Archivo por meses: mayo 2016
Adriana – ¿Qué es un mantra?
Dr. Deepak Chopra
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¿Qué es un mantra?
Deepak Chopra explica el significado de los mantras sánscritos
La palabra “mantra” está compuesta por 2 partes: man, que es la raíz de la palabra “mente” en sánscrito; y tra, que es la raíz de la palabra “instrumento” en sánscrito. Un mantra es por lo tanto un instrumento de la mente, un poderoso sonido o vibración que puedes usar para entrar a un estado profundo de meditación.
Según la tradición védica, los antiguos sabios podían escuchar las vibraciones sutiles producidas por todo lo que se encontraba en la naturaleza —los sonidos del viento, truenos, mariposas, ríos caudalosos y todas las demás creaciones. Ellos reconocieron que estos sonidos son la manifestación del espíritu en la materia. Identificaron “Om” (o aum) como el sonido más elemental, representando la conciencia universal infinita. Por miles de años, la gente ha utilizado este mantra para expandir su conciencia de lo divino.
Los antiguos profetas también identificaron todas las vibraciones primordiales o mantras que constituyen el universo y con el tiempo estas fueron documentadas en la literatura védica—los cuatro textos que forman la base de la religión hindú. De hecho, tú mismo puedes escuchar todos los mantras si te sientas en silencio. Escucharás de fondo un zumbido en el aire, y al practicar enfocarte en ese zumbido, finalmente lograrás escuchar cada mantra que los sabios registraron mucho tiempo atrás.
¿Por qué utilizamos diferentes mantras cada día?
Repetir un mantra en silencio mientras meditas es una manera poderosa de entrar en el silencio de la mente. Mientras repites el mantra, este crea una vibración mental que permite a la mente experimentar niveles más profundos de conciencia. Mientras meditas, el mantra se vuelve cada vez más abstracto e indistinto, hasta que finalmente eres dirigido hacia el campo de la conciencia pura de donde surgió la vibración.
La repetición del mantra ayuda a que te desconectes de los pensamientos que llenan tu mente para que así quizás puedas entrar en el espacio que existe entre los pensamientos. El mantra es una herramienta para apoyar tu práctica de meditación. Los mantras se pueden considerar antiguas palabras de poder con intenciones sutiles que nos ayudan a conectar con el espíritu, la fuente de todo en el universo. Mientras vayas experimentando estados meditativos más profundos, todos los pensamientos y las preocupaciones desaparecerán y experimentarás el silencio que siempre ha existido debajo del ruidoso diálogo interno de la mente. En esta quietud podrás sentir la unidad con todas las formas de vida y la paz profunda.
¿Por qué utilizamos diferentes mantras cada día?
Cada mantra induce vibraciones específicas en la mente, razón por lo cual la gente usa diferentes mantras dependiendo de sus intenciones. Sin embargo, los mantras no tienen un significado en particular —son simplemente vibraciones de la conciencia. Cuando son repetidos en silencio, nos ayudan a desconectarnos de los pensamientos que llenan nuestras mentes y a deslizarnos hacia el intervalo que existe entre los pensamientos. Como cada mantra induce vibraciones específicas en la mente, Deepak utiliza una variedad de estos durante el Reto de meditación para alinearlos con el mensaje y la meditación de cada día.
¿Qué pasa si no pronuncio el mantra correctamente?
Algunas tradiciones espirituales ponen mucho énfasis en la correcta pronunciación de los mantras. Después de décadas de experiencia, la perspectiva de Deepak y el Centro Chopra es que la pronunciación exacta de los mantras no importa a un nivel no local de inteligencia. Si alguien intenta mantener una marcada pronunciación mientras la mente está en el proceso de trascender, el esfuerzo consciente por pronunciar correctamente el mantra va a debilitar el proceso natural de meditación.
