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Breves palabras sobre las culturas Maya, Azteca e Inca
Según recientes estudios científicos, el hemisferio occidental comenzó a poblarse hace unos 16.ooo años por la costa del Pacífico; y el avance hacia el sur llevó apenas unos 1500 años.
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Mas alguien llegó en 1492 y fue llamado su “descubridor”, lo cual resulta, más que una flagrante extravagancia, una perversión completa por cuanto negó en rotundo a los que ya lo habitaban…
En efecto, siglos antes del “descubrimiento” de América, en ésta se desenvolvían, sin tropiezos mayúsculos, culturas humanas que asombraron a Europa y al mundo entero, entre otras cosas, por sus avanzados conocimientos matemáticos y astronómicos, así como por su portentosa arquitectura.
Los Mayas o sus antecesores los Olmecas, por su propia cuenta, desde siglos antes que sus conquistadores europeos, usaron el cero, así como un sistema numérico de base 20.
Fueron muy precisos con sus observaciones astronómicas, al grado que sus representaciones de los movimientos de la luna y los planetas eran iguales o superiores a los de cualquier civilización que hubiera trabajado sin instrumentos ópticos. Junto con las demás culturas de Mesoamérica, podían medir la longitud del año solar con una precisión mayor que la del calendario gregoriano usado en Europa.
Los Aztecas poseían un calendario con un año civil o solar de 18 meses, cada mes incluía 20 días de cuatro semanas y 5 días (de éstos, uno era de fiesta o mercado); a lo anterior añadían cinco días que no se comprendían en ningún mes, lo que hacía un total de 365 días.
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“Además a cada año le aumentaban 6 horas, o sea que el año sería de 365 días, 5 horas, 48 minutos, 45 segundos…” Significa que su duración era un poco mayor que la real.
[3] Para fines de sacrificio y festivales, la realización de sus cábalas y hechicerías, los sacerdotes inventaron un calendario lunar de trece meses de 20 días cada uno.
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La cultura Náhuatl elaboró un lenguaje al que von Humboldt denominó “sistema complejo y perfecto”, que “agota todas las cosas posibles y penetra en matices tan finos”, así como una cosmovisión que sintetiza las de “oriente y occidente”.
Esta misma cultura, asombró a los castellanos por la atención y el respeto que en ella se brindaba a la niñez; por el uso del lavamos antes de comer; el empleo de un braserito a fin de mantener calientes los alimentos y, principalmente, por la práctica permanente de la higiene corporal, higiene que, por cierto, superaba con creces a la de Europa.
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Los Incas, por su parte, contaron con un calendario de doce meses lunares al que añadían once días más a fin de hacerlo coincidir con los solares, vinculado a las fiestas religiosas.
A fin de comunicar las cuatro regiones del Tahuantinsuyo entre sí, disponían de un servicio de chasques (compuesto por nativos que corrían a gran velocidad), quienes lograban cubrir con rapidez las cuatro leguas que mediaban entre una y otra posta.
Los mensajes se transmitían mayormente de forma oral, pero recurrían igualmente a una soguita de la que colgaban varios kilos en la que anotaban cosas que recordaban sin escribirlas.
Se interpretaban por los quipucamayos, funcionarios especiales encargados de llevar los asuntos contables del imperio.
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Traemos a colación la siguiente valoración hecha en torno al Capac Ñan (red vial incaica): “mientras los europeos viajaban por senderos llenos de fango y de lodo, los peruanos ya caminaban por carreteras que no tenían ningún parecido en otro lugar, no existía nada en Europa o Asia, que pudiera servir de comparación.” La red vial obedecía únicamente a los fines del gobierno central, servía para “comunicar las decisiones del Inca a las demás ciudades.”
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Si en verdad hay algo qué reprocharle a los Aztecas o a los Incas, porque no hay una versión única sobre su modo de tratar a las demás tribus
[8]y[9], en todo caso deben considerarse estas palabras de Eduardo Galeano: “La América precolombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía.
Reducir la realidad indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la Inquisición.”
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Con todo, subrayamos el hecho que la conquista y colonización de América interrumpieron brutalmente el desarrollo de los pueblos originarios.
Nada tan brutal se registró en la historia anterior a la conquista de los mismos. Digámoslo de nuevo, como hace unos años: ni la conquista iniciada por Colón -y seguida luego por otros- fue pacífica; ni hubo jamás paz colonial; ni tampoco hermanamiento poscolonial.
