Archivo por días: julio 9, 2015

¿Dónde miraba que no me di cuenta de nada?

Elena, una consultante, me dijo esto después de comenzar a abrir los ojos a una realidad que estaba todo el tiempo enfrente, pero no acertaba a ver con la mirada adecuada. O, como comentó otro, “yo estaba viendo otro canal”.

El despertar a la verdadera naturaleza de este juego humano/divino está lleno de sorpresas. Lo que creíamos que el otro nos hacía, era un cuento que nosotros habíamos inventado. Lo que pensábamos que era castigo, mala suerte, karma, destino, era nuestra creación. Lo que afirmábamos era desafecto de los demás, carencia, ingratitud, olvido de Dios, era falta de amor, de respeto, de confianza en nosotros mismos.

“¿En qué estaba pensando?”, “¿tan ciega estaba?” se repetía Elena, entre divertida, enojada, asombrada. “Era como tener dos o tres colores y pintar lo que podía. Ahora, tengo un montón y no sé qué hacer, no me alcanzan las manos”.

Día a día, nuevas tomas de conciencia le van develando sus juegos, sus recursos, su potencial, sus sueños ocultos. Esto la sorprende más todavía. Antes, se proponía cosas y luchaba y se esforzaba y no conseguía lograrlas. Ahora, en que se está clarificando ella misma y sus deseos, le comienzan a llegar las ideas, los contactos, las posibilidades… y esto la asusta.

Es paradójico, porque la verdad es que no sabemos encarar la vida sin dramas. Nos encantan los dramas. Si no tenemos uno personal, nos metemos en los de los otros o los inventamos.  Adictos a la adrenalina de las emociones y pensamientos negativos, al vacío desacralizado de la cultura imperante, a los noticieros que nos dicen que todo es un desastre, creemos que la vida es un sufrimiento interminable, una lucha agotadora para obtener lo que deseamos, una prueba exigente que rendir para ser aplazados al final. Tiene algunas alegrías y logros de vez en cuando, pero se terminan pronto…

Hipnotizados por la ilusión en tres dimensiones, sin una visión espiritual internalizada e incorporada, compramos afuera lo que parece ser la felicidad, sin darnos cuenta de que TODO está adentro. Cuando por fin caemos rendidos (y hay que rendirse para lograrlo), no podemos creer que lo que tanto buscábamos estaba ya en nosotros.

tunel luz

Elena asiste a situaciones que nunca pensó posibles, después de tanto lucharlas. Ahora que está solucionando sus propios temas, metida en ella misma, su esposo le dice y hace cosas que siempre deseó, pero que él (cuando se las reclamaba resentidamente) le negaba. Vuelvo a la paradoja (porque toda verdad es una paradoja): cuando uno suelta las exigencias, los dramas, las proyecciones, los conceptos equivocados, todo viene a uno fácil y sencillamente. La Vida es simple. Nosotros la complicamos.

Me dice: “Al comienzo es un poco doloroso, frustrante, confuso (producto de las defensas y resistencias del Ego, agrego yo), pero me encanta. Jamás volvería a lo de antes”. De hecho, ya no se puede. Una vez que abrimos la puerta, solo resta caminar hacia lo mejor de nosotros, hacia lo que somos.

Al principio, es excitante darse cuenta de tantas cosas y uno cree que ya no podrá más con tanto, pero… el alma sabe manejar el proceso y, cuando llega a un punto de saturación de ese peldaño de la evolución, frena para permitir INCORPORAR la información a la vida diaria. Muchos se quedan en este paso y “se la creen”. Ya saben, ya está. Se quedan en la teoría. No, ése es un tiempo para poner en práctica lo aprendido. Luego, vendrá otro escalón y otra experimentación.

Las herramientas son fáciles y familiares, pero hay que ponerlas en acción con constancia y entusiasmo. Debemos aprender también a acallar las múltiples voces del adentro (las del Ego y sus inhumanas demandas) y del afuera (las de los cercanos, las de la sociedad) y, en el silencio, sintonizarnos con nuestra voz interior, ésa que tiene las respuestas. 

Esto también le está pasando a Elena. Un día, escuchó una solución a un tema de salud, que jamás se le hubiera ocurrido (ni querido), pero que era el correcto. Adentro, sabemos todo. Quizás, por eso no queremos entrar en nosotros. Seguimos deseando el drama, la mentira, la fachada vacía de contenido.

Por mi propia experiencia y las de mis consultantes, libéralos. Eres un Ser maravilloso, digno de las mejores vivencias, te lo voy a seguir repitiendo hasta que te lo creas. En eso soy constante. Yo también me lo insisto, porque cada vez descubro nuevos horizontes que explorar.

¿Dónde miraba que no me di cuenta de nada?

¿La oración es eficaz o es un placebo?

El placebo es difícil de explicar, sin embargo, se han llevado a cabo varios estudios para entender este efecto poderoso que escapa de la comprensión humana.

La eficacia de la oración

El efecto placebo

La etimología de la palabra placebo viene del latín complaceré, un futuro indicativo que determina el estado de una persona a largo plazo. El “efecto placebo” es precisamente esto, un efecto provocado por algún objeto u acción que produce un placer, ya sea sexual, físico o emocional.

La oración 

Su adaptación religiosa proviene de la gramática, un conjunto de palabras con autonomía sintáctica, que tienen sentido y coherencia gramatical. Su inicio en la religión se remonta a las manifestaciones de pleitesía que los devotos promulgaban a sus deidades, poco a poco se aceptó como un diálogo con Dios.

Estudios 

Se han realizado estudios sobre la oración. Pacientes con leucemia o reuma han recibido a través de auriculares la transmisión de oraciones, sin efecto alguno. El neurólogo Dick Swaab, escribió algo al respecto en su libro Somos nuestro cerebro.La combinación de catorce estudios en 2006, determinó que la oración o rezo no tiene efectos sobre la curación de los demás.

604 pacientes fueron sometidos a un bypass divididos en tres grupos. Ninguno sabe que se rezaba por un grupo y por el otro no. No se apreciaron cambios y tampoco diferencias en las complicaciones. El tercer grupo aislado, sí sabía que se estaba rezando por ellos y para asombro, presentaron mayores complicaciones que los otros grupos.

Una de las especulaciones es que a los que se les dijo que se estaba rezando por ellos, creyeron que estaban muy graves.

Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios explica que en las salas de espera de los hospitales se producen más curaciones espontáneas que en Lourdes, donde hay miles de personas rezando. La proporción de “milagros” producidos entre Lourdes y Fátima, están dentro de lo normal y se pueden explicar por el efecto placebo.

Un 82 por ciento de los estadounidenses creen en que el rezo puede curar enfermedades gravesy el 73 por ciento cree que rezar por otras personas puede curar; un 64 por ciento quiere que los médicos recen por ello.

Sin embargo no todo es negativo para el rezo.

La razón por la que la gente reza, es porque se siente bien al hacerlo. Los creyentes obtienen una sensación de descanso junto a un descenso de la hormona del estrés, cortisol, en la sangre…

Se pueden conseguir los mismos resultados con ejercicios de yoga, meditación o escuchando tu música favorita.

¿La oración es eficaz o es un placebo?

Ateos y creyentes ante la incertidumbre del más allá: “El gran enigma”

Un libro plantea posibles respuestas para cuestiones fundamentales
El universo es enigmático, y está cargado de incertidumbre metafísica: ¿Existe Dios? Y, si existe, ¿ha querido crear tanta incertidumbre? ¿Ha creado un universo para la libertad? En mi obra ‘El gran enigma. Ateos y creyentes ante la incertidumbre del más allá’ (San Pablo, Madrid, 2015), abordo estas y otras cuestiones, como el más allá de la muerte y lo que deba suceder con nuestras vidas en dependencia de la verdad última metafísica del universo. El teísmo y el ateísmo, como respuestas a estas preguntas fundamentales, deberían construirse desde una información correcta sobre el teísmo, las religiones y el ateísmo. Por Javier Monserrat.

El gran enigma, el enigma fundamental de la vida de todo hombre, es el enigma de la verdad metafísica última del universo. En último término, es el enigma de si el universo es últimamente Dios o un puro mundo sin Dios. El desconcierto y desorientación, que nace de la discusión social en torno a Lo último, hace que muchos aparquen la cuestión metafísica como algo irresoluble que está más allá de la capacidad de análisis del hombre normal. Aparece una gran indiferencia ante lo metafísico, tanto frente al teísmo como frente al ateísmo.

En mi libro de reciente aparición El gran enigma una guía de información y análisis, para ateos y creyentes, que, a pesar del enigma y la incertidumbre inevitable, pueda ayudar a vivir en autenticidad responsable ante la gran cuestión que se planteará con más y más fuerza a medida que se acerque el final.

La experiencia inmediata de la existencia humana instala a todo hombre en la apetencia de la Vida que une a los instintos animales asentados a la evolución. Frente al deseo de existir y conocer el universo para hallar en él el camino hacia la Vida, el universo en el que el hombre ha emergido y debe vivir su vida no le permite el acceso a conocer su verdad metafísica última.

El hombre queda por ello en una molesta incertidumbre sobre lo que puede esperar últimamente de la vida, porque esto dependería de esa verdad última que no es patente y es desconocida. Desde antiguo, enfrentado al enigma y a la incertidumbre, el hombre trató por su razón y por sus emociones de hacer conjeturas sobre esa enigmática verdad última. Nacieron las religiones y estas se transformaron poco a poco en un dogmatismo religioso que impuso su dominio social.

Sin embargo, en los últimos años se ha producido un cambio crucial en el pensamiento y en la cultura humana, un cambio que lleva consigo la superación del dogmatismo y la vuelta a la experiencia primordial de enigma y de incertidumbre. Este cambio crucial impone hoy, en la modernidad, una nueva manera de entender el teísmo, el ateísmo, así como la unidad y sentido del movimiento religioso universal. A esto nos hemos referido en El gran enigma, y a esto mismo nos referimos ahora en este artículo.

Abiertos al enigma del universo

El impulso racio-emocional hacia la Vida

El hecho esencial que explica nuestra actuación como seres humanos es que tenemos un cuerpo biológico que permite sentirnos, sentir del universo, sentir la presencia de los otros seres vivientes y, ante todo, la de los otros seres humanos. A partir de nuestra sensibilidad ha surgido nuestra mente racional que hace que formulemos preguntas, siempre orientadas a lograr una supervivencia mejor, al estar mejor adaptada a las condiciones del mundo en que debemos llevar a cabo nuestra vida.

Las especies animales tienen ya conocimiento, pero la razón, en efecto, ha surgido en la especie humana como un instrumento o medio más perfecto y eficaz de supervivencia. La razón está, pues, al servicio de la Vida. Vivir es lo que, en último término, persigue todo ser humano al dar salida al impulso de los instintos vitales recibidos del mundo animal. Es la fuerza de la Vida.

El hombre, pues, como ser racional, ha emergido en el universo y asume el impulso hacia la Vida que el mismo universo le ha entregado. ¿Cómo actuar para alcanzar la vida, para vivir de la forma más plena posible? Los animales disponen ya de un sistema de sentidos y de conocimiento, muy rico y bien construido por la evolución, que les permite orientarse instintivamente en el mundo de su experiencia inmediata para sobrevivir y alcanzar, en el marco de su biología, una vida lo más plena posible.

