¿Quién fue realmente el Rey David? ¿Cúal era el secreto de su naturaleza despiadada? ¿Como era capaz de realizar proezas sobrehumanas? David Parcerisa nos arroja algo de luz a través de algunos textos hebreos sobre un personaje marcado por la muerte, y el contacto con Enlil/yahvé. David fue el elegido para implementar las directrices de un conjunto de entidades interesadas en dominar, someter y extraer la energía del ser humano.
Archivo por días: enero 31, 2015
Una relación entre la psicología Junguiana y la sabiduría del chamanismo.
Introducción.
Carranza Reyes Rafael
El objetivo de este artículo es presentar si existe un punto en que se pueda relacionar las investigaciones científicas llevadas a cabo por la psicología moderna, desde los fundamentos establecidos por Jung hasta los llevados a cabo en la actualidad y la sabiduría de las culturas milenarias donde el chamán funge como el «psicólogo autóctono» en comunidades de todo el mundo. Así pues, estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias «fuera de lo ordinario» y los «estudios científicos», sino también despiertan las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología.
* Licenciado en Ingeniería Química por la Universidad Iberoamericana -Ciudad de México. Licenciado en Psicología Clínica por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México. Formación en Psicoterapia Corporal Integrativa por el Instituto I-Namic de la Ciudad de Xalapa, Veracruz. Estudiante de la Maestría en Psicoterapia de Pareja por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México.
Por tanto, esclarecer el vínculo entre la psicología presente y una de las más antiguas tradiciones curativas conocidas por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como los diversos puntos de vista preventivos en la salud mental.
Se pretende examinar algunos de los fundamentos filosóficos, históricos y metodológicos del chamanismo y la psicología, que permitan encontrar respuestas a la siguiente pregunta: ¿Cómo es que la tradición del chamanismo proporciona un poder curativo a las heridas ocurridas en los primeros meses de vida?
Ahora bien, la manera como se explica el desarrollo de una persona, depende de la forma como se vea la naturaleza del ser humano. Los estudiosos han planteado muchas teorías, de porqué una persona se comporta como lo hace. Una teoría es un conjunto coherente de conceptos relacionados que busca organizar y explicar datos,información reunida a través de la investigación. Las teorías también predicen qué datos se podrían obtener bajo ciertas condiciones; por tanto, sirven como una fuente de hipótesis, explicaciones o predicciones que se pueden poner a prueba a través de la investigación. Como se debe considerar que las teorías son dinámicas; cambian para incorporar nuevos descubrimientos. Así pues, la investigación respalda una hipótesis y la teoría sobre la cual se basa ésta última, por consiguiente, los científicos tienen que modificar sus teorías para considerar datos no esperados. Por tanto, si los resultados de una investigación respaldan o no una investigación, con frecuencia sugieren temas e hipótesis adicionales por investigar. Las teorías entonces, ayudan a los científicos para describir, explicar, predecir y modificar el comportamiento humano.
Así pues, el estudio del desarrollo de una persona, es parte del estudio más amplio del desarrollo humano, que cubre todo el ciclo de vida, desde la concepción hasta la muerte, aunque crecimiento y desarrollo son más obvios en la niñez. Sin embargo, los estudios del desarrollo de una persona, cuentan con un amplio campo de acción en muchas disciplinas. El propósito de cualquier estudio científico es obtener conocimiento que se pueda verificar con precisión a través de una investigación objetiva y de mentalidad abierta. A medida que el campo del desarrollo de una persona se convirtió en una disciplina científica, sus metas evolucionaron hasta incluir descripción, que permite establecer normas del comportamiento a diferentes edades; explicación, es el descubrimiento de las causas del comportamiento; predicción, es pronosticar el desarrollo posterior y la modificación, es la intervención para promover el desarrollo óptimo. Como consecuencia, ninguna teoría del comportamiento humano es universalmente aceptada y ninguna explica todas las facetas del desarrollo. Así pues, diferentes investigadores observan desde distintas perspectivas, cómo se desarrolla una persona. Estas perspectivas, que generalmente están afectadas por la cultura de donde surgen, de manera tal, que es necesario al evaluar e interpretar una investigación es de suma importancia importante conocer la perspectiva teórica en la que se basa (Papalia, 2001).
Ahora bien, si se habla de rasgos o de conductas, cualquiera de ellos, es en última instancia el resultado de la interacción de tres tipos de fuerzas: Biológicas, psicológicas y sociales. Al discutir estos determinantes de la conducta, incluida la sexual, no se trata de implicar que es necesaria una elección entre estos tres factores, se entiende así, que son complementarios más que excluyentes (Katchadourian y Lunde, 1980).
Así, la obra de Carl Gustav Jung (citado en Bennet, 1974), fue una continua contribución a la psicología y a la psiquiatría. Se interesó especialmente por la adaptación cotidiana del individuo a sus semejantes. En efecto, el contacto interpersonal normal no es tan sencillo como parece. Observó empíricamente, que al igual que el cuerpo, la mente presenta, además de sus caracteres, ciertos rasgos colectivos que «no son propios de un individuo, sino de muchos, es decir, de una sociedad, de un pueblo o de la humanidad en general…», esta observación abrió un campo totalmente inexplorado y suscitó muchas controversias.
Jung (citado en Chilovsky, 1994), es conocido como uno de los pioneros de la psicología, junto a Freud y Adler. Pero su renombre se ha sustentado en el hecho de haber revitalizado el pensamiento mítico-simbólico –a través de su hipótesis del inconsciente colectivo-. Sus estudios sobre mitos, símbolos, religión, artes y filosofía -además de los realizados en el campo científico- han ampliado la estrecha perspectiva en la que occidente se hallaba. De esta forma, tendió un puente hacia el pasado, pero también hacia el oriente, donde esta concepción del mundo aún sigue vigente, buscando una integración entre el saber científico y el conocimiento de culturas milenarias. Seguir leyendo Una relación entre la psicología Junguiana y la sabiduría del chamanismo.
Los otros herederos del golfo Pérsico
Los otros herederos del golfo Pérsico
- En medio de un Oriente Próximo incendiado por la situación política y el precio a la baja del petróleo, surge una nueva generación de herederos formados en occidente pero llamados a dominar oriente.
Golfo Pérsico
Los Emiratos Árabes Unidos es un país soberano o federación de Oriente Medio, situado en la península arábiga, cuya forma de gobierno es monarquía constitucional federal. Su territorio está compuesto por siete emiratos:
Emiratos Árabes Unidos
- Abu Dabi, 2.- Dubái, 3.- Sharjah, 4.-Umm al-Qaywayn, 5. Ajmán, 6.-Ras al-Jaima y 7.-Fuyaira.
Emiratos Árabes Unidos: 1.- Abu Dabi (emirato), 2.- Dubái (emirato) , 3.-Sharjah (emirato), 4.- Umm al-Qaywayn (emirato).
5.- Ajmán (emirato), 6.- Ras al-Jaima (emirato) , 7.-Fuyaira (emirato)
LOC…… Actualizado: 23/01/2015 21:33 horas
Emirato de ABU DABI.