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Evidencias y valoraciones sobre la naturaleza genocida de Colón
Tomás Ayón estimaba a Colón una persona bienintencionada con los nativos de América. Veamos lo que escribe:“Los repartimientos fueron inventados por Cristóbal Colón en 1499, pero es indudable que el noble Almirante jamás pudo pensar que con el tiempo habrían de convertirse en destrucción y tiranía”.
No por ello expresaba una imagen positiva de la conquista, aunque de paso quisiera, de algún modo, eximir también a la Corona de responsabilidades en el maltrato al nativo americano. Refiriéndose justo al repartimiento anotaba: “Ese fatal sistema establecido en Santo Domingo, se hizo extensivo con todos sus abusos a las demás provincias de América, a medida que iban siendo descubiertas.
Los monarcas procuraron regularizarlo por medio de repetidas disposiciones con las que unas veces atendían al alivio de los naturales y otras empeoraban su desgraciada situación”.
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Empero, Colón y los monarcas de España no podían ser para nada inocentes, por más que Ayón los quisiera eximir de las atrocidades que encerraron la conquista y colonización de nuestro continente.
Al respecto, Laurette Sejourne aporta: “El modelo creado en la Española [precisamente por Colón] hubo de servir para todo el continente, y la historia de la conquista no se modificará de un país a otro en razón del carácter específico de la geografía, de la cultura y del gobierno de cada uno de ellos”.
Allí tuvieron lugar, indica, las primeras rebeliones y querellas para disputarse la riqueza y el poder; también allí se registraron los primeros enfrentamientos sangrientos contra los enviados por la corona, así como las primeras condenas oficiales a muerte; sobre su suelo se perfeccionó y legalizó la trata de seres humanos y se instauró el repartimiento de hombres y tierras.
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No asombra entonces que, en general, los conquistadores españoles prefirieran llamar a los nativos “servidores del diablo”. Justificaban así su sometimiento y su monstruosa explotación. Con ello, no sólo obtenían grandes ventajas materiales, sino que, además, estos supuestos defensores de la fe cristiana aplacaban su conciencia.
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Conozcamos esta visión proveniente de EEUU: “Colton Adams, alumno de 8vo. Grado, pregunta: “¿Por qué Cristóbal Colón se ganó el título de ‘héroe’? ¿Habrá sido porque encontró a Cuba? Él pensó que Cuba era Japón. Mató a gente y quemó a otros en la hoguera. Lanzaba a gente a pozos con palos puntiagudos en el fondo. Descuartizaba a los indígenas que encontraba y alimentaba con los pedazos a los perros. Si la gente no le daba suficiente oro, hacía que sus hombres les cortaran las manos.
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Pero el principal acusador de Colón resulta ser él mismo. Ya desde su llegada al continente en 1492, anotó en su diario que los nativos “Serían excelentes sirvientes… Creo que podemos fácilmente convertirlos en cristianos, pues parecen no tener religión… con 50 hombres los podemos subyugar y obligarlos a hacer lo que nos plazca”. Y en 1493 en carta a los reyes anotaba: “Sus altezas pueden confiar que les traeré tanto oro como necesiten… y tantos esclavos como me ordenen embarcar”. En 1498, desde La Española expresó: “Desde aquí podemos enviar tantos esclavos como podamos vender, en nombre de la Santísima Trinidad”.
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Y si Colón por “ventura” no convence, tal vez sí lo haga quien fuera uno de sus compañeros de viaje durante la segunda expedición (1495). Se trata de Miguel de Cueno, quien narra la partida de la isla La Española de esta forma: «La víspera de nuestro retorno a España, decepcionados al no haber encontrado oro, rodeamos los cuatro poblados situados cerca de nuestro fondeadero y capturamos a 1 600 salvajes, hombres, mujeres y niños grandes, y los embarcamos en nuestras naos para venderlos como esclavos en España. Al no contar con espacio suficiente en nuestras carabelas, informamos a los soldados del fortín que podían capturar tantos esclavos como quisieran entre los indios que quedaban. Como la pequeña ralea (N de la R: los bebés) de las mujeres, abandonada in situ, armaba un jaleo horrible, les rompimos el cráneo, los otros niños fueron devorados por las bestias. (…) Como pago de una deuda de juego, el propio Colón me ofreció una magnífica esclava caribe de 11 años. Cuando quise ejercer mis derechos sobre ella, comenzó a gritar y se me resistió. Tuve entonces que disciplinarla con mi látigo y forzarla (N de la R: violarla).»