Pero el hombre, aunque asume los instintos, dispone también de la razón para orientarse en la tarea de existir. Por la razón descubre cómo está hecho en profundidad el mundo inmediato y, a partir de ese conocimiento, construye una portentosa tecnología que le hace dominar el mundo para vivir más plenamente. Además, por el ejercicio mismo de la razón, los hombres han ingeniado formas de convivencia para vivir unidos unos con otros y alcanzar así un mejor disfrute de la Vida. Todas las facultades humanas están así orientadas al servicio de la Vida, bien en el dominio del mundo, bien a favor de la convivencia con los otros hombres en la tarea de existir.

De ahí que “vivir con sentido” sea hacerlo aprovechando al máximo todas las posibilidades de vida que el mundo objetivo ofrece. Para el hombre se trata de todas las posibilidades desveladas por la razón. En el uso ordinario de la palabra algo, una acción humana, tiene “sentido” cuando está adecuada al medio objetivo en el que debe realizarse esa acción. De ahí que el sentido de la vida, lo que el hombre ansía alcanzar, es vivir dotando a la vida de una adecuación, de una armonía con el universo en que de hecho debemos existir. Para el hombre, valga la redundancia, no tiene “sentido” vivir “sin sentido”.

El gran enigma 

El hombre, por tanto, cae en la cuenta de la facticidad de la propia existencia. Todo nace de ahí, de esa experiencia primordial. Es un hecho, fuera de toda duda, que tenemos un cuerpo biológico, que aspiramos a la vida, que lo hacemos racio-emocionalmente, que nuestra existencia se despliega en un universo que está ahí ante nosotros, que nos contiene y en su forma de ser real abre todas las posibilidades ofrecidas a la especie humana y las condiciona.

El hombre es un hecho, pero también es un hecho la existencia del universo. Es el hecho unitario que asocia al hombre con universo: la existencia del hombre en el universo. Un hecho que sólo es tal porque es sentido y conocido desde la conciencia humana.

Vivir con eficacia, por tanto, vivir lo más plenamente posible, depende del conocimiento del universo, ya que es en él y sólo en él donde hallamos todo aquello que puede hacernos vivir. Así, por ejemplo, el conocimiento científico que ha llevado a la tecnología a abrir sorprendentes formas de vida. En este impulso por conocer lo que es el universo, el conocimiento humano no tiene límites. Es lógico. Es en este marco que apunta hacia el conocimiento final donde, ya desde tiempos primitivos, el hombre quedó abierto al enigma del universo.

En efecto, el hombre tiene experiencia inmediata de su cuerpo, de su psiquismo consciente, del universo que lo contiene y del que todo ha surgido. Pero la forma de esta experiencia le hace entender que el universo tiene más contenido que lo que advierte por sus sentidos y por el ejercicio de la razón. Así, el hombre está desbordado, primero, por el espacio y por el tiempo. Ocupa un lugar del espacio que se pierde en lo profundo de la bóveda estrellada. Ocupa también un lugar del tiempo que viene del pasado y se proyecta hacia un futuro incierto. Pero, además, en segundo lugar, el universo deja abierta la profundidad abismal de la naturaleza de la materia.

Desde lo macroscópico y desde lo microscópico el hombre se abre al enigma del fondo verdadero del universo. ¿Qué es el fondo de las cosas? ¿Qué contiene la inmensidad del espacio tiempo? ¿Cuál es la naturaleza de una materia insondable en su profundidad abismal?

El hombre, según esto, intuye que el universo “aparece” ante él por el ejercicio de sus sentidos, de su conciencia, de su razón, de sus emociones, pero esta apariencia deja oculta la verdad última y final del universo. El hombre vive en un mundo de “fenómenos” (fenómeno significa en griego lo que aparece o se manifiesta). Pero, más allá del fenómeno percibido y conocido por el hombre, existe una verdad última y profunda del universo. Es evidente que conocer esa verdad  –que equivaldría a conocer la verdad última del hombre que forma parte de ese universo– tendría para la especie humana una importancia decisiva, ya que ofrecería el marco final de cuanto el hombre, en último término, pudiera esperar del universo para la realización de sus aspiraciones vitales.

Sin embargo, la mayor fuente de inquietud para la existencia humana nace del hecho de que esa verdad última del universo no es evidente, ni para los sentidos ni para la razón del hombre. El universo, en su forma de presentarse ante la conciencia humana muestra que tiene un fondo “metafísico” (que está “meta”, más allá, de la experiencia física inmediata de la naturaleza, tal como el hombre puede alcanzarla). El universo físico que conocemos proyecta así hacia un fondo metafísico, que constituiría su verdad última. Un fondo metafísico que, por lo dicho, constituye el gran enigma con el que debe enfrentarse el ser humano. ¿Qué es posible esperar finalmente del universo?

Respuestas dogmáticas al enigma

Dios y las conjeturas religiosas

El hombre sabe, pues, que el universo que inmediatamente percibe por sus sentidos y conoce por la razón deja vislumbrar la existencia de un fondo último cuya verdad, sin embargo, no es patente. Esto crea una inquietud metafísica inevitable porque conocer esa verdad podría tener consecuencias en el camino hacia la Vida. Por ello, como muestra la totalidad de la historia, ya desde tiempos prehistóricos, los grupos humanos se esforzaron por la razón, por las emociones y por sus mismos intereses existenciales, en hacer conjeturas sobre la verdad última del universo.

La idea de Dios, las religiones y la referencia a un más allá, en que el hombre podría pervivir tras la muerte, está presente ya en la prehistoria. Desde entonces, la construcción de las ideas religiosas en las culturas antiguas ha acompañado siempre la historia de la humanidad. Nacieron las grandes religiones y con ellas se consumó poco a poco, y de diversas maneras, la introducción de lo metafísico en la vida humana. La referencia explícita a lo metafísico fue introducida en la historia a través de las conjeturas y construcciones religiosas de la mente humana.

Entender, pues, que el universo estaba dominado desde sus dimensiones metafísicas desconocidas por un Ser personal, o seres personales, al que se podía recurrir en solicitud de ayuda y que eventualmente podría salvar más allá de la muerte, fue sin duda un consuelo para la existencia del hombre. No parece poder ponerse en duda que el éxito histórico de las religiones se debe a que conferían a los grupos humanos un horizonte de esperanza frente al dramatismo de la vida y, por ello, los hombres podían soñar en un futuro mejor de liberación y salvación.

Las más diversas religiones, muchas de ellas hoy extinguidas, fueron naciendo, por tanto, con sus teologías propias, su idea de Dios, de sus relaciones con el universo, y de las formas de relación humana con lo divino (es decir, con sus historicismos propios).

Las creencias religiosas fueron el elemento esencial que daba cohesión social a la familia, a los grupos humanos, a las tribus y a las culturas. A medida que la religión ganaba en importancia se convertía en eje de las sociedades, de tal manera que su dominio social llegó a hacerse absoluto. Aunque en realidad a Dios nadie lo había visto nunca, el contenido de las creencias religiosas, y su idea de lo divino, llegó a aceptarse como algo cuasi-evidente que nadie podía poner en duda sin someterse al rechazo social. Puede decirse que estas sociedades derivaron a un dogmatismo teísta, o religioso, porque este constituía una verdad incuestionable avalada por la razón, las emociones, los intereses vitales, las tradiciones y la cohesión social.

El cristianismo.  Es una de las grandes religiones de la historia que nace como la adhesión a la persona y a la doctrina de Jesús de Nazaret. El cristianismo por ello entendió que sus creencias se limitaban a proclamar el contenido del mensaje de Jesús. Esta proclamación era el kerigma cristiano. Sin embargo, los cristianos entendieron también desde el principio que era legítimo hacer una interpretación del contenido del kerigma a la luz de la razón y de la cultura de su tiempo.

El kerigma era fiable porque constituía el depósito de doctrina que Jesús había entregado a la iglesia y, además, ésta se entendía inspirada y asistida por Dios para mantenerlo y proclamarlo correctamente en la historia, sin transformarlo. Sin embargo, la interpretación de acuerdo con la cultura (o sea, lo que se llamó “hermenéutica”) era posible y necesaria porque entre la Voz de Dios en Jesús y la Voz de Dios en la Creación, asequible por la razón, no debía haber ninguna contradicción. En la revelación (Jesús) y en la Creación (la razón) debía resonar la misma Voz del único Dios.

Por ello, desde los primeros siglos de historia cristiana, se comenzó a construir una interpretación o hermenéutica del kerigma desde presupuestos filosóficos y socio-políticos que eran propios del mundo greco-romano. El resultado fue el nacimiento de una forma de interpretar el cristianismo que he llamado elparadigma greco-romano. En lo filosófico-teológico este paradigma fue teocéntrico (la razón conocía con certeza absoluta la existencia de Dios y la vida humana no podía sino tener a Dios como centro esencial de referencia, es decir, no era posible una idea del hombre sin Dios) y, además, en lo socio-político fue tambiénteocrático (Dios era el único punto de referencia posible para organizar la sociedad civil y entender el origen del principio de autoridad, bien en la ley natural-divina o bien en la ley positiva de Dios por la revelación).

En resumidas cuentas, el cristianismo fue convirtiéndose poco a poco en una religión que respondía al dogmatismo que fue propio de las otras religiones surgidas en la historia en las más variadas culturas con sushistoricismos propios. El dominio ideológico filosófico-teológico (teocéntrico) y el dominio socio-político (teocrático) del cristianismo fueron consolidándose desde Constantino por la cristianización del imperio romano y se asentaron finalmente en la edad media.

Más allá de la edad media, en los siglos XVI y XVII, este paradigma cristiano dominante durante siglos comenzó a tener problemas al tiempo en que nacía y se consolidaba el movimiento cultural de la modernidad. Sin embargo, el hecho es que el cristianismo se mantuvo en sus trece y trató de seguir defendiendo el paradigma greco-romano. Es verdad que en los últimos años filósofos y teólogos cristianos, a título personal, han entendido que ni el teocentrismo ni el teocratismo son hoy posibles, y han ofrecido alternativas, discordantes con la doctrina oficial, más o menos interesantes.

Sin embargo, las corrientes teológicas más importantes en el mundo católico de los últimos años, incluyendo el presente (la escolástica clásica, bien tomista o suarista, el neotomismo transcendental kantiano, y el mismo evolucionismo de Teilhard), siguen siendo teocéntricas. Igualmente las posiciones oficiales de la iglesia católica responden todavía al paradigma antiguo que no ha sido derogado, sino que sigue presente indefinidamente, con unos perfiles borrosos, que de tanto en tanto reviven con fuerza insospechada. Sin que esto impida que la iglesia, presionada por evidencias difíciles de ignorar en la cultura moderna, haya asumido ciertas “adaptaciones ad hoc” que nunca han supuesto una revisión sistemática oficial del paradigma antiguo (así, la teoría de la evolución o la admisión matizada del laicismo moderno).

El gran enigma: un puro mundo sin Dios

Aunque en la mayor parte de la historia las culturas se construyeron en un marco teísta –una solución religiosa al enigma metafísico de la vida– que llegó a ser dominante, e incluso opresivo, cabe pensar que siempre hubo seres humanos que vieron la idea de Dios con poca convicción y aceptación subjetiva (personas más bien “mundanas”). Pero difícilmente podía contradecirse el teísmo religioso que lo dominaba todo y reprimía duramente a los disidentes.