Adriana – HAY QUE CAMBIAR LA MENTE
Hay que cambiar la mente, más exactamente, cambiar los pensamientos, la forma en que usamos el poder de la mente y empezar urgentemente a preguntarnos para qué fin usamos los pensamientos de cada día. Preguntarnos ¿Qué ha fallado en la humanidad? ¿Por qué han cambiado a pasos agigantados tantas cosas y el ser humano, apenas si lo ha hecho? Es posible encontrar al menos una respuesta.
Todo se ha dicho, pero nada se ha hecho. Ha habido grandes maestros e iniciados como Lao-Tsé, Buda, Jesús, Pitágoras, Mahavira y muchos más, pero el ser humano sigue creando toda clase de horrores y errores, guerras, conflictos de todo tipo, desigualdades, atrocidades sin límite, holocaustos (de hombres y animales) y espantos indescriptibles. Ha habido religiones para crear la paz y a menudo han generado la división y la guerra. Han surgido grandes seres como Gandhi o Mandela, pero el planeta sigue estando sembrado de conflictos y miserias.
Se han escrito preciosos e inspiradores textos como el Dhammapada, el Tao-teh-king, los Evangelios y tantos otros, pero por donde quiera que uno mire hay desolación, altercados, venganza, destrucción.¿Qué ha fallado? ¿Por qué los mejores propósitos han naufragado y los intentos más nobles fracasado? ¿Por qué las voces más compasivas han sido sofocadas y se ha olvidado la enseñanza de los maestros de mente realizada? ¿Dónde han quedado las tentativas reformistas y revolucionarias?
CAMBIAR NUESTRA MENTE
Lo que ha fallado es que no ha cambiado la forma de pensar del ser humano, no ha mutado su psicología. Ha habido un gran avance tecnológico y científico, pero en la cabeza del ser humano, en mayor o menor grado, persisten tendencias tan insanas como la ofuscación, la avaricia y el odio. Si no cambia la mente del reformador, ¿qué tipo de reforma o revolución van a efectuar? Y si somos guiados por gobernantes ávidos, corruptos, ciegos y sin compasión, ¿a dónde iremos todos a parar si no es al precipicio? El gran avance exterior no se ha visto en absoluto correspondido por un progreso interno. Continuamos siendo homo-animales, muy lejos de lo que debe ser el verdadero ser humano.
Lo que sucede en el escenario del mundo procede de los pensamientos. Urge cambiar los pensamientos y conseguir humanizarnos, y esa es en realidad la única esperanza de que puedan producirse cambios positivos y alentadores en la sociedad. Si la mente no cambia, nada cambiará. Pensamientos que cosechan codicia, crean una sociedad codiciosa; una mente que acarrea odio, origina una sociedad que odia; una mente oscurecida, es causa de confusión, desorden y violencia.
Si todo surge de la mente, a la mente misma hay que apuntar y transformarla, embelleciendo los sentimientos y permitiendo que eclosione la energía sanadora de la compasión. Cuando abandonen la mente la ofuscación, avidez y odio, para dejar paso a la lucidez, la generosidad y el amor, este planeta dejará de ser un manicomio y una continua fábrica de sufrimiento.
Ramiro Calle
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Adriana – Conocerse para transformarse
La meditación es importante, pero hay que llevar la meditación a la vida diaria o, dicho de otro modo, convertir la vida cotidiana en meditación, porque la verdad está también en la vida de cada día. Y en esa vida podemos ejercer la autovigilancia y la autoobservación, a fin de regular mejor nuestras conductas y de ir realmente conociéndonos.
