El ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez, de 81 años, ha fallecido en la clínica Cemtro de Madrid, donde permanecía ingresado desde el pasado lunes a causa de una infección respiratoria que derivó en neumonía. Debido al delicado estado de salud que padecía desde hace años como consecuencia del Alzheimer, el histórico político de la Transición no pudo superar el agravamiento de la infección.
El portavoz de la familia Suárez, Fermín Urbiola, ha anunciado a las 15.12 horas de este domingo a los medios de comunicación en el exterior de la clínica Cemtro el fallecimiento del ex presidente. “Vengo a comunicaros, por expreso deseo de la familia, que Adolfo Suárez González ha fallecido. Muchas gracias por todo vuestro cariño de parte de la familia”, ha señalado Urbiola a los periodistas.
Urbiola, visiblemente afectado y nervioso, se ha visto obligado a repetir el mensaje en dos ocasiones, en primer lugar, frente a las cámaras de televisión y, en segundo lugar, a las puertas de la clínica. La primera vez el portavoz de la familia ha salido de la clínica a las 15.12 horas y ha cruzado la calle dirigiéndose a la acera de enfrente, donde están congregadas las cámaras de televisión para anunciar el fallecimiento del ex presidente del Gobierno. Ha sido tal la confusión y el nerviosismo entre los periodistas y el propio portavoz que Urbiola ha tenido que repetir el mensaje en la puerta de la clínica.
Adolfo Suárez, el día que anunció su dimisión, en 1981. EFE
Suárez ha fallecido por “EPOC agudizado en el contexto de la enfermedad de Alzheimer” que padecía, ha informado Isabel de Azuela, la médico internista responsable de la atención del ex presidente en los últimos años.
“Ha estado sereno, rodeado de su familia, con buena calidad de vida hasta el final de sus días”, ha añadido la doctora, quien ha explicado que el nivel de consciencia de Suárez ha ido “empeorando progresivamente”, y que se ha aplicado una tratamiento “ajustado de forma muy medida a las molestias, lo que le ha permitido estar sereno y cómodo en el avance de la enfermedad”
España aguardaba su muerte desde el viernes, cuando uno de sus hijos, hijo Adolfo Suárez Illana, anunció un “desenlace inminente”. “El horizonte temporal que nos planteamos no supera las 48 horas, aunque está en manos de dios”, dijo Adolfo Suárez Illana. A partir de ese momento, se sucedieron multitud de reacciones de apoyo hacia la familia por parte de representantes de la clase política y de otros ámbitos de la sociedad. El plazo se sobrepasó por unas horas.
Apenas 45 minutos después de hacerse pública la muerte de Suárez, el Rey ha realizado una declaración institucional, en la que ha destacado que en todo momento la “guía y pauta de su comportamiento fue la lealtad con la corona, la defensa de la democracia y el Estado de Derecho”, así como “la unidad y la diversidad de España”.
Los doctores Guillén (dcha.) y Azuela. ROBERTO CÁRDENAS
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha destacado en una comparecencia pública que Suárez fue “un hombre de concordia que hizo posible la democracia y nos abrió las puertas de Europa”, y ha decretado tres días de luto oficial a partir de mañana.
Suárez, un hombre procedente del régimen de Francisco Franco, fue elegido por el Rey Juan Carlos en 1976 para pilotar la Transición democrática. Al frente del gobierno, desmontó las estructuras de la dictadura y, tras legalizar los partidos políticos, incluido el Partido Comunista (PCE), condujo al país a las primeras elecciones democráticas, en junio de 1977. Los españoles le otorgaron en ellas su confianza al frente de la Unión de Centro Democrático (UCD). En diciembre de 1978, España tenía ya su Constitución democrática.
Será enterrado en la Catedral de Ávila
La familia del ex presidente está organizando un velatorio íntimo en la clínica Cemtro de Madrid. Además, el jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Jorge Moragas, ha llegado esta tarde al centro hospitalario donde aún se encuentra Adolfo Suárez para transmitir sus condolencias a los familiares de Suárez. Por su parte, Rajoy tiene intención de visitar a la familia Suárez en el hospital.
El Congreso de los Diputados está preparado para abrir mañana la capilla ardiente del ex presidente en el Salón de Pasos Perdidos. Los servicios técnicos de la Cámara Baja estaban alerta desde el pasado viernes, cuando la familia anunció que el fallecimiento era “inminente”, por si fuera necesario instalar la capilla ardiente. De hecho, el sábado se celebró una reunión de los jefes de departamento y miembros del equipo técnico para organizar todos los preparativos, y se retiró parte del mobiliario de la estancia donde se instalaría el velatorio.