Sin embargo, a fines de la edad media, en los siglos XV-XVI-XVII, al comenzar el renacimiento, se inicia también el movimiento cultural de la modernidad que, con diversas etapas y una evolución lógica, llega hasta nuestros días. Este movimiento hizo posible que por primera vez se formulara una alternativa rigurosa al pensamiento teísta, hasta entonces dominante. La posibilidad de entender el universo sin Dios y, en consecuencia, vivir una vida individual y social sin Dios, mundanamente, tomó carta de ciudadanía.

Todos sabemos que, en efecto, el ateísmo comenzó a formarse en el siglo XVII (quizá Hobbes), se formuló con fuerza en la ilustración francesa del XVIII, así como en el enciclopedismo fundado en la ciencia de aquel tiempo. En el siglo XIX se dio tanto en la izquierda hegeliana y en el marxismo, así como en el vitalismo en general, y en especial en el de Nietzsche. A caballo entre el XIX y el XX Freud aportó el ateísmo psicoanalítico.

Finalmente el ateísmo analítico del Wienerkreis completó los cuatro grandes ateísmos clásicos: Marx, Nietzsche, Freud y filosofía analítico-científica. En continuidad con ellos, el siglo XX presenta una amplia variedad de escuelas y ateos, que culminan en los que se conocen hoy como los grandes ateos de nuestro tiempo: Richard Dawkins, Daniel Dennett, Christopher Hitchens y Sam Harris.

La aparición de la alternativa atea al teísmo religioso ancestral tuvo, pues, dos vertientes lógicas: por una parte la científico-filosófica y, por otra, la socio-política. Esta última es la que produjo, poco a poco, la emancipación de la sociedad civil frente a sus fundamentos religiosos. Dios ya no formaba parte de la lógica racional que naturalmente daba origen a la sociedad civil y a su organización socio-política.

Pero lo más importante no fue que ciertos intelectuales fueran capaces de argumentar sistemáticamente el ateísmo, o se situaran en el agnosticismo, sino que la forma de vivir sin Dios, arreligiosa, sin referencias metafísicas, ni teístas ni ateas, sino simplemente mundanas, comenzó a extenderse entre la gente normal, hasta el punto de llegar a constituir una opción metafísica, alternativa y objetiva, que gozaba de una total legitimidad.

Un rasgo del ateísmo naciente que no debe olvidarse para entender bien lo que aconteció en los últimos siglos y lo que todavía sigue afectándonos, es que el ateísmo producido en la modernidad fue un ateísmo dogmático (al igual que el teísmo, como decíamos, fue también un teísmo dogmático desde la antigüedad).

No se trata, pues, de que el ateísmo argumentara que era “posible” que Dios no existiera, sino que su afirmación precisa era más radical: consistía en establecer que la razón, la ciencia y la filosofía demostraban que Dios no existía, o, dicho con otras palabras, que no había argumentos de ningún tipo que permitieran pensar en la posibilidad de que Dios existiera. La religión, por tanto, era un error, una debilidad moral o existencial, un juego o evasión a favor de una vida ilusoria. Esta tradición dogmática de los grandes ateos modernos sigue presente y la he analizado en detalle en artículos que he publicado en Tendencias sobre Richard Dawkins, Daniel Dennet, Christopher Hitchens o Sam Harris.

El gran enigma en un tiempo de dogmatismos

El teísmo ancestral, en Europa cristiano, fue en efecto dogmático, en el mundo antiguo y así siguió siendo durante el desarrollo de la modernidad. Pero también lo fue el ateísmo naciente en los primeros siglos de modernidad. En el fondo, el dogmatismo fue durante siglos una manera de entender el conocimiento que era propio de la cultura filosófica general. Todo el mundo era dogmático. Por ello, el hombre abierto, por propio interés existencial, a la pregunta por la verdad metafísica última del universo, se hallaba en una situación muy definida.

Se hallaba en una tradición cultural de antiguo que respondía la pregunta por lo metafísico por medio de un teísmo dogmático, pero advertía además, al mismo tiempo, que en la sociedad existía también un ateísmo dogmático opuesto radicalmente al teísmo. Se trataba por ello –así fue durante siglos– de la lucha, contrapuesta y excluyente, diríamos incluso que bidireccionalmente despreciativa, entre dos dogmatismos que, cada uno a su manera, estaban persuadidos de poseer la verdad absoluta por la razón, la ciencia y la filosofía.

La existencia de estos dos grandes dogmatismos contrapuestos –que todavía perduran en sectores sociales muy amplios de la sociedad actual– creaba en los individuos una lógica inquietud, malestar y desconcierto. ¿Cómo era posible que un mismo universo diera origen a dos dogmatismos contrapuestos y tan radicales? ¿Quién tenía la verdad? Incluso los que ya había tomado parte por uno de estos dogmatismos, teísmo o ateísmo, no podían dejar de sentirse inquietos por el hecho mismo de la existencia del otro dogmatismo contrapuesto y alternativo.

De hecho la situación de una sociedad contrapuesta y escindida por metafísicas excluyentes y antagónicas ha dado lugar, principalmente en los dos últimos siglos, al crecimiento de una actitud de indiferencia ante lo metafísico. No sólo ante la metafísica teísta-religiosa, sino también ante la atea-arreligiosa. La mayor parte de la gente siente una gran impotencia para razonar con orden y concierto ante las incógnitas metafísicas. Son cuestiones que suponen tener una formación filosófica, científica, teológica, que abarca muchos problemas que la gente normal no está en condiciones de responder.

Por ello, mucha gente toma la posición pragmática de prescindir de referencias a lo metafísico (una cuestión ante la que se sienten impotentes) y viven simplemente una existencia dirigida a las inquietudes mundanas más inmediatas. En último término creen que el hecho de un universo confuso y borroso metafísicamente les justifica moralmente, incluso ante un posible Dios, en su actitud de indiferencia metafísica.

Un cambio crucial en la historia

Un aspecto esencial de mi obra El gran enigma es afirmar que en la historia moderna del pensamiento se ha producido un cambio crucial que tiene consecuencias transcendentales en la forma hoy posible de entender el teísmo y el ateísmo, es decir, la forma en que estos deben construir y entender sus argumentos metafísicos; también en la forma de entender la religión natural (aquella que es posible para el hombre como ser que forma parte de la naturaleza); en el entendimiento además del sentido de las grandes religiones, del cristianismo, y, en definitiva, de la unidad y sentido del movimiento religioso universal. Este cambio crucial al que estamos aludiendo es, pues, hasta tal punto importante que implica un replanteamiento de la manera de ver el acceso humano a lo metafísico, al teísmo, al ateísmo, a las religiones y, en especial, al cristianismo.

Este cambio crucial, en concreto, sería tan importante para el cristianismo que supondría una exigencia de re-interpretación o nueva lectura hermenéutica del contenido del kerigma cristiano. Hasta el punto de que implicaría el abandono de la forma de hermenéutica o interpretación del cristianismo antiguo, habitual durante muchos siglos: desde el paradigma antiguo greco-romano al paradigma de la modernidad. Ciertos perfiles de este cambio pueden haber sido apuntados por filósofos y teólogos cristianos de los últimos años, con mayor o menor acierto, pero la iglesia oficial sigue instalada todavía en el paradigma antiguo, aunque disimulado al máximo, y procurando actuar siempre como pura proclamación kerigmática de la doctrina de Jesús.

Siendo esto lo esencial, sin embargo, la proclamación queda oscurecida al no tener el complemento ni de una hermenéutica antigua, en la que ya no se confía, ni de una hermenéutica nueva fundada en el logos de la modernidad, a la que todavía no se ha llegado. Se proclama el kerigma cristiano pero sin mostrar que la Voz del Dios de la Revelación es la misma Voz del Dios de la Creación.

Por ello, el cambio crucial que el cristianismo debería abordar equivaldría a pasar el paradigma antiguo vigente hasta ahora (veinte siglos) al paradigma de la modernidad, al que fuerzan los cambios, inevitables e innegables, de la historia. Como vengo repitiendo en otros escritos, este cambio debería ser de tal importancia que exigiría ser abordado por un gran concilio ecuménico que estableciera los parámetros y criterios esenciales para la inserción del mundo cristiano en la modernidad.

La idea de la necesidad de un nuevo concilio la he defendido en otros sitios con mayor amplitud (en: Hacia el Nuevo Concilio. El paradigma de la modernidad en la Era de la Ciencia, San Pablo, Madrid 2010), sin embargo, aunque no es, en este nuevo libro, la cuestión esencial, también la menciono al concluir en el Anexo final mi obra El gran enigma. Ateos y creyentes ante la incertidumbre del más allá).

 

Javier Monserrat.

Javier Monserrat.

¿En qué consiste el cambio crucial del tiempo nuevo?

Ahora bien, ¿en qué consiste pues ese cambio crucial al que estamos aludiendo? Es muy fácil de entender. Hasta entrado el primer tercio del siglo XX seguían predominando entre los creyentes el dogmatismo teísta y entre los increyentes el dogmatismo ateo (lo acabamos de exponer). Pero, a lo largo de los dos últimos tercios han venido produciéndose un conjunto de cambios, en el pensamiento y en la forma de entender la vida, tanto en el arte, en la política, en la literatura, en la misma filosofía, pero principalmente en la ciencia, que ha llevado consigo la aversión y el rechazo a los “grandes relatos” dogmáticos que pretendían establecer con toda seguridad tanto el conocimiento de la verdad final del universo, como la del sentido de la vida, desde el comportamiento ordinario a las ideologías socio-políticas.

La gente se ha ido haciendo menos radical y cree menos en quienes tratan de imponer una verdad absoluta y dogmática, en cualquier campo. Algunos han detectado este nuevo movimiento cultural y lo han llamado “post-modernidad”. Yo he defendido que la modernidad no ha terminado, sino que simplemente se ha pasado de una modernidad dogmática a una modernidad crítica. Para mí, el gran movimiento de la modernidad no ha terminado, pasando a otra cosa, sino que se ha reencontrado a sí mismo en el criticismo que abandona el dogmatismo y pasa a la modernidad crítica.

Durante muchos siglos de modernidad, la ciencia fue un instrumento al servicio del dogmatismo. Era una ciencia mecanoclásica (newtoniana), determinista y mecánica, en definitiva reduccionista. Esta ciencia era difícilmente compatible con la idea de Dios, e incluso con el humanismo de nuestra experiencia ordinaria de la vida. Sin embargo, a partir del nacimiento de la mecánica cuántica, las cosas comenzaron a cambiar.

Fue naciendo la nueva ciencia, la nueva física, cuya imagen del universo pasó a ser indeterminista, enormemente enigmática en su idea de la materia y entendió el universo a partir de la idea de campos físicos. En resumidas cuentas, el universo descrito por la ciencia se presentaba como un profundo enigma que llevaba a la incertidumbre metafísica.