Mohammed bin Zayed bin Sultan Al Nahyan
Mohammed bin Zayed bin Sultan Al Nahyan. ABU DABI. El llamado a ser el próximo presidente de Emiratos Árabes Unidos, de 43 años, es además el príncipe heredero del emirato de Abu Dabi. Formado en una academia militar británica, es el número dos de las fuerzas armadas. Académicos especializados en el Golfo Pérsico le describen como un mandatario “dinámico y ambicioso”. Seguir leyendo Los otros herederos del golfo Pérsico
Enfermedades Extraterrestres
Diariamente, varios cientos de toneladas de bacterias extraterrestres penetran a la atmósfera, vienen del espacio exterior, un equipo de investigadores de la India las están investigando, según ciertos grupos de exobiólogos pueden ser la causa de algunas enfermedades de extraña aparición, así como por ejemplo la causa de que la llamada Gripe Española en 1918 apareciese simultáneamente en zonas geográficas tan distantes como Alaska y Europa.
EL PROCESO DE LA PRESENCIA- Michael Brown
Se aconseja escuchar el vídeo mientras se lee
“Lo más penoso del dolor y del malestar bien puede ser nuestra resistencia ante ellos.”
Desde el mismo instante en que entramos en este mundo, se nos enseña a tener miedo a través del ejemplo que nos dan los demás y, por lo tanto, a resistirnos a todo dolor o malestar con el fin de controlarlo, sedarlo, olvidarnos de ello, adormecerlo, narcotizarlo e incluso eliminarlo. Debido al ejemplo que nos ofrecen los demás, se nos lleva a creer que el dolor y el malestar son nuestros enemigos y que, cuando se manifiestan en nuestra experiencia, tenemos que escapar, o bien vencerlos a toda costa. Se nos lleva a dar por supuesto que el dolor y el malestar son siempre indicadores de que algo anda mal. En este mundo es muy raro que se nos inste o se nos anime a responder a nuestras experiencias de dolor y de malestar escuchándolas, en lugar de huir de ellas.
Aprender a restablecer el equilibrio de nuestras experiencias físicas, mentales y emocionales de dolor y malestar es sencillo:
Optamos por “estar” con nuestro dolor y nuestro malestar,
con la intención clara de suavizarlo compasivamente mediante nuestra atención plena.
Restablecer el equilibrio en la calidad de nuestra experiencia vital
Para iniciar el viaje que nos lleve a recuperar la capacidad para restablecer el equilibrio de nuestro dolor y nuestro malestar, se precisa sinceridad, con unas gotas de paciencia, intención compasiva y toda nuestra atención. Manteniendo toda nuestra atención compasiva sobre nuestro dolor y malestar, nos daremos cuenta de que las sensaciones que experimentamos comienzan a cambiar. Se nos pide que observemos los cambios con curiosidad y sin enjuiciarlos. No debemos esperar placer alguno con el siguiente procedimiento, pero sí un cambio en la afección. Después, tendremos que reconocer estos cambios, sea cual sea la forma que adopten. En ocasiones, nuestra afección parece empeorar al principio, en ocasiones cambia de forma, otras veces parece moverse literalmente dentro del cuerpo, a veces se desvanece, se disuelve o se transmuta.
Una vez ponemos de nuestra parte la atención y la intención, tenemos que dejar que las sensaciones de dolor y malestar tomen su curso, dado que pretender otra cosa sería volver a los antiguos comportamientos hostiles de sedacción y control. Nuestra presencia interior no conoce dificultad alguna, de modo que será mejor dejarle que decida el resultado.
A medida que cambia nuestro dolor y malestar, tenemos que seguir atendiéndolo como una madre cariñosa lo haría con su hijo enfermo. La constancia es la clave. El mero hecho de que la fiebre del niño comience a remitir no significa que ya no necesite las atenciones de su madre. Una atención constante hará que nuestra afección comience a recobrar poco a poco su estado de equilibrio.
Es importante no olvidar que hemos ignorado y reprimido nuestro dolor y malestar durante la mayor parte de nuestra vida. Lo hemos tratado como a un enenigo hostil, y no como al mensajero benévolo que en realidad es. Así pues, tendremos que ser pacientes con él. Un niño que haya sido ignorado por sus padres durante años no cambia de pronto su actitud hacia ellos por el mero hecho de que le abran sus brazos afectuosamente de repente. Siempre habrá alguna vacilación. El niño tendrá que ver primero constancia y sinceridad por parte de sus padres. Por lo tanto, convendrá no tener prisa, y no tenemos que rendirnos si no observamos consecuencias inmediatas. Este procedimiento no tiene nada que ver con una “cura rápida”; tiene que ver con un cambio de actitud, tras toda una vida de hostilidad hacia nuestros propios desequilibrios físicos, mentales y emocionales. Si tenemos paciencia y somos perseverantes con nuestro propio dolor y malestar, descubriremos inevitablemente que:
“Nada fuera de nosotros va a tener un efecto real y duradero sobre lo que está sucediendo dentro de nosotros”
Es nuestra atención intima y amorosa lo que se nos está pidiendo cuando nuestra experiencia nos envía las señales de desequilibrio que nosotros llamamos dolor y malestar. Si nos mantenemos presentes a través de la conexión consciente de nuestra respiración, y si situamos nuestra propia atención amorosa en el mismo centro de nuestro dolor y malestar, estaremos llevando a cabo nuestra parte del proceso de reequilibrio de nuestra experiencia. Nuestra presencia interior se ocupará de todo lo demás. Se nos pide que iniciemos el procedimiento y que, luego, confiemos en el proceso. Así es como ponemos en marcha esta tarea:
1.- Comenzamos sentándonos en una posición cómoda, con la espalda recta y los ojos cerrados. Nos podemos sentar sobre un cojín, con las piernas cruzadas, o en una silla. Lo que se busca con estar en estar en una postura que favorezca el estado de alerta.
2.- Nos cercionamos de que no vamos a pasar frío.
3.- Conectamos conscientemente nuestra respiración.
4.- Ponemos toda nuestra atención en cualquier dolor o malestar que estemos experimentando, sea físico, mental o emocional. No lo juzgamos; lo contemplamos compasivamente con nuestra atención.
5.- Nuestra intención consiste en vivenciar plenamente nuestro dolor y malestar. Si es de naturaleza física, podemos buscar el centro de esa sensación y estar con él. Si es confusión mental lo que estamos experimentando, nos sentaremos y contemplaremos la naturaleza de nuestros procesos de pensamiento. Si es una perturbación emocional lo que estamos sintiendo, nos sentaremos y sentiremos las emociones, dejándolas fluir como les venga en gana. Todo esto lo hacemos sin enjuiciar nada, sin preocuparnos y sin marcarnos un tiempo.
6.- Al principio puede dar la impresión de que la afección empeora o se exacerba de algún modo. Se trata de una consecuencia automática del hecho de situar la atención en ella. Es un indicio positivo. No significa que la afección esté empeorando; significa que nuestra conciencia de la afección está creciendo. Hemos de tener en cuenta que, sea lo que sea lo que estamos sitiendo miestras realizamos este trabajo, está entrando en nuestra conciencia para que nuestra presencia interior pueda transformarlo. Tenemos que hacer todo lo posible para dejar que el dolor o el malestar siga su propio camino.
