Archivo por días: octubre 12, 2018
La Libertad según Krishnamurti
Discutiré el problema de la libertad y su solución según el pensamiento de Jiddu Krishnamurti.
Primero reconocemos que no somos libres en el sentido de que estamos casi completamente condicionados en nuestra acción, pensamiento y sentimiento debido a las experiencias del pasado, a la autoridad, a los sistemas de creencias, al conocimiento acumulado, a las respuestas aprendidas, a los hábitos y patrones, a los instintos, etc. Siendo casi en su totalidad un producto de nuestro medio ambiente y su condicionamiento, quizás no somos más que este mismo condicionamiento. La pregunta que surge es: «¿Es posible estar libre de este condicionamiento, actuar pura y espontáneamente, pensar ‘libremente’ (es decir, tener ‘pensamiento libre’), sentir verdaderamente y actuar en respuesta a lo que se percibe ― y es posible, además, percibir lo que realmente es? Esta pregunta es importante porque debe preceder tanto a la pregunta de lo que es verdad o lo que puede ser conocido y la llegada a cualquier posición moral o ética. (¿Cómo sabemos que esto o aquello es cierto? ¿Sabemos algo en absoluto? ¿Qué es lo correcto y lo incorrecto? ¿Por qué creemos que esto o aquello es correcto o incorrecto?)
Krishnamurti piensa que hay libertad del condicionamiento, del pasado, de lo conocido, y que esta libertad lo pone a uno en un «espacio» desde el cual se actúa e interactúa espontánea y creativamente con el mundo. Esta libertad también implica el fin del pensamiento, el despertar de la percepción clara y la comprensión de todas las cosas. ¿Exactamente, qué significan estas palabras? ¿Qué implica realmente la libertad, y cómo se puede alcanzar?
En primer lugar, Krishnamurti señala que preguntar «cómo» «implica que alguien le va a ofrecer un método, una receta que, si se pone en práctica, le traerá entendimiento» [1]. El «cómo», dice, «es el gran error. Es el factor que separa… si nunca usáramos esa palabra, estaríamos realmente investigando y no buscando un método para lograr un resultado determinado» (86). El error es que estamos creando un estado ideal (el de la libertad) y así nos definimos como estando casi desesperadamente lejos de esta idea. Además, «si uno es capaz de adivinar un resultado, es que ya lo conoce, y por lo tanto está condicionado y no es libre» (86). Pero lo que es más importante, una parte esencial del pensamiento de Krishnamurti es que uno debe pensar por sí mismo, indagar en uno mismo, observarse a sí mismo: no hay camino, ni método, ni práctica, ni gurú. «Lo importante es ser una luz para sí mismo, ser su propio Maestro y discípulo, ser tanto el profesor como el alumno», [2] ya que obedecer a cualquier autoridad es un caso de condicionamiento.
Aun así, podemos preguntar, ¿qué es la libertad?
En términos de resistencia, la libertad «es el estado mental en el que no hay ninguna forma de resistencia» (95). Esta resistencia es lo mismo que el apego y la posesividad, pues uno se resiste a la intrusión de otros en aquello que se posee, en aquello a lo que se está apegado. Por ejemplo, el apego a un tipo particular de mineral metálico podría llevar a alguien a luchar y/o matar para lograr y/o mantener la pasión por ese mineral. En esto radica el apego y la resistencia. Del apego surge la dependencia (se aprecia mejor en el ejemplo del apego a la atención de otro ser humano), y «estando apegados tratamos de cultivar un estado de independencia ― que es otra forma de resistencia» (94). Porque «la libertad no es un estado de no-dependencia, es un estado positivo en el que no hay dependencia», y por consiguiente ninguna resistencia (94). Del mismo modo, «la libertad no radica en el desapego. En el proceso de comprender el apego hay libertad, no en huir del apego» (95). Hablando más tarde de la libertad como positiva, Krishnamurti habla sobre la negación:
«La negación total es esa libertad del condicionamiento. Es negar todo lo que consideramos positivo, negar toda aceptación interna de autoridad, negar toda la moralidad social, negar todo lo que se ha dicho o concluido acerca de la realidad, negar toda tradición, toda enseñanza, todo conocimiento excepto el conocimiento técnico, negar toda experiencia, negar todos los compromisos de actuar de una manera en particular, negar todas las ideas, todos los principios, todas las teorías. Tal negación es la acción más positiva, por lo tanto es libertad» (116-7).
Los verdaderos efectos de trabajar muchas horas al día.
Trabajar hace que los accidentes sean más probables, aumenta los niveles de estrés e incluso causa dolor físico. El problema es que muchas personas simplemente no pueden darse el lujo de no hacerlo.
Según las estadísticas más recientes de la Organización Internacional del Trabajo, más de 400 millones de personas empleadas en todo el mundo trabajan 49 horas o más por semana, una proporción considerable del total de cerca de 1.800 millones de personas empleadas en todo el mundo.
En una entrevista reciente con The New York Times, incluso el empresario Elon Musk se sintió conmovido al describir su cumpleaños número 47, el cual pasó encerrado en su fábrica, en vela toda la noche.