Por consiguiente, volviendo a la pregunta planteada, ¿en qué consiste el cambio crucial al que estamos aludiendo?, responderíamos con toda precisión: en que la evolución de la ciencia en el tiempo de la modernidad crítica ha mostrado una imagen del universo como enigma y esto ha llevado a la filosofía a reconocer que el universo nos deja instalados en una incertidumbre metafísica. Antes, en la cultura dogmática de la modernidad, se creía en una “patencia absoluta de la Verdad” que teístas y ateos entendían de forma diferente. En nuestro tiempo, en la cultura crítica e ilustrada de la modernidad crítica, se ha caído en la cuenta de que estamos abiertos al enigma del universo y a la incertidumbre metafísica.

Este es el cambio crucial que ha tenido consecuencias de extrema importancia.
Estamos, pues, tal como describíamos la experiencia ordinaria del hombre al comenzar este artículo: en el enigma y en la incertidumbre, que nos colocan en una inquietud profunda en torno a preguntas que sería perentorio responder para dar un sentido auténtico a nuestra vida.

Pero hoy vemos que los intentos teístas y ateos por responder al enigma del universo con el dogmatismo fueron un gran “sueño de la razón”, una ilusión del racionalismo que hoy debemos denunciar. Nos quedamos, pues, con el enigma y con la incertidumbre que vivimos en la vida ordinaria y que constituye la esencia del “problema de la vida”: a Dios no lo vemos, es un enigma la verdad final del universo y estamos sumidos en la incertidumbre metafísica.

¿Qué ha significado, y qué significa, la ciencia para la evolución de la metafísica en el siglo XX? Ya hemos descrito su aportación crucial: promover el tránsito desde el dogmatismo, desde la patencia-de-la-Verdad, a la conciencia de enigma e incertidumbre metafísica. Pero esta consecuencia crucial representa algo muy general, que deja abiertas cuestiones concretas que siguen abiertas y siendo objeto de investigación científica y de ponderación filosófica.

Cuestiones de la cosmología, del origen del universo, el modelo cosmológico estándar y la teoría de multiversos, de la naturaleza de la materia, la viabilidad de la teoría de supercuerdas, de la neurología, de la explicación física del psiquismo animal y humano, y otras muchas, siguen siendo discutidas en relación a los nuevos y continuos resultados de la ciencia. Pero la tendencia general, la significación global, de la nueva imagen del universo en la ciencia, en su repercusión sobre la filosofía, puede sintetizarse en el punto crucialmencionado: en la conciencia de enigma y de incertidumbre.

El silencio-de-Dios: teísmo crítico y ateísmo crítico  

Decíamos que el cambio crucial descrito era importante porque obligaba a cambios decisivos en la manera de referirse a lo metafísico. Estos cambios, en efecto, suponían un replanteamiento de muchas maneras de entender que, hasta ahora, habían estado en los fundamentos del comportamiento del hombre moderno. Ahora bien, ¿cuáles son estos cambios? El primero de ellos consiste sin duda en un cambio en la forma de entender el teísmo (y la religiosidad) y el ateísmo (y la arreligiosidad).

El cambio es evidente: hasta el cambio crucial referido en la modernidad crítica teísmo y ateísmo eran dogmáticos. Todavía hoy gran parte del teísmo y del ateísmo siguen siendo dogmáticos: unos piensan que la razón, la ciencia y la filosofía muestra con evidencia que Dios existe (teísmo) o que no existe (ateísmo). Teistas y ateos se siguen sintiendo con la seguridad racional (ilusoria) propia del dogmatismo. Lo vemos en la sociedad actual. Pero el cambio consiste en que vivir de acuerdo con la sensibilidad y el espíritu de nuestro tiempo exige a teísmo y ateísmo antiguos una conversión al teísmo “crítico” y al ateísmo “crítico”. Sólo este tipo de teísmo y ateísmo son posibles en la sociedad crítica e ilustrada de la modernidad crítica.

Pero para entender lo que este moderno “criticismo” significa es necesario dar un primer paso: entender en qué sentido el cambio crucial del dogmatismo al criticismo supone la aparición de una manera nueva, más profunda y radical, de entender el silencio-de-Dios. La expresión silencio-de-Dios es muy antigua, viene de la patrística y fue en extremo ponderada en la literatura mística. Pero para el dogmatismo teísta, en último término, Dios no estaba en silencio porque se había manifestado inequívocamente a la razón en la naturaleza. Por su parte, para el ateísmo dogmático no tenía sentido hablar de silencio-de-Dios porque Dios en definitiva no existía en absoluto.

En cambio, el teísmo crítico y el ateísmo crítico –de acuerdo con la conciencia de estar dentro del enigma del universo y en incertidumbre metafísica– saben que los argumentos que los avalan son hipotéticos, no son impositivos, y deben ser valorados por la razón de todo hombre hasta llegar a una decisión personal libre. Así, el teísmo crítico cree que la hipótesis, la conjetura, el supuesto, de la existencia de Dios es la mejor y más argumentada; pero, en último término, sabe también que “Dios podría no existir”. Igualmente el ateo acepta, a su juicio, la mayor fuerza y verosimilitud de los argumentos que avalan el ateísmo; pero sabe también, en último término, que “Dios podría existir”.

La consecuencia es inmediata: lo que ciertamente cabe decir es que el posible Dios, en caso de existir, está en silencio. Si es el autor y creador de la naturaleza, el hecho es que la ha creado de tal manera que en ella ha resonado el silencio cósmico de Dios, el factum de que el posible Dios está en silencio y no se ha manifestado con evidencia impositiva a las facultades humanas naturales del hombre. No ha dotado a la naturaleza creada de una “patencia de la Verdad”. Es lo que muestra la experiencia y se impone sociológicamente. Dios, por tanto, ha creado una naturaleza en que es verosímil el teísmo, pero también lo es el ateísmo. Por esto puede decirse que Dios calla y está en silencio.

La discusión antigua en torno a la cuestión metafísica de si Dios existía o no existía, era una discusión acerca de si los argumentos dogmáticos del teísmo y del ateísmo eran correctos o no. Se discutía cuál de los dogmatismos era el verdadero (ya que el otro era obviamente falso). En cambio, en el tiempo de la modernidad crítica la discusión comenzó a centrarse en la cuestión de si tiene sentido, o no lo tiene, la verosimilitud de admitir la existencia de un Dios que permanece en silencio.

Se trataba, pues, de ponderar y tomar una actitud ante todas las dimensiones reales en que se manifiesta el silencio-de-Dios. La primera dimensión del silencio-de-Dios era su silencio ante el conocimiento humano por el enigma del universo; es el hecho comentado de que no sabemos con evidencia impositiva racional si Dios existe o no existe. La segunda dimensión es el silencio-de-Dios ante el drama de la historia por el sufrimiento humano personal y colectivo, por el Mal natural ciego y por la perversidad humana.

¿Tiene sentido aceptar la existencia de un Dios que permanece en silencio en estas dos dimensiones tan importantes y desconcertantes para el hombre? La respuesta del teísmo y de las religiones es que hay argumentos que hacen verosímil que ese Dios en silencio exista. La respuesta del ateísmo, al contrario, es defender los argumentos que muestran que ese Dios en silencio no existe.

En El gran enigma he expuesto y analizado, desde la perspectiva del dogmatismo y del criticismo moderno, cuáles han sido y son los argumentos que avalan al teísmo y al ateísmo, así como su relación con la ciencia moderna. En la modernidad crítica, por tanto, teísmo y ateísmo son posibles y pueden ser construidos por la razón de forma legítima y honesta moralmente. Es lo que vemos además socialmente. Sin embargo, teísmo y ateísmo deben respetarse mutuamente puesto que ambos saben que son sólo un juicio de verosimilitud que no es una certeza racional absoluta, sino que la borrosidad enigmática del universo deja abiertas ambas alternativas.

 

Imagen de luz visible más profunda del cosmos, el Campo Ultra Profundo del Hubble. Fuente: Wikimedia Commons.

Imagen de luz visible más profunda del cosmos, el Campo Ultra Profundo del Hubble. Fuente: Wikimedia Commons.

La religión natural

Religión natural es aquella a la que tiene acceso el hombre como consecuencia de su inserción en la naturaleza y en uso de todas sus facultades naturales, en especial la razón y las emociones. Pensemos que la inmensa mayor parte de los hombres no han conocido el cristianismo (ni las otras grandes religiones). Sin embargo, han sido religiosos, de una u otra manera.

Si Dios existe, ha creado el universo y tiene la intención de hacer posible para todos los hombres por igual una relación religiosa con Él, entonces es obvio que esa religiosidad pretendida por Dios debe hacerse posible por la naturaleza misma, en todos los hombres por igual. No tendría sentido que la salvación (eventualmente pretendida por Dios para todos los hombres) fuera asequible sólo a unos pocos en el hinduismo, en el judaísmo o en el cristianismo. La religión debe hacerse posible por la naturaleza, por la existencia humana misma y debe poder llegar a todos los hombres por igual. Es difícil no ver que así deben entenderse las cosas.

Una religión universal

Pues bien, otra de las consecuencias trascendentales del cambio crucial que nos está permitiendo entrar en un tiempo nuevo es precisamente la forma de entender la religión natural. Es una consecuencia de lo dicho anteriormente: a saber, que se ha pasado del dogmatismo al enigma y a la incertidumbre, que esto deja abierta una forma crítica nueva de entender el teísmo y el ateísmo, de tal manera que en la modernidad tenemos una experiencia radical más profunda del silencio-de-Dios y de los argumentos que avalan creer o no creer que ese posible Dios-en-silencio es verosímil y cabe aceptarlo o no aceptarlo.

Esto es lo que, en definitiva, nos permite entender en qué consiste la religión natural de que estamos hablando y en qué sentido está presente en todos los hombres y ha sido el germen que ha hecho formarse las grandes religiones de la historia en sus condiciones historicistas propias (hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo, islamismo).

Reconstruyendo, en función de estos principios, los argumentos que dan sentido a la religión natural, vemos que el cosmos se presenta enigmático en su verdad metafísica última, pero hace posible argumentos que llevan a la razón, en la ciencia y en la filosofía, a admitir la verosimilitud de que Dios existiera como fundamento metafísico del universo.

Así lo intuye todo hombre en la vida ordinaria. Pero esta verosimilitud no se impone de forma absoluta y única, como veíamos. Además, también hace a Dios verosímil la experiencia religiosa subjetiva y objetiva (en la historia de las religiones). Dios no es evidente objetivamente ni lo hace evidente a la razón ningún tipo de experiencia subjetiva o social (religiones). Pero es objetivo el hecho la persistencia histórica inefable, misteriosa, mística, de esas extrañas experiencias religiosas que podrían ser indicio de la existencia de una Divinidad oculta.

Sin embargo, el argumento esencial que hace posible la religión natural de todo hombre en el mundo es el que permite entender que, a pesar del silencio divino en sus dos dimensiones (antes mencionadas), a saber, el silencio ante el conocimiento (por el enigma del universo) y el silencio ante el drama de la historia (por el Mal ciego de la naturaleza y por la perversidad humana), el silencio-de-Dios podría tener un sentido-en-Dios. Como he explicado en El gran enigma, la religiosidad humana, desde el interior de un universo en que Dios calla y está en silencio, sólo es posible si se admite el logos, es decir, el sentido, de un Dios oculto y liberador, a pesar de su lejanía y de su silencio.