7.- A lo largo de toda la experiencia, es importante mantener la respiración conectada.
Ocurra lo que ocurra como consecuencia de este ejercicio, será lo que se supone que tiene que suceder. Será diferente para cada persona, y diferente también en cada ocasión en que lo apliquemos. Se nos insta a permanecer con la experiencia hasta que remitan las sensaciones que percibimos como dolor y malestar. Para afecciones agudas o crónicas puede hacer falta repetir las sesiones para conseguir cierta sensación de finalización. La paciencia es la clave. Cuanto más utilicemos esta herramienta, más eficiente se hará.
Es sumamente saludable y beneficioso dedicar unos momentos cada día a situar nuestra atención sobre aquellos aspectos de nuestra experiencia que percibimos como dolorosos o desagradables. Cada vez que nos nutrimos de esta manera, se incrementa el poder de nuestra atención y nuestra intención. Cada vez que experimentamos las consecuencias beneficiosas de cuidar de nosotros mismos de esta manera, se incrementará el poder de nuestra fe en la presencia interior. Esta herramienta activa automáticamente nuestra capacidad para alimentarnos a nosotros mismos.
Michael Brown, “El Proceso de la Presencia”
http://comunidadconsciencia.ning.com/otros-articulos/el-proceso-de-la-presencia-michael-brown
La comunicación con los ancestros, como sanar perdonando.
«Basta con 10 minutos de Conciencia» por Andi Puddicombe
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=3T4LjJzfNHc&x-yt-ts=1422411861&x-yt-cl=84924572[/youtube]
Dientes prehistóricos encontrados en China pueden apuntar a la nueva especie humana misteriosa
El más investigación que se realiza en los orígenes prehistóricos de seres humanos, el más lleno de gente se pone.
Según un nuevo estudio, no pueden haber sido varias especies de humanos primitivos hace entre 60.000 y 120.000 años – incluyendo un pueblo misterioso que no corresponden a las categorías de cualquiera de los neandertales, Denisovanos, o los humanos modernos.
Fragmentos y los dientes descubiertos en 1976 en una cueva en Xujiayoa, China cráneo están criando sorprendentes preguntas sobre los orígenes prehistóricos de la humanidad. Restos dentales se recuperaron de cuatro individuos diferentes, y se examinaron para el tamaño, forma y superficie de los dientes, así como otras características definitorias. Cuando los dientes se compararon con una base de datos de más de 5.000 dientes de especies conocidas, María Martinón-Torres del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana encontró que no coinciden con ninguna de los homínidos aceptadas.
Forma, el tamaño, la colocación y el desgaste de los dientes son indicadores de especies. Crédito: Martinon-Torres
BBC Earth informa, «Sabemos que hubo hasta cuatro otros humanos tempranos que viven en la Tierra cuando los humanos modernos todavía se limitaron a África. Los neandertales vivieron en Europa, los homínidos de Denisova en Asia y el «hobbit» Homo floresiensis en Indonesia: además había un misterioso cuarto grupo de Eurasia que se cruzaron con los homínidos de Denisova «.
La pregunta ahora es si los dientes representan un híbrido de homínidos de Denisova y los humanos modernos, o si los científicos tienen enteramente una nueva especie humana en sus manos.
Martinón-Torres y sus colegas publicaron recientemente un estudio en el American Journal of Physical Anthropology , proporcionando un análisis comparativo de los dientes que se encuentran en el norte de China, y señaló que los dientes son diferentes a los de los humanos modernos, Homo sapiens. Los restos poseen algunos rasgos primitivos similares a, pero no coinciden exactamente con los neandertales o los Homo erectus.
«Los dientes son como ‘paisajes en miniatura». Cada una de esas pistas, ranuras, valles definen un patrón o una combinación de características que pueden ser distintivo de una población «, Martinón-Torres dijo a BBC Earth.
Si bien los resultados son sorprendentes y misteriosas, los expertos son reacios a confirmar que representa una nueva especie. «Lo que hemos visto es un grupo desconocido para nosotros», continuó Martinón-Torres. «No es H. sapiens y no es H. neanderthalensis . Tienen una mezcla de algo muy primitivo, que es actualmente desconocido. No podemos ir más allá y decir que es una nueva especie, porque tenemos que compararlo con otras cosas. »
Sin embargo, otros investigadores insisten en que mientras más investigación que hay que hacer, los dientes son lo suficientemente única para representar una variante desconocida en función de su superficie presenta solo.
Una mezcla de los modelos de los homínidos (género Homo); (De derecha a izquierda) H. habilis, Homo ergaster, Homo erectus; H. antecessor – masculino, femenino, H. heidelbergensis; H. neanderthalensis -. Chica, varón, H. sapiens sapiens Dominio Público
Estos no son los primeros potenciales humanos antiguos para tener investigadores confundidos. En 2013 una reunión de la Royal Society en ADN antiguo reveló un hallazgo espectacular – el genoma de uno de nuestros antepasados, los homínidos de Denisova, contiene un segmento de ADN que parece haber venido de otra especie que es actualmente desconocido para la ciencia. El descubrimiento sugiere que hubo mestizaje rampante entre antiguos especie humana en Europa y Asia hace más de 30.000 años. Pero, mucho más significativo fue el hallazgo de que también se aparearon con una especie de misterio de Asia – que no es ni humano ni Neanderthal.
¿Podría haber una conexión entre los restos chinos y que la rama no identificado de la humanidad?
Mark Thomas, genetista evolutivo de la Universidad College de Londres , dijo de la DNA 2013 encontró, «Lo que empieza a sugerir es que estamos ante un» Señor del mundo de tipo Rings’ – que había muchas poblaciones de homínidos «.
China es el hogar de otra población prehistórica polémica – la gente Cueva del Ciervo Rojo, datados entre 14.500 y 11.500 años. Los fósiles de los primeros homínidos fueron descubiertos en una cueva en el sur de China . Mientras que sus rasgos faciales no se parecen a los humanos modernos, los expertos son reacios a clasificarlos como una especie única en espera de la extracción de ADN.
Cueva del Ciervo Rojo gente, cráneo y reconstrucción. Wikimedia, ( CC BY 2.5 )
Si los dientes Xujiayoa estudiados por Martinón-Torres y sus colegas revelan un ancestro asiático antiguo, libros de historia y la teoría convencional que dice África fue la cuna de los humanos modernos tendrá que ser cambiado.
La evolución humana no es tan simple como nos gusta pensar, pero a medida que se recuperan más restos y fósiles, sobre todo con la ayuda de pruebas de ADN, estos misterios podríamos rápidamente por resolver. Cuanto más lejos se procede en nuestro futuro, más nos revelan acerca de nuestro pasado antiguo.
Foto principal:. Comparación de cráneos humanos modernos y neandertales (CC BY-SA 2.0)
Por Liz Leafloor
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Nuevas imágenes del Misterioso Caballero Negro
«La Muerte, Maestra de la Transformación» por Virginia Blanes.
parte 1-
parte 2-
Todos morimos. Es el momento de aprender a morir, para aprender a vivir.
Es el momento de comprender esta realidad ineludible, para vencer el temor.
