Cerca del barrio de Pérez Cubillas, en un extremo de Huelva capital, se han ido amontonando durante al menos dos décadas 120 millones de toneladas de
fosfoyesos, unos residuos químicos formados por aguas ácidas, fosfatos, arsénico, metales pesados, fluoruros, y otros elementos contaminantes. Una empresa de fertilizantes,
Fertiberia, ha ido depositando desde la mitad de la década de los 90 estos fosfoyesos, hasta que en 2010 una sentencia de la Audiencia Nacional puso freno a la barbarie y la condenó a parar definitivamente todos los vertidos y proceder a la regeneración y rehabilitación de los terrenos contaminados.
Tras muchas protestas de grupos ecologistas y denuncias debido a la contaminación y radioactividad -mediciones de radiactividad sostienen que el nivel de radiación es 22 veces superior al límite-, el último capítulo judicial fue en julio de 2015. En él, el tribunal primero y la Audiencia Nacional después, obligaban a Fertiberia a avalar con 65,9 millones de euros la recuperación del terreno. Como era de esperar, Fertiberia recurrió. Se basó en la vulneración de los distintos artículos de la Constitución, al entender que lo acordado suponía una modificación de los autos firmes de 14 de diciembre de 2009 y de 30 de junio de 2011, en los que se acordaron medidas para la ejecución de la sentencia que fueron cumplidas por la empresa de Villar Mir. Mientras tanto, el de Huelva es el mayor vertedero de materiales tóxicos de Europa y tiene efectos nocivos para la salud de la población.
La solución que propone Fertiberia, apoyada desde el Gobierno por la nueva Ministra de Medio Ambiente,
Isabel García Tejerina, anteriormente encargada de controlar la estrategia de los mercados de fertilizantes y abonos agrarios de Fertiberia y mano derecha de Villar Mir, es soterrar las balsas de residuos químicos, arruinando para siempre las marismas del Tinto ya que las filtraciones al subsuelo y la disolución de sales que terminan en la ría del Tinto continuarán si se permite esto. Y además la empresa ha propuesto no hacerlo ya: se ha aceptado la imposición de la empresa Fertiberia de alargar el proceso durante 30 años
. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, mediante informe de fecha de 2 de marzo de 2016, ha atendido el requerimiento realizado por la Audiencia Nacional y ha declarado “idóneo” el proyecto presentado por Fertiberia para la regeneración de las balsas. No podía ser de otra forma.
Los beneficiados de este horror son altos dirigentes del Estado desde la Dictadura hasta la actualidad y empresas como: FERTIBERIA de Juan Miguel Villar Mir (exministro de la Dictadura), Atlantic Copper de FREEPORT MCMORAN (Henry Kissinger), FORET (EEUU) (hoy cerrada en Huelva) y OCP Empresa Nacional de Fosfatos de Marruecos (beneficiaria indirecta). Las primeras dos empresas, siguen funcionando en Huelva, altamente subvencionadas periódicamente por la Junta y el Gobierno central.
Salud
En el proceso industrial de elaboración de fertilizantes se emplea roca fosfórica, y el uranio contenido en esta crea unos elevados niveles de radiactividad. También incorporan gran cantidad de arsénico y metales pesados, así como elevadas concentraciones de acidez en sus aguas de transporte y embalsado. Los elementos radiactivos que llegan a las balsas afectan a la población de Huelva debido fundamentalmente a la dispersión de partículas por la acción del viento, en forma de neblinas blancas, la disolución de sales que los contienen y que terminan en la ría del Tinto y pueden incorporarse a la cadena trófica y la propagación de gas radón y su posibilidad de acumulación en zonas bajas.
Andalucía es la zona de España con más problemas de cáncer y enfermedades de origen ambiental de España, y dentro de Andalucía, destaca Huelva como una de las zonas con mayor mortandad por cáncer y otras enfermedades respiratorias a causa de los niveles de contaminación que sufrimos, según informes oficiales y de varias universidades. La Junta de Andalucía lo achaca a fumar o malos hábitos de vida de sus ciudadanos e indica que no está demostrada la relación entre el incremento de mortandad y la contaminación.
La zona Las balsas de residuos de fosfoyesos son 120 millones de TN de residuos tóxicos y ligeramente radiactivos según informe de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, que se almacenan en las marismas del Río Tinto sin impermeabilizar y que producen vertidos, lixiviados y filtraciones constantes de aguas ácidas contaminadas con metales pesados a los acuíferos y a la ría de Huelva.
Zona 1 – (imagen) Existen suelos contaminados de fosfoyesos y otros contaminantes, como los residuos de cenizas de pirita que lixivian a la ría (zona 1.1). Restaurados por la Junta sin aplicar el principio de quien contamina paga. La restauración fue una capa de 30 cm de tierra. Informes posteriores del CSIC demuestran la contaminación de la vegetación por metales pesados.
Zonas 2 y 3 – Vertidos de fosfoyesos directos realizados hasta el 31 de diciembre de 2010. No existía circuito cerrado (La MTD mejor técnica disponible por la que la Junta autorizó este horror en 1995, mediante vertidos líquidos que asentaban en sólidos en la marisma, para los que no tenía competencias y la AAI de 2008 que permitió que Fertiberia siguiera vertiendo dos años más, pese a que no tenía la titularidad de la marisma según sentencia de la Audiencia Nacional.
Zona 4 – Otros vertidos. Destaca el vertido de material radiactivo (Cesio-137) del Accidente de la empresa de Cádiz Acerinox cuyo material se enterró en la marisma de Huelva y cuyos lixiviados liberan radiactividad a las aguas del río Tinto. Esta zona de la marisma se sub-arrendo ilegalmente por Fertiberia a la Junta de Andalucía (EGMASA), Ayuntamiento y Diputación para crear vertederos de otros residuos no concesionados en la marisma. La Junta en 1993 le dio a cambio a Fertiberia la autorización de vertidos de fosfoyesos que la Audiencia Nacional y el T. Supremo ha sentenciado que incumplía los términos de la concesión.
Enlaces de interés
Huelva: un ‘ecocidio’ de Franco al siglo XXI
Revista Soberanía Alimentaria Fertiberia. Las consecuencias de la producción de fertilizantes químicos