[1] La Editorial, Zaragoza 1971; Aguilera, Madrid 1973.
[2] Cf. A.Ortiz-Osés, De lo humano lo divino y lo vasco. Oria, Alegia, 1988. La investigación sobre lo vasco se inicia ya en Comunicación y experiencia interhumana y se concreta poco después en El matriarcalismo vasco. Universidad Deusto, Bilbao, 1980.
[3] Cf. o.c, p. 165.
[4] A. Ortiz-Osés, Amor y sentido. Anthropos, Barcelona, 2003, p. 154. Sobre la psicología “con alma” frente a las psicologías que se olvidan o pretenden deshacerse de ella cf. C. G. Jung, Los complejos y el inconsciente. Alianza, Madrid, 1986, p. 19.
[5] Este es precisamente el motivo central de otro libro de Ortiz-Osés con el título Co-razón. El sentido simbólico. MRA, Barcelona, 2003.
[6] A. Ortiz-Osés, Amor y sentido. O.c p. 58.
[7] A. Ortiz-Osés, Heidegger y el ser-sentido. Universidad Deusto, 2009, p. 152.
[8] A. Ortiz-Osés, La razón afectiva. San Esteban, Salamanca, 2000, p.39.
[9] Id. p. 41.
[10] A. Ortiz-Osés, Filosofía de la experiencia. Aforismos, reflexiones y vivencias. Edición de Pilar Moreno. Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 2006, p. 176. Esta ambivalencia le permite entrever a nuestro autor, por detrás del Apolo Belvedere, a la figura de Hermes, el mediador de los contrarios, que, al igual que Cristo, descendió al inframundo.
[11] Id. p. 180.
[12]Este imperativo contrasta con el que presidía la entrada a la Academia de Platón: “nadie entre aquí que no sepa geometría” y podría complementarse con la frase atribuida al Primer Imam del chiísmo: “quien se conoce a sí mismo conoce a su señor” (cf. H. Corbin, La paradoja del monoteísmo. Losada, Madrid, 2003, p. 116).
[13] La palabra mayéutica deriva, según el diccionario etimológico de Chantraine, de Maia, que es la diosa de los nacimientos, así como madre de Hermes.
[14] Ese Nicolás de Cusa seguidor del no-saber socrático es identificado por Cassirer como uno de los iniciadores de la filosofía moderna al reconocer que nuestro conocimiento, incluido el científico, se levanta sobre conjeturas (cf. E. Cassirer, El problema del conocimiento. F.C.E., México, 1987).
[15] A. Ortiz-Osés y P. Lanceros, Diccionario de la Existencia. Anthropos, Barcelona, 2006.
[16] Platón, Apología de Sócrates, 29 a-b, citado por P. Hadot, ¿Qué es la filosofía antigua? FCE, México, 1998, p. 45. Hay otros lugares importantes como Fedón 67e4, donde se afirma que “los que filosofan en el recto sentido de la palabra se ejercitan en el morir”.
[17] A. Ortiz-Osés, Filosofía de la experiencia. o.c., p. 180. Sobre la expresión “hacer alma” cfr. J. Hillman, El mito del análisis. Siruela, Madrid, 2000.
[18] “El
Sócrates utilitarista de Jenofonte frente al Sócrates idealista de Platón: por eso su demon personal es un símbolo del sentido existencial (así traducimos
frónesis) y no de la verdad platónica abstracta”. A.Ortiz-Osés,
Tragicomedia de la vida. Una filosofía acuática. Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 1010. En la misma dirección parece apuntar P. Hadot cuando afirma que: “Lo demónico de Goethe tiene todos los rasgos ambivalentes y ambiguos del Eros socrático. Es, como nos dice en el libro 20 de
Poesía y verdad, una fuerza que no es ni humana ni divina, ni diabólica ni angélica, que separa y que une a todos los seres. Al igual que al Eros del
Banquete, no cabe definirla más que mediante negaciones simultáneas y opuestas. Pero es una fuerza que da a los que la poseen una potencia increíble sobre los seres y las cosas. Lo demónico representa en el universo la dimensión de lo irracional, de lo inexplicable, una especie de magia natural. Este elemento irracional es la fuerza motriz indispensable en toda realización, es la dinámica ciega, pero inexorable, que hay que saber utilizar y a la que no se puede esquivar” P. Hadot, “La figura de Sócrates” en C. G. Jung, W.F. Otto, H. Zimmer y P. Hadot,
Hombre y sentido:
Círculo de Eranos III, Anthropos, Barcelona 2003, p. 130.