—
LA CAJA DE PANDORA
Madurar con Humor.
«Maduramos el día en que nos reímos francamente de nosotros mismos».
(Albert Einstein).
Nos pasamos media vida tratando de tomar en serio nuestro papel en el mundo y, otra media, tratando de aligerar el peso que tuvimos que cargar para salir adelante. Media vida poniendo un rostro grave para que nos tomen en serio y, otra media, tratando de reírnos un poco de nosotros mismos mientras compartimos el “tinglado” de la doble moral y las corrupciones silenciosas. Un espacio lúdico y patético en el que todos “están en el ajo”, incluida la propia persona.
Madurar es un objetivo que promete serenidad y disminución del sufrimiento existencial. De hecho, el proceso de maduración conlleva una permanente reducción de la importancia personal y de la importancia que a su vez, parecen tener las cosas. Conforme uno crece y se desarrolla, vive la cara y la cruz de la moneda de casi todas las situaciones de la vida. Y dicha toma de consciencia, de pronto, crea la liberación de ese miedo sutil que inspiraba la solemne dramatización del camino de ida.
El hecho de reconocer que hemos cometido todos los pecados que un día atrás llegamos a condenar, disuelve la circunspección con la que se adornan los asustados púberes que todavía creen en lo que opinan. El sentido del humor merece una alabanza que como signo de flexibilidad, pone en “tela de juicio” las verdades que encorsetan a este mundo de ambición uniformada y clones de éxito oficial.
¿Qué puede uno hacer para reírse un poco más de sí mismo?
En principio, no reñir a las partes de nosotros que no “dan la talla” y, seguidamente, proclamar nuestras debilidades y carencias, justo en el momento en que aparecen por la puerta de nuestra consciencia. Una vez reconocidas, conviene dejar el camino de la culpa y la exigencia, y cruzar por el que dice: “Reírse rápido de nuestra limitación y torpeza, antes de que se olvide y desaparezca”.
Si aún así, a usted le cuesta, ríase de su seriedad, tal vez de sus kilos de más y de su importancia personal. Ríase del miedo al fracaso, del temor al engaño y del fantasma de la soledad. Ríase de su intestino, de sus comilonas y de sus adicciones varias. Ríase de su inseguridad, de sus lágrimas en el cine y de sus anhelos de pareja perfecta. Ríase de su vergüenza, del ridículo que un día hizo y de sus exageraciones patológicas. Ríase de su incertidumbre y de su ansiedad soterrada. Ríase de su cuerpo, de sus enfermedades y de la sutil decadencia. Ríase de su orgullo, de sus envidias y de su impaciencia. Ríase de sus anhelos espirituales, de sus fantasías y de sus ansias varias. Ríase de sus dolores, de sus lágrimas y de sus miedos a empezar una vez tras otra..
Ríase de su insolencia, de sus fallos y de la puntual estrechez de su consciencia. Ríase de sus bajones, de su cólera y de sus carencias. Ríase del flujo de sus dineros, de sus pasiones y de sus emociones extremas. Ríase de los momentos opacos, de sus ciclos bajos y de las noches oscuras del alma. Ríase de su incomodidad ante las críticas, de su perfeccionismo y de la densidad de su cólera. Ríase de la enfermedad y del miedo a una muerte sin vuelta. Ríase de no haber hecho lo que quería, de no haberse enamorado más de la vida y de haber perdido el profundo sabor de la Presencia.
Ríase de los momentos miserables en los que siente perdido el noble rostro de su alma.
—
De Inteligencia del Alma de José María Doria
Publicado por Adriana Babè en comunidadconsciencia.ning.com
La Tierra desde el Espacio y sus Elementos en movimiento.
Congresos ViaDimension
«El matrimonio, Símbolo Universal» – Omraam Mikhaël Aïvanhov.
I
Tanto el cine como el teatro, las novelas, las canciones o la poesía, tratan siempre del amor.
Del amor y del matrimonio. Sobre este tema no hay discusión: los hombres y las mujeres llegan a la tierra con la necesidad de amar y, además, la mayoría de ellos sienten la necesidad de unirse en matrimonio con la persona que aman. Evidentemente, amor y matrimonio no van siempre juntos; a veces hay amor sin matrimonio, y otras, matrimonio sin amor. Sin embargo, y de una manera general, un hombre y una mujer que se aman tienden a casarse para vivir siempre juntos y cuidarse mutuamente. Así pues, normalmente, los hombres y las mujeres se aman y se casan.
Ahora planteo esta pregunta: «Está claro que vuestra principal preocupación es el amor y el matrimonio, pero, ¿cómo lo habéis comprendido? ¿Porqué tenéis que casaros?.. O, más bien, sin tener en cuenta el matrimonio, ¿por qué pensáis que tenéis que establecer contacto con otro ser, uniros a él y, aunque sólo sea durante unos segundos, formar un solo ser con él?…» ¿Quién sabrá responder? Muy pocos. Pocos se plantean este dilema; ya que es así, no hay que romperse la cabeza. Pero, he aquí que los Iniciados, que tienen la costumbre de reflexionar sobre todas las manifestaciones de la existencia profundizando en ellas, han descubierto que esta tendencia tan natural y extendida de buscar a otro ser para unirse a él, encierra uno de los grandes secretos del universo. El hombre sería una divinidad si comprendiera el significado de esta tendencia y supiera utilizarla en sus trabajos espirituales.
La tradición nos enseña que en el origen el ser humano fue creado macho y hembra. Así pues, el hombre es al mismo tiempo hombre y mujer, y toda mujer es, a la vez, mujer y hombre. Ser hombre o ser mujer es solamente la mitad, y cada uno tiene que encontrar su otra mitad complementaria. ¿Dónde? Dentro de uno mismo, y esto es lo que ignoramos. Para cada hombre y para cada mujer, el verdadero matrimonio es la unión interna con la otra mitad de su ser, y no la unión externa con otra mujer u otro hombre. Éste es el verdadero matrimonio: encontrar la otra mitad de sí mismo, atraerla, fusionarse con ella y convertirse finalmente en un ser completo para realizar el trabajo mágico.
La mayoría de matrimonios que se realizan en la tierra no son más que experiencias o ensayos con más o menos éxito, mientras estamos esperando poder realizar el verdadero matrimonio que es de orden espiritual. Este verdadero matrimonio está representado en la India mediante el símbolo del «lingam». Ya conocéis este símbolo, el cual nos enseña que los dos principios – el masculino representado por la línea vertical, y el femenino por la base horizontal – jamás deben estar separados en el ser humano. Cada hombre y cada mujer tienen que llegar a realizar interiormente la unión de estos dos principios. Naturalmente, ello es muy difícil y la mayoría de las veces, cuando el hombre y la mujer se unen físicamente, en realidad están separados: en su alma, en su cabeza, están separados. El hecho de que estén físicamente separados no tiene importancia; lo importante es que cada uno realice en sí mismo el matrimonio de los principios masculino y femenino.
