Pedro, el Gran Pescador de la leyenda, el futuro fundador de la Iglesia católica y mártir. Él, nos aseguran reiteradamente los evangelios gnósticos, la odiaba y la temía, aunque mientras vivió el Maestro no pudo sino formular alguna que otra protesta ineficaz contra la extensión de la influencia de aquélla.
Varios de los textos repiten acaloradas discusiones entre Pedro y María, o las ocasiones en que el primero se empeña en preguntar por qué Jesús da muestras de preferir la compañía de la mujer. Como dice María Magdalena en otro evangelio gnóstico, el Pistis Sophia: «Dudo de Pedro, y le temo, porque odia el género femenino». Y el también gnóstico Evangelio de Tomás cita estas palabras de Pedro: «Dejad que se vaya María, porque las mujeres no merecen la vida».
Hay algo más en los relatos gnósticos, y los convierte en explosivos por lo que concierne a la Iglesia. La idea que dan de la relación entre María y Jesús no es sólo la de maestro y discípula. La relación se describe como bastante más íntima, a veces en términos sobradamente gráficos. Tomemos por ejemplo el Evangelio de Felipe: Pero Cristo la amaba más que a todos los discípulos y la besaba a menudo en la boca.
Los demás discípulos se molestaron al verlo y le manifestaron su desaprobación diciéndole: «¿Por qué la amas a ella más que a todos nosotros?». A lo que el Salvador les contestó y dijo: «¿Por qué no os amo a vosotros como la amo a ella?». En el mismo evangelio gnóstico leemos la frase, en apariencia inocua: «Eran tres las que siempre andaban con el Señor, su madre María, su hermana y la Magdalena, a la que llaman su compañera. Su hermana, su madre y su compañera, las tres se llamaban María. Y la compañera del Salvador es María Magdalena.
La palabra “compañera” en el griego original significaba «consorte» Quizá no sea coincidencia que los cuatro evangelios del Nuevo Testamento la marginen concienzudamente, mientras que las escrituras «heréticas» destacan su importancia proclamando su preeminencia.. Y lo que es más, esta categoría superior no consiste sólo en ser la primera de entre las mujeres, sino que es literalmente Apóstol de Apóstoles y por tanto sólo cede en rango al mismo Jesús, por encima de los seguidores varones y mujeres Magdalena ha sido venerada en Europa desde comienzos del cristianismo.
El Evangelio de María Magdalena nos deja muy claro que esta recibió enseñanzas secretas de Jesús. Ella sería la más cercana de sus discípulos y, por lo tanto, la más digna de recibir conocimientos reservados. Al menos, eso es lo que viene a afirmar María en este evangelio y lo que provoca su disputa con Pedro que no le cree. Como decíamos anteriormente, es curioso ver como María Magdalena es la primera en creer la resurrección de Jesucristo.
Más importante todavía, en el Evangelio canónico de Juan (el más gnóstico de los cuatro) es María Magdalena la persona elegida por el Jesucristo resucitado para aparecerse por primera vez.Una hipótesis muy atractiva es la de considerar una especie de pugna entre el poder femenino y el masculino, en el que al final el masculino quedaría como vencedor. Las peleas ente Pedro y María Magdalena aparecen no sólo en el Testamento de Tomás, sino, sobretodo, en el Evangelio de María Magdalena donde vemos una clara disputa sobre cual de los dos debe dirigir la comunidad de cristianos.
Tanto en los testamentos apócrifos como en los canónicos vemos a María Magdalena como la más fiel de los discípulos de Jesús. No sólo está presente en su muerte mientras los demás se esconden asustados, sino que es aquella a la que elige Jesucristo para aparecérsele por primera vez. Ella, junto a María la madre de Jesús, encontrará el sepulcro vacío y ella, según el evangelio de San Juan, será la primera con la que hablará Jesús tras su muerte.Se ha dicho que el mensaje original del cristianismo era un mensaje igualitario, lo que en su contexto habría que considerar como feminista, en el que se quiso darle a María Magdalena la misma importancia que el propio Jesucristo.
