Todas las noches, Riley se cambia la ropa interior, se pone el pijama y se va a la cama. Un comportamiento completamente normal, si no fuera porque su ropa interior son pañales, su pijama un body con ositos y su cama una cuna extra large. Con 25 años, ella se autodefine como adicta a llevar una vida de bebés.
Debido a su obsesión, Riley gasta 400 dólares al mes en productos como pañales, juguetes y biberones. Aunque el suyo parezca un comportamiento demasiado insólito, son cada vez más las personas que lo eligen como estilo de vida. Esto puede verse en los Estados Unidos, donde también se hizo famoso el caso de Stanley Thornton, que con 31 años se comporta de igual modo que un pequeño de dos.
Muñecos de peluche, chupetes y vestidos infantiles, son elementos comunes entre estas personas que sufren del síndrome del bebé adulto o infantilismo parafílico, un comportamiento obsesivo-compulsivo que suele afectar a hombres que promedian los 30 años y que, en ocasiones, se asocia a conductas impulsivas de tipo sexual.
Los primeros casos reportados datan de la década de los 1960, aunque el síndrome sigue siendo una nueva entidad para los psiquiatras. Esto es porque quienes lo padecen no suelen compartir con los profesionales detalles de su comportamiento: consideran que no se trata de una condición médica que requiera de tratamiento, ya que no les causa ningún tipo de angustia o dolor. “No hay ninguna razón para detenerme, no creo que lo que estoy haciendo esté mal”, explica Riley en el episodio An adult baby, de estreno en Argentina este sábado 31 de mayo.
Lo que llama la atención de los especialistas es que cada vez más personas adhieren a este comportamiento. Incluso, algunos prefieren definirlo como una subcultura, para la que ya existe un nuevo mercado: hay empresas que fabrican pañales, biberones, chupetes, cunas y vestimenta infantil, todo especialmente adaptado al tamaño de un adulto.
Los motivos de esta extraña adicción
Los especialistas tienden a asociar a este síndrome con un tipo de fetichismo sexual donde el placer está puesto en usar pañales o vestirse como un bebé. Profesionales de la revista The American Journal of Psichiatry encontraron que estos casos se dan en personas que fantasean con encuentros íntimos donde ser libres de culpa, responsabilidad y control.
En los casos donde el infantilismo no tiene que ver con el deseo sexual, se cree que puede estar vinculado con traumas en la infancia, tal y como ocurre con Stanley Thornton. Él confiesa haberse sentido desprotegido por los adultos de su alrededor, por lo que decidió estancarse en su edad preferida, los dos años. Quienes tuvieron malas experiencias durante la primera etapa de su vida pueden estar buscando la suavidad, la atención y los cuidados con los que no contaron durante ese momento.
Los estudiosos de estos casos también suelen asociar el síndrome con una falta de responsabilidad para asumir la vida adulta. Thornton, por ejemplo, recibe 800 dólares al mes en cheques por discapacidad, por lo que las autoridades competentes decidieron investigarlo por posible fraude al estado. Luego de analizar su patología, lo declararon libre de cargos y siguieron otorgándole el beneficio.
Algunos creen que convertirse en un bebé adulto se está volviendo más frecuente por la difusión que se le está dando a través de la Web. Hasta hace unos años, eran prácticamente nulas las publicaciones sobre infantilismo ofrecidas desde la medicina formal, pero gracias a los medios digitales hoy circula mucha más información sobre el tema, lo que estaría promoviendo un sentido de pertenencia en quienes creen formar parte de esta ‘subcultura’.
Actualmente, existen videos, foros y blogs que permiten comprender mejor el fenómeno, como el de Bebé Irlandés, un usuario autodeclarado adulto bebé que a través de su sitio publica datos inéditos sobre esta patología. También hay páginas que ofrecen consejos para llevar adelante estas conductas, como por ejemplo las que indican cómo construir y decorar un cuarto bajo estas características.
La creación de un mercado específico también podría estar provocando efectos sobre la cantidad de personas con este síndrome. Nadie tendría una cuna o un biberón gigantes si no existieran este tipo de ofertas. Los chupetes, por ejemplo, son ofrecidos para aliviar el estrés y relajar al adulto mientras duerme, y los pijamas infantiles se proponen como forma de “apaciguar al niño interior a través de cálidos recuerdos”.
http://noticias.tudiscovery.com/infantilismo-sindrome-en-aumento-entre-adultos/