«Lo pasé sin amigos ni nada», dijo. Su cumpleaños fue como cualquier otro día, en otra semana laboral de 120 horas. «Esto (la empresa) realmente ha salido adelante a expensas de no ver a mis hijos ni a mis amigos «, agregó.
Para algunos de sus fanáticos, este es solamente el precio de ser el actual semidios de Silicon Valley, el pionero de una industria que persigue simultáneamente la colonización de Marte y la creación de un coche eléctrico asequible y producido en masa.
Pero usar el agotamiento como una insignia de honor sienta un peligroso precedente.
«Largas horas»
El ajetreo durante largas jornadas laborales (que llegan a incluir los fines de semana) se ha convertido en un elemento básico de la cultura start-up en Silicon Valley, y ha llegado a extenderse a muchas otras partes del mundo.
Mientras escribía este artículo, apareció una publicación en mi Facebook de un grupo colombiano para empresas start-up: «¡Levanta la mano si estás trabajando ahora mismo en tu empresa, idea o negocio!«, decía la publicación, que estaba acompañada de un puñado de emoticones.
Tenía 160 «me gusta», incluso algunos corazones. Fue comentado por 38 empresarios enorgullecidos, cada uno de los cuales publicó la URL de su proyecto.
Esto ocurrió un sábado a las 9:56 de la noche.
Y el problema es que esta cultura de «largas horas» probablemente anula el propósito de hacer más cosas, o al menos supone un precio muy alto por hacerlas.
Hay suficiente evidencia de que trabajar horas extra reduce nuestra productividad y nos hace sentir y estar menos saludables. También nos hace más propensos a desarrollar una amplia gama de enfermedades.
Aún así, millones de trabajadores parecen ser incapaces de luchar contra esta realidad.
¿Qué pasa entonces? Y ¿qué podemos hacer nosotros -los que no podemos escapar al trabajo los sábados en la noche- para solucionarlo?
Esto va a doler
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Cómo un estudio sobre los traseros de los pollos desveló el misterio de nuestro sistema inmunológico
Pasiones hay muchas y la del científico avícola Bruce Glick eran los pollos, más precisamente un curioso órgano ubicado en la cloaca, la cavidad abierta al exterior para la expulsión de desechos.
Su interés despertó una tarde de otoño de 1952 cuando Glick estaba haciendo su doctorado en la Universidad del Estado de Ohio, EE.UU.
Había acudido a su tutor a preguntarle el nombre de una glándula que acababa de remover del trasero de un ganso.
La respuesta: «La bolsa de Fabricio».
Llevaba el nombre de Hieronymus Fabricius ab Aquapendente (1533-1616), el anatomista italiano conocido como el Padre de la Embriología, pues había sido el primero en escribir sobre ella a principios del siglo XVII.
Fabricio supuso —erróneamente— que la bolsa era un órgano femenino en el que el gallo liberaba su semen, para que fuera almacenado.
Pero William Harvey, el más famoso de los muchos estudiantes de Fabricio, señaló que el órgano estaba presente en ambos sexos y no podía cumplir la función asumida por Fabricio.
El misterio
Esa tarde de otoño en Ohio, unos tres siglos más tarde, Glick le preguntó a su tutor cuál era la función de la bolsa de Fabricio.
La respuesta: «Buena pregunta. Encuentra tú la respuesta«.
No sirve de nada explicar, cuando el otro ha decidido no entender
Pocas cosas son tan determinantes en nuestras relaciones como las decisiones, muchas las podemos tomar conscientemente, pero otras prácticamente se apoderan de nosotros y se dan en respuesta a una cadena de pensamientos que se viene tejiendo con anterioridad.
Independientemente del caso, las decisiones marcarán el camino, nos acercarán o nos alejarán de las personas. Cuando hablamos de que alguien está bloqueado ante un hecho en particular, normalmente esa persona está respondiendo a la decisión de no entender, de no ser receptivo, de no colaborar con el esclarecimiento de una situación y por más información que se le intente dar, poco logrará filtrar las barreras.
A veces nos sentimos mal por no darnos a entender, por concluir que no tenemos la suficiente capacidad de llegada o los recursos para exponer nuestros argumentos y no logramos ver que el otro ha decidido no entender, que no importa lo que hagamos o digamos, estaremos frente a una muralla que no permite que nada se filtre.
Así nos ocurre con todo en nuestras relaciones, hasta el hecho de mantener el amor se convierte en una decisión. Las relaciones que perdurar en el tiempo se caracterizan por la constancia, por la inteligencia y por las decisiones de “querer querer”.
Son las decisiones las que impulsan las acciones, las que mantienen orientadas las energías en determinada dirección. Esas decisiones favorecen o acaban con nuestras relaciones. Pero evidentemente las que se mantienen son las que van acompañadas de un compromiso, que se asume desde el corazón, en donde no se sienten como obligaciones, sino como algo que nos satisface y alimenta el alma.
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El hipocampo es el que edita la película de nuestra vida
Una investigación de la Universidad de Cambridge ha descubierto que el hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro humano, funciona como el editor de la película de la vida: selecciona las experiencias cotidianas que deben ser archivadas en la memoria a largo plazo para convertirlas en recuerdos.