Sentido del universal religioso

Existe, pues, un rasgo universal, presente en todos los hombres, común a toda posible religiosidad, que podríamos llamar el universal religioso. Este universal religioso (que juega un papel decisivo en El gran enigma) podría enunciarse en los siguientes términos: sería la creencia en la existencia de un Dios oculto y liberador, porque cabría pensar que su ausencia del mundo, su lejanía y su silencio, tienen para Él un sentido teo-lógico (un sentido-en-Dios, un logos o una razón, una explicación). Es decir, cabría aceptar a un Dios oculto y liberador, a pesar de su ausencia, de su lejanía y de su silencio. Esta aceptación sería el universal religioso, presente en toda religiosidad humana.

Pero la religión radical, profunda, de todo hombre se asienta en la experiencia inmediata de la ausencia de un Dios al que no vemos y de la ausencia de un Dios que deja al hombre desamparado ante el drama de la historia. Pero, a pesar de todo ello, el hombre religioso cree siempre en un poder transcendente que salva a pesar de su aparente desamparo, ausencia, lejanía y silencio. El hombre natural está interesado existencialmente en que Dios exista. Le va la vida en ello. Sólo si Dios existiera y quisiera liberar al hombre, podría entonces soñarse en un futuro de felicidad y se podría vivir en el consuelo profundo de que Dios acompaña al hombre en su sufrimiento y lo lleva a la salvación.

Pero la creencia en que la esperanza futura ofrecida por la religión sea real se funda en argumentos que giran siempre en torno a la creencia en el sentido, logos o razón, de un Dios oculto y liberador. La creencia en el Dios oculto y liberador es, como hemos dicho, el universal religioso que constituye la esencia profunda de toda religiosidad.

Religiosidad universal en la vida humana

Lo que el cambio crucial del tiempo nuevo ha permitido entender es, por tanto, lo que sin duda ha pasado, pasa y sigue pasando en la vida humana ordinaria de los hombres, aun dentro de la inmensa variedad de las circunstancias propias de sus vidas y de sus culturas. Antes, en y después del cristianismo histórico todos los hombres, aun sin ser cristianos, viven el dramatismo de sus vidas en función de unos factores antropológicos, inevitablemente presentes en ellos.

Todo hombre vive la indigencia de su vida, el drama de sus circunstancias vitales y el final trágico de la muerte. Todo hombre se siente sólo y abierto al enigma y a la incertidumbre porque no es patente la verdad última del universo y a Dios nadie lo ha visto.

Es la angustia inevitable del silencio-de-Dios que acompaña a todo hombre, en su experiencia profunda interior,  en cualquier circunstancia, incluso en las culturas teístas dogmáticas, teocéntricas y teocráticas. De ahí que todo hombre abierto a la esperanza de la existencia de un Dios en silencio que, sin embargo, quiere salvar al hombre, lo hace creyendo en la existencia de un Dios oculto y liberador, por encima de su lejanía y de su silencio. Este voto de confianza en Dios, a  pesar de todo, es lo que constituye la esencia del universal religioso.

El cambio crucial, antes descrito, tal como se ha producido con la modernidad crítica, habría sido entonces la ocasión histórica de que, al abandonarse los dogmatismos culturales, teocéntricos y teocráticos, se haya podido entender de forma explícita y argumentada lo que ya estaba presente desde siempre en la religiosidad natural del hombre: a saber, el logos del universal religioso.

El cristianismo

Todas las grandes religiones, las religiones menores, e incluso las religiones antiguas ya desaparecidas, toda forma de religiosidad humana interior vivida al margen de la religión social, han respondido siempre aluniversal religioso. Han sido siempre la creencia en un Dios oculto y liberador, por encima de su ausencia, de su lejanía y de su silencio. El cristianismo responde igualmente al universal religioso, ya que este pertenece a la esencia de toda posible religiosidad humana. También de la religiosidad cristiana. Pero en el cristianismo, al margen de que seamos cristianos o no, concurren una serie de circunstancias objetivas sorprendentes que pueden ser estudiadas por todos con objetividad y nos muestran la presencia sublimada del universal religioso.

Como religión, el cristianismo, como se explica en El gran enigma, consiste en la adhesión a la persona y a la doctrina de Jesús de Nazaret. Pero el hecho es que Jesús presenta su doctrina como la revelación de la esencia de Dios y de sus planes en el diseño de la creación del universo. Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente de la pretendida Voz del Dios de la Revelación en Jesús es su profunda armonía con la Voz del Dios de la Creación. Si existe un Dios es que ese Dios es el autor de la creación y del escenario en que debe realizarse la vida humana. Si el Dios que pretendidamente se revela en Jesús de Nazaret fuera el Dios real y existente, se debería entonces suponer que el diseño de creación que Jesús revela fuera armónico con la forma real en que, de hecho, tal como sabemos a la altura de nuestro conocimiento en el mundo moderno, ha sido creado el universo.

Ahora bien, este mundo real y el escenario que implica para la vida humana, pretendidos por Dios, como hemos dicho, es el que nos instala ante el enigma del universo y en la incertidumbre metafísica ante el más-allá. Es, en definitiva, el que acaba situando al hombre ante la alternativa de creer o no creer en el Dios oculto y liberador, a pesar de su ausencia, de su lejanía y de su silencio. Por tanto, el mundo real es un mundo que hace la apertura a Dios posible a través del universal religioso.

Pues bien, la Voz del Dios de la Revelación que predica Jesús de Nazaret no hace sino proclamar que, efectivamente, es real y existente un Dios que ha querido ocultarse, pero que alberga un plan de liberación de la estirpe humana. El Dios cristiano no hace sino asumir y profundizar el universal religioso presente en todos los hombres por su misma naturaleza, al margen de que hayan conocido o no el cristianismo.

El Dios que revela el cristianismo es un Dios que, en su eterno designio, asume, usando un término de san Pablo, la kénosis de su presencia en la creación. Esta kénosis es el ocultamiento, el anonadamiento, la humillación de Dios en la creación, para hacer un mundo de libertad en que no vemos a Dios por el conocimiento y en que son posibles la negación de Dios y el pecado. Es, al mismo tiempo, la humillación de Dios ante el drama de la historia que presenta un Dios inoperante, impotente, que parece abandonar la historia humana a manos de las fuerzas ciegas del Mal.

El Dios cristiano es un Dios que asume, redime, esta creación “kenótica” en que Dios se humilla por su ocultamiento ante el conocimiento humano y por su impotencia ante el drama de la historia por el sufrimiento. La razón de esta kénosis ante la libertad, creando la autonomía del universo y del hombre, es que este dramático universo debe ser el escenario que hará posible la maravillosa historia de la santidad humana, que acabará conduciendo a los hombres a su integración en la misma vida divina.

El cristianismo proclama que Dios ha querido realizar y manifestar en el tiempo humano su eterno designio creador a través del Misterio de Cristo que en su Muerte manifiesta la kénosis en la creación, por suocultamiento ante el conocimiento y el drama sufriente de la historia, y que en su Resurrección manifiesta la futura liberación con que Dios salvará la historia humana. El Dios manifiesto en Jesucristo es el Dios oculto y liberador que juega un papel esencial, por el universal religioso, en todos los hombres.

Para el cristianismo Dios ha creado el universo de manera que todo hombre pueda llegar a conocer y aceptar su oferta de amistad. La naturaleza hace ya verosímil que un Dios creador pudiera ser su fundamento. Además, es posible creer en la existencia de un Dios oculto y liberador, cuya ausencia, lejanía y silencio en el mundo tienen un sentido, y se ha manifestado en el Misterio de Cristo. Por último, el cristianismo cree que el Espíritu de Dios está interiormente presente en el interior del espíritu de todo hombre de una forma sobrenatural o mística, misteriosa pero real, que no rompe su ocultamiento, pero que da el testimonio interior definitivo de la verdad de Dios. La explicación en detalle de la naturaleza del cristianismo como religión será uno de los temas principales de El gran enigma.

El gran enigma

El gran enigma que pesa sobre la existencia de todo hombre en el mundo, y sin duda sobre nosotros, es primariamente el enigma de la Verdad Última, metafísica, que se esconde en el más allá, cuya naturaleza acabará afectando sin duda a nuestro futuro. Por la intuición inmediata de la experiencia de la vida, o por la razón en la ciencia y en la filosofía, quedamos instalados ante el enigma del universo en una molesta sensación de incertidumbre ante el más-allá, ante lo que constituye el fondo metafísico de la realidad.

Que el universo sea un enigma, y que la búsqueda humana de la verdad se debata en la incertidumbre, impone el hecho de que Dios podría no existir (para el creyente) y podría existir (para el increyente). Creencia e increencia nacerán de una decisión personal posible por la estructura del mundo. Pero creer o no creer debe ser una decisión informada y competente. El creyente debe conocer el conjunto de serios argumentos que hacen posible el ateísmo. Pero el ateo debe conocer también los argumentos que hacen la creencia posible y que muestran la extraordinaria coherencia y armonía del movimiento religioso universal. Pero, en los términos expuestos, el siempre posible Dios está ausente, lejano y en silencio.

Esto plantea la gran pregunta a la que queda abierta la existencia del hombre: a saber, si tiene sentido creer en la existencia de un Dios oculto y liberador. Por ello, el gran enigma del universo se cifra, en el fondo, en el gran enigma de si es real y existente un Dios oculto y liberador. ¿Qué actitud tomar ante el enigma último del universo y de nuestra vida?

Artículo elaborado por Javier Monserrat, Universidad Autónoma de Madrid, miembro de la Cátedra CTR de la Universidad Comillas, co-editor de Tendencias21 de las Religiones y autor de El gran enigma.

http://www.tendencias21.net/Ateos-y-creyentes-ante-la-incertidumbre-del-mas-alla-El-gran-enigma_a40762.html

Canalizaciones de tuberías metálicas con… ¡¡¡150.000 años de antigüedad!!!

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La agencia estatal de noticias chinas ha informado sobre una serie de investigaciones que se están efectuando en la provincia de Qinghai (China), cerca del monte Baigong, donde al parecer existen tres cuevas llenas de tuberías dispuestas para canalizar el agua salada de un lago cercano.

Asimismo, se han localizado en el lecho de dicho lago, nuevas tuberías que parecen confirmar la utilización de las mismas para el bombeo de agua, a primera vista podríamos pensar que se trata de alguna forma de ingeniería dispuesta por los emperadores de la vieja china, pero lo desconcertante es que esas canalizaciones tienen 150.000 años de antigüedad, imposibles para la tecnología humana de la época, así como imposible para los habitantes de la zona que comenzaron a poblar dicha región hace 30.000 años a lo sumo.

tbcFragmento de tubería encontrada

La datación, se hizo por el método de termoluminiscencia, un sistema que determina la exposición de minerales cristalinos a la luz solar y permite averiguar por su variabilidad los años de dichos objetos.

La investigación en la zona por parte del gobierno chino, comenzó en 2002.

No obstante, ya han saltado algunas voces diciendo que se trata de un fenómeno natural, pero me imagino a un científico de dentro de 200.000 años que rescatase de una capa freática un  microondas del siglo XXI diciendo que se trataba de una formación cristalina geométrica amalgamada con metal de cobre.

