Apenas 24 horas después de que ERC subiera el tono contra el Gobierno de Pedro Sánchez y anunciara la presentación de una enmienda a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado, Moncloa ha cedido a exigencias de la Generalitat, defendidas en los últimos días por el PDeCAT. La esperanza que le queda al Gobierno es que sus guiños convenzan a los postconvergentes en favor de las cuentas públicas y atraer así a los republicanos.
El viraje comenzó a explicitarse este martes, cuando Miquel Iceta aseguró que el Gobierno estudiaba aceptar una suerte de «notario» para que «dé fe» de lo que pasa en la mesa de partidos que negocian Carmen Calvo y la Generalitat. La figura del mediador era una de las exigencias de la Generalitat que hasta ahora no había aceptado Moncloa. Es más, las negociaciones encallaron en la última reunión de Calvo con Pere Aragonès y Elsa Artadi y el Gobierno reconoció el viernes que estaban en un «punto ciego».
La confirmación de la aceptación de condiciones del Govern la verbalizó la número dos del PSOE, Adriana Lastra, horas después al asegurar que se estaba hablando de un «coordinador». La portavoz parlamentaria abría además la puerta a que la mesa de partidos tuviera un ámbito estatal, como reclaman los independentistas: «Si hubiera un acuerdo sobre una mesa de partidos a nivel nacional, sobre un coordinador o lo que fuera de esa mesa de partidos, se haría saber», afirmó en una rueda de prensa en el Congreso.
A primera hora de la tarde, la vicepresidenta asumía un «relator» que se haga cargo de la coordinación de esas reuniones: «Alguien que sea capaz de decir: nos convocamos, tomo nota de lo que vais hablando, un poco ayudar», expresó.
Calvo hizo equilibrios con respecto al ámbito de actuación de la mesa de partidos con la que pretenden buscar una solución al conflicto territorial, que es otra de las exigencias del PDeCAT. Los independentistas reclaman que sea un órgano estatal mientras que el Gobierno la deja en el «ámbito catalán». Sin embargo, la vicepresidenta no descartó que participen miembros del PSOE al asegurar que su «partido evidentemente tiene que estar representado en una manera muy importante por el PSC». «Tendremos que contar mucho con el PSC», dijo sin dejar fuera de esa mesa al PSOE.
Desde Moncloa precisaron después que, más allá del plano institucional a través de la Comisión Bilateral que prevé el Estatut, la propuesta de diálogo es una «mesa abierta a los partidos que en el ámbito catalán han de encontrar puntos en común que saquen a la sociedad catalana del actual escenario de fractura». Dicho «espacio» estaría coordinado por un «relator» al que Moncloa posteriormente ha denominado «facilitador». En cualquier caso, el Gobierno sostiene que tendrá que ser una persona «neutral y elegida de común acuerdo»