[19] VV. AA. Diccionario de la existencia. Anthropos, Barcelona, 2006, p.15
[20] A. Ortiz-Osés, La herida romántica. Anthropos, Barcelona, 2008, p. 20
[21] E. Fromm, El lenguaje olvidado. Librería Hachette, Buenos Aires, 1972. p. 172. “El principio humanista del mundo matriarcal, con su acento puesto en la grandeza y la dignidad del ser humano, encuentra una bella y vigorosa expresión en la alabanza del coro al poder del ser humano: “Hay muchas maravillas, pero ninguna tan prodigiosa como el hombre” Id. p. 166.
[22] Id. p. 172.
[23] “En un amplio valle entre montañas, profusamente plegado, el laberíntico palacio da testimonio de una existencia no belicosa, dedicada sólo a la agricultura, al comercio y a la alegría de vivir, pero altamente estilizada, hiper-refinada. Parece que fue una divinidad femenina la que concertó toda la veneración sobre sí misma”. A. Ortiz-Osés, Heidegger y el ser-sentido, o.c p. 159
[24] Últimamente B.-Ch. Han ha relanzado esta temática del eros como factor de apertura a la alteridad y al otro frente a la continuidad de lo mismo que caracteriza al consumismo capitalista y a la sociedad del rendimiento y del éxito (cfr. B.-Ch. Han, La agonía del Eros. Herder, Barcelona, 2014).
[25] F. Nietzsche, El nacimiento de la tragedia. Alianza, Madrid, 1976, p. 52.
[26] H. Jonas, La religión gnóstica. El mensaje del Dios Extraño y los comienzos del cristianismo. Ediciones Siruela, Madrid, 2003, p. 346
[27] Id. p. 349
[28] Id. 339 “El existencialismo…es la filosofía de una situación particular, predestinada históricamente, de la existencia humana: una situación análoga (aunque diferente en otros respecto) había producido una respuesta análoga en el pasado” Id. p. 338. Ya Spengler había señalado en La decadencia de Occidente la “contemporaneidad” de la época greco-romana de los primeros siglos de nuestra era y de la época contemporánea cfr. Id. p342.
[29] Cf. Para todo ello el artículo de G. Quispel “Jung et la gnose” en Cahiers de l’Herne.
[30] Sobre el “dualismo diametral” característico de la gnosis cf. G. Durand, L’Âme tigrée. Les pluriels de psyché Ed. Denöel/Gonthier, 1980
[31] Heidegger, “Hölderlin y la esencia de la poesía”, citado en A. Ortiz-Osés, Id., p. 37.
[32] Id., p. 39
[33] R. Otto, Lo santo. Alianza, Madrid, 1980.
[34] A. Ortiz-Oses, o.c., p. 103.
[35] Cfr. Agamben , “Sobre la potencia” en http://www.scribd.com/doc/22853538/Agamben-G-Sobre-la-potencia
[36] Cfr. infra J. Alonso y L. Garagalza, ”La sentencia de Anaximandro”.
