La extrema derecha en Europa ha disfrutado de un renacimiento en los últimos 30 años, impulsado por el resentimiento de los crecientes poderes de la Unión Europea y por el rechazo al «multiculturalismo» que ha acompañado a la rápida inmigración de los países en desarrollo.
A los partidos políticos opuestos a la inmigración e integración les ha ido bien en las elecciones de los últimos años; y más allá de estos, los grupos neofascistas y «nacionalsocialistas» se han convertido en actores bien establecidos en todo el continente, incluso en Alemania, Bélgica, Holanda, Italia, Escandinavia, Hungría y Reino Unido.
La mayoría de los que pertenecen a estos grupos no consideraría el tipo de masacre que tuvo lugar en Noruega el viernes, pero es probable que simpaticen con lo que parece haber sido el manifiesto del presunto agresor, Anders Behring Breivik.
Breivik afirmó que el «marxismo cultural» había degradado moralmente a Europa y supuestamente escribió: «No se puede derrotar a la islamización o detener/revertir la colonización islámica de Europa del Oeste, sin quitar primero las doctrinas políticas manifestadas a través de la multiculturalismo/marxismo cultural». En otra parte dice: «Una de las manifestaciones más extendidas de la locura de nuestro mundo es el multiculturalismo».
Hay muchos supremacistas blancos que se adhieren a tales opiniones en sitios web como stormfront.org, cuyo lema es «orgullo blanco a nivel mundial». En los foros de discusión del sitio, hay un tema titulado «Escandinavia lucha en contra del multiculturalismo», que advierte que «una Europa unida podría convertirse en un fuerte muro en contra de la invasión ‘cultural’ islámica, pero que Europa se ha convertido en una puerta de entrada para el Islam». El tema, que ha estado activo durante varios años, contiene informes de supuestas violaciones por inmigrantes, advierte sobre la baja tasa de natalidad de escandinavos y enlaces a videos de las protestas de la extrema derecha.
Otro tema de discusión se titula: «Por favor nórdicos, mantengan blanca a Escandinavia». Y el día antes del ataque del viernes, uno de los participantes en el foro escribió: «Noruega debe despertar y deportar a los no-blancos».
En sus propios escritos, el supuesto atacante noruego parece haberse quejado del «proceso de guetificación musulmana» en Oslo; un término también utilizado por la extrema derecha en Dinamarca.
Sin que defiendan estos puntos de vista apocalípticos, los partidos políticos de extrema derecha en los países escandinavos han aprovechado esta ira; y han obtenido dividendos en las urnas. El Partido Popular danés de extrema derecha (Dansk Folkerpartis) tiene 25 asientos en el parlamento, el Partido Demócrata de Suecia ganó un 5.7 % de los votos en las elecciones de 2010. En Finlandia, el partido True Finns (Finlandeses Verdaderos traducido en español) hizo un avance espectacular en las elecciones de abril, obteniendo más de 1 de cada 5 votos.
Más allá de Escandinavia, el Frente Nacional de Francia ganó el 15 % de los votos en la primera ronda de las elecciones regionales de marzo de 2010, a pesar de que no estaba en la boleta electoral en todo el país. El partido del presidente Nicolás Sarkozy sólo logró una mejora de 2 %.
En los Países Bajos, Geert Wilders (un político admirado por Breivik en sus escritos) ha tenido éxito al despertar el odio contra el Islam y el establecimiento; su Partido de la Libertad se ha convertido en el tercero más grande del país, con 24 asientos en el parlamento holandés. Wilders ha comparado el Corán con Mein Kampf (Mi Lucha) de Hitler y ha tratado de prohibirlo en los Países Bajos.
Y en 2009, el British National Party obtuvo los votos suficientes para enviar a dos miembros al Parlamento Europeo, un resultado que sorprendió profundamente al sistema político en el Reino Unido.
La mayoría de estos partidos y otros grupos de extrema derecha en Europa se oponen a la libertad de tránsito dentro de la Unión Europea, consagrados en el Acuerdo de Schengen. Y eso es un tema que afectó en la política general, con los gobiernos conservadores en Francia e Italia involucrándose en campañas controvertidas para deportar a comunidades Roma -o gitana- acusadas de elevar la tasa de criminalidad.
En mayo, Dinamarca reintrodujo controles fronterizos unilaterales para combatir la inmigraron ilegal y el crimen organizado, una medida defendida por el Partido Danés de la Gente.
Los temas de apertura de fronteras e inmigración son ahora una parte muy importante de la crisis de Europa, que incluye las dudas sobre el futuro de la zona financiera del euro. Los partidos escandinavos de extrema derecha se oponen a los rescates financieros de los miembros más débiles, como Grecia y Portugal; lo cual es una verdadera amenaza cuando este tipo de acuerdos debe obtener la aprobación unánime de los 27 miembros de la Unión Europea. A medida que el periódico conservador alemán, Die Welt, escribió en mayo: «Ni la apertura de fronteras, ni una moneda común ha llevado a los países a acercarse unos con otros, es todo lo contrario. Insisten en aferrarse a sus características nacionales».
