Un artículo para reflexionar, sin duda mete el dedo en la llaga. Sin embargo maestroviejo nunca ha sido partidario de la eliminación, del ataque o destrucción de un determinado tipo de industria o negocio o de nada.
Maestroviejo siempre ha luchado por la baza educativa. A un niño no le tienes que prohibir internet o las páginas de sexo. Si lo haces seguro que se conectará a internet fuera de casa y visitará páginas de sexo.
Es mucho mejor educar. Estar con él cuando navegue. Incluso entrar en algunas páginas de sexo y explicarle lo que hay detrás y porque son malas. Luego claro está es preciso, predicar con el ejemplo. Si el niño ve que el padre se jacta de estar en páginas de sexo y lo que ha visto no será de extrañar que él haga lo mismo. Los niños son miméticos y copian lo que perciben.
El niño está deseando aprender y toma como modelos a las personas que se prestan a ello. Los padres deben anticiparse a otros/as que se presten a serlo por interés.
Con respecto al resto de la población, pienso que sirve lo mismo. Este blog ha denunciado y criticado el papel del estado como “GRAN PAPÁ protector”, un paternalismo interesado que nos va quitando nuestras libertades y esencia de ser consciente.
La publicidad, las multinacionales, El club Bilderberg, toda una serie de estamentos que pretenden tutelarnos de por vida. Pero si destruimos uno, aparecerán otros.
La única solución es madurar y aprender y ser capaz de neutralizar su influencia por nosotros mismos. Para eso está (de momento) internet, y los blogueros.
Aquí señalaremos cinco de esas industrias y un breve resumen de algunos de sus mecanismos, los relacionados directamente con la destrucción de la unidad familiar, objetivo explícito del socialismo tecnocrático.
1ª. La Industria del Deporte: El ya citado Goebbels dijo con referencia a los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936: “Este grandioso evento será la demostración experimental que mostraremos al mundo de nuestras ideas.” Goebbels se refería a las teorías raciales y eugenésicas. Pues bien, en 1936 las olimpiadas se celebraron en la Alemania nazi… después la guerra… y ocho años después, se celebraron en Londres, y a los cuatros siguientes también en Londres. La locura racial no fue ni mucho menos exclusiva de los nazis. De hecho, hubo una campaña propagandística de masas que buscó la criminalización del nacional-socialismo, alrededor de los excesos que compartieron con sus enemigos aliados. La eugenesia es europea, el colectivismo tecnocrático es europeo… y el deporte también es europeo.
El poder propagandístico del deporte es inmenso en la sociedad global. Incide con virulencia en la emotividad de las masas para transmitir contenidos pseudo-heroicos a niños y adultos. Erradica las referencias viriles genuinas de la cultura, para sustituirlas por modelos comportamentales prefabricados. Por ejemplo: un niño hindú normal crecía escuchando historias de Arjuna, un niño español normal se criaba escuchando leyendas del Cid Campeador, o un niño egipcio normal aprendía de los relatos que escuchaba de Dhul-Nun. En el mundo globalizado, esa autenticidad cultural fue sustituida por Leo Messi, Cristiano Ronaldo, Kobe Bryan, Tiger Woods, Michael Phelps y compañía.
Una vez más, la técnica se aplicó en este medio propagandístico con el desarrollo de una medicina y una farmacología propia: la medicina deportiva y su correspondiente doping. ¿Qué sería del deporte de élite norteamericano (NBA, NFL, etc) sin doping? Nada. ¿Y qué sería de la industria del deporte sin el deporte de élite norteamericano? Nada de nada.