Esta autoobservación tiene que evitar caer en la autocomplacencia o autoindulgencia, en el autoengaño y asimismo en la autorrecriminación. Sólo observando, observando cómo nos comportamos, cómo somos, cómo reaccionamos, cuáles son nuestros rasgos negativos principales. ¿Pereza? ¿Odio? ¿Celos? ¿Avaricia? Vemos cuáles son nuestros tóxicos inconscientes que irrumpen a la consciencia, nuestros autoengaños y falaces pretextos, nuestras contradicciones y mentiras. Ponemos así en marcha la vía de la autoobservación, que conduce a la vía del autoconocimiento y del descubrimiento de sí. Y mediante el autoconocimiento uno va sabiendo qué hay que cambiar y comienza a transformarse. Como reza el adagio, “si no conoces dónde está la espina, ¿cómo puedes arrancarla?”. Mediante la transformación uno se va paulatinamente realizando y los potenciales internos de sabiduría comienzan a aflorar.
La autoobservación es como un rayo láser que le permite a uno conocer sus agujeros psíquicos, sus complejos, sus miedos y ambivalencias. También es posible así conocer las reacciones egocéntricas y no dejarse atrapar por las redes de la autoimagen. Va uno aprendiendo a vivir desde uno mismo y no solo en base a viejos patrones, pautas, esquemas o descripciones ajenas. Todos estamos engañados por lo que no somos e implicados en lo que nos es ajeno, y tenemos que trabajar sobre nosotros mismos para recuperar nuestra real forma de ser.
Si nos vamos conociendo, muchas emociones tóxicas que nos dominan, las iremos enfriando y superando, e incluso lograremos transmutar emociones nocivas en aliadas, pues reorientaremos adecuadamente esa energía. Los enemigos se vuelven aliados. Observando inafectadamente lo que va surgiendo en nosotros, estaremos más preparados para no dejarnos tanto arrastrar por lo observado. Este ejercitamiento es el que consiste en establecerse en la consciencia-testigo, que observa sin aprobar ni desaprobar, para ver las cosas como son y proceder en consecuencia. Así es posible transmutar el veneno en néctar.
Es importante comenzar por no expresar emociones nocivas, que no consiste en reprimirlas sino en conscientemente contenerlas. Siguiendo con el trabajo sobre uno mismo, no solo se podrá no consentir a las emociones tóxicas, sino llegar a mitigarlas. Al armonizarnos a nosotros mismos, cooperamos en la armonía de los demás.
Ramiro Calle
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La perfección que habita en la imperfección
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Curiosamente, una de las mejores frases sobre la imperfección no surgió de los labios de un filósofo afamado o de un célebre psicólogo. Fue un actor italiano, Vittorio Gassman, quien afirmó que “nuestras imperfecciones nos ayudan a tener miedo. Tratar de resolverlas nos ayuda a tener valor”.
Tal vez resulte irónico y llamativo, pues es fácil pensar que lo perfecto hubiese sido que un gran filósofo de talla mundial e histórica recitase las sentencias más perfectas sobre la imperfección. Sin embargo, el ser humano es imperfecto, de ahí que cualquier persona, por muy insignificante que se sienta, sea capaz de llevar a cabo grandes hazañas.
No obstante, es sensato pensar que todo individuo cometerá errores a lo largo de su devenir vital. ¿Significa esto que no puede ser feliz? ¿Hemos de purgar eternamente nuestra mente por cada fallo realizado? La respuesta es no, pues en nuestra propia imperfección habita la perfección. Todos podemos ser perfectamente imperfectos.
“No quieres a alguien porque sea perfecto. A las personas las quieres a pesar de que no lo son”
La terapia de la imperfección
Adam Smith dijo una vez que “si abordas una situación como un asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”. Esta sabia sentencia es perfecta para abordar una teoría psicológica que ha desarrollado una metodología clínica propia, la terapia de la imperfección.
Con grandes defensores como su propio creador, el Doctor Ricardo Peter, profesor de la UDLAP, investigador y psicoterapeuta, esta terapia trata de concebir un tratamiento eficaz para los trastornos del perfeccionismo, hoy mucho más integrados en la sociedad de lo que muchos podamos pensar.
Cucú tras… ¡Te veo mi niño!