El equilibrio entre los principios femeninos y masculinos.La destrucción de la imagen de María Magdalena como líder, y su identificación con la prostitución serían herramientas a manos del bando que pretendía esclavizar a la mujer frente al varón, tal y como en efecto acabó sucediendo.Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: «¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?». Entonces María se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: «No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres».
Dicho esto, María convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del [Salvador].Evangelio apócrifo de María Magdalena.Pedro:”Que se aleje María de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida”………
El cuadro de la Última Cena es sin lugar a dudas el más misterioso y popular entre los investigadores que consideran que Leonardo ocultó en sus cuadros códigos y símbolos
que revelarían el secreto de un pensamiento o religión que atentaba o trasgredía directamente contra el catolicismo cristiano. Uno de estos investigadores, es el best seller español, Javier Sierra, quien en su libro “La Cena Secreta”, ve en esta imagen una escena curiosa e intrigante que involucraría al propio padre de la Iglesia Católica, San Pedro.
La escena es simple: al lado izquierdo de Jesucristo, se halla Juan, (a quien Dan Brown indicaba como la figura de María Magdalena) y al lado de Juan, Pedro, lo curioso del asunto es que Pedro lleva en una mano, oculta tras su espalda, un cuchillo y con la otra mano, realiza un gesto de “amenaza” a la garganta de Juan o María Magdalena. La pregunta cae por su propio peso, ¿por qué Pedro, el padre del catolicismo, el llamado primer Pontífice, lleva un cuchillo oculto tras su espalda? ¿Cuál es la simbología que Leonardo quiso transmitir en su obra? Y el otro hecho resulta más intrigante ¿Por qué amenazaría la cimiente de la Iglesia católica a la figura de Juan?
Para el investigador Javier Sierra, el mensaje en la primera cuestión es sumamente clara. Recordemos primero que el cuadro pintado por Da Vinci muestra el momento exacto en que Jesús anuncia a sus discípulos que él sería traicionado (Evangelio de Juan cap. 13), de
allí las diversas actitudes de los discípulos en la mesa, el por qué Pedro tendría oculto un cuchillo tras su espalda resulta curioso al punto que la figura que corresponde a Judas Iscariote y que se halla junto a Pedro no muestra ningún símbolo de violencia o arma siendo él el supuesto traidor.
Así también hay que notar cómo la figura que representa a Andrés alza ambas manos como indicando inocencia y su falta de participación, ante esto cabe la pregunta ¿Acaso Leonardo Da Vinci quería decir que el verdadero traidor era Pedro? Y si fuera así ¿Por qué lo haría? Esto tendría que ver con el segundo mensaje, que es la mano amenazante en la garganta de Juan o María Magdalena.
Para los que consideran que Juan es María Magdalena, este símbolo indica la amenaza que corrió la Magdalena al ocultar el terrible secreto que la perseguía, este era, la descendencia de Cristo, o quizá simplemente, las enseñanzas privilegiadas que el Salvador no habría confiado ni siquiera a sus doce discípulos, el gesto dibujado por Leonardo reflejaría de manera simple esta pugna de poder y legitimidad, al denunciar cómo la Iglesia de Pedro amenazaba de muerte a la Iglesia de María Magdalena.
Sin embargo, Javier Sierra opina que la figura en el cuadro sí corresponde a Juan y no a María Magdalena (pues si esa imagen fuera la Magdalena ¿en dónde estaría Juan?) y que la imagen refleja claramente el aprecio y cariño que Jesús sentía por este personaje, y además, el cariño que sentía Leonardo por este personaje (tanto que lo viste con los mismos colores que Jesús), ya que fue gracias al evangelio de Juan con el que Leonardo se inspiró para pintar esa escena.
Es decir, al parecer Leonardo era seguidor de la Iglesia de Juan, conocida también por los heréticos como la Iglesia del espíritu.