En noviembre de 2004, el grupo USS Nimitz Carrier Strike Strike estaba en maniobras de entrenamiento de combate en el Océano Pacífico, a unas 100 millas de la costa de San Diego, California, para prepararse para el próximo despliegue en el Golfo Pérsico. Esto no era inusual en sí mismo, y era una serie de operaciones perfectamente normales en las que estaban involucrados, pero las cosas pronto se volverían muy extrañas y lanzarían uno de los encuentros de ovnis militares más extraños y más comentados de los que se tenga registro.

Se suponía que todo era un ejercicio de entrenamiento de combate de rutina, pero las cosas pronto se volverían extrañas cuando, durante un período de varios días, el crucero de misiles guiados de la clase Ticonderoga, el USS Princeton comenzó a recoger firmas de radar frecuentes de aviones no identificados de algún tipo en su vanguardista radar de matriz pasiva de exploración pasiva AN / SPY-1B. Estos objetos eran muy extraños ya que eran numerosos y parecían viajar a una altitud de hasta 80,000 pies, mucho más allá de lo que cualquier avión normal estaría operando. Los golpes de radar fueron muy persistentes y ocurrieron a menudo, con más de 100 de los objetos supuestamente rastreados en el transcurso de la semana, generalmente en formaciones de hasta 8 a 10 a la vez, y fue tan extraño que los operadores de radar al principio pensaron que tenía que ser algún tipo de falla del equipo, sin embargo, recalibraron todo y se encontró que todo funcionaba. A veces, la tripulación intentaba obtener algún tipo de confirmación visual de lo que estaban recogiendo, pero era difícil distinguirlo claramente incluso con los binoculares.

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