CNNMéxico) — El desarrollo de un nuevo sistema de propulsión para los nanosatélites podría acercar a la industria espacial a la era de lossatélites ciudadanos, que podrían democratizar el acceso al espacio.
Paulo Lozano, quien lidera uno de los proyectos para desarrollar un sistema de propulsión espacial en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), asegura que los bajos costos asociados con la reducción de materiales que se necesitan para producir estos satélites ayudarán a emplear nuevas aplicaciones del espacio que ahora no podemos “ni imaginar, debido a sus altos costos”.
Lozano se preguntó ¿qué pasaría si las personas tuvieran su propio acceso al espacio?
“Esto quiere decir que con los satélites ciudadanos, como empresa, puedes tener tu propio sistema espacial que responda a tus necesidades muy particulares; o como agricultor puedes tener tu propio sistema de observación de plantíos, y ver cómo distribuir tus recursos hidráulicos”, explicó.
Su equipo se encuentra trabajando en el desarrollo de un sistema de propulsión eléctrico que reemplazaría a los actuales sistemas que funcionan a base de combustión y que ocasionan que una gran parte del tamaño de los satélites sean para cargar combustible.
Los nanosatélites necesitan de un nuevo modelo de propulsión ya que por su tamaño, unos cubos de 10 por 10 centímetros, no podrían escalar los actuales motores para adaptarse a estos satélites. Esto significa que una vez que se mandan al espacio, son “prácticamente inútiles en muchas tareas”.
Este nuevo sistema ocupa solo el 10% del tamaño del motor del nanosatélite. Cada motor es ligeramente más pequeño que una moneda.
Paulo Lozano asegura que a diferencia de los sistemas de propulsión que emplean la combustión, su motor emplea una solución más elegante.
La base de este proyecto es una sal líquida, que es electrizada, y posteriormente expulsan los iones cargados de esta sustancia por medio de campos magnéticos, lo que da como resultado la propulsión.
“Es un satélite más barato de fabricar, más fácil de lanzar e incluso que puede ser desarrollado por empresas, universidades o particulares”.
Un largo trayecto
Paulo Lozano, el entusiasta de los satélites es, paradójicamente, originario de ciudad Satélite, al norte de la Ciudad de México.
Este ingeniero físico asegura que desde pequeño tuvo una gran curiosidad por el espacio, fomentada en parte por el programa de televisión Cosmos de Carl Sagan.
Para lograr su meta de involucrarse con el estudio del espacio, decidió estudiar ingeniería física en el Tecnológico de Monterrey, para después cursar una maestría en física en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav).
Sin embargo, fue en 1996 cuando se decidió a cursar una maestría en ingeniería aeroespacial, esta ocasión en el MIT. Ahí comenzó a trabajar en el desarrollo de sistemas de control de fallos de los trasbordadores espaciales. Unos años más tarde, durante sus estudios de doctorado en ese mismo instituto, comenzó a involucrarse con los sistemas de propulsión, que son los que permiten a los satélites, trasbordadores y estaciones espaciales desplazarse en el espacio.
En 2006 se convirtió en académico del MIT. Ahora, bajo su cargo tiene un grupo de estudiantes con los que se encuentra desarrollando los motores eléctricos para los nanosatélites.
Futuro prometedor
Paulo Lozano detalla que aunque su motor aún se encuentra en el laboratorio, ya hay cinco socios interesados en invertir para su desarrollo.
El primer proyecto que busca emplear su motor es el de la investigación sobre los exoplanetas, que son planetas que orbitan otras estrellas distintas al sol.
Sara Seager, profesora del MIT, ha realizado investigaciones para encontrar exoplanetas con una serie de técnicas sofisticadas, pero que sólo se pueden realizar desde el espacio.
La idea es lanzar un nanosatélite que tendrá un sensor de alta resolución que pueda ver un conjunto de estrellas para analizarlos y decir en cuáles existen planetas. Si la recolección de datos es lo suficientemente precisa, incluso podría realizarse una electroscopía de las atmósferas.
Uno de los mayores anhelos de la investigación es encontrar planetas similares al de la tierra.
Lozano añade que este tipo de lanzamientos debe ser hecho con mesura, pues si no son cuidadosos, podrían contribuir al aumento de la problemática de la chatarra espacial.
La NASA, a través de su programa de basura espacial, en su ultimo reporte indicó que hay poco más de 16,000 objetos de más de 10 centímetros rodeando la tierra, viajando a velocidades vertiginosas.
Estos deshechos galácticos son partes de grandes cohetes, satélites en desuso o componentes de materiales espaciales. Pero los nanosatélites también podrían ofrecer una respuesta a este problema.
Los sistemas de propulsión eléctrica podrían incluso ayudar a crear una especie de grúas y buscar satélites deshabilitados para regresarlos a la tierra.
“Todos los nanosatélites se tienen que lanzar bajo el supuesto de que terminando su vida útil deberán regresar a la tierra. La única forma sería con propulsión para que regresen a nuestra órbita. En la atmósfera de la tierra se destruyen, se convierten en cenizas. De lo contrario se quedarán años y años ahí”, dijo Lozano.
“En unos años podría haber una legislación internacional que establezca que todos los satélites tengan una forma de regresar a la atmósfera”, puntualizó.
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