“Hay un niño que habita en nuestro interior. Es el niño que fuimos. O que jamás nos permitimos ser. Vive ahí dentro. Agazapado. Esperando ser visto, atendido. RECONOCIDO.
Aprendió a callar dolores antiguos. Perdió la risa en algún punto del camino. No sabe cómo ocurrió, ni cuándo. Pero sucedió. Un día el adulto se sintió adulto. Y lo hizo callar. Le dijo que ya no era más tiempo de jugar. Que la vida era algo serio que tomar en serio. Lo arrinconó. Y apagó su voz. El adulto tomó el control. Creyéndose capaz de vivir desconectado de la inocencia, del juego y del asombro. Y puso todo el empeño en tomarse la vida muy en serio. Como debía ser. Como otros adultos con niños olvidados en su interior que le precedieron habían dicho que “debía ser”. Y se desconectó del verdadero sentido del vivir. Siendo así como perdió el verdadero sentido del juego de la VIDA.”
La representación del niño interior es la metáfora que simboliza nuestra alma. Es la conexión con aquello que nos recuerda quién somos. Lo más puro de nuestra verdadera esencia. El SER auténtico, la expresión individualizada de la energía creativa de la vida que se manifiesta en cada ser humano.
El niño es libre, vive en presente. Se permite expresar lo que siente. Desde el enfado más terrible hasta el puchero de tristeza más profunda. Y olvida el daño y se entrega fácil a la caricia. Estalla en risas cuando se siente feliz. Fantasea, imagina. Celebra la vida cada día. Y toma todo como un juego. Explora, toca, curiosea. Saborea la intensidad. Degusta el momento.
Se muestra tal como es. Y siente que el mundo es un lugar seguro donde observar, soñar y experimentar. Es apenas un recién llegado que aún medio recuerda de dónde viene. Vive inmerso en la magia. Como algo natural. Conectado con la Fuente.
Quizá todos deberíamos experimentar o haber experimentado la infancia. Sin embargo, muchos niños nunca llegan ni a ejercer de niños. Apenas ponen el pie en el mundo y ya soportan cargas muy pesadas y afrontan vivencias que les impulsan a activar el adulto, a protegerse, a esconderse, como medida de seguridad. Se produce así la desconexión con su naturaleza. El “yo” del ego herido se esfuerza por conseguir el amor y la aprobación de los demás e intenta continuamente protegerse del dolor emocional. Comienza a buscar fuera lo que siempre estuvo dentro.
Y es que el niño es vulnerable, ¡deliciosamente frágil! y eso es lo que le hace fuerte, auténtico y poderoso. Y Bello. Muy Bello. El adulto, sin embargo, enfundado en su personaje, vestido de miedos e inseguridades lo obliga a mantenerse quietito y en silencio. Cree que mostrar la vulnerabilidad es señalar un mapa donde herir. Un punto que enfoca donde disparar. Así es que saca la máscara y viste el disfraz del rol que corresponda desnudando al niño de su naturalidad y autenticidad, amordazándolo en algún lugar recóndito lugar. Quitándole el poder. – Como si eso fuese posible-.
De este modo, un día el niño se fuerza a olvidar la magia que le ha sido prohibida, arrebatada, cuestionada. Y se marchita. Nadie le ve, nadie le escucha. Y enferma de tristeza. Y es así como el adulto termina no recordando ni quién es, se enreda en los roles, enfoca hacia fuera y “se pierde”. Cree haber perdido la sabiduría, la intuición, la inocencia, la ternura, la espontaneidad, la dulzura, la belleza, la fe, que por siempre fueron suyos. Y empieza a ver el mundo como un lugar hostil donde sobrevivir, sintiendo un vacío que con nada consigue llenar.