Políticos establecidos de extrema derecha -desde Wilders a Marine Le Pen, líder del Frente Nacional- de forma rápida e inequívoca han condenado el ataque en Noruega. Siv Jensen, líder del partido noruego de extrema derecha, Partido del Progreso, (al que perteneció Breivik) dijo: «Los ataques horribles y cobardes que hemos presenciado son contrarios a nuestros principios y valores que sustentan a la sociedad noruega».
Pero más allá de los partidos establecidos se esconden grupos de supremacistas blancos y neo fascistas. Estos grupos, que se disuelven, se transforman y la reforman con mucha frecuencia, por lo general se componen de hombres jóvenes con poca educación y pobres, si acaso tienen posibilidad de empleo. Ellos ven sus vidas arruinadas por un estado autoritario, el «modelo de democracia social» de la Europa de la pos guerra y la creciente ola de inmigración procedente de África y del Sur de Asia. Bandas racistas skinhead (cabezas rapadas) en Italia, Alemania, Polonia y el Reino Unido a menudo han sido organizadas alrededor del «apoyo» a clubes de futbol.
Los ideólogos entre ellos prevén -al igual que el supuesto atacante noruego- un apocalipsis económico que generará una resistencia armada en Europa. Y hoy, al igual que los aspirantes a yihadistas, los supremacistas blancos y otros de la extrema derecha pueden encontrar rápidamente a contactos y refuerzos de una serie de sitios web y foros de discusión en línea.
El uso de la violencia de la extrema derecha en Europa no es nueva y se remonta a finales de 1970. En 1980, un joven alemán de 27 años de edad, llamado Gundolf Koehler explotó una bomba en el Oktoberfest de Munich, matándose junto a otros 12. Los documentos fueron encontrados en el cuerpo de Koehler que lo vinculan al grupo paramilitar de Deporte de Defensa (Wehrsportgruppe), dirigido por Karl-Heinz Hoffmann, que se consideraba como el «descendiente espiritual» de Hitler. Se cree que Koehler actuó solo.
En la década de los 90, los neonazis en Alemania, a menudo actuando solos, atacaron a algunos albergues de inmigrantes en donde vivían familias turcas. Un ataque con bombas incendiarias en 1993 mató a dos mujeres turcas y sus tres hijos, y en 2000 a 10 inmigrantes, la mayoría de ellos judíos, fueron heridos en un atentado con bomba en Dusseldorf. Ciudades como Guben, en Alemania del Este, se hicieron famosas por los ataques de los skinheads en contra de quien buscaba asilo, como argelinos, africanos y turcos.
El gobierno alemán trató de prohibir el Partido Nacional Democrático de extrema derecha en 2003, utilizando una cláusula en la Constitución que prohíbe partidos neonazis. Sin embargo, el Tribunal Constitucional se negó a escuchar el caso, porque el gobierno había infiltrado el partido con informantes. Insistiendo en que rechaza la violencia, el PND obtuvo el 5 % de los votos en las elecciones estatales de Sajonia en 2009.
El servicio de inteligencia de Alemania estimó recientemente había 25,000 extremistas de ultraderecha en el país y que el número de delitos de la extrema derecha en el este excomunista había aumentado en un alarmante 40 %. Grupos neonazis, como Sturm 34, permanecen activos en partes de Alemania.
Las personas pertenecientes o simpatizantes de grupos de extrema derecha en Europa han llevado a cabo atentados con bombas incendiarias o ataques con cuchillo en contra de inmigrantes, homosexuales y judíos, pero no hay ningún precedente de un ataque de la magnitud que tuvo lugar en Noruega el viernes; que ahora parece haber sido el resultado de una planificación a largo y meticuloso. (Irónicamente, el supuesto atacante suicida parece haber aprendido de la metodología de Al-Qaeda en la planificación de ataques y supuestamente escribió: «Al igual que los guerreros yihadistas son el ciruelo del árbol de la Umma, nosotros seremos el árbol de ciruela para Europa y para el cristianismo»).
La única ocasión anterior, cuando hubo una masacre en Europa de tal escala que fuera atribuida a la extrema derecha fue en Bolonia, Italia, en 1980, cuando 85 personas murieron en la explosión masiva de una bomba en la estación de tren de la ciudad.
Los Nuclei Armati Rivoluzionari, una facción de la extrema derecha del grupo Posizione Terza (tercera posición), que surgió de las cenizas de otros grupos neofascistas, se atribuyó la responsabilidad por el ataque. En ese momento, grupos de extrema derecha en Italia tenían vínculos con el servicio secreto italiano, que los veía como una herramienta en la lucha contra el comunismo. Después de eso Italia tuvo el partido comunista más grande de Europa Occidental. Un juez de Roma, que había estado investigando el grupo, fue asesinado semanas antes del atentado de Bolonia.
Pero Terza Posizione fue impulsado por una lucha ideológica propia de Italia. Treinta años después, el tono predominante -en línea y fuera- de los grupos neofascistas es lo que perciben como la islamización de Europa, y la aceptación de la clase política del multiculturalismo, lo que podría ayudar a explicar por qué eran los objetivos en Noruega estaban relacionados con el Partido Laborista.
Durante generaciones, la política en Europa se ha definido en términos de clase: la lucha entre izquierda y derecha, los socialistas contra los conservadores o demócratacristianos. Sigue siendo la división prevaleciente, pero los últimos resultados electorales y el resurgimiento de grupos de extrema derecha sugieren que el tema de la identidad está empezando a irrumpir.
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