Si sois capaces de comprender los misterios del matrimonio, comprenderéis todos los secretos de la vida. El matrimonio está muy extendido, pero muy pocos conocen su sentido profundo. La gente se casa para distraerse, porque se aburre, porque ansía placeres, porque es pobre y desea enriquecerse, o porque es incapaz de desenvolverse en la vida cotidiana y necesita una criada o una ayuda de cámara que le asista. ¿En qué han convertido los seres humanos el matrimonio? Es mejor olvidarlo.
Para mí el matrimonio es un acto tan sublime que no estoy muy seguro de haberlo profundizado totalmente. Lo que sí sé es que el matrimonio espiritual permite realizar grandes cosas. El hombre posee la fuerza y la quintaesencia, pero mientras no esté casado internamente, no puede condensar esta quintaesencia para hacerla visible, tangible y real en el campo físico: le falta el factor capaz de proporcionar la materia para realizar las cosas, el principio femenino. Y la mujer que tiene todos los materiales, si no está casada interiormente, no tiene la llama, la chispa capaz de abrasarlo todo; por mucha materia que posea, si no le prende fuego está muerta y estancada, pues le falta el espíritu. Esto no lo olvidéis nunca.
Así pues, reflexionad sobre esas cosas e intentad no pasaros la vida sin comprender nada, inmersos en el sueño de la inconsciencia. A partir de ahora vivid una vida sensata, abandonando todo lo que os ata a las regiones inferiores, todas estas sensaciones y ocupaciones que no os aportan nada. Tomad lo esencial y ¡poneos a trabajar!
II
El matrimonio es una cuestión muy amplia que podemos estudiar por todas partes en la naturaleza. Así la química, la física, la astronomía, la botánica, la anatomía, la psicología, etc., nos hablan sin cesar del matrimonio. Tomemos por ejemplo el agua, que es un elemento indispensable para la vida en el universo. El agua no es otra cosa que el hijo nacido de la unión de un padre, el oxígeno, y de una madre, el hidrógeno: H2O. ¿Por qué la unión del 1 (O) y del 2 (H2)…? Porque el 1 es el número del principio masculino y el 2 del femenino.
Consideremos también el ejemplo de la palabra. ¿Cómo se produce en el hombre la palabra: por medio de sus brazos, piernas, orejas, nariz, vientre? No; se produce mediante la boca, y está formada por la lengua y por los labios; y cuando la lengua y los dos labios se ponen en movimiento, producen la palabra articulada. La lengua es el principio masculino y los dos labios el femenino. De esta manera el principio masculino y el principio femenino alumbran un hijo: la palabra. ¡Ved la fantástica ciencia que encierra esta página del gran libro de la naturaleza viviente!
Si los filósofos hubieran reflexionado sobre los mecanismos de la palabra, sobre los elementos que entran en juego para que el hombre pueda proferir sonidos articulados, habrían podido descubrir, por analogía, en primer lugar que Dios encierra en sí los dos principios por medio de los cuales ha creado a su Hijo, el Verbo, y que este Hijo ha puesto en movimiento todas las criaturas. Porque la palabra no es insensata, la palabra no existe sin razón, está destinada a alguien con algún objeto. San Juan dijo: «En un principio era el Verbo». El Verbo representa el movimiento, el Hijo.
Ahora quiero explicaros lo esencial de lo que quiero que comprendáis. Así como Dios ha creado el mundo por medio de la Palabra, de la misma manera los hombres crean la vida en el plano físico, es decir, abajo. En la boca los dos principios siempre están juntos. Para poder hablar es preciso que los dos labios y la lengua estén juntos para producir sonidos. No consiguiréis articular palabra alguna sin poner la lengua y los labios en movimiento. En Dios los dos principios están juntos, unidos; nunca están separados, y por esto Dios crea continuamente.
Mientras que los seres humanos actúan como si los dos principios estuviesen separados, poseyendo los hombres únicamente el principio masculino y las mujeres el principio femenino; pero como quiera que para crear la vida es preciso unirlos, de ahí se derivan todas las dificultades y complicaciones.
Aquellas criaturas que no desarrollan en sí mismas los dos principios masculino y femenino, no están hechas realmente a imagen de Dios, y no alcanzan la plenitud. Evidentemente no me refiero a la posesión de los dos principios en el plano físico, sino en el espiritual: el principio del amor y el principio de la sabiduría unidos simultáneamente. Sólo tienen la verdad y poseen la fuerza aquellos seres que han realizado la unión de los dos principios en sí mismos. Y, ¿quiénes son estos seres? Son los verdaderos Maestros, los verdaderos Iniciados que han comprendido la santa trinidad del Amor, la Sabiduría y la Verdad. Estos seres se manifiestan realmente como representantes y guías de Dios, y viven plenamente. Estos son los modelos a seguir.
La palabra que no está llena de amor y de inteligencia no puede realizar absolutamente nada, no puede actuar sobre la materia para darle forma. Las palabras vacías, sin sentido, el hablar por hablar, no pueden dar ningún fruto. Todo esto nos obliga a estudiar y a esforzamos para que nuestras palabras afecten al mundo entero, a toda la creación, al mundo visible y al invisible, y pongan en movimiento a los hombres, a los ángeles, a los arcángeles, a los espíritus y a los elementos. Por consiguiente, es necesario que en esta palabra exista tanto la inteligencia y la luz, como el calor y el amor, la plenitud del amor. En este preciso momento las palabras se vuelven poderosas. El hecho de que al hablar a vuestros amigos, a vuestro marido o a vuestra mujer, o bien a vuestros hijos, no obtengáis resultados, quiere decir simplemente que vuestras palabras no son suficientemente cálidas y luminosas.
Todos vosotros, todos nosotros llevamos en nosotros mismos, en nuestra boca, símbolos de una importancia cósmica. Todo el mundo tiene boca, pero la utilizamos continuamente para quejarnos en lugar de utilizarla para dar gracias día y noche de poseerla. Además, esta boca tiene una lengua, y hay que esforzarse y no hacer tonterías con ella, porque se dice que aunque no tiene huesos, los tritura. Cuando no se es inteligente, ni sabio, ni razonable, ni bueno, machacamos los huesos de los demás mediante nuestra lengua; basta con mover la lengua para desunir familias, ahorcar personas, masacrarlas. ¡Esto es lo que sucede con la boca y con la lengua!
Ha llegado el momento de tomar conciencia de que al darnos la boca y la lengua, Dios nos ha dado algo precioso, y tendríamos que decirle: «Señor Dios, perdóname por no haber comprendido hasta ahora los tesoros que Tú has puesto en mi boca, por no haber comprendido que al pronunciar palabras puedo imitarte, volverme como Tú, y ser cada día un reflejo de Ti. No me he dado cuenta y, por consiguiente, con mis palabras he sido torpe: he dicho cosas insensatas, he herido a las personas, los he trastornado y, precisamente, lo he echado todo a rodar con este instrumento que Tú me has dado. En lugar de hacer el bien, de consolar, de aliviar, de dirigir y guiar a los demás, en lugar de vivificarlos y resucitarlos, de elevarlos y proyectarlos hacia Ti, el Señor, el Creador, los he puesto por los suelos y los he envilecido. Perdóname, Señor, y enséñame a utilizar mi boca y mi lengua para hacer el bien, iluminar y dar calor a los demás, y no utilizarlas sólo para comer, beber y decir tonterías sin ton ni son.»