En ocasiones escucha un murmullo en su interior, una llamada de auxilio, un llanto reprimido. No obstante, el miedo lo paraliza, la mente con su lógica razón al mando pone “orden”. Las creencias lo encaminan hacia “lo adecuado” o más bien “lo apropiado” y se dice a sí mismo: -“¡tonterías!, de nuevo me habrá parecido escuchar otro lamento…” – mientras se apresura en su ajetreada vida “tomada en serio” a atender asuntos importantes que resolver. Enmascarado, desconectado, desorientado.
Y pasan los años. Hasta que un día ese vacío pesa tanto que lo abate, lo devasta y lo desmonta. Y una chispa de lucidez escuchando la débil vocecita del “diminuto” inmenso Ser que lo habita y lo guía, le hace explorar en esa sensación de insatisfacción. De una vez por todas. Porque no soporta más el hastío que supone vivir enfundado en el gris.
Y se atreve a mirar hacia dentro. No resulta agradable. Lleva tanto desenchufado de la Fuente que siente como si una bofetada cósmica le hiciera comprender sin miramientos la raíz de su infelicidad y su vacío. Asume y reconoce, que no es feliz, y este es el primer gran avance. Comprende que por más que haga, busque, o se convenza, se siente incompleto. Y es hora de asumirlo. Menudo revés…
Y ya puesto en faena, una vez visto lo visto, decide sumergirse en su interior. Bucear, rastrear, explorar. Permitir que su alma se exprese. Y encuentra el motivo. Allí acurrucado está el niño con su hilo de voz contando musarañas.
Mira a los ojos del niño, y estalla en infinita ternura abrazándolo pletórico de amor. Y se reconoce en esa mirada. SE RECONOCE. ¡Al fin! Siente que el niño tiene todas las respuestas, que siempre estuvieron ahí, intentando ser escuchadas. El niño, como es niño, perdona el abandono, el exilio, la mordaza y se ilusiona ante la propuesta de volver a reír, a jugar, a sentir. Juntos se dan la mano y se fusionan como uno, como lo que siempre fueron antes de dividirse en un absurdo intento de adaptación al medio. Y la vida se convierte en una noria de color.
Atención, oreja fuera, oreja dentro. ¿Hay algún niño quejándose en tu interior? ¡Atiéndelo! Dale voz….
Y si te cuesta escuchar, si es demasiado el ruido mental, la contaminación cultural, el patrón adquirido, el bucle cognitivo, el personaje enquistado que portas, busca ayuda. No te demores más. ¡Hay un niño que salvar! Encuentra ese terapeuta “niño” que “vea” tu niño, que te acompañe en ese reencuentro. Será algo hermoso… ¡Cosa de niños!…
Busca en lo recóndito aquél niño herido, lastimado, rechazado, amordazado. ¡Rescátalo! Dale la oportunidad de ser lo que no fue.
Y juega, conecta con la alegría… ¿Hace cuánto que no te ríes a carcajadas? ¿Hace cuánto que no ves hadas? ¿Cuánto hace que no rompes las normas, que te atreves a hacer lo que no se “debe” hacer? ¿Hace cuánto que no admites tus necesidades, que no muestras tus flaquezas, tus debilidades? ¿Cuánto hace que no pides?….
Y dale todas esas caricias anheladas. Las que no tuvo. Siente la pureza en su corazón. La belleza que es belleza porque reside en su mirar. Escúchalo. Deja que diga aquello que jamás se le permitió decir. Cuídalo. Porque ahora que lo has visto, es tu responsabilidad cuidarlo y amarlo. Sólo así colmarás el vacío. Y de su mano, busca el tesoro escondido. Encuentra qué te regala la vida disfrazada de drama.
Mayla J. Escalera
Terapeuta holística especializada en Desarrollo Transpersonal y Expansión de Conciencia
Reconexión Niño interior
www.SendadeLuz.com
Profundo y Poderoso Discurso Ejemplar
Sorprendentes conocimientos astronómicos del antiguo Egipto
Son varios los descubrimientos que van realizándose a medida que continúan investigándose las antiguas civilizaciones que poblaron el planeta hace miles de años y que apuntan a que las sociedades de estos asentamientos poseían un conocimiento exageradamente mayor y más preciso que el que la versión oficial afirma que la humanidad poseía en aquella épocas.
