Anthony Zurcher BBC
Desde que llegó a la alcaldía Di Blasio parece enfrentado con una muralla policial.
El Departamento de Policía de Nueva York experimentó en diciembre una notable baja en sus actividades y parece virtualmente enfrentado con su jefe, el alcalde Bill de Blasio, al punto que algunos aseguran que la ciudad vive una rebelión de su única fuerza armada.
La semana del 22 de diciembre, las boletas de infracción de tránsito cayeron en 94% comparadas con el mismo período de 2013. Ese mismo porcentaje bajaron las citaciones a tribunales por pequeñas ofensas, como estar intoxicado en vía pública. Las multas de estacionamiento cayeron en 92%y los arrestos en general 66%.
La acción de los uniformados ha sido calificada como «huelga virtual» por el diario The New York Post, el primero que presentó las estadísticas, confirmadas después de manera independiente por la BBC.
La causa inmediata del bajón, según el periódico, fue el asesinato de dos oficiales de la policía –Rafael Ramos y Wenjian Liu- cometido por un pistolero que ese día más temprano había dicho en redes sociales que su motivación eran los abusos policiales en Nueva York y Ferguson, Misuri.
Pero otros factores parecen jugar un papel, incluyendo las conflictivas relaciones con el alcalde De Blasio, quien tras llegar sobre la ola de furor público contra ciertos métodos de la policía de la ciudad impuso varios cambios en procedimientos.
Clima anti-policía
Días antes de la muerte de Liu y Ramos, Di Blasio cuestionó la decisión de un gran jurado de no presentar cargos contra un agente involucrado en el caso de Eric Garner, el hombre que murió asfixiado en julio pasado luego de que un oficial le aplicara una polémica llave para tratar de controlarlo por resistirse al arresto.
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La muerte de Wenjian Liu (izq) y Rafael Ramos agravó las diferencias entre el alcalde y su departamento de policía.
Los líderes sindicales de la policía acusan a De Blasio de fomentar una atmósfera «anti-policía» con sus comentarios y de haber permitido protestas callejeras sin autorización tras la decisión del gran jurado sobre Garner.
Desde la muerte de los dos agentes, la policía neoyorquina informa haber investigado unas 70 amenazas contra oficiales, por las que una docena de personas ha sido arrestada.
La semana pasada el New York Post citó fuentes policiales que aseguraban que las preocupaciones de seguridad eran la razón principal en la caída de la actividad de la policía.
«Pero añadieron que algunos agentes estaban ejerciendo una disminución en el ritmo de trabajo en protesta por la respuesta de De Blasio a la no presentación de cargos en el caso de la muerte por asfixia de Eric Garner», escribió el Post.
Otros de los diarios tabloides de la ciudad, The New York Daily News, encontró que en las comisarías donde trabajaban los agentes asesinados sólo se emitió una boleta de citación criminal en los siete días posteriores al ataque, cuando en la semana previa se habían presentado 626.
Sin «ventanas rotas»
La masiva caída en la actividad de la fuerza pública ha disparado una mezcla de preocupaciones en unos y de esperanza en otros.
La policía de Nueva York es frecuentemente criticada por algunos de sus métodos de control del crimen.
Los críticos han usado la oportunidad para arremeter contra la «teoría de las ventanas rotas», mediante la cual los crímenes de baja monta son vigorosamente perseguidos como manera de prevenir la ocurrencia de infracciones mayores.
Ese ha sido un principio fundamental de la política policial de Nueva York desde que Rudy Giuliani se convirtió en alcalde en 1994, pero ha sido muy criticado porque aplica castigos desproporcionados a las minorías.
Algunos comentaristas se preguntan si la población empezará a notar que los previamente altos niveles de actividad policial son innecesarios para mantener la seguridad de la ciudad.
Muchos destacan una línea en particular de lo publicado por el Post: que la policía ahora «se hace la vista gorda en algunos crímenes menores y realiza arrestos sólo «cuando tiene que hacerlos», algo que evidenciaría el exceso de celo que ejerce normalmente la fuerza.
«Bueno, solo nos queda esperar que el sindicado del NYPD (siglas en inglés del departamento de policía de Nueva York) y De Blasio arreglen sus diferencias pronto de manera que la policía puede volver a arrestar gente por razones más allá de «cuando tienen que hacerlo», escribió Scott Shackford en la revista de corte libertario Reason.
Estilo latinoamericano
En The New York Daily News, Harry Siegel sostuvo que mientras la policía neoyorquina tiene «razones reales para estar molesta» con los esfuerzos de De Blasio para dejar expuestos a los oficiales a mayores procesos judiciales, no debieron haber lanzado «esta profundamente perturbadora y sin precedentes, rebelión policial».
Siegel compara el bajón en la actividad policial con un intento de extorsión.
Algunos consideran que la movida policial como una amenaza a la democracia.
Solo que con los índices de criminalidad cayendo en 2014 y con las calles aparentemente en calma incluso durante esta (in)acción de los agentes, el tiro podría salir por la culata.
«Es difícil manejar un chantaje de este tipo cuando la gente no se siente amenazada. Y Nueva York cerró 2014 con cifras bajas en muertes, violaciones, hurtos agravados y robos. Por más de 20 años el crimen ha caído mientras NYPD ha doblado y redoblado sus esfuerzos. Llega un momento en que la quimio es más mortal que el cáncer», escribió Siegel.
Otros van incluso más lejos, calificando la movida policial como una amenaza a la democracia con reminiscencias de golpe de estado latinoamericano.
«NYPD necesita recordar que existe una cadena de mando y que ellos no están a la cabeza de ella. Lo que la ciudad de Nueva York está experimentando ahora equivale nada menos que a una rebelión», escribió Ben Domenech, en The Federalist.
Este sábado, hubo una pausa en el pulso con el alcalde cuando los oficiales lo saludaron respetuosamente al presentarse en el funeral de Liu, en un notable contraste con el abucheo y las espaldas con la que fue recibido la semana pasada cuando acudió a la ceremonia en honor de Ramos.
La víspera el comisionado de policía William Bratton pidió a los uniformados no repetir aquellas escenas y abstenerse de hacer manifestaciones políticas en el «funeral de un héroe».
Y aunque Bratton dijo que no daba «una orden» ni «amenazaba con acciones disciplinarias» el pedido parece haber restablecido la cadena de mando, al menos temporalmente.
http://www.24horas.cl/noticiasbbc/esta-en-rebelion-la-policia-de-nueva-york-1545701