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Con propiedad histórica, G. Fiscer acusa que el 12 de octubre de 1492, “simboliza el inicio de la decadencia, explotación y miseria de todo el continente americano durante siglos; primero a través de la explotación europea y más tarde por la explotación criolla para, […] «cambiar para conservar».” Y advierte que la alta tasa de mortalidad registrada en la población nativa debe atribuirse no sólo a los soldados españoles sino también al propio Cristóbal Colón, quien dio inicio al primer gobierno extranjero en el continente. Demuestra el asunto sobre la base de los privilegios que Colón obtuvo con las capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492, las cuales le otorgaron poderes absolutos:
“Otrosí [además], que vuestras altezas hacen al dicho Cristóbal Colon su visorrey [virrey] y gobernador general en las dichas islas y tierras firmes que el descubriere. / Que de todas las mercaderías, Don Cristóbal lleve para si la décima parte de todo ello. / Que en las dichas islas y tierras firmes naciera pleito alguno, él o su teniente, pero ningún otro juez, conozca el pleito y lo provean desde ahora… / Por cuanto vos, Cristóbal Colón, vades por nuestro mandado a descubrir y ganar islas y tierra firme, desde que lo hayáis descubierto, vos intituléis Almirante, virrey y gobernador de ellas, etcétera”.
[18] Era tal la codicia de Colón que, cuando el Rey Fernando preguntó a quién debía entregar la recompensa que prometiera de mil maravedíes, prometida al primero que avistara tierra, el primero respondió que a él y no a juan Rodríguez Bermejo (conocido como Rodrigo de Triana), aunque fue éste el primero en divisarla. Colón adujo que un día antes del desembarco vio una hoguera lejana. Enojado por semejante deslealtad, Triana, marchó a Marruecos, donde se convirtió, tal vez por eso, en devoto del Islam.
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¿Puede asombrar que los nativos actuales de América manifiesten todo tipo de expresiones negativas contra tan idealizado personaje? Veamos: “Asesino. Violador. Siempre me resultó extraño que dediquemos un día especial a Colón. No tenemos un día para Hitler y… es lo mismo”; otras personas usaron términos como “el mal”, “atrocidades”, “grotesco”, “cicatrices que se sienten hoy en día”, “invasor”, “dolor”, “ignorancia” y “genocidio”. Para ellos, “Colón es el primer culpable de las atrocidades que se han cometido con la población nativa de América”; “el primer terrorista” del hemisferio.
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Los castellanos, expresó Hugo Chávez, “… llegaron aquí con arcabuces y entraron a sangre, plomo y fuego. Aún están calientes los huesos de los mártires indígenas en estas tierras”. Y añadió: “Aquí con Colón no llegó Cristo, llegó el Anticristo. El holocausto indígena fue peor que el Holocausto de la II Guerra Mundial…”.
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La apología al genocidio de los nativos de América por Felipe VI
El discurso oficial del 14 de octubre de 2015, es una apología completa no sólo del supuesto del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, sino también del genocidio practicado contra sus habitantes y expresión de una gran mentira: la del “Encuentro de civilizaciones”.
Dice, en parte, así: “Bienvenidos a la cuna de la noticia del conocimiento de una nueva tierra más allá del Atlántico. / La Villa de Baiona viene celebrando, de modo ininterrumpido desde hace 10 años, el acontecimiento histórico que supuso el Descubrimiento de América en 1492, o, como muchos preferimos llamarlo, el Encuentro de civilizaciones. De un lado la civilización hispánica, europea y occidental.
Y, de otro, las culturas amerindias.” Más adelante sostiene: “…ni siquiera el mismísimo Cristóbal Colón había imaginado; la unión de dos culturas que coexistían en un mismo mundo pero que desconocían su mutua existencia, significaba el encuentro de dos mundos…”
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De criterio opuesto son, sin embargo, incluso figuras oficiales y no oficiales de España. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, sostuvo el 12 de octubre de 2015 que “España celebra este día como fiesta nacional, en el cual ondean banderas nacionales y se recuerda lo que en las escuelas enseñan como el [día del] descubrimiento de América y la expansión del español por el mundo, en referencia a la conquista a sangre y fuego de América.”
Por su parte, El edil de Cádiz, José María González, expresó: “Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en el nombre de Dios. Nada que celebrar.”