Suárez será enterrado en el Claustro de la Catedral de Ávila, donde se trasladarán los restos de su esposa, Amparo Illana
El Congreso prevé la apertura de la capilla ardiente mañana y por un período de 24 horas. Esta será la tercera vez que el Congreso de los Diputados acoge una capilla ardiente en la Historia de la democracia. El protocolo de este tipo de actos establece que tras el velatorio privado para la familia y amigos, el cuerpo sea trasladado al Congreso, donde quedará instalado en el Salón de Pasos Perdidos. Posteriormente, se celebrará un funeral de Estado reservado a los ex presidentes de Gobierno. Por la capilla ardiente pasarán las principales autoridades del Estado, encabezadas por los Reyes, el presidente del Gobierno y los presidentes del Congreso y del Senado.
Así ocurrió cuando falleció el ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo. La capilla ardiente de Gabriel Cisneros fue la primera en la historia de la democracia que se instaló en la Cámara Baja. Aquel 27 de julio de 2007, los restos mortales de este padre de la Carta Magna fueron instalados en el vestíbulo de Isabel II de la Cámara Baja. Un año más tarde, el 4 de mayo de 2008, se instaló la capilla ardiente de Calvo-Sotelo, esta vez en el Salón de Pasos Perdidos.
La Catedral de la Almudena en Madrid acogerá el funeral de Estado, el lunes 31 de marzo
Adolfo Suárez será enterrado en elClaustro de la Catedral de Ávila, donde también reposan los restos del medievalista y presidente de la República en el exilio Claudio Sánchez-Albornoz. Según han confirmado fuentes municipales, después se trasladarán hasta este Claustro de la Catedral los restos de su esposa, Amparo Illana, quien falleció en 2001 a consecuencia del un cáncer y cuyos restos se encuentran en una capilla de la iglesia Mosén Rubí.
La Catedral de Santa María la Real de la Almudena en Madrid acogerá el funeral de Estado, que se celebrará previsiblemente el lunes 31 de marzo, han avanzado a Europa Press fuentes oficiales. Además, Suárez será nombrado hijo adoptivo de Madrid, ha anunciado la alcaldesa de la capital, Ana Botella.
Motor de la Transición
El que fuera presidente del primer Gobierno constitucional tras la dictadura de Francisco Franco y el principal artífice de la Transición padecía desde hace 11 años Alzheimer, una situación que hizo pública su hijo Adolfo Suárez Illana en 2005 y que en los últimos años le mantuvo alejado de la vida pública. Antes de sufrir esta enfermedad neurodegenerativa y desde que se retiró de la política en 1991, Adolfo Suárez estuvo dedicado por completo a su familia.
Nacido en 1932 en la localidad de Cebreros (Ávila), Adolfo Suárez se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca. Después de desempeñar diferentes cargos dentro de las estructuras del régimen franquista -formó parte de la Secretaría General del Movimiento y jefe del Gabinete técnico del Vicesecretario Genera- fue nombrado gobernador civil de Segovia en 1968. Un año después, en 1969, fue designado director general de Radio Televisión Española, cargo en el que permaneció hasta 1973.
Adolfo Suárez Illana recibe el pésame de Aznar y Botella EFE
En abril de 1975 fue nombradovicesecretario general del Movimiento y el 11 de diciembre de 1975 entró en el primer Gobierno de Arias Navarro, formado tras la muerte de Franco, como ministro secretario general del Movimiento. Sin embargo, el Gobierno del último presidente de la dictadura careció de los apoyos suficientes y no supo acometer el proceso de reformas que el país necesitaba y Arias Navarro presentó su dimisión. Entonces, el Rey Juan Carlos le encargó formar Gabinete.
Su nombramiento, el 3 de julio de 1976, cuando era prácticamente un desconocido para la mayoría de los españoles, generó dudas y muchas críticas. Para los sectores conservadores, el elegido era demasiado joven e inexperto; para la oposición, demasiado vinculado al anterior régimen.
Sin embargo, Adolfo Suárez, con las armas del diálogo y el consenso, supo reunir a un grupo de políticos de su generación, desde antiguos falangistas hasta socialdemócratas, y desmantelar el régimen franquista. Sus primeros 11 meses de gobierno estuvieron marcados por la Ley para la Reforma Política, que, al ser aprobada en noviembre de 1976, supuso el ‘suicidio político’ de las Cortes franquistas. La respuesta posterior de los españoles en referéndum popular fue contundente: el 94,1% dijo sí.