[37] Al llegar a la cumbre Petrarca abrió una página al azar de las Confesiones de san Agustín que llevaba consigo y pudo leer en el libro X lo que sigue: “Van admirando los hombres, los altos montes, las olas del mar, la larga trayectoria de los ríos, la inmensidad del océano, la revolución de los astros, pero no tienen la más mínima preocupación hacia ellos mismos”. Petrarca, Ascensión al Mont-Ventoux. Artium, Vitoria, 2002
[38] J. Hillman, Re-imaginar la psicología. Siruela, Madrid, 1999, p. 395. Cabe evocar a este respecto el Juicio Final de Miguel Angel, en el que Jesucristo no aparece en la posición clásica del juez que separa a los buenos de los malos sino que se sitúa entre ellos posibilitando la circulación entre los opuestos: estaría simbolizando, como apunta Ortiz-Osés, “el misterio de la muerte material y la regeneración espiritual en el médium simbólico del alma: la cual desciende a los ínferos del hades para renacer iniciáticamente a través de la depuración neoplatónica y la transustanciación cristiana” A. Ortiz-Osés, La razón afectiva. San Esteban. Valladolid, 2000, p. 38
[39] C.G. Jung, Tipos psicológicos. Edhasa, Barcelona, 1994, p. 298
[40] H.G. Gadamer, Verdad y método. Sígueme, Salamanca, 1976.
[41] “La compresencia del Hombre entre las cosas significa que la realidad significa o tiene significación, de modo que el Humanismo significa que la última palabra no la tendría el/lo ente, sino lo que denominamos creación. En efecto, la presencia del Hombre entre las cosas añade a estas el estrambote del afecto y la afectividad, la afección y la aferencia, en una palabra el Amor como desfundamentación o antifundamento del Ser. El amor es el estrambote humano del mundo, el amor es lo estrambótico en medio de lo real precisamente porque no es algo dado (mero significado) sino donación de sentido (el cual es un valor añadido al ser por el valor humano)” A. Ortiz-Osés, Amor y sentido. Anthropos, Barcelona, 2003, p. 102. Sobre la posible ubicación de la obra de Ortiz-Osés en esta tradición hermenéutica cf. el trabajo de Astrid Melzer-Titel, Modernität des Südens : humanismus- und Renaissancebezüge als Argumentation-smuster in der Gegenwartsphilosophie Spaniens. Arts et Unitas, Leipzig, 2003, así como “La actualidad de una filosofía humanista del sur en A. Ortiz-Osés, C.Thiebaut y F. J. Martin”. Revista de Hispanismo Filosófico, nº 8 (octubre 2003), pp. 39-60.
[42] El propio Ortiz-Osés ha calificado irónicamente su humanismo como “estrambótico”: “Se trata de un humanismo estrambótico, en el que finalmente el alma comparece como estrambote del universo, así pues como contrapunto del ser-eidético por cuanto realidad medial (demónica) que comunica exterior e interior, ciencia y conciencia, cuerpo y espíritu, inmanencia y trascendencia, logos y eros en diálogo”. A. Ortiz-Osés y P. Lanceros, Diccionario de la Existencia. Anthropos, Barcelona, 2006, p. 13
[43] Hay un comentario jasídico del versículo «ama al otro como a ti mismo (dice Yahvé)» que sustituye la palabra hebrea que significa «a tu prójimo» por otra palabra que, aunque se escribe distinto, suena igual y que significa «a tu propio mal». Cfr. E. Neumann, “Hermenéutica del alma” en A. Ortiz-Osés y P. Lanceros, Diccionario de Hermenéutica, Deusto, Bilbao, 1997. En este sentido se podría interpretar simbólicamente la propuesta, literalmente inviable, “ama a tu enemigo”, entendiendo que tu principal enemigo es “tu propio mal” a asumir (críticamente).
[44] A. Ortiz-Osés, Amor y sentido. O.c., p. 125.
[45] Cfr. al respecto, E. Neumann, “El hombre creador y la transformación” en VV.AA. Los dioses ocultos. Circulo de Eranos II. Anthropos, Barcelona, 1997 así como L. Garagalza, Introducción a la hermenéutica contemporánea. Anthropos, Barcelona, 2002.