La boca es un órgano tan extraordinario y poderoso que tenemos que cuidar de no dejar escapar palabras venenosas, sino que éstas deben ser constructivas, educativas, vivificantes. E incluso si regañáis o fustigáis a alguien, debéis hacerlo sólo con la finalidad de iluminar y ayudarle. De esta manera os creáis un porvenir indescriptiblemente hermoso.
En los Evangelios está escrito: «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado», es decir, tu porvenir será bueno o malo, luminoso o tenebroso, celestial o infernal, según las palabras que hayas proferido durante tu existencia.
Así pues, las palabras son tan importantes para la construcción de nuestro porvenir, que es necesario reflexionar y meditar toda la vida sobre este tema. Hay que tener en cuenta la importancia de la palabra, y, al abrir la boca, cuidar de que siempre sea para bien.
Aún puedo ir más lejos al profundizar en esta idea para enseñaros que todo está íntimamente relacionado, que en el universo existe una ley de correspondencia absoluta. El sol habla…, y su verbo es la luz que se derrama sobre la tierra, sobre las plantas, sobre los animales y las personas.
Porque el sol invisible que actúa sobre el sol visible produce la luz y ésta se transforma en calor.
Supongamos ahora que la lengua corresponde al padre, los dos labios a la madre, y la palabra al niño; entonces, lo que el padre da a la madre, es el verbo que vitaliza, que anima. La ley es idéntica: de la misma manera que el sol invisible actúa sobre el sol visible, el cual a su vez actúa sobre la tierra para fertilizarla, de la misma manera que el hombre fertiliza a la mujer, así también la palabra fertiliza las almas y los corazones. Se trata de la misma ley. Así pues, el que habla se convierte en el padre, el que escucha en la madre, y así nacen los hijos….
Llegados a este punto, diréis: «Entonces, ¿pueden los hombres convertirse en madres?
Naturalmente, porque aquél que escucha es como si fuera una mujer. Basta un cambio de polarización. Cuando una mujer habla a su marido, está adoptando la polaridad masculina, y el marido que la escucha toma la polaridad femenina, y así nacen los hijos. Los hijos son los sentimientos, las emociones, las decisiones y los actos. El mismo principio se aplica en cualquier circunstancia, en cualquier nivel y en todos los planos. Infaliblemente siempre se trata de la misma ley. Hay que saber hacer malabarismos entre uno y otro plano.
Tenéis que intentar ampliar un poco vuestra manera de ver las cosas. Si os quedáis cristalizados en ciertos conceptos, jamás comprenderéis la plenitud de la vida, pues todo está interrelacionado. «Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo».
Muchos espiritualistas repiten esta frase sin comprenderla realmente, porque desconocen a qué corresponden las palabra «abajo» y «arriba». Para comprenderlas es necesario reemplazarlas por otras que representen imágenes, criaturas, existencias o mundos… ¿Qué podemos poner en lugar de la palabra «abajo»? Abajo, por ejemplo, puede ser el sexo, la tierra, la mujer, la materia o el infierno, y arriba, el cerebro, el cielo o el sol, el hombre, el espíritu… Lo que sucede es que Hermes Trismegisto ha mantenido el secreto, no lo ha precisado, y a nosotros nos corresponde encontrarlo.
Pero lo más extraordinario de todo esto es que ha añadido: «Para hacer el milagro de una sola cosa». Efectivamente, «Lo que está abajo es como lo que está arriba, lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer el milagro de una sola cosa». Así pues, abajo y arriba producen algo conjuntamente, producen «una única cosa», el hijo y, ¿qué es esta única cosa? Hermes Trismegisto tampoco lo ha explicado. La lengua y los dos labios son dos cosas que se unen para hacer el milagro de una única cosa, que puede ser el Verbo. Pero lo que sí es cierto es que se necesitan dos para producir esta única cosa: el principio masculino y el femenino, lo que está arriba y lo que está abajo. Cuando un hombre y una mujer quieren tener un hijo, es necesario que uno se coloque arriba y el otro abajo. El que está debajo es como aquél que está arriba; la diferencia estriba en la posición. Y, ¿para qué? Para producir el milagro de una sola cosa: el hijo.
Así pues, reflexionad sobre esas cosas e intentad no pasaros la vida sin comprender nada, inmersos en el sueño de la inconsciencia. A partir de ahora vivid una vida sensata, abandonando todo lo que os ata a las regiones inferiores, todas estas sensaciones y ocupaciones que no os aportan nada. Tomad lo esencial y ¡poneos a trabajar!
III
«Todo lo que está abajo es como lo que está arriba». Estas palabras de Hermes Trismegisto nos revelan que el matrimonio antes de existir abajo, entre los seres humanos, ya existía arriba.
Porque arriba, continuamemte se está realizando una unión, un intercambio entre los principios cósmicos masculino y femenino, que en el plano físico se refleja bajo la forma del matrimonio.
Esto es lo que nos revela la Ciencia Iniciática. En el Génesis se dice: «En un principio Dios creó el cielo y la tierra». El cielo y la tierra son dos símbolos que hay que interpretar, así como la relación existente entre ellos; son los símbolos de los dos principios, emisor y receptor, masculino y femenino. Estos dos principios se unen, y de dicha unión nacen los hijos. Todo lo que veis, e incluso lo que no veis, es una creación resultante de los dos principios. Todo lo que se produce en la tierra es hijo de esta unión de la tierra y el cielo. Si la tierra rompe los lazos y no está unida al cielo, éste no le da su energía ni su impulso, y entonces se convierte en un desierto.
El cielo y la tierra, los principios masculino y femenino, existen ya como realidades en los sublimes reinos de las alturas, y se reflejan a continuación en todas las regiones y en todos los planos, incluso en el plano físico. Por todas partes vemos la unión de dos principios, masculino y femenino, y que esta unión origina una fuerza, una energía. Cuando queréis enchufar un aparato eléctrico, utilizáis una toma macho y otra toma hembra, pero, ¿os habéis dado cuenta de que cada una está polarizada? Hay dos y dos… Efectivamente, cada cosa, cada ser posee en sí los dos polos. La tierra, el cielo, el hombre, la mujer, tienen cada uno dos polos. Así pues, cuando se unen se convierten en cuatro, lo cual hace que las fuerzas circulen y nazcan los hijos. Pero sin este contacto, sin esta unión, sin esta fusión, sin este intercambio, nada se produciría.