Su decisión de nombrar al teniente Gutiérrez Mellado vicepresidente del Gobierno fue también clave para controlar a las altas esferas militares y disipar el peligro golpista del Ejército. No obstante, el proceso de reformas también se veía amenazado por la violencia de los grupos terroristas nacionalistas como ETA o de extrema izquierda como el GRAPO.
Legalizó el PCE y fue elegido en las urnas
El año clave fue 1977, cuando Suárez fue elegido el 15 de junio por los ciudadanos como presidente del Gobierno en las primeras elecciones generales que celebraba España desde 1936, al frente de la Unión de Centro Democrático (UCD), que aglutinaba a los aperturistas del franquismo con algunos elementos democráticos de la antigua oposición democrática. Previamente, el 9 de abril de 1977, Sábado Santo, se produjo uno de los hitos de su carrera política.Legalizó el Partido Comunista de España, con Santiago Carrillo al frente. Una decisión que le granjeó las críticas del Ejército y de los sectores más conservadores.
Suárez jurando su cargo como presidente del Gobierno ante el Rey. EFE
Tras las elecciones, los dos grandes desafíos de Suárez se situaban entonces en redactar la Constitución y enfrentarse al terrorismo de ETA y al peligro golpista. Las Cortes resultado de las elecciones del 77 aprobaron la Carta Magna, que el pueblo español refrendó el 6 de diciembre de 1978.
El 3 de marzo de 1979, Adolfo Suárez ganaba por segunda vez unas elecciones generales y comenzaba así su tercer y último mandato como presidente del Gobierno, que estaría marcado por las críticas y por el ascenso de la izquierda, que se hizo con los principales ayuntamientos del país tras los primeros comicios municipales, en el mes de abril de ese año.
En el centro de los problemas políticos que tuvo que afrontar Suárez estuvieron las divergencias y peleas cainitas en el seno de la UCD, una gran coalición de partidos políticos de muy variado signo y la presión del PSOE de Felipe González, que se iba erigiendo en la gran alternativa del Gobierno. La difícil situación económica y la moción de censura que presentó el PSOE contra el presidente en la primavera de 1980, que no prosperó, contribuyeron a su desgaste.
Finalmente, el 29 de enero de 1981 Adolfo Suárez presentó su dimisión, casi cinco años después de ser nombrado presidente del Gobierno por el Rey, con el que, decían, había perdido sintonía. Ese mismo año, el monarca le concedió el título de Duque de Suárez por su papel en la Transición.
Golpe del 23F
Semanas después, cuando varios guardias civiles armados, bajo el mando del teniente coronel Antonio Tejero pretendieron dar un golpe de Estado militar, mientras el Congreso se disponía a votar el nombramiento de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, Suárez fue el único que, junto al entonces secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, permaneció en su escaño. Su imagen, primero enfrentándose a los golpistas y después sentado impertérrito mientras el resto de diputados se echaban al suelo, será una de las que acompañen para siempre la memoria del ex presidente.
Tras abandonar el Gobierno, Suárez también dejó la UCD y fundó el Centro Democrático y Social (CDS), que en las elecciones de 1982, que ganó Felipe González, obtuvo sólo dos diputados. La UCD sufrió también un batacazo, que le dejó como cuarta fuerza política, hasta que finalmente desapareció en 1983.
Suárez participó en las elecciones de 1986 y 1989 con el CDS, en las que revalidó su escaño como diputado por Madrid. Pero, finalmente, tras un mal resultado en las municipales y autonómicas de 1991, dimite como presidente del partido y anuncia su abandono de la política. Años después, comenzó a trabajar como asesor de empresas privadas y con asociaciones humanitarias.
En 1996, recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, por su importante contribución a la Transición española. Su trayectoria política le ha valido otras condecoraciones como la Gran Cruz del Mérito Civil, la Gran Cruz de Isabel la Católica, la Gran Cruz de la Orden de la Libertad de Portugal o el collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
La enfermedad y la muerte marcó sus últimos años
Los últimos años de Adolfo Suárez se vieron marcados por las enfermedades de su mujer, Amparo Illana Elórtegui, y su hija mayor,Marian Suárez Illana, que fallecieron de cáncer, así como por su dolencia personal.
En 2005, su hijo Adolfo hizo público en una entrevista para televisión española que el ex presidente padecía una demencia senil degenerativa desde hacía dos años, que le había borrado todos sus recuerdos.
La última imagen pública de Adolfo Suárez quedará grabada también para la Historia de España. Es la foto de la visita que el Rey le hizo en julio de 2008 para entregarle el collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro. En la instantánea se puede ver de espaldas al ex presidente junto al monarca, que le pasa el brazo por el hombro, mientras pasean por los jardines del domicilio familiar de Suárez.