Porque el deporte de élite es el campo de pruebas de la investigación farmacológica y biotecnológica desarrollada por las mismas instituciones siniestras que aquí se han citado. Las principales universidades en esta área son las británicas de siempre (Cambridge y Oxford) y ciertas universidades norteamericanas (en especial, californianas). Los Huxley fueron los primeros en hablar de “transhumanismo”, y ambos (en especial, Aldous) trabajaron en la Universidad de Los Ángeles y en contextos académicos californianos de los que saldrá más tarde el Foresight Institute. En Silicon Valley está Singularity University, entidad científica y educativa fundada por el judeo-austrico (como Bernays) Raymond Kurzweil, que aboga por la biotecnología, la nano-robótica y la farmacología para “mejorar al ser humano”. En este proyecto participan patrocinadores como la NASA, Google, o Nokia. Un ejemplo más histriónico de esta hermandad entre socialismo tecnócrata y deporte es el atlético y grotesco Timothy Ferriss, que es doctor en Neurociencia (Neuroscience) en la Universidad de Princeton. Llevan más de cien años fabricando héroes de plástico; y con el deporte se ha llegado al límite inferior en el cual los fantoches producidos ni tan si quiera se asemejan a un ser humano.
OTRO CANON Y LOGRO DE LA INFRAHUMANIDAD:
Los engendros de la tecnología y la farmacología deportiva
DEMONINA JOLIE, EMBAJADORA G-SUITA
Angelina Jolie, Embajadora de Naciones Unidas y CFR
El industrial del cine, Pedro Almodóvar, nombrado Doctor Honoris Causa
2ª. La Industria del Cine: Si el deporte es la principal herramienta de propaganda global sobre los instintos activo-masculinos, la Industria del Cine se sirve de la pasividad inherente a todo espectador para llevar a cabo una profundísima manipulación psicológica. Que nadie lo dude: el cine es un medio propagandístico. Como industria nació en Los Angeles a principios de siglo XX, y en él siempre prevaleció la “producción” por encima de cualquier dirección artística o trabajo interpretativo a sueldo. El dueño de una película es siempre el “productor”. El cine no es un medio artístico en el que se insertó una industria. No, no, no. Es una industria de propaganda en la que dentro existen destellos artísticos que en última instancia están a sueldo de la producción. En palabras aún más claras: el cine no es el séptimo arte; sino que es -y siempre fue desde su aparición- la principal herramienta de propaganda global. Sobre todo después de la crisis de los años cuarenta, el cine de Hollywood ni tan si quiera es rentable en términos económicos. De nuevo, la financiación de una herramienta propagandística (en este caso, el cine todo ello) se apoya en una sofisticada estructura de fundaciones, entidades privadas y subvenciones públicas más interesadas en su función propagandística y publicitaria. ¿Os habéis preguntado cuánta gente tendría que ir al cine y pagar su entrada para pagar los cachés de Steven Spielberg, Angelina Jolie o Tom Hanks? No hay gente ni salas de cine en el mundo suficientes para sufragar esas cifras. Hay otros financistas y otros intereses.
¿Cuál es la función simbólica de una “estrella”? La de guiar: la Estrella Polar (o el Crucero del Sur) nos guía; la Estrella de Oriente guía a los Reyes Magos; alguien bien guiado es alguien “con estrella”. Obsérvese que se ha creado un explícito “sistema de estrellas” (star system; literalmente así llamado). La población mundial es guiada científicamente por unas referencias comportamentales sistematizadas: las “estrellas” de cine. Para formar parte de ese sistema estelar, además de ser actor, hay que tener algunos de los siguientes requisitos: o ser de origen judeo-asquenazita, o estar divorciado, o tener un pasado problemático con las drogas y el alcohol (o en muchos casos, los tres al mismo tiempo). De forma descarada, algunas de estas referencias estelares se presentan como “Embajadores de Buena Voluntad de la ONU”; otros como “caballeros” de la Reina de Inglaterra; y otros directamente como directores y miembros de entidades educativas, academias artísticas, fundaciones filantrópicas, ministerios de cultura, universidades varias… Estos sinvergüenzas son las referencias comportamentales de todo el mundo globalizado, y a estas alturas la influencia de esta herramienta de ingeniería social se encuentra en extremo desbocada.
TODA LA INDUSTRIA DE SEXO Y PORNO ESTÁ DISEÑADA PARA ESCLAVIZARTE, NO PARA EL PLACER
Hefner con algunas de sus barraganas
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