Madrid, 17 de noviembre de 2014
Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-.América latina tiene tres representantes en el G-20 (México, Brasil y Argentina) pero estos países no han sabido, hasta ahora, aprovechar esa fuerte representación para presentar un proyecto común y coordinado y así tener mayor fuerza en este tipo de citas.
Los expertos coinciden en que desde que nació el G-20 en 2008 los países latinoamericanos no han sido capaces de conformar una agenda común en estos foros. El que fuera secretario general de la Segib, Enrique Iglesias, se cansó de insistir en la necesidad de la coordinación de las posiciones de los países de América Latina en eventos mundiales, tales como las cumbres del G-20.
Y analistas como Juan Luis Cebrián afirmaba en 2012 que “pocas regiones tienen en el G20, que es lo más parecido que hay a un Gobierno mundial, a tres países como son México, Brasil y Argentina. Sin embargo, nunca se han reunido antes los tres para llevar una posición común a una cumbre del G20”.
Y esto ha vuelto a ocurrir en la cita de Brisbane (Australia) donde México ha tenido una postura muy proactiva en pro de modelar una gobernanza mundial, Brasil ha tratado de consolidar un polo de poder alternativo al de EEUU y Argentina ha buscado llevar sus propios problemas a este foro mundial.
México, el alumno aventajado
Enrique Peña Nieto se ha presentado ante el foro celebrado en Brisbane asumiendo la imagen del “alumno aplicado” del G-20 pero con la sombra de la crisis de Iguala rondándole.
En esa línea, el presidente mexicano defendió sus reformas internas como reflejo de las reformas impulsadas por el G-20: “Al unir esfuerzos, nuestros países añadirán más de dos billones a la economía global y crearán nuevas y mejores oportunidades en los mercados laborales”.
Además, recordó que a lo largo de los últimos dos años, México ha avanzado con una agenda de transformación histórica centrada en cambiar su sistema educativo, el mercado laboral y las finanzas públicas.
Como en la APEC, Peña Nieto ha convertido la reunión en una plataforma de defensa del liberalismo comercial: ” México continúa siendo un firme creyente en el liberalismo comercial, ya que ha experimentado un desarrollo positivo de su economía desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá”.
Esa actitud mexicana prosistemica constrasta con el intento de Brasil de crear en el G-20 un nuevo polo geopolítico (los Brics) o la actitud muy centrada en sus problemas internos de Argentina.
México continúa siendo un firme creyente en el liberalismo comercial, ya que ha experimentado un desarrollo positivo de su economía desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá. – See more at: http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=456020&idFC=2014#sthash.KvHTLDyN.dpuf
Brasil y la pugna por el liderazgo mundial
Cada reunión del G-20 supone para Brasil una ventana en pos de lograr que los emergentes tengan mayor peso y proyección en la gobernanza económica mundial.
En Brisbane, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha luchado por lograr una mayor cooperación entre los dirigentes de los BRICS para hacer frente a los posibles desafíos económicos del mundo.
“Llegamos al final de 2014 viendo frustradas nuestras expectativas iniciales de recuperación económica”, afirmó la mandataria sudamericana.
Ese polo alternativo quedo consagrado en la reunión que mantuvo Rousseff con sus homólogos chino, Xi Jinping; ruso, Vladímir Putin; sudafricano, Jacob Zuma; y el primer ministro indio, Narendra Modi, en Australia, para participar en la cumbre del Grupo de los 20.
Rousseff cree que los emergentes, para conseguir ese liderazgo mundial, deben impulsar los puntos aprobados en la cumbre de Fortaleza, del pasado mes de julio en Brasil. Allí los emergentes decidieron la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y del Acuerdo Contingente de Reserva (ACR).
Además, Rousseff destacó en Doha, antes de acudir a Brisbane, la buena posición económica de su país con respecto a la mayoría de los miembros del G20, a unos días de la cumbre que celebrará ese grupo en la ciudad australiana de Brisbane.
“De las 20 naciones que conforman el grupo, 17 tienen déficit fiscal y Brasil no, por lo que estamos en una mejor situación”, apuntó Rousseff, quien añadió que su país tiene “una de las menores deudas líquidas del G20, que está en el 35 %, frente a la media del 60% del grupo”.
Argentina, centrada en sus problemas
Argentina, sin Cristina Kirchner en la cumbre por motivos de salud, ha centrado sus objetivos en sus propias reivindicaciones y problemas financieros.
Los ministros argentinos de Economía, Axel Kicillof, y Exteriores, Héctor Timerman, han liderado el esfuerzo por conseguir que el G20 apoyara su problema de la deuda soberana.
“Acuérdense que esta crisis empieza con un problema de deuda, sigue con un problema de deuda y transcurre con un problema de deuda, y son los países que tienen más dificultades de salir de un proceso recesivo, aquellos que más peso tienen de la deuda sobre el producto”, remarcó Kicillof.
El titular de Economía subrayó que si no se implementa “un instrumento internacional real que permita a los países con problemas con la deuda tener un marco jurídico para resolver estas cuestiones” estarán “a merced de los fondos especulativos, de los fondos buitres”.
Como señala el diario La Nación, “después de por lo menos tres días de negociaciones, la delegación argentina que representó a Cristina Kirchner en la cumbre del G-20 que terminó ayer en Australia se fue “extremadamente conforme” con la inclusión en el documento final del debate por las reestructuraciones de deuda soberana, el principal tema que llevó la comitiva para esta reunión de las principales potencias del mundo”.
Así pues, la cumbre de Brisbane ha vuelto a mostrar una foto ya conocida: tres países latinoanericanos, con tres posturas diferentes y sin el menor asomo de querer coordinar propuestas y esfuerzos. Una vía que conduce a colocar a América latina en una posición secundaria en foros como la reunión del G-20.
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