Ahora bien, si trasladamos esta cuestión al campo de la vida interna, nos daremos cuenta de que mientras el hombre no establezca contacto con esa realidad que lo sobrepasa – el cielo, el mundo divino -, permanecerá solo. Y si permanece solo, será estéril, improductivo, y un día desaparecerá sin dejar rastro. Vosotros podéis replicarme: «Pero si tenemos mujer (o marido), y tenemos hijos…» Pero eso sucede en el plano físico y no basta. El verdadero matrimonio consiste en llegar a conocer la manera de trabajar con los dos principios en todos los campos. Si se han cumplido todas las condiciones en el plano físico y material, naturalmente que se obtienen ciertos resultados: una muchedumbre, una gran prole, pero en otros campos somos estériles y estamos solos, porque no hemos comprendido que esta ley del matrimonio hay que realizarla en todas las regiones: en el plano astral, en el mental, etc…
«Todo lo que está abajo es como lo que está arriba, y todo lo que está arriba es como lo que está abajo». Arriba está el orden divino, abajo está el plano físico. Todo lo que encontramos en el plano material corresponde a una verdad en el plano espiritual. Los Iniciados han ocultado esta verdad bajo el símbolo de la serpiente que se muerde la cola. Éste es el símbolo del verdadero matrimonio. Y, ¿cómo puede serlo, – diréis -, una serpiente que se traga su propia cola? Pues sí, porque el verdadero matrimonio del ser humano consiste en la fusión de la cabeza y la cola. El otro matrimonio no es sino un reflejo de ello.
En su conciencia, el hombre está separado de sí mismo, por consiguiente debe descubrir esta parte que no conoce y unirse a ella. Esta idea también está expresada en la frase que encontramos grabada en el frontispicio del templo de Delfos : «Conócete a ti mismo», pero muy pocos han comprendido el sentido de esta inscripción. Un día leí la explicación que daba un profesor de la Sorbona de ella, y verdaderamente me quedé estupefacto: ni siquiera los más eruditos la comprenden; explican esta frase como si fueran niños, despojándola de su autenticidad, de su profundidad.
Conocerse a sí mismo no significa conocer nuestro carácter, con sus cualidades y sus defectos, o conocer los límites de la condición humana. Si sólo fuera esto, incluso los niños serían capaces de conocerse. Así pues, en la frase «Conócete a ti mismo», ¿qué significa este «ti mismo»? ¿Los brazos? ¿Las piernas? ¿El cerebro? No. ¿Los sentimientos? ¿Los pensamientos? Tampoco. Tú mismo, uno mismo es una parte de Dios, una chispa, un espíritu inmortal, algo indefinible, muy lejano, muy alto… Aquí es donde el hombre debe encontrarse para conocerse, en esta entidad que es inmortal, que es omnisciente, que es todopoderosa: su Yo superior, que es una parcela de Dios… y tomar conciencia de que depende de Él, que forma parte de Él, que no existe como existencia y actividad separada de Él. Entonces descubre que todo lo que pensaba y sentía era una ilusión, algo irreal, que la realidad es este Yo, este Sí mismo interno que es el propio Dios, y que obtendrá energía, luz y amor del Eterno si se esfuerza por unirse a Él, por sentir que forma parte de Él, que es uno con Él y su conciencia se funde con el Eterno. Entonces ya no se sentirá como algo aislado, pequeño, doliente, sino que se sentirá como Dios mismo.
Ya os he explicado que mientras el hombre se identifique con su cuerpo físico será vulnerable, débil, mortal como el cuerpo físico, y todo lo que le suceda a este cuerpo le afectará.
Pero si deja de identificarse con su cuerpo físico, con sus impulsos instintivos, y se identifica con el centro del Universo, con la fuente de la vida, con el Creador, se alejará cada vez más de la debilidad, de la vejez, de la enfermedad y de la muerte, acercándose a Aquél que es inmortal, omnisciente, omnipotente. Por esta razón los Iniciados insisten tanto en este «Ti mismo », pues mientras el hombre se conforme con saber lo que no es, jamás alcanzará lo que aspira: la libertad, la paz, la felicidad. Conocerse es fundirse con la inmensidad de Dios.
Entended bien que cuando los Iniciados de la antigua Grecia decían: «Conócete a ti mismo», no preconizaban conocer todas nuestras debilidades y limitaciones, pues las debilidades, lagunas y vicios no son «uno mismo». Esto es lo que tenemos que tener muy claro.
Evidentemente, esta fusión con Dios no puede hacerse rápidamente. Aún a lo largo de toda una vida algunos no llegan a poseer esta conciencia superior, gracias a la cual sienten que son uno con el Eterno. De vez en cuando tienen un destello, una iluminación, pero al día siguiente se sienten de nuevo aislados, débiles, desgraciados. El que ha realizado esta fusión se siente en paz e iluminado, se siente inmortal… Ha llegado a un grado de conciencia tan elevado y amplio, que considera a todas las criaturas como si formaran parte de él mismo, y entonces ya no tiene enemigos, no puede hacer daño a nadie, ama a todos los seres porque siente que él mismo es quien vive en todas las criaturas. Obedece a una moral superior. Ése también es el sentido de la fórmula «Conócete a ti mismo».
Para llegar a este estado de conciencia se necesita una ascesis. En la India, se le llama Jnani yoga. Para alcanzar la conciencia de su identidad con Dios, los yoguis hindús utilizan la fórmula «yo soy Él». Meditando largo tiempo sobre esta frase, -el yogui acaba por tomar conciencia de que su yo no existe, que él no es otra cosa que «Él», el Señor… Él es único, todopoderoso, la única realidad.
Profundicemos ahora en el significado de la palabra «conocer». Se puede leer en la Biblia que Adán conoció a Eva, y nació Caín… ¿Acaso no la conocía antes? Abraham conoció a Sarah y nació Isaac… El conocimiento supone un contacto: Es la aproximación de los dos polos que quieren fundirse, o, si lo preferís, saborearse. Porque, ¿qué hacen los niños cuando son pequeños?
Cogen todo lo que cae en sus manos y se lo ponen en la boca; de esta manera aprenden a conocer las cosas. Para el niño, el órgano del conocimiento no es el cerebro sino la boca; quiere probarlo todo. Vosotros mismos, ¿qué hacéis para conocer un olor, un sonido, una imagen o un pensamiento? Lo dejáis entrar en vuestra nariz, en vuestras orejas, en vuestros oídos o en vuestra cabeza. Así pues, el conocimiento no es otra cosa que dejar penetrar en nuestro órgano el objeto que queremos conocer. La misma ley se aplica para el nacimiento de los hijos. El conocimiento se realiza, pues, mediante la penetración: algo nos penetra para fusionarse con nosotros.
Al fusionamos con un objeto o con un ser, vibramos en armonía y en la misma longitud de onda que él. Supongamos que tenéis dos diapasones de la misma longitud. Cuando hacéis vibrar uno de ellos, el otro responde porque vibra en la misma longitud de onda. Pues bien, para conocerse a sí mismo, para conocer este ser divino que está en nuestro interior, hay que llegar a vibrar en la misma longitud de onda que él. Esta condición es indispensable para que haya conocimiento.
Tomemos de nuevo el símbolo de la serpiente que devora su cola; ello significa que ha unido los dos polos, el masculino y el femenino, porque quiere conocerse. Pero imaginad que la serpiente es muy larga: 500, 1000, 10000 metros… Un día, mientras se pasea, se encuentra con una cola, se pregunta qué puede ser, y la muerde. ¡Y queda muy sorprendida al descubrir que es su propia cola! Al igual que los gatitos, los cuales juegan con su propia cola y cuando la muerden chillan, porque se dan cuenta de que es la suya. El hombre es un ser cuya realidad sobrepasa en mucho la apariencia física: lo que deambula por aquí abajo, por la tierra, es su cola, pero su cabeza, ¿dónde está? Mientras que los dos polos – la cabeza y la cola – permanezcan separados en su interior, tendrá que conformarse con reptar por el suelo.
