Traducción boricua de las bienaventuranzas:
Y subió Jesús a un monte y enseñaba:
Primeramente deben entender que Dios desea que sean felices; y entre tantas definiciones de felicidad, para Dios:
Son felices aquell@s que viven sin máscaras reconociendo su debilidad y vulnerabilidad porque han descubierto lo que significa depender del Dios que llama a l@s pobres: ricos, y a l@s débiles: fuertes. Esa gente tendrá una vida que trasciende lo que ven con sus ojos (reino de los cielos)…
Dios llama felices a quienes reconocen que esa pérdida, ese dolor, es real; pero a través de sus lágrimas, pueden ver al Dios que nos invita a levantarnos porque estamos derribad@s pero no destruid@s…
Feliz es la gente equilibrada y balanceada porque permanecerá y heredará la tierra. Es decir, serán conquistador@s porque primeramente aprendieron a conquistarse a sí mism@s…
Felices son quienes pueden ver más allá de si mism@s para sentir el dolor ajeno en sus entrañas; y han conocido el arte de la empatía y solidaridad, porque en el proceso le han encontrado sentido a la vida.
Felices l@s inconformes porque han abierto los ojos para ver que fueron cread@s para mucho más, y descubren la verdadera esperanza…
La verdadera felicidad se experimenta cuando lo que es puro, no es lo que se puede ver físicamente y se puede cambiar con pedazos de tela o peinados distintos, sino el corazón, lo interior, las intenciones.
Felices aquell@s que deciden convertir la paz en su poema; que se construye desde el dolor, desde las raíces de amargura, desde el orgullo herido… quienes tal hagan, el mundo, tarde o temprano, l@s reconocerá como hij@s del Dios de paz…
La verdadera felicidad la experimenta la gente que ha decidido ser una voz para quienes no tienen voz. Quienes comprenden que el reino de Dios siempre está en el mundo de la mano de la verdadera justicia, por eso ese reino le pertenece a esta gente, no en el futuro, sino aquí y ahora…
Explicación:
…subió al monte… y les enseñaba diciendo: bienaventurados los pobres en espíritu… (Mt. 5)
Si alguien me pregunta: ¿en qué consiste la vida cristiana? Respondería: lee el «sermón del monte», ese discurso de Jesús que encuentras en Mateo 5-7. Lo interesante es que el inicio del discurso es: «las bienaventuranzas». Esto tiene unas implicaciones tremendas para nuestra vida. Bienaventuranza es una palabra que está en desuso en nuestro vocabulario. El término original en griego es «makarios». Había para aquel tiempo una isla en el Mediterraneo cuyos habitantes eran llamados «makarios» porque era la gente más feliz que pudieses conocer. Porque esta palabra realmente significa felicidad. Según Jesús, la gente que se llaman sus discípul@s son definid@s por la felicidad. En otras palabras, este discurso sobre la vida cristiana de Jesús comienza por lo primero: DIOS QUIERE QUE SEAS FELIZ. ¿Puedes creer esto? Esto es lo primero…
Bienaventurados los pobres en espíritu…
Para Jesús este es el principio de la felicidad, ser pobres en espíritu. Había dos tipos de pobres en aquel tiempo. En griego se llamaban los «penés» y los «ptojos». Estos últimos eran más que pobres, gente que dependía literalmente de la caridad de otras personas, no poseían nada. Cuando el verso habla de los pobres en espíritu, se refiere a los «ptojos», es decir: quienes que reconocen su total dependencia del amor, el cuidado y la provisión de Dios. L@s que no tienen miedo de reconocer su debilidad, su vulnerabilidad, su escasez. L@s que pueden quitarse las máscaras de superioridad para con humildad reconocer su fragilidad, y como dijo el profeta: «diga el débil fuerte soy»; o como Pablo: «en mi debilidad es que Dios se hace fuerte»…
…Bienaventurados los que lloran porque serán consolados…
Esto me hace recordar un «corito» que se cantaba mucho: «No puede estar triste un corazón que tiene a Cristo…»
Se nos olvidó lo que es felicidad para Jesús. Él llamó felices a l@s que lloran. Aquí se refiere a un llanto amargo, de duelo, de pérdida. Para Dios la felicidad trasciende la realidad de que en ocasiones vamos a perder gente y cosas que amamos en la vida; en ocasiones las circunstancias van a ser al revés de lo que esperábamos; en ocasiones se va a ver oscuro, como un valle de sombra. Va a doler, nos va a golpear, y vamos a llorar, a veces amargamente. Pero Jesús te llama feliz, aún en el llanto y el dolor, eres feliz. ¡Estás derribad@, pero NO destruid@! ¿Cómo puede estar tan seguro Jesús? Porque Dios ve tanto tu presente como tu futuro, y en ese futuro te espera ser consolad@. Esta palabraen el original es «parakaleo»: consolad@, animad@, motivad@. Era ir al lado de los guerreros en la guerra diciéndoles: «¡tú puedes! ¡vamos a ganar esta batalla!