Algunas de estas culturas en ocasiones se mostraban conocedoras de una información imposible de alcanzar mediante los medios y la tecnología de las que se les supone que eran capaces. Hecho que plantea serios e interesantes interrogantes.
Un nuevo ejemplo de ello proviene de la antigua civilización egipcia y de un papiroque les probaría, sino como descubridores, al menos como conocedores de la existencia de un sistema estelar que no fue ‘’descubierto’’ por la ciencia moderna hasta el siglo XVII.
Si bien es cierto que la antigua civilización egipcia poseía entre sus miembros a eminentes astrónomos cuyos estudios eran increíblemente precisos, resulta difícil imaginar una forma en la que hubieran podido obtener información tan precisa sobre un sistema estelar más allá del sistema solar sin la ayuda de telescopios u otro tipo de tecnología. Únicamente sirviéndose de sus propios medios.
La antigua sociedad egipcia estaba fascinada por la astronomía y ésta formaba una parte muy importante de las vidas de los ciudadanos egipcios. Partiendo de los usos más comunes de la misma como el del cálculo de las estaciones y sus correspondientes períodos para la siembra y el cultivo hasta el hecho de que a algunos de sus dioses se les atribuía el ser originarios de constelaciones como Sirio uOrión.
Pero el fascinante descubrimiento de que esta civilización tenía nociones acerca de otros sistemas se refiere en concreto al sistema de Algol. Ubicado en la constelación de Perseo. Cuya estrella principal Algol A constituye el punto central de un sistema triple de estrellas eclipsantes.
Los antiguos egipcios no solo sabían de la existencia de estos cuerpos celestres sino que habían calculado que el período del mismo era de 2.850 días.
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¿Tu perro te echa de menos cuando no estás?
Anatole France, un escritor francés y Premio Nobel de Literatura, dijo: «hasta que uno no ha amado a un animal, una parte del alma sigue sin despertar«. Sin duda, la relación que muchas personas establecen con sus mascotas, sobre todo con los perros, es muy especial y profunda. Los perros no solo nos hacen compañía sino que nos muestran un amor incondicional, además de contagiarnos su alegría.
De hecho, uno de los momentos más bonitos es cuando regresamos a casa y nuestra mascota nos recibe abalanzándose sobre nosotros para regalarnos una buena dosis de amor que es capaz de borrar de un plumazo el cansancio acumulado durante la jornada o el malhumor. Por eso, investigadores de la Swedish University of Agricultural Sciences se preguntaron si nuestras mascotas realmente nos echan de menos cuando no estamos en casa y les dejamos solos.
¿Cómo perciben los perros el paso del tiempo?
El misterioso origen de los caballeros templarios: ¿descendientes de los Ancianos judíos?.
Templarios de las familias Rex Deus
Huldufólk: criaturas mágicas de la mitología islandesa
En la tradición islandesa, los Huldufólk, palabra que significa la gente oculta, son seres similares a elfos y hadas. También se dice de estas criaturas que se parecen mucho a los seres humanos, y que viven en diminutas casas que se construyen en las rocas. Aunque los Huldufólk habitualmente se esconden de la gente y procuran no ser descubiertos, hay seres humanos lo suficientemente privilegiados como para haberles visto. Se cuentan muchas historias de encuentros entre personas y Huldufólk en Islandia. Es interesante observar también que muchos islandeses creen aún a día de hoy en la existencia de estas mágicas criaturas.
Historias de los Huldufólk
Hay al menos dos relatos que aportan una posible explicación a la existencia de los Huldufólk. Ambas historias se presentan bajo una apariencia cristiana. En la primera de ellas, el origen de los Huldufólk se remonta a la época anterior a la caída del hombre. La historia se desarrolla en el Jardín del Edén, en el que Dios acude a visitar cierto día a Adán y Eva y les solicita poder conocer a sus hijos.
