimales, haciendo muy difícil la comparación entre unos y otros. Suerte que te fijas en todos aquellos que acaban en 9, y así ahorras un poco. Aunque, tal vez, tampoco haya tanta diferencia entre pagar un céntimo más o menos. Eso sí, el producto parece más barato.

Toca pararse, dos carritos con gente comprando en medio. Y me pregunto, ¿por qué harán los pasillos tan estrechos? En fin. Aprovecho para mirar a un estante y a otro y allí está esa bolsa de patatas fritas que no me conviene mirándome de frente. Va, no vendrá de aquí… ¡al carro! Avanzo ahora buscando el paquete de arroz que necesito pero ya lo han cambiado otra vez de lugar. No entiendo por qué cada x tiempo mueven los productos de sitio. Cuando ya me sé la ruta de memoria, me toca, de nuevo, dar mil vueltas antes de encontrar lo que necesito. Eso sí, al reaprender el camino descubro nuevos productos con los que antes ni me había fijado.

Sólo me queda coger el detergente. En la droguería y a la altura de los ojos veo esa marca que dicen por la tele deja la ropa tan limpia. Tomo el envase y, por casualidad, miro el precio… ¡qué caro! Devuelvo la unidad. Observo arriba y abajo en la estantería y allí encuentro otra marca menos conocida pero más económica. Me agacho y la agarro. ¿Por qué la pondrán en un lugar más difícil de coger? Llega el momento de pasar por caja. En la cola y aburrida por la espera veo esos chocolates, caramelos, golosinas… y a solo un palmo. Imposible decir “no”. Venga, un día es un día, a la cesta.

Analizando mi “recorrido”, me planteo ¿cuántas cosas he comprado que no necesitaba? ¿He adquirido los productos que me interesaban? Se calcula que entre un 25% y un 55% de nuestra compra es compulsiva, fruto de estímulos externos. Lo metemos en el carro aunque no nos haga falta. Y al pasar ante una estantería, un 20% compramos antes la marca que se encuentra a la altura de los ojos que otra cualquiera, sólo por comodidad, aunque esas otras sean más baratas. Sin ser conscientes, somos conejillos de indias en un gran laboratorio llamado ‘súper’.

Sonríe, te graban

Nuestros movimientos en un supermercado nunca pasan desapercibidos, una cámara u otra, colocada aquí o allá, lo registra. Pero, ¿qué se hace con esas imágenes? ¿Sabemos cuándo nos están grabando? ¿Podemos acceder a esas filmaciones? El profesor Andrew Clement de la Universidad de Toronto y fundador del Instituto de Identidad, Privacidad y Seguridad señala nuestra indefensión ante estas prácticas. Según un estudio llevado a cabo por su equipo en Canadá, ninguna de las cámaras colocadas en los mayores centros comerciales canadienses cumplía los requisitos de señalización a los que obligaba la Ley. Aquí, en Europa, la polémica, también, está servida. No tenemos ni idea de qué ni cómo ni cuándo graban ni qué hacen con las imágenes.

La cadena de supermercados Lidl protagonizó uno de los mayores escándalos cuando, en marzo del 2008, se descubrió que espiaba sistemáticamente a sus trabajadores en varios establecimientos de Alemania mediante mini-cámaras colocadas en lugares estratégicos. Cada lunes, según destapó el semanario alemán Stern, un equipo de detectives instalaba entre cinco y diez cámaras a petición de su dirección con el pretexto de evitar robos. Sin embargo, dichas cámaras servían para controlar a los trabajadores, grabar sus conversaciones y elaborar detallados perfiles personales. No se trata de un caso aislado. Su competidora Aldi fue acusada, en marzo del 2013, de espiar a sus empleados en varios supermercados de Alemania y Suiza mediante cámaras ocultas, según filtró la revista alemana Spiegel.

Aquí, la Agencia Española de Protección de Datos abrió un proceso sancionador a Alcampo por espiar a sus trabajadores. A finales del 2007, Alcampo instaló en secreto en un hipermercado de Ferrol tres cámaras ocultas en espacios reservados al personal. Semanas después, utilizó el contenido de dichas cintas para  despedir a un empleado y sancionar a otros once.

Los consumidores somos, también, objeto de voyeurismo. Lo último, lo estrenó la cadena de supermercados Tesco, a finales del 2013, en Gran Bretaña. La empresa instaló en 450 gasolineras pequeñas cámaras con el objetivo de escanear el rostro de sus clientes en la cola del establecimiento a fin de detectar su edad y sexo y ofrecerles la publicidad más acorde a sus perfiles. La película de ciencia ficción ‘Minority Report’ de Steven Spielberg hecha realidad, aunque los anuncios personalizados a partir de la lectura de la retina, como salía en el film, parece no tendrán que esperar al 2054.