Las tuberías se encuentran en la zona en la que han sido localizados varios grupos de las llamadas “pirámides chinas “tan antiguas que han sido camufladas como elemento geográfico del terreno de la zona.

tbc2Sección transversal de una de las tuberías encontradas

Yang Ji, un investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, dijo a la agencia de noticias china Xinhua, “… la pirámide puede haber sido construida por seres inteligentes…” como vemos los investigadores chinos tienen menos pelos e intereses en la lengua que los occidentales, asimismo, Yang dijo, “…no descartó la teoría de que los extraterrestres antiguos pudieran ser responsables, la idea del intervencionismo extraterrestre es comprensible y vale la pena analizar … pero debemos utilizar medios científicos para poder validar dicha teoría”

Aparentemente, el paisaje que rodea la zona, muestra varios elementos y rocas que parecen demasiado extrañas como para pensar en un origen geológico natural.

Pero el misterio se ha hecho mayor, cuando Zheng Jiandong, investigador de geología de la Administración Sismológica de China  dijo al diario estatal “Diario del Pueblo” en 2007  que algunos de los tubos resultaron ser altamente radiactivos.

Como vemos, otra prueba más que demuestra que nuestra humanidad no es la única inteligencia que ha habitado el planeta.

zcZona de la provincia de Qinghai donde se han encontrado las canalizaciones

Fuente: http://www.mundodesconocido.es/canalizaciones-de-tuberias-metalicas-con-150-000-anos-de-antiguedad.html

LA CIUDAD PERDIDA DE LOS GIGANTES EN LA SELVA DE ECUADOR

La ciudad perdida de los gigantes en la selva de Ecuador

Leyendas ecuatorianas hablan de antiguas ciudades de gigantes, abandonados por sus habitantes hace mucho tiempo, poco a poco siendo reclamado por la naturaleza. Pero descubrimientos recientes muestran que los gigantes eran indudablemente reales.

De hecho, las tribus de todo la cuenca amazónica recuerdan la existencia de una antigua raza de gigantes que construyeron ciudades prósperas mucho antes de que los seres humanos ‘de tamaño regular’ llegaran a la zona.

En 2012, tal leyenda dirigió a un equipo de investigadores a un área remota en la selva de Ecuador. Varias tribus habían estado utilizando el lugar como un lugar de encuentro tradicional desde tiempos inmemoriales y se cree que fue habitada por espíritus poderosos.

El lugar era sagrado para los locales y hablaron sobre sus constructores con una mezcla de temor y respeto. La razón detrás de su actitud se hizo visible una vez que el equipo se dio cuenta de la presencia de antiguas estructuras megalíticas en el sitio.

La estructura más grande era una pirámide de 80 metros de alto por 80 metros de ancho con una inclinación demasiado alto para ser natural. Había sido construido usando cientos de grandes rocas, de forma irregular, cada uno con un peso aproximado de 2 toneladas. En la parte superior se encuentran un área plana que podría haber sido utilizado como una plataforma ceremonial o de sacrificio.

«Eso luce como una pared pavimentada, una antigua calle o plaza con un ángulo de 60 grados, tal vez el techo de una estructura más amplia», dijo el arqueólogo francés-estadounidense Benoit Duverneuil.«Muchas de las piedras estaban perfectamente alineadas, tienen bordes afilados y parecen haber sido esculpida por la mano del hombre.»

La capa protectora de tierra había conservado la superficie lisa de las piedras. También reveló la presencia de una sustancia similar al cemento utilizado para mantener los cantos rodados juntos. A juzgar por la edad aparente de las ruinas, este podría ser el primer ejemplo de hormigón que se utiliza en América. Al parecer, los constructores de esta antigua ciudadela poseían conocimientos de ingeniería muy por delante de su tiempo.

Pero el descubrimiento más interesante llegó en forma de herramienta que eran demasiado grandes y antiguas, y que cubrían el suelo del bosque. Su propósito es desconocido, pero el equipo sospecha que fueron utilizados en la metalurgia. Una cosa es cierta, su tamaño habría hecho muy difícil para un humano de tamaño normal empuñarlas.

El escritor e investigador Bruce Fenton fue parte del equipo que descubrió esta ciudad perdida de gigantes y cree que las herramientas son elocuentes:

«Lo que realmente apunta fuertemente hacia que esta morada debe haber albergado la misma raza de gigantes es la presencia de martillos extremadamente de gran tamaño, o por lo menos las cabezas de los martillos de piedra. Suponiendo que estos se unen a la madera dura, manejarlos sería de un tamaño y peso increíble, haciendo que su uso como herramientas poco prácticos para un Inca típico o indígenas Indio, siendo estos generalmente personas-constructores de alrededor de 1,6 metros o menos».

Es interesante notar que las expediciones anteriores en las selvas tropicales de Ecuador produjeron resultados que apoyan el hecho de que los gigantes estuvieron una vez presentes. Los huesos mucho más grandes que los de un ser humano de tamaño promedio fueron descubiertos en cuevas de todo el continente americano. Existe creciente evidencia, lo que sugiere que nuestra propia historia podría requerir algunas nota a pie de página. Los gigantes.

Ver también: La misteriosa caverna de los Gigantes Pelirrojos

Las piedras vitrificadas sólo pueden crearse generando altas temperaturas ¿Que tecnología podrían haber utilizado los antiguos constructores para lograr este acabado?

No debería ser una sorpresa que este sorprendente descubrimiento fue deliberadamente ignorada por las autoridades. En 2013, el Ministerio de Cultura del Ecuador envió a uno de sus equipos para inspeccionar el hallazgo pero concluyó que no era nada más que una formación natural.

Fenton y su equipo no están de acuerdo. El tamaño y forma de los bloques, la precisión y la técnica con la que fueron cortadas, pulidas y ensambladas parecen apuntar a un origen artificial. Por otra parte, parece que más estructuras están esperando a ser descubiertos.

Varios otros montículos de gran tamaño aún no se han excavado. Aunque cubiertos de barro y vegetación, su forma sugiere que pirámides están enterrados debajo de ellos. Esto sugeriría que la ciudad alberga más de una pirámide — quizás es el hogar de un complejo de pirámides. Y la historia nos enseña que tales complejos se construyen alrededor de una pirámide central, que por lo general contiene los restos de un gran líder.

Si esto era una ciudad de gigantes, ¿quien podría haber sido su líder?

Este escenario explica por qué las autoridades llamaron al lugar una «formación natural» ¿Estaban planeando silenciosamente eliminar cualquier reliquias anómalas que apoye la antigua teoría de los gigantes? No sería la primera vez que algo así sucediera.

Desafortunadamente, Fenton informa que muchos de los artefactos ya han sido robados, lo que hace aún más difícil de reconstruir los desconcertantes detalle de esta historia.

http://conspiraciones1040.blogspot.com/2015/07/la-ciudad-perdida-de-los-gigantes-en-la-selva-de-ecuador.html

«Al Encuentro de la Aurora» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

salida del sol : La luz del sol Salida del sol colorida y Foto de archivo«Cuando queráis ir por la mañana a ver la salida de Sol, pensad en prepararos ya desde el día anterior. Y cuando os ponéis en camino, mantened muy presente en vuestra cabeza la convicción de que no sólo vais al encuentro de la Aurora, sino que vais también a participar en un acontecimiento formidable que se produce en el Universo.

¿Hay algo más bello y más esencial que el nacimiento del día?
Diréis que vuestra presencia no cambiará nada, que el Sol saldrá tanto si estáis vosotros como si no. Es verdad, el Sol no necesita de vosotros para aparecer en el horizonte. Pero sois vosotros los que tenéis necesidad de él, porque existe una relación entre los acontecimientos de la naturaleza y los de vuestra vida interior. Cuando sepáis cómo mirar al Sol cuando sale, en el instante en que brota el primer rayo, sentiréis todos los poderes puros y luminosos que entran en acción y comprenderéis lo importante que es trabajar con ellos para que el día se despierte también en vuestra conciencia


www.prosveta.com

«Las fases de la alquimia personal» David Topí.

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El trabajo o proceso alquímico del que habíamos hablado en el artículo anterior se hace en tres fases principales que, como ya hemos comentado, se explican y enseñan de forma alegórica y metafórica a aquellos que desean aprenderla gran obra, como la alquímia ha sido siempre llamada.

Ennegrecimiento

La primera de esas fases del proceso alquímico por la que todo aspirante a conseguir “oro” (una conciencia pura e iluminada) tenía que empezar, es llamada Nigredo (en latín), que viene a traducirse algo así como ennegrecimiento. Se trata del estado inicial del proceso, en el que aquello a ser transformado (el ser humano) se considera en un estado de corrupción, disolución, individualización e incluso putrefacción. Representa lo que hace muchos meses os expliqué sobre la noche oscura del alma, sobre el descenso a las profundidades de cada uno de nosotros, sobre el trabajo con aquello que llamamos “la sombra.  El elemento que caracteriza el estado de ese alma en esta primera fase es la Sal, porque es un componente que refleja perfectamente las características de cristalización, fijación y dureza, resistente al cambio, que posee todo hombre cuando no ha iniciado ningún trabajo sobre sí mismo. Posiblemente sea éste el estado en el que se encuentra una gran parte de la humanidad en estos momentos, hablando a nivel macro y generalizado.

Blanqueamiento

La segunda fase se llama el Albedo o blanqueamiento. Representa el proceso de la purificación espiritual, el quemado de las impurezas de la sal, como analogía de la personalidad (etérico, emocional, mental) y alma (causal) sin trabajar y cuyo resultado produce un ser humano “fluido, representado en los libros de alquimia por el mercurio, un metal líquido, en quien se están dando cambios rápidos a nivel mental, emocional, etérico y físico (incluso llegando de cambios energéticos a nivel de ADN). En esta fase, se potencia la parte intuitiva y femenina, la imaginación, la creatividad, siendo el primer paso hacia la creación (o despertar) del elixir de la vida y de la piedra filosofal (la esencia o ser interior). Es el proceso que, a nivel de toda la humanidad, cuando se produzca de forma masiva,  llevará a la apertura de mentes, a la masa crítica necesaria para el cambio, a aceptar y comprender la realidad del mundo en el que se vive, a mirar hacia dentro para buscar todas las respuestas y no más hacia el exterior. La intuición, la confianza en el poder y potencial de cada uno, se va abriendo paso y se van viendo chispas de la conexión con la piedra filosofal, que pugna por ser encontrada en el interior de cada persona.

Es el proceso de “despertar, cuando reconocemos que las cosas no son como nos las han contado y cuando nace el deseo de aprender de “verdad” y dejar ir todos los antiguos y rígidos sistemas de creencias milenarios con los que nos han programado. Es por eso que el “blanqueamiento” representa la “quema”, el llevar a la hoguera todo lo que no está alineado con una conciencia superior que viene dictada por  la conexión y enseñanzas de nuestro ser.

Enrojecimiento

La tercera y última fase es llamada Rubedo o enrojecimiento y consiste finalmente en la transmutación en oro de la sal, la piedra y plomo inicial (diferentes facetas del hombre “rudo”, “basto”, “sin trabajar ni pulir”), que ha pasado a ser mercurio, luego otros metales intermedios y ahora es finalmente oro, representando la pureza de la conciencia, del alma y del ser, y el hallazgo del elixir de la vida, la piedra filosofal, muchas veces representada en color rojo, que simboliza la unificación del hombre (lo limitado y finito, el microcosmos) con la Fuente (lo ilimitado e infinito, el macrocosmos). Es la fase del ser que “entra” a tomar posesión de su vehículo físico y de la conciencia que lo dirige.

