El detonante de esta inciativa fue un programa de la televisón noruega en el que aparecia el caso de Azucena Paredes, de 29 años, con tres niños de 1, 2 y 4 años, y con su madre y su abuela a su cargo. Azucena había sido desahuciada por ‘impago prolongado’ del abono de cuota de una deuda contraída por su madre. Su caso saltó a los medios de comunicación y llegó a Noruega, donde la familia Larsen se conmovió con su caso y decidió ayudarla con 400 euros al mes.
Pero no ha sido el único, otras dos familias que también habían visto el programa consiguieron ponerse en contacto con los Larsons y a través de ellos, y en apenas un día, encontraron a otra familia que tambien necesitaba ayuda a la que se sumó poco después otra más.
Las familias noruegas ayudan con una cantidad que ronda los 250 euros, veranean en España y no entienden lo que está pasando, según cuentan a la Cadena Ser.
En Noruega, en los casos de impago de hipotecas, el propietario es forzado a vender. Sin embargo, las leyes amparan al vendedor forzoso de forma que garantizan que la casa se venda por un precio lo más cercano posible al valor de mercado. De hecho, es la Corte quien asume la responsabilidad de realizar la venta, que se realizará en el mercado libre. Los compradores potenciales deberán enviar sus ofertas a las inmobiliaras contratadas para este efecto. La venta debe realizarse en un plazo máximo de seis semanas -a menos que las partes acuerden otra cosa- durante las cuales la persona desahuciada puede seguir habitando en el casa que será puesto a la venta.
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