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Un catedrático, también de España, explica que las “Masacres, asesinatos, amputaciones de manos y pies, heridas curadas con aceite hirviendo, violaciones… […] parecen sacados de una mente perturbada. Sin embargo esto era el día a día en las batallas que tuvieron lugar durante la conquista de América.”
Más aún, añade que son los conquistadores, de ayer y hoy, los que en verdad tienen una cuenta con los colonizados: “… todo el mundo es más o menos consciente de que tenemos una factura pendiente con los descendientes de las poblaciones aborígenes.
Pero no sólo los españoles, sino todas las potencias europeas imperialistas en las épocas moderna y contemporánea.” Y sigue: “Como se ha afirmado, la codicia fue el verdadero motor de la conquista. Leyendo numerosos testimonios de la época es evidente que fue así. / […]
Se trataba de usar el terror para imponerse de manera contundente a un enemigo difícil que podía, en un momento dado, complicar mucho las cosas. / […] se nos quiere dar a entender que sólo por la adquisición de un idioma europeo el beneficio obtenido puede justificar cualquier exceso cometido, y hay quien duda de que se cometieran excesos.
En el caso de América, el etnocidio cultural cometido durante y después de la etapa colonial hispana es evidente.”
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Un equipo internacional desentraña el impacto real de la conquista de América por los europeos, al concluir que una parte significativa de la población indígena de Chile, Bolivia y Perú, desapareció como corolario del genocidio y las enfermedades traídas del viejo continente: “De los 84 linajes genéticos identificados y analizados, ninguno perdura en las poblaciones indígenas actuales.”
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Cómo prescindir de las palabras históricamente autorizadas del Libertador, quien acotó: “… nada ahorran los españoles, con tal que logren someter á los que han tenido la desgracia de nacer en este suelo, que parece destinado á empaparse con la sangre de sus hijos.”
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Imprescindibles son también las de Sandino al hacer una caracterización precisa de España y sus hermanas de Europa: “Los piratas yanquis nos están asesinando en plena luz del día y en presencia de todas las naciones que en todas las épocas se han distinguido como conquistadores y esclavistas tales como Inglaterra, Alemania Francia e Italia.” Añadiendo a renglón seguido: “Parece que todas estas naciones, así como España, tienen algún secreto convenio de hacerse las sordas ante los lamentos que exhalan los débiles cuando se encuentran bajo la bota brutal de alguna de ellas”.
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Ya Carlos Marx lo había dicho en pleno siglo XIX: “En los anales de la historia real, lo que siempre predominó fue la conquista, la esclavización, el robo a mano armada, el reinado de la fuerza brutal. En los manuales beatos de la economía política, por el contrario, siempre reinó el idilio.”
[28] Y como bien apunta Severo Martínez Peláez, la dominación colonial fue la dictadura de los funcionarios enviados por la Corona española y, sobre todo, de las clases dominantes metropolitanas en su Consejo de Indias, sobre las clases y capas sociales de los territorios bajo su férula.
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El corte retrógrado del pensamiento referido a los supuestos beneficios de la conquista y colonización, no ha dejado de tener quienes lo sustenten en Nuestra América, admitiendo, como cierto, que España brindó a los pueblos originarios del continente una lengua, como si éstos no hablaban sus propias lenguas; una religión, cuando en verdad nuestros antepasados poseían las suyas; y una cultura, como si la de los nativos no sorprendiera al mundo europeo. Es más, se ignora el hecho que América salvó a Europa del hambre, en la primera mitad del siglo XVI.
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Los nativos de América fueron los verdaderos descubridores del continente
Amén de las numerosísimas víctimas que causó la conquista y colonización de América, debemos tener claro que el 12 de octubre de 1492, cuando Cristóbal Colón “descubrió” el múltiples veces descubierto continente americano, mucho tiempo antes que él, o incluso mucho antes que los normandos o vikingos llegaran al mismo -hacia el año mil de nuestra era-, los primeros seres humanos que lo alcanzaron y lo poblaron, fueron -sin decirlo y mucho menos presumirlo- sus verdaderos descubridores; es decir, los primeros en plantar sus pies sobre su suelo. Por lo demás, se pobló a lo largo de muchos siglos, y no de un tajo.
Al respecto, aunque retoma el concepto por completo objetable de “descubrimiento” del Hemisferio Occidental, Paul Rivet deja sentado que su evolución en el tiempo es muy anterior al arribo de los conquistadores europeos.
“Desde que fue descubierta, América ha seguido siendo un foco de atracción para los pueblos y razas más diversos, igual lo fue durante su larga formación precolombina.”