Es decir, que es el hipocampo, la parte del cerebro asociada a la memoria y la percepción espacial, el que determina el significado que cada parte o momento de una experiencia puede tener para nosotros. Los resultados se publican en Journal of Neuroscience.
Cuando vivimos una experiencia, el hipocampo se activa y analiza los diferentes momentos de esa vivencia para seleccionar los más relevantes y pasarlos a la memoria.
Esa selección que realiza el hipocampo, a tenor de los resultados de esta investigación, no tiene en cuenta la secuencia de la realidad tal como se desarrolla, sino que impone su propia secuencia de imágenes y parte la película de nuestra vida por donde más le conviene, para fabricar los recuerdos que vamos a conservar de toda esa vivencia.
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A PARTIR DE UN POEMA DE HÖLDERLIN, UN ARGUMENTO QUE DEFIENDE QUE NO HAY NADA MÁS PROFUNDO QUE LA BELLEZA
Friedrich Hölderlin tal vez sea el más grande poeta en la historia de la lengua alemana. Heidegger le dedicó importantes reflexiones a la poesía de Hölderlin y lo llamó «el poeta de los poetas». Más que a ninguna figura del romanticismo y de la modernidad en general, se le debe a Hölderlin la intención de regresar al campo de la imaginación poética a los dioses, de llenar la poesía de nuevo de lo numinoso. Las páginas de Hölderlin están llenas de los dioses griegos y del mismo Cristo, quien aparece como una figura central pese a su teología natural con tendencias panteístas. A diferencia de Nietzsche (quien admiró al poeta romántico), para Hölderlin, Jesús y Dioniso expresan una misma corriente de luz entre el cielo y la tierra, y son igualmente atractivos estéticamente. Y la poesía se trata de llevar esta palabra divina, otorgada como un relámpago, a los hombres. En Hölderlin, como en casi todos los grandes poetas, la religión se funde con el arte. Y el eje que conecta lo divino con lo humano, lo infinito con lo finito es la belleza. En un famoso poema titulado «Sócrates y Alcibíades», Hölderlin escribe:
«Venerado Sócrates, ¿por qué siempre
estás alabando a ese hombre? ¿Acaso no conoces
cosas más importantes? ¿Por qué lo miras con tanto amor,
arrebatado, como si se tratara de un Dios?»
Aquel que piensa lo más profundo ama lo que está más vivo,
la más amplia experiencia acaba inclinándose hacia lo mejor de la juventud,
y los sabios al final se postran ante lo bello.
La Compasión como Supervivencia del Hombre Neandertal
Ilustración de individuos de la especie Homo heidelbergensis
como los que vivían en Atapuerca hace 450.000 años
Credito: Javier Trueba / Madrid Scientific Films
Cuidar de los otros nos hizo humanos.
Desarrollamos el cuidado
como estrategia para prevenir
la transmisión de enfermedades.
Benjamina, la niña heildelbergensis de la Sima de los Huesos, en Atapuerca, nació con una lesión craneal, craneosinostosis, una fusión prematura de las suturas del cráneo que hace que la cabeza sea deforme y provoca retraso mental.
‘Miguelón‘, el cráneo más completo del registro fósil mundial y otro de los habitantes de este yacimiento burgalés, muestra que su propietario padeció terribles infecciones bucales que incluso le perforaron la mandíbula y que no le dejaban masticar.
Ambos individuos vivieron hace 450.000 años.
Seguramente, eran muy dependientes de su grupo y por sí solos no hubieran podido sobrevivir. Y sin embargo, lejos de ser considerados lastres y abandonados, los cuidaron.
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Los Aborígenes Vivían en el Interior del Desierto de Australia hace 50.000 años – Antes de lo que se Pensaba
Karnatukul durante una excavación en 2014.
Tenga en cuenta los agujeros cuadrados
excavados debajo de las paredes de roca.
Crédito: Peter Veth.
Arqueólogos de la Universidad de Australia Occidental (UWA) que trabajan con Custodios Tradicionales del Área Protegida Indígena Birriliburru (IPA) han recuperado evidencias de que seres humanos vivieron en la zona árida australiana hace 50.000 años.
Esto es 10.000 años antes de lo que se suponía anteriormente para los desiertos interiores de Australia, y para algunas de las primeras evidencias conocidas de personas que vivieron en desiertos de cualquier parte del mundo.
El hallazgo proviene del trabajo arqueológico (Karnatukul (Serpent’s Glen) – A New Chronology for the Oldest Site in Australia’s Western Desert) realizado a pedido de los Custodios Tradicionales mencionados arriba, y ha sido publicado en PLOS One .
Las remota cordilleras de Carnarvon están cerca de la ruta Stock Canning.
Las evidencias del sitio Karnatukul (anteriormente conocido como Serpents Glen) indican que hubo individuos que vivieron en este desierto interior desde muy temprano, tras producirse el primer asentamiento en Australia, hace más de 50.000 años, y que permanecieron en estas cordilleras durante la última Edad de Hielo.
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