¡Así es Dios!
… bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra…
«Sean mansos… no mensos…»
Siempre me dijeron esto en relación a que ser mansos no significaba, como mucha gente piensa, dejar que te pasen por encima, que te maltraten, que te humillen. Para Jesús ser mans@s es una de las claves de la felicidad. En el idioma original del evangelio de Mateo, el término es «praus». Para comprender plenamente su significado debemos considerar a Aristóteles. Este lo definía como el punto medio, el equilibrio. Es decir, siendo un extremo la ira descontrolada y el otro la total ausencia de ira o la inacción ante la injusticia; entre medio de ambos extremos se encuentra el balance (praus). La gente que son «praus» no convierten la ira en su amo, ni son esclavizad@s por el descontrol. Por otra parte no se mantienen inertes ante la injusticia; y saben que su dignidad como creación divina es demasiado importante como para ser pisotead@s por cualquiera. Esa gente es feliz. La gente equilibrada y balanceada permanecerá y heredará la tierra. Es decir, serán conquistador@s porque primeramente aprendieron a conquistarse a sí mism@s… Eso es verdadera felicidad…
…bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia…
¿Cuántas veces ayudando a otr@s has sentido una alegría, una satisfacción diferente y hasta le has encontrado sentido a la vida cuando parecía no tener? Jesús sabía que para ser felices no podíamos seguir pensando únicamente en nuestro propio bien, en nuestros deseos, en nuestra «bendición»; había que mirar a la gente que nos rodea…
Misericordia en el idioma original es «eleos», pero probablemente el autor está pensando en un término de su idioma natal hebreo: «rajam». Es la palabra que se utiliza en la biblia hebrea y su traducción literal es vientre. Porque la verdadera compasión es la que siente una madre por la criatura de su vientre. Es la compasión que Dios siente, según los autores bíblicos, por los seres humanos; y la que estamos llamad@s a sentir también si queremos ser felices. Es empatía, que significa sentir el dolor con la gente. Es solidaridad con la necesidad de mi herman@. Es llorar con l@s que lloran y reir con l@s que rien. Hay una palabra más: cuando Jesús sentía profunda compasión por la gente se utiliza en el NT la palabra «splajnizso». Esta se traduce como intestinos. Es decir, cuando ante el dolor ajeno se te revuelca el estómago, lo sientes en tus entrañas, entonces eres misericordios@.