Ceremonias iniciáticas alquímicas

“La Ceremonia por la cual vais a pasar de inmediato, tiende a haceros vivir, mediante
su simbolismo, únicamente esotérico, el desarrollo post-mortem, de la separación de
los elementos que constituyen vuestro ser…”
“Aurum Nostrum non est Aurum Vulgi”

Desde tiempos remotos, siguiendo este proceso alquímico que hemos visto, existían en muchas escuelas iniciáticas, ya desde el antiguo Egipto, ceremonias que estaban destinadas a simbolizar el paso del hombre por las diferentes fases de la transmutación interior.

A aquel que iba a ser iniciado, se le reconocía como la piedra o el plomo, la materia prima sobre la que había que trabajar. Primero, en la fase de Nigredo, el aspirante empezaba la ceremonia en un cuarto oscuro, el cuarto de reflexión, representación del plano terrenal y material. En esta habitación podía ver o intuir los símbolos asociados a esta fase: el azufre, las piedras, la sal, las siglas V.I.T.R.I.O.L, que significaban VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEMvisite el interior de la tierra y rectificando, encontrará la piedra oculta, que viene a ser lo mismo que cava en tu propia alma para encontrar la sabiduría que llevas dentro y donde el aspirante escribía su testamento filosófico, pues si la ceremonia resultaba exitosa, se iba a despedir para siempre de esa parte de sí mismo mundana, limitada, “negra”. Realmente esta primera fase simbolizaba la muerte física de la persona, pues como decía Hazrat Inayat Khan, fundador del sufismo universal: no puede haber renacimiento sin una noche oscura del alma, una aniquilación total de todo lo que creías y pensabas que eras”.

La segunda fase era la llamada prueba del agua, pues era la prueba de la parte emocional, asimilada al paso por el plano astral y la prueba asociada alblanqueamiento” del alma, del iniciado. Aquí se confrontaba al neófito a todos sus sentimientos oscuros y crueles, a sus pasiones animales involutivas, a sus vicios, a todas las tendencias inferiores que se habían cristalizado en su naturaleza, a sus miedos y temores y éste los debía ver cara a cara y purificarlos, debía transmutarlos, dominarlos y expulsarlos de sí mismo. Luego, superada esta etapa, si lo conseguía, venía una intermedia antes de llegar al Enrojecimiento final y era el paso por la etapa asociada al plano mental, llamada Citrinitas, pues el iniciado que inició su camino “negro” y luego fue “blanqueado, ahora empezaba a tomar simbólicamente un tono “amarillento” (su alma y su personalidad). Así, el profano, una vez purificado en sus sentimientos y deseos, debía ahora hacer pleno uso de sus poderes mentales, aprendiendo la dura labor de pensar por sí mismo y dejar de buscar fuera lo que sabe ya que tiene dentro.

Finalmente, el oro

Y cuando el cuerpo físico había muerto y renacido, el cuerpo emocional y de deseos había sido limpiado de miedos, bajas pasiones, emociones negativas y el cuerpo mental había sido renovado y toda la programación, creencias, ideas falsas y “basura” mental había sido limpiada, llegaba entonces la última parte, cuando la “piedra” o el “plomo”, el ser humano,  adquiría el legendario tono rojizo que denotaba que había encontrado la Piedra Filosofal, el Lapis Philosophorum. El hombre encontró a su ser, a su esencia y con ella todos los “metales viles” se convierten en oro, todas las imperfecciones energéticas que llevan a la enfermedad se pueden curar, toda disfunción energética y mental se puede armonizar. Aquí es cuando nos damos cuenta que podemos hacer sanaciones con la esencia, tal cual, como hemos comentado en un par de ocasiones en anteriores artículos.

Esta última etapa es la que corresponde al RUBEDO, dominando sobre ella el SOL, el logos Solar, máxima representación de la Fuente en el sistema en el que vivimos. Horus es su Deidad y el color es el rojo. El ser humano ha despertado, su conciencia es la conciencia de su ser y su camino es el de servicio a la humanidad. Ahora sí, el trabajo para conseguirlo es tan titánico y árduo, que por eso realmente sólo unos pocos alquimistas llegaron a encontrar el valor y el tesón para ello. Quizás sabiendo lo que tenemos que hacer, no dejemos pasar ni un segundo más nosotros y nos pongamos manos a la obra.

La alquimia, tan mitificada y escondida en libros y tratados ininteligibles, se convierte así en algo tan simple como pasar por una renovación física, emocional, mental y espiritual, pero a niveles tan profundos que, cuando se realiza, el elixir de la vida aparece por sí solo, y uno se da cuenta que siempre tuvo la facultad de transformar en oro todo lo que tocaba, porque siempre había sido portador inconsciente de su propia piedra filosofal.

Un abrazo, David Topí.



davidtopi.com

«‘La Materia’ NO es la Única Realidad» Arjun Walia.

Renombrados Científicos se Reúnen para Enfatizarlo

«El día en el que la ciencia comience a estudiar
fenómenos no físicos,
hará más progreso en una década
que en todos los siglos anteriores de su existencia»

Nikola Tesla

Un grupo de científicos reconocidos a nivel internacional se ha unido para subrayar la importancia de lo que todavía es comúnmente pasado por alto en la comunidad científica – el hecho de que la materia (protones, electrones, fotones, cualquier cosa que tenga una masa) no es la única realidad.

Deseamos comprender la naturaleza de nuestra realidad, pero,

  • ¿Cómo podemos hacerlo si estamos examinando continuamente únicos sistemas físicos?
  • ¿Y el papel de los sistemas no físicos, como la conciencia o su interacción con los sistemas físicos (materia)?

Afortunadamente, algunos científicos están estudiando los sistemas no-físicos, y el experimento de la doble rendija es un gran ejemplo de esto.

Puedes leer más sobre esto aquí.

Un documento (Conciencia y el Patrón de Interferencia de la doble rendijaConsciousness and the Double-Slit Interference Pattern) publicado por Dean Radin, PhD, en la revista Ensayos de Física, revisada por pares, explica cómo este experimento se ha utilizado varias veces para explorar el papel de la conciencia en la conformación de la naturaleza de la realidad física.

«A pesar del éxito empírico sin igual de la teoría cuántica, la mera sugerencia de que puede ser literalmente cierto como una descripción de la naturaleza aún es recibido con escepticismo, incomprensión e incluso ira.»

T. Folger, «Quantum Shmantum»; Descubre 22: 37-43, 2001

Sólo para reiterar, a finales del siglo XIX, los físicos comenzaron a explorar la relación entre la energía y la estructura de la materia.

De este modo, la creencia de que un universo físico newtoniano material que estaba en el corazón de sabios científicos se dejó caer y la comprensión de que la materia no es más que una ilusión lo reemplazó.

Los científicos comenzaron a reconocer que todo en el universo está hecho de energía.

Esto ha sido conocido en la comunidad científica desde hace más de cien años.

«Considero la conciencia como fundamental. Considero a la materia como derivada de la conciencia. No podemos conseguir meternos detrás de la conciencia. Todo de lo que hablamos, todo lo que nosotros consideramos como existente, postula la conciencia».

Max Planck, físico teórico que originó la teoría cuántica, que le valió el Premio Nobel de Física en 1918.

Estamos hablando de lo que se conoce como la ciencia post-materialista y en los puntos señalados a continuación resumimos el problema con no reconocer y examinar los fenómenos que van más allá de las fronteras del mundo material físico.

Estos puntos fueron co-escritos por

  • Dr. Gary Schwartz, profesor de psicología, medicina, neurología, psiquiatría y cirugía en la Universidad de Arizona
  • Mario Beauregard, PhD, de la Universidad de Arizona
  • Lisa Miller, PhD, de la Universidad de Columbia

Fue presentado en una cumbre internacional sobre la ciencia post-materialista, la espiritualidad y la sociedad.

Ellos (y cientos de otros científicos) han llegado a las siguientes conclusiones:

1- La cosmovisión científica moderna se basa predominantemente en suposiciones que están estrechamente relacionadas con la física clásica. Materialismo – la idea de que la materia es la única realidad – es uno de estos supuestos.

Un supuesto relacionado es el reduccionismo, la idea de que las cosas complejas pueden entenderse reduciéndolas a las interacciones de sus partes o en cosas más simples o más fundamentales tales como partículas materiales diminutos.

2- Durante el siglo 19, estos supuestos se estrecharon, se convirtieron en dogmas y se fundieron en un sistema de creencias ideológicas que llegó a ser conocido como «materialismo científico».

Este sistema de creencias implica que la mente no es más que la actividad física del cerebro y que nuestros pensamientos no pueden tener ningún efecto sobre nuestros cerebros y cuerpos, nuestras acciones y el mundo físico.

3- La ideología del materialismo científico llegó a ser dominante en el mundo académico durante el siglo 20. Tan dominante que la mayoría de los científicos comenzó a creer que estaba basada en la evidencia empírica establecida y representó la única visión racional del mundo.

4- Los métodos científicos basados en la filosofía materialista han tenido un gran éxito, no sólo en el aumento de nuestra comprensión de la naturaleza, sino también para llevar un mayor control y libertad gracias a los avances en la tecnología.

5- Sin embargo, el predominio casi absoluto del materialismo en el mundo académico ha restringido seriamente las ciencias y ha obstaculizado el desarrollo del estudio científico de la mente y la espiritualidad.

La fe en esta ideología, como un marco explicativo exclusivo de la realidad, ha obligado a los científicos a descuidar la dimensión subjetiva de la experiencia humana. Esto ha llevado a una comprensión severamente distorsionada y empobrecida de nosotros mismos y de nuestro lugar en la naturaleza.

6- La ciencia es, ante todo, un método no-dogmático, de mente abierta de adquirir conocimientos sobre la naturaleza a través de la observación, la investigación experimental y explicación teórica de los fenómenos. Su metodología no es sinónimo de materialismo y no debe estar comprometida con ninguna creencia en un particular, dogma, o ideología.

7- A finales del siglo XIX, los físicos descubrieron fenómenos empíricos que no podían ser explicados por la física clásica.

Esto llevó al desarrollo, durante la década de 1920 y principios de 1930, de una nueva rama revolucionaria de la física llamada mecánica quántica (MQ). La MQ ha cuestionado las bases materiales del mundo, mostrando que los átomos y las partículas subatómicas no son realmente objetos sólidos – no existen con certeza en localizaciones espaciales definidas y tiempos definidos.

Lo más importante, la Mecánica cuántica introdujo explícitamente la mente en su estructura conceptual básica, ya que encontró que las partículas están observando y el observador – el físico y el método utilizado para la observación – están vinculados.

Según una interpretación de MQ, este fenómeno implica que la conciencia del observador es vital para la existencia de los eventos físicos siendo observados y que los eventos mentales pueden afectar el mundo físico. Los resultados de los experimentos recientes apoyan esta interpretación.

Estos resultados sugieren que el mundo físico ya no es el componente principal o único de la realidad y que no puede ser plenamente comprendido sin hacer referencia a la mente.

8- Los estudios psicológicos han demostrado que la actividad mental consciente puede causalmente influir en el comportamiento y que el valor explicativo y predictivo de los factores agénticos (por ejemplo, creencias, metas, deseos y expectativas) es muy alta.