[46] S. Toulmin, o.c p. 245, cfr. así mismo su Regreso a la razón. Península, Barcelona, 2003.
[47] La teoría aristotélica se prolonga en la concepción escolástica de Dios como la perfección del “ser necesario” (“acto puro” o “pura actualidad”) e inmutable, en el que “no hay ninguna relación real de Él a las criaturas, sino solo de razón, en cuanto las creaturas están referidas a él”. Así pues, mientras que hay una relación óntica clara de las creaturas a Dios por la creación, la relación inversa es sólo “de razón” (Manuel García Doncel, p.48 )
[48] Interesa también la parecida posición de F. K. Mayr al respecto.
[49] Vattimo retomaría con su “pensamiento débil” esta temática de la kenosis desde una perspectiva hermenéutica (cfr. A. M. Haas, Viento de lo absoluto. ¿Existe una sabiduría mística de la posmodernidad”.Siruela, Madrid, 2009, p.47).
[50] En este sentido la diferencia entre la ciencia y la poesía se podría poner en correlación con la diferencia que señala Ortiz-Osés entre “el concepto universal-abstracto (general), que es unívoco, y el concepto universal-concreto, ganado en diálogo interanímico que se corresponde con la inteligencia afectiva (y que yo denominaría simbólico)” VV. AA. Diccionario de la existencia. Anthropos, Barcelona, 2006, p.15.: “el primero se basa en la dicotomía general del aut-aut (o esto o lo otro), el segundo se basa en policromía dialéctica del sive-sive (ora esto ora lo otro)”. A. Ortiz-Osés. Nietzsche. La disonancia encarnada. Libros del innombrable. Zaragoza, 2010, p.98.
[51] Ricoeur, La metáfora viva, Trotta, Madrid, 2001 p. 60.
[52] A. Ortiz-Osés, Amor y Sentido. O.c., p. 172.Toda esta problemática encuentra su contextualización en La razón afectiva. Arte, religión y cultura. San Esteban, Salamanca, 2000.
[53] Id. p. 172.
[54] A. Ortiz-Osés, Heidegger y el ser-sentido.o.c., p. 102. También interesa al respecto la posición de F.K.Mayr.
[55] Cfr. A. Ortiz-Osés, “Saudade de Dios frente al mal”. Blog Fratría en Religión Digital.
[56] Para Corbin Oriente ofrecería al hombre occidental la posibilidad de buscar lo que en él hay de auténtico, posibilidad que en Occidente estaría casi agotada. El joven Corbin se apoya en la teología de Barth para criticar los pseudo-valores imperantes en su presente y desmarcarse del egoísmo, la impersonalidad, la desintegración y la pérdida de relaciones y amistades auténticas que parecen anunciar la desaparición del ser humano como tal. Cfr. Maria Soster, Le développement de la pensée d’Henry Corbin pendant les années Trent. Université Paris I, 2001/2 disponible en www.amiscorbin.com/textes/francais/SOSTERMaria.pdf
[57] H. Corbin, La paradoja del monoteísmo. Losada, Madrid, 2003, p. 16.
[58] Id. p. 20
[59] H. Corbin, La imaginación creadora en el sufismo de Ibn Arabi Destino, Barcelona, 1994, cap. I.
[60] Para lo que sigue, cf. A. Ortiz-Osés, “La nada y el ser: metafísica de la física”, en prensa.
[61] Id.
[62] F. Nietzsche, en: A.Ortiz-Osés, Metafísica del sentido, Universidad de Deusto, Bilbao, 1989, VI.
[63] A. Ortiz-Osés, en: W. Ross, Nuestro imaginario cultural, Anthropos, Barcelona 1992, Epílogo.
[64] Ver A. Ortiz-Osés, Las claves simbólicas de nuestra cultura, Anthropos, Barcelona 1993, p.217.