Felices son quienes pueden ver más allá de si mism@s para sentir el dolor ajeno en sus entrañas; y han conocido el arte de la empatía y solidaridad, porque en el proceso le han encontrado sentido a la vida. Un día, en tu propio dolor, otr@s serán felices llorando contigo…
… bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados…
Para comprender lo que significa tener hambre y sed de justicia aquí, necesitamos entender que Jesús estaba, y le hablaba, a gente que se sentía decepcionada e inconforme con el sistema. Un sistema representado principalmente por la estructura opresiva del imperio romano que había convertido a la gente en instrumentos de producción; e imponía un estilo de vida que deshumanizaba y le restaba el verdadero valor a la gente: lo que eran… Por otra parte representado por la estructura religiosa que, en lugar de provocar el encuentro entre esa gente y Dios, lo hacían cada vez más «cuesta arriba» con su hipocresía y extremos legalistas. Las personas que escucharon esto por primera vez eran las víctimas de ese sistema, pero era necesario abrir los ojos; porque ante esta realidad que Jesús llama injusticia, la verdadera infelicidad era aceptarla con resignación. Ahora bien, quienes han sentido alguna vez el fuego del incomformismo en sus huesos; quienes han abierto los ojos y saben que debe haber algo más; otra forma de vivir; eso que Jesús llama «el reino de Dios y su justicia»; es@s han dado un primer paso hacia la felicidad. Según Jesús, no sentirnos conformes revivirá la esperanza de una vida libre del sistema que deshumaniza, que resta nuestro valor y nos aleja de Dios, en nombre de Dios… Felices l@s inconformes porque han abierto los ojos para ver que fueron cread@s para mucho más, y descubren la verdadera esperanza…
… bienaventurados los de corazón limpio porque ellos verán a Dios…
Tenemos que entender que cuando Jesús pronuncia estas palabras originalmente, su audiencia era, en su mayoría, judí@s. Para est@s la cuestión de la limpieza o pureza era muy importante. Todo debía ser purificado, desde alimentos hasta muebles y casas. Incluso toda persona debía limpiarse para poder entrar al Templo en estanques de agua que cubrían sus cuerpos enteros. La gente religiosa de la época de Jesús entendía que su misión era velar que se cumpliera con el sistema de pureza y salvaguardar así su religión. Siempre la religión ha establecido reglas para que l@s creyentes tengan una buena apariencia externa, «pura» y «limpia» según sus estándares. La imposición de todas esas reglas terminan robando la libertad y felicidad de est@s. Según Jesús, la verdadera felicidad se experimenta cuando lo que es puro no es lo que se puede ver físicamente y se puede cambiar con pedazos de tela o peinados distintos, sino el corazón, lo interior, las intenciones. Esa es la gente que puede ver a Dios en sus vidas, porque el ser humano mira lo que está delante de sus ojos; pero el Señor mira el corazón…
…bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios…
Para comprender que quiso decir Jesús es necesario saber cómo se define un pacificador/a. No es lo mismo la paz que el pasivismo, porque la paz que calla ante las injusticias es pasivismo.
La palabra en griego que utilizó el autor del evangelio es «eirenopoioi». Esta es una palabra compuesta de «eirene», que es paz en griego; y «poio» que significa literalmente hacer algo. Pero hay algo más profundo con «poio». Cuando se tradujo la Biblia hebrea al griego en la traducción conocida como la Septuaginta; en el texto de la creación de Génesis 1, al inicio: «creó Dios», se tradujo con este verbo «poio». Es decir, que se puede decir que en el vocablo bíblico se trata de crear algo desde la nada. De ahí sale la palabra en español poema. O sea, Dios crea de manera poética su creación. Retomando la bienaventuranza: Jesús considera felices a quienes hemos comprendido que la paz surge de la nada, como la creación; del caos; del desorden; de las tensiones; de los insultos; de los rencores… Felices, quienes desde esa «nada», deciden convertir la paz en su poema; que se construye desde el dolor, desde las raíces de amargura, desde el orgullo herido… quienes tal hagan son felices; y el mundo, tarde o temprano, l@s reconocerá como hij@s del Dios de paz…
…bienaventurados quienes han sufrido persecución por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos…
Desde que tenía dos años, sabía que mi hija tendría un alto sentido de justicia. Si le levantabas la voz a alguien; y lo consideraba injusto, vendría a reclamarte. Nunca intenté reprimir eso; pues, como enseñó Jesús, la gente con ese alto sentido de justicia; dispuesta a defender las causas más nobles; a levantar la voz por quienes no tienen voz; a luchar por la igualdad entre los seres humanos en favor de l@s de abajo; esa gente ha encontrado la verdadera felicidad en esta vida y en la venidera… Esto, a pesar de que quienes defienden la justicia, a veces, o casi siempre, van en contra de la corriente; en contra del sistema; en contra del mundo; razón por la cual son perseguid@s. Sin embargo, todas las persecuciones, privaciones, miradas «por encima del hombro» y marginaciones, no comparan con la felicidad que brinda saber que mi causa es justa y verlo en la mirada reluciente de aquell@s que habían perdido la esperanza, pero que tras nuestros pequeños actos de justicia, pueden vislumbrarla «al final del tunel»… El reino de Dios siempre está en el mundo de la mano de la verdadera justicia, por eso ese reino le pertenece a esta gente, no en el futuro, sino aquí y ahora…
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