Nuestra vida en una tarjeta

“¿Tiene tarjeta cliente?”, ya es un ritual que nos lo pregunten al pasar por caja. Y si no la tienes, nos ofrecen un mar de ventajas, descuentos y recompensas tras la misma. De este modo, corremos a rellenar el formulario, apuntando todos nuestros datos, sin apenas leer lo que firmamos, para poder acceder cuanto antes a tan fantásticas promociones. Sin embargo, ¿qué sucede con la información que damos? ¿Quién la usa? ¿Para qué fines? Esto es algo que no nos cuentan al registrarnos.

Los supermercados son los reyes de las tarjetas de fidelización. Nos ofrecen regalos, descuentos, puntos… si una vez y otra y otra y otra pasamos por su caja. Más allá de contar con nuestra fidelidad, las empresas de la gran distribución buscan, mediante estas tarjetas cliente, conocerlo todo o casi todo de nuestra vida privada: quiénes somos, qué edad tenemos, estado civil, preferencias, hobbies. Al margen de lo que dice la ficha que rellenamos, las compras periódicas que realizamos quedan, a partir de entonces, registradas para siempre en nuestro archivo: si nos gusta o no el chocolate, si preferimos la carne al pescado, qué café, pastas, bebidas, conservas, verduras… tomamos. Lo saben todo.

Las compañías almacenan estos datos y los utilizan vía marketing para mejorar sus ventas. Así, conocen quién consume qué y cuándo, pudiendo realizar exhaustivos perfiles de sus compradores. A partir de ese momento, nos ofrecen todo aquello que “necesitamos” y lo compramos encantados. Nuestra vida privada en manos de las empresas se convierte en una nueva fuente de negocio. Nosotros, ni nos enteramos.

El rastro de lo que compramos

Dicen que comprar en el supermercado del futuro será más práctico, cómodo, ágil, rápido y no tendremos que hacer colas ni pasar por caja. Todo, gracias, entre otros, a la tecnología de identificación por radiofrecuencia o etiquetas RFID. Unas etiquetas que contienen un microchip y que registran información detallada sobre la “vida” del producto en el que se encuentran. Son como un número de serie único que almacena y emite, a través de una antena, datos específicos sobre ese artículo.

Así, en un futuro no tan lejano, parece, podremos entrar en un supermercado, coger un carrito de la compra “inteligente”, cargarle en su base de datos la lista de la compra, dejar que nos guie al encuentro de dichos productos, darnos información sobre los mismos e ir calculando el total que llevamos gastado. Y al salir, no será necesario pasar por caja, al llevar cada producto una de estas etiquetas incorporadas, una antena receptora los identificará y el total nos será cargado directamente en nuestra cuenta… y sin hacer colas. ¿Qué más podemos pedir?

El problema reside, como han señalado grupos de consumidores en Estados Unidos, comoCASPIAN (Consumidores contra la Invasión de la Privacidad de los Supermercados) yEPIC (Centro de Información sobre Privacidad Electrónica), en el control que estos sistemas ejercen sobre las personas. Nadie evita, por ejemplo, que dichas etiquetas puedan continuar acumulando información una vez fuera del supermercado, siguiendo cada uno de los pasos de los productos y de nosotros como consumidores.

Hoy, encontramos estas etiquetas RFID en algunos productos de los supermercados, las cuales conviven con los tradicionales códigos de barras. Su coste, sin embargo, limita de momento y en parte una mayor generalización. Aunque, según el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación y la Agencia Española de Protección de Datoscada vez es más frecuente encontrarlas en el etiquetado de prendas de ropa y calzado así como en sistemas para la identificación de mascotas, tarjetas de transporte, pago automático en peajes, pasaportes, entre otros, poniendo en riesgo nuestra privacidad.

Nos quieren hacer creer que los centros comerciales son sinónimo de libertad. Ahora, Caprabo apela, en su publicidad, al “librecomprador” que llevamos dentro. “Te lo damos todo para que seas libre de escoger lo que más te gusta”, dice. Sin embargo, la libertad de escoger no está en el supermercado sino fuera de él.

Esther Vivas enhttp://blogs.publico.es/esther-vivas/2014/03/29/gran-hermano-en-el-supermercado/