La cola debe encontrar la cabeza y unirse a ella; la cola, el yo inferior, debe unirse a la cabeza, el Yo superior, que está arriba, en el cielo. En este momento se establece el contacto y se origina una circulación armoniosa y constante de energías. En el hombre encontramos la serpiente en la columna vertebral, es la serpiente Kundalini, la cual, una vez despertada, asciende a lo largo de la columna vertebral. Cuando finalmente se reúnen los dos polos, es decir, cuando Kundalini, que está abajo, se ha unido en lo alto con el espíritu universal, Shiva, el hombre se conoce a sí mismo y alcanza la plenitud.
«Conócete a ti mismo». «A ti mismo» no es la cola que se mueve demasiado en el plano físico, sino que es la cabeza, el espíritu que está en lo alto. El auténtico matrimonio es el verdadero conocimiento. Pero el hombre todavía no ha realizado esta unión en sí mismo; sólo la realiza en cuanto a su parte externa: por todas partes establece conexiones, lazos, coloca circuitos en las fábricas, en las administraciones, en la política, en la economía, por todos lados excepto en su fuero interno, al que no sabe conectar nada, y por esto se siente incompleto.
La mayor realización a la que puede aspirar el ser humano es la de unir el yo inferior con el Yo superior, la cola con la cabeza. Indudablemente la cola posee algunas cualidades, cuanto menos tiene la facultad de moverse. Pero la cabeza tiene mucho más: los ojos, las orejas, la boca, la nariz, el cerebro. Por consiguiente, si podemos unirnos a nuestro Yo superior que posee estas facultades tan desarrolladas, conoceremos todo lo que él conoce, veremos lo que él ve, oiremos lo que él oye y seremos perfectos. Pero mientras continuemos separados y sólo seamos una cola que se mueve, estas riquezas nos estarán vedadas.
Hay que unir la cola a la cabeza, es decir, unir «los dos extremos». Los Iniciados desde hace siglos han lanzado esta fórmula al mundo, pero los hombres no han comprendido el sentido; sólo lo aplican en el aspecto material, y cuando a final de mes el dinero empieza a escasear, comentan que no pueden unir los dos extremos. En realidad estos dos extremos son la cola y la cabeza de la serpiente. Poder unirlos es conseguir desarrollar sucesivamente todos los chacras, desde el chacra Muladara, el más bajo, hasta el chacra Sahasrara, el más alto, a fin de conseguir la unidad.
Mientras no consigamos unir ambos extremos, continuaremos en la miseria y sufriremos privaciones. Y esto es tan cierto en el plano espiritual como en el físico.
Todos los poderes de la creación se encuentran en el matrimonio. ¿Acaso habéis visto algún hombre o alguna mujer que hayan alumbrado solos un niño? No, porque se necesitan dos. Por este motivo todos aquellos que no se casen con el Cielo, no podrán ser nunca creadores y se quedarán solteros. Hay que casarse, pero con el Cielo, para tener muchos niños. En el Génesis se dice: «Creced y multiplicaos» Lo que sucede es que los hombres sólo han comprendido esta prescripción en el plano físico. Cada mandato tiene como mínimo tres interpretaciones, pero los seres humanos se conforman con conocer sólo las cosas en el plano físico, y ahí está el error: no querer ir más lejos. Hay que crecer y multiplicarse en el mundo de los pensamientos y de los sentimientos, para poder poblar la tierra día y noche de pequeñas criaturas luminosas y aladas que influirán en el mundo entero para la realización del Reino de Dios…
Hay que pensar en el matrimonio, pero allá arriba. Ésta es la nueva filosofía, la nueva comprensión.
Si vamos a la salida del Sol por la mañana, es porque el Sol es un centro, el centro de nuestro sistema solar, y mirándolo nos dirigimos hacia nuestro propio centro. Nuestro Yo, nuestro verdadero Yo, no vive aquí; está muy lejos de nuestro cuerpo, habita en el Sol. Pero mantiene lazos con nuestro yo ilusorio, aquí, en la tierra, y si conseguimos establecer conscientemente comunicación entre ellos, nuestro pequeño yo resulta atraído por el Sol, y enconces vive gozoso, en la luz. Por eso, recordadlo, os he dado determinados ejercicios para que los practiquéis a la salida del Sol. Os imagináis, por ejemplo, que estáis en el Sol y que desde allá arriba miráis hacia la tierra, y sonreís, diciendo: «Estás allá, mi pobre amigo, ¡si supieras lo bien que se está aquí!»
De esta manera se establece un vínculo entre vuestro yo inferior y vuestro Yo superior, con lo cual restablecéis la conexión con vosotros mismos, reencontrándoos. Si hacéis este ejercicio durante años, conseguiréis recibir las cualidades de vuestro Yo superior. Y puesto que vuestro Yo superior es inmortal y conoce la historia del mundo, podrá comunicárosla. Al ser libre, os dará sus poderes. Al estar sumergido en un océano de felicidad, os dará una felicidad indescriptible.
Cuando los hombres y las mujeres se funden, sienten una inmensa alegría, pero no alcanzan a saber lo que significa esta alegría. Pero, precisamente, esta alegría es un testimonio de la veracidad del método: «unir los dos extremos». Cuando el hombre ha conseguido unir los dos extremos, ha conseguido reencontrarse, se siente colmado. Y entonces le invade una alegría, una dilatación de una naturaleza mucho más sutil. Se trata del éxtasis del que hablan los santos, los yoguis, los Iniciados que han conseguido alcanzarlo.
Ved que, en pocas palabras, os he transmitido el secreto del matrimonio. Debéis casaros, pero no solamente con criaturas externas a vosotros, porque entonces perderéis vuestras energías.
Debéis casaros con vosotros mismos, para que vuestras energías se multipliquen.
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Omraam Mikhaël Aïvanhov
Extracto de: Los Secretos del Libro de la Naturaleza
www.trabajadoresdelaluz.com.ar
“Amor, Reconocimiento y Respeto» – Alicia Sánchez Montalbán y Víctor Polo de “Ananda Sananda”
Ananda Sananda es un binomio formado por Víctor Estévez Polo y Alicia Sánchez Montalbán con el propósito de ayudar a las personas a conectar con su corazón y a confiar en sí mismas.
La nueva energía nos impulsa a dar un paso hacia adelante en nuestra propia evolución y en la del planeta. Durante siglos nos hemos empeñado en separar luz y oscuridad, creyendo que una era mejor que la otra, dejándonos llevar por el miedo a la hora de comprender la función de aquellos que nos desagradan. Pero luz y oscuridad se complementan y realizan un trabajo en equipo, en el que la humanidad juega un papel muy importante. Nuestro siguiente paso evolutivo es la integración: comprender que somos seres duales, que los demás también lo son y que los seres etéricos que habitan en nuestra realidad pueden ser de luz o de oscuridad indistintamente. El trabajo se encuentra en aprender a convivir desde el respeto, el amor y el reconocimiento, tres actitudes tremendamente poderosas y sanadoras.
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