Científicos alemanes han descubierto el origen cerebral de la obesidad: un fallo genético provoca una crisis de identidad de las neuronas que controlan el apetito. Cuando les falta una proteína específica, ya no pueden regular las ganas de comer.
Las investigaciones sobre la obesidad realizadas en la última década han demostrado que esta enfermedad, ante todo, se origina en el cerebro. Por ello, los estudios se dirigen en esta dirección. Es el caso de los investigadores del Instituto de Diabetes y Obesidad (IDO) de Helmholtz Zentrum München (asociado al Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes), que han descubierto un interruptor molecular que controla la función de las neuronas de saciedad y, por lo tanto, el peso corporal.
La epidemia mundial de obesidad ha alcanzado límites históricos y, lo que antes era un problema que solo afectaba a los países industrializados, ahora también afecta a los países en vías de desarrollo. En consecuencia, los científicos están trabajando para identificar los mecanismos subyacentes de la enfermedad para encontrar nuevos tratamientos.
Yin y yang del metabolismo energético
«Las sensaciones de tener hambre y de estar lleno están determinadas, en gran medida, en el cerebro; específicamente, en el hipotálamo», explica en un comunicado el doctor Alexandre Fisette. Junto con el doctor Carmelo Quarta, es coautor principal del estudio.
“Dos grupos de neuronas en el hipotálamo controlan el peso corporal y el balance energético a través de varios mensajeros moleculares. Al igual que el yin y el yang, ayudan a lograr un buen equilibrio”, señala Fisette.
Mientras que las neuronas conocidas como Agrp aumentan el apetito, sus complementarias, las neuronas Pomc, producen una sensación de saciedad. Sin embargo, si se altera la interacción entre las dos, el resultado puede ser la obesidad o la diabetes tipo II.