Llegas a trabajar y das los buenos días. Todos te contestan menos un compañero que, directamente, ni te mira. “¿Pero, y a este qué le pasa? ¿Le he hecho algo y se ha enfadado conmigo…? ¿Pero el qué? Ufff… Tal vez le ha molestado lo que dije el otro día en la reunión, pero no fue nada personal, simplemente dije mi opinión como profesional… No, pero no puede ser por eso… Entonces, ¿por qué? ¡Será maleducado!”.
Así es como casi sin querer entramos en una espiral de rumiación en la que no dejamos de dar vueltas a los porqués e incluso, puede llegar a provocar que nos sintamos tristes, enfadados o nerviosos. Ahora bien, ¿realmente le pasa algo a tu compañero contigo? ¿O tal vez no te ha contestado simplemente porque estaba concentrado en su trabajo y ni te ha oído? Sigue leyendo para comprender qué pasa aquí y cuál es la influencia de los pensamientos en el malestar.
¿La situación nos genera malestar o es nuestra interpretación sobre ella?
Por regla general, cuando experimentamos emociones negativas decimos que vienen provocadas por situaciones concretas o por acciones de los demás. Es decir, creemos que nuestro malestar está causado por sucesos ajenos a nosotros. Dicho con otras palabras, realizamos atribuciones causales externas sobre nuestros sentimientos.
Seguir leyendo ¡No creas todo lo que piensas! La influencia de los pensamientos en el malestar