[31] Sobre la base de lo expuesto, está demás, en verdad, discutir si Colón les robó o no el mérito del “descubrimiento” a los hermanos Martín Alonso Pinzón y Vicente Yánez Pinzón, por haber sido los “verdaderos marineros y exploradores españoles”, en tanto que el primero, “era la única persona que escribía un diario y es la razón por la que es recordado”.
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Epílogo
Caben acá estas palabras imaginarias, pero de mucho realismo salidas de la pluma de Luis Brito García, referidas al saqueo brutal del continente y del tercer mundo: “¿han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo de los recursos tan generosamente adelantados por nuestro Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que no.
En lo estratégico, los dilapidaron en batallas de Lepanto, Armadas Invencibles, Terceros Reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin más resultado que acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal).
En lo financiero, han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital o intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo”.
[33]Consecuentemente, lo peor no es el pasado colonialista, es el presente neocolonialista, aunque Lola Ruiz Sergueyeva (una nieta de la legendaria Dolores Ibárruri), pareciendo vivir en otro mundo, diga que “la sociedad occidental [de hoy es,] mucho más flexible y mucho más sensible a la demanda de los trabajadores.”
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[4] Bigloo. Civilizaciones Americanas Precolombinas. “cultura maya inca y azteca. Ob.cit.
[5] Waldo Ansaldi. Cristóbal Colón un falso palomo: Entre los equívocos y la grandeza. Cátedras – Universidad de Buenos Aires. catedras.fsoc.uba.ar/udishal/art/falso_palomo.pdf
[6] Bigloo. Civilizaciones Americanas Precolombinas. “cultura maya inca y azteca”. Ob. cit.
[7] Tomás Ayón. Historia de Nicaragua. Obra en tres tomos, Tomo I. Madrid 1956. p. 35
[9] “Cada vez que el Tahuantinsuyo engullía una nueva región, los incas llevaban a la fuerza colonos de otras regiones distantes, a menudo de grandes cantidades, y les concedían la tierra. A los recién llegados se les animaba a conservar sus vestidos, sus costumbres etc. En vez de integrarse a la cultura anfitriona. Unos y otros estaban obligados a utilizar para comunicarse el Ruma Suni, la lengua de sus conquistadores”. Carlos Midence. Sandino y el pensamiento otro. Managua: Amerrisque, 2009. pp. 27-28, 30-31.
[12] Tomás Ayón. Historia de Nicaragua. Obra en tres tomos. Tomo I. Colección Cultural. Banco Nicaragüense. pp. 186-187.
[13] Sejourne, Laurette. I. Antiguas Culturas Precolombinas. Siglo veintiuno. Cuarta edición en castellano. Diciembre de 1973. p.
[14] V I. Guliaev. Сколько раз открыбалили Америкy. Знание. 1978. p. 9.
[19] Grandes Personajes. Impreso en España. Océano Grupo Editorial S.A. pp. 113-114.
[22] DISCURSO DIA DE LA HISPANIDAD 2015. http://cousasde.com/wp-content/uploads/2015/10/DISCURSO-DIA-DE-LA-HISPANIDAD-2015_%C3%81ngel-Rodal_-.pdf
[25] [5] RT. El ADN de momias confirma el devastador impacto de la conquista europea de América
[27] A. C. Sandino. El pensamiento vivo. Introducción, selección y notas de Sergio Ramírez. Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1981. Obra en dos tomos. Tomo 1. Pp. 262-263.
[28] Carlos Marx. El Capital. TOMO I. LIBRERÍAS ALLENDE, S. A. México D.F. p. 691.
[29] Severo Martínez Peláez. La Patria del Criollo. Ediciones en Marcha. México D. F. 1994. p. 631.
[30] “La papa se fue imponiendo en Europa como remedio para las hambrunas. En la primera mitad del siglo XVII, las malas cosechas de cereales causadas por la guerra de los Treinta Años hicieron que el tubérculo comenzara a ser adoptado como alimento de reemplazo. AIM Digital.ar. Los europeos la llevaron a las colonias de Asia.” El tesoro de Los Andes salvó del hambre a Europa.
http://www.aimdigital.com.ar/2015/07/27/el-tesoro-de-los-andes-salvo-del-hambre-a-europa/
[31] Paul Rivet. Los orígenes del hombre americano. Fondo de Cultura Económica. México. 1987. p. 190.
[34] Manuel Regalado. La última guardiana del legado de ‘Pasionaria’.
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