Después de la II Guerra Mundial cuando EE.UU. se presentó como superpotencia en el mundo, se atribuyó el financiamiento de grupos opositores en diferentes países y sus planes de derrocar a los gobiernos opuestos a sus políticas.
En el siguiente artículo pretendemos analizar las tácticas de EEUU en este sentido, además de estudiar el rol de las embajadas de ese país para promover sus políticas injerencistas.
EEUU y su lema de defender la democracia
El hecho de que EEUU, por un lado, con sus planes, está destruyendo la democracia en el mundo y por el otro, pretende defenderla, ha sido una realidad amarga en la historia contemporánea.
En este sentido, el Premio Nobel de Literatura en 2005, Harold Pinter, afirma que “EEUU ha manipulado de forma inteligente las ecuaciones internacionales del poder y al mismo tiempo aparenta que se esfuerza por mejorar el mundo. Esto significa una exitosa e inteligente hipnosis al mundo, aunque es hostil, insultante y cruel”.
Washington, con estas estrategias que ha adoptado en otros países que mencionaremos a continuación, ha demostrado que apoya solo a la democracia que le conviene y de lo contrario recurre a todo lo posible para obstruirla.
En este contexto, hay que decir que EEUU en sus planes intervencionistas en otros países siempre aboga por evitar una confrontación directa y normalmente recurre a guerras subsidiarias, al apoyo a las fuerzas opositoras, a golpes de estado, entre otras medidas. Cuando estas opciones no tienen resultado alguno, el país será el blanco de la operación militar directa de la Casa Blanca.
Prueba de esto, es cuando EEUU fracasó en llevar a cabo un golpe de Estado contra el dictador iraquí, Saddam Husein, en 1996, y el régimen iraquí se percató del plan. Washington no tuvo otra opción que lanzar un ataque directo al país árabe.
Métodos para derrocar a gobiernos
EEUU desde 1953 hasta hoy, ha adoptado una serie de medidas para derrocar a aquellos gobiernos que se le oponen:
Crear y apoyar a las fuerzas opositoras
En la primera fase de sus medidas, recurre a prestar apoyos financieros a los partidos opositores, asociaciones estudiantiles y a los medios opositores para lanzar campañas antigubernamentales.
Por ejemplo, para impedir la llegada a la presidencia de Salvador Allende en Chile, en la década de 60, recurrió a esta misma medida. Fracasaron en las elecciones de 1958 y el gobierno de John Fitzgerald Kennedy envió un equipo formado por 100 agentes de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, y de la Secretaría de Estado al país suramericano para cambiar el resultado de las elecciones de 1964.
Dado que Allende era socialista y que podría alinearse a la Unión Soviética, el equipo estadounidense, lanzó la Campaña “Terror Rojo” que contemplaba imágenes de disparos al pueblo en la Unión Soviética, entre otros programas para atemorizantes. Es así, que Eduardo Feri ganó las elecciones de 1964 contando incluso con los votos de las mujeres.
El caso más reciente ha sido, el apoyo directo de EEUU a la oposición venezolana mediante la campaña de guerra económica contra el gobierno. Washington que considera al chavismo en Venezuela como una amenaza para sus intereses en la región, decidió apoyar a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) liderada por Henrique Capriles Radonski para acabar con la gobernación de los socialistas en ese país. En las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre en Venezuela, los resultados respaldaron, tras 17 años, la dominación de la oposición a la Asamblea Nacional.
Violentas protestas antigubernamentales
Esta medida es algo que siempre ha utilizado Washington, pero en la última década constituye una parte primordial de los planes para derrocar a los gobiernos que se le oponen.
También se encuentra en el marco de la primera fase, es decir, apoyar a las fuerzas opositoras. Comienza facilitando dinero para que organicen protestas antigubernamentales violentas para así presionar el impulso de reformas que beneficien los intereses de la oposición que representa a EEUU.
Prueba de esto fueron las protestas antigubernamentales en Ucrania apoyadas y financiadas por EEUU. Después de varios meses de protestas y enormes presiones al gobierno, lograron derrocar a Viktor Yanukovych. A esto se suman las protestas en Tailandia que provocaron la caída del gobierno de Yingluck Shinawatra, así como las protestas en Ecuador, Brasil, Uruguay, Guatemala, entre otros.
No obstante a esta estrategia, no siempre se obtienen los resultados esperados. En este caso, se puede mencionar las protestas postelectorales de 2011 en Irán, cuando una parte de la ciudadanía llenó las calles de la capital, Teherán, y de otras provincias del país bajo el pretexto de fraude electoral, aun contando con el apoyo de EEUU no tuvo resultado alguno. A esto se puede añadir, las protestas en Venezuela, Bolivia, Hong Kong de China, entre otros.
En este sentido, el doble agente de la CIA en Cuba y Venezuela, Raúl Capote, últimamente puso de relieve el proyecto a largo plazo de EEUU para formar movimientos estudiantiles ultraderechistas en Venezuela. Sus efectos se notaron en las protestas antigubernamentales de los estudiantes venezolanos en Caracas, la capital venezolana.
Golpe de Estado
En esta fase, el rol de la agregaduría militar de las embajadas de EEUU es primordial. De hecho, los militares estadounidenses con sus colaboraciones y los lazos que mantienen con militares de alto rango de otros países, eligen a los posibles líderes de golpe. Esta estrategia, durante el mandato del actual presidente estadounidense, Barack Obama, se ha incrementado aún más con la presencia de las fuerzas especiales de EEUU en 134 países del mundo.
Normalmente, los líderes elegidos para promover el golpe son entrenados por la CIA y mientras reciben entrenamiento, las autoridades estadounidenses impulsan sus planes de lanzar protestas antigubernamentales y violentas en sus países, de tal manera que los gobiernos se vean obligados a declarar toque de queda y ahí es donde se puede dar el golpe final. Este plan que se ejecutó en 2002 contra el gobierno del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuando los militares venezolanos con el apoyo de los marines estadounidenses dieron el golpe aunque sin éxito.
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Un ejemplo de las marionetas que utiliza el lobby militar
norteamericano para transmitir su propaganda. |
Sin embargo, no se debe olvidar el rol de los medios de comunicación occidentales en allanar el camino a las políticas imperialistas de EEUU. Cuando Washington quiere poner en marcha un proyecto, incrementa los esfuerzos en convencer a la opinión pública mundial. Ejemplo de esto es la actividad de los medios, produciendo propagandas basadas en que el régimen de Saddam Husein disponía de armas de destrucción masiva, o la necesidad de luchar contra el terrorismo que amenaza el mundo.
(Fuente: https://conspiracioneshoy.wordpress.com/)