En aquel momento Eva les estaba bañando, pero aún no había terminado de hacerlo. Avergonzada como se sentía de que Dios viera a los que todavía estaban sucios, los escondió, enseñándole solo los que ya estaban limpios. Dios preguntó entonces a Eva si tenía más hijos que Él aún no conociera, a lo que Eva respondió que no. No obstante, al ser Dios omnisciente, sabía lo que estaba ocurriendo, y decretó que aquellos niños que Eva le había ocultado permanecieran también ocultos a los ojos de los hombres. De este modo, los ‘hijos sucios’ de Eva se convirtieron en los primeros Huldufólk.
El Jardín del Edén. (Public Domain)
La segunda historia nos habla de un viajero que, tras haberse perdido, llega a una granja cierta noche. El viajero llama a la puerta y le da la bienvenida una mujer anciana, que le invita a pasar. La mujer le sirve la cena y le presenta a sus hijas.
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Los cuatro Dones de las personas altamente sensibles.
¿Por qué veo las cosas de manera diferente de los demás? ¿Por qué sufrir más que otros? ¿Por qué encuentro alivio en mi propia soledad? ¿Por qué me siento y veo cosas que otros no se dan cuenta? Cuando estás en esta minoría, la primera sensación es sentirse en desventaja y con miedo.
Ser parte del 20% de la población que se reconoce como altamente sensible no es una desventaja y no hay que poner etiquetas como “diferente”. Es muy posible que, durante toda su vida y, especialmente, durante su niñez has sido consciente de esta distancia emocional, y con frecuencia has tenido la sensación de vivir en una burbuja de alienación y soledad.
1- El don del conocimiento interior
Los árboles ‘duermen’ por la noche
Científicos europeos observan movimientos de hasta diez centímetros en ejemplares de 5 metros de alto
Científicos de Austria, Finlandia y Hungría han demostrado que los árboles se mueven durante la noche, es decir, que ‘duermen’. En concreto, han observado movimientos de hasta diez centímetros, en árboles de 5 metros de alto, utilizando láser, que no altera el sueño de las plantas, a diferencia de la fotografía convencional.
Imagen: MrsBrown. Fuente: Pixabay.
La mayoría de los organismos vivos adaptan su comportamiento al ritmo del día y la noche. Las plantas no son una excepción: las flores se abren por la mañana, y algunas hojas de los árboles se cierran durante la noche.
Los investigadores han estado estudiando el ciclo de día y noche en las plantas durante mucho tiempo: el sueco Carlos Linneo observó en el siglo XVIII que las flores siguen abriéndose y cerrándose en un sótano oscuro, y Darwin registró el movimiento nocturno de las hojas y tallos de las plantas y lo llamó «sueño».
Pero aún hoy en día, este tipo de estudios sólo se han realizado con pequeñas plantas cultivadas en macetas, y nadie sabía si los árboles duermen también. Ahora, un equipo de investigadores de Austria, Finlandia y Hungría ha medido el movimiento del sueño de árboles adultos utilizando una serie temporal de nubes de puntos escaneados por láser, que constan de millones de puntos cada una.
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Cuentos de diversas culturas para un mundo diverso (animaciones)
«Aquí dejo mi historia, para que otro la lleve» dicen colocando las palmas en el suelo, en algunos lugares del continente africano cuando terminan un cuento.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.
Los ayoreos son cazadores-recolectores nómadas actualmente reducidos a unas pocas comunidades en Bolivia, Paraguay y el norte Argentina.
El viaje les deparará peligrosos cazadores a su acecho, días de sequía y bebederos sin agua; pero también un maravilloso encuentro con los sagrados Baobabs, misteriosos árboles de la sabana, que crecen al revés. Un corto de Lizardo Carvajal.