Por otra parte, la investigación en psiconeuroinmunología indica que nuestros pensamientos y emociones pueden afectar notablemente la actividad de los sistemas fisiológicos (por ejemplo, inmunológico, endocrino, cardiovascular) conectados al cerebro.

En otros aspectos, los estudios de neuroimagen de la autorregulación emocional, la psicoterapia y el efecto placebo demuestran que los eventos mentales influyen significativamente en la actividad del cerebro.

9- Los estudios de los llamados «fenómenos pes o psi» indican que a veces podemos recibir información significativa sin el uso de los sentidos ordinarios y en formas que trascienden las limitaciones de espacio y de tiempo habituales.

Además, la investigación psi demuestra que podemos influir mentalmente – a distancia – dispositivos físicos y los organismos vivos (incluyendo otros seres humanos).

La investigación psi también muestra que las mentes lejanas pueden comportarse de maneras que son no-localmente correlacionadas, es decir, las correlaciones entre mentes lejanas se hipotiza que son sin mediación (que no están vinculadas a ninguna señal energética conocida), sin paliativos (que no se degradan con el aumento de la distancia ), e inmediata (que parecen ser simultáneas).

Estos eventos son tan comunes que no pueden ser vistos como anómalos ni como excepciones a las leyes naturales, sino como indicios de la necesidad de un marco explicativo más amplio que no puede ser predicado exclusivamente en el materialismo.

10- La actividad mental consciente se puede experimentar en la muerte clínica durante un paro cardíaco (esto es lo que se ha denominado una «experiencia cercana a la muerte» – ECM).

Algunos experimentadores cercanos a la muerte (una ECM) han informado verídicas percepciones de fuera del cuerpo (es decir, percepciones que pueden ser probadas de coincidir con la realidad) que se produjeron durante un paro cardiaco. Una ECM también informa de profundas experiencias espirituales durante la ECM provocada por paro cardíaco.

Es de destacar que la actividad eléctrica del cerebro cesa en el lapso de unos pocos segundos después de un paro cardíaco.

11- Experimentos de laboratorio controlados han documentado que los medios de investigación especializados (personas que afirman que pueden comunicarse con la mente de las personas que han muerto físicamente) a veces pueden obtener información muy precisa sobre personas fallecidas.

Esto apoya la conclusión de que la mente puede existir separada del cerebro.

12- Algunos científicos y filósofos inclinados al materialismo se niegan a reconocer estos fenómenos, ya que no son consistentes con su concepción exclusiva del mundo.

El rechazo de la investigación post-materialista de la naturaleza o la negativa a publicar fuertes hallazgos científicos que apoyan un marco post-materialista son la antítesis del verdadero espíritu de investigación científica, que es que los datos empíricos siempre deben ser tratados adecuadamente.

Los datos que no se ajustan a las teorías favorecidas y las creencias no se pueden descartar a priori. Tal descarte es el reino de la ideología, no de la ciencia.

13- Es importante darse cuenta de que los fenómenos psi, las ECM en el paro cardíaco y la evidencia replicable de medios de investigación creíbles, parece anómala sólo cuando se ve a través de la lente del materialismo.

14- Por otra parte, las teorías materialistas no logran dilucidar cómo el cerebro podría generar la mente y no son capaces de dar cuenta de la evidencia empírica a la que se alude en este manifiesto.

Este fracaso nos dice que ha llegado el momento de liberarnos de los grilletes y las anteojeras de la vieja ideología materialista, para ampliar nuestro concepto del mundo natural y abrazar un paradigma post-materialista.

15- De acuerdo con el paradigma post-materialista:

a. La mente representa un aspecto de la realidad tan primordial como el mundo físico. La mente es fundamental en el universo, es decir, no se puede derivar a partir de materia ni reducirse a nada más básico.

b. Hay una profunda interconexión entre la mente y el mundo físico.

c. La mente (voluntad/intención) puede influir en el estado del mundo físico y operar de forma no local (o extendida), es decir, que no se limita a puntos específicos en el espacio, como el cerebro y el cuerpo, ni a puntos específicos en el tiempo, como el presente. Puesto que la mente puede no localmente influir en el mundo físico, las intenciones, emociones y deseos de un experimentador pueden no estar completamente aislados de los resultados experimentales, incluso en diseños experimentales controlados y ciegos.

d. Las mentes son aparentemente sin límites y pueden unirse en formas que sugieren un unitario, Una Mente que incluye todas las mentes individuales.

e. Las Experiencias Cercanas a la Muerte en el paro cardíaco sugieren que el cerebro actúa como un transceptor de la actividad mental, es decir, la mente puede trabajar a través del cerebro, pero no es producido por el mismo. Las ECM que se producen en un paro cardíaco, junto con la evidencia de los medios de investigación, sugieren aún más la supervivencia de la conciencia, a raíz de la muerte del cuerpo, y la existencia de otros niveles de la realidad que son no-físicos.

f. Los científicos no deben tener miedo de investigar la espiritualidad y experiencias espirituales, ya que representan un aspecto central de la existencia humana.

16- La ciencia post-materialista no rechaza las observaciones empíricas y el gran valor de los logros científicos realizados hasta ahora.

Busca ampliar la capacidad humana para entender mejor las maravillas de la naturaleza y en el proceso de redescubrir la importancia de la mente y el espíritu como siendo parte de la estructura básica del universo.

17- El post-materialismo es inclusivo de la materia, que es visto como un componente básico del universo.

El paradigma post-materialista tiene implicaciones de largo alcance. Fundamentalmente altera la visión que tenemos de nosotros mismos, dándonos la espalda a nuestra dignidad y poder como seres humanos y como científicos.

Este paradigma fomenta valores positivos como la compasión, el respeto y la paz. Al hacer hincapié en una profunda conexión entre nosotros y la naturaleza en general, el paradigma post-materialista también promueve la conciencia ambiental y la preservación de nuestra biosfera.

Además, esto no es nuevo, sólo ha sido olvidado durante cuatrocientos años, que una comprensión transmaterial vivida puede ser la piedra angular de la salud y el bienestar, ya que se ha mantenido y conservado en antiguas prácticas mente-cuerpo-espíritu, en las tradiciones religiosas y enfoques contemplativos.

18- El cambio de la ciencia materialista a la ciencia post-materialista puede ser de vital importancia para la evolución de la civilización humana. Puede ser aún más fundamental que la transición del geocentrismo al heliocentrismo.

Notas

* Este Manifiesto para una ciencia post-materialista fue preparado por Mario Beauregard, PhD (Universidad de Arizona), Gary E. Schwartz, PhD (Universidad de Arizona), y Lisa Miller, PhD (Universidad de Columbia), en colaboración con Larry Dossey, MD, Alexander Moreira-Almeida, MD, PhD, Marilyn Schlitz, PhD, Rupert Sheldrake, PhD, y Charles Tart, PhD.
** Para más información, póngase en contacto con el Dr. Mario Beauregard, Laboratorio de avances en la conciencia y la Salud, Departamento de Psicología de la Universidad de Arizona, Tucson, EE.UU. Correo electrónico: mariobeauregard@email.arizona.edu
*** El reporte resumido de la Cumbre Internacional sobre Ciencia Post-materialista , Espiritualidad y Sociedad se puede descargar aquí: Cumbre Internacional de Post-materialista de la Ciencia: Resumen del reporte (PDF). 

Fuente Manifiesto para una ciencia post-materialista


por Arjun Walia
05 Junio 2015
del Sitio Web Colective- Evolution
traducción de Adela Kaufman
www.bibliotecapleyades.net

Se detiene la actividad en la Bolsa de Nueva York por problemas técnicos

La Bolsa de Valores de Nueva York ha suspendido su actividad a causa de un problema técnico. A pesar de la situación las acciones siguen cotizando en otros mercados estadounidenses como el Nasdaq. Con todo, el incidente ha causado una fuerte caída de las cotizaciones.

La Bolsa de Nueva York (NYSE, por sus siglas en inglés) ha suspendido todas sus operaciones y negociaciones de forma inesperada en a las 11:32 (hora local) de este miércoles, según su sitio web. No se trata de un ataque cibernético, sino de un problema técnico interno, ha informado la NYSE. La Bolsa de Nueva York ya había experimentado un problema técnico puntual que fue resuelto tres horas después. Las negociaciones no habían empezado aún.

La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y la Industria de Valores y la Asociación de Mercados Financieros de EE.UU. (SIFMA) se encuentran analizando la situación. Asimismo, el servicio de prensa de la Casa Blanca ha confirmado que el presidente Barack Obama ha sido informado sobre la suspensión de las actividades en la NYSE y también está siguiendo de cerca el curso de los acontecimientos.

El mismo día, la compañía aérea United Airlines ha sufrido un fallo informático. Debido al incidente todos los vuelos de la aerolínea se han quedado en tierra. El problema se ha resuelto después de casi dos horas.

También se han registrado problemas en el acceso a la versión electrónica del diario ‘The Wall Street Journal’, cuyo equipo técnico ha tenido incluso que crear un sitio web temporal para el rotativo. Por el momento no está claro si existe alguna conexión entre todos estos incidentes.

http://actualidad.rt.com/economia/179620-nueva-york-bolsa-suspende-actividades-problemas-tecnicos

Reino Unido recortará las ayudas de vivienda y becas universitarias

El ministro de Economía británico, George Osborne, anunció un nuevo paquete de recortes sociales para los próximos cinco años.

Estas medidas anunciadas por Osborne en la Cámara de los Comunes están en sintonía con la promesa de campaña hecha por el primer ministro David Cameron y líder del Partido Conservador, que sorpresivamente ganó las elecciones de mayo pasado con una mayoría absoluta y pudo formar gobierno por sí solo.

El presupuesto presentado por el ministro para el ejercicio 2015 y 2016, el primero de un gobierno “tory” en solitario desde 1996, contempla una primera fase de recortes en la asistencia social por 12.000 millones de euros (16.800 millones de euros) en tres años.

Esto se hará a través de la eliminación de la ayuda de vivienda para menores de 21 años y la transformación en préstamo de la beca de manutención otorgada a universitarios sin recursos, explicó Osborne, según informó la agencia de noticias EFE.

La segunda fase, correspondiente a los presupuestos ministeriales, se detallará en septiembre próximo.

Además, se rebajará de 26.000 a 23.000 libras anuales (de 36.400 a 32.200 euros) en Londres la cantidad máxima que una familia puede pedir en ayudas estatales, mientras que las personas en vivienda social con ciertos ingresos deberán pagar un alquiler a precio de mercado.

Junto con los esperados recortes, Osborne anunció incentivos fiscales, al elevar a 11.000 libras anuales (15.400 euros) el umbral de pago del impuesto sobre la renta y reducir al 18% la tasa de sociedades para 2020.

A partir de 2017, se eliminará el impuesto de sucesiones en viviendas de menos de un millón de libras (1,40 millones de euros) para parejas casadas y la cadena pública BBC asumirá el canon que se paga por televisor para las personas mayores de 75 años.

Los municipios en Inglaterra y Gales tendrán potestad para ampliar el horario comercial en sus distritos los domingos y festivos, cuando actualmente se limita a seis horas el periodo de apertura de las grandes superficies.

LibreRed/Telam

http://www.librered.net/?p=39529